Te hacías la desentendida mientras mirábamos una serie como si no te estuviera acariciando las piernas desnudas y subiendo por el abdomen, como si no te estuviera recorriendo y parando en tus tetas para apretujarlas y tentarte. Te reías con los chistes para no entregarte.
Pero yo no me iba a detener ahí, sabía que querías y no me lo ibas a ocultar así como así. A parte, aunque estuvieras tapada con la frazada, esa remerita lila que apenas tapaba tu bombacha suplicaba toda mi atención. Así que, acostada sobre mi como estabas, volví a la carga con mayor determinación. Mi mano derecha directo a tus piernas, pelvis, monte de venus; mi mano izquierda, tus pechos, te agarré el izquierdo con fuerza, mi mano derecha presionando tu sexo sin decoro, comenzaste a gemir suavemente y a acompañar los movimientos de mis manos:
Susurraste: "pará... me desconcentro... no puedo mirar la serie si me haces eso".
Y ese fue el límite a romper, te dije al oído: "en este momento solo vas a poder pensar en lo fuerte que te agarran mis manos y en cómo moverte a la par".
Como si te lo hubiera ordenado separaste las piernas y subiste las rodillas facilitándome el acceso. Corrí tu bombacha y mientras mi dedo entraba te mordía el cuello. Ya gemías rico, esperando que te apretara donde más te gusta. No perdí el tiempo para llegar atrás del clítoris, lamerte el cuello, apretarte las tetas, y presionarte con firmeza moviendo hacia arriba y hacia abajo mis dedos en tu concha en un vaivén que subía de velocidad de acuerdo con los espasmos de tu cuerpo.
Entrecortado me decías con una tremenda cara de placer: "¿sentís eso?" - aludiendo a lo mojada que estabas, al chasquido de agua que emanaba de tu concha.
Estabas que desbordabas calentura. Te diste vuelta toda hambrienta, pelaste mi pija en dos segundos y te la comiste con lujuria mientras yo te apretaba los cachetes y te abría el culo. Vos te retorcías y retorcías cada vez más violentamente y ahhhh, acabaste al tragarte toda mi leche calentita como buena gatita: "me parece que vamos a tener que retroceder unos minutos, me desconcentré" dijiste toda sonriente mientras te acostabas devuelta encima mío.
Ya te iría a molestar nuevamente, pero eso es otro historia.
Pero yo no me iba a detener ahí, sabía que querías y no me lo ibas a ocultar así como así. A parte, aunque estuvieras tapada con la frazada, esa remerita lila que apenas tapaba tu bombacha suplicaba toda mi atención. Así que, acostada sobre mi como estabas, volví a la carga con mayor determinación. Mi mano derecha directo a tus piernas, pelvis, monte de venus; mi mano izquierda, tus pechos, te agarré el izquierdo con fuerza, mi mano derecha presionando tu sexo sin decoro, comenzaste a gemir suavemente y a acompañar los movimientos de mis manos:
Susurraste: "pará... me desconcentro... no puedo mirar la serie si me haces eso".
Y ese fue el límite a romper, te dije al oído: "en este momento solo vas a poder pensar en lo fuerte que te agarran mis manos y en cómo moverte a la par".
Como si te lo hubiera ordenado separaste las piernas y subiste las rodillas facilitándome el acceso. Corrí tu bombacha y mientras mi dedo entraba te mordía el cuello. Ya gemías rico, esperando que te apretara donde más te gusta. No perdí el tiempo para llegar atrás del clítoris, lamerte el cuello, apretarte las tetas, y presionarte con firmeza moviendo hacia arriba y hacia abajo mis dedos en tu concha en un vaivén que subía de velocidad de acuerdo con los espasmos de tu cuerpo.
Entrecortado me decías con una tremenda cara de placer: "¿sentís eso?" - aludiendo a lo mojada que estabas, al chasquido de agua que emanaba de tu concha.
Estabas que desbordabas calentura. Te diste vuelta toda hambrienta, pelaste mi pija en dos segundos y te la comiste con lujuria mientras yo te apretaba los cachetes y te abría el culo. Vos te retorcías y retorcías cada vez más violentamente y ahhhh, acabaste al tragarte toda mi leche calentita como buena gatita: "me parece que vamos a tener que retroceder unos minutos, me desconcentré" dijiste toda sonriente mientras te acostabas devuelta encima mío.
Ya te iría a molestar nuevamente, pero eso es otro historia.
1 comentarios - Desprevenida