Mi nueva familia (El desenfreno sexual I)
En este momento me encuentro sumido en la confusión, mis sentimientos y mi instinto se han mezclado de una manera que jamás se me hubiera ocurrido. Mi libido ha quedado satisfecho y mientras escribo estas letras aún tengo embadurnado mi instrumento de la hembra con la que recién estuve, pero la conciencia me atormenta, he engañado a mi esposa, y lo peor, es que ha sido con su propia madre, con mi suegra.
Sé que a muchos de ustedes estimados lectores esto les parece de lo más normal, he navegado por este tipo de foros por años y se, que esta temática es común y nada fuera de lo ordinario, pero déjenme decirles que una cosa es fantasear con ello y otra es consumarlo en su finalidad, y mi historia al contrario que muchas de las que encontraran en los foros, no comienza diciendo que he alcanzado un tipo de objetivo o satisfecho algún tipo de enfermizo deseo.
No mi historia comenzara con la descripción de mis circunstancias, esperando que al hacerlo pueda mitigar esta culpa que me atormenta.
Mi nombre es Javier, nacido y crecido en la ciudad portuaria de Veracruz en México, para aquellos que sean connacionales, esto quizá baste pero, tengo que tener en cuenta a los lectores que no ubiquen o conozcan este lugar. Vivo en una colonia popular (Rio Medio), no de mala muerte pero definitivamente no donde la gente adinerada viviría, la vida es tranquila, el clima cálido es amigable y se presta para el relax y la fiesta, la ciudad siempre suena y es fácil perderse en el anonimato, la tolerancia y la apertura sexual se sienten y es en general una ciudad bastante abierta en cuanto a estos temas acontecen.
La vida no es para mí sencilla, trabajo en una empresa establecida y que me ha permitido satisfacer las necesidades de mi familia, en fin mi situación económica no es relajada pero me permite tener mis gustos, sin llegar a excesos. Me he casado hace un par de años con mi novia de hace 3 años, de quien debo decir es el amor de mi vida, es una buena mujer todo mundo que la conoce es lo primero que tienen que decir de ella, su candor como persona, hace que este unido a ella en todas las formas posibles, su nombre es Miriam, ella es de una altura de 1.68 más tiene unas caderas estrechas, unos pechos bastante deseables y a los que cuando usa escote los hombres (y algunas mujeres) no pueden dejar de admirar, es delgada sin ser esquelética, lo cual hace que otra vez sus pechos resalten, sé que los he descrito demás pero es que desde el momento en que la conocí, esa cualidad de ella antes que nada fue lo que me llevo a estar sumamente interesado en ella.
Nuestra vida ha transcurrido sin bastante ajetreo, ella trabaja en una firma contable en la misma ciudad, y juntos hemos establecido el que es sin duda un hogar. Los días estamos separados por el trabajo pero, eso solo hace que nuestras noches sean aún más mágicas.
En lo sexual, bueno, aquí está la única cosa en la que ella y yo no sintonizamos, yo por mi parte he sido activo desde los 15 años de edad, y ella solo tuvo una pareja, de la que se niega a hablarme por un tanto por vergüenza supongo, pero por mi está bien.
Sin embargo, después de tantas veces de haber estado juntos en el lecho marital pues lo inevitable tenía que pasar, Miriam y yo nos embarazamos, y desde entonces nuestra tranquila vida sexual se volvió más esporádica y más… tranquila.
Los primeros meses del embarazo transcurrieron de lo más normales, con la salvedad del aletargamiento en nuestros encuentros sexuales, el embarazo parecía desarrollarse sin complicaciones (y así fue).
Sin embargo para los meses finales del embarazo los encuentros sexuales, iban acompañados de todo tipo de maniobras logísticas con el fin de evitar lastimarla a ella o al bebe, yo por mi parte no tenía ninguna objeción, amo a mi esposa y amo a mi hija aun no nata. El problema era que mi instinto, el libido no quedaba saciado, la ciudad de Veracruz, ofrece a sus visitantes y lugareños muestras más que deseables de féminas, que no tienen reparos en mostrar lo hermosas y voluptuosas que son, sin embargo también es cierto que es una de las ciudades del país con mayor frecuencia de infecciones venéreas, así que para mí eso no era una opción, de todas formas hice un esfuerzo y podía contener mis noches con masturbaciones a escondidas.
El día llego y mi mujer dio a luz a nuestra preciosa hija. Fue un parto normal, y sin complicaciones, pero como muchos sabrán la familia estaba presente y, fuerte con el fin de mostrar su apoyo.
Las únicas que se mostraron ausentes fueron mis dos cuñadas y mi propio hermano, esto debido a los estudios, pero de cualquier manera, sus felicitaciones nos alcanzaron y todo fue a pedir de boca.
Con la salida del hospital, mi suegra recién enviudada, se ofreció a quedarse con nosotros, su hija la menor tenía toda la capacidad de cuidar de por sí sola en la vecina ciudad de Córdoba y debido a su perdida, se mostraba más que renuente a abandonar a su hija en este momento tan especial.
Al llegar a la casa mi mujer se dispuso a guardar el reposo, tan necesitado, pues aunque el parto había pasado unos días antes, el esfuerzo, y la carga hormonal la tenían toda agotada. Esos primeros días, no tuve tiempo de pensar en otra cosa, aparte de cuidar de mi hija y de mi esposa. Mi suegra desde el principio, me mostro que mientras estuviera presente, y de momento las tornas se había volteado y era ella quien llevaría la batuta en la casa, yo no tenía ningún problema con ello, todo lo contrario todo esto lo agradecía infinitamente, pues como muchos padres primerizos no tenía ni las más remota idea de lo que hacer, o cómo hacerlo, su presencia en la casa había demostrado ser una bendición.
Los días transcurrieron y se volvieron semanas, ya sabía que después del embarazo, habría que esperar un cierto tiempo para reanudar nuestra actividad sexual, de cualquier manera, todos los días estaba exhausto y no le había prestado atención a mi libido, no tenía cabeza para ello, sin embargo tras pasar el tiempo recomendable, empecé a notar que en mi esposa su marcha sexual había descendido a lo mas bajo, pero lo entendía, la presencia de su madre, y el cuidado constante de nuestra hija, amén de la descarga hormonal a la que fue sometida, era una serie de factores que no hacían más que sumarse.
Creo que desde aquí es donde comienzan las cosas a complicarse para mí, y es que mi suegra empezó a hacerse cada vez más presente en las actividades cotidianas, preparando la comida, realizando las compras del diario, y en este fin de semana lavando mi ropa. Mientras descansaba del calor y de la cotidianidad de la semana sentado en el patio trasero de la casa, mi suegra con toda naturalidad iba tendiendo la ropa, no preste atención a ella en lo más mínimo, pues mi mente estaba en otras dimensiones, sin embargo, un ave distrajo mi mirada hacia el árbol del cual estaba amarrado uno de los tendedores donde en ese momento mi suegra tendía mi ropa interior, mi ropa interior, en ese momento el pequeño diablillo que vive dentro de mí, pensó:
- ya vieja, de seguro que te gustaría que yo te ande trajinando tus calzones.
Este pensamiento quedo ahí, cuando de repente note mi entrepierna endureciéndose, la sangre circulando, y el ritmo de mi corazón aumentando, un deseo sexual estaba despertando por esta mujer, la madre de mi esposa, un deseo que no podía controlar. A la lista de sensaciones, pronto se sumó, la pulsación de la cabeza de mi verga, dentro de mi pantalón, la erección ya era incontenible, pero después de tantos días de no desfogar mis urgencias sexuales masturbándome en el baño, empecé a notar como mis bóxer se llenaban un poco de líquido pre seminal, no hice caso, y me quede quieto, admirando a aquel ejemplar, verán sé que pensaran de mí que soy mojigato, pero nada más lejano de la realidad, cuando una circunstancia se da, dejo que pase, y llegue a donde tenga que llegar, pero tampoco he andado por la vida pensando solo en eso.
Por ello, mientras admiraba a esta mujer, note que a sus 43 años mantenía un cuerpo bastante deseable, piernas bien torneadas, un culo que debo decir no heredo mi mujer, y unas caderas anchas, unos pechos pequeños eso si, pero un cuerpo torneado en general, sin ápice de grasa o de muestras de que la edad le pesara encima, su piel apiñonada, solo era testimonio de la cantidad de horas que esa señora había pasado bajo el Sol de nuestro calurosa región.
No podía mas, me había determinado a no moverme de aquel lugar, actuar con naturalidad y dejar que mis pensamientos se desvanecieran, pero momento a momento, mi excitación subía, pero algo tenia que hacer, irme no era opción, quedarme era lo mas sensato, sin embargo no deje de observar a este ejemplar de hembra que tenía delante de mi, y quizá debí de haberme detenido, porque a continuación mi excitación estaba a punto de llegar a límites insostenibles para la más férrea de las voluntades. Mi suegra, Mireya, traía un pequeño short, que se ajustaba a sus muslos y a su trasero, pero viéndolo mas detenidamente no era un short, y se me hacía conocido, era un bañador que era mío, de esos que se usaban en los 90’s, pero no traía tanga, calzón o prenda íntima alguna, y podía ver a mi antojo su apertura, sus pelos, su vagina, toda estaba ahí dispuesta para que yo la admirara, definitivamente ajena a toda esta situación, mi suegra seguía tendiendo la ropa.
Decidí entonces ponerme manos a la obra, iría al baño con aquella vista de su panocha, grabada en mi mente, definitivamente mi suegra parecía una actriz porno de películas vintage, a su edad había enviudado y aquello se me hizo una lástima, y tras encerrarme en el baño y disponerme a masturbarme como un mono loco, oí el llamado de mi esposa:
- Javier, ve a la farmacia, se nos acabaron los panales y necesito cambiar a la niña.
Nada que hacer, me quedaría ya sin saciedad, sin poder mitigar mis deseos y con una verga a punto de reventar, pero mis obligaciones parentales me llamaban y eso no podía hacerlo de lado.
Me puse unos jeans, arranque el carro y fui a la farmacia, entre el trayecto, la tarea y que llego la hora de la comida, todo esta situación quedo guardada en la memoria.
La tarde transcurrió sin más contratiempos, la vida era buena, y estaba disfrutando de mi recién adquirida paternidad más de lo que me imaginaba. Llego la noche y mi suegra me pidió:
- Ay hijo, será que puedas ayudarme, ya estoy muy cansada, no seas malito y mete la ropa, mientras yo voy con Miriam y la bebe a ver en que andan.
- Por su puesto Mire, no tengas cuidado, tu ropa la pongo en tu cuarto?
- Ay si, sobre la cama, ahí déjala no tengas cuidado, ya yo la acomodo después.
- Perfecto Mire, y muchas gracias.
- Gracias de que? Mijo
- De nada, digo , de todo, por todo lo que has hecho,
- No tengas cuidado que para eso somos familia (mientras dijo esto toco, dio unas palmaditas a mi antebrazo)
Se que sonara tonto, pero este encuentro reavivo un tanto la llama de lo que había transcurrido en la tarde, fue después de todo un contacto corporal y yo no pude dejarlo pasar por alto. Sin mas fui y me apure a recoger la ropa, pues el viento arreciaba y la zona en la que vivimos es una muy terroso por lo que la arena de la playa y las dunas adyacentes a la colonia suelen pegársele a la ropa.
Mientras quitaba la ropa del tendedero, mi mente se iba relajando, la saturación sexual de unos momento atrás comenzaba a desvanecerse. Mi ropa ya estaba doblar, empecé a destender la ropa de mi mujer, y cuando menos ropa, paso, vi un par de tangas, sabía que no eran de mi esposa, a ella estas prendas le molestan y se le hacen vulgares, así que tenían que ser de Mireya, no lo podía creer, una señora a sus 40 usando esto, o quizá por eso mismo, pero mi mente se volvió un remolino, las ideas y las fantasías se desenfrenaron, como sea esta vez bien podía dedicarme a relajarme, disfrutar este momento a solas, mi mujer, mi suegra y mi hija estarían en su habitación, con el clima prendido y yo tenía toda la privacidad que me podía brindar mi patio trasero y la noche, así que desabotone mi pantalón, saque mi verga de entre mis bóxer, la tome entre mi mano, y comencé a masturbarme lentamente, acariciado por la brisa, mi mano comenzó un vaivén frenético con mi verga, mientras olisqueaba las tangas de aquella hembra, a la que había ignorado por tanto tiempo, y que por hoy había sido el motivo de que mi excitación sexual llegara a umbrales de la desesperación.
Arriba y abajo, apretado, y moviendo a un ritmo, seco sin ayuda mientras en mi mente mis pensamientos iban dirigidos a Mireya, (ahorita me ajusticiaría contigo, de seguro que andas re ganosa), ya me imaginaba estar delante de aquel matorral que se le formaba en su panocha, y mi erección no dejaba de palpitar, en un momento de desesperación quite una de las tangas y enrolle la parte del pubis a mi tronco de instrumento; deje a mi mente volar y mi alma estaba descansando, cuando la oi, tarde mas en verla, parada en la puerta que da al jardín trasero de la casa, con la luz de fondo de la cocina prendida.
- Javier que estás haciendo!
Palidecí ante haber sido descubierto, mis manos solo alcanzaron para tapar mi pelvis.
- Lo siento, lo siento, es que nunca había visto que Miriam comprara este par de tangas y …
- Esas tangas son mías, hijo de la chingada y tu haciendo marranadas con ellas, de seguro ya las dejaste todas sucias, cabrón!
- Lo siento, que vergüenza, no sabía (mentí) perdona, perdone, no sabía, no tenía ni idea.
- Y mira que estas haciendo?, pinche degenerado. ( me había descuidado y se veía el hilo de la tanga sobresaliendo de entre mis huevos)
- Perdón, yoo…
- Ya ándale metete que te habla tu mujer, y deja estos, ya están sucios.
Procedí a entrar a la casa como un perro regañado, con la cola entre las patas, cuando la oí
- Javier…
- Si?
- TU ROPA!
Había olvidado, y me regrese por mi ropa doblada.
Subí a mi habitación para encontrar a mi esposa dormida junto a mi hija, pensé que lo que haya sido, tendría que esperar hasta mañana, ya que de ninguna forma me arriesgaría a despertar a ninguna de las dos. Decidí salir de la habitación con mi toalla en mano para darme un riego y poder enfriar la cabeza, deje la ropa que traía puesta en el cesto de la ropa sucia, y me dirigí al baño envuelto en la toalla, cuando alcance a ver a mi suegra, en el sofá de la sala, viendo tele y sin prestarme ningún tipo de atención, lo cual agradecí.
Estaba justo por entrar al baño de la casa, el único que hay, cuando la escuche llamarme.
- Javier?
- Que paso suegrita
- De lo que paso ahorita.
- Ya estaban dormidas, Mire, lo siento pero no quería despertarlas
- Está bien, no te preocupes por eso, me refería a allá atrás en el patio.
- Lo siento, no sabía.
Se levantó del sofá, y se dirigió hacia a mi .
- No te hagas ideas, es entendible, mi hija está también muy ganosa y me lo ha dicho, pero entre el parto, y mi estancia en su casa se le ha hecho difícil, es de entender, tu eres un hombre y tienes tus necesidades, pero te aseguro que ella las tiene también.
- Si gracias, pero la verdad es que la tú presencia en la casa y toda tu ayuda nos han venido de maravilla, y si tenemos que dejar de coger, para poder seguir disfrutando de todos los privilegios que nos traes, pues, que así sea.
- Como eres de mentiroso. Esto te está afectando, más de lo normal
- La verdad es que si, sabía que iba a ser difícil pero no sabia cuanto.
- Tu sabias que esas tanguitas eran mías verdad, no mientas.
- No, de verdad yo pensé que…
- Miriam nunca se compraría algo así, no es así como la eduque, yo me las compre más que nada por curiosidad.
- Como? Curiosidad de que?
- Pues de ver lo que se siente, debes de creer que soy una vieja ridícula, pero siempre he querido ser el centro de atención de las miradas de los hombres, pensé que al ponérmelas, no se, ni que pensaba, supongo que algún efecto mágico surtiría, pero ya vez que no.
- No digas eso Mire, de seguro que te sientan bien, además no tiene nada de malo, y si te sientes cómodo con ellas, pues creo que deberías de seguir, pero bueno eso es lo que creo.
- Como eres, bueno, ya ándate a bañar que un buen remojo en agua frio si te hace falta.
- Si te dijera lo que en realidad me hace falta.
- Ay en serio, que cosas dices.
- Perdón, a veces se me olvida, se salió sin querer.
- No mira mijo, te entiendo, o bueno te entiendo mejor de lo que crees.
- Y eso? Cómo es?
- Pues desde que murió mi esposo y desde antes por su enfermedad, no he tenido ningún tipo de intimidad.
- Pero que cosas dices? (fue lo que alcance a responder con los ojos como platos, sabia que mi suegra de ninguna manera andaría de buscona con los hombres de su pueblo, pero no me imaginaba que de ninguna manera tendría mas de 4 años sin tener ningún tipo de encuentro)
Este pensamiento que cruzo por mi mente, abrió la puerta inmediatamente a otro, y si tiene mas de 4 años sin tener ningún tipo de contacto con otro hombre, o de ningún tipo, de seguro su panocha estará aún más jugosa y deliciosa.
- Pero porque, alcance a preguntar.
- Pues soy viuda y tengo que hacerme respetar.
- No, esa parte la entiendo, pero ni siquiera has probado a (escogí mis palabras con cuidado), lo que estaba haciendo allá afuera.
- Ay no, como crees, eso es cosa mala
- Definitivamente eres una mujer de otra época Mire.
- Me estás diciendo vieja.
- No para nada, no sé ni que quise decir, supongo que es de admirar, aunque por otro lado explica porque Miriam es tan conservadora, y créeme lo admiro, tú lo sabes, la amo y amo todo lo que es.
- No cabe duda, de que envidio a mi hija, por lo afortunada que es al tener un hombre como tu a su lado, y que puedan compartir tanto tiempo juntos.
En este momento debo de confesar no tenía idea de lo que estaba hablando. Pero lo descubriría mucho después.
- En fin (alcance a decir), todo esto fue muy educativo, pero no planeo hacerte cambiar de opinión, yo por mi parte, ahora que lo sabes no tiene caso ocultarlo, planeo ir al baño y desfogar todo esto, ya no puedo más.
- Lo haces en el baño?
- O que la canción malo si lo hago en el patio, y malo si lo hago en la privacidad del baño
- No es que no se me había ocurrido que un hombre que se ve tan decente como tu haga esas cochinadas.
- Bueno, esto no tiene nada que ver con decencia, Mire es completamente natural, tu misma lo has dicho
- Pues si supongo, bueno ándate, ve y tomate tu tiempo.
- Muchas gracias, alcance a decir, al momento que esbozaba una sonrisa pícara.
Entre al baño y sin más decidí, proceder a terminar lo que no había podido terminar de hacer durante todo el día. No pude, y no sé por qué no pude, o bueno si sabía el motivo, y lo acabada de notar, mientras hablaba esta charla tan casual con mi suegra, debajo de la toalla estaba una erección tremenda, ahora por alguna razón ya no tenía caso, ni motivación, así que hice lo que originalmente Mire me recomendó hacer y me di un chapuzón de agua bien fría. Termine rápido, me mal seque y Salí del baño, al hacerlo note un ruido conocido y familiar proveniente de la habitación de Mire, como sabiendo lo que me iba a encontrar me acerque, lo más que pude sin hacer ruido a la puerta de su cuarto, mi excitación volvió, me invadio toda de golpe, no podía mas, mi juicio se obnubililo, y ya deje de lado todo tabu y norma social, era un animal buscando satisfacer sus necesidades, y me acerque aun mas, tras ello oi, escondidos tras el ruido blanco del A//C los inconfundibles sonidos de la actividad sexual.
Lo sorprendente era que la puerta había quedado abierta, esto es común, dado que el cambio de temperatura y la mala calidad de las puertas a veces terminan por abrirlas, con un nudo en la garganta me aventure a espiar a través de la abertura en la puerta, lo que vi me impacto y destrozo mi psique.
Iluminada por la luz proveniente del alumbrado publico, y con el cuarto a oscuras, vi a mi suegra masturbándose, pero contrario a lo que esperaba encontrar, la señora se estaba dando placer como toda una profesional, en una postura que desde luego no alcanzaba a comprender, con su brazo derecho pasando por debajo de sus caderas acariciando su panocha, ahogada por su pelambre, y con su mano izquierda, pasando por encima de su vientre acariciando sin duda alguna su clítoris.
Esa demostración de la maestria de mi suegra me hizo cuestionarme todo cuanto sabia de ella, esa postura sin duda no es la que alguien que no acostumbra a hacerlo lo hace, y me recordó mucho a las que adoptan las mujeres de las web cam, no pude mas y ayudado por su visión yo comencé a hacerle segunda, tras la puerta y procurando ocultar mi presencia lo mas posible.
Ambos estábamos embebidos en nuestro propio satisfacer sexual. Ella por su lado y yo por el mio, cuando ella cambio de posición, llevo su mano derecha a sus labios, lamios y saboreo? Sus propios fluidos, era suficiente, para mi el contenerme ya no era opción.
Abrí la puerta y prendí la luz, todo casual como quien no sabe nada entre al cuarto, desnudo y con mi verga todo por lo alto.
El sobresalto que pego mi suegra, se podía equiparar al que me llevara yo mismo hacia un rato en el patio, de alguna manera quería que quedáramos parejos en eso.
Alcanzo a componerse, sobre la cama, tratando de tapar su zona erógena, y sus escasos pechos, pero, esto hacia que su desnudez se atenuara aun mas.
- Javier, que estas?
- Sali del baño, y me puse a espiarte.
- Tu que te crees.
- Vamos Mire, es obvio que me has estado mintiendo, vi como te estabas tocando, no hay forma de que alguien que no lo hace, aprenda asi de rápido.
- Lo que debes de pensar de mi, disculpa, todo esto esta mal.
- No, no esta mal, y no pienso mal de ti, si acaso todo lo contrario.
- Ay mijo.
- En serio, antes de hoy pensé que serias una viuda, que se marchitaría con el paso de los años y guardarías tu viudez, como tantas mujeres, pero te he visto hoy claro como el agua, eres una mujer joven, radiante y dispuesta a experimentar.
Al decir esto, se acerco a la esquina de la cama, dejándome ver su desnudez, tan natural y casual como si fueramos una pareja que ha compartido el lecho matrimonial por años.
- Ven siéntate (me dijo, pero al hacerlo podía ver que su mirada se desviaba hacia mi verga totalmente erecta)
- Dime
- No creas que soy una degenerada, tengo mis necesidades y, no te mentí tiene años que no veo ningún tipo de acción, supongo que lo de las tangas lo hice, porque muy en el fondo se lo que tu mismo me has dicho.
- Ya veo.
- Pero no creas que ando de puta por ahí, es solo que no se ni como empezar, para mi, tu lo sabes toda mi vida paso como en automático, antes las mujeres no teníamos tantas opciones como hoy, conocí a tu suegro y me case con el, hicimos el amor, y fin de la historia.
- Yo entiendo lo que tú me estás diciendo, pero todo esto (señale hacia mi verga) ha pasado precisamente porque eres una mujer radiante.
- No es cierto, solo te has fijado en mi, porque estos últimos meses has estado sin ver nada de acción. Ay mi hija, y tu pobres, se lo que debes de estar sintiendo, ni mi marido aguanto tanto tiempo su cuarentena.
- Lo de que me fije en ti paso, y no te mentiré, tal vez si estuviera saciado por tu hija no me hubiera fijado en ti, pero yo ya no puedo aguantar más.
- Como?
- Mira, yo tengo mis necesidades, y no sé cuánto más pueda resistir.
- Pues si, eso es cierto y algo tenemos que hacer.
- Asi que si te parece.
- Si, me parece ( diciendo esto estiro su mano hacia mi verga)
Me planto un beso el cual correspondí, la abrace, mientras ella sobaba mi verga, y con su otra mano empezó a acariciarme los huevos, de una manera muy extraña para mi, sin duda alguna debido a su falta de experiencia en el lecho, mi suegro la verdad se había sacado la lotería con esta mujer, (llevándosela de su hogar cuando tenía 16 años, los mexicanos de los pueblos sabrán, esto es común en aquellos tiempos). Sus caricias sobre mis huevos, se asemejaban mucho a como si estuviera tratado de acariciar un clítoris que no estaba ahí, pero que a la vez topaba con mi verga.
Mientras la besaba, entrecortadamente tome sus nalgas, y al hacerlo introduje mi lengua dentro de ella, no mentiré, soy una bestia al besar, no porque lo haga bien, sino porque siempre he sentido y mis exnovias y mi propia mujer me lo han dicho, beso como un animal, introduje mi lengua dentro de ella como queriendo limpiarle las amígdalas con ella.
Me despegue de ella, y la mire a los ojos, los tenia entrecerrados, pero sus manos seguían la labor, al percatarse de que me detuve a admirarla, se detuvo, se levanto de la cama, todo esto sin dejar de sujetar mi pedazo de carne con una mano, y quedo de espaldas a mi.
La vista de este magnificente ejemplar de hembra me llevo al cielo, su espalda ha sido trabajada, y la trenza que tenia acentuaba aún más su figura.
- Te atenderé yo, para que no andes de buscón en la calle con cualquier puta que te encuentres por ahí, pero eso si, de esto no hablaremos nunca y será por una única y ultima ocasión, entendiste (al preguntarme esto me sacudió violentamente la verga)
- Si alcance a decir. Pero yo tengo una condición ya que será la única ocasión y si no quieres que ande de buscón vas a tener que saciarme, y créeme voy a hacer que cumplas tu parte.
- Si esta bien, por los preservativos no te preocupes, después de nacer mi ultima hija, me fui a que me amarraran las trompas asi que, eres libre de venirte cuantas veces quieras en mi.
Me levante, la abrace, esta vez, acaricie su abdomen, mientras la abrazaba, y la besaba, ella por su parte seguía tirando de mi verga, haciendo que su mano quedara sucia por la cantidad de líquido pre seminal que había empezado a emanar de mi tronco.
- Mira como estas, ya me cagaste toda la mano.
- Ya no puedo mas Mire, tengo que hacer algo ahora mismo.
- Y, que te detiene?
- Tienes razón.
La lleve a la cama, la acosté, pues y me propuse a penetrarla tan lentamente como me fuera posible, lo cual desafortunadamente no pudo pasar, sus fluidos y la ansiedad de ambos hizo que por un lago mi verga resbalara con una facilidad sorprendente, sobre su panocho, y por otro lado que con sus piernas empujo de mis nalgas, fue una penetración sorpresiva, para ambos.
- Hijo de la chingada, todo esto se anda comiendo mi hija. No pues con razón anda tan sonriente siempre la muy cabrona.
Este halago sobre mi tamaño hizo que empezara un bombeo consistente, fuerte y seguro sobre ella.
Verla era bastante para extasiarse sus ojos orbitan dentro de sus cuencas, y buscaba aliento, no cabía duda para mí, al menos para mí que de verdad la sentía grande dentro de ella.
Sus quejidos no tardaron en volverse en sonidos guturales, ininteligibles propios de la pasión, por mi lado, no pude más, no tenía caso que me contuviera más.
Decidí venirme, y hacerlo como ella me había indicado dentro de ella. La bombee, y me vine, un chorro potente y espeso de semen rápidamente la inundo, en vez de sacar mi verga de dentro de ella, hice un movimiento de caderas, como para tratar de llegar aún más lejos, con lo cual salió un quejido que ella no pudo controlar.
- Por dios!
Me retire lentamente después de esto, solo para comprobar lo que yo sabía, literalmente habíamos hecho una sopa de sexo en la cama, entre mis fluidos y los de ella.
Estaba en la esquina de la cama donde ella estaba anteriormente, con mi miembro aun erecto y desprendiendo el inconfundible aroma del sexo, cuando voltee a ver a mi suegra.
Ella estaba con las piernas abiertas, temblando, parecía que ella seguía llegando, no mentiré, me sentí una especie de super hombre, me deslice sobre de ella y la bese, mientas tome un de sus pezones con mi mano derecha, y le susurre al oído, vamos suegrita, la noche es joven y nosotros acabamos de empezar.
Ella me miró fijamente con los ojos llenos de sorpresa y espanto.
Pero yo me había desatado, y esto no iba a quedar asi.
Bueno eso es todo, si se portan bien seguiré con el relato.
[/b]
En este momento me encuentro sumido en la confusión, mis sentimientos y mi instinto se han mezclado de una manera que jamás se me hubiera ocurrido. Mi libido ha quedado satisfecho y mientras escribo estas letras aún tengo embadurnado mi instrumento de la hembra con la que recién estuve, pero la conciencia me atormenta, he engañado a mi esposa, y lo peor, es que ha sido con su propia madre, con mi suegra.
Sé que a muchos de ustedes estimados lectores esto les parece de lo más normal, he navegado por este tipo de foros por años y se, que esta temática es común y nada fuera de lo ordinario, pero déjenme decirles que una cosa es fantasear con ello y otra es consumarlo en su finalidad, y mi historia al contrario que muchas de las que encontraran en los foros, no comienza diciendo que he alcanzado un tipo de objetivo o satisfecho algún tipo de enfermizo deseo.
No mi historia comenzara con la descripción de mis circunstancias, esperando que al hacerlo pueda mitigar esta culpa que me atormenta.
Mi nombre es Javier, nacido y crecido en la ciudad portuaria de Veracruz en México, para aquellos que sean connacionales, esto quizá baste pero, tengo que tener en cuenta a los lectores que no ubiquen o conozcan este lugar. Vivo en una colonia popular (Rio Medio), no de mala muerte pero definitivamente no donde la gente adinerada viviría, la vida es tranquila, el clima cálido es amigable y se presta para el relax y la fiesta, la ciudad siempre suena y es fácil perderse en el anonimato, la tolerancia y la apertura sexual se sienten y es en general una ciudad bastante abierta en cuanto a estos temas acontecen.
La vida no es para mí sencilla, trabajo en una empresa establecida y que me ha permitido satisfacer las necesidades de mi familia, en fin mi situación económica no es relajada pero me permite tener mis gustos, sin llegar a excesos. Me he casado hace un par de años con mi novia de hace 3 años, de quien debo decir es el amor de mi vida, es una buena mujer todo mundo que la conoce es lo primero que tienen que decir de ella, su candor como persona, hace que este unido a ella en todas las formas posibles, su nombre es Miriam, ella es de una altura de 1.68 más tiene unas caderas estrechas, unos pechos bastante deseables y a los que cuando usa escote los hombres (y algunas mujeres) no pueden dejar de admirar, es delgada sin ser esquelética, lo cual hace que otra vez sus pechos resalten, sé que los he descrito demás pero es que desde el momento en que la conocí, esa cualidad de ella antes que nada fue lo que me llevo a estar sumamente interesado en ella.
Nuestra vida ha transcurrido sin bastante ajetreo, ella trabaja en una firma contable en la misma ciudad, y juntos hemos establecido el que es sin duda un hogar. Los días estamos separados por el trabajo pero, eso solo hace que nuestras noches sean aún más mágicas.
En lo sexual, bueno, aquí está la única cosa en la que ella y yo no sintonizamos, yo por mi parte he sido activo desde los 15 años de edad, y ella solo tuvo una pareja, de la que se niega a hablarme por un tanto por vergüenza supongo, pero por mi está bien.
Sin embargo, después de tantas veces de haber estado juntos en el lecho marital pues lo inevitable tenía que pasar, Miriam y yo nos embarazamos, y desde entonces nuestra tranquila vida sexual se volvió más esporádica y más… tranquila.
Los primeros meses del embarazo transcurrieron de lo más normales, con la salvedad del aletargamiento en nuestros encuentros sexuales, el embarazo parecía desarrollarse sin complicaciones (y así fue).
Sin embargo para los meses finales del embarazo los encuentros sexuales, iban acompañados de todo tipo de maniobras logísticas con el fin de evitar lastimarla a ella o al bebe, yo por mi parte no tenía ninguna objeción, amo a mi esposa y amo a mi hija aun no nata. El problema era que mi instinto, el libido no quedaba saciado, la ciudad de Veracruz, ofrece a sus visitantes y lugareños muestras más que deseables de féminas, que no tienen reparos en mostrar lo hermosas y voluptuosas que son, sin embargo también es cierto que es una de las ciudades del país con mayor frecuencia de infecciones venéreas, así que para mí eso no era una opción, de todas formas hice un esfuerzo y podía contener mis noches con masturbaciones a escondidas.
El día llego y mi mujer dio a luz a nuestra preciosa hija. Fue un parto normal, y sin complicaciones, pero como muchos sabrán la familia estaba presente y, fuerte con el fin de mostrar su apoyo.
Las únicas que se mostraron ausentes fueron mis dos cuñadas y mi propio hermano, esto debido a los estudios, pero de cualquier manera, sus felicitaciones nos alcanzaron y todo fue a pedir de boca.
Con la salida del hospital, mi suegra recién enviudada, se ofreció a quedarse con nosotros, su hija la menor tenía toda la capacidad de cuidar de por sí sola en la vecina ciudad de Córdoba y debido a su perdida, se mostraba más que renuente a abandonar a su hija en este momento tan especial.
Al llegar a la casa mi mujer se dispuso a guardar el reposo, tan necesitado, pues aunque el parto había pasado unos días antes, el esfuerzo, y la carga hormonal la tenían toda agotada. Esos primeros días, no tuve tiempo de pensar en otra cosa, aparte de cuidar de mi hija y de mi esposa. Mi suegra desde el principio, me mostro que mientras estuviera presente, y de momento las tornas se había volteado y era ella quien llevaría la batuta en la casa, yo no tenía ningún problema con ello, todo lo contrario todo esto lo agradecía infinitamente, pues como muchos padres primerizos no tenía ni las más remota idea de lo que hacer, o cómo hacerlo, su presencia en la casa había demostrado ser una bendición.
Los días transcurrieron y se volvieron semanas, ya sabía que después del embarazo, habría que esperar un cierto tiempo para reanudar nuestra actividad sexual, de cualquier manera, todos los días estaba exhausto y no le había prestado atención a mi libido, no tenía cabeza para ello, sin embargo tras pasar el tiempo recomendable, empecé a notar que en mi esposa su marcha sexual había descendido a lo mas bajo, pero lo entendía, la presencia de su madre, y el cuidado constante de nuestra hija, amén de la descarga hormonal a la que fue sometida, era una serie de factores que no hacían más que sumarse.
Creo que desde aquí es donde comienzan las cosas a complicarse para mí, y es que mi suegra empezó a hacerse cada vez más presente en las actividades cotidianas, preparando la comida, realizando las compras del diario, y en este fin de semana lavando mi ropa. Mientras descansaba del calor y de la cotidianidad de la semana sentado en el patio trasero de la casa, mi suegra con toda naturalidad iba tendiendo la ropa, no preste atención a ella en lo más mínimo, pues mi mente estaba en otras dimensiones, sin embargo, un ave distrajo mi mirada hacia el árbol del cual estaba amarrado uno de los tendedores donde en ese momento mi suegra tendía mi ropa interior, mi ropa interior, en ese momento el pequeño diablillo que vive dentro de mí, pensó:
- ya vieja, de seguro que te gustaría que yo te ande trajinando tus calzones.
Este pensamiento quedo ahí, cuando de repente note mi entrepierna endureciéndose, la sangre circulando, y el ritmo de mi corazón aumentando, un deseo sexual estaba despertando por esta mujer, la madre de mi esposa, un deseo que no podía controlar. A la lista de sensaciones, pronto se sumó, la pulsación de la cabeza de mi verga, dentro de mi pantalón, la erección ya era incontenible, pero después de tantos días de no desfogar mis urgencias sexuales masturbándome en el baño, empecé a notar como mis bóxer se llenaban un poco de líquido pre seminal, no hice caso, y me quede quieto, admirando a aquel ejemplar, verán sé que pensaran de mí que soy mojigato, pero nada más lejano de la realidad, cuando una circunstancia se da, dejo que pase, y llegue a donde tenga que llegar, pero tampoco he andado por la vida pensando solo en eso.
Por ello, mientras admiraba a esta mujer, note que a sus 43 años mantenía un cuerpo bastante deseable, piernas bien torneadas, un culo que debo decir no heredo mi mujer, y unas caderas anchas, unos pechos pequeños eso si, pero un cuerpo torneado en general, sin ápice de grasa o de muestras de que la edad le pesara encima, su piel apiñonada, solo era testimonio de la cantidad de horas que esa señora había pasado bajo el Sol de nuestro calurosa región.
No podía mas, me había determinado a no moverme de aquel lugar, actuar con naturalidad y dejar que mis pensamientos se desvanecieran, pero momento a momento, mi excitación subía, pero algo tenia que hacer, irme no era opción, quedarme era lo mas sensato, sin embargo no deje de observar a este ejemplar de hembra que tenía delante de mi, y quizá debí de haberme detenido, porque a continuación mi excitación estaba a punto de llegar a límites insostenibles para la más férrea de las voluntades. Mi suegra, Mireya, traía un pequeño short, que se ajustaba a sus muslos y a su trasero, pero viéndolo mas detenidamente no era un short, y se me hacía conocido, era un bañador que era mío, de esos que se usaban en los 90’s, pero no traía tanga, calzón o prenda íntima alguna, y podía ver a mi antojo su apertura, sus pelos, su vagina, toda estaba ahí dispuesta para que yo la admirara, definitivamente ajena a toda esta situación, mi suegra seguía tendiendo la ropa.
Decidí entonces ponerme manos a la obra, iría al baño con aquella vista de su panocha, grabada en mi mente, definitivamente mi suegra parecía una actriz porno de películas vintage, a su edad había enviudado y aquello se me hizo una lástima, y tras encerrarme en el baño y disponerme a masturbarme como un mono loco, oí el llamado de mi esposa:
- Javier, ve a la farmacia, se nos acabaron los panales y necesito cambiar a la niña.
Nada que hacer, me quedaría ya sin saciedad, sin poder mitigar mis deseos y con una verga a punto de reventar, pero mis obligaciones parentales me llamaban y eso no podía hacerlo de lado.
Me puse unos jeans, arranque el carro y fui a la farmacia, entre el trayecto, la tarea y que llego la hora de la comida, todo esta situación quedo guardada en la memoria.
La tarde transcurrió sin más contratiempos, la vida era buena, y estaba disfrutando de mi recién adquirida paternidad más de lo que me imaginaba. Llego la noche y mi suegra me pidió:
- Ay hijo, será que puedas ayudarme, ya estoy muy cansada, no seas malito y mete la ropa, mientras yo voy con Miriam y la bebe a ver en que andan.
- Por su puesto Mire, no tengas cuidado, tu ropa la pongo en tu cuarto?
- Ay si, sobre la cama, ahí déjala no tengas cuidado, ya yo la acomodo después.
- Perfecto Mire, y muchas gracias.
- Gracias de que? Mijo
- De nada, digo , de todo, por todo lo que has hecho,
- No tengas cuidado que para eso somos familia (mientras dijo esto toco, dio unas palmaditas a mi antebrazo)
Se que sonara tonto, pero este encuentro reavivo un tanto la llama de lo que había transcurrido en la tarde, fue después de todo un contacto corporal y yo no pude dejarlo pasar por alto. Sin mas fui y me apure a recoger la ropa, pues el viento arreciaba y la zona en la que vivimos es una muy terroso por lo que la arena de la playa y las dunas adyacentes a la colonia suelen pegársele a la ropa.
Mientras quitaba la ropa del tendedero, mi mente se iba relajando, la saturación sexual de unos momento atrás comenzaba a desvanecerse. Mi ropa ya estaba doblar, empecé a destender la ropa de mi mujer, y cuando menos ropa, paso, vi un par de tangas, sabía que no eran de mi esposa, a ella estas prendas le molestan y se le hacen vulgares, así que tenían que ser de Mireya, no lo podía creer, una señora a sus 40 usando esto, o quizá por eso mismo, pero mi mente se volvió un remolino, las ideas y las fantasías se desenfrenaron, como sea esta vez bien podía dedicarme a relajarme, disfrutar este momento a solas, mi mujer, mi suegra y mi hija estarían en su habitación, con el clima prendido y yo tenía toda la privacidad que me podía brindar mi patio trasero y la noche, así que desabotone mi pantalón, saque mi verga de entre mis bóxer, la tome entre mi mano, y comencé a masturbarme lentamente, acariciado por la brisa, mi mano comenzó un vaivén frenético con mi verga, mientras olisqueaba las tangas de aquella hembra, a la que había ignorado por tanto tiempo, y que por hoy había sido el motivo de que mi excitación sexual llegara a umbrales de la desesperación.
Arriba y abajo, apretado, y moviendo a un ritmo, seco sin ayuda mientras en mi mente mis pensamientos iban dirigidos a Mireya, (ahorita me ajusticiaría contigo, de seguro que andas re ganosa), ya me imaginaba estar delante de aquel matorral que se le formaba en su panocha, y mi erección no dejaba de palpitar, en un momento de desesperación quite una de las tangas y enrolle la parte del pubis a mi tronco de instrumento; deje a mi mente volar y mi alma estaba descansando, cuando la oi, tarde mas en verla, parada en la puerta que da al jardín trasero de la casa, con la luz de fondo de la cocina prendida.
- Javier que estás haciendo!
Palidecí ante haber sido descubierto, mis manos solo alcanzaron para tapar mi pelvis.
- Lo siento, lo siento, es que nunca había visto que Miriam comprara este par de tangas y …
- Esas tangas son mías, hijo de la chingada y tu haciendo marranadas con ellas, de seguro ya las dejaste todas sucias, cabrón!
- Lo siento, que vergüenza, no sabía (mentí) perdona, perdone, no sabía, no tenía ni idea.
- Y mira que estas haciendo?, pinche degenerado. ( me había descuidado y se veía el hilo de la tanga sobresaliendo de entre mis huevos)
- Perdón, yoo…
- Ya ándale metete que te habla tu mujer, y deja estos, ya están sucios.
Procedí a entrar a la casa como un perro regañado, con la cola entre las patas, cuando la oí
- Javier…
- Si?
- TU ROPA!
Había olvidado, y me regrese por mi ropa doblada.
Subí a mi habitación para encontrar a mi esposa dormida junto a mi hija, pensé que lo que haya sido, tendría que esperar hasta mañana, ya que de ninguna forma me arriesgaría a despertar a ninguna de las dos. Decidí salir de la habitación con mi toalla en mano para darme un riego y poder enfriar la cabeza, deje la ropa que traía puesta en el cesto de la ropa sucia, y me dirigí al baño envuelto en la toalla, cuando alcance a ver a mi suegra, en el sofá de la sala, viendo tele y sin prestarme ningún tipo de atención, lo cual agradecí.
Estaba justo por entrar al baño de la casa, el único que hay, cuando la escuche llamarme.
- Javier?
- Que paso suegrita
- De lo que paso ahorita.
- Ya estaban dormidas, Mire, lo siento pero no quería despertarlas
- Está bien, no te preocupes por eso, me refería a allá atrás en el patio.
- Lo siento, no sabía.
Se levantó del sofá, y se dirigió hacia a mi .
- No te hagas ideas, es entendible, mi hija está también muy ganosa y me lo ha dicho, pero entre el parto, y mi estancia en su casa se le ha hecho difícil, es de entender, tu eres un hombre y tienes tus necesidades, pero te aseguro que ella las tiene también.
- Si gracias, pero la verdad es que la tú presencia en la casa y toda tu ayuda nos han venido de maravilla, y si tenemos que dejar de coger, para poder seguir disfrutando de todos los privilegios que nos traes, pues, que así sea.
- Como eres de mentiroso. Esto te está afectando, más de lo normal
- La verdad es que si, sabía que iba a ser difícil pero no sabia cuanto.
- Tu sabias que esas tanguitas eran mías verdad, no mientas.
- No, de verdad yo pensé que…
- Miriam nunca se compraría algo así, no es así como la eduque, yo me las compre más que nada por curiosidad.
- Como? Curiosidad de que?
- Pues de ver lo que se siente, debes de creer que soy una vieja ridícula, pero siempre he querido ser el centro de atención de las miradas de los hombres, pensé que al ponérmelas, no se, ni que pensaba, supongo que algún efecto mágico surtiría, pero ya vez que no.
- No digas eso Mire, de seguro que te sientan bien, además no tiene nada de malo, y si te sientes cómodo con ellas, pues creo que deberías de seguir, pero bueno eso es lo que creo.
- Como eres, bueno, ya ándate a bañar que un buen remojo en agua frio si te hace falta.
- Si te dijera lo que en realidad me hace falta.
- Ay en serio, que cosas dices.
- Perdón, a veces se me olvida, se salió sin querer.
- No mira mijo, te entiendo, o bueno te entiendo mejor de lo que crees.
- Y eso? Cómo es?
- Pues desde que murió mi esposo y desde antes por su enfermedad, no he tenido ningún tipo de intimidad.
- Pero que cosas dices? (fue lo que alcance a responder con los ojos como platos, sabia que mi suegra de ninguna manera andaría de buscona con los hombres de su pueblo, pero no me imaginaba que de ninguna manera tendría mas de 4 años sin tener ningún tipo de encuentro)
Este pensamiento que cruzo por mi mente, abrió la puerta inmediatamente a otro, y si tiene mas de 4 años sin tener ningún tipo de contacto con otro hombre, o de ningún tipo, de seguro su panocha estará aún más jugosa y deliciosa.
- Pero porque, alcance a preguntar.
- Pues soy viuda y tengo que hacerme respetar.
- No, esa parte la entiendo, pero ni siquiera has probado a (escogí mis palabras con cuidado), lo que estaba haciendo allá afuera.
- Ay no, como crees, eso es cosa mala
- Definitivamente eres una mujer de otra época Mire.
- Me estás diciendo vieja.
- No para nada, no sé ni que quise decir, supongo que es de admirar, aunque por otro lado explica porque Miriam es tan conservadora, y créeme lo admiro, tú lo sabes, la amo y amo todo lo que es.
- No cabe duda, de que envidio a mi hija, por lo afortunada que es al tener un hombre como tu a su lado, y que puedan compartir tanto tiempo juntos.
En este momento debo de confesar no tenía idea de lo que estaba hablando. Pero lo descubriría mucho después.
- En fin (alcance a decir), todo esto fue muy educativo, pero no planeo hacerte cambiar de opinión, yo por mi parte, ahora que lo sabes no tiene caso ocultarlo, planeo ir al baño y desfogar todo esto, ya no puedo más.
- Lo haces en el baño?
- O que la canción malo si lo hago en el patio, y malo si lo hago en la privacidad del baño
- No es que no se me había ocurrido que un hombre que se ve tan decente como tu haga esas cochinadas.
- Bueno, esto no tiene nada que ver con decencia, Mire es completamente natural, tu misma lo has dicho
- Pues si supongo, bueno ándate, ve y tomate tu tiempo.
- Muchas gracias, alcance a decir, al momento que esbozaba una sonrisa pícara.
Entre al baño y sin más decidí, proceder a terminar lo que no había podido terminar de hacer durante todo el día. No pude, y no sé por qué no pude, o bueno si sabía el motivo, y lo acabada de notar, mientras hablaba esta charla tan casual con mi suegra, debajo de la toalla estaba una erección tremenda, ahora por alguna razón ya no tenía caso, ni motivación, así que hice lo que originalmente Mire me recomendó hacer y me di un chapuzón de agua bien fría. Termine rápido, me mal seque y Salí del baño, al hacerlo note un ruido conocido y familiar proveniente de la habitación de Mire, como sabiendo lo que me iba a encontrar me acerque, lo más que pude sin hacer ruido a la puerta de su cuarto, mi excitación volvió, me invadio toda de golpe, no podía mas, mi juicio se obnubililo, y ya deje de lado todo tabu y norma social, era un animal buscando satisfacer sus necesidades, y me acerque aun mas, tras ello oi, escondidos tras el ruido blanco del A//C los inconfundibles sonidos de la actividad sexual.
Lo sorprendente era que la puerta había quedado abierta, esto es común, dado que el cambio de temperatura y la mala calidad de las puertas a veces terminan por abrirlas, con un nudo en la garganta me aventure a espiar a través de la abertura en la puerta, lo que vi me impacto y destrozo mi psique.
Iluminada por la luz proveniente del alumbrado publico, y con el cuarto a oscuras, vi a mi suegra masturbándose, pero contrario a lo que esperaba encontrar, la señora se estaba dando placer como toda una profesional, en una postura que desde luego no alcanzaba a comprender, con su brazo derecho pasando por debajo de sus caderas acariciando su panocha, ahogada por su pelambre, y con su mano izquierda, pasando por encima de su vientre acariciando sin duda alguna su clítoris.
Esa demostración de la maestria de mi suegra me hizo cuestionarme todo cuanto sabia de ella, esa postura sin duda no es la que alguien que no acostumbra a hacerlo lo hace, y me recordó mucho a las que adoptan las mujeres de las web cam, no pude mas y ayudado por su visión yo comencé a hacerle segunda, tras la puerta y procurando ocultar mi presencia lo mas posible.
Ambos estábamos embebidos en nuestro propio satisfacer sexual. Ella por su lado y yo por el mio, cuando ella cambio de posición, llevo su mano derecha a sus labios, lamios y saboreo? Sus propios fluidos, era suficiente, para mi el contenerme ya no era opción.
Abrí la puerta y prendí la luz, todo casual como quien no sabe nada entre al cuarto, desnudo y con mi verga todo por lo alto.
El sobresalto que pego mi suegra, se podía equiparar al que me llevara yo mismo hacia un rato en el patio, de alguna manera quería que quedáramos parejos en eso.
Alcanzo a componerse, sobre la cama, tratando de tapar su zona erógena, y sus escasos pechos, pero, esto hacia que su desnudez se atenuara aun mas.
- Javier, que estas?
- Sali del baño, y me puse a espiarte.
- Tu que te crees.
- Vamos Mire, es obvio que me has estado mintiendo, vi como te estabas tocando, no hay forma de que alguien que no lo hace, aprenda asi de rápido.
- Lo que debes de pensar de mi, disculpa, todo esto esta mal.
- No, no esta mal, y no pienso mal de ti, si acaso todo lo contrario.
- Ay mijo.
- En serio, antes de hoy pensé que serias una viuda, que se marchitaría con el paso de los años y guardarías tu viudez, como tantas mujeres, pero te he visto hoy claro como el agua, eres una mujer joven, radiante y dispuesta a experimentar.
Al decir esto, se acerco a la esquina de la cama, dejándome ver su desnudez, tan natural y casual como si fueramos una pareja que ha compartido el lecho matrimonial por años.
- Ven siéntate (me dijo, pero al hacerlo podía ver que su mirada se desviaba hacia mi verga totalmente erecta)
- Dime
- No creas que soy una degenerada, tengo mis necesidades y, no te mentí tiene años que no veo ningún tipo de acción, supongo que lo de las tangas lo hice, porque muy en el fondo se lo que tu mismo me has dicho.
- Ya veo.
- Pero no creas que ando de puta por ahí, es solo que no se ni como empezar, para mi, tu lo sabes toda mi vida paso como en automático, antes las mujeres no teníamos tantas opciones como hoy, conocí a tu suegro y me case con el, hicimos el amor, y fin de la historia.
- Yo entiendo lo que tú me estás diciendo, pero todo esto (señale hacia mi verga) ha pasado precisamente porque eres una mujer radiante.
- No es cierto, solo te has fijado en mi, porque estos últimos meses has estado sin ver nada de acción. Ay mi hija, y tu pobres, se lo que debes de estar sintiendo, ni mi marido aguanto tanto tiempo su cuarentena.
- Lo de que me fije en ti paso, y no te mentiré, tal vez si estuviera saciado por tu hija no me hubiera fijado en ti, pero yo ya no puedo aguantar más.
- Como?
- Mira, yo tengo mis necesidades, y no sé cuánto más pueda resistir.
- Pues si, eso es cierto y algo tenemos que hacer.
- Asi que si te parece.
- Si, me parece ( diciendo esto estiro su mano hacia mi verga)
Me planto un beso el cual correspondí, la abrace, mientras ella sobaba mi verga, y con su otra mano empezó a acariciarme los huevos, de una manera muy extraña para mi, sin duda alguna debido a su falta de experiencia en el lecho, mi suegro la verdad se había sacado la lotería con esta mujer, (llevándosela de su hogar cuando tenía 16 años, los mexicanos de los pueblos sabrán, esto es común en aquellos tiempos). Sus caricias sobre mis huevos, se asemejaban mucho a como si estuviera tratado de acariciar un clítoris que no estaba ahí, pero que a la vez topaba con mi verga.
Mientras la besaba, entrecortadamente tome sus nalgas, y al hacerlo introduje mi lengua dentro de ella, no mentiré, soy una bestia al besar, no porque lo haga bien, sino porque siempre he sentido y mis exnovias y mi propia mujer me lo han dicho, beso como un animal, introduje mi lengua dentro de ella como queriendo limpiarle las amígdalas con ella.
Me despegue de ella, y la mire a los ojos, los tenia entrecerrados, pero sus manos seguían la labor, al percatarse de que me detuve a admirarla, se detuvo, se levanto de la cama, todo esto sin dejar de sujetar mi pedazo de carne con una mano, y quedo de espaldas a mi.
La vista de este magnificente ejemplar de hembra me llevo al cielo, su espalda ha sido trabajada, y la trenza que tenia acentuaba aún más su figura.
- Te atenderé yo, para que no andes de buscón en la calle con cualquier puta que te encuentres por ahí, pero eso si, de esto no hablaremos nunca y será por una única y ultima ocasión, entendiste (al preguntarme esto me sacudió violentamente la verga)
- Si alcance a decir. Pero yo tengo una condición ya que será la única ocasión y si no quieres que ande de buscón vas a tener que saciarme, y créeme voy a hacer que cumplas tu parte.
- Si esta bien, por los preservativos no te preocupes, después de nacer mi ultima hija, me fui a que me amarraran las trompas asi que, eres libre de venirte cuantas veces quieras en mi.
Me levante, la abrace, esta vez, acaricie su abdomen, mientras la abrazaba, y la besaba, ella por su parte seguía tirando de mi verga, haciendo que su mano quedara sucia por la cantidad de líquido pre seminal que había empezado a emanar de mi tronco.
- Mira como estas, ya me cagaste toda la mano.
- Ya no puedo mas Mire, tengo que hacer algo ahora mismo.
- Y, que te detiene?
- Tienes razón.
La lleve a la cama, la acosté, pues y me propuse a penetrarla tan lentamente como me fuera posible, lo cual desafortunadamente no pudo pasar, sus fluidos y la ansiedad de ambos hizo que por un lago mi verga resbalara con una facilidad sorprendente, sobre su panocho, y por otro lado que con sus piernas empujo de mis nalgas, fue una penetración sorpresiva, para ambos.
- Hijo de la chingada, todo esto se anda comiendo mi hija. No pues con razón anda tan sonriente siempre la muy cabrona.
Este halago sobre mi tamaño hizo que empezara un bombeo consistente, fuerte y seguro sobre ella.
Verla era bastante para extasiarse sus ojos orbitan dentro de sus cuencas, y buscaba aliento, no cabía duda para mí, al menos para mí que de verdad la sentía grande dentro de ella.
Sus quejidos no tardaron en volverse en sonidos guturales, ininteligibles propios de la pasión, por mi lado, no pude más, no tenía caso que me contuviera más.
Decidí venirme, y hacerlo como ella me había indicado dentro de ella. La bombee, y me vine, un chorro potente y espeso de semen rápidamente la inundo, en vez de sacar mi verga de dentro de ella, hice un movimiento de caderas, como para tratar de llegar aún más lejos, con lo cual salió un quejido que ella no pudo controlar.
- Por dios!
Me retire lentamente después de esto, solo para comprobar lo que yo sabía, literalmente habíamos hecho una sopa de sexo en la cama, entre mis fluidos y los de ella.
Estaba en la esquina de la cama donde ella estaba anteriormente, con mi miembro aun erecto y desprendiendo el inconfundible aroma del sexo, cuando voltee a ver a mi suegra.
Ella estaba con las piernas abiertas, temblando, parecía que ella seguía llegando, no mentiré, me sentí una especie de super hombre, me deslice sobre de ella y la bese, mientas tome un de sus pezones con mi mano derecha, y le susurre al oído, vamos suegrita, la noche es joven y nosotros acabamos de empezar.
Ella me miró fijamente con los ojos llenos de sorpresa y espanto.
Pero yo me había desatado, y esto no iba a quedar asi.
Bueno eso es todo, si se portan bien seguiré con el relato.
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3 comentarios - Mi nueva familia (El desenfreno sexual I)