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Hace 40 años Parte 2

HACE 40 AÑOS PARTE 2

Después de esa primer clase de sexo que me había dado Graciela, andaba contento como perro con 2 colas, esa eterna fantasía que teníamos de pendejos: salir con una “veterana” la había logrado cumplir. Solo se presentaba la disyuntiva de comentarlo o no con mis amigos más íntimos que eran 3; por un lado quería comentarlo porque estaba rebosante de alegría, pero por otro no, porque yo realmente le tenía mucho aprecio a Graciela y no quería que la trataran de puta. Decidí no comentar nada.

Volvimos a tener otras lecciones de sexo, fundamentalmente orientadas primero a hacerla gozar a ella, me enseñó como aguantar más tiempo sin acabar hasta que ella ya hubiera tenido su primer orgasmo o por lo menos estuviera pronto a tenerlo, m enseñó a como comerle la conchita, como estimularle el clítoris, en fin todo lo que yo no sabía, propio de la inexperiencia y la torpeza de un pendejo.

Estas lecciones de sexo eran siempre en la casa, por lo cual mis ausencias al club a jugar al pin pon o al futbol eran cada vez más notorias, siempre teniendo que inventar una excusa tonta o absurda para justificar el poco tiempo que iba al club a pesar del verano caluroso de Mendoza.

El verano seguía su curso, aunque faltaba poco para que terminara, y habría que volver a la rutina del colegio, de los libros y todos esos menesteres, ambos fascinados por la situación, yo porque ya mis acabadas no eran en mis manos y disfrutaba de ella por su belleza y generosidad para enseñarme, y ella porque después de 3 años de separación estaba disfrutando del sexo con un mocoso (como me decía) que podía tener la verga siempre parada a pesar de haberte echado 2 o más polvos (en esa época no había pastillas azules).

Nuestros encuentros eran siempre durante la tarde, los días de semana y algunos sábados cuando los hijos estaban en el club, las noches eran un tanto tristes para ambos porque se hacia difícil encontrar un momento para disfrutarnos. También a veces cuando estábamos en su casa venia de visita una amiga Mónica, muy alta, con un cuerpo tallado a medida, también separada, y que sabia o presumía que entre Graciela y yo había algo, porque la mayoría de las veces que llegaba estaba yo en casa de Graciela. Esto acababa con nuestros planes de seguir teniendo lecciones de sexo.

El verano acabó, y se complicó la situación, dado que no podíamos vernos con la frecuencia que queríamos, como en todo barrio chico comenzó a correr el rumor de nuestra relación, ella estaba como nerviosa por los rumores, y quería cortarla más por sus hijos que por ella, a mí en lo personal no me afectaba y si teníamos que “blanquear” la situación no tenia problema en hacerlo porque realmente yo la quería pero fundamentalmente la respetaba como mujer.

Con el comienzo de las clases volvieron los rituales de la época: estudio durante la semana, con algunas “sincolas” o “rabona” al colegio para estar con ella; volvieron los bailes de los colegios en clubes para juntar guita para el viaje de egresados, los típicos bailes en el Andino, en el Mendoza, en el Jockey, y por supuesto la disyuntiva si ir o no, mis amigos me jodían para que fuéramos y yo me resistía por mi relación con Graciela.

Hasta que llegó el baile de nuestra promoción y era inevitable que fuera, y quería ir con ella, su primera respuesta fue un No rotundo, pero después de muchas charlas, de decirle que eran bailes donde iban muchos chicos, que íbamos a pasar desapercibidos y que realmente yo quería que fuera conmigo, que no me provocaba vergüenza sino todo lo contrario, accedió, y por primera un sábado a la noche de abril nos mostramos como “pareja” frente a mis compañeros de curso.

En cuanto entramos al club y me vieron mis compañeros y compañeras el murmullo era evidente, ella se veía hermosa pero no se disimulaba para nada la diferencia de edad, y como escribió Kramalo en los comentarios del relato anterior (al cual agradezco como también a Vagabondo y Omar 896 por los suyos y los puntos) me sentía un campeón, un winner frente a mis compañeros que no sabían de mi relación.

Nunca en mi vida disfrute tanto ir a un baile de colegio como esa noche, nunca disfrute tanto bailar los lentos (que en aquella época eran lo mejor de la noche) como en esa fiesta, realmente estaba en las alturas, por ser nuestra primer salida nocturna y por no tener que escondernos de nadie para besarnos y deslizar alguna caricia mientras bailábamos.

Tipo 4 de la mañana, cuando estaba llegando el ocaso de la fiesta, nos fuimos, no sin antes despedirnos de mis compañeros más allegados. Al llegar a su casa (habíamos ido en su auto un Dodge 1500 color celeste) me invito a pasar a tomar un café y como sus hijos ya estaban durmiendo decidimos pasar al dormitorio y pasar el resto de la noche teniendo uno de nuestro momento más delicioso de sexo, ambos veníamos excitados de lo que había ocurrido esa noche.

Me quedé por primera vez a dormir en su casa, como a las 10 nos habremos levantado, un tanto apurados para que yo me fuera, pero al llegar a la cocina estaban sus hijos desayunando y nos sorprendieron saliendo del dormitorio de ella; nos quedamos petrificados los dos, y comenzó otra historia en nuestra relación.

2 comentarios - Hace 40 años Parte 2

edudalio
Muy buen relato, ambos, espero la continuación de la saga, te dejo puntos y te sigo.