Después de esto nos fuimos a dormir, cada uno a su habitación, yo por precaución me tome mis pastillas dulces, pero pasó la noche y nada, la siguiente tampoco nada y la otra tampoco nada, yo estaba desconcertado, pues no oía ni el chat ni ningún ruido sospechoso, por otra parte el comportamiento y el trato entre mi sobrina y yo era de lo más normal y no advertía ningún síntoma de euforia, ni arrepentimiento ni vergüenza ni nada de lo que yo podía sospechar….
Desde el primer día de la llegada de Bea a mi casa habíamos establecido que el trato entre nosotros iba a ser de lo más normal, es decir ni yo la trataría como “sobrina” ni ella como “tío” nos llamábamos por nuestros nombre y con el respeto debido a otra persona cualquiera, por supuesto había una gran confianza mutua y la compañía era de lo más grata.
Este silencio no hacía más que intrigarme y no comprendía la actitud de Bea, ya que yo esperaba o una pasión desatada o un retraimiento por qué se yo de sentimientos hacia el parentesco. (¿)
Lo cierto es que no hablaba ni con su amiga ni nada.
Al cuarto día por fin oí que estaba chateando con su amiga y aquella le preguntaba con insistencia que había pasado durante estos días y la contestación de Bea era más bien esquiva, pero poco a poco fue desvelando la velada que habíamos tenido.
Yo, aprovechando esta apertura, me conecte con ella y haciéndome el súper interesado también quise saber sus sensaciones (desde el punto de vista masculino, claro) para aclararle alguna duda, y su relato fue de lo mas encantador, ya que estaba como en una nube de algodón, pues había pasado por un trance que para otras chicas era de lo mas brusco o violento o lo más soso, mientras ella había sentido todo el rato un estado de excitación sexual continuo, que no termino hasta que llegó el orgasmo sensacional después de una tarde entera.
Su amiga no podía cerrar la boca de admiración y no se lo podía creer, pues ella estaba acostumbrada al clásico polvo en el asiento de atrás del coche o en una cama de lo más cutre, un mete y saca y el cigarrito final con una buena resaca.
Yo desde mi personaje del chat también me admiraba del resultado del encuentro y la animaba a seguir, aunque ella demostró sus dudas antes los avances previsibles, pues tenía miedo de que yo me hiciera una idea equivocada sobre ella.
Me fui a dormir más tranquilo y a la mañana siguiente siguió la vida tan normal como antes aunque al llegar la noche (yo seguía con mis pastillas, por si acaso) note que entraba en mi habitación sigilosamente y se echaba junto a mí sin tocarme. Así estuvo un buen rato mirando al techo y pensando hasta que poco a poco se fue acercando y apoyando su cabeza en mi hombro me acariciaba el pecho y me daba besitos en mis pezones.
Yo me sentía de lo más apacible pero con la pena de no poderme mover hasta que noté como su mano bajaba por mi estomago y desabrochaba el botón del pijama y cogía suavemente mi miembro y lo apretaba para sentirlo suyo. Poco a poco fue acercando su cabeza sobre mi vientre y pronto le dio un beso corto al glande descubierto, luego fueron lamidas y al final se lo introdujo en la boca rodeándolo con los labios, para entonces como es de esperar ya estaba bastante duro y como bajaba y subía la mano cada vez se ponía mas en posición vertical lo que le obligo a ponerse de rodillas de espaldas a mí.
Desde este ángulo le veía sus nalgas a través de la breve braguita y sus muslos entreabiertos. Me tuve que aferrar a las sabanas para no acariciar ese culo tan suculento, pero la atención se desvió a como me estaba succionando la polla a la vez que alternaba con lamidas en los huevos.
Veía entre sombras como sus pechos oscilaban bajo la camiseta y pareció haberme adivinado el pensamiento cuando se quito por la cabeza la prenda, quedándose solo con las braguitas.
Cuando mi polla estaba a punto de reventar se quito las braguitas y se dio la vuelta y se sentó sobre mi polla ardiente quedando aprisionada entre sus labios y mi pelvis.
Apenas se podía ver mi glande entre sus labios solo cuando retrocedía para luego avanzar y desaparecer. Yo notaba por momentos como su clítoris se endurecía y me presionaba el frenillo mientras mis huevos estaban encharcados de sus jugos.
Sus manos se acariciaban los pechos y pellizcaban sus pezones mientras yo me moría por poder moverme.
En uno de sus movimientos hacia delante se paso más de lo anterior y al retroceder se encontró que la punta de mi polla se encaro con los labios de su vagina, a lo que yo aproveche para haciendo un movimientos con mi polla, la enderecé hasta que ella sola al pasar encima de mí se metió todo el glande.
Quedó paralizada , parece que no lo esperaba pero mi glande palpitaba salvajemente y poco a poco fue haciéndose hacia atrás con lo que consiguió que mi polla fuera entrando lentamente hasta el fondo de ella,
Noté como mi glande chocaba con el cuello del útero, pero ella siguió dejándose caer y la polla siguiendo entrando, sus arrugas vaginales rozaban mi glande como campanas y no paró hasta que su vello púbico se junto con el mío y mi polla desapareció por completo.
Así estuvo más de un minuto, yo notaba como sus músculos vaginales, presionaban mi miembro exprimiéndolo, hasta que con un movimiento lento como antes fue subiendo y sacado mi polla de dentro de ella hasta casi la punta, lo que ocurrió después no me lo esperaba nunca. De un golpe se dejo caer sobre mi polla y se la clavo literalmente hasta el fondo con un largo suspiro y siguió con una serie de vaivenes que me tenían loco, hasta que se quedo inmóvil de momento y su cuerpo empezó a vibrar y poco a poco se fue calmando hasta que se bajo de la cama y después de limpiarme con delicadeza recogió su ropa y salió de la habitación.
A la mañana siguiente, yo como siempre desayunamos juntos y quejándome de lo mal que dormía por la espalda a lo cual me dijo que cualquier día de estos me daría un masaje para probar, aunque no me garantizaba nada pues solo era aficionada.
Lo interpreté como una oferta para continuar nuestros juegos, pero no paso de ahí.
Ese día lo paso de compras, para cuando empezara la universidad ir acorde a las demás chicas. Al volver me pregunto si las chicas se arreglaba mucho para salir y yo le conteste que según el momento si. Entonces me dijo que se había comprado varias cosas pero quería mi opinión para si no eran adecuadas devolverlas. Me pareció coherente y le dije que sería lo más imparcial posible. Me hizo sentar en el sillón y empezó a abrir paquetes por todos lados, allí había media tienda. Al principio se escondió detrás de una puerta y se cambio de ropa, salió y pidió mi opinión. La verdad estaba preciosa pero me hice el indiferente y le dije un buuueno que la animó a seguir cambiando.
A la prenda que hacía tres no se escondió detrás de la puerta y se cambio de espaldas a mí rápidamente y a la quinta, ya se cambiaba de frente y cerca de mí, alternaba la ropa de calle con la lencería y yo le indicaba como estaba mejor.
Me alegró saber que usaba una talla 95 de sujetador y los llenaba muy bien. Entonces empecé a poner pegas y sugerí algunos cambios… este está bien pero estaría mejor sin tirantes… y se los bajaba. Este otro esta ideal pero debía ser con la copa más baja y le plegaba para adentro la copa con lo que dejaba el pezón asomando.
Este otro no te sujeta mucho, y apretaba las tetas para juntarlas. Este te marca los pezones y se los pellizcaba para hacérselo notar.
Con las braguitas igual, esta es muy antigua, esta te marca la costura, esta tiene mucha sisa, hasta que una se le metía entre los labios de la vulva y se los cogí con la mano abierta y la subí metiendo el dedo entre ellos, ella no paraba de reír y al final escogió unos cuantos. Yo sentado cómodamente en el sillón la miraba con displicencia hasta que en uno de sus modelos más sexis se acerco a mi y me dijo… este tampoco te gusta? Lo he comprado pensando contigo y… parece que no te es indiferente mientras sus ojos me indicaban mi polla que se desperezaba a lo largo de mi pierna. Yo me sentí pillado y acerque los brazos y la atraje hacia mí y empecé con un juego forcejeando y riendo hasta que se sentó sobre mis piernas frente a mi y le dije todo serio… gracias por pensar en mi.
Ella se dejo escurrir por mis piernas y pegándose a mi cuerpo me abrazo y me beso en los labios. Fue un beso largo, ardiente y buscando mi lengua metía la suya hasta encontrarla y absorberla con gula. Me clavaba sus tetas en mi pecho con el sujetador de tul negro nuevo con la etiqueta aun colgando y yo por detrás con una mano desabroche el cierre con lo que cayó al suelo.
Su sexo estaba pegado al mío y con movimientos oscilantes me lo provocaba lo que me hizo bajarme los pantalones y dejar mi polla vertical entre ella y yo. Bea se apretó contra mi y su culo estaba incrustado entre mis manos. Entonces se levanto un poco y haciendo a un lado la braguita cogió mi polla y la encaro certeramente en su vagina y se dejo caer de golpe mientras me volvía a besar.
Yo estaba en el cielo, sus tetas de clavaban en mi pecho y mi polla ya no se veía dentro de ella, su culo estaba entre mis manos y su espalda era acariciada por mis dedos.
Bea se movía y se administraba mi polla a su gusto, mas dentro, mas fuera, de lado, hacia delante, giraba…
Me miro a los ojos y muy seria me dijo…
--- No creo que haya en el mundo una mujer más feliz que yo en este momento, me has tratado como a una reina, sin intereses, sin tabúes, sin egoísmos, solo has buscado mi formación como mujer para que conozca lo mejor del sexo, y gracias a eso te estaré eternamente agradecida.
--- Sé que no es posible ni conveniente, pero en otras circunstancias habríamos sido la pareja ideal. Yo por mi parte te considero el hombre más caballero que podré encontrar y mientras pueda ser quiero disfrutar contigo.
--- He superado gracias a ti muchos prejuicios y no me has hecho sentir ni culpable ni obscena, por eso quiero ofrecerte todo mi cuerpo con mi agradecimiento.
Me volvió a besar apasionadamente y se levanto despacio hasta que salió todo mi miembro de su vagina haciendo un sonoro plop, me volvió la espalda y se quito las bragas dejándome verla por detrás.
Yo que estaba recostado en el sillón tenía mi polla reluciente, húmeda y morada de caliente.
Volvió sobre sus pasos entre mis piernas y puso sus manos en sus nalgas, las separo despacio a la vez que se agachaba para que la viera y note como iba mojada desde el vello hasta las nalgas.
Pasó su mano entre sus piernas y agachándose cogió mi polla y apoyándola en su ano fue dejándose caer mientras con un movimiento oscilante se iba introduciendo el glande. Le costó un poco y sus suspiros indicaban que se adaptaba poco a poco al grosor, por otra parte mi glande puntiagudo y debidamente lubricado hacia mas soportable el estreno hasta que de momento paso el escalón de mi cabeza y poco a poco entro por el suave recto hasta ir desapareciendo entre sus nalgas hasta que chocaron con mis huevos.
El suspiro final sonó más un grito de triunfo que un lamento, para ella ya era una mujer completa y con la persona que mejor podía esperar y para mí, la culminación de una obra maestra hecha mujer que apreciaba mi persona y mi cuerpo como ninguna otra.
Mi mano atrapó su pecho y su pezón me recibió con ansia, la otra la deslice entre su vientre hasta llegar al clítoris donde sacié de placer todo lo que estaba sintiendo dentro. No fueron necesarios muchos esfuerzos para que los dos a la vez tuviéramos un orgasmo bestial. Ella se tenso sobre mi cuerpo con lo que metió más mi polla dentro y ofrecía mas el clítoris a mis dedos y yo con su teta apretada me descargaba de semen acumulado desde varios días sabiendo que lo estaba recibiendo a gusto con sus latidos y su ardor.
Continuará…
Desde el primer día de la llegada de Bea a mi casa habíamos establecido que el trato entre nosotros iba a ser de lo más normal, es decir ni yo la trataría como “sobrina” ni ella como “tío” nos llamábamos por nuestros nombre y con el respeto debido a otra persona cualquiera, por supuesto había una gran confianza mutua y la compañía era de lo más grata.
Este silencio no hacía más que intrigarme y no comprendía la actitud de Bea, ya que yo esperaba o una pasión desatada o un retraimiento por qué se yo de sentimientos hacia el parentesco. (¿)
Lo cierto es que no hablaba ni con su amiga ni nada.
Al cuarto día por fin oí que estaba chateando con su amiga y aquella le preguntaba con insistencia que había pasado durante estos días y la contestación de Bea era más bien esquiva, pero poco a poco fue desvelando la velada que habíamos tenido.
Yo, aprovechando esta apertura, me conecte con ella y haciéndome el súper interesado también quise saber sus sensaciones (desde el punto de vista masculino, claro) para aclararle alguna duda, y su relato fue de lo mas encantador, ya que estaba como en una nube de algodón, pues había pasado por un trance que para otras chicas era de lo mas brusco o violento o lo más soso, mientras ella había sentido todo el rato un estado de excitación sexual continuo, que no termino hasta que llegó el orgasmo sensacional después de una tarde entera.
Su amiga no podía cerrar la boca de admiración y no se lo podía creer, pues ella estaba acostumbrada al clásico polvo en el asiento de atrás del coche o en una cama de lo más cutre, un mete y saca y el cigarrito final con una buena resaca.
Yo desde mi personaje del chat también me admiraba del resultado del encuentro y la animaba a seguir, aunque ella demostró sus dudas antes los avances previsibles, pues tenía miedo de que yo me hiciera una idea equivocada sobre ella.
Me fui a dormir más tranquilo y a la mañana siguiente siguió la vida tan normal como antes aunque al llegar la noche (yo seguía con mis pastillas, por si acaso) note que entraba en mi habitación sigilosamente y se echaba junto a mí sin tocarme. Así estuvo un buen rato mirando al techo y pensando hasta que poco a poco se fue acercando y apoyando su cabeza en mi hombro me acariciaba el pecho y me daba besitos en mis pezones.
Yo me sentía de lo más apacible pero con la pena de no poderme mover hasta que noté como su mano bajaba por mi estomago y desabrochaba el botón del pijama y cogía suavemente mi miembro y lo apretaba para sentirlo suyo. Poco a poco fue acercando su cabeza sobre mi vientre y pronto le dio un beso corto al glande descubierto, luego fueron lamidas y al final se lo introdujo en la boca rodeándolo con los labios, para entonces como es de esperar ya estaba bastante duro y como bajaba y subía la mano cada vez se ponía mas en posición vertical lo que le obligo a ponerse de rodillas de espaldas a mí.
Desde este ángulo le veía sus nalgas a través de la breve braguita y sus muslos entreabiertos. Me tuve que aferrar a las sabanas para no acariciar ese culo tan suculento, pero la atención se desvió a como me estaba succionando la polla a la vez que alternaba con lamidas en los huevos.
Veía entre sombras como sus pechos oscilaban bajo la camiseta y pareció haberme adivinado el pensamiento cuando se quito por la cabeza la prenda, quedándose solo con las braguitas.
Cuando mi polla estaba a punto de reventar se quito las braguitas y se dio la vuelta y se sentó sobre mi polla ardiente quedando aprisionada entre sus labios y mi pelvis.
Apenas se podía ver mi glande entre sus labios solo cuando retrocedía para luego avanzar y desaparecer. Yo notaba por momentos como su clítoris se endurecía y me presionaba el frenillo mientras mis huevos estaban encharcados de sus jugos.
Sus manos se acariciaban los pechos y pellizcaban sus pezones mientras yo me moría por poder moverme.
En uno de sus movimientos hacia delante se paso más de lo anterior y al retroceder se encontró que la punta de mi polla se encaro con los labios de su vagina, a lo que yo aproveche para haciendo un movimientos con mi polla, la enderecé hasta que ella sola al pasar encima de mí se metió todo el glande.
Quedó paralizada , parece que no lo esperaba pero mi glande palpitaba salvajemente y poco a poco fue haciéndose hacia atrás con lo que consiguió que mi polla fuera entrando lentamente hasta el fondo de ella,
Noté como mi glande chocaba con el cuello del útero, pero ella siguió dejándose caer y la polla siguiendo entrando, sus arrugas vaginales rozaban mi glande como campanas y no paró hasta que su vello púbico se junto con el mío y mi polla desapareció por completo.
Así estuvo más de un minuto, yo notaba como sus músculos vaginales, presionaban mi miembro exprimiéndolo, hasta que con un movimiento lento como antes fue subiendo y sacado mi polla de dentro de ella hasta casi la punta, lo que ocurrió después no me lo esperaba nunca. De un golpe se dejo caer sobre mi polla y se la clavo literalmente hasta el fondo con un largo suspiro y siguió con una serie de vaivenes que me tenían loco, hasta que se quedo inmóvil de momento y su cuerpo empezó a vibrar y poco a poco se fue calmando hasta que se bajo de la cama y después de limpiarme con delicadeza recogió su ropa y salió de la habitación.
A la mañana siguiente, yo como siempre desayunamos juntos y quejándome de lo mal que dormía por la espalda a lo cual me dijo que cualquier día de estos me daría un masaje para probar, aunque no me garantizaba nada pues solo era aficionada.
Lo interpreté como una oferta para continuar nuestros juegos, pero no paso de ahí.
Ese día lo paso de compras, para cuando empezara la universidad ir acorde a las demás chicas. Al volver me pregunto si las chicas se arreglaba mucho para salir y yo le conteste que según el momento si. Entonces me dijo que se había comprado varias cosas pero quería mi opinión para si no eran adecuadas devolverlas. Me pareció coherente y le dije que sería lo más imparcial posible. Me hizo sentar en el sillón y empezó a abrir paquetes por todos lados, allí había media tienda. Al principio se escondió detrás de una puerta y se cambio de ropa, salió y pidió mi opinión. La verdad estaba preciosa pero me hice el indiferente y le dije un buuueno que la animó a seguir cambiando.
A la prenda que hacía tres no se escondió detrás de la puerta y se cambio de espaldas a mí rápidamente y a la quinta, ya se cambiaba de frente y cerca de mí, alternaba la ropa de calle con la lencería y yo le indicaba como estaba mejor.
Me alegró saber que usaba una talla 95 de sujetador y los llenaba muy bien. Entonces empecé a poner pegas y sugerí algunos cambios… este está bien pero estaría mejor sin tirantes… y se los bajaba. Este otro esta ideal pero debía ser con la copa más baja y le plegaba para adentro la copa con lo que dejaba el pezón asomando.
Este otro no te sujeta mucho, y apretaba las tetas para juntarlas. Este te marca los pezones y se los pellizcaba para hacérselo notar.
Con las braguitas igual, esta es muy antigua, esta te marca la costura, esta tiene mucha sisa, hasta que una se le metía entre los labios de la vulva y se los cogí con la mano abierta y la subí metiendo el dedo entre ellos, ella no paraba de reír y al final escogió unos cuantos. Yo sentado cómodamente en el sillón la miraba con displicencia hasta que en uno de sus modelos más sexis se acerco a mi y me dijo… este tampoco te gusta? Lo he comprado pensando contigo y… parece que no te es indiferente mientras sus ojos me indicaban mi polla que se desperezaba a lo largo de mi pierna. Yo me sentí pillado y acerque los brazos y la atraje hacia mí y empecé con un juego forcejeando y riendo hasta que se sentó sobre mis piernas frente a mi y le dije todo serio… gracias por pensar en mi.
Ella se dejo escurrir por mis piernas y pegándose a mi cuerpo me abrazo y me beso en los labios. Fue un beso largo, ardiente y buscando mi lengua metía la suya hasta encontrarla y absorberla con gula. Me clavaba sus tetas en mi pecho con el sujetador de tul negro nuevo con la etiqueta aun colgando y yo por detrás con una mano desabroche el cierre con lo que cayó al suelo.
Su sexo estaba pegado al mío y con movimientos oscilantes me lo provocaba lo que me hizo bajarme los pantalones y dejar mi polla vertical entre ella y yo. Bea se apretó contra mi y su culo estaba incrustado entre mis manos. Entonces se levanto un poco y haciendo a un lado la braguita cogió mi polla y la encaro certeramente en su vagina y se dejo caer de golpe mientras me volvía a besar.
Yo estaba en el cielo, sus tetas de clavaban en mi pecho y mi polla ya no se veía dentro de ella, su culo estaba entre mis manos y su espalda era acariciada por mis dedos.
Bea se movía y se administraba mi polla a su gusto, mas dentro, mas fuera, de lado, hacia delante, giraba…
Me miro a los ojos y muy seria me dijo…
--- No creo que haya en el mundo una mujer más feliz que yo en este momento, me has tratado como a una reina, sin intereses, sin tabúes, sin egoísmos, solo has buscado mi formación como mujer para que conozca lo mejor del sexo, y gracias a eso te estaré eternamente agradecida.
--- Sé que no es posible ni conveniente, pero en otras circunstancias habríamos sido la pareja ideal. Yo por mi parte te considero el hombre más caballero que podré encontrar y mientras pueda ser quiero disfrutar contigo.
--- He superado gracias a ti muchos prejuicios y no me has hecho sentir ni culpable ni obscena, por eso quiero ofrecerte todo mi cuerpo con mi agradecimiento.
Me volvió a besar apasionadamente y se levanto despacio hasta que salió todo mi miembro de su vagina haciendo un sonoro plop, me volvió la espalda y se quito las bragas dejándome verla por detrás.
Yo que estaba recostado en el sillón tenía mi polla reluciente, húmeda y morada de caliente.
Volvió sobre sus pasos entre mis piernas y puso sus manos en sus nalgas, las separo despacio a la vez que se agachaba para que la viera y note como iba mojada desde el vello hasta las nalgas.
Pasó su mano entre sus piernas y agachándose cogió mi polla y apoyándola en su ano fue dejándose caer mientras con un movimiento oscilante se iba introduciendo el glande. Le costó un poco y sus suspiros indicaban que se adaptaba poco a poco al grosor, por otra parte mi glande puntiagudo y debidamente lubricado hacia mas soportable el estreno hasta que de momento paso el escalón de mi cabeza y poco a poco entro por el suave recto hasta ir desapareciendo entre sus nalgas hasta que chocaron con mis huevos.
El suspiro final sonó más un grito de triunfo que un lamento, para ella ya era una mujer completa y con la persona que mejor podía esperar y para mí, la culminación de una obra maestra hecha mujer que apreciaba mi persona y mi cuerpo como ninguna otra.
Mi mano atrapó su pecho y su pezón me recibió con ansia, la otra la deslice entre su vientre hasta llegar al clítoris donde sacié de placer todo lo que estaba sintiendo dentro. No fueron necesarios muchos esfuerzos para que los dos a la vez tuviéramos un orgasmo bestial. Ella se tenso sobre mi cuerpo con lo que metió más mi polla dentro y ofrecía mas el clítoris a mis dedos y yo con su teta apretada me descargaba de semen acumulado desde varios días sabiendo que lo estaba recibiendo a gusto con sus latidos y su ardor.
Continuará…
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