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Mi Tía y sus amigas (Tercera parte) continuacion

Aquí, parece que se la acabó toda la valentía que tenía en el cuerpo, dice las últimas palabras mirando al suelo, volviendo a ser la misma Cris de siempre.

- Entonces, estoy de enhorabuena, porque si finalmente te hubieras arrepentido, posiblemente hubiera estallado de forma espontanea - Digo, riéndome y mirando ligeramente a mi entrepierna.

- Gracias, Diego - lanza sus brazos alrededor de mi cuello y me besa con fuerza en la boca.

Deslizo mi lengua entre los labios y empezamos a intercambiar saliva, mientras nuestras lenguas se entrelazan.

- ¡Eh! Señores, ¿no habrán empezado sin nosotras? ¿Verdad?

Oímos a Clara que nos reclama desde el piso de abajo. Parece tener un radar o un sexto sentido para el sexo. Rompemos el beso y esperamos un último instante antes de reunirnos con sus amigas, mirándonos a los ojos.

- Voy a hacer todo lo posible, para que este día sea muy especial para ti - le prometo.

- Te creo - me responde ella, sonriendo recatadamente y poniéndose de pie.

- Cristina - digo por último poniendo las manos en sus hombros. - Ahora mismo, no quiero tener una nueva relación de pareja. No quiero que te hagas una idea equivocada y hacerte daño.

- Uhff, menos mal. Eso si me preocupaba. Tener que ir otra vez al cine contigo, para ver pelis de dibujos animados. Podría ser muy violento - ahora ella se burla de mí.

Es inocente, pero no tonta.

Toma mi mano y me lleva hasta la sala de estar.

- Estamos listos - anuncia a sus amigas.

- ¿Dónde lo vamos a hacer... ? - pregunta Ali

No había pensado, en qué lugar de la casa estaríamos más cómodos, cinco personas ocupadas en el sacrificio de una virgen.

- En la cama de tus padres - dice mi tía, rápidamente. De nuevo toma la iniciativa - Es la habitación más grande y mi hermana y mi cuñado,como siempre, tienen una cama king-size.

Noto como mira Cris cuando dice esto, buscando su aprobación. Cuando ésta asiente, continúa.

- Luego cambiaré las sábanas antes de que lleguen a casa.

Un poco raro me resulta, pero probablemente es el mejor lugar.

- ¿Y es necesario que vengáis todas? - Les pregunto cuando avanzamos por el pasillo hacia la habitación de mis padres. - Parece la noche nupcial de los antiguos los reyes.

- No será como los antiguos reyes. Estos tenían a los cortesanos presentes durante la primera cópula, solo para mirar y asegurarse de que se consumaba el matrimonio. - dice Alicia con conocimiento, pues es profesora de historia en un instituto

- Pues eso digo. Creo yo que valdrá con nuestro testimonio ¿O no? No hace falte que estéis todas.

- No será simplemente mirar - me explica Clara. - Estaremos allí para dar estímulo y apoyo.

- Está bien - contesto, navegando en un territorio desconocido,... al menos desconocido para mí, pues creo, que estas cuatro, estuvieron hablando anoche hasta tarde.

- Vamos a tomarnos nuestro tiempo - aclaro. - No quiero que salga mal por ser demasiado ansiosos. Supongo que tenemos todo el tiempo del mundo.

Cris asiente con la cabeza y sus amigas se ríen. Tengo la sensación de ser un cordero, que intenta vestirse con piel de lobo.

- Esta es una nueva experiencia para mí, pero supongo que estaréis de acuerdo, que cuanto mayor sea su nivel de excitación, más fácil será. Me voy a centrar en ello, hasta que vea que es el momento exacto.

Me defiendo de sus medias sonrisas. Estoy nervioso con tanta audiencia

- Eso suena muy bien ¿Puedo ser yo la siguiente? - bromea Ali.

- Después de mí - dice Clara, mientras saca su camiseta por la cabeza.

- ¿Qué haces? - pregunto, mientras veo como se quita el sujetador y tira de la cremallera de sus pantalones cortos.

- Mostrando el apoyo, - sonríe - Ali será el estímulo.

- Esto era para Cris y para mí - replico, mirando a tía Laura en busca de ayuda, pero ella y Ali se están quitando la ropa. Están todas de acuerdo.

Tía Laura se encoge de hombros, mientras desliza sus bragas por las piernas y luego se precipita hacia la cama a quitar el edredón y las mantas, dejando sólo la sábana inferior.

- Ya estábamos desnudos todos juntos anoche, Diego. - añade Ali, como si a partir de ahora, el estar todos en pelotas, fuera a ser lo más normal del mundo.

Pero la normalidad no es tal. Sus pezones oscuros, de chocolate puro, ya están transmitiendo su excitación y mi pene se endurece en mis pantalones cortos.

- Tienes razón - contesto. - Yo solo ... Supongo que no me lo esperaba.

Me vuelvo hacia la cama. Cristina ya se ha despojado de su ropa y se ha quedado en sentada sobre la sábana, con las piernas ligeramente cruzadas en los tobillos.

¡Me cago en la leche que he mamao! Es hora de dejar de dudar y protestar de una puta vez. Tengo a tres bellezas desnudas sentadas en la cama, alrededor de una diosa virgen desnuda, que está esperando que me ponga en marcha y tome su virginidad, después de 39 años en este mundo. Debería pellizcarme la cara para ver si estoy soñando y dejarme de tantos remilgos.

Decido no pellizcarme, no sea que despierte y me pierda sueño de mi vida, y me pongo manos a la obra.

Rápidamente me quito la ropa, oigo algunas risitas de las cuatro encantadoras señoras que me esperan sobre el colchón y cierro los ojos para no ver como mi tía observa mi rabo, tieso y colorado como el del mismísimo diablo. Luego me dirijo hasta colocarme al lado de Cristina.

No puedo evitarlo, finalmente miro a tía Laura y la veo absolutamente deseable. Pienso que me gustaría que fuese ella la que sacrificara su virginidad ante mi cetro. Como puedo, saco ese pensamiento incestuoso de mi mente y vuelvo mi atención a Cristina.

- No puedo creer la suerte que tengo, Cris. Se te ve tan… deseable - le digo mientras le tomo entre mis brazos y reanudamos nuestro interrumpido beso de antes.

Nuestras lenguas bailan un preludio suave a la danza principal, que ansío con todo mi alma. Acaricio su durito y redondo culo y paso mis manos por sus torneados muslos.

- Mmmhhh - Cristina ronronea en mi boca, cuando mi mano aprieta el firme cachete de su culo.

Mi pene se aprieta contra su estómago y noto sus pezones tensos presionando en mi pecho

- No puedo esperar más para chupar tus pezones - le digo rompiendo el beso.

Ella sólo asiente, mientras que bajo besando su cuello. Llevo mi mano para aprisionar su pecho y rozo con mi lengua su pezón alargado, viéndome recompensado ​​con un profundo gemido gutural. Meto todo su pezón en la boca y comienzo a chuparlo, lamerlo y mordisquearlo, mientras mi mano acaricia su otra pequeña tetilla.

Paso mucho tiempo amamantándome de sus pechos, pasando de uno a otro, observando cómo se tensan, al tiempo que noto como su excitación va aumentando. Sus manos agarran mi pelo y empujan mi cabeza con fuerza contra su busto.

Poco a poco, muevo mi mano por su torso, su abdomen y llego a peinar con mis dedos su rubio pelo púbico. Muerdo su pezón, al mismo tiempo que mis dedos alcanzan su húmedo coño y Cris deja escapar un suspiro claramente audible.

- Eso ha sonado muy bien. Ha debido de pasar algo muy bueno - dice Clara, sonriendo a su amiga.

- Algo muy bueno. Esto es muy bueno, Clara– murmura Cristina cuando mis dedos bañados en sus juguitos resbalan alrededor de sus labios mayores.

Abandono sus pechos y retorno mi camino de besos a lo largo de su cuello, mientras separo los labios de su vagina con mi dedo medio. Cuando encuentro el acceso, deslizo mi dedo entre sus labios y mi lengua entra en su boca. Ella gime en mi boca abierta, cuando mi dedo penetra en su apretada gruta de placer.

- Mmmmmhhhhhhh - Cristina gimotea, tímida, alrededor de mi lengua, mientras yo sigo penetrando tiernamente en su conejito.

Echo a una mirada a las tres mujeres. Como si vieran una tierna película romántica, tienen la cara emocionada, aunque lo que están viendo, es cómo su vieja amiga se retuerce de placer encima de la cama.

Sigo acariciando y penetrando su coño. Froto su pequeño clítoris, mientras, abandonando su boca, empiezo a besar todo su cuerpo. Me posiciono entre sus piernas extendidas, sujeto sus caderas que se mueven incontroladas y reemplazo mi dedo por la lengua. No me da tiempo a saciarme del manjar cuando le viene un increíblemente potente orgasmo.

- ¡Oh, joder!- grita - ¡Ohhhhh Diego! ¡Oh, por Dios! ¡Ahhhhhhhhhhh!

Estoy chupando su clítoris. Deseo paladearlo, saborearlo, como si fuera un buen vino. Sus dedos mesan mis cabellos con urgencia. Endurezco la punta de mi lengua y mis labios besan el borde superior de sus ninfas, haciendo brotar su endurecido clítoris fuera de su tenue defensa. Deposito mis besos sobre sus labios, desde la delicada capucha, hasta el último pliegue del perineo. Aspiro su particular olor, esa fragancia dulce, almibarada, que ya me ofreció con generosidad el día anterior.

Mi lengua se hunde como un ariete en el interior de su sexo, buscando el origen de esa ambrosía que destilan sus entrañas. Se agita y sus dedos me presionan con fuerza en la nuca, imbuyéndome en su fuente de vida.

Un quejido agudo nace de su interior, un dulce lamento que me indica el camino. Sigo despacio, muy despacio, frenando mis ansias de devorar esa vulva rosada y chorreante

Uno de sus pies acaricia mi espalda. Noto como encoje sus dedos, levanta sus caderas. No solo se agita, se contorsiona, sino que sus nalgas se elevan incontroladas y me obligan a sujetarla para no perder el contacto.

Ella tampoco quiere perder el íntimo contacto y sus piernas se abrazan a mi espalda, impidiendo que me aleje un centímetro de su sexo. Sus dedos se engarfian a mi pelo y noto que ha llegado el momento definitivo.

- Me estoy corriendo, hijo de puta. Me muero, cabrón, me muero - chilla mientras enreda sus dedos en mi pelo e introduce, aún mas, mi cara en su coño tembloroso.

Me quedo chupando levemente su clítoris, hasta que ella se derrumba de nuevo en la cama, a continuación, recojo con mi lengua su dulce néctar.

- ¿Te la vas a follar ya, Diego? - me pregunta Ali, cuando levanto la cabeza para tomar un respiro.

- Todavía no - contesto con una sonrisa malévola - No está lista todavía.

- Sí, lo estoy - replica Cristina.

- Vas a estarlo más, después de que te lo coma de nuevo - contesto al tiempo que me sumerjo de nuevo en su coño delicioso.

- Desde luego, Claudia te tenía bien enseñado. - oigo decir a mi tía y su puya hace mella en mi orgullo.

Seguramente tiene razón, esa zorra me llevaba por donde quería. Creo que mi tía lo sabía desde hace tiempo. Seguramente también mis padres. La experiencia es un grado, pero no es algo en lo que tenga que pensar ahora. Tengo un trabajo por hacer.

Deslizo mi lengua por cada grieta de sus labios, devoro sus jugos y de nuevo introduzco la lengua hasta su límite en su apretado agujerito. En su agujerito virgen. Luego gime sorprendida cuando empujo sus piernas hacia arriba y comienzo a comerle el culo.

- Tenías razón -dice entusiasmada, volviendo la cara hacia Ali - ¡Qué bueno es esto! da un gustirrinín... que se siente maravilloso.

Sus amigas se ríen de su comentario entre infantil e inocente y ella se retuerce en respuesta a mis lametones. Poco a poco avanzo por su perineo, esa área sensible entre su culo y su coño.

A medida que avanzo hacia el coño empapado de Cristina, sigilosamente dirijo mi mirada a Ali, Clara y tía Laura. Las tres mujeres están disfrutando claramente del show de sexo en vivo que les estamos ofreciendo.

Mientras tía Laura y Clara se comportan con cierta discreción, Ali está frotando claramente su coño. Tiene las piernas abiertas y con un dedo se está follando a sí misma. Las otras dos tienen una mano entre sus piernas, pero no están siendo tan descaradas.

¡La ostia puta! Con esas imágenes grabadas en la retina, voy a tener el rabo como el pedernal el resto de mi vida.

- ¡OOOOOH, Joder! Otra vez, otra vez. - grita Cristina. Vuelve a agarrar mi pelo, mientras yo sigo asaltando su chochete.

Chupo su clítoris entre mis labios y jugueteo con mis dedos en su interior. La noto tensarse y saca con firmeza mi cara de su entrepierna. Nos ofrece una visión clara de su vagina abierta y sus caderas suben y bajan de forma convulsiva.

- ¡Oh, Joder! - grita a pleno pulmón, al tiempo que noto sus músculos vaginales emitiendo pulsaciones, que se aferran a mi dedo como si quisieran devorarle y sus secreciones salen abundantes, empapando la sábana y seguramente le colchón

- ¡Oh, Dios, Dios, Dios! Me estoy corriendo. ¡¡¡Me corro!!! - aúlla, como si la fuera la vida en ello.

Luego se encoje, se gira y mete la mano entre sus piernas, como protegiendo su tesoro.

- Creo que me he corrido como ayer lo hiciste tú, Clara ¡Qué vergüenza, parece que he meado!

Su blanca piel está ahora encarnada. Jadea, cierra los ojos en un gesto de placer supremo. Sus tres amigas la miran en silencio, con cara de asombro o, quizás, de envidia.

Podía ahora recordar a mi tía su comentario, sobre lo que he aprendido o he dejado de aprender con Claudia, pero prefiero reservarlo para otro momento.

Incluso por un instante, pienso que he podido meter la pata, quizás se haya agotado y debemos de esperar hasta que se recupere. Toda duda se desvanece, cuando Cris, se gira sobre si misma y abre los muslos, ofreciendo a la concurrencia la visión de una vulva brillante y abierta.

- A qué esperas, Dieguito, quítame esta calentura y lo que pilles por el medio.

Ante esa frase para la historia, me limito a pedirle a Clara uno de los condones que están sobre la mesilla de noche. Ella lo agarra, abre el envoltorio y se viene hacia a mi pene.

- ¿Puedes ponérmelo? - le digo, con toda mi cara cubierta con el caldito del coño de su amiga.

- Claro que puedo - sonríe y como una experta lo rueda sobre mi turgente rabo. Sus dedos permanecen unos instantes alrededor de la base de mi polla y luego acarician mis pelotas.

- A por ella, tigre - susurra a mi oído y luego me da un pequeño cachete en el culo.

Todavía sale por última vez mi vena de buen chico.

- ¿Estás segura de que quieres hacer esto? – Le pregunto justo cuando alineo mi polla tiesa con los labios de su empapada vulva.

- ¡Diego! ¡Quieres callarte y follarme de una puta vez! - Suena ansiosa y remarca sus palabras separando sus muslos tanto como puede.

- ¿Quieres ponerte arriba y controlar tú la penetración?

- ¡Deja de dar la lata, Diego! – ahora es Ali la que me apremia – Como quieres que te diga, que quiere que se la metas y te dejes de tonterías.

Miro a los ojos a todas y cada una de las encantadoras mujeres desnudas que me rodean, mientras mi pene se desliza hacia la inmaculada apertura de Cristina. Tengo la verga dura como una roca y se desliza fácilmente en su bien lubricado agujerito ¿Por qué tantas dudas? ¿Por mi tía? ¿Por la edad de mis compañeras? ¿Por el número de mujeres que me rodean? ¿Por la virginidad de Cristina? En realidad ¿No son todos acicates, para dejar que fluya la llamada de la naturaleza?

- Cris, me gusta cómo me aprieta tu coñito. - le digo cuando mi glande entra lentamente en su pequeño túnel. No sé, si para darle confianza a ella o a mí mismo.

- Ya está entrando - susurra Clara con emoción, mientras las tres mujeres se acercan para observar

Noto tensa a Cristina y, a la entrada, extremadamente angosta, pero los calditos de sus anteriores orgasmos me ayudan a deslizarme fácilmente entre sus finos labios. Me inclino hacia abajo e introduzco mi lengua, intensamente empapada en los jugos destilados por su coño, en su boca. Cristina se suelda a mi lengua sin una pizca de asco por el persistente sabor.

Arqueo mi espalda. Introduciendo mi polla en la apertura de su coño suave y sedoso. Cristina espera anhelante deshacerse de su terco himen, con varios años de retraso. Eleva sus rodillas, extiende sus piernas con amplitud y afirma las plantas de los pies sobre la cama, esperando mi último empellón.

- ¿Lista? - Le pregunto, una vez más, con una sonrisa.

Ella sólo asiente con la cabeza. Antes de que pueda reaccionar, empuja hacia arriba y mi verga irrumpe a través de su barrera protectora, penetrando en las profundidadesde su coño. En sentido estricto, podemos decir que es ella quien se desvirga y yo quien lo disfruto.

- Uuummhhh! - deja escapar un soplo de aire y su cara dibuja en una mueca de atenta espera.

- ¿Estás bien, Cristina? –busco en su cara algún signos de dolor.

- Sí, - dice con orgullo. – tampoco es para tanto. Es más un escozor que un dolor

Siento sus músculos vaginales, que se aprietan alrededor de mi polla, como si quisieran expulsar un objeto extraño, pero también el calorcito de su carne tibia rodeando mi ariete. Me quedo inmóvil para que se acostumbre a la sensación, antes de sacar lentamente mi rabo de su ardiente túnel.

Cierro los ojos cuando mi glande está casi fuera y lentamente empujo hacia el camino de vuelta. ¡Joder, siento su coño calientito y apretado! Será psicológico, pero me pone esto de estrenar su chochito.

Su cara está roja y su gesto feliz, mientras, entro y salgo despacito de su cuerpo. Nuestras espectadoras desnudas parecen asistir al beso de la película Casablanca. Tienen un brillito en los ojos y una sonrisa bobalicona en la cara ¡Me las follaba a todas!

- ¿Qué, ya eres una mujer? - Alí le dice dulcemente, mientras cepilla con su negra mano, el dorado pelo sobre la frente húmeda.

- Una mujer lleva siendo toda su vida – dice mi tía con sorna – Ahora lo que es una mujer bien jodida. En el mejor significado del término.

- ¡Por fin! ¡Una jodida zorra, como todas nosotras! – replica Clara con su delicadeza habitual.

Yo entro y salgo de su coño cada vez con más facilidad

- ¡Es mía! ¡La siento! –Se refiere a mi polla, lógicamente.

Me agarra del culo, sonríe y se va animando, al tiempo que va, poco a poco, acoplándose a los movimientos de mi pene.

Todavía estoy deslizándome dentro fuera, dentro fuera, con lentitud. Ella envuelve sus piernas alrededor de mi espalda y clava los talones en mi culo. Me abraza con fuerza contra su pecho, cuando susurra, para ella y para mí, no para nuestro público:

- Fóllame, Diego. Haz conmigo lo que quieras, pero haz que me corra de nuevo.

La envuelvo con mis brazos por debajo de los hombros, me apoyo con ellos en el colchón y empiezo a mover mi pene más rápido.

Mis huevos empiezan aterrizando dulcemente contra sus nalgas, cada vez que introduzco mi polla hasta la base, pero vamos acelerando, hasta que terminan palmoteando en su culo, cuando ella empuja sus caderas buscando nuestro encuentro. Cada vez más rápido, cada vez más fuerte.

¡Joder! Hace unas horas que he roto con Claudia y me estoy tirando a la amiga de mi tía, que además es virgen... y para rematar el cuadro, nos rodea una audiencia de mujeres bien entradas en la treintena, que nos amenizan la jodienda con un coro de suspiros y jadeos ¡Qué coño! ¿Y yo preocupado por hacer daño a Cristina…? ¡Esto es la gloria!

- ¡Oh Dios mío! ¡Oooooh, mierda! ¡Joder! ¡Joder! Jodeeer! ¡Esto es la ostia de bueno! ¡Qué me haces cabronazo! - Sus uñas se clavan en mi espalda, mientras, la dulce Cristina, la mujer recatada y tímida, suelta por su boquita más tacos que un estibador del puerto.

- -Vamos cariño, que ya estás a puntito de caramelo. Lo estás disfrutando ¿Eh? – le dice Ali, mientras se tumba a su lado y le da un beso en la mejilla. Su mano sobre mi culo, acompaña mis movimientos de vaiven.

Yo no puedo por menos que fijarme en sus grandes tetas, que caen de lado sobre su brazo izquierdo. Brazo que se pierde hacia sus piernas, más allá de donde yo puedo ver.

- Gracias, cabronas. Gracias por este fin de semana. Esto es increíble, – contesta Cris entre jadeos.

Su cara blanquita tiene un color bermellón y su gesto se contrae, por el esfuerzo de seguir moviendo las caderas y por el placer le provoca el empotrarse contra mi polla.

Cris en un impulso irracional, agradecida, besa a Ali en la boca. Ésta lo recibe sorprendida y divertida. Sin duda ésta es otra Cris, desinhibida y voluptuosa, que está disfrutando con un buen polvo, largamente deseado.

A mí, el condón me está ayudando a mantener a raya mi eyaculación. Quiero alargarlo lo máximo posible, viendo el buen rato que está pasando Cristina. Intento que tenga el mejor recuerdo de su primera vez, que se acuerde toda su vida del sobrinito de su amiga Laura, pero me estoy acercando al final.

Golpeo en ella cada vez con más ritmo. Noto mi bajo vientre golpeando contra su húmeda vulva y disfruto cada una de las profundas entradas de mi polla en su interior. Su coño apretadito, se enfunda amoroso sobre mi tronco y sobre el capullo.

- Oh, sí!¡Sigue así! ¡Oh, mierda! ¡Sigue! ¡Sigue! ¡Sigue!

Cristina me abraza con brazos y piernas, apretándose a mí, totalmente entregada. Sus uñas arañan mi espalda, aunque, perdidos en el momento, no le doy mayor importancia. Por encima de sus gritos y nuestra ruidosa respiración, puedo escuchar a mi cuerpo golpeando como un martillo neumático en su coño medio licuado.

Cuando noto que ella llega con éxito a un magnífico orgasmo y sus músculos internos se abrazan alrededor de mi pene, siento la mano de Ali, que se desliza por encima de mi culo y acaricia mis testículos.

¡Mierda! Ella termina antes que yo. Justo cuando me disponía a disparar mi carga dentro de su coño. Me besa, me abraza, me inmoviliza. Nos aferramos el uno al otro y pienso que es mejor parar. Me quedo con las ganas, pero al fin y al cabo, éste es su día. El día que desvirgué a la amiga íntima de mi tía, a la que conozco desde que nací, me digo con una sonrisa de sátiro en la cara. No se lo voy a estropear, contándole mis necesidades.

- Hmmm, - Murmuro, besándola con ternura en sus labios hinchados y calientes. Sintiendo como su coño envuelve mi rabo hipersensible.

- ¡Guaaaauu! - Susurra tía Laura - nunca había visto a nadie follando. Ha sido la ostia.

- Sí - coincide Ali y añade con una risita - Yo me he hecho una pajita. - Con la mano, aún acaricia las mejillas de mi culo, mientras y yo reposo abrazado a su amiga.

Tengo la impresión de que no ha sido la única en masturbarse, pero aún así Clara añade.

- ¿Quién es la siguiente? – lo que provoca una mirada asesina de mi tía Laura.

- Estábamos de acuerdo en que esto sería para Cristina - advierte.

- Lo sé, pero ahora estoy tan caliente, que estoy a punto de descubrir que se siente con un consolador de goma. Y esas novedades no son buenas a mi edad - le responde Clara entre risas.

No creo que a mi tía le haga gracia, pero yo sigo pendiente solo de Cristina.

- Gracias, Diego – me dice tirando de mi nuca hacia abajo para besarme de nuevo, y su lengua invade mi boca en un beso cálido y húmedo.

Desliza sus manos por mi espalda y por encima de mi culo, su mano tropieza con la de Ali.

- ¿Qué coño…? - dice, volviendo la cabeza hacia Ali, que se encoge de hombros y ambas se ríen fuerte y con ganas.

Curiosa experiencia, la que han compartido las dos amigas, conmigo en medio.

Finalmente saco mi pene morcillón, pero todavía hambriento, y ruedo por encima de Cristina. Sus amigas se lanzan rápidas a inspeccionar los daños. Le informan de que hay muy poca sangre.

- No me dolió tanto, como pensé lo haría - dice Cristina.

- Supongo que eso es bueno - digo, saliendo de la cama y yendo hacia el cuarto de baño para tirar el preservativo.

- Algún mérito tendremos que darte, pero poco. – me dice Clara mirando como deslizo el condón vacíos obre mi pene.

- No quieras tener el mérito, sobrino, que el mérito es de mi amiga - dice tía Laura abrazando a Cristina. Se las ve radiantes.

- No seais dura, que ha sido un encanto – me defiende Cristina. Luego agrega – Un encanto y un machote. Mi machote.

- Bueno, bueno ¿Seguro que eras virgen? ¿No habrás montado alguna vez a caballo y habrás notado alguna perdida extraña? – dice Ali y añade con mala leche – Porque el semental que tenías hoy, ha dejado poco daño, para el rabazo que te ha metido – Luego me guiña un ojo con complicidad y buen rollo. – Laura, ésta nos ha mentido para tirarse a tu sobrino, que tampoco parecía tan experto.

Cuando las dejo, las mujeres están compartiendo el malestar que sintieron la primera vez que follaron con un tío y enredándose en mil anécdotas, que no sé si quiero conocer, sobre todo de mi tía.

Decido darme una ducha y mientras estoy esperando a que el agua de la ducha se caliente, Clara se desliza en el cuarto de baño.

- Has estado muy bien Diego. No hagas caso a esas brujas ¿Quieres que te lave la espalda y te cure esos arañazos? – me pregunta, mirando mi pene. Supongo que verificando que no me he corrido con Cristina. – Creo que has sido tan caballero, que nadie, salvo tu tita Clara, ha pensado en ti.

¡Qué ostias! ¿Por qué no? Yo ya estaba enhiesto, confesémoslo, como un martillo pilón. Un par de insinuaciones y mi pija levantó la cabeza rápidamente, pidiendo un alivio que me hacía falta

- Claro - le respondo mientras me muevo a un lado para invitarla a entrar conmigo en la ducha.

Es alta y nos encontramos frente a frente, con el chorro de la ducha golpeando su espalda. Coge abundante jabón y lo echa sobre su mano. Luego lo extiende sobre mi pene y mis testículos provocando una agradable sensación, acariciándome entre la espuma.

- Pensaba que habías dicho mi espalda - bromeé.

- Ahora llegaremos a eso. Déjame que coja el camino que yo quiera. - sonríe, pero mi pene amenaza con estallar, si el “camino” se hace muy largo.

- Mmmm. - Clara ronronea cuando acaricio su pecho y pellizco sus pezones.

Esos oscuros pezoncillos con forma de volcán han resultado ser extraordinariamente sensibles.

- Vamos a empezar quitando todos los desagradables flujos corporales de Cristina de este pollón - sonríe, mientras desliza rotando, su mano enjabonada sobre mi miembro y juguetea con mis huevecillos - ¿Luego, vas a follarme, Diego?

Antes de que pueda responder, ella se roza sus labios con los míos y desliza su lengua dentro de mi boca.

Sus manos se desplazan a mi espalada, para después agarrar los cachetes de mi culo. Su lampiño montecillo de porcelana se frota suavemente contra mi erección.

- Sabes a coño, Diego - dice, haciendo una pausa en el beso, pero no en el frotamiento contra mi verga.

Yo sólo sonrío tímidamente, sin saber que responder. No parece importarle mucho, pues poco después empieza devorar mi boca. Respondo, agarrando sus nalgas.

- Y ahora que tienes este magnífico cipote tan hinchado y tan malito ¿Qué vas a hacer con él? - Se burla poniendo cara de niña mala.

- ¿Qué deseas que haga? - Le pido.

Sonriente y seductora, nos da la vuelta y ahora el agua de la ducha está golpeando mi espalda. Se libera de mi abrazo, se gira y coloca sus manos contra la pared de azulejos.

- Lo que he querido hacer desde que apareciste ayer - Contesta, moviendo su culo contra mi polla dura.- Porque yo también estoy malita.

Mi pene se intercala entre sus nalgas mojadas y paso mis manos por debajo de sus brazos, abarcando con ellas sus pechos.

- Por favor - me pide Clara, abriendo las piernas, al tiempo que me mira por encima del hombro.

- Por favor, ¿qué? - Bromeo.

- Por favor, métemela, Diego, y cúrame un poquito.

¿Quién soy yo para ignorar los deseos de una mujer en tal estado de sufrimiento? Incluso si esa mujer tiene 38 años de edad y es amiga de mi tía. Saco mi polla de nuevo de entre su rajita y la alineo con su ansiosa apertura. Suavemente, consuelo el apetito de mi glande entre sus hinchaditos labios vaginales, lo sostengo sin moverme.

- Ohhh.

Suena Clara como el arrullo de un niño, mientras empuja hacia atrás, contra el intruso que amenaza sus entrañas. Me muevo con ella, muy poquito. Sólo mi porrita consigue entrar dentro de su coño delicioso.

- ¡Vamos, por favor! - me pide con ojos de gata.

Agarro sus caderas con las manos y la meto mi polla de un golpe.

- ¡Coño! ¡SÍ! - llora cuando mis huevos golpean contra sus muslos y mi polla dilata su vagina.

Ahora me desahogo con ganas, disfrutando de la vista de su culo de mujer madura, sometida largas sesiones de gimnasio. Deleitándome con la imagen de como mi pene desaparece en su interior. Mientras, Clara, tiene ambas manos en la pared aguantando mis embestidas.

- Oh ... oh ... oh ... oh! - sus gemidos marcan el ritmo de mis golpes de cadera y ella arquea su espalda con cada arremetida, para facilitar la penetración.

- ¡Joder! - dice, y la veo retorcerse ante la eminente llegada de un orgasmo - Lo necesitaba ¡ufh! ¡COOOÑO! ¡Lo necesitaba!¡Vamos! ¡Vamos, cabroncete!

Sé que no voy a durar mucho más tiempo. La tensión que ejercen sus paredes contra mi pene me mandan también sus sensaciones. Tampoco ella va para mucho tiempo. Demasiada carga sexual retenida durante un tiempo excesivo.

Mi final está cerca, y más cuando veo como Clara tiene una mano entre sus piernas, trabajando su clítoris mientras la aporreo cada vez con más fuerza. Me gusta esa desinhibición de Clara. Esa falta de escrúpulos, buscando su placer, sin pensar en absoluto en la opinión de los demás. Me gusta que sea tan puta y tan guarra.

- Oh, joder, Diego! ¡No pares! ¡Sigue! ¡Siiigue! ¡Estoy a punto de...!

¡Yo también! Apunto de llegar a la meta de cara a la recta final. Cada vez más fuerte.

Clara redobla la velocidad de sus dedos sobre el clítoris, la falla la mano que tiene en la pared y se apoya con el codo. La sujeto por encima del hombro y la empotro con fuerza sobre mi pelvis. De repente, para su mano, noto como sus músculos vaginales se enroscan con fuerza alrededor de mi pene y emite un quejido agudo y contenido. Pensaba que gritaría a pleno pulmón, pero la exuberante Clara, parece contenerse en el punto final.

Yo entro en erupción al instante. En varias sacudidas profundas, deposito en su coño varias cargas de lefa caliente ¡Mierda! He olvidado el puto condón. Me congelo, sosteniéndola inerte sobre la pared.

- ¡No pares! - Clara me agarra del hombro pidiéndome más - ¡sigue montándome, cabrón!"

- Se nos ha olvidado el condón! - Digo, con vergüenza.

- Olvídalo ¡tomo la píldora! - me dice exasperada.- ¡Continúa dándome, coño!

Cojo el ritmo que había dejado y veo como se relame disfrutando las etapas finales de su orgasmo.

Estoy totalmente agotado. Noto como el agua golpea mi espalda. Apoyo mi mejilla sobre la suya, al tiempo que me aferro a su cintura con los dos brazos.

- Deberíamos terminar de bañarnos - digo, sin hacer ningún esfuerzo para sacar mi polla de su insaciable coño.

- Probablemente - me dice, jadeando, sin dejar de apoyarse en la pared de la ducha, ahora con la cabeza baja.

- ¡Diego! - grita mi tía al entrar al cuarto de baño. - ¿Vas a estar en la ducha todo el día?

- No, ya estoy terminado - contesto en el instante que ella tira de la cortina de la ducha.

- ¡Clara! - grita - ¿Qué coño estás haciendo aquí? ... Bueno, puedo ver lo que estás haciendo, pero ...

Esto hace dos días no hubiera ocurrido. Mi tía no hubiera entrado a ver que hacía en la ducha. Sin embargo Clara no pierde la compostura.

- Pensé que tu sobrinito podría necesitar ayuda para bañarse y como vosotras estabais hablando... - sonríe, mientras saco mi flácido pene de su conejito empapado, - entré para preguntarle y entonces me violó - se ríe y se chupa un dedo, poniendo gesto de niña inocente.

Mi tía pone los ojos en blanco, pero inmediatamente vuelve a centrarlos en mi flácida polla.

- Ya lo has conseguido ¿no? - me pregunta tía Laura indignada. - ¡Acabas de desvirgar a Cristina! ¡Estás salido, joder!

¿Qué quería que hiciera? ¿Qué me quedase con el calentón y rechazase a su voluptuosa amiguita?

- En realidad Clara fue quien lo consiguió, pero sí, yo lo he disfrutado, y mucho. - contesto desafiante.

- Bueno, sin dos personas esto hubiera sido imposible - sonríe Clara mientras yo devoro los pechos perfectos de mi tía con los ojos.- pero, bueno, que te voy a explicar que tú no sepas, la virgen era Cristina. De todas formas, yo ya he terminado - remata, apartándome con su mano y saliendo de la bañera.

Tía Laura le entrega una toalla, sin apartar sus ojos de mí.

- ¿No necesitas también una ducha, tita - le ofrezco con una amplia sonrisa.

- ¿Crees que todas somos del mismo estilo que esta zorra? - Lo dice con dureza, pero su cara muestra todos los signos de estar empezando a ceder. Supongo que está pensando que lo sucedido era inevitable.

- Vamos - le ofrezco de nuevo, puedo ayudarte a lavarte la espalda.

- Eh, ese truco es mío. - bromea Clara, justo antes de salir del baño.

Tía Laura está mirándome, sus pezones tensos traicionan su estado de ánimo, mostrándome su excitación, mientras parece considerar mi oferta.

- No te preocupes, durante un tiempo puedes estar segura - le digo. - Incluso los salidos como yo, tenemos un tiempo de recuperación. - mi tía mira hacia la habitación, sopesando lo que puedan estar haciendo sus amigas, y luego se desliza en la ducha junto a mí.

Supongo que es el momento de dejarlo. Diego debe estar agotado y la tía está llena de dudas, con lo que no creo que pase nada más interesante por el momento ¿O sí? ¿Quién sabe?

12 comentarios - Mi Tía y sus amigas (Tercera parte) continuacion

Diegodi35
Muy buenossssssssssssssssssss, espero sigan jajajaja
cami658
y la cuarta parte( quinta ) queremos saber como termina ese fin de semana 😃
predakorps
bien puesta, cuando la siguiente !!!!!!
koopa85
genio, sigueeeee...
Izzy_032
exelente! muy buena narracion me hizo calentar mucho las lei a todas juntas, me hizo volar la imaginacion.
alrecontrapedo
Excelente!!! Muy bueno espero ver si continúa la historia