Cuando comencé en una relación con una chica menor que yo, supuse que las cosas no podrían terminar tan bien, la diferencia de edades si bien no es una determinante para el amor, si se vuelve un problema en ciertas etapas, ella era muy chica, 15 años y yo 21, es la edad que teníamos cuando comenzamos una relación, ciertamente siempre fue una relación un poco extraña, ya que al ser tan chica no podíamos disfrutar de pasar tiempo solos, o salir sin que tuviera que estar siempre su hermano menor, y no era para mas, querían cuidarla y sabían que con un tipo mayor que ella era muy fácil que cayera en los placeres carnales, pero aun asi teníamos mucho ingenio para poder estar a solas, ella, una niña con una fogosidad parecida a una mujer de mayor edad (y digo parecida por que en el transcurso del relato podre apuntar las diferencias), nos divertíamos mucho, la pasábamos bien, el sexo era muy bueno con ella, debo admitir que fui el primer hombre en su vida y que con grandes aires de hombría también apuntar que tuve la oportunidad de poseerla a placer, de todas las maneras posibles, fue grandioso. Pero como no todo es para siempre, la relación se fue diluyendo, se estanco en un gris absurdo y trastornado, se volvió una relación tormentosa, de altibajos, de placeres aburridos, de carencia de vivencias, así que poco a poco se empezaba a desboronar la situación amorosa que en algún momento nos atrajo. Todo empezó a tornarse aun peor cuando me entere del engaño que ella tuvo hacia mi, con otro tipo, conocido, en fin, todo parecía llegar a su final.
Si bien es cierto, siempre tuve un apego muy peculiar a su familia, con su padre y su hermano, pero sobre todo con una persona muy particular, su madre, una señora ya entrada en los 45 años, debo admitir que bastante bien conservada, de un cuerpo que para su edad podía presumir bastante, doctora de profesión, no tan buena ama de casa, y una esposa muy cariñosa, siempre me aconsejo, me escucho muchas veces, y siempre hablaba de mi como un hijo más, esa era ella, una persona a la que siempre le tuve un enorme respeto (después se lo faltaría), siempre buena persona conmigo, quizás jamás la había visto como mujer, tuvimos un par de discusiones cuando tenía la relación con su hija porque sabía que ella y yo teníamos relaciones, situación que a ella le enojaba, pero si bien hubiera sido motivo suficiente como para meterme a la cárcel, o quizás hacerme algo más, y lo digo porque era de armas tomar, pero no lo fue conmigo, nunca pensé por qué (que después sería develado), siempre supuse que habría sido porque quería mucho a su hija. La relación entre mi novia y yo había concluido, además de que ella se iria a estudiar fuera del estado, así que todo estaba totalmente acabado, pero inexplicablemente (aun para mi) su madre me buscaba, me insistía que fuera a su casa a pasar tiempo con su familia, situación que obviamente no le agradaba del todo a mi ahora ex novia, así que trataba de ser muy discreto con eso, y me aparecía cuando era muy prudente, por ratos.
Pero entonces todo empezó a cambiar, yo vivía a unos 30 minutos de la casa de mi ex novia, aunque cerca de su casa vivía una tía donde a veces me quedaba a dormir, y entonces en una ocasión me los encontré a la familia de mi ex en un supermercado, andaba de compras e iba a casa de mi tía, ellos iban, la doctora, su esposo, su hijo y un primo de él, así que amablemente se ofrecieron a llevarme a la casa de mi tía, lo que fue un gran alivio para mí porque no llevaba carro, entonces nos subimos en su camioneta, el señor iba manejando, su hijo, como siempre de copiloto, y en la parte de atrás se acomodó la doctora y su sobrino en cada ventanilla, yo quede en medio, en fin, el camino era lento, había tráfico, y al igual que siempre (hasta el momento), la doctora y yo veníamos platicando de todo y de nada, riendo, contando chistes, anécdotas, cosas que usualmente hacíamos, su sobrino se acomodó un poco se echó a dormir, lo que hizo que yo me moviera un poco más cerca de la doctora, y entonces sucedió quizás algo hasta el momento para mi algo desconocido, la doctora, quien no es muy adepta a saludar de mano y menos de beso, digo, el único contacto que hasta ese momento habíamos tenido, fue en una navidad y con un abrazo muy rápido, pero entonces en esa camioneta, ella reclino un poco su cabeza en el asiento, y cerró los ojos, como haciendo parecer que dormía, con los brazos cruzados, al igual que yo, por mi parte venia viendo hacia el frente divagando quizás, y entonces empecé a sentir un roce en mi brazo, eran sus dedos de la doctora que me acariciaban de una manera muy sutil, muy diferente, con algo de pasión en esos roces, me quede mudo, solo seguí mirando hacia el frente, pero la verdad debo admitir que esos roces provocaron una sensación enorme de placer en mí, algo de excitación, no sé, era algo confuso, pero no me contuve y tome su mano, y me apretaba fuerte y a la vez la acariciaba, entonces, se centró en mi dedo, el medio para ser exactos, y comenzó a frotarlo, la sensación era magnífica, muchos dirán que es algo sin sentido, pero el morbo, el lugar, hacían que esa caricia con sus dedos, frotando el mío de arriba hacia, me hacían acelerarme, sentía que me incitaba a algo más, pero entonces el viaje termino, llegamos a casa de mi tía, ella reacciono como si se hubiera despertado de un profundo sueño, se bajó de la camioneta y me dio paso, se despidió igual que siempre, solo de palabra y diciéndome, adiós niño, llegue a casa de mi tía, cene y me fui a recostar, pensando en que habría sido aquello que sucedió en la camioneta. Entonces sonó mi celular, ella era, la doctora, me habla disculpándose acerca de lo sucedido, diciendo que no sabía que le pasaba, yo asenté diciendo que no había ningún problema.
Así paso un par de semanas, hasta que me anime a ir a casa de mi ex, ese fin de semana me quedaría en casa de mi tía, así que podía estar hasta tarde en casa de mi ex, y ahí estuve desde la comida y como es costumbre más noche, su hijo subió a su recamara, seguramente a pajearse y a ver porno, su esposo en el estudio en la computadora, y yo en el comedor con la doctora, a la cual le ayudaba a organizar algunos pendientes que tenía, y estábamos sentados, yo en la cabecera de la mesa y ella enseguida mío, me pidió que me acercara un poco más a ver unos estudios de una paciente, quería según ella explicármelos, y lo hice, me acerque, pero mi corazón empezaba a latir fuertemente, imaginaba a aquellos roces de sus dedos, no sabía que hacer, no sabía que vendría, estaba nervioso, pero extasiado, me acerque y mi rodillo estaba junto a la suya, entonces comenzó a subirla y bajar por la mía, la sensación era muy buena, no decíamos nada de lo que acontecía abajo, ella seguía hablando en su terminología médica, solo se asombra de re ojo a ver la puerta del estudio y a cerciorarse de que su esposo siguiera adentro, entonces, bajo su mano, la coloco en mi rodilla y empezó a frotarla, vi un gesto de gusto en su rostro, cerro sus ojos, y percibo el acelerar de su respiración, comenzó a acariciarme la pierna con movimientos suaves, subiendo poco a poco, ella, llevaba un pantalón negro, y un suéter de su esposo, color gris, como cuello en v que le llegaba a sus senos, ya había visto ese look anteriormente, y también había notado sus increíbles senos que le resaltaban, pero quizás no los había visto como esa noche, se me hacían exquisitos, quería tocarlos, ella se percató que los veía, así que se reclino y los acomodo sobre la mesa, lo cual hicieron que resaltaran aún más, mientras su mano seguía subiendo en mi pierna, hasta llegar a mi pene, el cual se encontraba totalmente erecto, sentía que se saldría de mi pantalón, ella lo acariciaba suavemente, lo disfrutaba, veía en su rostro ese placer que sentía, y a la vez que apretaba sus muslos, se contraía, fue cuando tomo mi mano, mi respiración se aceleró aún más, estaba excitado totalmente, quería arrancarle ese suéter y poder gozar de esos senos, ella se retorcía aún más, apretaba firmemente sus muslos, seguía observando de re ojo hacia el estudio, fue entonces cuando comenzó a bajar la cremallera del pantalón, algo nerviosa y torpe, seguramente ocasionada por el momento, le ayude, me deslice un poco hacia abajo de la silla y le ayude a bajar la cremallera y saque mi pene, palpitando por la excitación, lo tomo en su mano, hizo un gesto, un gemido, silencioso, pero muy placentero, empezó a frotarlo, a recorrerlo cada centímetro, con las yemas de sus dedos recorría el lubricante que ya había generado sobre la cabeza, comenzó a deslizar su mano, de arriba abajo, suavemente, se notaba que quería disfrutarlo cada segundo, cada centímetro, se remojaba los labios con su lengua, estaba ardiendo, mientras mi mano seguía recorriendo sus senos, , entonces abrió aún más el escote del suéter, dejándome ver su brasier, y sin más, dejo al descubierto uno de sus senos, era hermoso, redondo, con firmeza aun a pesar de la edad, con un pezón oscuro, redondo, firme por la excitación, no podía dejar de admirarlo, la sensación de su piel en mi mano es única, lo recorrí con delicadeza, se acercó más y puso su mano en mi nuca y me acerco hacia su seno, quería que lo probara, me sentí en la gloria, lo puse en mi boca, lo bese, lamí su pezón como niño hambriento, ella apretaba mi pene y masturbaba más intenso, entonces me aparto, volviendo a vigilar que su esposo no apareciera y esta vez reclino firmemente su espalda y comenzó a bajar su pantalón, lo más que pudo sin tener que dejar de estar sentada, lo vi, llevaba una media tanga, con detalles en encaje, podía observar como ese encaje se perdía entre sus nalgas, la toque rápidamente, ella suspiro, su piel tan sedosa, la experiencia es indescriptible, seguí bajando mi mano, frote delicadamente su ano, y ella reacciono levantando un poco más las caderas, levantando sus bellas nalgas del asiento de la silla, metí mi mano como pude, sentía ese calor que emitía su vagina, húmeda, caliente, excitada, logre alcanzarla con mi dedo, la frote, y comencé a deslizar su tanga hacia un costado, logrando percibir totalmente la sensación de su vagina, estaba muy húmeda, así que comencé a introducir un dedo, ella estaba extasiada totalmente, cerraba sus ojos al no poder gritar, comenzó a dar pequeños sentones, para que mi dedo se introdujera más en su caliente vagina, por momento dejaba de masturbarme debido a la excitación, de pronto y súbitamente paro, me acomodo, me hizo señas de que me guardara mi pene en su sitio, y se levantó, creyó haber escuchado algún ruido y se cercioro, no era nada, pero sabía que teníamos que tener cuidado, así que se metió al baño, se remojo la cara y salió aun con la excitación en sus mejillas, sonrojada, cual quinceañera en la esquina de su casa, me miro y me dijo –te deseo, no sabes cuánto-, me tuve que ir, ya eran casi la 1 de la mañana, me fui a casa de mi tía. Continuara..............
Si bien es cierto, siempre tuve un apego muy peculiar a su familia, con su padre y su hermano, pero sobre todo con una persona muy particular, su madre, una señora ya entrada en los 45 años, debo admitir que bastante bien conservada, de un cuerpo que para su edad podía presumir bastante, doctora de profesión, no tan buena ama de casa, y una esposa muy cariñosa, siempre me aconsejo, me escucho muchas veces, y siempre hablaba de mi como un hijo más, esa era ella, una persona a la que siempre le tuve un enorme respeto (después se lo faltaría), siempre buena persona conmigo, quizás jamás la había visto como mujer, tuvimos un par de discusiones cuando tenía la relación con su hija porque sabía que ella y yo teníamos relaciones, situación que a ella le enojaba, pero si bien hubiera sido motivo suficiente como para meterme a la cárcel, o quizás hacerme algo más, y lo digo porque era de armas tomar, pero no lo fue conmigo, nunca pensé por qué (que después sería develado), siempre supuse que habría sido porque quería mucho a su hija. La relación entre mi novia y yo había concluido, además de que ella se iria a estudiar fuera del estado, así que todo estaba totalmente acabado, pero inexplicablemente (aun para mi) su madre me buscaba, me insistía que fuera a su casa a pasar tiempo con su familia, situación que obviamente no le agradaba del todo a mi ahora ex novia, así que trataba de ser muy discreto con eso, y me aparecía cuando era muy prudente, por ratos.
Pero entonces todo empezó a cambiar, yo vivía a unos 30 minutos de la casa de mi ex novia, aunque cerca de su casa vivía una tía donde a veces me quedaba a dormir, y entonces en una ocasión me los encontré a la familia de mi ex en un supermercado, andaba de compras e iba a casa de mi tía, ellos iban, la doctora, su esposo, su hijo y un primo de él, así que amablemente se ofrecieron a llevarme a la casa de mi tía, lo que fue un gran alivio para mí porque no llevaba carro, entonces nos subimos en su camioneta, el señor iba manejando, su hijo, como siempre de copiloto, y en la parte de atrás se acomodó la doctora y su sobrino en cada ventanilla, yo quede en medio, en fin, el camino era lento, había tráfico, y al igual que siempre (hasta el momento), la doctora y yo veníamos platicando de todo y de nada, riendo, contando chistes, anécdotas, cosas que usualmente hacíamos, su sobrino se acomodó un poco se echó a dormir, lo que hizo que yo me moviera un poco más cerca de la doctora, y entonces sucedió quizás algo hasta el momento para mi algo desconocido, la doctora, quien no es muy adepta a saludar de mano y menos de beso, digo, el único contacto que hasta ese momento habíamos tenido, fue en una navidad y con un abrazo muy rápido, pero entonces en esa camioneta, ella reclino un poco su cabeza en el asiento, y cerró los ojos, como haciendo parecer que dormía, con los brazos cruzados, al igual que yo, por mi parte venia viendo hacia el frente divagando quizás, y entonces empecé a sentir un roce en mi brazo, eran sus dedos de la doctora que me acariciaban de una manera muy sutil, muy diferente, con algo de pasión en esos roces, me quede mudo, solo seguí mirando hacia el frente, pero la verdad debo admitir que esos roces provocaron una sensación enorme de placer en mí, algo de excitación, no sé, era algo confuso, pero no me contuve y tome su mano, y me apretaba fuerte y a la vez la acariciaba, entonces, se centró en mi dedo, el medio para ser exactos, y comenzó a frotarlo, la sensación era magnífica, muchos dirán que es algo sin sentido, pero el morbo, el lugar, hacían que esa caricia con sus dedos, frotando el mío de arriba hacia, me hacían acelerarme, sentía que me incitaba a algo más, pero entonces el viaje termino, llegamos a casa de mi tía, ella reacciono como si se hubiera despertado de un profundo sueño, se bajó de la camioneta y me dio paso, se despidió igual que siempre, solo de palabra y diciéndome, adiós niño, llegue a casa de mi tía, cene y me fui a recostar, pensando en que habría sido aquello que sucedió en la camioneta. Entonces sonó mi celular, ella era, la doctora, me habla disculpándose acerca de lo sucedido, diciendo que no sabía que le pasaba, yo asenté diciendo que no había ningún problema.
Así paso un par de semanas, hasta que me anime a ir a casa de mi ex, ese fin de semana me quedaría en casa de mi tía, así que podía estar hasta tarde en casa de mi ex, y ahí estuve desde la comida y como es costumbre más noche, su hijo subió a su recamara, seguramente a pajearse y a ver porno, su esposo en el estudio en la computadora, y yo en el comedor con la doctora, a la cual le ayudaba a organizar algunos pendientes que tenía, y estábamos sentados, yo en la cabecera de la mesa y ella enseguida mío, me pidió que me acercara un poco más a ver unos estudios de una paciente, quería según ella explicármelos, y lo hice, me acerque, pero mi corazón empezaba a latir fuertemente, imaginaba a aquellos roces de sus dedos, no sabía que hacer, no sabía que vendría, estaba nervioso, pero extasiado, me acerque y mi rodillo estaba junto a la suya, entonces comenzó a subirla y bajar por la mía, la sensación era muy buena, no decíamos nada de lo que acontecía abajo, ella seguía hablando en su terminología médica, solo se asombra de re ojo a ver la puerta del estudio y a cerciorarse de que su esposo siguiera adentro, entonces, bajo su mano, la coloco en mi rodilla y empezó a frotarla, vi un gesto de gusto en su rostro, cerro sus ojos, y percibo el acelerar de su respiración, comenzó a acariciarme la pierna con movimientos suaves, subiendo poco a poco, ella, llevaba un pantalón negro, y un suéter de su esposo, color gris, como cuello en v que le llegaba a sus senos, ya había visto ese look anteriormente, y también había notado sus increíbles senos que le resaltaban, pero quizás no los había visto como esa noche, se me hacían exquisitos, quería tocarlos, ella se percató que los veía, así que se reclino y los acomodo sobre la mesa, lo cual hicieron que resaltaran aún más, mientras su mano seguía subiendo en mi pierna, hasta llegar a mi pene, el cual se encontraba totalmente erecto, sentía que se saldría de mi pantalón, ella lo acariciaba suavemente, lo disfrutaba, veía en su rostro ese placer que sentía, y a la vez que apretaba sus muslos, se contraía, fue cuando tomo mi mano, mi respiración se aceleró aún más, estaba excitado totalmente, quería arrancarle ese suéter y poder gozar de esos senos, ella se retorcía aún más, apretaba firmemente sus muslos, seguía observando de re ojo hacia el estudio, fue entonces cuando comenzó a bajar la cremallera del pantalón, algo nerviosa y torpe, seguramente ocasionada por el momento, le ayude, me deslice un poco hacia abajo de la silla y le ayude a bajar la cremallera y saque mi pene, palpitando por la excitación, lo tomo en su mano, hizo un gesto, un gemido, silencioso, pero muy placentero, empezó a frotarlo, a recorrerlo cada centímetro, con las yemas de sus dedos recorría el lubricante que ya había generado sobre la cabeza, comenzó a deslizar su mano, de arriba abajo, suavemente, se notaba que quería disfrutarlo cada segundo, cada centímetro, se remojaba los labios con su lengua, estaba ardiendo, mientras mi mano seguía recorriendo sus senos, , entonces abrió aún más el escote del suéter, dejándome ver su brasier, y sin más, dejo al descubierto uno de sus senos, era hermoso, redondo, con firmeza aun a pesar de la edad, con un pezón oscuro, redondo, firme por la excitación, no podía dejar de admirarlo, la sensación de su piel en mi mano es única, lo recorrí con delicadeza, se acercó más y puso su mano en mi nuca y me acerco hacia su seno, quería que lo probara, me sentí en la gloria, lo puse en mi boca, lo bese, lamí su pezón como niño hambriento, ella apretaba mi pene y masturbaba más intenso, entonces me aparto, volviendo a vigilar que su esposo no apareciera y esta vez reclino firmemente su espalda y comenzó a bajar su pantalón, lo más que pudo sin tener que dejar de estar sentada, lo vi, llevaba una media tanga, con detalles en encaje, podía observar como ese encaje se perdía entre sus nalgas, la toque rápidamente, ella suspiro, su piel tan sedosa, la experiencia es indescriptible, seguí bajando mi mano, frote delicadamente su ano, y ella reacciono levantando un poco más las caderas, levantando sus bellas nalgas del asiento de la silla, metí mi mano como pude, sentía ese calor que emitía su vagina, húmeda, caliente, excitada, logre alcanzarla con mi dedo, la frote, y comencé a deslizar su tanga hacia un costado, logrando percibir totalmente la sensación de su vagina, estaba muy húmeda, así que comencé a introducir un dedo, ella estaba extasiada totalmente, cerraba sus ojos al no poder gritar, comenzó a dar pequeños sentones, para que mi dedo se introdujera más en su caliente vagina, por momento dejaba de masturbarme debido a la excitación, de pronto y súbitamente paro, me acomodo, me hizo señas de que me guardara mi pene en su sitio, y se levantó, creyó haber escuchado algún ruido y se cercioro, no era nada, pero sabía que teníamos que tener cuidado, así que se metió al baño, se remojo la cara y salió aun con la excitación en sus mejillas, sonrojada, cual quinceañera en la esquina de su casa, me miro y me dijo –te deseo, no sabes cuánto-, me tuve que ir, ya eran casi la 1 de la mañana, me fui a casa de mi tía. Continuara..............
4 comentarios - Una suegra incomparable. 1a parte