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El chat me ayudo con mi sobrina 5

La cantidad de acontecimientos que habían pasado en tan poco tiempo no me habían dejado pensar que mi relación con mi sobrina era arma de doble filo, por una parte temía lo que pudiese pasar a partir de ahora y por otra las consecuencias familiares que conllevaría esta situación.

Pero a veces las personas nos complicamos la vida más de lo necesario y no vemos otros aspectos también validos.

Estaba yo vivamente preocupado esta noche después de ducharme y volver a mi cama que tarde en dormirme, no ya por esperar aparecer de un momento a otro a Bea con sus cosas en mi habitación, sino como afectaría a nuestras vidas.

Pero me equivocaba del todo, había subestimado a mi sobrina Bea y no había valorado lo que realmente había pasado. Por una parte, Bea era muy inteligente y sabia las limitaciones y circunstancias de nuestra situación y yo no recordaba la principal función de todo lo pasado. Y que se habló el primer día tras la pregunta seria de Bea de que si podía ayudarla aunque era un tema muy intimo.

La verdad es que el objetivo se estaba cumpliendo al pie de la letra, por lo cual nuestras vidas siguieron igual que antes, vivíamos nuestras vidas por separado y solo en momentos puntuales tratábamos temas más sobre las formas de relacionarse las personas.

Ya era muy normal de que hiciéramos comentarios sobre lo que nos parecía bien o mal y casi siempre acabábamos de acuerdo sobre el tema después de discutirlo.

Ya no era tabú el tema de nuestro parentesco, incluso le parecía del todo normal igual que la diferencia de edad, sobre eso discutíamos largamente, ya que yo sostenía que una chica de 18 años no podía esperar grandes cosas de un cuarentón; ella se reía de mi y decía que yo le había demostrado que la podía llevar más alto que cualquier jovencito, pero yo le rebatía porque era mi forma de pensar y mi experiencia lo que la hacía durar en el tiempo con un máximo placer, pero un muchacho joven tendría un potencial que yo no soñaba tener.

Ella me provocaba y algunos días me proponía sentarnos a discutir sobre esos temas sobre la alfombra y desnudos completamente para ver quién podía resistir mas la tentación. Yo por supuesto aceptaba picado en mi orgullo pero la desventaja de los hombres es que pronto se nos nota por donde van nuestros pensamientos porque estar hablando tranquilamente con la polla en erección no es muy tranquilizador. Además las mujeres tienen lógicamente la ventaja de saber en qué momento abrir una pierna un poco más de lo normal o acariciarse un pezón.

Cuando ya estábamos hablando mucho rato de un tema y no nos poníamos de acuerdo, la solución era sentarnos cerca y cambiar de tema, eso llevaba a toqueteos, caricias y bromas.

En un momento dado me pellizcó en un brazo y yo le respondí igual, pero con la mala fortuna de que esquivó mi mano y el pellizco se fue a la teta, eso la enardeció y pidió venganza lanzándose sobre mí.

Al principio con el peso de su cuerpo y el nervio que puso en el ataque me bloqueo de forma que no me podía mover, lo que aprovecho para darme otro pellizco en mi polla, yo empecé a gimotear y le dije que la única solución era darme un besito de consuelo, enseguida me dio un beso en la mejilla pero yo le dije que no, que la ofendida era mi polla. Con resignación asintió, dijo que lo haría y cogiéndola empezó a buscar el sitio lastimado, como no lo encontraba fue dando besitos a lo largo de toda ella escrutando cada milímetro de piel a la vez que cambiaba de postura y unas veces se ponía a horcajadas sobre mi pierna que se sentaba sobre mi cara con el tiempo justo de evitar una lamida en su coño por mi parte, hasta que en un momento de descuido la cogí de los hombros y le di la vuelta y la deje tumbada boca abajo sobre la alfombra con las manos sujetadas sobre la cabeza.

Yo me puse encima inmovilizándola y con mis pies le fui abriendo las piernas hasta pode ponerme entre sus nalgas abiertas.

Como es de suponer mi polla estaba sobre su trasero y fui dejándolo descender a lo largo de su raja hasta llegar a sus dos posibilidades de penetrarla, como era más fácil, al ir empujando mi polla fue resbalando por el ano y siguiendo hacia abajo hasta encontrar un hueco más fácil de entrar y sin dejar de empujar se fue metiendo en el coño hasta la cuarta parte.

Sus manos ya no forcejeaban tanto como antes por lo que las dejé libres y asiéndola de las caderas la elevé un poco para facilitar la entrada, su colaboración fue total y levanto su trasero justo a tiempo para que mi polla entrara de golpe hasta el fondo mientras yo me cogía de sus hombros y la atraía hacia mí, cada vez subía mas el trasero y abría mas las piernas hasta que mis huevos chocaban con su clítoris, la posición propiciaba que se produjeran unos ruidos propios de cuando metes un embolo en un recipiente justo, pero lejos de intimidarle hacia con su culo fuerza hacia atrás para que entrara más profundo, yo sujetaba sus tetas que se balanceaban rozando la alfombra y erizaban sus pezones, la presión pudo más que las fuerzas y poco a poco fue rodando a un lado hasta quedar boca arriba, a la vez que levantaba una pierna para evitar que pudiera salirme de ella.

El estar sobre su cuerpo, dentro de ella, notando su clítoris hinchado en mi polla y mis huevos mojados chocando en sus nalgas a la vez que veía sus pechos subir y bajar enloquecidos y en su cara el rubor en las mejillas y la mirada adormecida me renovó las fuerzas y seguí metiendo y sacando a diferentes ritmos mientras ella me rodeaba con las piernas mi cintura y me obligaba a permanecer dentro de ella.

Con el movimiento de tetas se las sujetaba de los pezones pera evitar el baile y las juntaba casi pareciendo una sola, mi resistencia de iba agotando y notaba como desde la nuca bajaba un calorcillo que llegaría a los huevos y desde allí saldría disparado junto a chorros de semen por la boca de mi polla, aunque el tema de la concepción no se había tocado, daba por sentado de que estaba al día, por lo que para evitar males mayores y sorpresas fui sacando la polla y rozando el clítoris con ella y luego con los huevos me senté sobre su estomago dejando caer mi polla entre sus tetas, no hizo falta decir más, las abarcó entre las dos manos y me apretó mi miembro mientras yo seguía empujando arriba y abajo.

Ella aprovechaba la ocasión cuando subía en abrir un poco los labios y recibirla mientras que mi mano por detrás de mí, acariciaba su clítoris abierto totalmente.

En una de esas sacudidas mi polla empezó a palpitar y de golpe salió un gran chorro de semen que lleno el cuello de Bea, pero el segundo no llego a desperdiciarse pues ella me cogió de mi culo, me atrajo hacia ella y se metió media polla en el boca hasta que dejo de salir leche.

Yo con las manos apoyadas sobre su cabeza y exhausto, deje que chupara toda la leche que había recibido y con la lengua la recorriera bien, succionándome, por fin se trago todo de un movimiento.

Yo caí rendido a su lado.

Continuará…

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