Podes leer el Primer Polvo en este link: http://eroticasaventuras.blogspot.com.ar/2016/09/las-eroticas-aventuras-de-lucas.html y el segundo polvo en este link: http://eroticasaventuras.blogspot.com.ar/2016/09/para-leer-el-primer-capitulo-hace-click.html
La eróticas aventuras de Lucas.
Charla con una prostituta.
Tercer polvo.
Silvia estaba acostado en el pecho de Lucas. Era una sensación rara, que una mujer que le doblaba la edad, buscara la protección de ese abrazo. Pero a la vez, la sensación le pareció familiar. Fueron varias las veteranas antes de Silvia, que se apoyaban de esa manera en el pecho de Lucas, buscando protección y cariño, después de que el las cogiera salvajemente con su enorme pija. Ninguna se resistía a buscarlo cariñosamente después de eso, ni siquiera la mas puta.
Pero esta no era cualquier puta. Con 30 años, Lucas había llegado a cogerse a una mujer de 60, y hasta ahora, sin pagarle un peso. Lucas sentía que había cumplido una misión, estaba cumpliendo una de sus tantas fantasías, y la mujer con la que cumplió este sueño, estaba rendida en su pecho, apoyando sus enormes tetas. Lástima que ya estuviera tan cansada. Era verdad, ya no era un pendeja y Lucas se iba a asegurar que Silvia no pudiera trabajar por un par de días por el agotamiento.
-¡¿Cómo estuviste con una mujer casada, delante de su marido?!- preguntó Silvia -¿Hiciste un trio tan chico?-.
-No- respondió Lucas- No hice un trio y no tenía 15 años ya- Lucas le acariciaba el pelo tan característico de las mujeres de esa edad: corto, rubio y enrulado, como signo de dominación. Ya tenía toda la atención de Silvia.
-¿Entonces?- Silvia prendió otro cigarrillo.
-Tenía 18. Esos tres años, me los pasé yendo muy seguido al departamento donde trabajaba mi mamá-.
-¿Y estuviste con tu mamá?-
-Todavía no. Pará. Una historia a la vez-.
Lucas notó la sonrisa de Silvia en su pecho.
-Como te decía, iba casi todos los días al departamento donde trabajaba mi mamá, para estar con Vivi- continuó Lucas -Nos llegamos a querer profundamente. Seguramente yo más que ella. Fue mi primera mujer, y eso no lo olvido. Pero, obviamente, no era gratis. Como mi mamá, Vivi era puta de profesión y le cobraba a ella todos mis polvos-.
-Entonces tu mamá te puso un límite. La ibas a fundir-.
-Si. Si hubiera sido por mi, hubiera cogido todo el día con Vivi, como lo voy a hacer con vos-.
-No voy a aguantar bebé. Ya te lo dije- respondió con voz sexy y rasposa, Silvia -La amiga de tu mamá tenía razón, no tenés idea de lo que tenés entre las piernas-.
-Pero vos si mamita. Y vas a conocerla mejor que ninguna-
-Ojalá me alcance el tiempo- respondió emocionada Silvia -Y me de el cuerpo- ¿Me vas a contar como estuviste con esa casada delante de su marido o no? Sino, no te doy otro polvo.
-Si, si- se apuró a decir Lucas -Bueno. Pasé 3 años cogiendo con Vivi, casi todos los días. Aprendí de todo. Primero, distintas posiciones, después a aguantar más y por último. A darle por la cola-.
-Conmigo ni lo sueñes- sentenció Silvia.
-En ese tiempo, cuando había cumplido 18 años, tanto Vivi como mi mamá, sobre todo mi mamá, me incentivaron a buscar otras mujeres, y si podía, de mi edad-.
-¿Por qué tu mamá te incentivo más?-
-Supongo que estaba cansada de pagar o devolverle favores a Vivi. Pero después me enteré que era envidia. Vivi y yo nos matábamos en la cama-.
-Y te buscaste una pendeja-.
-No. Como te dije, la mayoría de veces, estuve con mujeres más grandes y en esa época, no me interesaban las pendejas. Busqué por internet, mucho. La mayoría eran perfiles falsos y me dejaron plantado, hasta que llegó-.
Silvia se acostó boca abajo, al lado de Lucas para mirarlo.
-Me había citado frente a la cancha de Deportivo Ribera. Llegué a tiempo y cinco minutos después, llegó una camioneta tipo combi, color blanca. Esto era a las 9 de la mañana, un lunes. No había nadie en la calle. La puerta lateral de la camioneta se abrió un poco-.
-¿Lucas?- me preguntó una voz de locutora, desde el interior de la camioneta.
-¡¿Te subiste?!- preguntó Silvia.
-Si. Que inconciente, podría haber sido cualquier cosa, pero fue lo mejor-.
-¿Vos sos Lucas? Vení- me dijo la mujer.
Me subí a la camioneta y ella cerró la puerta. -Hola, soy Yanina y él es mi marido-.
Una mano se asomó desde el asiento del conductor, adelante nuestro. Lo saludé. -Pensé que íbamos a estar solos-.
-No te preocupes- dijo la madura -Rubén, salí un rato-.
El marido se bajó, y se paró al lado de la camioneta. Vi bien la camioneta, solo había un asiento, en el cual me senté. Atrás, un colchón para dos. Yanina se me sentó encima. Tenía 45 años, era más grande que Vivi y mi mamá. Estaba vestida con un body de animal print y se sentó, sin más, arriba mio. Me besó profunda y violentamente. Me hizo acordar a Vivi, y me relaje.
-En un rato, mi marido va a subir, pero no va a hacer nada. Se va a quedar mirando al frente-.
-¿Y por qué hacen esto?-
Para seguir con lo mejor del tercer polvo, entrá en este link: http://eroticasaventuras.blogspot.com.ar/2016/09/las-eroticas-aventuras-de-lucas_21.html
La eróticas aventuras de Lucas.
Charla con una prostituta.
Tercer polvo.
Silvia estaba acostado en el pecho de Lucas. Era una sensación rara, que una mujer que le doblaba la edad, buscara la protección de ese abrazo. Pero a la vez, la sensación le pareció familiar. Fueron varias las veteranas antes de Silvia, que se apoyaban de esa manera en el pecho de Lucas, buscando protección y cariño, después de que el las cogiera salvajemente con su enorme pija. Ninguna se resistía a buscarlo cariñosamente después de eso, ni siquiera la mas puta.
Pero esta no era cualquier puta. Con 30 años, Lucas había llegado a cogerse a una mujer de 60, y hasta ahora, sin pagarle un peso. Lucas sentía que había cumplido una misión, estaba cumpliendo una de sus tantas fantasías, y la mujer con la que cumplió este sueño, estaba rendida en su pecho, apoyando sus enormes tetas. Lástima que ya estuviera tan cansada. Era verdad, ya no era un pendeja y Lucas se iba a asegurar que Silvia no pudiera trabajar por un par de días por el agotamiento.
-¡¿Cómo estuviste con una mujer casada, delante de su marido?!- preguntó Silvia -¿Hiciste un trio tan chico?-.
-No- respondió Lucas- No hice un trio y no tenía 15 años ya- Lucas le acariciaba el pelo tan característico de las mujeres de esa edad: corto, rubio y enrulado, como signo de dominación. Ya tenía toda la atención de Silvia.
-¿Entonces?- Silvia prendió otro cigarrillo.
-Tenía 18. Esos tres años, me los pasé yendo muy seguido al departamento donde trabajaba mi mamá-.
-¿Y estuviste con tu mamá?-
-Todavía no. Pará. Una historia a la vez-.
Lucas notó la sonrisa de Silvia en su pecho.
-Como te decía, iba casi todos los días al departamento donde trabajaba mi mamá, para estar con Vivi- continuó Lucas -Nos llegamos a querer profundamente. Seguramente yo más que ella. Fue mi primera mujer, y eso no lo olvido. Pero, obviamente, no era gratis. Como mi mamá, Vivi era puta de profesión y le cobraba a ella todos mis polvos-.
-Entonces tu mamá te puso un límite. La ibas a fundir-.
-Si. Si hubiera sido por mi, hubiera cogido todo el día con Vivi, como lo voy a hacer con vos-.
-No voy a aguantar bebé. Ya te lo dije- respondió con voz sexy y rasposa, Silvia -La amiga de tu mamá tenía razón, no tenés idea de lo que tenés entre las piernas-.
-Pero vos si mamita. Y vas a conocerla mejor que ninguna-
-Ojalá me alcance el tiempo- respondió emocionada Silvia -Y me de el cuerpo- ¿Me vas a contar como estuviste con esa casada delante de su marido o no? Sino, no te doy otro polvo.
-Si, si- se apuró a decir Lucas -Bueno. Pasé 3 años cogiendo con Vivi, casi todos los días. Aprendí de todo. Primero, distintas posiciones, después a aguantar más y por último. A darle por la cola-.
-Conmigo ni lo sueñes- sentenció Silvia.
-En ese tiempo, cuando había cumplido 18 años, tanto Vivi como mi mamá, sobre todo mi mamá, me incentivaron a buscar otras mujeres, y si podía, de mi edad-.
-¿Por qué tu mamá te incentivo más?-
-Supongo que estaba cansada de pagar o devolverle favores a Vivi. Pero después me enteré que era envidia. Vivi y yo nos matábamos en la cama-.
-Y te buscaste una pendeja-.
-No. Como te dije, la mayoría de veces, estuve con mujeres más grandes y en esa época, no me interesaban las pendejas. Busqué por internet, mucho. La mayoría eran perfiles falsos y me dejaron plantado, hasta que llegó-.
Silvia se acostó boca abajo, al lado de Lucas para mirarlo.
-Me había citado frente a la cancha de Deportivo Ribera. Llegué a tiempo y cinco minutos después, llegó una camioneta tipo combi, color blanca. Esto era a las 9 de la mañana, un lunes. No había nadie en la calle. La puerta lateral de la camioneta se abrió un poco-.
-¿Lucas?- me preguntó una voz de locutora, desde el interior de la camioneta.
-¡¿Te subiste?!- preguntó Silvia.
-Si. Que inconciente, podría haber sido cualquier cosa, pero fue lo mejor-.
-¿Vos sos Lucas? Vení- me dijo la mujer.
Me subí a la camioneta y ella cerró la puerta. -Hola, soy Yanina y él es mi marido-.
Una mano se asomó desde el asiento del conductor, adelante nuestro. Lo saludé. -Pensé que íbamos a estar solos-.
-No te preocupes- dijo la madura -Rubén, salí un rato-.
El marido se bajó, y se paró al lado de la camioneta. Vi bien la camioneta, solo había un asiento, en el cual me senté. Atrás, un colchón para dos. Yanina se me sentó encima. Tenía 45 años, era más grande que Vivi y mi mamá. Estaba vestida con un body de animal print y se sentó, sin más, arriba mio. Me besó profunda y violentamente. Me hizo acordar a Vivi, y me relaje.
-En un rato, mi marido va a subir, pero no va a hacer nada. Se va a quedar mirando al frente-.
-¿Y por qué hacen esto?-
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7 comentarios - El secreto de mamá 3
hay cuarta me imagino, ¿ no ?