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Trabajos Sexuales cap 9

Capítulo 9



Regresé un poco más tarde de lo usual a mi casa, luego de dejar que Sandy y su papá siguieran dormidos, desnudos y muy juntos en la cama. La verdad es que su relación me parecía de lo más tierna y pervertida, pero tierna a fin de cuentas y eso me excitaba bastante, sobre todo escuchar los gemidos suaves de la chica cuando su estrecha vagina estaba siendo penetrada.
Cuando llegué las luces estaban apagadas. Supuse que mi hermana ya dormía, pero no. abrí su cuarto y la encontré sobre su cama, posando de a perrito con una micro tanga y sin sujetador, lo cual hacía que sus perfectas tetitas lucieran aun más grandes por efectos de la gravedad. No se había dado cuenta de mi presencia porque tenía musica en su estéreo, y yo tampoco hice por anunciarme. La dejé mostrarme cómo posaba y se miraba al espejo, movía el traserito como pidiendo que la cogieran y después levantaba las nalgas. Luego se sentaba derecha, con las piernas cruzadas y hacía que su lacio cabello largo le tapara los pezones.
—¡Ejem!

Me miró y se sonrojó. Rápidamente se puso la blusa.
— Hermana, no avisaste.
—¿Qué estabas haciendo?
—Em, ensayaba un poco mis poses. Darcy dijo que tenía que hacerlo para que mi cuerpo se acostumbrara.
—Ya veo —me senté junto a ella y le puse una mano en la piel suave de sus muslos. Siempre andaba depiladita, lo cual la hacía muy rica a mi parecer — ¿y qué has pensando con lo de las fotos porno?
—Pues esperaba que me dijeras tú.
—Uhm. Creo que si quieres puedes intentarlo con unas sesiones a ver si te gusta. No es igual que posar en lencería. Yo he estado desnuda frente a cientos de personas y es un poco raro las primeras veces, pero luego termina gustándote y hasta te mojas un poco.
—Jeje, si. El otro día mi vagina se mojó un poco y tuvieron que cambiarme de ropa.
La inocencia con la que lo dijo me hizo suspirar. Lilith era sin duda preciosa, la clase de chica por la que cualquier hombre moriría: inocente en carita, pervertida y adicta al semen y con fetiches raros. Le di un beso en el hombro y me fui a dormir. Si no fuera mi hermana, de seguro haría mucho que me la habría llevado a la cama.

Al día siguiente desperté y fui a ver a Lilith, que ya se iba a la universidad para terminar unas tareas con su equipo de amigos. Seguramente Darcy también estaría allí, por lo que como yo no tenía nada que hacer por las mañanas, me dediqué a pasearme por la casa y a limpiar. Me quité el sujetador porque me incomodaba un poco, cerré cortinas y me quedé sólo en cacheteros. Así me sentía más cómoda, y a veces hasta olvidaba que iba medio desnuda.
Fue entonces que llamaron a la puerta. Me coloqué una camiseta y fui a abrir. Era mi mamá.
—Hola, Ashley… —me recorrió de la cabeza a los pies y vio que sólo andaba en cacheteros, porque la camisa no me cubría la cintura —¿qué haces vestida así?
—Em… limpiaba.
—Ay, hija. Desde niña se te ha dado por andar quitándote la ropa —negó con la cabeza y entró a nuestra casa.
Mamá no sabía de mi trabajo antiguo como bailarina, así que no tendría por qué enterarse. Y por cierto tanto Lilith y yo habíamos heredado su belleza de ella. A pesar de su edad madura, todavía se conservaba debido a una estricta dieta y rutina de ejercicios, y unas cuantas visitas al cirujano para hacerse pequeñas correcciones. El color de su piel era levemente canela, casi claro, con unas pequeñas pequitas en la nariz, ojos grises, cabello castaño y unos pechos muy bonitos los cuales lógicamente eran operados para darles un poco más de firmeza. Llevaba una minifalda ejecutiva y se sentó cruzándose de piernas.

—¿Qué pasa, mamá? Te ves… triste ¿qué haces aquí?
—Escapo —dijo con un suspiro —. Es triste, pero creo que me voy a separar de mi hombre y esperaba poder quedarme unos días con ustedes, hijas.
—Pe-pero, mamá, Lilith y yo estamos muy bien las dos.
—¿Y me vas a echar? —descruzó las piernas. Casi pude verle las pantys —. Hijas, yo las crié. Sé que no fui la madre más cariñosa en su momento pero quiero cambiar y recuperar el tiempo con ustedes. Además… honestamente las tuve a muy corta edad y me perdí mi juventud por cuidarlas. Me necesitan y yo a ustedes.

Mamá había sido muy guarra cuando era una jovencita, por eso Lilith y yo habíamos nacido cuando ella ni siquiera había terminado su carrera. En cierta manera a veces dudaba de que mi hermanita y yo viniéramos del mismo padre, porque con la cantidad de parejas que madre ha tenido, una nunca sabe.
—Entonces no te puedes quedar en un hotel ¿verdad?
—Tengo entendido que tienen habitaciones de sobra ¿o no? Además les ayudaré a pagar la renta. Será sólo una temporada. Mi hombre ya me estaba cansando. Es muy… correcto, muy rígido. Prefiere irse con sus amigos a jugar al póker y beber coñac que quedarse en casa a hacer el amor.
Me dio repelús la idea de mamá cogiendo.
—Ay… pues… bien. No me queda de otra. Creo que a Lilith no le molestará.
—Bueno, mi equipaje está en el taxi. Ayúdame a subirlo.

Lo hice, y también le asigné una habitación. Cabe decir que fue una tarea completamente mía hacerlo porque ella se quedó coqueteándole al conductor del taxi, que aquí entre nos, era un tipo muy guapo. Lo despachó con un beso en la mejilla y luego entró a casa. Me dio una nalgada fuerte mientras subía la escalera frente a ella.
—¡Ay! No me pegues.
—No andes en cacheteros a la vista de las demás personas, especialmente de mi taxista.
—Pero ni siquiera salí.
—Te vio por la puerta.
Me hice a oídos sordos. El resto del día mamá y yo acondicionamos su nueva habitación y luego dejamos sus cosas en los muebles. Le ayudé con la ropa y vi que había traído cosas muy sexys para una mujer madura como ella: tangas de fino hilo dental, cacheteros, minifaldas, blusa escotadas e incluso en una cajita vi un par de consoladores y un plug anal.
—Mamá…
—¿Qué? —me dijo quitándome el consolador. Debía medir los veinte centímetros — una mujer tiene que satisfacerse para no caer en la infidelidad. Deja mis cosas.
—Bueno, me sorprende que a tu edad tú todavía…
—¿Qué? Me masturbo, Ashley, y si mal no recuerdo tú a los diez años andabas corriendo con mi vibrador y jugabas a que era una espada o algo así. Tan inocente.

Me sonrojé, en efecto ese había sido mi primer contacto con semejante juguete.
Poco después mamá se metió a bañar y salió vistiendo unos pequeños shorts que le dejaban unas espectaculares piernas al descubierto, y cuando digo espectaculares, es literal, porque eran muy tonificadas, de gimnasio, como si pudiera levantar 50 kilos o más en agachadillas, muy torneadas y unas nalgas envidiables que llegué a pensar que eran falsas.
—¿Qué? —preguntó cuando vio que la miraba —¿nunca había visto a una milf?
—Este… sí, pero no con tus medidas. ¿qué haces para mantenerte así?
—Mmm, sólo ejercicio —sonrió y movió sus grandes tetas —¿te gustan? Son nuevas.
—Sí, se ven bien.
Se bajó la blusa y sin pena alguna me mostró sus nuevos pechos. Sus pezones eran diminutos y rosados.
—¿Cuánto te costaron?
—Mm. No mucho. Mi pareja las pagó. Anda, tócalas si quieres.
No diré nada de lo que me produjo tocarle los pechos a mamá, así que lo hice. Eran firmes y suaves al tacto. Me gustaron. Si no fuera porque no me agradan las cirugías, tal vez pensaría en meterme unas. Le pellizqué un pezón por mera curiosidad. Mamá rió. En ese momento una tercera voz habló.
—¿Mamá…?
Era Lilith, que vaya mirada que nos echó al ver a su hermana mayor tocándole las tetas a mamá. Bueno, después de eso ella soltó su mochila y se le salieron lagrimitas en los ojos.
—¡Mamita!

Se le tiró encima y la abrazó con mucha fuerza, apretando sus pechitos con las grandes ubres de mamá. Verlas así fue de lo más… raro, porque Lilith siempre decía que nunca la extrañaba pero al parecer mentía todo este tiempo. Lloró como una niña mientras le llenaba de besitos el cuello, y como mamá era una mujer bastante alta, la chaparrita de Lilith le llegaba justo en el canalito de las tetas y allí estaba untándole el llanto.
—Ya, ya, bebé. Me mojas los pechos.
—Snif… perdón, mami. Es decir… ¿qué haces aquí? Wow, que tetazas.
—¡Jeje! Pues vine a pasar una temporada con ustedes.
—¿De verdad? ¡genial! Mami, te he echado mucho de menos.
—Y yo a ti mi niña hermosa.
Sip. Lilith siempre fue y será la niñita de mamá.
—Y bueno ¿qué hacen para divertirse?
—Pues yo iba a estudiar ahora, pero si quieres podemos salir por la noche a un antro a bailar o algo así.
—Me parece buena idea ¿vienes, Ashley?
—Ah, no. tengo que trabajar. Lo siento.
Sí, malditos trabajos. Al final del día mamá e hija ya iban sumamente sensuales a su discoteca. Lilith con unos jeans ajustaditos y un top, mamá con unos pantalones un poco menos ceñidos y con una blusa roja de pronunciado escote que le apretaba las tetas. Les presté mi coche para que se fueran después de dejarme en el bar, donde me la pasé tras la barra pensando en qué clase de cosas iban a venirse ahora que mamá viviera con nosotras. Tenía que mantenerse en cero sobre mi trabajo antiguo de bailarina. Quizá tolerara lo de Lilith siendo modelo, porque mamá fue modelo también en su juventud después que que yo naciera, y lo dejó cuando mi hermanita nació poco después.

Pensaba en esto cuando Darcy se apareció por allí para llevarme a casa, y le conté lo de mamá. Dijo que le resultaba bonito y que ya era hora de que arreglara las cosas con esa mujer, lo cual pensaba hacer… a su tiempo.
Cuando llegué a casa esta ya estaba casi a oscuras, pero Lilith estaba en el sofá montada cariñosamente sobre su amigo de la otra vez, y nada más traía el sostén y sus jeans. No se inmutó mucho al verme. El pecho del chico estaba lleno de chupetones.

—Hola ¿y mamá?
—En la habitación. Subió a un hombre.
—Mm. Ella no aprende.
Sonrió y se inclinó a besar al chico. Yo subí a mi cuarto y me encerré después de un cansado día de trabajo, aunque como las paredes eran delgadas y el cuarto de mamá quedaba justo al mio, pude oír claramente sus gemidos mientras la taladraban. Y estaban calentándome con las guarradas que le oía decir. Al final me quedé dormida y con la vagina húmeda, pero bastante cohibida a la idea de masturbarme con los jadeos de ella.
Por la mañana salí a correr temprano y pensé en que sería buena idea llegar hasta la casa de mi querido Demian. Eran a penas las 8:00 a.m y toqué la puerta. Quien me recibió luego de un rato fue la hermosa de Sandy, recién despertada y vestía unos cacheteritos rosados muy bonitos y una fina blusita.
—¿Ashley? Es muy temprano…
—¿Está tu papá?
—No, salió a hacer una sesión de fotos en la ciudad de al lado. Llega hasta el anochecer.
—Ah… bueno ¿ya desayunaste?
Quería aumentar mi relación con esa chiquilla.
—No.
—Ah, puedo prepararte algo si quieres.

Se lo pensó lo suyo y luego me abrió la puerta. La vi yendo a su cuarto arrastrando los pies y moviendo esas nalguitas tan sabrosas que bien abiertas mostraban un anito de lo más dulce. La verdad al verla me dieron ganas de follármela como una loca, pero me contuve un poco nada más porque era la hija de mi posible futura pareja sentimental.
Luego de hacerle unos ricos huevos con jamón, ella bajó, todavía vestida de esa manera sexy, sólo que con cacheteros negros ahora.
—¿Andas así todo el día en casa?
—Sí. A papá le gusta y a mi me gusta que me vea.
—Aw, qué linda.
—Uhg, date un baño, mujer. Estás toda sudada.
—Cierto, cierto. Lo haré.
—Ven, te llevo a la ducha.
—Y si… nos metemos las dos.
—No digas tonterías. Sólo tendré lesbianismo contigo cuando papá esté aquí.

Carajo, pensé. Me llevó hasta la ducha y la puso en agua tibia. Yo empecé a desnudarme, y cuando me di la vuelta vi que ella seguía allí mirándome con curiosidad. Le guiñé un ojo y me desnudé por completo, luego le tendí las manos.
—Ven, sabes que lo quieres.
—Mmm. Rayos —dijo al fin vencida por sus deseos, y se quitó la blusita y los cacheteros. Desnuda era mucho más hermosa. Me tomó la mano y nos metimos bajo el agua.
Le puse un poco de shampoo en el pelo y luego se lo pasé por todo su cuerpo, hombros, cadera, piernas, hasta arrodillarme a la altura de su coño. Ella lo acercó a mi boca y yo alcé la vista.
—¿Quieres que…?
—Ay, tú sabes que para eso me metí contigo.
Me reí. Era una chica muy inteligente, así que acto seguido me pegué a su hermosa vagina y me dediqué a darle unas cuantas chupadas de lo más ricas. Metí mi lengua entre los ricos pliegues de su coño y saboreé los manjares que brotaban de él. Estaba caliente por dentro, y resbaloso. Saboreé hasta hacerla jadear, y luego le pedí que se pusiera de espaldas contra la pared. Lo hizo. El agua le corría por las nalgas, que yo aproveché para separarlas y luego pasarle mi lengua por todo su anito. La chica dio un gritito.

—¡Méteme un dedo!
—Mejor dos —dije y la penetré suavemente. Por dentro de su recto hervía y disfrute de la presión que su huequito le hacía a mis dedos. La mantuve así ensartada durante un rato, metiendo y sacando lentamente para que ella lo disfrutara mientras que con la otra mano le perforaba el coño, así le hacía una doble follada. Ella a penas podía mantenerse en pie, y embarraba sus pequeñas tetas contra la pared enlosada del baño.
—¡Mas! ¡Mas! No pares, Ashley!
—Lo sé, hermosa. No me detendré.
Ella misma movía sus caderitas.
—Siempre quise dos pollas, pero papá nunca quiere traer a otro hombre.
—Es lógico, te quiere sólo para él, aunque ahora que tú me has aceptado, debe ser un poco justo y permitirte disfrutar de una doble cogida.
—¡Ay, sí! Tú si me entiendes, Ashley!
—Mucho, cariño. Mira qué mojada estás. Te salen jugos desde lo más profundo de tu coño.
—¡Méteme más dedos! ¡todos los que quepan!
—Claro, tú me dices.
Le metí tres, y al cuarto fue su límite. Estaba jadeando de dolor y placer, más del primero que del segundo, y a mí me estaba pareciendo poco atractivo que lo sintiera así, de modo que retraje el cuarto dedo y alivié la presión de sus pegajosas paredes, y continué penetrándola.
—¿Cuántos me caben el el culo?
—Mm… tienes dos ahora ¿te meto un tercero?
—Probemos.

Le abrí más las nalgas y traté de meter un tercer dedo. No pude. Ella se quejó, así que se quedó en tres para la vagina y dos para el ano. Nada mal. A mí me cabía una mano pequeña, la de Darcy, por todo el coño, y por el ano sólo una vez en la vida había aguantado un pene negro allí, pero me juré nunca más volver a hacerlo. Aun así disfruté lamiendo de todos los jugos que Sandy soltaba para mí.
Después de que ella tuvo su orgasmo, la besé con mucha pasión las pompas y le recorrí toda la espalda con mi lengua. Ella se giró y me abrazó, pegando sus tetitas contra las mías. Sus pezones estaban tan duros que era delicioso sentirlos contra los mios. Subió una pierna y yo la sostuve con mi mano. Nos la pasamos así durante un rato intercambiando saliva, frotando y mordiendo nuestras lenguas entre risas y caricias. Después de eso salimos del baño y nos fuimos a secar a su cuarto, donde nos revolcamos en sus sábanas para quitarnos toda el agua y terminamos una sobre la otra en un 69 tan erótico que yo rebosaba de felicidad.

Ésta vez yo iba arriba y le embarraba mi coño por toda la cara. Ella sólo sacaba la lengua y se dejaba querer, mientras tanto su mano y la mía la masturbaban a la vez. Ella se encargaba de mantener sus labios abiertos y yo le hundía dos deditos con rapidez para hacerla correr ya. Los jugos que le escurrían estaban manchando hasta la sábana. Ésta chica sí que lubrica de las mil maravillas. Con razón la gran verga de papá entra con algo más de facilidad.
Yo me corrí en su boca. Ojalá pudiera hacer un squirt para ella, pero no tenía tanta suerte. Después del orgasmo se mantuvo un rato más pegada a mi culo y después de intercambiar unos cuantos besos más, nos fuimos a desayunar como si nada hubiese pasado, eso sí, yo casi desnuda a excepción por una camisa grande que me había dado de su papá, y ella con unos cacheteros y sin sujetador.

—¿Practicas nudismo? —me preguntó.
—Mm. A veces, cuando estoy sola en casa.
—Ah, papá también lo hizo una temporada. Lo dejó porque a mí me daban ganas de coger a cada rato —se rió inocentemente —, y una vez lo vio una vecina y amenazó con llamar a la policía.
—Qué mala suerte. Yo cierro todas las cortinas.
—¿Lo hacemos?
—¿Qué cosa?
Sandy corrió a cerrar las cortinas, y luego frente a mí se quitó su cachetero. De nuevo su preciosa vagina quedó a mi vista. Levanté un extremo de la boca y me deshice de la camisa. Después nos sentamos a seguir desayunando, de nuevo como si nada pasara. Ésta chica me está gustando de verdad.
Para cuando dio el medio día, ya estábamos en su sala, completamente desnudas, ella acostada en mis piernas y yo acariciándole la cara mientras veíamos televisión.
—Ashley, me caes bien. Ojalá papá y tú puedan seguir juntos.
—Sí, a mí también me encantas, princesa hermosa.
—¡Ji! Cómeme el coñito un ratito ¿vale?
—Mmm. Bueno, está bien. Ábrete.
Se fue al sillón y se sentó con los muslos separados. Yo me acerqué a ella, y sin despegar la vista de la tele, comencé a darle de lamidas. Ella lo disfrutaba más que yo, seguramente, porque a mí me parecía más emocionante la película. Esa noche quizá podríamos tener otra sesión de sexo con Demian, fijo que sí.
***

comenten niños 🙂 jaja y espero se hayan divertido

8 comentarios - Trabajos Sexuales cap 9

Stotter +1
Mis 10! No decepcionas, como siempre!!!
hammer30 +1
Es gracias a ustedes que se mantienen al pendiente 🙂
asipiro +1
Excelente relato sigue asi 🙂 mis 10
hammer30
Muchas gracias!!
enmaurena +1
excelente
hammer30
Gracias por leerme 🙂
sercue_96 +1
Tus relatos son pajas aseguradas!!! espero algo mas de la madre de ashley XD 😉
hammer30 +1
jaja si! disfruta de la mamá, siempre está incluiida en mis paquetes de historias xD
gadielcomingsoon +1
Buenísimo, no veo la hora de que garche con su hermana, tan inocente y tan puta, espero el próximo!!
hammer30 +1
jajaaja putita inocente es una buena combinación no crees?
gadielcomingsoon
@hammer30 la verdad que si, es la mejor combinacion
jstronger +1
Esa Sandy es insaciable. Van los 10. A la espera del siguiente cap.
hammer30
xD le encanta meterse cosas a la boca, ñam a quién no
pablooo_2 +1
Excelente capitulo!!! Es uno de los que más me gustó. No me esperaba para nada lo de la madre de ambas...
Y lo de Sandy, genial, me re calentó!!

gracias!
hammer30
Gracias a ti por leer! en serio aprecio cada uno de sus puntos y cometarios, que me impulsan a seguir escribiendo y son muy motivadores 🙂