La Previa

Este relato surgió de una charla con la genial @tfy01, además de ella haberle puesto el título. Espero que les guste.

link: https://www.youtube.com/watch?v=4AVJ7Cxi7KA





Es de noche. Las luces del remisse iluminan un estrecho camino de tierra que corre entre dos hileras de eucaliptus. Están a unos veinte kilómetros de la ciudad, en una zona de casas de fin de semana. Ella siente una especie de nerviosismo tenso. A su lado, su amigo habla sin parar de cualquier cosa que se le cruce por la cabeza, está tan acelerado como ella.
Consiguieron las entradas por internet. El se hizo un perfil falso de facebook y logró convencer a los organizadores que eran una pareja estable que quería participar de la fiesta. El grupo cerrado se abrió por arte de magia y previa transferencia bancaria llegaron las coordenadas y el horario.
Ella estuvo un par de horas pensando en el vestuario. Era la primera vez que iba a participar de éste tipo de encuentro. Como ir? No tengo ropa... Igual si me voy a poner en bolas... Pintada? Tacos? Minifalda?
Finalmente decidió no mentirse a sí misma y se puso la solera que siempre le gustó. Sin corpiño. La mejor bombacha que encontró en su cajón todo revuelto y unas sandalias cómodas y sin taco. Se miró al espejo y los fantasmas sobre su cuerpo le volvieron a aparecer. Le daba miedo que la vieran desnuda, no gustarles. Pero estaba muy caliente desde hacìa tres dias. Desde que su amigo le confirmò que iban. Se volvió a mirar y levantó la falda. Corriendo la bombacha vió su concha depilada, se abrió los labios y miró dentro suyo. Empezó a tocarse el clítoris en círculos y a mirarse haciendolo. Sintió que se estremecía de la calentura. Tenía la fantasía de chupar dos pijas a la vez. Eso la hizo mojar.
Dos horas antes dejó terminado todo lo que tenía que hacer y se juramentó tener doce horas para ella misma. Sentía que hacía años que eso no le sucedía. Sentía que la mujer adentro suyo daba golpes endemoniados para salir a la superficie. Quería sentirse bien, radiante, bella. Quería sentir un beso bien dado. Quería sentír un cuerpo pegado al suyo con ganas de matarse cojiendo.
Y, sobre todo, quería chupar dos pijas al mismo tiempo.
Se bañó con parsimonia. Le gustaba su pubis lampiño. Se felicitó varias veces por decidirse a hacerse la depilacíón completa. Le encantaba pasarse la mano por la entrepierna sin pelos. Su propia piel suave y muy blanca le parecía una preciosura escondida durante tiempo. Con la ducha caliente cayéndole en los hombros, sintiendo como se aflojaban los músculos de la espalda, recordó la primera vez que acabó mientras le hacían sexo oral. Uno de esos recuerdos que aparecen sin sentido y porque sí. Un tímido bastante apocado que le puso tanta pasión a su lengua que la hizo delirar de gozo. Esa tarde también se había depilado completa. Una amiga le había dicho que era lo mejor. Ella salía con el tímido y no dudó en probar. El resto de la tarde de sexo fué un desastre, pero esa chupada de concha le quedó grabada para toda la vida.
Dos horas después está de nuevo frente al espejo tocándose. Siente la necesidad de desnudarse. Se saca la solera y la bombacha. Se mira desnuda. Primero no se gusta. Nunca se gustó demasiado. Estar fuera de las normas de belleza impuestas siempre le trajo dolores de cabeza. Ahora todavía en su madurez los fantasmas todavía seguían apareciendo. Cerró los ojos unos segundos y los volvió a abrir. Esta vez además de verse, se encontró. Vió una mujer desnuda, caliente, con piel y ganas de gozar. Vió sus tetas grandes, un poco caídas pero firmes. Enormes pezones rosados que terminaban en punta, duros por la calentura. Empezó a acariciarlos. Cada uno con una mano, pasándole la palma por encima. Vió sus manos tocándose y se calentó aún más. Sus sentidos estaban prendiéndose de a poco. El toque sobre los pezones los hizo poner más duros todavía.
Dejó la mano izquierda sobre la teta y empezó a acariciar su cuello con la otra. Sentía la piel tersa, dispuesta. Fué bajando de nuevo por la teta y hasta llegar a la panza. Se veían algunas estrías del embarazo pero se gustó también. La mano siguió hasta la entrepierna. Se entretuvo un rato con el clítoris. Sentía su propia humedad mojándole los dedos. Se los acercó a la boca y los chupó. Sus propios flujos tibios la hicieron calentar aún más.
Agarró el espejo, lo descolgó y lo apoyó en el piso. Se sentó en el piso a su vez con las piernas abiertas. Abriéndose los labios, veía su concha húmeda, intensa, con ganas de recibir pija. Se agarró las tetas y las empezó a chupar. Gozaba con la imágen de su propia lengua chupando su pezón y la electricidad que eso le producía la estremecía aún más.
Se acarició un poco más el clítoris y después se introdujo los dedos mayor y anular de la mano derecha en la vagina. Loca de calentura se empezó a pajear metiendo y sacando los dedos cada vez más mojados de su concha. Se veía pajear, sus tetas moviéndose al compás de los movimientos de la mano, su propia cara caliente y enrojecida en los cachetes. Se calentó viéndose caliente y acabó tirándose de espaldas sobre el piso de azulejos de la habitación. Levantó las caderas y sintió tres o cuatro espasmos de placer que la dejaron con la mente en blanco, tirada sobre el piso y viéndo el techo con la respiración agitada. Se sonrió. Sintió que podía sentir. Cinco minutos después, escuchó la bocina de un auto que clamaba insistente por su presencia. Se levantó rápido, se puso la solera a las apuradas. Decidió no usar bombacha esa noche. A las corridas se miró en el espejo del baño, acomodándose un poco el pelo. Salió a la calle, su amigo la esperaba en el asiento trasero del remisse. Se dieron un beso y arrancaron hacia las afueras de la ciudad.
Acercándose al oído de él le dijo:
- Hoy quiero chuparme dos pijas al mismo tiempo...