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Mi esposa y su sobrino

Saludos a toda la comunidad poringuera.

Les voy a contar una historia que involucra a mi esposa y su sobrino.

Mi esposa se llama Amelia. Tiene 42 años y es profesora de yoga, por esta razón siempre se está ejercitando, todos los días realiza una rutina de por lo menos tres horas de movimiento; esto ha dado como resultado que a su edad tenga un cuerpo realmente espectacular, sin ninguna cirugía. Mide alrededor de 1,75 mts, tiene unos preciosos ojos verdes y sobre todo esas pecas en los hombros que son el aluncine de la sensualidad. Un culo proporcionado con su cuerpo, nalgas grandes, firmes y blancas como la luna, un par de tetas grandes, de ese par de caben la mano y cuando te las comes te cubren completamente la cara, o que se comen tu verga completa cuando te hace una rusa. En resumen, mi esposa es un mujerón y me lo hace saber cuando me manda mensajes de texto después de sus clases y me cuenta como los hombres le quedan viendo el culo o las tetas cuando está en alguna postura de yoga comprometedora, o cuando alcanza a grabar a algún pervertido que no hace sus ejercicios por estar embelesado y embobado con ella y su cuerpo.

En nuestra relación nunca hemos tenido inconvenientes en relación al sexo, siempre hemos sido muy abiertos y transparentes en eso, hemos cumplido algunas de nuestras fantasías, por ejemplo a Amelia le encantaba la idea de tener sexo ruidoso en el baño de mi oficina, y a mí obviamente el de que ella sea parte de un trío. En resumen, nuestra relación va viento en popa y más con lo que les voy a contar a continuación.

Ella tiene un sobrino que hoy tiene 16 años cumplidos. Rodrigo siempre fue parte de nuestra vida, desde que fue muy chiquito, de echo toda la vida la hemos compartido como vecinos, mi cuñada es una persona increíble y siempre tuvimos muchas cosas en común, eso hizo que decidamos vivir juntos en calidad de vecinos. Por esta razón siempre vimos a Rodrigo con la naturalidad de un niño. Amelia siempre se cambió de ropa en presencia del niño, se bañaban juntos, iban al cine a comer o de paseo como una tía siempre hace con su sobrino favorito. Y es por eso que esta historia se vuelve completamente excitante y para mí ha significado una serie de complacencias y privilegios en nuestra relación que antes no tenía.

Los primeros síntomas de que algo iba "mal" con Amelia, fueron los clásicos de una mujer infiel, fue un proceso de varias semanas y un cambio paulatino en su carácter, su forma de ser y como se había comportado conmigo que me hicieron sospechar. Para empezar, Amelia me indicó que había cambiado uno de sus horarios de clase para la noche y que lo había hecho porque Rodrigo le había pedido ir a sus clases, ya que supuestamente, en muchacho está en plena etapa de crecimiento y necesitaba la compañía de su tía; con el paso de los días, empecé a notar que Amelia para ir a sus clases con Rodri, dejaba de lado los clásicos pantalones (ya de por sí sexys) de yoga y empezaba a utilizar unas mallas semi transparentes y las acompañaba con hilos dentales de encaje; cuando le consulté la razón del cambio sencillamente me dijo que a veces se sentía incómoda utilizando esos pantalones todo el día ¿?. Poco a poco, el atuendo de Amelia empezó a cambiar por ropa más ajustada, más transparente, más sexy, lo que a mí no me molesta en lo absoluto, y su aspecto físico también empezó a cambiar, nunca tuve problemas con que use poco o nada de maquillaje, ya que en mi criterio es una MILF total.

El segundo síntoma de que algo estaba pasando fue cuando Rodrigo empezó a pasar mucho más tiempo del habitual en la casa, cuando yo llegaba del trabajo los encontraba divertidos en juegos de mesa, cocinando o escuchando música. Siempre tuve la sospecha de que algo podría estar ocurriendo y eso me excitaba, pero nunca se los dije y decidí dejar que las cosas siguiesen su curso y ver en que podría terminar esta aventura.

Finalmente, mi relación con Amelia se volvió muchísimo más candente, les dije antes que nunca tuvimos problemas en la cama, mi aspecto físico es el siguiente: Tengo 30 años, mido 1,85 mts, tengo ojos de color verde, cabello largo y castaño claro, y soy de aspecto físico atlético ya que nunca puedo quedarme quieto, todas las mañanas salgo a correr al menos 5 kms, y luego de ello tenemos un revolcón mañanero con Amelia para empezar maravillosamente el día. En todo caso, de pronto ella empezó a preguntarme con relativa frecuencia mi opinión sobre los chicos muchísimo más jóvenes que nosotros, y obviamente le dije que nunca tendría problema con ello y que me excitaría mucho que ella pudiera cumplir una fantasía de esta naturaleza si quisiera.

Nuestras relaciones sexuales se incrementaron, de pronto recibía una llamada al celular indicándome que estaría esperándome en la estación de metro que está cerca a mi oficina y hacíamos el recorrido mientras ella me mamaba la verga, o yo la penetraba en la zona más desocupada del vagón. O íbamos al cine y en cualquier película empezaba a masturbarme descaradamente frente al vecino, mientras yo le alzaba la falda para que no se perdiera detalle de su precioso trasero e incluso le invité a tocarla mientras ella me chupaba la verga con ruidosa fruición.

Una mañana de sábado debí partir inesperadamente fuera de la ciudad, para cerrar la venta de un negocio; sin embargo al llegar al aeropuerto me dijeron que mi vuelo se canceló por mal clima, así que decidí volver a casa y llamar a Amelia. Sin embargo mi teléfono no tenía batería así que regresé sin avisar a Amelia sobre el percance.

Lo primero que me llamó la atención y que no era raro fueron los zapatos de Rodri en la entrada. Quizás fue por esta razón que no grité que había llegado. Fui dejando mis cosas en la sala de estar y busqué a Amelia y Rodri en la cocina, la sala y el estudio. Como no los vi fui discretamente hacia nuestra habitación; en este momento mi corazón se había acelerado de manera inesperada y sentía un golpe de adrenalina recorrer mi cuerpo sin tener la certeza de saber nada de lo que estaba pasando.

De pronto escuché el gemido ruidoso de Amelia y antes de empezar a correr a ver si estaba bien, me llegó a los oídos en insidioso sonido rítmico de la cama retumbando contra la pared. PUM-PUM-PUM-PUM-PUM-PUM-PUM

Ese momento supe exactamente lo que estaba pasando entre Rodri y Amelia.

Me invadió una furia irracional, de pronto sentí todo mi cuerpo desfallecer en las escaleras y quería entrar a patear a Rodri en la cara, pedir el divorcio.

No podía creer que Amelia me había ocultado algo.

Sin embargo, también sentí mi verga crecer dentro de mi pantalón, así que decidí acercarme lo más que pueda al cuarto y grabar todo lo que se pudiera y recopilar pruebas de lo que estuviera pasando ahí.

Sigilosamente me arrastre por el piso del corredor hasta llegar a la puerta de nuestra habitación, solo para darme cuenta de que era totalmente innecesario. Estaban tan concentrados en lo suyo que ni un terremoto los hubiera sacado de su excitación.

Cuando pude ver algo, ví una imagen totalmente nueva de mi esposa. Estaba en posición de perrito y tenía la vagina atravesada por dos monstruosos consoladores usados en nuestros perversos juegos, los tres aparatos se movían rítmicamente y era evidente que Amelia disfrutaba como perra en celo. Ella tenía las manos amarradas en la espalda, por lo que todo su cuerpo estaba recostado sobre la cama con el culo al aire.

Y frente a ella Rodri. El muchacho que vi crecer en mi casa, el niño que alimenté y cuidé como un hijo durante tantos años, el mocoso de mierda que quiso aprender a afeitarse conmigo porque su puto papá nunca estaba en casa. Estaba totalmente desnudo, con un cuerpo formidable, formado y trabajado por sus horas de deportista y una verga erecta totalmente normal. A diferencia de la mía que es muy gorda, tanto que a veces Amelia me dice que le hago daño. Rodrigo sentado frente a Amelia que chupaba su verga con devoción. El ritmo acompasado que se escuchaba desde las gradas era el movimiento de su cabeza que se tragaba toda la polla de Rodri una y otra vez.

Luego de unos buenos cinco minutos de mamada, Rodri se paró y obligó a mi venerada y amada esposa a hacer esas posiciones de yoga que son un delirio para los que sabemos lo que son.

Amelia gemía una y otra vez mientras el chico jugaba con sus orificios, la vi parada de cabeza chupando su verga mientras él lamía su vagina con las piernas abiertas, los saludos al sol fueron sacrílegamente interrumpidos por el rítmico CHAF-CHAF-CHAF-CHAF de sus nalgas golpeando los muslos contoneados y fuertes del Rodrigo

Perro mirando hacia abajo, media cobra invertida, paradas de cabeza, de manos, postura de la rueda, fueron diversión una y otra vez del niño hombre que se estaba cogiendo a mi esposa.

Amelia no cabía en sí de dicha

-¡UY SÍ! ¡CÓGEME ASÍ NIÑO!

-¿TE GUSTA COMO TE COGE EL SOBRINITO TÍA?

-¡HOY SOY TU PERRA NIÑO, FÓLLAME FUERTE!

-ENSÉÑAME COSAS NUEVAS TÍA, QUIERO FOLLARTE COMO UNA ADOLESCENTE

Cuando me di cuenta, la rabia que tenía se había convertido en una sensación de tremenda excitación. Ahí estaba yo, con los pantalones bajados, la verga en la mano mirando absorto a la perra de mi esposa, siendo cogida sin piedad por un mocoso de 16 años.

Poco a poco, Amelia se había convertido en una adolescente que experimentaba cosas nuevas.

De pronto Rodrigo hizo algo que nos dejó paralizados a los dos, puso su verga en el orificio anal de Amelia.

-NO RODRI. POR AHÍ NI SIQUIERA TU TÍO A PODIDO

Pero el muchacho no dijo nada. Se ensalivó la punta de la verga y su movimiento rítmico y acompasado leve y suave no se detenía. De pronto un alarido de muerte

-¡HIJO DE LAS MIL PUTAS! ¡ME ACABAS DE PARTIR EL CULO!

Con el grito, en lugar de detenerse el chico cobró nuevos bríos y en la tercera embestida ya tenía a Amelia empalada. Y mi sorpresa fue mayúscula al escuchar que los gritos de dolor se convirtieron en súplicas

-¡AY MI AMOR! ¡SIGUE QUE NUNCA ME HABÍAN PARTIDO EL CULO!

-UY TÍA, PERO PARECE QUE NUNCA TE HUBIERAN FOLLADO ANTES

-CÁLLATE Y CÓGEME MOCOSO DE MIERDAA..... ¡AAAAAAAHHH!

Ya no me quedé a ver el final de la historia tenía tanta calentura que salí de mi casa, me dirigí a un prostíbulo cerca de mi oficina y cogí con cada una de las putas del lugar, pensando que todas ellas eran mi amada y venerada Amelia.

¿Quieres saber qué pasó con Amelia y Rodrigo?

Comenta y te cuento la segunda parte...

11 comentarios - Mi esposa y su sobrino

jhon_hatcher
muy bueno que continué se ve interesante la historia
kramalo +1
muy bueno....!! malo malo lo de ella... ni te avisó que estaba entregando a otro el rosquete....cómo sigue..?
jowiil +1
Muy buen relato kapo, no soy gey pero quisiera que pongas las medidas de sus vergas.. para imaginarme todo perfectamente
landeroxxx +1
Nuestras relaciones sexuales se incrementaron, de pronto recibía una llamada al celular indicándome que estaría esperándome en la estación de metro que está cerca a mi oficina y hacíamos el recorrido mientras ella me mamaba la verga, o yo la penetraba en la zona más desocupada del vagón. O íbamos al cine y en cualquier película empezaba a masturbarme descaradamente frente al vecino, mientras yo le alzaba la falda para que no se perdiera detalle de su precioso trasero e incluso le invité a tocarla mientras ella me chupaba la verga con ruidosa fruición. Mi amigo que pedazo de relato mas rico y morboso nos acabas de contar,vaya historia tremenda la puta de tu mujer que de tan buena cogida dejo que el chamaco le reventara ese rico culo como tu lo describes...ojala y subas la segunda parte,me dejo muy dura tu historia no vendria mal aunque sea alguna fotito de amelia mas de ese trasero rico,te sigo desde ya!!!