ESPERAMOS COMENTARIOS Y PUNTOS
A través de una amiga conocimos esta página y hoy quiero compartir el momento en que me hice puta de verdad. Me llamo Claudia y tengo 33 años y estoy casada con Daniel desde hace 3 años. Nuestra vida sexual era la de un matrimonio normal siempre tratando de inventar algo nuevo, pero solo entre nosotros dos, hasta que una noche asistimos a una fiesta de disfraces, una más de las tantas que generalmente somos invitados.
Puedo decir que soy una mujer atractiva y que mi mejor cualidad física es la cola. Esa noche mi marido usó un traje de Batman y yo me puse uno de Gatubela, que me queda estupendo. Mientras nos cambiábamos Daniel no pudo resistir ver mi concha pelada e intercambiamos un hermoso 69, pero no pasó de eso, aunque nos prometimos una buena cogida a la vuelta. Me puse un conjunto interior negro que hacía juego con toda mi otra ropa, un short, una blusa del mismo y un antifaz del mismo color. Una hermosa gatita.
Durante la fiesta bebimos algo de alcohol, bailamos intercambiado con otras parejas y puedo decir que fue la primera vez que sentí cosquilleos cuando me apretaba algún otro hombre que no sea Daniel. Hasta puedo decir que en un momento, bailando con un muchacho que estaba vestido de militar, pude notar su bulto y sentir que mi interior se mojaba. Cerca de las tres de la mañana le pedí a Daniel que fuéramos a algún lugar a coger. Se sorprendió mucho porque generalmente es él quien me lo pide. Saludamos a algunos amigos y Daniel se detuvo a hablar con otros muchachos. Ya en el camino al motel, Daniel se dirigió por una calle oscura, lo cual aproveché para practicarle una hermosa mamada mientras manejaba. La pija de Daniel está alrededor de los 20 cm.
Al rato de andar, nos encontramos con dos autos en el medio del camino que nos hacían señas para que estacionáramos. Así lo hicimos. Uno de los hombres estaba vestido de militar y otro como una especie de sacerdote. Rápidamente bajaron a Daniel y lo metieron en otro auto. Mientras otro muchacho tomaba el volante de nuestro vehículo y otro me tomaba desde el asiento de atrás.
- Quédate quietita gata putita. Nos calentastes demasiado.
Durante el trayecto solo oía barbaridades mientras yo preguntaba por Daniel. Rápidamente llegamos a un motel, al rato nomás entraron a la habitación los otros dos con Daniel. Eran chicos que habían estado en la fiesta. Estaban disfrazados de militar, sacerdote, pirata y policía, justo este era con el que había bailado.
- Bueno gatita, con tu querido esposo hemos hecho una apuesta: en 30 minutos le tenemos que demostrar lo putita que eres. Si ustedes ganan, te irás virgen, si pierden te irás con los agujeros bien abierto (militar).
Sentía una doble sensación de impotencia y por otro esto no impedía que todavía siguiera caliente.
- En la fiesta nos calentaste demasiado y pude comprobar que estabas calentita, ahora te vas a confesar con el sacerdote Mario.
Me arrodillaron frente al sacerdote y me dejaron en claro que todas las respuestas debían ser respondidas. Debajo de la sotana del sacerdote, podía ver la pija a medio parar.
- Qué te gusta más chupar una concha o una pija?
Se hizo un silencio, yo miraba a mi esposo que estaba atado a un costado de la habitación. En ese instante el militar me tomó del cabello en alusión a mi demora.
- Una pija.
El sacerdote abrió un cuaderno.
- Muy bien. Como castigo durante un minuto tendrás que hacerle una mamada a tu marido.
El primer castigo era lindo porque era una pija que conocía, aunque sabía muy bien que los próximos no serían así. Al muy guacho se le puso la pija como nunca, mientras los demás aplaudía la situación.
- Bueno. Un dedo o una lengua en la concha?
- Una lengua.
- Un dedo en el culo o uno en la concha?
- Uno en la concha.
Como castigo te tragarás las porongas del comisario Juan y del pirata Nelson. Comencé despacio hasta que los miembros fueron endureciendo, luego le dí una mamada como para que acabaran rápidamente, pero no conseguí el objetivo. A esta altura ya me olvidaba de Daniel. No podía creer que estuviera contestando tan naturalmente esas preguntas.
- Una palmada en la cola o en la concha?
- En la cola.
- Una chupada de tetas o de concha??
- De tetas.
- Por delante o por atrás??
- Por delante.
- Como castigo, tendrás que chuparme esta hermosa pija.
Durante el interrogatorio podía ver la pija dura del sacerdote. Comencé por los huevos, hasta tragarme la mitad y succionar con rapidez, lo que hizo que en pocos segundos, el interior de mi boca se llenara de la espesa leche del cura. Todos aplaudieron y siguieron con sus barbaridades.
- Atada o desatada?
- Desatada.
- Una pija o más?
- Una.
Ya se estaban consumiendo los treinta minutos, aunque por mí quería que no llegaran nunca. En eso interrumpió el militar. Mientras sus manos se metían por mi escote y apretaban mis pechos.
- Padre Mario a mi entender esta putita se merece un castigo mayor. Juan y Nelson hagan de ella lo que quieran en la cama.
A todo esto, ya se había encendido el televisor y negro se estaba montando por detrás a una rubia. Esto me calentó aun más. Me tiraron en la cama, el pitara me desnudó la parte de arriba y el policía la de abajo. En pocos minutos estaba totalmente desnuda y expuesta.
- Mira que linda trolita, tiene un papito todo depilado (pitata).
Se sumaron los otros dos. Los dedos se metían por la concha y por el culo, otro me sobaba las tetas, mientras otras pija se introducía en mi boca. Estaba muy caliente. Empecé a moverme y a gemir de placer.
- Creo que hemos ganado la apuesta, los agujeros son nuestros (militar).
- Ven gatita linda que ahora vas a gozar (pirata).
Me acomodaron en cuatro patas. El sacerdote comenzó a cogerme, mientras debajo de mí, el policía me estimulaba el clítoris. Me estaba comportando como una verdadera puta, sin importarme que Daniel podía estar sufriendo. En el video podía ver como la rubia se tragaba la leche del negro. Uno a uno fueron cambiando posiciones, hasta me pusieron la cachiporra del policía dentro de la concha. Estuve arriba y abajo, de uno y otro costado y me tragué todas las pijas.
- Bueno, córranse que ahora me toca a mí (militar).
Ahí reaccioné que todavía no había tocado la pija del general.
- Pónganla en cuatro patas y ténganla fuerte. Ven gatita, lámeme la poronga (militar).
Cuando sacó la pija, pude comprobar que era mucho más larga y gruesa que la de marido y de todos los demás. Por eso la tenía guardada. No me quedó otra que chupar, pasé por los huevos, el tronco y la punta. No me entraba en mi mano. Lo peor fue cuando me pidió que le chupara el culo. No me quedó otra, porque estaba muy violento. Luego se dirigió por detrás y pidió la crema. Ese fue el primer momento que tuve miedo. El lo notó.
- No te preocupes, no me gusta hacerle mal a nadie y menos a una puta como tú. Quiero que disfrutes. Tenéis una linda colita y ese culo merece un premio bien grande.
Uno de los muchachos llegó a meter tres o cuatro dedos en mi culo, hasta que el militar pidió el lugar, los otros dos me tenían fuertemente. Cuando entró la cabeza, grité de miedo, porque en realidad el placer tapaba el dolor.
- Vamos putita, que es este culito se está abriendo. Faltan varios centímetros más.
En la televisión dos rubios se montaban a una negra por delante y por detrás. Yo ya me imaginaba en esa posición. Los centímetros fueron entrando uno a uno, hasta que más de la mitad estuvo adentro, ahí aceleró el ritmo. Comencé a sentir algo de dolor.
- Tápenle la boca que me pone nervioso.
El cura y el policía se turnaron para entretener a mi boca, mientras el milico continuaba las embestidas. El pirata, que tenía una pija parecida a la de Daniel, se acomodó debajo, primero comenzó a chupar mis tetas y luego si intentó lo que yo presumía. Me insertó la pija por la concha. Me la estaban dando por delante y por detrás y con las pijas que entraban y salían de mi boca. Cambiaron distintas posiciones pero yo seguía gritando de placer, no sé ni recuerdo cuantas veces llegué.
A posterior invitaron a mi marido para que también me culeara y cogiera. Estuve más de treinta minutos con los agujeros tapados, al final me llenaron el cuerpo de leche. Luego me metieron al jacuzzi y luego de un descanso, comenzó otra ronda en el agua. Si antes la había pasado bien, esto fue mucho mejor. Daniel ya era uno más. Ahí me dí cuenta que todo había sido organizado por él. Lo que al principio me pareció muy terrible, terminó siendo una experiencia inolvidable. Desde ese momento nuestra vida sexual cambió. Seguimos compartiendo la cama como antes, pero si hay más de dos, mejor.
A través de una amiga conocimos esta página y hoy quiero compartir el momento en que me hice puta de verdad. Me llamo Claudia y tengo 33 años y estoy casada con Daniel desde hace 3 años. Nuestra vida sexual era la de un matrimonio normal siempre tratando de inventar algo nuevo, pero solo entre nosotros dos, hasta que una noche asistimos a una fiesta de disfraces, una más de las tantas que generalmente somos invitados.
Puedo decir que soy una mujer atractiva y que mi mejor cualidad física es la cola. Esa noche mi marido usó un traje de Batman y yo me puse uno de Gatubela, que me queda estupendo. Mientras nos cambiábamos Daniel no pudo resistir ver mi concha pelada e intercambiamos un hermoso 69, pero no pasó de eso, aunque nos prometimos una buena cogida a la vuelta. Me puse un conjunto interior negro que hacía juego con toda mi otra ropa, un short, una blusa del mismo y un antifaz del mismo color. Una hermosa gatita.
Durante la fiesta bebimos algo de alcohol, bailamos intercambiado con otras parejas y puedo decir que fue la primera vez que sentí cosquilleos cuando me apretaba algún otro hombre que no sea Daniel. Hasta puedo decir que en un momento, bailando con un muchacho que estaba vestido de militar, pude notar su bulto y sentir que mi interior se mojaba. Cerca de las tres de la mañana le pedí a Daniel que fuéramos a algún lugar a coger. Se sorprendió mucho porque generalmente es él quien me lo pide. Saludamos a algunos amigos y Daniel se detuvo a hablar con otros muchachos. Ya en el camino al motel, Daniel se dirigió por una calle oscura, lo cual aproveché para practicarle una hermosa mamada mientras manejaba. La pija de Daniel está alrededor de los 20 cm.
Al rato de andar, nos encontramos con dos autos en el medio del camino que nos hacían señas para que estacionáramos. Así lo hicimos. Uno de los hombres estaba vestido de militar y otro como una especie de sacerdote. Rápidamente bajaron a Daniel y lo metieron en otro auto. Mientras otro muchacho tomaba el volante de nuestro vehículo y otro me tomaba desde el asiento de atrás.
- Quédate quietita gata putita. Nos calentastes demasiado.
Durante el trayecto solo oía barbaridades mientras yo preguntaba por Daniel. Rápidamente llegamos a un motel, al rato nomás entraron a la habitación los otros dos con Daniel. Eran chicos que habían estado en la fiesta. Estaban disfrazados de militar, sacerdote, pirata y policía, justo este era con el que había bailado.
- Bueno gatita, con tu querido esposo hemos hecho una apuesta: en 30 minutos le tenemos que demostrar lo putita que eres. Si ustedes ganan, te irás virgen, si pierden te irás con los agujeros bien abierto (militar).
Sentía una doble sensación de impotencia y por otro esto no impedía que todavía siguiera caliente.
- En la fiesta nos calentaste demasiado y pude comprobar que estabas calentita, ahora te vas a confesar con el sacerdote Mario.
Me arrodillaron frente al sacerdote y me dejaron en claro que todas las respuestas debían ser respondidas. Debajo de la sotana del sacerdote, podía ver la pija a medio parar.
- Qué te gusta más chupar una concha o una pija?
Se hizo un silencio, yo miraba a mi esposo que estaba atado a un costado de la habitación. En ese instante el militar me tomó del cabello en alusión a mi demora.
- Una pija.
El sacerdote abrió un cuaderno.
- Muy bien. Como castigo durante un minuto tendrás que hacerle una mamada a tu marido.
El primer castigo era lindo porque era una pija que conocía, aunque sabía muy bien que los próximos no serían así. Al muy guacho se le puso la pija como nunca, mientras los demás aplaudía la situación.
- Bueno. Un dedo o una lengua en la concha?
- Una lengua.
- Un dedo en el culo o uno en la concha?
- Uno en la concha.
Como castigo te tragarás las porongas del comisario Juan y del pirata Nelson. Comencé despacio hasta que los miembros fueron endureciendo, luego le dí una mamada como para que acabaran rápidamente, pero no conseguí el objetivo. A esta altura ya me olvidaba de Daniel. No podía creer que estuviera contestando tan naturalmente esas preguntas.
- Una palmada en la cola o en la concha?
- En la cola.
- Una chupada de tetas o de concha??
- De tetas.
- Por delante o por atrás??
- Por delante.
- Como castigo, tendrás que chuparme esta hermosa pija.
Durante el interrogatorio podía ver la pija dura del sacerdote. Comencé por los huevos, hasta tragarme la mitad y succionar con rapidez, lo que hizo que en pocos segundos, el interior de mi boca se llenara de la espesa leche del cura. Todos aplaudieron y siguieron con sus barbaridades.
- Atada o desatada?
- Desatada.
- Una pija o más?
- Una.
Ya se estaban consumiendo los treinta minutos, aunque por mí quería que no llegaran nunca. En eso interrumpió el militar. Mientras sus manos se metían por mi escote y apretaban mis pechos.
- Padre Mario a mi entender esta putita se merece un castigo mayor. Juan y Nelson hagan de ella lo que quieran en la cama.
A todo esto, ya se había encendido el televisor y negro se estaba montando por detrás a una rubia. Esto me calentó aun más. Me tiraron en la cama, el pitara me desnudó la parte de arriba y el policía la de abajo. En pocos minutos estaba totalmente desnuda y expuesta.
- Mira que linda trolita, tiene un papito todo depilado (pitata).
Se sumaron los otros dos. Los dedos se metían por la concha y por el culo, otro me sobaba las tetas, mientras otras pija se introducía en mi boca. Estaba muy caliente. Empecé a moverme y a gemir de placer.
- Creo que hemos ganado la apuesta, los agujeros son nuestros (militar).
- Ven gatita linda que ahora vas a gozar (pirata).
Me acomodaron en cuatro patas. El sacerdote comenzó a cogerme, mientras debajo de mí, el policía me estimulaba el clítoris. Me estaba comportando como una verdadera puta, sin importarme que Daniel podía estar sufriendo. En el video podía ver como la rubia se tragaba la leche del negro. Uno a uno fueron cambiando posiciones, hasta me pusieron la cachiporra del policía dentro de la concha. Estuve arriba y abajo, de uno y otro costado y me tragué todas las pijas.
- Bueno, córranse que ahora me toca a mí (militar).
Ahí reaccioné que todavía no había tocado la pija del general.
- Pónganla en cuatro patas y ténganla fuerte. Ven gatita, lámeme la poronga (militar).
Cuando sacó la pija, pude comprobar que era mucho más larga y gruesa que la de marido y de todos los demás. Por eso la tenía guardada. No me quedó otra que chupar, pasé por los huevos, el tronco y la punta. No me entraba en mi mano. Lo peor fue cuando me pidió que le chupara el culo. No me quedó otra, porque estaba muy violento. Luego se dirigió por detrás y pidió la crema. Ese fue el primer momento que tuve miedo. El lo notó.
- No te preocupes, no me gusta hacerle mal a nadie y menos a una puta como tú. Quiero que disfrutes. Tenéis una linda colita y ese culo merece un premio bien grande.
Uno de los muchachos llegó a meter tres o cuatro dedos en mi culo, hasta que el militar pidió el lugar, los otros dos me tenían fuertemente. Cuando entró la cabeza, grité de miedo, porque en realidad el placer tapaba el dolor.
- Vamos putita, que es este culito se está abriendo. Faltan varios centímetros más.
En la televisión dos rubios se montaban a una negra por delante y por detrás. Yo ya me imaginaba en esa posición. Los centímetros fueron entrando uno a uno, hasta que más de la mitad estuvo adentro, ahí aceleró el ritmo. Comencé a sentir algo de dolor.
- Tápenle la boca que me pone nervioso.
El cura y el policía se turnaron para entretener a mi boca, mientras el milico continuaba las embestidas. El pirata, que tenía una pija parecida a la de Daniel, se acomodó debajo, primero comenzó a chupar mis tetas y luego si intentó lo que yo presumía. Me insertó la pija por la concha. Me la estaban dando por delante y por detrás y con las pijas que entraban y salían de mi boca. Cambiaron distintas posiciones pero yo seguía gritando de placer, no sé ni recuerdo cuantas veces llegué.
A posterior invitaron a mi marido para que también me culeara y cogiera. Estuve más de treinta minutos con los agujeros tapados, al final me llenaron el cuerpo de leche. Luego me metieron al jacuzzi y luego de un descanso, comenzó otra ronda en el agua. Si antes la había pasado bien, esto fue mucho mejor. Daniel ya era uno más. Ahí me dí cuenta que todo había sido organizado por él. Lo que al principio me pareció muy terrible, terminó siendo una experiencia inolvidable. Desde ese momento nuestra vida sexual cambió. Seguimos compartiendo la cama como antes, pero si hay más de dos, mejor.
10 comentarios - fiesta de disfrases
GRACIAS POR COMPARTIR
BESIS LAPRIMA
A FAVO PARA VOLVER
Espero muchos más relatos