Una amiga, que conocí en un curso que hice el año pasado, me invitó a su cumpleaños. Fueron varios de los que habían participado en ese curso, así que se juntó un grupo de unos 5 o 6. Lo hacía en la casa, asi que era algo tranqui. Entre ellos, había un pibe que me había estado garchando durante los meses que duró el curso, y empezamos a recordar viejos tiempos.
Cuestión, después de tomar bastante, empezamos a rozarnos cada vez más sensualmente hasta que terminamos escondiéndonos. Primero, nos metimos al baño disimuladamente. Cuando se cerró la puerta, nos pegamos un flor de chape mientras nos metíamos manos por todos lados. Mi remera terminó en el piso, junto con la de él y nuestros pantalones desabrochados y por las rodillas.
Yo bajé la mano y le agarré la pija, por encima del boxer, y la recorría por todo el tronco. Él me apretaba el culo mientras me metía la lengua cada vez más adentro de mi boca. No aguanté más, y me arrodillé. Asomé la verga totalmente parada y cuando pegó el salto, la atajé con la boca. La llené de saliva y chupé un rato largo hasta que me levantó. Seguimos besándonos hasta que nos dimos cuenta que no daba para más.
Nuestra idea era calentarnos un poco y en un rato rajar para un telo a garchar. Pero no íbamos a aguantar, nos habíamos zarpado con la previa. Salimos despacio del baño, y nos metimos en la pieza de mi amiga (la cumpleañera, dueña de casa). Nos tiramos en la cama y seguimos con lo que estábamos haciendo, pero ahora sacándonos toda la ropa.
Estábamos casi en bolas, y a punto de arrancar el garche, cuando se abre la puerta. Nos pegamos un cagazo bárbaro. Era otra de las chicas, que entró llorando. No se si estaba en shock o no le importó, pero no se dio ni cuenta que estábamos en bolas.
Cuestión: se había peleado con el novio, por whatsapp (!) y el chabón la quería dejar. Encima, parece que ese día salía con los amigos, entonces le agarró un ataque de celos total. Y el flaco le dijo "si querés, vení a mi casa y hablamos"... El problemita era que este pibe vivía en zona oeste, Ramos Mejía, por ahí... y nosotras estábamos en Belgrano (CABA).
Me pedía por favor que la acompañara. Porqué justo a mi? Esta piba se iba a quedar en mi departamento a dormir, para volver juntas. Entonces, me pidió que la acompañara porque no quería ir sola, y volver las dos.
La mina estaba re contra shockeada, lloraba, gritaba; yo no sabía que hacer. La realidad es que lo último que quería hacer es ir con ella a que hablara con el idiota del novio; pero la situación de calentura en esa habitación se había muerto (literalmente). El flaco con el que estaba ya se había cambiado y despacio se fue a la mierda (lógico) dejándome a mi con la despechada.
Sin ninguna gana y totalmente ofuscada, me fui con ella. Llegamos a la casa del pibe, jamás en mi vida había estado en un lugar así. En serio, me daba miedo. No llegaba a ser una villa ni un fonavi, pero estaba cerca. Bueno, en una de esas casas, vivía el novio. Cada vez más odio tenía encima.
Entramos, estaba el pibe en cuestión con 3 amigos, dispuestos a salir. Los amigos eran esos típicos turritos que se quieren hacer los chetos, pero siguen siendo turritos... bueno, asíi. A mi no me copa esa onda ni por casualidad. En cambio, yo daba toda la imagen de cheta malcriada de ciudad (malcriada no soy, pero cheta... un poco).
Dos de los pibes se fueron cuando vieron la situación y se quedó solo uno a esperar a su amigo. Los novios se fueron a charlar a otra habitación y yo me quedé con el otro turrito en la cocina. Por suerte era buena onda el chabón, nos pusimos a charlar un rato esperando a nuestros amigos.
Los minutos pasaban y empecé a pegar demasiada onda con el chabón. Resumiendo; me lo terminé chapando en la cocina. Me pegó una violada terrible así de parados. Me metió la mano por adentro del pantalón y me la refregó por la cola hasta llegar a mi concha.
Yo ya venía re caliente del otro lado, así que no me extrañé cuando el pendejo sacó la mano y me dijo "estás re mojada". Esto lo calentó más, y me arrinconó contra la pared. Se bajó los pantalones y quedó medio en bolas con la remera aún puesta.
Me seguía besando, mientras me desvestía. Desbrochó mi pantalón y metió su mano dentro de mi tanguita. No pude evitar largar un suspiro cuando sus dedos rozaron mi clítoris. Instintivamente bajé mi mano para manotearle la pija. La podía sentir aún flácida y para mi sorpresa, excesivamente ancha, como me gusta. "Ahh que pija tenés" le dije. Me salió del alma.
El turrito se rio (seguro no fui la primera en decirlo) y siguió tocándome cada vez más rápido y metiendo la punta de sus dedos en mi concha. Estaba a punto, pero no quería explotar aun. Lo di vuelta y lo apoyé a él contra la pared. Me arrodillé y me dediqué a disfrutar la anaconda que tenía entre las piernas. Bajé el boxer dejando salir un pedazo impresionante de pija, que resaltaba más porque el pibe era flaquito.
La agarré con las dos manos, y aun así no podía rodearla. Estaba embobada. Así como vino me la empecé a meter en la boca, sintiendo como iba poniéndose más dura. Cuando la tuvo como una piedra, me levantó de los pelos y me puso contra la pared. Abrió mis piernas y corrió mi tanguita para un costado. Sentí la punta del pijón medir la entrada de mi concha, y cuando la encontró la mandó adentro de una. Sin piedad.
Me mordí los labios para no gritar, pero me hizo mierda. Después de un rato se acostumbró y del dolor había pasado al placer. El turrito me tenía agarrada de la cintura y me pegaba unas embestidas violentas y salvajes, como con bronca. No era de extrañar. Yo doy toda la imagen de nena cheta, asi que imagino que el flaco iba a aprovechar para dejarme un buen recuerdo.
Me agarraba del pelo, me pegaba en la cola. Me estaba destrozando. Hacía rato que no me cogían a un ritmo tan violento por tanto tiempo seguido. No paraba. Era una máquina.
Mis piernas aguantaban como podían y el flaco seguía como si nada. Hasta que se paró y me dio vuelta, haciéndome arrodillar. "Poné la boca", me dijo mientras se pajeaba en mi cara. Le dije que no tragaba, entonces me tiró un "Entonces en las tetas, puta". Cuando me lo dijo me di cuenta: el turrito me había hecho su putita de turno.
Agarró la pija de la base con una mano y con la otra se pajeó un poco hasta que me baño de leche. Era una manguera, no paraba de saltar y chorrear. Cuando más o menos paró, le agarré la verga y fui desparramando toda la guasca por mis tetas. Con las manos agarré lo que me chorreaba por la panza y me limpié.
Al pibe se lo notaba agitado, y no era para menos, con el ritmo que me había garchado. Nos cambiamos y nos sentamos en la mesa, como si nada. Al rato, aparece mi amiga, con los ojos llenos de lágrimas pero sonriendo. Me llama y me pide perdón mil veces, mientras me cuenta que se había amigado con el novio y se iba a quedar a dormir con él.
Ahí me volvió el odio al cuerpo. Ni loca me volvía sola de ese lugar que ni conocía hasta mi departamento. Cuando vio mi cara, terminó convenciendo al novio de que me quedara hasta el otro día. El novio de mi amiga fue a hablar con su amigo para decirle que no iba a salir, y que no lo esperara. Pude ver en sus rostros que le había contado lo que había pasado.
El novio de mi amiga trajo un colchón y lo tiró en el living para que durmiera yo, mientras ellos se iban a dormir (si, claro) a la habitación. Ahí saltó el turrito que me había garchado y dijo que no tenía ganas de salir, si no le molestaba que se quedara también. Mi amiga me miró (ignorando todo lo que había pasado) y me preguntó si me molestaba. Con mi mejor cara de poker le dije que no había drama.
Minutos más, y los dos noviecitos cerraron la puerta de la habitación a hacer las paces. Yo estaba tirada en el sillón mirando fijamente al chabón que se había quedado con un solo fin. Se fue desvistiendo hasta que dar en bolas. La verdad que me sigue sin gustar mucho la onda "wachiturra", pero el lomo que tienen los hijos de puta es envidiable. Y encima, este portaba terrible poronga.
Se paró al lado mío y me agarró de los pelos metiéndome su pija en la boca. Encima, dominante y salvaje. Me mojaba sola. Otra vez la pija al palo, y esta vez me tiró en el colchón boca arriba mientras él se ponía encima mío.
Se agarró de mis hombros y otra vez. Sin piedad me pegó un garche fenomenal. El colchón se movía para todos lados. Me levantaba las piernas, me las cerraba, las abría, me ponía de costado, de frente. Y todo a un ritmo frenético. Y lo que era mejor, tenía aguante. Yo me agarraba de su espalda marcada y dura para tenerlo cada vez más cerca.
En un momento que se frenó, lo saqué de arriba mío y lo acosté. Agarré la pija y me senté arriba. Despacio, empecé a moverme mientras me la iba clavando cada vez más. Levantaba mi cola sintiendo cada centímetro enterrarse en mi. Estaba mojadísima, se notaba por como resbalaba la verga en mi concha.
Ese ritmo más pausado no lo aguantó mucho el turrito y de golpe se aferró de mi cintura y se empezó a levantar él. Otra vez, me partía al medio con su pijón y su salvajismo. Yo solo me dejaba penetrar. La pija golpeaba contra el fondo de mi cuerpo totalmente penetrada en mi concha.
Me tiró a un costado, y me puso en 4. Bajé mi cintura y levanté la cola, dejando mi concha abierta a su disposición. Se trepó encima, y agarrándome de los pelos me empezó a garchar con violencia nuevamente. Sus manos me tiraba fuerte el pelo, y le pedí que me soltara. "Callate puta, que te gusta" me gritaba mientras aceleraba el ritmo.
No me pude resistir. "Aaayyy siiii daleeee", grité fuerte, rindiéndome ante semejante salvajismo, mientras sentía como su cuerpo chocaba contra mi cola. Me estaba dejando maltratar por un pijón. me sentía la más puta siendo usada para saciar la calentura de ese chabón. El hijo de puta no se cansaba nunca. Seguía metiéndomela cada vez más fuerte.
Cuando la sacó, empezó a acariciarme la cola. Sus dedos se metían en mi concha, que chorreaba, y mojaba mi ano con mis propios flujos. "Aaayyy siii" gritaba cada vez que sus dedos me rozaban.
"Te voy a romper el culo puta", me dijo mientras se acomodaba. "Siii rompeme el culo", le dije volando de la calentura. Sabía que me iba a culear igual. Me escupió un par de veces y ya la intentó meter. Así de una. No le importaba nada al chabón y a mi a esa altura tampoco.
Cuando sentí la punta de la pija me relajé y dejé que entrara. "Que cerrada estás", me dijo el chabón. "Es que nunca me cogió una pija tan grande como esa... me vas a partir", le contesté. Bueno, no era totalmente cierto, pero no importa.
Siguió escupiendo, lubricando mi cola y su pija, hasta que empezó a entrar. Llegaba a la mitad y sentía que me desmayaba. "Ay que dura se siente, dale daleeee" le gritaba mientras él seguía empujando. "Hasta ahi" le dije. No daba para más. "Pero falta" me decía. No podía creer que todavía faltara entrar más carne.
Empezó a moverse despacio, hasta que otra vez le puso ritmo. Una cosa cosa es en la concha, otra que te garchen fuerte en el culo. Pero a este no le importaba nada y le daba con todo. Lo peor, es que yo lo estaba disfrutando. Dejé caer mi cabeza contra el colchón dejando mi cola levantada.
Estiré uno de mis brazos y con mi mano me masturbé con fuerza. Estaba tan caliente y sentía tanto la pija en el culo que acabé al toque. Mi ano se contrajo atrapando la anaconda adentro. La apretó tanto, que lo hice acabar. El turrito sacó la pija chorreando y me tiró lo que le quedaba en la cola.
Me tiré en la cama a descansar, pero el pibe me dio vuelta y me puso la pija en la boca para que la limpie, mientras sacaba otro forro. "Vas a seguir?", le pregunté. Y si, tenía resto el hijo de puta aún. Me sacó de un empujón y otra vez, me clavó la pija de una.
Me garchó otra vez como un animal. En la habitación de mi amiga se podía sentir como se movía la cama y los gemidos de ella, al parecer, el coger así era una costumbre del barrio.
La pija de mi macho salía casi por completo y se enterraba con fuerza hasta que su cuerpo chocaba con el mío. Me pegó una cogida bestial, que me hizo acabar como dos veces más. Estuvo un rato hasta que la sacó y acabó en mi panza. No podía creer la cantidad de leche que aun guardaba. Dos chorros fuertes llegaron hasta mis tetas y el resto se hizo una laguna en mi panza.
Al fin, se tiró al lado mío y se puso a descansar. Pero no por mucho. Después de un rato, empezó a tocarme nuevamente. Nos besamos y otra vez, la calentura nos superó. Sentía como me rozaba con la pija dormida por mi pierna y me volvía loca. Empecé a mover mi muslo sobre su verga, hasta que conseguí levantarla nuevamente.
Acostados como estábamos, me hizo dar vuelta, poniéndonos en cucharita. Levanté una de mis piernas mientras él buscaba con su pija mi concha. "Ahiiiiiii" grité cuando rozó la entrada. No dudó y empujó hasta clavarla de nuevo hasta mi estómago.
Si bien al principio la había puteado mucho a mi amiga por cortarme el garche primero, de verdad que tenía que estar agradecida; porque con ese otro pibe de casualidad que me pegaba 2 polvos. Este me estaba garchando por cuarta vez y parecía que recién arrancaba.
"Metela por la cola", le pedí ya totalmente entregada. "Ponete en 4, así entra más fácil", me dijo sacando la pija de mi concha. "Nooo dale metela así, me dejaste el culo re abierto, entra fácil". Y no estaba muy equivocada. Sentía como me latía y se abría la cola. Me la había destrozado. Pero tenía la necesidad de sentirla de nuevo.
Con dificultad busco la entrada de mi cola y empezó a ponerla. Me acomodé y empecé a empujar yo también hasta que me acostumbré. Fui empujando y ahora la que se movía era yo. Otra vez, con mis manos me masturbaba con fuerza. Me tocaba el clítoris con una mano y la otra me metía un dedo en la concha. Pero casi ni lo sentía, al lado de la pija del turrito que era más ancha que un puño.
Acabé otra vez, casi al mismo tiempo que el pibe que sacó la pija y la apoyó en mi cadera dejando que saliera todo lo que le quedaba. Ya no daba más. El chabón se acostó y medio que nos dormimos.
Al rato me despertó. Estaba franeleando su pija contra mi pierna. Ya la sentía dura de nuevo. Le pedí que parara, porque no me daba más la concha. "Entonces por el culo". Mientras me decía esto, rozaba su pija contra mis muslos. No me pude resistir. Me imaginaba esa poronga y se me hacía agua la concha y se me dilataba el ano.
Me levanté y antes que se pusiera atrás mío, agarré la pija y se la chupé. Como pude, me metía lo que entrara en la boca. La escupí varias veces y la pajeaba para lubricarla bien. "Te gustó mi pija en el culo, eh chetita??" me decía mientras se la chupaba. No me había equivocado en pensar de dónde salía esa bronca al garcharme.
Me di vuelta, y levanté la cola entregándosela a mi macho para que hiciera lo que quisiera. Ahora la tenía más dilatada y entró más fácil. Agarré fuerte las sábanas mientras el chabón empujaba su pija para adentro. No paraba de entrar más. Siguió penetrando hasta que otra vez, tuve que pedirle que parara.
La agarró y la sacó un poco para volver a clavarla. El hijo de puta me pegaba embestidas fuertes hasta el fondo, como buscando romper una pared. Lo quería parar pero estaba empezando a disfrutarlo. Igual, no pudo entrar más de eso. Intenté pajearme de nuevo, pero ya no estaba tan caliente como antes.
Lo dejé seguir hasta que acabó. Sacó la pija y sentí como caía su leche hirviendo sobre mi espalda. Cuando terminó, me dejé caer en la cama, totalmente exhausta y destruida.
El turrito, como si nada, se cambió y me pidió que le abriera porque se tenía que ir. Me cambié así nomás y lo acompañé hasta la puerta. Volví a la cama y me dejé caer. Me dormí en seguida, no daba más. No sentía las piernas y me dolía todo.
A la mañana siguiente me despertó mi amiga, re feliz. Me repetía que no sabía como agradecerme, sin saber que ya lo había hecho. La garchada que me pegó el turrito ese había sido suficiente. Me indicaron como volver a casa. Cuando llegué, me tiré de nuevo a dormir. Ni me levanté a comer ni nada. Me desperté el lunes, para ir a trabajar. Aun sentía como me latía el culo.
**********************************
Indice
Cuestión, después de tomar bastante, empezamos a rozarnos cada vez más sensualmente hasta que terminamos escondiéndonos. Primero, nos metimos al baño disimuladamente. Cuando se cerró la puerta, nos pegamos un flor de chape mientras nos metíamos manos por todos lados. Mi remera terminó en el piso, junto con la de él y nuestros pantalones desabrochados y por las rodillas.
Yo bajé la mano y le agarré la pija, por encima del boxer, y la recorría por todo el tronco. Él me apretaba el culo mientras me metía la lengua cada vez más adentro de mi boca. No aguanté más, y me arrodillé. Asomé la verga totalmente parada y cuando pegó el salto, la atajé con la boca. La llené de saliva y chupé un rato largo hasta que me levantó. Seguimos besándonos hasta que nos dimos cuenta que no daba para más.
Nuestra idea era calentarnos un poco y en un rato rajar para un telo a garchar. Pero no íbamos a aguantar, nos habíamos zarpado con la previa. Salimos despacio del baño, y nos metimos en la pieza de mi amiga (la cumpleañera, dueña de casa). Nos tiramos en la cama y seguimos con lo que estábamos haciendo, pero ahora sacándonos toda la ropa.
Estábamos casi en bolas, y a punto de arrancar el garche, cuando se abre la puerta. Nos pegamos un cagazo bárbaro. Era otra de las chicas, que entró llorando. No se si estaba en shock o no le importó, pero no se dio ni cuenta que estábamos en bolas.
Cuestión: se había peleado con el novio, por whatsapp (!) y el chabón la quería dejar. Encima, parece que ese día salía con los amigos, entonces le agarró un ataque de celos total. Y el flaco le dijo "si querés, vení a mi casa y hablamos"... El problemita era que este pibe vivía en zona oeste, Ramos Mejía, por ahí... y nosotras estábamos en Belgrano (CABA).
Me pedía por favor que la acompañara. Porqué justo a mi? Esta piba se iba a quedar en mi departamento a dormir, para volver juntas. Entonces, me pidió que la acompañara porque no quería ir sola, y volver las dos.
La mina estaba re contra shockeada, lloraba, gritaba; yo no sabía que hacer. La realidad es que lo último que quería hacer es ir con ella a que hablara con el idiota del novio; pero la situación de calentura en esa habitación se había muerto (literalmente). El flaco con el que estaba ya se había cambiado y despacio se fue a la mierda (lógico) dejándome a mi con la despechada.
Sin ninguna gana y totalmente ofuscada, me fui con ella. Llegamos a la casa del pibe, jamás en mi vida había estado en un lugar así. En serio, me daba miedo. No llegaba a ser una villa ni un fonavi, pero estaba cerca. Bueno, en una de esas casas, vivía el novio. Cada vez más odio tenía encima.
Entramos, estaba el pibe en cuestión con 3 amigos, dispuestos a salir. Los amigos eran esos típicos turritos que se quieren hacer los chetos, pero siguen siendo turritos... bueno, asíi. A mi no me copa esa onda ni por casualidad. En cambio, yo daba toda la imagen de cheta malcriada de ciudad (malcriada no soy, pero cheta... un poco).
Dos de los pibes se fueron cuando vieron la situación y se quedó solo uno a esperar a su amigo. Los novios se fueron a charlar a otra habitación y yo me quedé con el otro turrito en la cocina. Por suerte era buena onda el chabón, nos pusimos a charlar un rato esperando a nuestros amigos.
Los minutos pasaban y empecé a pegar demasiada onda con el chabón. Resumiendo; me lo terminé chapando en la cocina. Me pegó una violada terrible así de parados. Me metió la mano por adentro del pantalón y me la refregó por la cola hasta llegar a mi concha.
Yo ya venía re caliente del otro lado, así que no me extrañé cuando el pendejo sacó la mano y me dijo "estás re mojada". Esto lo calentó más, y me arrinconó contra la pared. Se bajó los pantalones y quedó medio en bolas con la remera aún puesta.
Me seguía besando, mientras me desvestía. Desbrochó mi pantalón y metió su mano dentro de mi tanguita. No pude evitar largar un suspiro cuando sus dedos rozaron mi clítoris. Instintivamente bajé mi mano para manotearle la pija. La podía sentir aún flácida y para mi sorpresa, excesivamente ancha, como me gusta. "Ahh que pija tenés" le dije. Me salió del alma.
El turrito se rio (seguro no fui la primera en decirlo) y siguió tocándome cada vez más rápido y metiendo la punta de sus dedos en mi concha. Estaba a punto, pero no quería explotar aun. Lo di vuelta y lo apoyé a él contra la pared. Me arrodillé y me dediqué a disfrutar la anaconda que tenía entre las piernas. Bajé el boxer dejando salir un pedazo impresionante de pija, que resaltaba más porque el pibe era flaquito.
La agarré con las dos manos, y aun así no podía rodearla. Estaba embobada. Así como vino me la empecé a meter en la boca, sintiendo como iba poniéndose más dura. Cuando la tuvo como una piedra, me levantó de los pelos y me puso contra la pared. Abrió mis piernas y corrió mi tanguita para un costado. Sentí la punta del pijón medir la entrada de mi concha, y cuando la encontró la mandó adentro de una. Sin piedad.
Me mordí los labios para no gritar, pero me hizo mierda. Después de un rato se acostumbró y del dolor había pasado al placer. El turrito me tenía agarrada de la cintura y me pegaba unas embestidas violentas y salvajes, como con bronca. No era de extrañar. Yo doy toda la imagen de nena cheta, asi que imagino que el flaco iba a aprovechar para dejarme un buen recuerdo.
Me agarraba del pelo, me pegaba en la cola. Me estaba destrozando. Hacía rato que no me cogían a un ritmo tan violento por tanto tiempo seguido. No paraba. Era una máquina.
Mis piernas aguantaban como podían y el flaco seguía como si nada. Hasta que se paró y me dio vuelta, haciéndome arrodillar. "Poné la boca", me dijo mientras se pajeaba en mi cara. Le dije que no tragaba, entonces me tiró un "Entonces en las tetas, puta". Cuando me lo dijo me di cuenta: el turrito me había hecho su putita de turno.
Agarró la pija de la base con una mano y con la otra se pajeó un poco hasta que me baño de leche. Era una manguera, no paraba de saltar y chorrear. Cuando más o menos paró, le agarré la verga y fui desparramando toda la guasca por mis tetas. Con las manos agarré lo que me chorreaba por la panza y me limpié.
Al pibe se lo notaba agitado, y no era para menos, con el ritmo que me había garchado. Nos cambiamos y nos sentamos en la mesa, como si nada. Al rato, aparece mi amiga, con los ojos llenos de lágrimas pero sonriendo. Me llama y me pide perdón mil veces, mientras me cuenta que se había amigado con el novio y se iba a quedar a dormir con él.
Ahí me volvió el odio al cuerpo. Ni loca me volvía sola de ese lugar que ni conocía hasta mi departamento. Cuando vio mi cara, terminó convenciendo al novio de que me quedara hasta el otro día. El novio de mi amiga fue a hablar con su amigo para decirle que no iba a salir, y que no lo esperara. Pude ver en sus rostros que le había contado lo que había pasado.
El novio de mi amiga trajo un colchón y lo tiró en el living para que durmiera yo, mientras ellos se iban a dormir (si, claro) a la habitación. Ahí saltó el turrito que me había garchado y dijo que no tenía ganas de salir, si no le molestaba que se quedara también. Mi amiga me miró (ignorando todo lo que había pasado) y me preguntó si me molestaba. Con mi mejor cara de poker le dije que no había drama.
Minutos más, y los dos noviecitos cerraron la puerta de la habitación a hacer las paces. Yo estaba tirada en el sillón mirando fijamente al chabón que se había quedado con un solo fin. Se fue desvistiendo hasta que dar en bolas. La verdad que me sigue sin gustar mucho la onda "wachiturra", pero el lomo que tienen los hijos de puta es envidiable. Y encima, este portaba terrible poronga.
Se paró al lado mío y me agarró de los pelos metiéndome su pija en la boca. Encima, dominante y salvaje. Me mojaba sola. Otra vez la pija al palo, y esta vez me tiró en el colchón boca arriba mientras él se ponía encima mío.
Se agarró de mis hombros y otra vez. Sin piedad me pegó un garche fenomenal. El colchón se movía para todos lados. Me levantaba las piernas, me las cerraba, las abría, me ponía de costado, de frente. Y todo a un ritmo frenético. Y lo que era mejor, tenía aguante. Yo me agarraba de su espalda marcada y dura para tenerlo cada vez más cerca.
En un momento que se frenó, lo saqué de arriba mío y lo acosté. Agarré la pija y me senté arriba. Despacio, empecé a moverme mientras me la iba clavando cada vez más. Levantaba mi cola sintiendo cada centímetro enterrarse en mi. Estaba mojadísima, se notaba por como resbalaba la verga en mi concha.
Ese ritmo más pausado no lo aguantó mucho el turrito y de golpe se aferró de mi cintura y se empezó a levantar él. Otra vez, me partía al medio con su pijón y su salvajismo. Yo solo me dejaba penetrar. La pija golpeaba contra el fondo de mi cuerpo totalmente penetrada en mi concha.
Me tiró a un costado, y me puso en 4. Bajé mi cintura y levanté la cola, dejando mi concha abierta a su disposición. Se trepó encima, y agarrándome de los pelos me empezó a garchar con violencia nuevamente. Sus manos me tiraba fuerte el pelo, y le pedí que me soltara. "Callate puta, que te gusta" me gritaba mientras aceleraba el ritmo.
No me pude resistir. "Aaayyy siiii daleeee", grité fuerte, rindiéndome ante semejante salvajismo, mientras sentía como su cuerpo chocaba contra mi cola. Me estaba dejando maltratar por un pijón. me sentía la más puta siendo usada para saciar la calentura de ese chabón. El hijo de puta no se cansaba nunca. Seguía metiéndomela cada vez más fuerte.
Cuando la sacó, empezó a acariciarme la cola. Sus dedos se metían en mi concha, que chorreaba, y mojaba mi ano con mis propios flujos. "Aaayyy siii" gritaba cada vez que sus dedos me rozaban.
"Te voy a romper el culo puta", me dijo mientras se acomodaba. "Siii rompeme el culo", le dije volando de la calentura. Sabía que me iba a culear igual. Me escupió un par de veces y ya la intentó meter. Así de una. No le importaba nada al chabón y a mi a esa altura tampoco.
Cuando sentí la punta de la pija me relajé y dejé que entrara. "Que cerrada estás", me dijo el chabón. "Es que nunca me cogió una pija tan grande como esa... me vas a partir", le contesté. Bueno, no era totalmente cierto, pero no importa.
Siguió escupiendo, lubricando mi cola y su pija, hasta que empezó a entrar. Llegaba a la mitad y sentía que me desmayaba. "Ay que dura se siente, dale daleeee" le gritaba mientras él seguía empujando. "Hasta ahi" le dije. No daba para más. "Pero falta" me decía. No podía creer que todavía faltara entrar más carne.
Empezó a moverse despacio, hasta que otra vez le puso ritmo. Una cosa cosa es en la concha, otra que te garchen fuerte en el culo. Pero a este no le importaba nada y le daba con todo. Lo peor, es que yo lo estaba disfrutando. Dejé caer mi cabeza contra el colchón dejando mi cola levantada.
Estiré uno de mis brazos y con mi mano me masturbé con fuerza. Estaba tan caliente y sentía tanto la pija en el culo que acabé al toque. Mi ano se contrajo atrapando la anaconda adentro. La apretó tanto, que lo hice acabar. El turrito sacó la pija chorreando y me tiró lo que le quedaba en la cola.
Me tiré en la cama a descansar, pero el pibe me dio vuelta y me puso la pija en la boca para que la limpie, mientras sacaba otro forro. "Vas a seguir?", le pregunté. Y si, tenía resto el hijo de puta aún. Me sacó de un empujón y otra vez, me clavó la pija de una.
Me garchó otra vez como un animal. En la habitación de mi amiga se podía sentir como se movía la cama y los gemidos de ella, al parecer, el coger así era una costumbre del barrio.
La pija de mi macho salía casi por completo y se enterraba con fuerza hasta que su cuerpo chocaba con el mío. Me pegó una cogida bestial, que me hizo acabar como dos veces más. Estuvo un rato hasta que la sacó y acabó en mi panza. No podía creer la cantidad de leche que aun guardaba. Dos chorros fuertes llegaron hasta mis tetas y el resto se hizo una laguna en mi panza.
Al fin, se tiró al lado mío y se puso a descansar. Pero no por mucho. Después de un rato, empezó a tocarme nuevamente. Nos besamos y otra vez, la calentura nos superó. Sentía como me rozaba con la pija dormida por mi pierna y me volvía loca. Empecé a mover mi muslo sobre su verga, hasta que conseguí levantarla nuevamente.
Acostados como estábamos, me hizo dar vuelta, poniéndonos en cucharita. Levanté una de mis piernas mientras él buscaba con su pija mi concha. "Ahiiiiiii" grité cuando rozó la entrada. No dudó y empujó hasta clavarla de nuevo hasta mi estómago.
Si bien al principio la había puteado mucho a mi amiga por cortarme el garche primero, de verdad que tenía que estar agradecida; porque con ese otro pibe de casualidad que me pegaba 2 polvos. Este me estaba garchando por cuarta vez y parecía que recién arrancaba.
"Metela por la cola", le pedí ya totalmente entregada. "Ponete en 4, así entra más fácil", me dijo sacando la pija de mi concha. "Nooo dale metela así, me dejaste el culo re abierto, entra fácil". Y no estaba muy equivocada. Sentía como me latía y se abría la cola. Me la había destrozado. Pero tenía la necesidad de sentirla de nuevo.
Con dificultad busco la entrada de mi cola y empezó a ponerla. Me acomodé y empecé a empujar yo también hasta que me acostumbré. Fui empujando y ahora la que se movía era yo. Otra vez, con mis manos me masturbaba con fuerza. Me tocaba el clítoris con una mano y la otra me metía un dedo en la concha. Pero casi ni lo sentía, al lado de la pija del turrito que era más ancha que un puño.
Acabé otra vez, casi al mismo tiempo que el pibe que sacó la pija y la apoyó en mi cadera dejando que saliera todo lo que le quedaba. Ya no daba más. El chabón se acostó y medio que nos dormimos.
Al rato me despertó. Estaba franeleando su pija contra mi pierna. Ya la sentía dura de nuevo. Le pedí que parara, porque no me daba más la concha. "Entonces por el culo". Mientras me decía esto, rozaba su pija contra mis muslos. No me pude resistir. Me imaginaba esa poronga y se me hacía agua la concha y se me dilataba el ano.
Me levanté y antes que se pusiera atrás mío, agarré la pija y se la chupé. Como pude, me metía lo que entrara en la boca. La escupí varias veces y la pajeaba para lubricarla bien. "Te gustó mi pija en el culo, eh chetita??" me decía mientras se la chupaba. No me había equivocado en pensar de dónde salía esa bronca al garcharme.
Me di vuelta, y levanté la cola entregándosela a mi macho para que hiciera lo que quisiera. Ahora la tenía más dilatada y entró más fácil. Agarré fuerte las sábanas mientras el chabón empujaba su pija para adentro. No paraba de entrar más. Siguió penetrando hasta que otra vez, tuve que pedirle que parara.
La agarró y la sacó un poco para volver a clavarla. El hijo de puta me pegaba embestidas fuertes hasta el fondo, como buscando romper una pared. Lo quería parar pero estaba empezando a disfrutarlo. Igual, no pudo entrar más de eso. Intenté pajearme de nuevo, pero ya no estaba tan caliente como antes.
Lo dejé seguir hasta que acabó. Sacó la pija y sentí como caía su leche hirviendo sobre mi espalda. Cuando terminó, me dejé caer en la cama, totalmente exhausta y destruida.
El turrito, como si nada, se cambió y me pidió que le abriera porque se tenía que ir. Me cambié así nomás y lo acompañé hasta la puerta. Volví a la cama y me dejé caer. Me dormí en seguida, no daba más. No sentía las piernas y me dolía todo.
A la mañana siguiente me despertó mi amiga, re feliz. Me repetía que no sabía como agradecerme, sin saber que ya lo había hecho. La garchada que me pegó el turrito ese había sido suficiente. Me indicaron como volver a casa. Cuando llegué, me tiré de nuevo a dormir. Ni me levanté a comer ni nada. Me desperté el lunes, para ir a trabajar. Aun sentía como me latía el culo.
**********************************
Indice
47 comentarios - Putita de un turrito
😉
gracias por pasar!
Digamos que con tu amiga quedaron a mano
gracias por pasar!
Muy bueno. 10000 de.puntos!!!!
gracias por pasar! 😉
gracias por pasar
gracias por pasar! 😉
el hotel que esta en frente de loft decis vos?
Me encantó el relato, besos y puntos!
gracias por pasar
gracias por pasar!
Wachiturros ummmm ¿y las wachiturras? ¿será que también follan así de bien? jajjjajajaj
gracias por pasar
gracias por pasar
Te gustó mi pija en el culo, eh chetita??" che soy yo al leerlo o se oye hot eso jaja
y lo peor, no le podia decir que no por uqe me encantó 😉
aah buee alto pakete tenia entonces
me alegro te gusten mis relatos 😉
me alegro que te haya gustado 😉