Perdón por la tardanza, aquí les traigo este nuevo capitulo, el nueve, donde las cosas cambian un poco, se darán cuenta rápido porqué. 😉
Iba a ser muy largo, pero supere el límite del post, así que el final va a inicio del siguiente episodio, así les aseguro que el 10 arranca picante 😉
Las imágenes son solo guías, no necesariamente representan a las protagonistas, pero les ayudan a captar la onda, sin más preámbulos, empezamos 😃
Florencia...
Mónica...
Romina... (ya la conocerán en acción)
Las largas sesiones de sexo le estaban pasando factura tanto a la mente como al cuerpo. Matías despertó en ese templo del pecado ubicado en Misiones, más precisamente la quinta de Román, cuando todos comían, a las dos.
Saludo a todos y a pesar de que en el baño, ante la desalentadora imagen que el espejo le devolvió, se prometió no abusar de sus correrías sexuales, sería imposible. Lucrecia aprobó su examen y estaba con sus amigas, con las que disfrutaría de una tarde de relajo en la piscina. Esa casa no le dejaría ser bueno ni un segundo.
-¿Me dejaron algo para picar o no queda nada?- Se hizo el chistoso ante la parva de jovencitas y jovencitos que habían ocupado la mesa. Santino y Flor estaban en el sofá, Moni y Julieta en sillas desperdigadas por la amplia sala. Por suerte, gracias al calor, podía pasearse en cuero enseñando su físico trabajado, al que le tenía cada vez más fe.
- Veni boludo, los grandes comemos al lado de la parrilla, así nos agarramos la mejor parte- Le invitó Román, sirviéndole un chori con pan y chimichurri.
Mientras comía y bebía los recuerdos de la noche se volvían reales, siempre le costaba creerlos por las mañanas, últimamente, de la mano de Julieta sus noches parecían fantasía, sacada de alguna película prohibida o un libro de Marqués de Sade.
- Dormiste como si te hubieras dopado he…
- Son las vacaciones Román, mi cuerpo se aclimata, sabe que no trabaja y plancha lo más que puede.
En realidad, había llegado con Julieta a las 3 de la mañana a la cama, como ustedes ya saben, luego de eso irrumpió Santino, que empezó a penetrar a su hermana analmente. Él lo recordaba muy, pero muy bien. La cara de Juli cambiando frente a él, fotograma a fotograma, pasando por cada etapa como si fuera una rehabilitación, el dolor, la aceptación, el placer de tener veinticinco centímetros rajándole el culo…
Tenía el miembro enfundado en la vagina de Julieta, y desde atrás, sintió contra su tronco, como si no hubiera barreras entre ambas oquedades, el inmenso pene de Santino abrirse paso por el recto, sin lubricante de ningún tipo ni saliva, entrar y salir sacándole polvo al colchón… tuvo que meterle la mano en la boca para amortiguar sus gemidos.
Mientras se servía un bife de muslo extraído directamente de la pata, miró a su prima, se la
notaba bien, distendida entre los pibes como una más, pidiendo la bebida a unos compañeritos de Lucre. Él sentía la pija adolorida de haberla tenido amatambrada, presionada en la vagina como si fuera una prensa de carne por culpa del segundo cuerpo invasor, no se quería imaginar entonces cómo le habrá quedado el culo a ella, debía de estar sentada entre almohadones.
La cena se terminó para el pelotón de Lucre y fueron a la pileta sin respetar la vieja regla de las dos horas después de comer. Cuando pasaba, le preguntó por su nota.
- Un siete, ahí nomás.
- Lo importante es aprobar ¿Tus amigos también aprobaron?- Notando los ligerita que andaba dentro de la casa, malla de una pieza que enseñaba todo el vientre y un pañuelo en la cabeza.
- Algunos sí, otros no, igual todos festejamos hoy. – Y se fue corriendo a la pileta, moviendo esas carnes jóvenes, tan jóvenes que debía ser virgen casi seguro. Se acordó que estaba al lado de su padre y comió, algo nervioso.
- Qué bárbaro… - Le susurró sombrío, como siempre temió lo peor.- mírala a Juli, charlando con su hermano y Florencia… mirando la tele.- Ese tono, esa barba y esos lentes redondos le daban un aspecto a cuentista de misterios o científico loco. Nunca sabía si lo atacaría o lo invitaría a subir el DeLorean.
Matías no sabía a qué se refería y observó con atención. Nada anormal, conversaban sobre una serie famosa que estaban viendo.
- Tuvo relaciones con vos, con él, conmigo, y sin embargo ahí está. – Admirándola como así fuera un padre orgulloso- Como si nada, como si fuera lo más común del mundo. Ella es única.
- Ah, eso. Sí, es única.- Juli volteó, estaba con la cola apuntando a ellos, inclinada sobre el sofá, como si tuviera un sexto sentido, les sonrió y siguió dialogando a la distancia.
- Soñé con ella toda la noche, una y otra vez… su mirada, su cuerpo, sus habilidades… pensar que la última vez que vino, jugaba a las escondidas con Lucre y Agustín.
Para Matías recordar cosas de cuando ella era niña, mientras hablaban de sexo no era muy sano, pero asintió a todo y le dio la razón. Ella había cambiado.
- Decime la verdad ¿Es posible que tenga algo más con ella? Algo más allá del oral, una buena sacudida.- Acompañando sus palabras sucias con un además de caderas.
Al final, el viejo aunque resistió la idea del incesto, con una probada había perdido la cabeza.
Matías tras tener sexo oral con Julieta esperó bastante hasta penetrarla días después, Román ya estaba más entregado que una pizza de delivery.
- Lo puedo conversar y te cuento. Si me apuras te digo que no.- Le había succionado la crema de los huevos a tres camioneros, después de eso para él su prima no tenía límites, sin embargo, quería ser cauteloso.- La puedo convencer.
- Vení, te muestro algo.- Matías lo siguió, le dijo a los demás que le enseñaría una camisa que se compró en Brasil.
No era una camisa, pero si una prenda, aunque no masculina. En la habitación de Román (por cierto, un lujo con mayúsculas) sacó una caja envuelta con lazos rojos, y en ella, había un conjuntito de lencería erótica muy sugestivo. Era un deleite vacio, con carne adentro debía volver a cualquier mujer una emperatriz del infierno.
Matías había visto muchos en internet, había deseado usarlos en Juli pero los precios eran exorbitantes. Ese debía ser particularmente caro, de color lila y violeta, tenía encaje por todos lados, tirantes, espacios trasparentes para la vagina y pezones, y para la cola, apenas un hilo dental que era un pecado.
- Me encariñe tanto con una puta llamada Alexandra, que le compré esto especialmente para ella.
Su cuerpo era idéntico al de Julieta, y por eso me cautivo tan rápido, me trajo muchos recuerdos, hace mucho que no viene.- Dijo el viejo como si mirara un trofeo familiar, o una copa ganada por un hijo.
- ¿Era legal? Este conjuntito parece que le queda chico hasta a ella.- Román lo miró desconfiado.
- Yo le rompí el orto y después ella a mí la billetera. Si me dan el sí, no pregunto boludeces.- Guardando la ropita picante.
- Voy a tratar de convencerla, no te preocupes macho, después de todo es navidad, es tiempo de pensar en el otro.- O en el “orto”, en este caso, pensó.
- Exacto- Sintiendo su mano sobre su hombro- Si me haces ese favor, ya veré como te lo compensó. Hace mucho tiempo que no tengo una alegría así.
- ¿No estás bien atendido? Ya sabes a que me refiero.
-Desde que Alexandra no vino más, desde que se fue a Brasil, no volví a probar otra. En realidad sí probé a otras, pero fueron olvidables, intrascendentes, por eso necesito esto.
Un viejo enamorado de una puta de legalidad desconocida, que la encontraba reencarnada en el cuerpo de su sobrina. Tenía sentido, era más santo que su historial, últimamente, repleto de sexo con su hermana, prima, etc.
Aunque volvió al comedor, aprovechó a sentarse, pensar y comer, comer como nunca porque su cuerpo debía aguantar lo que se venía. No sería una navidad como otras, los regalos y los niños
eran cosa del pasado.
De hecho, ni bien terminó salió en el auto con Florencia y Mónica para ir al centro comercial más cercano. Aunque le habría encantado quedarse a ver a Lucre con sus amiguitas jugar vóley en la piscina, no era un mal plan.
- ¿Ya pensaron si van a comprar algo? A Román no tengo idea de que regalarle, tiene todo.
- A vos hermano un babero te voy a comprar, estás terrible, como te fichaste a todas esas pendejas.- Le dijo Flor a su lado, aunque iba distraído mirando un mapa para no perderse. No tenía GPS, solo el clásico mapa de papel desplegado sobre su hermana.
-Si tienen la edad de Lucre son legales, no importa que les saque más de diez años.
- Y viceversa, a él también lo miraron.- Intervino Mónica.
- No me di cuenta, fue una noche agitada.
- Lo sé, Santi los escucho y se quiso sumar. Me costó retenerlo, al final me complació a mí y lo deje ir. No quiero que pierda contacto con su hermana mayor.- Flor rio, de manera nerviosa. Era todo muy perverso.
Y lo que estaba por venir. Una vez que llegaron a un centro comercial con banderas en la entrada y una imponente facha de cristal. Adentro, vieron de todo, pasando de tienda a tienda y lo llevaron de acá para allá. Si había algo que odiaba, era comprar con mujeres. Simplemente tenían ideas opuestas sobre cómo comprar.
Su malestar se esfumó cuando en una tienda de ropa informal, de playa, y accesorios, Flor lo llamó desde el diminuto cambiador para pedirle una opinión sobre las prendas que habían elegido.
- ¿Cómo me queda hermano?- Corriendo unas cortinas para enseñarle el culo entangado. Se había sacado el jean y la ropa interior para ponerse una mallita diminuta que se perdía entre sus nalgas blancas.
- Muy bien flor, te queda bárbaro…- Mirando el culo desde arriba, tapando la entrada con su cuerpo para que nadie viera.- Aunque por lo visto, te queda muy apretadita.- Matías tomó el
pequeño hilo y lo levanto para bambolear las nalgas, sin poder contenerse
- Despacito, no seas bruto, que ya bastante adentro la tengo metida.
- Me gustaría ver la reacción de todos si te llegan a ver así de entangada la manzanita… al viejo no le van a dar los ojos, y menos a los amigos de Lucre- Palpando cada cachete como si fuera la primera vez.
De repente, Mónica lo llamó de al lado, dónde también se estaba probando mayas.
- Anda, que también debe tener sus dudas…
- ¿Qué te parece?- Y Moni dio una vueltita para enseñarle el conjuntito de dos piezas, rojo, con cordeles en el vientre unidas a la bombacha. – Estoy entre este, y este otro, enseñando otro de color celeste. El conjunto celeste sacó la parte pervertida de él.
- Debería ver el otro para opinar, proba el celestito.- Cerrando la cortina, Mónica lo entendió, y allí apretadito a ella, se sentó en la banqueta para verla cambiarse frente a él.
- ¿Me desatas el corpiño?- Susurró atrevida, y él continuó con el juego. Sintió esos timbres a pocos centímetros, en ese espacio más pequeño que un ascensor.
Su prima mayor se le puso de espaldas, y de un solo movimiento, se bajó la prenda para enseñarle la vulva depilada y el ano, que a pocos centímetros se servía como un manjar de los dioses. Esa vulva bien atendida parecía querer alcanzarlo a él con sus labios…
- Hace mucho que no tenemos algo… pero acá no.- Y se dio vuelta dejándolo con las ganas, probándose el otro conjunto, que era una invitación al crimen. Era de no creer lo bien que se mantenía Moni, con sus curvas pronunciadas tanto arriba como abajo, una milf con todas las letras, más apetecible que cualquiera. Sus gomas habían sido un bocado inolvidable que sin dudas, repetiría en breve.
- Me estás dejando al palo Moni, y en este lugar no entra un alfiler. – Expresó a verla girar con la nueva tanga, era una micro biquini obscena casi trasparente, que además, como su nombre indicaba no alcanzaba a cubrir los labios en su totalidad.- Si se me para del todo no entramos…
- ¿Te gusta este no? Me parecía- Fichándole el bulto- Tu entrepierna me lo confirma. - Así como terminó al palo a la noche, ni bien se levantó tuvo la exquisita visión de ese conjunto de encaje, y ahora, con ese cambio de prendas, seguiría al palo mucho tiempo más…
Tanto Moni como su hermana se eligieron las mayas más escandalosas que la temporada de ese año pudo ofrecer. Las ovejas negras del reino de las mayas fueron escogidos para usarse en esos cuerpos de ensueño ese mismo día junto a la pileta de Román, uno a su izquierda, y el otro a su derecha. Sintiéndose un Casanova se presentaron en caja.
La cara de la vendedora misionera fue impagable, al ver que compraban de manera tan descarada esa ropa escandalosa, casi pornográfica, y Moni había comprado otros más para Julieta y Lucre, que Matías no había visto.
- Ya vas a ver lo lindos que son.- Pagando las cosas Moni a la vez que le guiñaba el ojo.
- Algo me dice que el que debería pagar es usted – Dirigiéndose a él- Ya que es el que los va a disfrutar- Le dijo la vendedora risueña.- Ya vi como los disfrutó al verlas vistiéndolos.
- No señora, que paguen ellas, no son mis novias como usted cree, ella es mi hermana, y ella mi prima- Dejándola con la boca abierta abandonaron el local apretando cachete para perderse en el shopping. Una vez que estuvieron a una distancia prudencial, Florencia estalló en risas.
- Boludo, ella vio cuando me mirabas la tanga y la estirabas, debe haber quedado con la cabeza quemada.
- Debe creer que fue un chiste, una broma muy verde- Reflexionó Móni- La cuestión, era que Matías, por una cosa o la otra, había quedado al mango, muy excitado. Había pasado mucho tiempo desde que tuvo sexo con Mónica y no se había repetido desde entonces. La tenía abandonada y ese calor, esa ciudad, ese shopping, invitaron a más delirio.
Tras ese episodio de exhibicionismo quería moverse como sea a ese tremendo culo, y sin ningún rodeo, les pidió entrar a un baño para hacerlo.
- Estás loco, viene bastante gente, nos van a ver…
- Uno rapidito Flor dale, Moni vos estás conmigo ¿No?- Aunque era un tiro al aire, le parecía demasiado tener un “episodio” en un baño.- Uno rapidito, se las chupo, me la chupan y volvemos, dale.
- Bueno, pero en un baño de mujeres, son más limpios y espaciosos. – Interfirió Moni, aunque Flor se mostraba desconfiada.
Dieron un rodeo por todo el centro comercial, hasta llegar a uno de los baños, al fondo. Sin siquiera ver si era de hombre o de mujeres, se metieron trenzados, besando a una y a otra como adolescentes hasta bajar la tapa de un inodoro, sentarse en él, y poner la traba en la puerta. Era un baño muy paquete, de los que eran más espaciosos, tenía papel higiénico, perchero, etc. Muy de shopping.
Apretaditos, con un minón familiar a la izquierda y otro a la derecha, se deleito con esas bocas prohibidas y en especial; los labios de Moni, que hace tiempo no probaba y ya tenía muchas ganas de re-visitarlos, de recorrerlos, apresarlos e invadirlos con los suyos y su lengua.
- Esto no tiene nombre, lo estoy haciendo con mi hermano, metida en un baño…- Expresó sorprendida de sí misma Flor, lo que sorprendió a Matías, fue que ya le había sacado la polla afuera para mamarla. Se estaba volviendo muy rápida.- Me siento una puta muy barata, de las que se cogen con la luz apagada nomás.
Ya le había descubierto la pelada de abajo, dándole lengüetazos que daba gusto, sin dudas, la Florencia de ese día no era la misma a la que recibió en su departamento hace unos días, estaba hecha una morocha viciosa, a punto de transformarse en una adicta al incesto como ocurrió con Julieta.
- Que gustito… con tanta cogida de ayer, te tuviste que haber dado una duchita picarón…
- Parece que no te molesta.- Notando como se la mamaba desde la punta a la base, como si sus labios fueran una funda perfecta y a medida.
- A ver dejame probar mmmm… está sabrosita.
Moni también se inclinó para rendir tributo a falo, pero no de rodillas, sino sobre él, de pie y dándole la espalda, crispando hacia abajo la columna para cabecear como una japonesa saludando.
En primer plano, tuvo ese enorme culo firme y grande, tan comestible como el más jugoso de los asados domingueros. Tras probarse la mallas en la tienda, no se había puesto ropa interior, y al bajarle la calza, se encontró con los orificios al descubierto, expuestos a pocos centímetros, analizados hasta por rayos x.
Su boca no tardó en recorrer la anchoíta, tan mojada y traspirada, deliciosa en todo sentido, de manera delicada, como si lamiera crema de helado, hasta encontrar y poner su atención en la roja cereza del postre: el clítoris, al que masajeo con ahínco usando lengua y labios. Sus manos se perdieron dentro de la remera de Mónica, en busca de sus dos frutos pulposos y bamboleantes.
Entre gemidos y jadeos, Móni se dio vuelta para ahogarlo entre sus labios mayores, como si le pusiera un respirador, que más que oxígeno, le daba el exquisito elíxir del placer. Matías sintió esa vulva refregarse de norte a sur, de la nariz a mentón, llenándolo con sus jugos, el aroma, evidenciaba una frecuencia sexual abrumadora, estaba cargadísima de sabores, de ingredientes, que volvía al cunnilingus un deleite.
Abajo, su otra cabeza era atacada por otros labios, diferentes, le envolvía el glande con sus labios y lo chupaba como un dulce, Flor también se introducía el miembro entero, demostrando sus nuevas cualidades gastronómicas.
- Como extrañaba estas tetas…- Expresó Matías, a levantarle la remera para mamarle sus portentosas ubres y refregarse en el medio de ellas. Eran firmes y redondas, increíblemente turgentes a pesar de los años.
- Mmmm se nota, me las vas a secar primo.- Viendo cómo se las baboseaba, de a una en una, engullendo las mamas, empapando sus pezones dentro de su boca y con sus manos repletas de nalgas, palpándolas, dándole nalgadas que por los gemiditos, le gustaban.
- ¿Te gusta que te den en la cola Móni Argento?
- En todo sentido…- Admitió comiéndole la boca de un chupón.
- El otro día en el taller me quede con una ganas de manducarte toda Móni, hoy no te salvas ni en pedo.- Llenándole el cuello de chupones, la boca de besos.- Sentate, no doy más…
Obediente, ella se agarró de los paneles del baño dejándose caer, lentamente, enfundando el sable corbo con una maestría milimétrica. Fue recibiendo a su pene en su vagina, y ni bien alcanzó a sentir el calor de su interior, subió y bajo estrepitosamente ante la mirada atenta de Flor.
- Que movimiento, que cola tan firme…- Apostilló su hermana, admirando el subir y bajar frenético de la milf, sobre el miembro viril. Flor pasó al frente y le dijo al oído algo que ensalzó aún más el día.
- No te gastes todo, que tenés que recibir mi regalo navideño…
- Siempre me van a quedar fuerzas hermanita.- Y la beso con descontrol, sintiendo el profundo olor a pija de su boca.
De repente, una interrupción, una mujer entró al baño y vio las manos aferradas a los paneles del baño, así como escuchó los gemidos contenidos de Mónica. Matías temió lo peor, si eran descubiertos así de infragantis, se iba a armar una inimaginable…
- ¡No puedo creerlo, están cogiendo!- Se quejó una mujer joven, decididamente histérica.- Anda afuera Ana, esperame afuera…- Le expresó a una hija.- ¡Búsquense un hotel inmundos! ¿Qué hacen?- Se escuchó a la anónima reprochando la situación.
- ¡Andate mogólica, dejanos coger en paz!- Grito Florencia, aguerrida como era. Matías le tomó la boca para que tuviera precaución, pero Moni tomó la palabra:
- ¡Concha frígida envidiosa dejanos terminar!- Ambas, una desde adentro, y la otra desde afuera, empezaron a discutir. Obviamente, la de afuera tenía razón, sin embargo, no dejaba de ser llamativa la falta de solidaridad con los turistas transgresores.
- ¡Ya van a ver pervertidos! ¡Voy a buscar al guardia para que los meta presos! – Y se escuchó la puerta de afuera cerrarse con traba. Aunque eso las preocupó, ya estaban jugadísimos, y al menos, querían concretar lo que había ido a hacer, total, estaban sin documentos en tierras ajenas, nadie sabría ni una pizca de la verdad.
La mujer los dejó en el baño, aunque con muchas dudas, siguieron decididos a terminar la aventura. Perdido por perdido ¿Quien te quitaba lo bailado? Y muchas otras frases motivacionales desfilaron en su mente sabiendo que de esa, quizás no zafaba…
- Me extraña Moni, que con todo este quilombo, estés tan caliente…
- Con más razón primo, en poco tiempo vamos a tener visitas, hay que subir la temperatura…- Y para subirla a niveles infernales, o más bien solares, tomó el rostro de Florencia y la besó con pasión. Ambas cabezas morochas se trenzaron en una expresión de deseo lésbico, una totalmente entregada, y la otra, con los ojos abiertos, sorprendida de encontrar semejante placer en boca de otra mujer.
En eso, para interrumpir el mejor show del mundo, se escuchó la puerta de entrada destrabarse y a alguien de paso firme recorrer el interior de losa.
- No te preocupes, los oficiales son de carne y hueso.- Conjeturó Moni, despegándose de Flor. Sin dudas, el tono de la mujer evidenciaba un plan.
- Salgan, soy el guardia de seguridad, recibí la información de que están haciendo “algo indebido” y por lo visto es verdad.
- Espere por favor, nos falta poco.- Expresó Móni.- Ya salimos.
- Por favor señoritas, están teniendo sexo en un shopping, eso no se hace…- El guardia siguió con su discurso, mucho más técnico, mientras Flor y Moni susurraban.
- Esta bien, salgo yo, pero rapidito he…- Matías no entendía nada, pero cuando Florencia se salió, supo que el plan era parecido al llevado a cabo en el taller mecánico. No conocía ese lado prostibulario de Mónica, ahora, tras un cruce de palabras secreto, mandaba al matadero a su hermana Florencia.
- Ya salgo oficial, disculpe… ya salgo.- Al menos, el hombre vino solo y sin la denunciante, porque por el sonido, Flor lo atacó de una, sin miramientos, con besos muy sonoros. El hecho de que no veía la acción desde las puertas cerradas del cubículo, lo volvía muy excitante.
Mónica le puso la mano en la boca mientras volvía a sentarse… “Él no sabe que estás acá, nos podemos desquitar tranquilos” Sin embargo, la cosa tomó un sendero mucho más agitado del que esperaba.
Mientras puertas adentro de daba caña a su prima, sin querer moni le dio un toque a la puerta, que quedó destrabada tras la salía de Flor y se abrió. Así fue como ambos mundos se conectaron, afuera Flor le hacía un ruidoso felatio al oficial, cabeceando como una prostituta profesional, se tragaba el chorizo de un policía joven y corpulento, de pelo rubio recortado que gozaba muy ruidosamente.
- Chupa, chupa, así… así… muy bien, chupa puta, chupa…- Repetía, muy caliente, mirando para arriba y tomando a Flor de los cabellos para golpetearle la nuca desde adentro.- Así… muy bien tragátela toda…- Mandándole el arma no reglamentaria hasta la tráquea.
- Que lindo ver a tu hermanita así… tan trola, tan puta.- Le dijo Moni, muy húmeda, cayendo sobre él de espaldas tras darse vuela como hélice de helicóptero. Esa posición le encantaba, porque podía manosear esas nalgas a gusto, sin dejar de exponer ese precioso ano, que a simple vista, se notaba más agrandado.
- Me parece a mí… Moni, o por tu colita Santi se pegó varias vuelas.
- Y ya sabes lo difícil que es ser madre, cada vez cuesta más hacer dormir al nene…- Viendo impresionado, como agrandaba y cerraba el orificio anal como si fuera un párpado. Tanta cogida con una morcilla gigante se lo había dejado flexible y dilatado, quizás de por vida.
Sin perder tiempo le metió dos dedos y entraron con facilidad, sincronizados con el vaivén del sexo, para no rasparle el interior. Sintió su práctica con el anillo de cuero cuando le apretó ambos dedos y se los retuvo.
- Precioso culo, como para no romperlo cada noche…- Introduciendo sus dedos más profundo en una pausa, llegando al fondo del meollo, sintiendo la pija entrar y salir con sus yemas, apretando los dedos en el camino de tierra con cada empellón.
El oficial, atento también a la acción dentro del cubículo, expresó sus sabias palabras.
- Un pete puede absolver de todo crimen a una, a dos como mucho… mmmm ahaha sí, a dos como mucho porque es un buen pete, pero para tres, aumenta la cuota.
Sin dejar de hace cabecear a Florencia, sacó el comunicador del chaleco y llamó a otro oficial.
- No te preocupes, la cuota es accesible nena, tienen para pagar.- Al rato, entró otra figura de la ley, pero en este caso, una oficial. Con el característico chaleco con cartuchos y placa, el cabello rubio recogido en una coleta que salía de una gorra. De cara le pareció hermosa, de cuerpo, como toda policía, le sumaba muchos puntos estar uniformada, sin embargo, la cola en punta apetecible era innegable.
-A vos te gusta que te pagen peaje Romi, estos están dispuestos a colaborar… más que dispuestos…- Dijo el policía macho, que desenfundó su cañón de carne permitiéndole a Flor respirar. Un colgajo muy cargado de saliva brotó de su boca para car en el suelo haciendo “plaf” esa clásica bola de nieve que las mujeres retienen para humedecer la felatio, y luego liberan abruptamente en las porno.
- Ya veo, ya veo… haciéndose los vivos cogiendo en un shopping familiar… conmigo van a aprender…- La mujer, de paso altanero, con mucha presencia, se sacó el cinturón con el revólver en él y se empezó a desabotonar la camisa.
- Bueno, dale nena, págame. – La oficial llamada Romina, abrió las piernas para revelar su coño pulposo y velludo, que a pesar de la distancia, Matías le sacó hasta el último detalle. Tenía un piercing en la zona superior, donde comenzaba la vulva. Si eso no evidenciaba la rapidez de la oficial, la actitud de dominatrix lo confirmaba.
- ¿Yo?- Preguntó algo desconfiada Flor, con la boca brillante de tanto lustre- ¿Capaz podría…
- Deja mami que las preguntas las hago yo.- Sin mediar palabra, la rubia la agarró del pelo y arrastró hacia su concha, para apresarla entre sus piernas como en una toma de lucha libre…
- Levanta el culo que mi compañero no está listo, dale…- Ordenó dándole una palmeada en los flancos. La sometida Flor, preocupada por la presencia policiaca, cumplió sin miramientos y alzó su acoplado, dejándose penetrar la concha por el policía, de parada inclinada para seguir chupando concha.
Sin miramientos, la clavó sin ningún reparo como si fuera lo más normal del mundo, con el pantalón a tres cuartos y corriéndole la bombachita. Disfrutó de sus carnes jóvenes dándole de nalgadas y hasta colándole un dedo en ese trasero que Matías conocía muy bien.
A pesar de no ver el rostro de su hermana, la visión del trasero de la oficial, (¿Ya dije que era muy voluptuoso?) y el sonido de ambas parejas golpeteando sus huevos contra las nalgas de sus consortes, le hizo correrse dentro de Mónica, con su habitual caudal lácteo. Sus músculos se tensaron y sintió sus bolas estrujarse contra su culo, pasados varios segundos se relajo liberándola de su abrazo.
- Te calentó verla así de sometida… ¿No? A mi mucho…
- Eso, y ver semejante culo… - Comiéndose con la mirada a Romina, la recién llegada, que se hamacaba sobre la boca de Flor, de atrás hacia adelante, una y otra vez…
- Muy bien montonerita, chupa todo bien, que no quede una gota… y ni se te ocurra respirar.- Le demandó levantando una gamba y apoyándola en el lavabo.
- No lo puedo resistir…- Desenfundó su miembro de la vagina de Mónica dejando caer la leche que le quedaba por todo el suelo. Acto seguido se dirigió hacia la oficial, arrodillándose sin preguntar.
- Debo pagar mi parte, oficial, con su permiso…- Le abrió las nalgas para verle el manjar que esos cachetes firmes escondían. Tenía un enorme asterisco gris, cada culo tenía su encanto, y el de ese, era lo pronunciado que era, de esos asteriscos oscuros, levantados y con una franja rosada del centro hacia afuera.
- Siempre vemos bien las contribuciones, muy bien, contribuya…- Y a ojo cerrado, con sentimiento, chupó ese culo como bien sabía hacerlo.
- Así, así… muy bien, muy rico… muy rico… llegue al fondo del caso, al fondo, al fondo… así…- Repitió como un disco rayado, disfrutando como le metía la lengua para escarbar el interior del ano. Y Matías, como siempre, disfrutaba del olor y sabor del anilingus, tan tabú para algunos, un manjar para él, presionaba el orificio con su lengua con todas sus fuerzas, respirando solo el aire filtrado por entre esas nalgas de mujer tan apetitosas.
Esta vez Moni entró en acción, se aferró desde atrás a oficial para susurrarle cochinadas al oído y darle sus tetas de aperitivo.
- Lo veo ajetreado oficial, tome un poco de fuerzas.- Convidándole de sus enormes tetas.
Ambos policías estaban en su salsa. El hombre no tardó en correrse bien dentro de Flor, bufando como un animal, casi se le veía el vapor saliendo de su boca y nariz. Por su parte, muy cerca de su hermana, Matías escuchó un gemido prolongado de placer de Romina, seguido de una corrida que inundó de lleno a su hermana, que apenas pudo sorber todo el manantial de flujo, que se derramó de sus labios.
Con ambos uniformados dejando todo de ellos, dieron por terminada la coima, el hombre se subió los pantalones y calzó el cinturón, sin embargo, quedaba un arma de grueso calibre a la vista…
- ¿No van a dejar a un civil en este predicamento no?- Preguntó Matías, observando con la mejor mirada seductora que le salió a Romina.
El policía rió por el arrojó que tenía y alentó a su compañera a hacerlo.
- Se portaron bien, dale, hacele la gauchada.
- Bueno, no podemos dejar nada sin allanar…- Resolvió para agrandar el milagro, se aferró al la losa del lavabo, de cara al espejo, con la cola en punta.- Proceda rápido, que estamos ocupados, y vos Camilo no digas nada de nada.
Obediente, llevó su arma a su sexo y la froto por toda la vagina, sin embargo, el orifico negro todo ensalivado por él era más tentador. Totalmente jugado, decidió arriesgarse, y mientras su prima y hermana se vestían, empezó a pujar muy despacio, todo cauteloso por el orificio anal.
Ella se dejó… vio con ciertos nervios como su bello rostro se tensaba reflejado en espejo, y sus uñas raspaban la losa, a medida que el pene entraba de a poco en el recto, primero el glande, luego un diez por ciento más de tronco, y así… con marchas y contra marchas, entró hasta tres cuartos perdiéndose en las nalgas, y ahí decidió meter quinta.
- Dios… que lindo…. Proceda, proceda…- Sin dudas lo disfrutaba, aunque sea un poco rudo, sus cantos se fueron desaflojando poco a poco, su saco de huevos llegó a besar la vulva empapada demostrando que había llegado a una profundidad admirable.
- Mmmm vamos, venite, venite rápido.- Exigió nerviosa, por estar siendo culeada frente a su compañero de servicio y los civiles. Su ojete empezó a tensarse, por dentro y el ano también. Matías puso todo su empeño, y sin ningún reparo, le perforó el orto como un enfermo hasta que se corrió dentro de ese nuevo y apetitoso culo, que la vida le presentó de improviso.
- Tomá, limpiate.- El policía le dio papel higiénico a la mujer, que de manera excitante, se paso bastante por la vulva mojada y en ano dilatado. Luego se puso el cinturón con revolver y macana de nuevo.
- Ahora tienen que colaborar por última vez.- Romina sacó las esposas.- Van a salir de aca esposados, sin mediar palabra… confíen en nosotros.
Fueron más que dadivosos, sin dudas, eran policías new age, deseosos de poner al sexo en el lugar del dinero, sin miedo de poner tales experiencias a circular como moneda de cambio cuando la situación lo ameritaba.
Salieron del shopping como criminales, con las cabezas tapadas, y antes de que todo el lugar se entere, ya estaban en el patrullero, en la parte de atrás rumbo a lo de Román, ellos los dejarían como si fueran un taxi particular. Las cosas no podían ir mejor, lo único negativo era que su auto quedaría en el estacionamiento y debería ir con Román a buscarlo un día.
- Debo decir que Misiones es un placer, en todo sentido.- Rompió el silencio Matías.
- Tienen que tener más cuidado, no todos reaccionan así. Tuvieron suerte.- Expresó Camilo.
- ¿Qué tan seguido han hecho esto?
- Todo el tiempo corazón. - Le respondió Romina a Flor.- Si es un flaco o una chica linda tienen que pagar así, no les damos otra opción. El otro día pescamos a una parejita en un auto sin papeles y nos enfiestamos en…
- Bueno, bueno Ro, no hay que contar todo.- Le paró el carro su compañero- Igual lo hacemos en casos muy específicos, si fuese un crimen grave no se salva nadie. Tampoco es un “viva la pepa”.
- Me parece perfecto.- Opinó Flor, la que más se había sacrificado con esa ventura, y a la que su hermano notaba muy envalentonada.
Por fin llegaron, listos para la hora de la merienda… se estaban bajando, pero Romina tomó a Flor antes de que salga del patrullero.
- Espera un cachito, te vamos a hacer averiguación de antecedentes corazón.- Y Romi le comió la boca como una posesa, metiéndola al patrullero de nuevo.
- Bueno, si no queda otra oficial…- Aceptó haciendo el papel de sumisa Flor.
- Vayan, cuando terminamos el operativo se las devolvemos.- Le expresó Camilo, que ya se manoseaba de nuevo, y con las dos hembras apretando atrás, estacionó el patrullero a varios metros de la quinta, bajo la sombra de un árbol. A Matías le habría gustado ver la acción, pero era mejor dejarlos en paz, ya había sido bastante caritativos.
- Va a estar bien, tiene levante tu hermana. Entremos.
Con Moni entraron y la primera impresión que tuvieron, era que la casa se había vuelto un club. Estaba lleno de pibes en maya y por supuesto, las amigas de Lucre, algunas muy voluptuosas comiendo facturas y masas en bikini. Román les contó que habían desplegado la red y jugaron un partidito de vóley en la piscina, el viejo quedó muerto.
A Matías le podría decir que en la tarde se movió a cada una de las amigas de Lucre y no lo envidiaría en absoluto. Todavía no se sacaba la sensación opresiva de ese enorme trasero contra su pene, esa policía llamada Romina, ya tenía un lugar de privilegio en su anaquel de trofeos. No se iba a lavar la pija meses, con tal de recordar ese culo.
Lo que sigue es una seguidilla de acciones normales en familia, que reconozco, no le interesarán a muchos, así que las relataré brevemente. Acciones tales como alimentarse, charlar con Román, esconder todos los obsequios en el ático, relatarle a Julieta su aventura en el centro comercial, ya de paso, los planes que Román tenía con ella.
- Solo si vos me acompañas.- Le expresó a solas con él en la habitación, cerca del horario de la cena. Santino y Flor (ilesa, por cierto, por lo visto muy contenta) armaban en viejo árbol navideño de Román, que no desempolvaba hace años. Lucre iba de acá para allá con dos amiguitas que se quedarían a dormir, el resto del piberío se había marchado, por suerte, porque sus oídos anhelaban un par de horas de tranquilidad.
- Flor tiene planes para mí, esta vez tengo que darle la prioridad. Esta vez…- Dijo acariciando su cabello. Necesitaba un tiempo a solas de tranquilidad, sin necesidad de sacar la polla, solo hablar, esclarecer el lago mental hasta lo que ocurriría a la noche.
- Bueno, te voy a esperar con Román… me animo, además, con todo lo que paso hoy… creo que me quiero tirar a Lucre. No sabes lo que fue jugar con ella, abrazarla en cada tanto… Santi también está que se la quiere morfar cruda- Él ya sabía que su Juli se animaba a todo, y de haber sido ella quien lo acompaño al shopping, todavía estaría con el milico abotonado atrás.
Juli le contó sobre el partido de vóley en el agua, enseñándole fotos de sus amigas en bikini, sacadas de incógnito. Estaban buenísimas, pero en especial, Lucre, con esa dicotomía entre un cuerpo de modelo y una carita ilegal.
Sus amigas no se quedaban atrás: una era una morochita caucásica onda Amelie pero pecosa y llamada Martina, toda una muñequita. La segunda, bajita, tenía el cabello castaño enrulado, tez trigueña y parecía ser un tiro a aire, se llamaba Tania.
En la cena, donde todos comieron juntos en el patio, Matías se sentó estratégicamente enfrente del trío de jovencitas, de 18 las tres, absorbiendo sus conversaciones, diciendo cosas graciosas que las hizo reír, todo gracias a tener diez años de más, cosa que afila el humor de un hombre para entender, qué, cómo, y cuándo hacer reír.
- No te tenía así de chistoso Mati, al final sos uno más, conoces los memes y todo…- Le expresó risueña Lucre.
- En pocas palabras: pendeviejo.- Dijo, para hacerla reír de nuevo.- Igual hoy en día quién no conoce los memes, hasta los viejos como yo.
- Dejate de joder, más de un viejo se querría ver así…- Lo ayudó Julieta, siempre de su parte, siempre tan dadivosa.- ¿O no chicas?
Eso, obviamente las incomodó, las amigas de Lucre soltaron risitas nerviosas aunque Tania le dedicó una miradita cargada de interés. Santino había quedado del otro lado de la mesa, y como hacía tiempo que no hacía, quiso tener protagonismo diciendo una guasada.
- Yo con esa pancita, diría que andes buscando el disfraz de Papa Noel he… ¡Hu! Les conté que no existe, perdón, no me di cuenta chicas.
No se rió nadie, todos se hicieron los boludos, tampoco estaba bien dejar al pibe pagando así, entonces Matías salió en su auxilio.
- Ya vas a ver cuando baje la panza, y vos con mi edad, estés peor… ya vas a ver.- El candor en el ambiente hizo que todo fuera gracias, chistes, comida apetitosa y diálogos con cada miembro allí presente, hasta la hora tan esperada.
Las horas, debido a la diversión, se pasaron volando, Matías las consumió en relatarle su aventura en el shopping a Román, mientras que Florencia le contó a él lo ocurrido en el patrullero: un delirio total.
- Con decirte que me dejaron un regalito en el arbolito…- Le expresó muy excitada- Esa milica quedó flechada conmigo, no te das una idea.
Las charlas siguieron, y hasta socializó con lucre y sus amigas, unas chicas más que simpáticas y atractivas mientras esperaban que sean las doce, la hora en la que, por costumbre, decidían abrir los regalos. Cuando llegó la hora de abrir los regalos (colocados por Román mientras todos charlaban afuera) en una pequeña caja con moño, del tamaño de una caja de celulares, halló un corazón de papel con una nota con que decía:
Aunque ya sabía como venía la mano, se mostró contento con el jueguito que se venía.
Recibió otros regalos muy buenos, como una camisa, lentes de sol, un libro de arte y un regalo misterioso, sin dedicatoria, que resultó ser un DVD en una caja negra, sin nada que permitiera saber de qué se trataba. Juli, no obstante, abrió un sobre con la invitación planteada de ante mano y la caja que contenía la lencería que usaría; una jugada arriesgada de Román, ya que podrían estar viendo alguna de las invitadas ajenas, por ahora, a la fiesta under, que se daba encubierta, por la fiesta original.
Entre tragos y comidas, cuando todos empezaron a desaparecer como quien no quiere la cosa, Matías inició la búsqueda de los corazones de papel. Encontró el primero pegado en la pared del pasillo de la izquierda de la casa. Caminó hasta el fondo, y en el picaporte de la última puerta, encontró un segundo corazón pegado.
Al abrir la puerta, en una habitación pequeña, con una camilla acolchada en el centro, encontró su trofeo. Florencia, estrenando la malla nueva, lo esperaba para tenerlo a solas por primera vez.
Desde que fue presentada, y aunque estuvo presente casi siempre, ahora no competiría ni con Juli, ni con Moni, tendría el tan deseado bocado de incesto para ella sola, y a diferencia de las demás, no improvisaría, tenía un plan muy claro.
- Hola hermanito…- Recibiéndolo con un beso…- Mirá todo lo que tengo acá- Enseñándole una mesita con rueditas con aceites, dildos, y varios tipos de lociones.
- Que buena idea hermana, me va a encantar sacarle el brillo a todo… esto- Admirando el andamiaje de su consanguínea. Le hizo dar una vueltita y cuando estuvo frente a frente, volvía a besar sus labios. Si los rumores eran ciertos y tendría un regalo sorpresa, daría todo por hacerle sentir el placer que quería.
- Acostate Flo, ponete cómoda.- Admirando las ganas con la que la hicieron sus papás, ganas que con él, se ve que no habían tenido, o por ser el mayor y primer intento, fue la prueba.
- Mientras Flo, me encantaría mucho que me contarás lo que pasó en ese patrullero… para amenizar el ambiente.
- Dale, te cuento…- aceptó sintiendo las manos masculinas sobre su piel, sobre su vientre…-
Bueno, esa mujer, se ve que no me quería soltar…
Matías eligió un aceite muy trasparente, muy oleaginoso para untar sobre su cuerpo.
- Vos contame, mientras hago mi trabajo. No pares.
- Bueno… me besaba los labios, mientras que Camilo hacía de campana… mmm- soltó cuando el chorrito cayó en su vientre y se desparramó como pequeños riachuelos por los lados.- Romi besa bien, después pasó a mis pechos…
- No me resulta raro de comprender.- Expresó romántico, esparciendo el aceite por todo su vientre, piernas, con movimientos firmes, sintiendo la sustancia impregnarse en la piel, cubrir cada milímetro, y lo más hermoso, la piel blanca erizándose con su respiración al soplarle las zonas humectadas.
- Después… me acostó, y se me sentó encima ¿Cómo podía negarme? Después de todo tiene el revólver, así que callada la boca, se la chupe lo mejor que puede…
Caliente tanto por la crónica, como por los poros de su piel alzándose contra sus manos, empezó a rozar las partes más erógenas de su hermana, como los dedos de los pies, a los que masajeo con cierta experiencia. A Belén, su ex, le encantaban los masajes de pies y otras acciones…
- Me dijo que quería otra chupadita abajo…
- ¿Abajo dónde amor? Contame.
- En el culito, decí que vos se lo dejaste limpio, pensé. Así que no me dio mucha cosa mmmm.- Expresó cuando recorrió sus piernas, a la par, hasta desembocar en su pelvis, apenas vestida por esa escandalosa prenda.
Matías le desato la parte de abajo, y le dejó, tan solo, la telita triangular que tapaba el surco sinuoso de su vagina, y masajeó los redondeados contornos de su cadera, libres del hilo de la bikini. Mojando de aceite un lado de su cadera, llevó la sustancia hacía la intersección de la pierna con la cadera, al lado de los labios mayores, y allí, metió y saco los dedos humedeciendo un lado y después el otro.
- Seguí contándome mi amor, engolosíname la oreja…- Dijo tocando apenas la bombachita, en donde estaría su clítoris, escudriñando como si fuera un virgen explorando.
- Me gustó sentirme así… sometida, con su peso contra mi boca, como conectada a su culo mmm hermano, que rico.- Soltó en un suspiro, cuando le masajeó el clítoris desde arriba. Acto seguido le retiró la prenda para masajear los labios externos, teniendo cuidado de ir de zona en zona, de forma delicada.
- Me refregó, me sometió… me decía una y otra vez… cuánto le gustaba que las presas le lamieran la cola… me contó que las ata e la comisaria, y las somete de muchas formas… - Ahora empezaba a retorcerse, sin poder contener los dedos de los pies, que se relamían como pececillos fuera del agua, y sus piernas, se frotaban todas aceitadas una con la otra.
Después siguió con la parte alta, y volcó una cantidad considerable entre medio de las tetas, que por su volumen y consistencia, las tenía contra las axilas, a los costados. Él le masajeo los hombros, el pecho con mucho reparo, con un claro objetivo en mente.
- Después me lamio los pechos, jugó con mis encantos, pellizcándome los pezones con fuerza medida, así como vos ahora.
En efecto, esparcía la loción por esos senos tan preciosos, perfectos a su manera, por el volumen y forma. Adoraba como los pezones reaccionaban como locos, endureciéndose cada vez más con cada paso de sus manos firmes. Los apretó, alzó y hasta giró con devoción hasta dejarlos empapados.
- La puta… si mis novios habrían tenido una pizca de tu mano, de tu atención al detalle.
- A veces lo que uno necesita está en lugares impensados…- Inclinándose para besarla con real devoción, mientras sus dedos humectados se introducían en su vagina, con firmeza, explorando el resquicio manera ascendente.
Tanto lubricante, hacia la colada de dedos más ruidosa de lo normal, que de ser un comic, en las onomatopeyas se leería “chuik chuik chuik chuik…”
Florencia no tardo en arquear todo su cuerpo contra sus dedos, Matías le había introdujo tres dedos, y con el pulgar, le frotaba el orifico urinal empapado. Tras comprobar que no todo el fluido de su mano era aceite, lo relamió saboreando el delicioso flujo.
- Nunca me corrí tanto como el día de hoy… no lo puedo creer.- Le dijo jadeando como si hubiera corrido una maratón.
- Yo pienso, que me falta encontrar uno de los corazones, en la carta decía tres, y encontré el del pasillo y el picaporte. – Le expresó juguetón, pasando sus dedos por el contorno de su caderas.
- Quizás no lo buscaste bien… como dijiste, a veces lo que uno necesita está en lugares impensados…- Levantando un poco la colita.
Él la dio vuelta para ver esa colita desnuda, turgente, todavía ilesa de la atención de sus manos. Al abrir las pompis, encontró el corazón que faltaba. Pegado a esos dildos que termina en diamante, el corazón que falta estaba en su ano.
- Que rica sorpresita… - Expresó moviendo el dildo levemente, como si fuera un analógico.
- Sabía que te iba a gustar. Es mi regalito, yo se que te gusta.- Disfrutando de cómo le hacía girar el dildo en su interior, lo hundía y extraía levemente solo para ver el ano y sus contornos dilatados.- Ni bien llegué me lo puse, así de paso no me duele tanto…
- No te preocupes, no te va a doler mucho con aceite.- Sin perder tiempo, y liberando su pene de su pantalón, empezó a echar chorritos sobre sus nalgas, esparciéndolas de manera circular, palpándolas bien, luego, pasó a concentrarse en el consolador, al que fue retirando muy lentamente.
- Mmm que rico, seguí así, metémelo y sacalo…- Era de esos dildos con forma de pirámide redondeada, que le entraba tan bien, como si perteneciera allí.
Siguió una sesión de juegos anales que eran dignos de las producciones más sucias en internet, como extra-lubricar el ano metiendo el pico de la botella, vacándole el contenido adentro y esparciéndolo con sus tres dedos adentro, luego le puso el dildo como si fuera una tapa de botella.
- Ahora quedate con la colita para arriba, así se esparce bien…
- Que de trucos que sabes hermano…- Así, con el culito apuntando al techo, aprovecho para comerle el clítoris como el bien ya sabía cómo. – Dios… dios… siento el aceite en mi interior… se me está metiendo muy adentro.
Así siguió un rato, la excitación de ella, como si fuera contagiosa, se le pegaba a él. La irrigación sanguínea llenó cada resquicio de su cuerpo cavernoso, en pocas palabras, la tenía al mango, al máximo de sus posibilidades. Con tanto aceite en sus manos y sabores en sus labios, los estímulos le iban a reventar la polla si no vaciaba el tanque.
- Ya es hora mi amor… - Anunció parándose en la camilla. Se la iba a meter a la hermana de una forma especial, a lo griego, aprovechando el ángulo de su culo, con él arriba. Pasó a destapar la botella de carne, probando el dildo, lo caliente que había quedado por estar varias horas en ese orificio apretujado. – Quedo riquito, muy calentito ¿Querés probar?
- Bueno, mientras metémela, no doy más. - Poniéndole el dildo en su boca- Por si te duele, mordelo…
Ella le respondió asintiendo con el juguete baboseado en la boca, haciéndose la inocente, chupeteando el dildo como si fuera un chupete, la vio arquear la frente al sentir el rabo metiéndose en su ano todo aceitoso. Fue tarea sencilla a pesar de su expresión de congoja, con el camino allanado, no le costó penetrarla a fondo en el primer intento.
Sin dudas era su primera vez, se sentía el interior expandido en el lugar que ocupó el dildo, pero más allá, estaba tan estrecho como debería estar un culito virgen, y era allí donde su glande reposaba, apresado, como un auto familiar metido en contra mano en una calle angosta, muy angosta.
Como el aceite mismo, el sexo anal fluyó de manera cómoda, placentera, como el lubricante en sí. A diferencia de la culeada a Romina, o la que tanto rememoraba con Juli, en seco. Esas ocasiones, la falta de lubricantes volvían el sexo anal algo interrumpido, áspero, en cambio con el lubricante, fluía como una coreografía de danza.
La penetró con muchas ganas, dejándose caer con todo su peso, mientras ella le pasaba el dildo de su boca a la de él, probándolo con mucho gusto. Ambos cuerpos formaban una pirámide humana sobre la camilla toda húmeda, el riesgo de resbalarse o romperla era alto, pero de seguro
Román había hecho toda clase de perversiones sobre ese altar al sexo.
- Anngh annngh annngh…- Gimió de manera exagerada una vez que no tuvo el juguete en la boca.- ¿Estas te parecen formas… de tratar a tu… hermana? Annnngghhaaaa…
- Vos me conoces… a veces hay que ser severo.- Expresó enterrándole la batata bien al fondo.- Te portaste tan mal que hasta los policías te hicieron una reprimenda, sos una nena mala Flor, muy mala.
La culeada incestuosa prosiguió como un baile ejecutado a la perfección. Cambiaron de posición, con ella arriba y él abajo… también de perfil, con las dos piernitas al oeste y él meta saque y ponga con ese culito de costado. En dicha pose, encontró mayor disfrute, dado que con tanto lubricante, el ano estaba bastante abiertito, pero así, las nalgas estaban más apretaditas y sentía un roce excitante en su sexo.
- Te gusta… con más… roce… ¿No?- le preguntó mordiéndose el labio. Ahora no se veía tanto placer en sus gestos, sin dudas, la ronda anal se había prolongado demasiado, al socavarle el culo de distintas maneras, ángulos e intensidades.
- Mucho Flo, me gusta mucho… ya termino corazón.- Dándole una palmadita. – Ya sé que se te está cansando…- La verdad sentía un calor en la picha insoportable, como si fuera un efecto colateral del aceite, que subía la temperatura por no dejar respirar a la piel. Ni hablar del calor que debía sentir ella.
- Venite adentro, por favor. Venite… ya… nnnnghhh nnnnghhh…
Esos gemidos que amalgamaban pasión y odio, fueron el aliciente final para que soltara su ingrediente blanco dentro del recto de su hermana. Aunque como siempre, en toda eyaculación, se cebo de tal manera que Flor chilló como una loca hasta que descargó la última gota de semen dentro de su cola.
- Quiero verlo bien, pero bien dilatado, cuando la saque, vos puja…
Como hacía con Juli siempre, su mente tomaba la foto mental del ano abierto, del ancho de un frasco de desodorante, expuesto varios centímetros desde el anillo enrojecido hasta su interior.
- Que preciosura, por dios…- Acto seguido, para aliviar su evidente dolor anal, pasó su lengua con mesura por el castigado orifico. Había sido tal su ímpetu al descargar el semiente, que por más que estaba abierto como una herida de bala, no se veía rastro de semen alguno. Todo había quedado en su pancita.
- Me siento mejor… mucho mejor, seguí por favor…- Expresó complacida, contenta del éxito de su primer anal incestuoso. Matías supo que le iba a costar recuperarse de tal cojida, sentía al ano querer cerrarse sobre su lengua sin fuerzas, como una puerta falseada.
- Siempre se lo chupás a Julieta con una devoción… me moría de ganas de que me lo comieras a mi también.
- Solo tenés que pedirlo, o insinuarlo, siempre me voy aprestar para este servicio.- Volviendo a ocupar sus labios y lengua en chuponear ese ano rojo, invadido no solo por su lengua, también flujo que se le chorreaba de la vulva, ardiente como una fuga química.
Como acto final sorbió cada fluid de esa vagina que tanto había probado últimamente, y tras hacer un colibrí intenso en esa colita, dio por terminada la función.
- Me encantó tu regalito Flor, mucho. – Secándole el cuerpo con una toalla. Ella hacía lo mismo con él.
- Ya sabía que te iba a gustar, te las conocemos todas. Juli me dijo que no me cojerias sin atenderme toda como corresponde, sos caritativo.
- Como no darse un paseo entero hermana, si sos un camión…- Y tras besarse entre risitas, abandonaron vestidos ese templo del pecad secreto.
- Me va a costar dormirme ¿Vos te vas con Juli no?
- Así es, tengo que darle el besito de las buenas noches… después te cuento.
Así se separaron, ella hacia la ducha y él arriba, abriendo la puerta, dejando una rendija para espiar. Tratando de que su libido no decayera, quería ver lo que hacía sin intervenir de una, y no se arrepintió…
Gracias por leer! Si les gustó se agradece comentar, puntuar, etc. 😉
Parte I : http://www.poringa.net/posts/relatos/2848482/Jugando-con-su-primita.html
Parte II : http://www.poringa.net/posts/relatos/2851819/Jugando-con-su-primita-Parte-II.html
Parte III : http://www.poringa.net/posts/relatos/2851820/Jugando-con-su-primita-Parte-III.html
Parte IV : http://www.poringa.net/posts/relatos/2881590/Jugando-con-su-primita-IV.html
Parte V : http://www.poringa.net/posts/relatos/2884463/Jugando-con-su-primita-V.html
Parte VI : http://www.poringa.net/posts/relatos/2888633/Jugando-con-su-primita-VI.html
Parte VII : http://www.poringa.net/posts/relatos/2890367/Jugando-con-su-primita-VII.html
Parte VIII : http://www.poringa.net/posts/relatos/2892208/Jugando-con-su-primita-VIII.html
Iba a ser muy largo, pero supere el límite del post, así que el final va a inicio del siguiente episodio, así les aseguro que el 10 arranca picante 😉
Las imágenes son solo guías, no necesariamente representan a las protagonistas, pero les ayudan a captar la onda, sin más preámbulos, empezamos 😃
Florencia...
Mónica...
Romina... (ya la conocerán en acción)
Las largas sesiones de sexo le estaban pasando factura tanto a la mente como al cuerpo. Matías despertó en ese templo del pecado ubicado en Misiones, más precisamente la quinta de Román, cuando todos comían, a las dos.
Saludo a todos y a pesar de que en el baño, ante la desalentadora imagen que el espejo le devolvió, se prometió no abusar de sus correrías sexuales, sería imposible. Lucrecia aprobó su examen y estaba con sus amigas, con las que disfrutaría de una tarde de relajo en la piscina. Esa casa no le dejaría ser bueno ni un segundo.
-¿Me dejaron algo para picar o no queda nada?- Se hizo el chistoso ante la parva de jovencitas y jovencitos que habían ocupado la mesa. Santino y Flor estaban en el sofá, Moni y Julieta en sillas desperdigadas por la amplia sala. Por suerte, gracias al calor, podía pasearse en cuero enseñando su físico trabajado, al que le tenía cada vez más fe.
- Veni boludo, los grandes comemos al lado de la parrilla, así nos agarramos la mejor parte- Le invitó Román, sirviéndole un chori con pan y chimichurri.
Mientras comía y bebía los recuerdos de la noche se volvían reales, siempre le costaba creerlos por las mañanas, últimamente, de la mano de Julieta sus noches parecían fantasía, sacada de alguna película prohibida o un libro de Marqués de Sade.
- Dormiste como si te hubieras dopado he…
- Son las vacaciones Román, mi cuerpo se aclimata, sabe que no trabaja y plancha lo más que puede.
En realidad, había llegado con Julieta a las 3 de la mañana a la cama, como ustedes ya saben, luego de eso irrumpió Santino, que empezó a penetrar a su hermana analmente. Él lo recordaba muy, pero muy bien. La cara de Juli cambiando frente a él, fotograma a fotograma, pasando por cada etapa como si fuera una rehabilitación, el dolor, la aceptación, el placer de tener veinticinco centímetros rajándole el culo…
Tenía el miembro enfundado en la vagina de Julieta, y desde atrás, sintió contra su tronco, como si no hubiera barreras entre ambas oquedades, el inmenso pene de Santino abrirse paso por el recto, sin lubricante de ningún tipo ni saliva, entrar y salir sacándole polvo al colchón… tuvo que meterle la mano en la boca para amortiguar sus gemidos.
Mientras se servía un bife de muslo extraído directamente de la pata, miró a su prima, se la
notaba bien, distendida entre los pibes como una más, pidiendo la bebida a unos compañeritos de Lucre. Él sentía la pija adolorida de haberla tenido amatambrada, presionada en la vagina como si fuera una prensa de carne por culpa del segundo cuerpo invasor, no se quería imaginar entonces cómo le habrá quedado el culo a ella, debía de estar sentada entre almohadones.
La cena se terminó para el pelotón de Lucre y fueron a la pileta sin respetar la vieja regla de las dos horas después de comer. Cuando pasaba, le preguntó por su nota.
- Un siete, ahí nomás.
- Lo importante es aprobar ¿Tus amigos también aprobaron?- Notando los ligerita que andaba dentro de la casa, malla de una pieza que enseñaba todo el vientre y un pañuelo en la cabeza.
- Algunos sí, otros no, igual todos festejamos hoy. – Y se fue corriendo a la pileta, moviendo esas carnes jóvenes, tan jóvenes que debía ser virgen casi seguro. Se acordó que estaba al lado de su padre y comió, algo nervioso.
- Qué bárbaro… - Le susurró sombrío, como siempre temió lo peor.- mírala a Juli, charlando con su hermano y Florencia… mirando la tele.- Ese tono, esa barba y esos lentes redondos le daban un aspecto a cuentista de misterios o científico loco. Nunca sabía si lo atacaría o lo invitaría a subir el DeLorean.
Matías no sabía a qué se refería y observó con atención. Nada anormal, conversaban sobre una serie famosa que estaban viendo.
- Tuvo relaciones con vos, con él, conmigo, y sin embargo ahí está. – Admirándola como así fuera un padre orgulloso- Como si nada, como si fuera lo más común del mundo. Ella es única.
- Ah, eso. Sí, es única.- Juli volteó, estaba con la cola apuntando a ellos, inclinada sobre el sofá, como si tuviera un sexto sentido, les sonrió y siguió dialogando a la distancia.
- Soñé con ella toda la noche, una y otra vez… su mirada, su cuerpo, sus habilidades… pensar que la última vez que vino, jugaba a las escondidas con Lucre y Agustín.
Para Matías recordar cosas de cuando ella era niña, mientras hablaban de sexo no era muy sano, pero asintió a todo y le dio la razón. Ella había cambiado.
- Decime la verdad ¿Es posible que tenga algo más con ella? Algo más allá del oral, una buena sacudida.- Acompañando sus palabras sucias con un además de caderas.
Al final, el viejo aunque resistió la idea del incesto, con una probada había perdido la cabeza.
Matías tras tener sexo oral con Julieta esperó bastante hasta penetrarla días después, Román ya estaba más entregado que una pizza de delivery.
- Lo puedo conversar y te cuento. Si me apuras te digo que no.- Le había succionado la crema de los huevos a tres camioneros, después de eso para él su prima no tenía límites, sin embargo, quería ser cauteloso.- La puedo convencer.
- Vení, te muestro algo.- Matías lo siguió, le dijo a los demás que le enseñaría una camisa que se compró en Brasil.
No era una camisa, pero si una prenda, aunque no masculina. En la habitación de Román (por cierto, un lujo con mayúsculas) sacó una caja envuelta con lazos rojos, y en ella, había un conjuntito de lencería erótica muy sugestivo. Era un deleite vacio, con carne adentro debía volver a cualquier mujer una emperatriz del infierno.
Matías había visto muchos en internet, había deseado usarlos en Juli pero los precios eran exorbitantes. Ese debía ser particularmente caro, de color lila y violeta, tenía encaje por todos lados, tirantes, espacios trasparentes para la vagina y pezones, y para la cola, apenas un hilo dental que era un pecado.
- Me encariñe tanto con una puta llamada Alexandra, que le compré esto especialmente para ella.
Su cuerpo era idéntico al de Julieta, y por eso me cautivo tan rápido, me trajo muchos recuerdos, hace mucho que no viene.- Dijo el viejo como si mirara un trofeo familiar, o una copa ganada por un hijo.
- ¿Era legal? Este conjuntito parece que le queda chico hasta a ella.- Román lo miró desconfiado.
- Yo le rompí el orto y después ella a mí la billetera. Si me dan el sí, no pregunto boludeces.- Guardando la ropita picante.
- Voy a tratar de convencerla, no te preocupes macho, después de todo es navidad, es tiempo de pensar en el otro.- O en el “orto”, en este caso, pensó.
- Exacto- Sintiendo su mano sobre su hombro- Si me haces ese favor, ya veré como te lo compensó. Hace mucho tiempo que no tengo una alegría así.
- ¿No estás bien atendido? Ya sabes a que me refiero.
-Desde que Alexandra no vino más, desde que se fue a Brasil, no volví a probar otra. En realidad sí probé a otras, pero fueron olvidables, intrascendentes, por eso necesito esto.
Un viejo enamorado de una puta de legalidad desconocida, que la encontraba reencarnada en el cuerpo de su sobrina. Tenía sentido, era más santo que su historial, últimamente, repleto de sexo con su hermana, prima, etc.
Aunque volvió al comedor, aprovechó a sentarse, pensar y comer, comer como nunca porque su cuerpo debía aguantar lo que se venía. No sería una navidad como otras, los regalos y los niños
eran cosa del pasado.
De hecho, ni bien terminó salió en el auto con Florencia y Mónica para ir al centro comercial más cercano. Aunque le habría encantado quedarse a ver a Lucre con sus amiguitas jugar vóley en la piscina, no era un mal plan.
- ¿Ya pensaron si van a comprar algo? A Román no tengo idea de que regalarle, tiene todo.
- A vos hermano un babero te voy a comprar, estás terrible, como te fichaste a todas esas pendejas.- Le dijo Flor a su lado, aunque iba distraído mirando un mapa para no perderse. No tenía GPS, solo el clásico mapa de papel desplegado sobre su hermana.
-Si tienen la edad de Lucre son legales, no importa que les saque más de diez años.
- Y viceversa, a él también lo miraron.- Intervino Mónica.
- No me di cuenta, fue una noche agitada.
- Lo sé, Santi los escucho y se quiso sumar. Me costó retenerlo, al final me complació a mí y lo deje ir. No quiero que pierda contacto con su hermana mayor.- Flor rio, de manera nerviosa. Era todo muy perverso.
Y lo que estaba por venir. Una vez que llegaron a un centro comercial con banderas en la entrada y una imponente facha de cristal. Adentro, vieron de todo, pasando de tienda a tienda y lo llevaron de acá para allá. Si había algo que odiaba, era comprar con mujeres. Simplemente tenían ideas opuestas sobre cómo comprar.
Su malestar se esfumó cuando en una tienda de ropa informal, de playa, y accesorios, Flor lo llamó desde el diminuto cambiador para pedirle una opinión sobre las prendas que habían elegido.
- ¿Cómo me queda hermano?- Corriendo unas cortinas para enseñarle el culo entangado. Se había sacado el jean y la ropa interior para ponerse una mallita diminuta que se perdía entre sus nalgas blancas.
- Muy bien flor, te queda bárbaro…- Mirando el culo desde arriba, tapando la entrada con su cuerpo para que nadie viera.- Aunque por lo visto, te queda muy apretadita.- Matías tomó el
pequeño hilo y lo levanto para bambolear las nalgas, sin poder contenerse
- Despacito, no seas bruto, que ya bastante adentro la tengo metida.
- Me gustaría ver la reacción de todos si te llegan a ver así de entangada la manzanita… al viejo no le van a dar los ojos, y menos a los amigos de Lucre- Palpando cada cachete como si fuera la primera vez.
De repente, Mónica lo llamó de al lado, dónde también se estaba probando mayas.
- Anda, que también debe tener sus dudas…
- ¿Qué te parece?- Y Moni dio una vueltita para enseñarle el conjuntito de dos piezas, rojo, con cordeles en el vientre unidas a la bombacha. – Estoy entre este, y este otro, enseñando otro de color celeste. El conjunto celeste sacó la parte pervertida de él.
- Debería ver el otro para opinar, proba el celestito.- Cerrando la cortina, Mónica lo entendió, y allí apretadito a ella, se sentó en la banqueta para verla cambiarse frente a él.
- ¿Me desatas el corpiño?- Susurró atrevida, y él continuó con el juego. Sintió esos timbres a pocos centímetros, en ese espacio más pequeño que un ascensor.
Su prima mayor se le puso de espaldas, y de un solo movimiento, se bajó la prenda para enseñarle la vulva depilada y el ano, que a pocos centímetros se servía como un manjar de los dioses. Esa vulva bien atendida parecía querer alcanzarlo a él con sus labios…
- Hace mucho que no tenemos algo… pero acá no.- Y se dio vuelta dejándolo con las ganas, probándose el otro conjunto, que era una invitación al crimen. Era de no creer lo bien que se mantenía Moni, con sus curvas pronunciadas tanto arriba como abajo, una milf con todas las letras, más apetecible que cualquiera. Sus gomas habían sido un bocado inolvidable que sin dudas, repetiría en breve.
- Me estás dejando al palo Moni, y en este lugar no entra un alfiler. – Expresó a verla girar con la nueva tanga, era una micro biquini obscena casi trasparente, que además, como su nombre indicaba no alcanzaba a cubrir los labios en su totalidad.- Si se me para del todo no entramos…
- ¿Te gusta este no? Me parecía- Fichándole el bulto- Tu entrepierna me lo confirma. - Así como terminó al palo a la noche, ni bien se levantó tuvo la exquisita visión de ese conjunto de encaje, y ahora, con ese cambio de prendas, seguiría al palo mucho tiempo más…
Tanto Moni como su hermana se eligieron las mayas más escandalosas que la temporada de ese año pudo ofrecer. Las ovejas negras del reino de las mayas fueron escogidos para usarse en esos cuerpos de ensueño ese mismo día junto a la pileta de Román, uno a su izquierda, y el otro a su derecha. Sintiéndose un Casanova se presentaron en caja.
La cara de la vendedora misionera fue impagable, al ver que compraban de manera tan descarada esa ropa escandalosa, casi pornográfica, y Moni había comprado otros más para Julieta y Lucre, que Matías no había visto.
- Ya vas a ver lo lindos que son.- Pagando las cosas Moni a la vez que le guiñaba el ojo.
- Algo me dice que el que debería pagar es usted – Dirigiéndose a él- Ya que es el que los va a disfrutar- Le dijo la vendedora risueña.- Ya vi como los disfrutó al verlas vistiéndolos.
- No señora, que paguen ellas, no son mis novias como usted cree, ella es mi hermana, y ella mi prima- Dejándola con la boca abierta abandonaron el local apretando cachete para perderse en el shopping. Una vez que estuvieron a una distancia prudencial, Florencia estalló en risas.
- Boludo, ella vio cuando me mirabas la tanga y la estirabas, debe haber quedado con la cabeza quemada.
- Debe creer que fue un chiste, una broma muy verde- Reflexionó Móni- La cuestión, era que Matías, por una cosa o la otra, había quedado al mango, muy excitado. Había pasado mucho tiempo desde que tuvo sexo con Mónica y no se había repetido desde entonces. La tenía abandonada y ese calor, esa ciudad, ese shopping, invitaron a más delirio.
Tras ese episodio de exhibicionismo quería moverse como sea a ese tremendo culo, y sin ningún rodeo, les pidió entrar a un baño para hacerlo.
- Estás loco, viene bastante gente, nos van a ver…
- Uno rapidito Flor dale, Moni vos estás conmigo ¿No?- Aunque era un tiro al aire, le parecía demasiado tener un “episodio” en un baño.- Uno rapidito, se las chupo, me la chupan y volvemos, dale.
- Bueno, pero en un baño de mujeres, son más limpios y espaciosos. – Interfirió Moni, aunque Flor se mostraba desconfiada.
Dieron un rodeo por todo el centro comercial, hasta llegar a uno de los baños, al fondo. Sin siquiera ver si era de hombre o de mujeres, se metieron trenzados, besando a una y a otra como adolescentes hasta bajar la tapa de un inodoro, sentarse en él, y poner la traba en la puerta. Era un baño muy paquete, de los que eran más espaciosos, tenía papel higiénico, perchero, etc. Muy de shopping.
Apretaditos, con un minón familiar a la izquierda y otro a la derecha, se deleito con esas bocas prohibidas y en especial; los labios de Moni, que hace tiempo no probaba y ya tenía muchas ganas de re-visitarlos, de recorrerlos, apresarlos e invadirlos con los suyos y su lengua.
- Esto no tiene nombre, lo estoy haciendo con mi hermano, metida en un baño…- Expresó sorprendida de sí misma Flor, lo que sorprendió a Matías, fue que ya le había sacado la polla afuera para mamarla. Se estaba volviendo muy rápida.- Me siento una puta muy barata, de las que se cogen con la luz apagada nomás.
Ya le había descubierto la pelada de abajo, dándole lengüetazos que daba gusto, sin dudas, la Florencia de ese día no era la misma a la que recibió en su departamento hace unos días, estaba hecha una morocha viciosa, a punto de transformarse en una adicta al incesto como ocurrió con Julieta.
- Que gustito… con tanta cogida de ayer, te tuviste que haber dado una duchita picarón…
- Parece que no te molesta.- Notando como se la mamaba desde la punta a la base, como si sus labios fueran una funda perfecta y a medida.
- A ver dejame probar mmmm… está sabrosita.
Moni también se inclinó para rendir tributo a falo, pero no de rodillas, sino sobre él, de pie y dándole la espalda, crispando hacia abajo la columna para cabecear como una japonesa saludando.
En primer plano, tuvo ese enorme culo firme y grande, tan comestible como el más jugoso de los asados domingueros. Tras probarse la mallas en la tienda, no se había puesto ropa interior, y al bajarle la calza, se encontró con los orificios al descubierto, expuestos a pocos centímetros, analizados hasta por rayos x.
Su boca no tardó en recorrer la anchoíta, tan mojada y traspirada, deliciosa en todo sentido, de manera delicada, como si lamiera crema de helado, hasta encontrar y poner su atención en la roja cereza del postre: el clítoris, al que masajeo con ahínco usando lengua y labios. Sus manos se perdieron dentro de la remera de Mónica, en busca de sus dos frutos pulposos y bamboleantes.
Entre gemidos y jadeos, Móni se dio vuelta para ahogarlo entre sus labios mayores, como si le pusiera un respirador, que más que oxígeno, le daba el exquisito elíxir del placer. Matías sintió esa vulva refregarse de norte a sur, de la nariz a mentón, llenándolo con sus jugos, el aroma, evidenciaba una frecuencia sexual abrumadora, estaba cargadísima de sabores, de ingredientes, que volvía al cunnilingus un deleite.
Abajo, su otra cabeza era atacada por otros labios, diferentes, le envolvía el glande con sus labios y lo chupaba como un dulce, Flor también se introducía el miembro entero, demostrando sus nuevas cualidades gastronómicas.
- Como extrañaba estas tetas…- Expresó Matías, a levantarle la remera para mamarle sus portentosas ubres y refregarse en el medio de ellas. Eran firmes y redondas, increíblemente turgentes a pesar de los años.
- Mmmm se nota, me las vas a secar primo.- Viendo cómo se las baboseaba, de a una en una, engullendo las mamas, empapando sus pezones dentro de su boca y con sus manos repletas de nalgas, palpándolas, dándole nalgadas que por los gemiditos, le gustaban.
- ¿Te gusta que te den en la cola Móni Argento?
- En todo sentido…- Admitió comiéndole la boca de un chupón.
- El otro día en el taller me quede con una ganas de manducarte toda Móni, hoy no te salvas ni en pedo.- Llenándole el cuello de chupones, la boca de besos.- Sentate, no doy más…
Obediente, ella se agarró de los paneles del baño dejándose caer, lentamente, enfundando el sable corbo con una maestría milimétrica. Fue recibiendo a su pene en su vagina, y ni bien alcanzó a sentir el calor de su interior, subió y bajo estrepitosamente ante la mirada atenta de Flor.
- Que movimiento, que cola tan firme…- Apostilló su hermana, admirando el subir y bajar frenético de la milf, sobre el miembro viril. Flor pasó al frente y le dijo al oído algo que ensalzó aún más el día.
- No te gastes todo, que tenés que recibir mi regalo navideño…
- Siempre me van a quedar fuerzas hermanita.- Y la beso con descontrol, sintiendo el profundo olor a pija de su boca.
De repente, una interrupción, una mujer entró al baño y vio las manos aferradas a los paneles del baño, así como escuchó los gemidos contenidos de Mónica. Matías temió lo peor, si eran descubiertos así de infragantis, se iba a armar una inimaginable…
- ¡No puedo creerlo, están cogiendo!- Se quejó una mujer joven, decididamente histérica.- Anda afuera Ana, esperame afuera…- Le expresó a una hija.- ¡Búsquense un hotel inmundos! ¿Qué hacen?- Se escuchó a la anónima reprochando la situación.
- ¡Andate mogólica, dejanos coger en paz!- Grito Florencia, aguerrida como era. Matías le tomó la boca para que tuviera precaución, pero Moni tomó la palabra:
- ¡Concha frígida envidiosa dejanos terminar!- Ambas, una desde adentro, y la otra desde afuera, empezaron a discutir. Obviamente, la de afuera tenía razón, sin embargo, no dejaba de ser llamativa la falta de solidaridad con los turistas transgresores.
- ¡Ya van a ver pervertidos! ¡Voy a buscar al guardia para que los meta presos! – Y se escuchó la puerta de afuera cerrarse con traba. Aunque eso las preocupó, ya estaban jugadísimos, y al menos, querían concretar lo que había ido a hacer, total, estaban sin documentos en tierras ajenas, nadie sabría ni una pizca de la verdad.
La mujer los dejó en el baño, aunque con muchas dudas, siguieron decididos a terminar la aventura. Perdido por perdido ¿Quien te quitaba lo bailado? Y muchas otras frases motivacionales desfilaron en su mente sabiendo que de esa, quizás no zafaba…
- Me extraña Moni, que con todo este quilombo, estés tan caliente…
- Con más razón primo, en poco tiempo vamos a tener visitas, hay que subir la temperatura…- Y para subirla a niveles infernales, o más bien solares, tomó el rostro de Florencia y la besó con pasión. Ambas cabezas morochas se trenzaron en una expresión de deseo lésbico, una totalmente entregada, y la otra, con los ojos abiertos, sorprendida de encontrar semejante placer en boca de otra mujer.
En eso, para interrumpir el mejor show del mundo, se escuchó la puerta de entrada destrabarse y a alguien de paso firme recorrer el interior de losa.
- No te preocupes, los oficiales son de carne y hueso.- Conjeturó Moni, despegándose de Flor. Sin dudas, el tono de la mujer evidenciaba un plan.
- Salgan, soy el guardia de seguridad, recibí la información de que están haciendo “algo indebido” y por lo visto es verdad.
- Espere por favor, nos falta poco.- Expresó Móni.- Ya salimos.
- Por favor señoritas, están teniendo sexo en un shopping, eso no se hace…- El guardia siguió con su discurso, mucho más técnico, mientras Flor y Moni susurraban.
- Esta bien, salgo yo, pero rapidito he…- Matías no entendía nada, pero cuando Florencia se salió, supo que el plan era parecido al llevado a cabo en el taller mecánico. No conocía ese lado prostibulario de Mónica, ahora, tras un cruce de palabras secreto, mandaba al matadero a su hermana Florencia.
- Ya salgo oficial, disculpe… ya salgo.- Al menos, el hombre vino solo y sin la denunciante, porque por el sonido, Flor lo atacó de una, sin miramientos, con besos muy sonoros. El hecho de que no veía la acción desde las puertas cerradas del cubículo, lo volvía muy excitante.
Mónica le puso la mano en la boca mientras volvía a sentarse… “Él no sabe que estás acá, nos podemos desquitar tranquilos” Sin embargo, la cosa tomó un sendero mucho más agitado del que esperaba.
Mientras puertas adentro de daba caña a su prima, sin querer moni le dio un toque a la puerta, que quedó destrabada tras la salía de Flor y se abrió. Así fue como ambos mundos se conectaron, afuera Flor le hacía un ruidoso felatio al oficial, cabeceando como una prostituta profesional, se tragaba el chorizo de un policía joven y corpulento, de pelo rubio recortado que gozaba muy ruidosamente.
- Chupa, chupa, así… así… muy bien, chupa puta, chupa…- Repetía, muy caliente, mirando para arriba y tomando a Flor de los cabellos para golpetearle la nuca desde adentro.- Así… muy bien tragátela toda…- Mandándole el arma no reglamentaria hasta la tráquea.
- Que lindo ver a tu hermanita así… tan trola, tan puta.- Le dijo Moni, muy húmeda, cayendo sobre él de espaldas tras darse vuela como hélice de helicóptero. Esa posición le encantaba, porque podía manosear esas nalgas a gusto, sin dejar de exponer ese precioso ano, que a simple vista, se notaba más agrandado.
- Me parece a mí… Moni, o por tu colita Santi se pegó varias vuelas.
- Y ya sabes lo difícil que es ser madre, cada vez cuesta más hacer dormir al nene…- Viendo impresionado, como agrandaba y cerraba el orificio anal como si fuera un párpado. Tanta cogida con una morcilla gigante se lo había dejado flexible y dilatado, quizás de por vida.
Sin perder tiempo le metió dos dedos y entraron con facilidad, sincronizados con el vaivén del sexo, para no rasparle el interior. Sintió su práctica con el anillo de cuero cuando le apretó ambos dedos y se los retuvo.
- Precioso culo, como para no romperlo cada noche…- Introduciendo sus dedos más profundo en una pausa, llegando al fondo del meollo, sintiendo la pija entrar y salir con sus yemas, apretando los dedos en el camino de tierra con cada empellón.
El oficial, atento también a la acción dentro del cubículo, expresó sus sabias palabras.
- Un pete puede absolver de todo crimen a una, a dos como mucho… mmmm ahaha sí, a dos como mucho porque es un buen pete, pero para tres, aumenta la cuota.
Sin dejar de hace cabecear a Florencia, sacó el comunicador del chaleco y llamó a otro oficial.
- No te preocupes, la cuota es accesible nena, tienen para pagar.- Al rato, entró otra figura de la ley, pero en este caso, una oficial. Con el característico chaleco con cartuchos y placa, el cabello rubio recogido en una coleta que salía de una gorra. De cara le pareció hermosa, de cuerpo, como toda policía, le sumaba muchos puntos estar uniformada, sin embargo, la cola en punta apetecible era innegable.
-A vos te gusta que te pagen peaje Romi, estos están dispuestos a colaborar… más que dispuestos…- Dijo el policía macho, que desenfundó su cañón de carne permitiéndole a Flor respirar. Un colgajo muy cargado de saliva brotó de su boca para car en el suelo haciendo “plaf” esa clásica bola de nieve que las mujeres retienen para humedecer la felatio, y luego liberan abruptamente en las porno.
- Ya veo, ya veo… haciéndose los vivos cogiendo en un shopping familiar… conmigo van a aprender…- La mujer, de paso altanero, con mucha presencia, se sacó el cinturón con el revólver en él y se empezó a desabotonar la camisa.
- Bueno, dale nena, págame. – La oficial llamada Romina, abrió las piernas para revelar su coño pulposo y velludo, que a pesar de la distancia, Matías le sacó hasta el último detalle. Tenía un piercing en la zona superior, donde comenzaba la vulva. Si eso no evidenciaba la rapidez de la oficial, la actitud de dominatrix lo confirmaba.
- ¿Yo?- Preguntó algo desconfiada Flor, con la boca brillante de tanto lustre- ¿Capaz podría…
- Deja mami que las preguntas las hago yo.- Sin mediar palabra, la rubia la agarró del pelo y arrastró hacia su concha, para apresarla entre sus piernas como en una toma de lucha libre…
- Levanta el culo que mi compañero no está listo, dale…- Ordenó dándole una palmeada en los flancos. La sometida Flor, preocupada por la presencia policiaca, cumplió sin miramientos y alzó su acoplado, dejándose penetrar la concha por el policía, de parada inclinada para seguir chupando concha.
Sin miramientos, la clavó sin ningún reparo como si fuera lo más normal del mundo, con el pantalón a tres cuartos y corriéndole la bombachita. Disfrutó de sus carnes jóvenes dándole de nalgadas y hasta colándole un dedo en ese trasero que Matías conocía muy bien.
A pesar de no ver el rostro de su hermana, la visión del trasero de la oficial, (¿Ya dije que era muy voluptuoso?) y el sonido de ambas parejas golpeteando sus huevos contra las nalgas de sus consortes, le hizo correrse dentro de Mónica, con su habitual caudal lácteo. Sus músculos se tensaron y sintió sus bolas estrujarse contra su culo, pasados varios segundos se relajo liberándola de su abrazo.
- Te calentó verla así de sometida… ¿No? A mi mucho…
- Eso, y ver semejante culo… - Comiéndose con la mirada a Romina, la recién llegada, que se hamacaba sobre la boca de Flor, de atrás hacia adelante, una y otra vez…
- Muy bien montonerita, chupa todo bien, que no quede una gota… y ni se te ocurra respirar.- Le demandó levantando una gamba y apoyándola en el lavabo.
- No lo puedo resistir…- Desenfundó su miembro de la vagina de Mónica dejando caer la leche que le quedaba por todo el suelo. Acto seguido se dirigió hacia la oficial, arrodillándose sin preguntar.
- Debo pagar mi parte, oficial, con su permiso…- Le abrió las nalgas para verle el manjar que esos cachetes firmes escondían. Tenía un enorme asterisco gris, cada culo tenía su encanto, y el de ese, era lo pronunciado que era, de esos asteriscos oscuros, levantados y con una franja rosada del centro hacia afuera.
- Siempre vemos bien las contribuciones, muy bien, contribuya…- Y a ojo cerrado, con sentimiento, chupó ese culo como bien sabía hacerlo.
- Así, así… muy bien, muy rico… muy rico… llegue al fondo del caso, al fondo, al fondo… así…- Repitió como un disco rayado, disfrutando como le metía la lengua para escarbar el interior del ano. Y Matías, como siempre, disfrutaba del olor y sabor del anilingus, tan tabú para algunos, un manjar para él, presionaba el orificio con su lengua con todas sus fuerzas, respirando solo el aire filtrado por entre esas nalgas de mujer tan apetitosas.
Esta vez Moni entró en acción, se aferró desde atrás a oficial para susurrarle cochinadas al oído y darle sus tetas de aperitivo.
- Lo veo ajetreado oficial, tome un poco de fuerzas.- Convidándole de sus enormes tetas.
Ambos policías estaban en su salsa. El hombre no tardó en correrse bien dentro de Flor, bufando como un animal, casi se le veía el vapor saliendo de su boca y nariz. Por su parte, muy cerca de su hermana, Matías escuchó un gemido prolongado de placer de Romina, seguido de una corrida que inundó de lleno a su hermana, que apenas pudo sorber todo el manantial de flujo, que se derramó de sus labios.
Con ambos uniformados dejando todo de ellos, dieron por terminada la coima, el hombre se subió los pantalones y calzó el cinturón, sin embargo, quedaba un arma de grueso calibre a la vista…
- ¿No van a dejar a un civil en este predicamento no?- Preguntó Matías, observando con la mejor mirada seductora que le salió a Romina.
El policía rió por el arrojó que tenía y alentó a su compañera a hacerlo.
- Se portaron bien, dale, hacele la gauchada.
- Bueno, no podemos dejar nada sin allanar…- Resolvió para agrandar el milagro, se aferró al la losa del lavabo, de cara al espejo, con la cola en punta.- Proceda rápido, que estamos ocupados, y vos Camilo no digas nada de nada.
Obediente, llevó su arma a su sexo y la froto por toda la vagina, sin embargo, el orifico negro todo ensalivado por él era más tentador. Totalmente jugado, decidió arriesgarse, y mientras su prima y hermana se vestían, empezó a pujar muy despacio, todo cauteloso por el orificio anal.
Ella se dejó… vio con ciertos nervios como su bello rostro se tensaba reflejado en espejo, y sus uñas raspaban la losa, a medida que el pene entraba de a poco en el recto, primero el glande, luego un diez por ciento más de tronco, y así… con marchas y contra marchas, entró hasta tres cuartos perdiéndose en las nalgas, y ahí decidió meter quinta.
- Dios… que lindo…. Proceda, proceda…- Sin dudas lo disfrutaba, aunque sea un poco rudo, sus cantos se fueron desaflojando poco a poco, su saco de huevos llegó a besar la vulva empapada demostrando que había llegado a una profundidad admirable.
- Mmmm vamos, venite, venite rápido.- Exigió nerviosa, por estar siendo culeada frente a su compañero de servicio y los civiles. Su ojete empezó a tensarse, por dentro y el ano también. Matías puso todo su empeño, y sin ningún reparo, le perforó el orto como un enfermo hasta que se corrió dentro de ese nuevo y apetitoso culo, que la vida le presentó de improviso.
- Tomá, limpiate.- El policía le dio papel higiénico a la mujer, que de manera excitante, se paso bastante por la vulva mojada y en ano dilatado. Luego se puso el cinturón con revolver y macana de nuevo.
- Ahora tienen que colaborar por última vez.- Romina sacó las esposas.- Van a salir de aca esposados, sin mediar palabra… confíen en nosotros.
Fueron más que dadivosos, sin dudas, eran policías new age, deseosos de poner al sexo en el lugar del dinero, sin miedo de poner tales experiencias a circular como moneda de cambio cuando la situación lo ameritaba.
Salieron del shopping como criminales, con las cabezas tapadas, y antes de que todo el lugar se entere, ya estaban en el patrullero, en la parte de atrás rumbo a lo de Román, ellos los dejarían como si fueran un taxi particular. Las cosas no podían ir mejor, lo único negativo era que su auto quedaría en el estacionamiento y debería ir con Román a buscarlo un día.
- Debo decir que Misiones es un placer, en todo sentido.- Rompió el silencio Matías.
- Tienen que tener más cuidado, no todos reaccionan así. Tuvieron suerte.- Expresó Camilo.
- ¿Qué tan seguido han hecho esto?
- Todo el tiempo corazón. - Le respondió Romina a Flor.- Si es un flaco o una chica linda tienen que pagar así, no les damos otra opción. El otro día pescamos a una parejita en un auto sin papeles y nos enfiestamos en…
- Bueno, bueno Ro, no hay que contar todo.- Le paró el carro su compañero- Igual lo hacemos en casos muy específicos, si fuese un crimen grave no se salva nadie. Tampoco es un “viva la pepa”.
- Me parece perfecto.- Opinó Flor, la que más se había sacrificado con esa ventura, y a la que su hermano notaba muy envalentonada.
Por fin llegaron, listos para la hora de la merienda… se estaban bajando, pero Romina tomó a Flor antes de que salga del patrullero.
- Espera un cachito, te vamos a hacer averiguación de antecedentes corazón.- Y Romi le comió la boca como una posesa, metiéndola al patrullero de nuevo.
- Bueno, si no queda otra oficial…- Aceptó haciendo el papel de sumisa Flor.
- Vayan, cuando terminamos el operativo se las devolvemos.- Le expresó Camilo, que ya se manoseaba de nuevo, y con las dos hembras apretando atrás, estacionó el patrullero a varios metros de la quinta, bajo la sombra de un árbol. A Matías le habría gustado ver la acción, pero era mejor dejarlos en paz, ya había sido bastante caritativos.
- Va a estar bien, tiene levante tu hermana. Entremos.
Con Moni entraron y la primera impresión que tuvieron, era que la casa se había vuelto un club. Estaba lleno de pibes en maya y por supuesto, las amigas de Lucre, algunas muy voluptuosas comiendo facturas y masas en bikini. Román les contó que habían desplegado la red y jugaron un partidito de vóley en la piscina, el viejo quedó muerto.
A Matías le podría decir que en la tarde se movió a cada una de las amigas de Lucre y no lo envidiaría en absoluto. Todavía no se sacaba la sensación opresiva de ese enorme trasero contra su pene, esa policía llamada Romina, ya tenía un lugar de privilegio en su anaquel de trofeos. No se iba a lavar la pija meses, con tal de recordar ese culo.
Lo que sigue es una seguidilla de acciones normales en familia, que reconozco, no le interesarán a muchos, así que las relataré brevemente. Acciones tales como alimentarse, charlar con Román, esconder todos los obsequios en el ático, relatarle a Julieta su aventura en el centro comercial, ya de paso, los planes que Román tenía con ella.
- Solo si vos me acompañas.- Le expresó a solas con él en la habitación, cerca del horario de la cena. Santino y Flor (ilesa, por cierto, por lo visto muy contenta) armaban en viejo árbol navideño de Román, que no desempolvaba hace años. Lucre iba de acá para allá con dos amiguitas que se quedarían a dormir, el resto del piberío se había marchado, por suerte, porque sus oídos anhelaban un par de horas de tranquilidad.
- Flor tiene planes para mí, esta vez tengo que darle la prioridad. Esta vez…- Dijo acariciando su cabello. Necesitaba un tiempo a solas de tranquilidad, sin necesidad de sacar la polla, solo hablar, esclarecer el lago mental hasta lo que ocurriría a la noche.
- Bueno, te voy a esperar con Román… me animo, además, con todo lo que paso hoy… creo que me quiero tirar a Lucre. No sabes lo que fue jugar con ella, abrazarla en cada tanto… Santi también está que se la quiere morfar cruda- Él ya sabía que su Juli se animaba a todo, y de haber sido ella quien lo acompaño al shopping, todavía estaría con el milico abotonado atrás.
Juli le contó sobre el partido de vóley en el agua, enseñándole fotos de sus amigas en bikini, sacadas de incógnito. Estaban buenísimas, pero en especial, Lucre, con esa dicotomía entre un cuerpo de modelo y una carita ilegal.
Sus amigas no se quedaban atrás: una era una morochita caucásica onda Amelie pero pecosa y llamada Martina, toda una muñequita. La segunda, bajita, tenía el cabello castaño enrulado, tez trigueña y parecía ser un tiro a aire, se llamaba Tania.
En la cena, donde todos comieron juntos en el patio, Matías se sentó estratégicamente enfrente del trío de jovencitas, de 18 las tres, absorbiendo sus conversaciones, diciendo cosas graciosas que las hizo reír, todo gracias a tener diez años de más, cosa que afila el humor de un hombre para entender, qué, cómo, y cuándo hacer reír.
- No te tenía así de chistoso Mati, al final sos uno más, conoces los memes y todo…- Le expresó risueña Lucre.
- En pocas palabras: pendeviejo.- Dijo, para hacerla reír de nuevo.- Igual hoy en día quién no conoce los memes, hasta los viejos como yo.
- Dejate de joder, más de un viejo se querría ver así…- Lo ayudó Julieta, siempre de su parte, siempre tan dadivosa.- ¿O no chicas?
Eso, obviamente las incomodó, las amigas de Lucre soltaron risitas nerviosas aunque Tania le dedicó una miradita cargada de interés. Santino había quedado del otro lado de la mesa, y como hacía tiempo que no hacía, quiso tener protagonismo diciendo una guasada.
- Yo con esa pancita, diría que andes buscando el disfraz de Papa Noel he… ¡Hu! Les conté que no existe, perdón, no me di cuenta chicas.
No se rió nadie, todos se hicieron los boludos, tampoco estaba bien dejar al pibe pagando así, entonces Matías salió en su auxilio.
- Ya vas a ver cuando baje la panza, y vos con mi edad, estés peor… ya vas a ver.- El candor en el ambiente hizo que todo fuera gracias, chistes, comida apetitosa y diálogos con cada miembro allí presente, hasta la hora tan esperada.
Las horas, debido a la diversión, se pasaron volando, Matías las consumió en relatarle su aventura en el shopping a Román, mientras que Florencia le contó a él lo ocurrido en el patrullero: un delirio total.
- Con decirte que me dejaron un regalito en el arbolito…- Le expresó muy excitada- Esa milica quedó flechada conmigo, no te das una idea.
Las charlas siguieron, y hasta socializó con lucre y sus amigas, unas chicas más que simpáticas y atractivas mientras esperaban que sean las doce, la hora en la que, por costumbre, decidían abrir los regalos. Cuando llegó la hora de abrir los regalos (colocados por Román mientras todos charlaban afuera) en una pequeña caja con moño, del tamaño de una caja de celulares, halló un corazón de papel con una nota con que decía:
“Busca los otros tres corazones y vas a encontrar el tesoro”
Aunque ya sabía como venía la mano, se mostró contento con el jueguito que se venía.
Recibió otros regalos muy buenos, como una camisa, lentes de sol, un libro de arte y un regalo misterioso, sin dedicatoria, que resultó ser un DVD en una caja negra, sin nada que permitiera saber de qué se trataba. Juli, no obstante, abrió un sobre con la invitación planteada de ante mano y la caja que contenía la lencería que usaría; una jugada arriesgada de Román, ya que podrían estar viendo alguna de las invitadas ajenas, por ahora, a la fiesta under, que se daba encubierta, por la fiesta original.
Entre tragos y comidas, cuando todos empezaron a desaparecer como quien no quiere la cosa, Matías inició la búsqueda de los corazones de papel. Encontró el primero pegado en la pared del pasillo de la izquierda de la casa. Caminó hasta el fondo, y en el picaporte de la última puerta, encontró un segundo corazón pegado.
Al abrir la puerta, en una habitación pequeña, con una camilla acolchada en el centro, encontró su trofeo. Florencia, estrenando la malla nueva, lo esperaba para tenerlo a solas por primera vez.
Desde que fue presentada, y aunque estuvo presente casi siempre, ahora no competiría ni con Juli, ni con Moni, tendría el tan deseado bocado de incesto para ella sola, y a diferencia de las demás, no improvisaría, tenía un plan muy claro.
- Hola hermanito…- Recibiéndolo con un beso…- Mirá todo lo que tengo acá- Enseñándole una mesita con rueditas con aceites, dildos, y varios tipos de lociones.
- Que buena idea hermana, me va a encantar sacarle el brillo a todo… esto- Admirando el andamiaje de su consanguínea. Le hizo dar una vueltita y cuando estuvo frente a frente, volvía a besar sus labios. Si los rumores eran ciertos y tendría un regalo sorpresa, daría todo por hacerle sentir el placer que quería.
- Acostate Flo, ponete cómoda.- Admirando las ganas con la que la hicieron sus papás, ganas que con él, se ve que no habían tenido, o por ser el mayor y primer intento, fue la prueba.
- Mientras Flo, me encantaría mucho que me contarás lo que pasó en ese patrullero… para amenizar el ambiente.
- Dale, te cuento…- aceptó sintiendo las manos masculinas sobre su piel, sobre su vientre…-
Bueno, esa mujer, se ve que no me quería soltar…
Matías eligió un aceite muy trasparente, muy oleaginoso para untar sobre su cuerpo.
- Vos contame, mientras hago mi trabajo. No pares.
- Bueno… me besaba los labios, mientras que Camilo hacía de campana… mmm- soltó cuando el chorrito cayó en su vientre y se desparramó como pequeños riachuelos por los lados.- Romi besa bien, después pasó a mis pechos…
- No me resulta raro de comprender.- Expresó romántico, esparciendo el aceite por todo su vientre, piernas, con movimientos firmes, sintiendo la sustancia impregnarse en la piel, cubrir cada milímetro, y lo más hermoso, la piel blanca erizándose con su respiración al soplarle las zonas humectadas.
- Después… me acostó, y se me sentó encima ¿Cómo podía negarme? Después de todo tiene el revólver, así que callada la boca, se la chupe lo mejor que puede…
Caliente tanto por la crónica, como por los poros de su piel alzándose contra sus manos, empezó a rozar las partes más erógenas de su hermana, como los dedos de los pies, a los que masajeo con cierta experiencia. A Belén, su ex, le encantaban los masajes de pies y otras acciones…
- Me dijo que quería otra chupadita abajo…
- ¿Abajo dónde amor? Contame.
- En el culito, decí que vos se lo dejaste limpio, pensé. Así que no me dio mucha cosa mmmm.- Expresó cuando recorrió sus piernas, a la par, hasta desembocar en su pelvis, apenas vestida por esa escandalosa prenda.
Matías le desato la parte de abajo, y le dejó, tan solo, la telita triangular que tapaba el surco sinuoso de su vagina, y masajeó los redondeados contornos de su cadera, libres del hilo de la bikini. Mojando de aceite un lado de su cadera, llevó la sustancia hacía la intersección de la pierna con la cadera, al lado de los labios mayores, y allí, metió y saco los dedos humedeciendo un lado y después el otro.
- Seguí contándome mi amor, engolosíname la oreja…- Dijo tocando apenas la bombachita, en donde estaría su clítoris, escudriñando como si fuera un virgen explorando.
- Me gustó sentirme así… sometida, con su peso contra mi boca, como conectada a su culo mmm hermano, que rico.- Soltó en un suspiro, cuando le masajeó el clítoris desde arriba. Acto seguido le retiró la prenda para masajear los labios externos, teniendo cuidado de ir de zona en zona, de forma delicada.
- Me refregó, me sometió… me decía una y otra vez… cuánto le gustaba que las presas le lamieran la cola… me contó que las ata e la comisaria, y las somete de muchas formas… - Ahora empezaba a retorcerse, sin poder contener los dedos de los pies, que se relamían como pececillos fuera del agua, y sus piernas, se frotaban todas aceitadas una con la otra.
Después siguió con la parte alta, y volcó una cantidad considerable entre medio de las tetas, que por su volumen y consistencia, las tenía contra las axilas, a los costados. Él le masajeo los hombros, el pecho con mucho reparo, con un claro objetivo en mente.
- Después me lamio los pechos, jugó con mis encantos, pellizcándome los pezones con fuerza medida, así como vos ahora.
En efecto, esparcía la loción por esos senos tan preciosos, perfectos a su manera, por el volumen y forma. Adoraba como los pezones reaccionaban como locos, endureciéndose cada vez más con cada paso de sus manos firmes. Los apretó, alzó y hasta giró con devoción hasta dejarlos empapados.
- La puta… si mis novios habrían tenido una pizca de tu mano, de tu atención al detalle.
- A veces lo que uno necesita está en lugares impensados…- Inclinándose para besarla con real devoción, mientras sus dedos humectados se introducían en su vagina, con firmeza, explorando el resquicio manera ascendente.
Tanto lubricante, hacia la colada de dedos más ruidosa de lo normal, que de ser un comic, en las onomatopeyas se leería “chuik chuik chuik chuik…”
Florencia no tardo en arquear todo su cuerpo contra sus dedos, Matías le había introdujo tres dedos, y con el pulgar, le frotaba el orifico urinal empapado. Tras comprobar que no todo el fluido de su mano era aceite, lo relamió saboreando el delicioso flujo.
- Nunca me corrí tanto como el día de hoy… no lo puedo creer.- Le dijo jadeando como si hubiera corrido una maratón.
- Yo pienso, que me falta encontrar uno de los corazones, en la carta decía tres, y encontré el del pasillo y el picaporte. – Le expresó juguetón, pasando sus dedos por el contorno de su caderas.
- Quizás no lo buscaste bien… como dijiste, a veces lo que uno necesita está en lugares impensados…- Levantando un poco la colita.
Él la dio vuelta para ver esa colita desnuda, turgente, todavía ilesa de la atención de sus manos. Al abrir las pompis, encontró el corazón que faltaba. Pegado a esos dildos que termina en diamante, el corazón que falta estaba en su ano.
- Que rica sorpresita… - Expresó moviendo el dildo levemente, como si fuera un analógico.
- Sabía que te iba a gustar. Es mi regalito, yo se que te gusta.- Disfrutando de cómo le hacía girar el dildo en su interior, lo hundía y extraía levemente solo para ver el ano y sus contornos dilatados.- Ni bien llegué me lo puse, así de paso no me duele tanto…
- No te preocupes, no te va a doler mucho con aceite.- Sin perder tiempo, y liberando su pene de su pantalón, empezó a echar chorritos sobre sus nalgas, esparciéndolas de manera circular, palpándolas bien, luego, pasó a concentrarse en el consolador, al que fue retirando muy lentamente.
- Mmm que rico, seguí así, metémelo y sacalo…- Era de esos dildos con forma de pirámide redondeada, que le entraba tan bien, como si perteneciera allí.
Siguió una sesión de juegos anales que eran dignos de las producciones más sucias en internet, como extra-lubricar el ano metiendo el pico de la botella, vacándole el contenido adentro y esparciéndolo con sus tres dedos adentro, luego le puso el dildo como si fuera una tapa de botella.
- Ahora quedate con la colita para arriba, así se esparce bien…
- Que de trucos que sabes hermano…- Así, con el culito apuntando al techo, aprovecho para comerle el clítoris como el bien ya sabía cómo. – Dios… dios… siento el aceite en mi interior… se me está metiendo muy adentro.
Así siguió un rato, la excitación de ella, como si fuera contagiosa, se le pegaba a él. La irrigación sanguínea llenó cada resquicio de su cuerpo cavernoso, en pocas palabras, la tenía al mango, al máximo de sus posibilidades. Con tanto aceite en sus manos y sabores en sus labios, los estímulos le iban a reventar la polla si no vaciaba el tanque.
- Ya es hora mi amor… - Anunció parándose en la camilla. Se la iba a meter a la hermana de una forma especial, a lo griego, aprovechando el ángulo de su culo, con él arriba. Pasó a destapar la botella de carne, probando el dildo, lo caliente que había quedado por estar varias horas en ese orificio apretujado. – Quedo riquito, muy calentito ¿Querés probar?
- Bueno, mientras metémela, no doy más. - Poniéndole el dildo en su boca- Por si te duele, mordelo…
Ella le respondió asintiendo con el juguete baboseado en la boca, haciéndose la inocente, chupeteando el dildo como si fuera un chupete, la vio arquear la frente al sentir el rabo metiéndose en su ano todo aceitoso. Fue tarea sencilla a pesar de su expresión de congoja, con el camino allanado, no le costó penetrarla a fondo en el primer intento.
Sin dudas era su primera vez, se sentía el interior expandido en el lugar que ocupó el dildo, pero más allá, estaba tan estrecho como debería estar un culito virgen, y era allí donde su glande reposaba, apresado, como un auto familiar metido en contra mano en una calle angosta, muy angosta.
Como el aceite mismo, el sexo anal fluyó de manera cómoda, placentera, como el lubricante en sí. A diferencia de la culeada a Romina, o la que tanto rememoraba con Juli, en seco. Esas ocasiones, la falta de lubricantes volvían el sexo anal algo interrumpido, áspero, en cambio con el lubricante, fluía como una coreografía de danza.
La penetró con muchas ganas, dejándose caer con todo su peso, mientras ella le pasaba el dildo de su boca a la de él, probándolo con mucho gusto. Ambos cuerpos formaban una pirámide humana sobre la camilla toda húmeda, el riesgo de resbalarse o romperla era alto, pero de seguro
Román había hecho toda clase de perversiones sobre ese altar al sexo.
- Anngh annngh annngh…- Gimió de manera exagerada una vez que no tuvo el juguete en la boca.- ¿Estas te parecen formas… de tratar a tu… hermana? Annnngghhaaaa…
- Vos me conoces… a veces hay que ser severo.- Expresó enterrándole la batata bien al fondo.- Te portaste tan mal que hasta los policías te hicieron una reprimenda, sos una nena mala Flor, muy mala.
La culeada incestuosa prosiguió como un baile ejecutado a la perfección. Cambiaron de posición, con ella arriba y él abajo… también de perfil, con las dos piernitas al oeste y él meta saque y ponga con ese culito de costado. En dicha pose, encontró mayor disfrute, dado que con tanto lubricante, el ano estaba bastante abiertito, pero así, las nalgas estaban más apretaditas y sentía un roce excitante en su sexo.
- Te gusta… con más… roce… ¿No?- le preguntó mordiéndose el labio. Ahora no se veía tanto placer en sus gestos, sin dudas, la ronda anal se había prolongado demasiado, al socavarle el culo de distintas maneras, ángulos e intensidades.
- Mucho Flo, me gusta mucho… ya termino corazón.- Dándole una palmadita. – Ya sé que se te está cansando…- La verdad sentía un calor en la picha insoportable, como si fuera un efecto colateral del aceite, que subía la temperatura por no dejar respirar a la piel. Ni hablar del calor que debía sentir ella.
- Venite adentro, por favor. Venite… ya… nnnnghhh nnnnghhh…
Esos gemidos que amalgamaban pasión y odio, fueron el aliciente final para que soltara su ingrediente blanco dentro del recto de su hermana. Aunque como siempre, en toda eyaculación, se cebo de tal manera que Flor chilló como una loca hasta que descargó la última gota de semen dentro de su cola.
- Quiero verlo bien, pero bien dilatado, cuando la saque, vos puja…
Como hacía con Juli siempre, su mente tomaba la foto mental del ano abierto, del ancho de un frasco de desodorante, expuesto varios centímetros desde el anillo enrojecido hasta su interior.
- Que preciosura, por dios…- Acto seguido, para aliviar su evidente dolor anal, pasó su lengua con mesura por el castigado orifico. Había sido tal su ímpetu al descargar el semiente, que por más que estaba abierto como una herida de bala, no se veía rastro de semen alguno. Todo había quedado en su pancita.
- Me siento mejor… mucho mejor, seguí por favor…- Expresó complacida, contenta del éxito de su primer anal incestuoso. Matías supo que le iba a costar recuperarse de tal cojida, sentía al ano querer cerrarse sobre su lengua sin fuerzas, como una puerta falseada.
- Siempre se lo chupás a Julieta con una devoción… me moría de ganas de que me lo comieras a mi también.
- Solo tenés que pedirlo, o insinuarlo, siempre me voy aprestar para este servicio.- Volviendo a ocupar sus labios y lengua en chuponear ese ano rojo, invadido no solo por su lengua, también flujo que se le chorreaba de la vulva, ardiente como una fuga química.
Como acto final sorbió cada fluid de esa vagina que tanto había probado últimamente, y tras hacer un colibrí intenso en esa colita, dio por terminada la función.
- Me encantó tu regalito Flor, mucho. – Secándole el cuerpo con una toalla. Ella hacía lo mismo con él.
- Ya sabía que te iba a gustar, te las conocemos todas. Juli me dijo que no me cojerias sin atenderme toda como corresponde, sos caritativo.
- Como no darse un paseo entero hermana, si sos un camión…- Y tras besarse entre risitas, abandonaron vestidos ese templo del pecad secreto.
- Me va a costar dormirme ¿Vos te vas con Juli no?
- Así es, tengo que darle el besito de las buenas noches… después te cuento.
Así se separaron, ella hacia la ducha y él arriba, abriendo la puerta, dejando una rendija para espiar. Tratando de que su libido no decayera, quería ver lo que hacía sin intervenir de una, y no se arrepintió…
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Parte II : http://www.poringa.net/posts/relatos/2851819/Jugando-con-su-primita-Parte-II.html
Parte III : http://www.poringa.net/posts/relatos/2851820/Jugando-con-su-primita-Parte-III.html
Parte IV : http://www.poringa.net/posts/relatos/2881590/Jugando-con-su-primita-IV.html
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1 comentarios - Jugando con su primita IX