You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

El primer tren

Yo era un pendejo bastante independiente, no necesitaba demasiada compañía, me gustaba aventurarme solo por ahí.
Fue por eso que aquella vez, tendría unos diecisiete años; andaba solo por un lugar al que me encantaba ir; era atrás de la estación, entre los vagones detenidos en las vías que están más allá de los andenes. Estaba nublado, bastante frío, amenazaba con llover y no había un alma cerca. Yo caminaba entre las vías, a veces me subía a algún coche, investigaba un poco, bajaba y seguía.
De golpe sentí sus voces. Eran tres operarios del ferrocarril, unos cuarenta años más o menos, uno de ellos quizás más joven. Estaban con su ropa de trabajo azul y sus zapatones Me dí cuenta de que me habían estado siguiendo sin que yo los hubiera visto. Yo ya los había visto antes, en alguna otra de mis incursiones entre las vías.
Se acercaron y estuvimos mirándonos sin hablar unos segundos. Uno señaló un vagón y me dijo “subamos”. Yo estaba perplejo ante la situación pero no estaba asustado; había algo en mi instinto que me llevaba a aceptarlo con naturalidad.
Subí yo primero y ellos detrás. Era un coche dormitorio advertí, porque había un pasillo flanqueado por las puertas de los camarotes. Estaba bastante oscuro porque afuera no había sol, pero igual se veía.
“Podemos entrar en este”, me dijo uno.Entonces entramos los cuatro en un camarote. Tenía dos camas cuchetas. Uno de ellos levantó la de arriba que suele ser plegable para que hubiera más espacio y bajó la persiana de metal que estaba levantada. Todo quedó a oscuras. Cuando otro de ellos intentó encender la luz del camarote vimos que no prendía. Salío unos segundos y al rato la luz se encendió. Se ve que habia ido a activar el sistema eléctrico del coche. La luz era tenue pero igual se podia ver bastante bien.
Yo no sabía qué haríamos pero al mismo tiempo algo en mí sí lo sabía.
Estábamos los cuatro casi sin hablar, muy tranquilos y serenos; nunca hubo violencia de parte de ellos y yo fui muy dócil. Contra mis prejuicios me llamó la atención lo delicados y gentiles que eran.
Uno dijo “qué lindo pendejito” y me empezó a quitar las zapatillas y las medias mientras otro me sacaba la campera, el pullover y la remera El tercero me sacó los pantalones y el calzoncillo. Me encantó que me vieran desnudo.
Se apartaron un momento como para poder mirarme bien. El más joven me puso de espaldas. Me excitó que me estuvieran mirando la cola.
Uno de ellos me acarició el pecho.
Otro comenzó a acariciarme las piernas por detrás desde la altura de las rodillas y cuando llegó a mi culo su dedo mayor se metió entre mis nalgas y me tocó el orto. Estuvo unos segundos acariciandomelo. Mi respiración se hizo más profunda.
El tercero me dijo “vení bebé” y me acomodó con dulzura en la cucheta , me hizo poner en cuatro y me abrió las piernas. Ahí miré hacia atrás y ví que se estaba mojando un dedo con saliva, en seguida me lo empezó a pasar con suavidad por el ano. Me dí cuenta que me lo iba a meter y me excité, se me empezó a parar la pija. Entonces uno de los otros me la agarró y me la empezó a sacudir, también con suavidad. El que me mojaba el ojete me dijo “agachá un poquito la cabeza, apoyala contra el colchón “…fue lo que hice y sentí cómo el dedo comenzó a hacer presión y empezó a entrar en mi cola. Es indescriptible esa sensación, en un momento es como que el ano cede su resistencia, hay un pequeño ardor y enseguida uno siente que la cola se la va llenando de un cuerpo extraño y quiere que entre cada vez más adentro. Él sabía dónde tocar, porque me empecé a calentar mucho más. El que me sacudía la pija de dio cuenta y me empezó a acariciar las nalgas despacito.
El que me había clavado el dedo me lo sacó lentamente.
Yo miré hacia atrás por sobre mi hombro sin salir de la posición en cuatro y advertí que se miraban entre ellos, me miraban y se volvían a mirar. Hubo entre los tres como un gesto afirmativo y el que me había metido el dedo en la cola me dijo "estás crecidito y estás muy lindo pendejo...te vamos a culear, te vamos a hacer la colita, dale? Y te vas a sentir muy putita.
No sé qué hubiera pasado si me negaba. Pero no lo hice. Me quedé en silencio. Algo en mí aceptaba la situación con total naturalidad, como habiendo sabido desde siempre que esto debía pasar algún día.
Dos de ellos le hicieron seña al tercero que se bajó los pantalones .Vi que tenía una verga grande, parada, no muy gruesa pero sí bastante larga.
Otro me tomó con suavidad de un brazo y me hizo parar , me hizo correr un poco a un lado y él que tenía la verga afuera se sentó en la cucheta. Los otros dos me pusieron de espaldas al que se había sentado, se pusieron cada uno a un costado mío y uno de ellos me dijo “apoyá una brazo en el hombro de él y el otro en el mío” . Fue lo que hice. Entonces me agarraron cada uno , por detrás de las rodillas, me abrieron las piernas y me levantaron en andas. Yo era muy flaquito y menudito y ellos eran muy grandotes y casi quince veinte centímetros más altos que yo, por lo que no les requirió ningún esfuerzo levantarme en el aire. Retrocedieron y me fueron bajando de a poquito hasta ubicar mi ojete en la punta de la verga del que estaba sentado, que ya estaba durísima
Los cuatro seguíamos en silencio y sólo se escuchaba el jadeo suave que yo emitía. “Relaja la colita, te va a gustar putita” me dijo uno de ellos. El que me iba a desvirgar la cola se mojó un dedo de saliva y me lubricó bien el orto. “Ahí vamos” dijo uno de los que me tenía alzado y me empezaron a bajar lentamente mientras la verga del que estaba sentado iba tratando de franquear la resistencia de mi ano. Yo ahí me asusté un poco porque noté que esa pija era más gorda de lo que había visto y mi agujerito era todavía demasiado estrecho. Lancé un pequeño quejido porque me había empezado a arder y todavía ni siquiera la pija habia empezado a entrarme. Entonces el que estaba a mi derecha me dijo “relajate, no te vamos a hacer doler, sabés qué tenés que hacer? Hacé un poco de fuerza como si fueras a cagar". Hice eso y ahí fue cuando la cabeza se metió de golpe adentro. Sentí mucho dolor pero no grité. Tenía una pija gloriosa adentro de mi culito por primera vez. Abrieron y fleccionaron mis piernas un poco más mientras me iban bajando despacio para hacer que la verga se me fuera metiendo más adentro. Me acuerdo que yo tenía los dedos de los pies separados por la tensión. La verga iba entrando y me dolía y me gustaba, quería que entrara más y más. Sentía cómo el recto se me ensanchaba y empecé a sentir espasmos cuando la pija empezó a rozarme la próstata. Cuando ya estuve sentado sobre el tipo, me empezaron a subir y a bajar sobre la pija, despacito mientras uno me preguntaba “te gusta?”. Yo le dije como en un susurro, casi sin voz“´sí, me encanta “ . El dolor iba cediendo. Empezaron a moverme más rápido en ese sube y baja y empecé a sentir los primeros indicios del orgasmo que nacía. A mí se me había puesto la pija re dura entonces uno de los que me sostenia me la empezó a agarrar con la mano que tenía libre y me masturbaba y el silencio se empezó a romper cuando ya no pude evitar empezar a jadear más fuerte y a gemir. Empecé a decir cosas y era como si las dijera otro: “me gusta por la cola “... “más adentro”,... “me gusta”, “en el ojete, sí, me gusta”..."cojeme"..."muevanmé más fuerte" Fue ahí cuando empecé a menear el culo describiendo tirabuzones sobre la pija que me bombeaba. Los que me sostenían seguían mis movimientos y entre los cuatro lográbamos una coreografía perfecta, hermosa. Finalmente sentí que la verga del tipo empezó a latir más frenéticamente y en un momento me empezó a chorrear para afuera del culo el semen del que me estaba culeando, se ve que había empezado a eyacular. Entonces eso me hizo calentar aún más y eyaculé yo también. Me acuerdo que el primero chorro de semen que largué cruzó todo el camarote y manchó la puerta del placardcito que había enfrente. Ahí me levantaron y me fueron sacaron la verga de adentro con suavidad.
Yo respiré hondo.Jadeaba de satisfacción. Me sentaron en la cucheta y yo me dejé caer hacia atrás exhausto mientras el que había sido el responsable de romperme el culo por primera vez en mi vida, se levantaba los pantalones. Estuve un rato sin atinar a nada, ahí tirado pansa arriba.
Ellos estaban de pie,me miraban en silencio y sonreían.
Cuando junté fuerzas, me levanté y empecé a recoger mi ropa
El que me había culeado me hizo un gesto, me tomó del brazo suavemente, tomó la ropa que yo ya había juntado y me la sacó de las manos con suavidad para dejarla a un costado.
Comprendí que todavía faltaban los otros dos.
Y lo agradecí. Afuera había empezado a llover. Y yo no quería otra cosa que volver a tener una pija en el culo. Es lo que quiero desde ese día.

4 comentarios - El primer tren

vipower1top +1
:):)


putitas para vos
funkito69
Lo acabo de retocar, por si querés pegarle otra leída. Gracias por comentar.
vipower1top +1
lo paso a favoritos así lo leo mañana, gracias por el dato



El primer tren
funkito69 +1
Daleee! Después me contarías si te gustó? graciasss!!
vipower1top +1
excelente el relato, creíble dentro de lo que puede ser una fantasía. Manejás bien los tiempos en un a prosa tranquila sin abusar de adjetivaciones.

El contenido inquietante para un hetero como yo que acepta el homsexualismo o la bisaxualidad de manera natural en los otros,

Si bien mi mente es colorida en "perversidades sexuales",lo gay o el homosexualismo ni el cross ni la bisexualidad entran dentro de eso.

Pero habitualmente veo travestis en los posts , a los que les doy el lugar de "ellas", me parecen algunos bellísimos con culos espectaculares y caras de ángel, como el caso de Nicole Ferri.

Más o menos te dí mi perfil en lo que respecta a este tema,

Te felicito y espero la continuación

Vipo.-


amateur
funkito69 +1
Gracias che!! Es exactamente como decís. Lo de los ferroviarios comportandosé como dandies es poco creible pero funciona porque en una fantasía vale todo. Y en lo de las adjetivaciones también!! Odio las adjetivaciones más allá de lo estrictamente necesario!!!! En cuestiones de sexo la masturbación puede llegar a ser saludable pero en literatura me parece imperdonable, y los que se regodean en las adjetivaciones no hacen más que masturbarse escribiendo!!!
Saludos!!