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Pablo...

Línea 150. Seis y cuarto de la tarde. Me subo y lo primero que hago es buscarlo con la mirada. Ahí está, sentado en uno de los asientos del fondo, atento a su celular. Podría quedarme adelante, evitar el contacto, pero no lo hago. Avanzo por el pasillo esquivando personas, tratando de acercarme lo mas que me sea posible, aunque sin llegar a ser demasiado evidente.
Me quedo a un par de asientos de distancia. Todavía no me ve, entretenido como está en su Whatsapp. ¡Maldito celular!
Finalmente levanta la mirada. Me hago la distraída, la que observo por la ventana, aunque en realidad todo mi campo visual está atento a sus movimientos. Finjo interesarme en alguna vidriera por la que pasamos, cuando al voltear, mi mirada se cruza con la suya. Se sonríe al verme y me hace un gesto leve, casi imperceptible, para que me acerque. Cuando lo hago me cede el asiento. Es ahí que el juego comienza...
Esta es la tercera vez que lo jugamos, serían mas si hubiese tenido la suerte de encontrármelo mas seguido. No hablamos, no nos decimos nada. Yo me siento, y él, parado a mi lado, comienza a frotarse la bragueta del pantalón contra mi hombro. La primera vez fue mucho mas sutil, aprovechándose de las frenadas y los arranques del colectivo para rozarme. Pero a partir del segundo encuentro, viendo que era yo la que lo buscaba y aceptaba sumisa las reglas que él mismo imponía, ya fue mucho mas alevoso. En esta oportunidad hasta llegaba a sentirlo mas nítidamente, como si... ¡NO TUVIERA CALZONCILLO PUESTO!
Puedo sentir la forma y el grosor, y como va creciendo a medida que el frotamiento se hace mas intenso.
Siempre es él quién toma la iniciativa, yo solo me siento y acepto sus devaneos. Pero hoy le tengo reservada una sorpresa.
Aunque hace frío, me quito el saco, quedándome con una musculosa que me puse especialmente para él. No lo miro, pero le ofrezco mi hombro desnudo para que siga con sus "atenciones".
Por el reflejo de la ventana veo que esboza una sonrisa, mientras yo simulo estar atenta al tránsito, aunque en realidad me estoy fijando en cada uno de sus gestos.
Me apoya durante buena parte del recorrido, ocultando sus lascivos movimientos entre el abundante pasaje de la hora pico, hasta que..., se detiene. Miro entonces por la ventana, y me doy cuenta que acabamos de pasar Independencia. Falta poco para que se baje, por eso la retirada. Siempre se baja en la misma parada de Solís y San Juan, aunque creía que esta vez seguiría un poco mas, considerando hasta donde habíamos llegado.
Es la primera vez que la siento tan gorda, tan hinchada, tan endurecida. Me gustaría que siguiera hasta el final y sentir la pegajosidad de su leche a través del pantalón, pero se va, dejándome librada a mi suerte.
¿Qué hago con eso que late en mis entrañas? ¿Con esa calentura que necesita urgente una vía de escape?
Mi reacción es espontánea, ni siquiera la pienso.
Me levanto y avanzo hacia la puerta trasera, bajándome en San Juan igual que él. Aunque se da cuenta que estoy detrás suyo, caminando prácticamente a la par, no dice nada.
Al llegar a Humberto Primo no sé para donde seguir, ya que se mete en una agencia de lotería y al salir está hablando por celular. Lo único que me falta es que se encuentre con una mina y quedar como una pelotuda.
-¿Estás perdida?- me pregunta al verme parada en la esquina, ligeramente desconcertada.
-No, solo es que..., me bajé antes...- le digo.
Faltó que le dijera "por vos", pero creo que se sobreentendía.
-Después te llamo- le dice a su interlocutor/a, y guardando el celular, me propone con la seguridad de quién se sabe ganador de antemano:
-Vivo acá a mitad de cuadra, te invito a tomar algo-
Después de lo hecho en el colectivo, no tenía sentido negar la razón de mi presencia allí.
-Si, dale, tengo algo de tiempo- le digo chequeando la hora en mi propio celular.
Mientras caminamos por Humberto Primo aprovecho para mandarle un mensaje a mi suegra y pedirle que se quede un rato mas con el Ro, que me surgió algo impostergable. "Encantada", me responde enseguida. ¿Acaso no es la mejor suegra del Mundo?
Tal como me dijo, vive a mitad de cuadra, antes de llegar a Entre Ríos. Se detiene frente a una puerta marrón, saca el llavero y abre. Entramos, yo adelante y él detrás, mirándome seguramente el culo.
Avanzamos juntos por un pasillo con otros departamentos del lado derecho, y subimos por la segunda escalera hasta la puerta que está del lado izquierdo. Con el mismo juego de llaves abre, me hace pasar, y cerrándola tras de sí..., se me tira encima. No le opongo resistencia, ya que era lo que esperaba. Después del jueguito del colectivo la pulsión de ambos está que explota. Así que dejando caer la cartera al suelo, me dejo avasallar por ese torbellino de pasión en el que me sumerge.
-¿No es que ibas a invitarme a tomar algo?- le digo a modo de débil protesta, mientras me retiene de espalda contra la puerta.
-Después de cogerte- me asegura.
Como respuesta me saco la bombacha, la tiro a un costado y agarrándole una mano, la meto entre mis piernas, para que sienta la humedad que me corroe por dentro. La humedad que él mismo ha originado.
Se baja el pantalón, debajo del cual no lleva calzoncillo, como muy acertadamente supuse en el colectivo, se pone un forro que saca de no sé donde, y calzándose una de mis piernas alrededor de su cintura, me penetra con un envión largo y profundo. Acabo nomás sentirlo adentro.
Es tanta la calentura que tengo, que el orgasmo me chorrea por entre las piernas, empapándole también los huevos.
Cuando me la saca, parece que me estuviese meando, pero no es pis lo que me sale, sino el flujo que se me escapa en un chorro largo y cargado.
-¡Que polvo te echaste, mamita!- exclama gratamente sorprendido.
-¡Y los que me voy a echar!- le digo, buscando su boca y besándolo con la lengua.
Me la vuelve a poner y entra a cogerme firme e impetuosamente, golpeándome contra la puerta con cada embiste.
Sin detenerse ni amainar la descarga, me levanta la otra pierna, y haciéndome upa acelera sus embistes. Me sacude toda, en el aire, su pelvis contra mi vientre, PLAF-PLAF-PLAF, llegándome bien al fondo, brutal, enérgico, implacable.
Igual que yo, tampoco puede aguantarse, la calentura es demasiada. Colgada de su cuello siento su orgasmo en mi interior, furioso, potente, abundante.
-¿Como te llamás?- me pregunta mientras libera la descarga, teniéndome todavía ahí, empotrada contra la puerta.
-Mariela...- le respondo entre agitados suspiros.
-Mariela..., yo soy Pablo- tengo su pija atravesada en mi interior y recién nos presentamos.
-Encantada de conocerte, Pablo- le digo riéndome.
Cuando me suelta, caigo al suelo, toda deshecha y despatarrada. Él se saca el forro repleto de leche y lo arroja en un tacho.
-¿Que querés tomar?- me pregunta entonces, con una sonrisa sobradora.
-Lo que me invites- asiento.
Me levanto y sin ponerme la bombacha lo acompaño al living, ya que pese a habernos echado tremendo polvo, prácticamente ni ingresamos al departamento. Él tampoco se pone el pantalón, por lo que camina con la pija sacudiéndose pesadamente entre sus muslos.
Mientras me acomodo en el sofá, va a la cocina y vuelve con dos copas y una botella de vino tinto. Un Malbec, según mis acotados conocimientos de enología.
-Este lo guardo solo para ocasiones especiales- me dice descorchando la botella y sirviendo la bebida.
Levantamos las copas y las chocamos suavemente, a manera de brindis. Bebemos sin decirnos nada, solo mirándonos, como intuyendo en el otro nuestros propios deseos y anhelos.
Dejo mi copa en el suelo y echándome hacia atrás, me abro de piernas, ofreciéndole mi humedad y calentura.
Pablo bebe un último trago de vino y sonriendo en esa forma torva y perversa que tanto me seduce, se echa en el suelo. Primero se acerca y me huele, llenándose las fosas nasales con mi aroma natural. Luego me acaricia la hendidura, delineando con sus dedos cada pliegue, cada floritura. Introduce un dedo y me explora por dentro, mientras que con la yema del pulgar me aplasta el clítoris, arrancándome unos mas que excitados suspiros cuando empieza a frotármelo en círculos.
-¡Chupame..., comeme todo...!- le digo agarrándolo de los pelos y atrayéndolo aun mas hacia mí.
Sin necesidad de que se lo repita, Pablo abre bien la boca y me absorbe toda la concha de un solo bocado, haciendo ese incitante ruidito de CHUP-CHUP-CHUP que me pone los pelos de punta..., y no me refiero a los de la cabeza.
-¡Estás riquísima..., y como te mojás, hija de puta..., te meas del gusto...!- me dice entre chupada y chupada, tras lo cual se levanta y me pone la pija dura y oscilante justo frente a la cara.
Se la empuño con una mano y me la meto en la boca, comiéndomela entera, tal como es mi costumbre.
-¡Sí..., así putita..., comeme también las bolas, dale...!- me dice, levantándose la pija y ofreciéndome ese banquete testicular que le cuelga debajo.
Le paso la lengua y le chupo un huevo por vez, llenándome la boca de pelos y escroto.
-¡Mmmmhhhh..., mmmhhhh..., mmmhhhh...!- los saboreo, pasando de un huevo a otro.
Se los chupo y los estiro, soltándoselos con un sonoro ¡PLOP! Escupo entre medio de ellos y extiendo la saliva con la lengua, subiendo ahora a lo largo de esa columna rebosante de carne y venas que parece vibrar ante cada una de mis lamidas. Llego a la punta y me la vuelvo a comer, hasta el final, poniéndosela cada vez mas dura a pura fuerza de mamada.
Mientras se la estoy chupando, se saca la camisa, quedando ahora sí completamente desnudo.
Me encantan los hombres de pelo en pecho, me resultan mas viriles, mas vigorosos, mas atractivos, y él no es la excepción. Tiene los pectorales casi cubiertos por una pelambre oscura y abundante que le otorga cierto aspecto animal prácticamente irresistible.
Me sujeta con fuerza de los brazos y me levanta. Me atrae hacia él y me besa..., bueno, me come la boca. Me la parte de un chupón cargado de morbo y lujuria.
Se pone otro forro y se sienta en el sillón, la pija bien parada, apuntándome amenazante.
Me saco el resto de la ropa y me le subo encima, a caballito, ensartándome con todo en ese tubo de carne que se introduce en mí como un instrumento en su estuche. Me llena por completo, por lo menos así me siento, rebosante de pija. Echo la cabeza hacia atrás y entre plácidos suspiros empiezo a montarlo, arriba y abajo, moviéndome con mas fuerza y entusiasmo cada vez. Pablo me toma de la cintura y me acompaña en la cabalgata, para luego seguir hacia arriba, por mi torso y apoderarse de mis pechos. Me los amasa, me los aprieta, los atrae hacia su boca y me los chupa, me los muerde. Entonces me vuelve a sujetar por la cintura y arremete desde abajo, impactándome con toda su fuerza. Me hace gritar, delirar de placer.
-¡Ahhhhh... Ahhhhhh... Ahhhhhhhh...!- mis orgasmos se encadenan uno detrás del otro, fuertes, intensos, poderosos.
El último me resulta fatal, un estruendo que me deja literalmente al borde del desmayo. Pego un rugido y me desarmo entre sus brazos, shockeada por el impacto.
Decidido a no darme tregua, me tumba de espalda en el sofá y poniéndose mis talones sobre los hombros, me vuelve a dar con todo, cogiéndome con un ritmo brutal y desquiciado.
Sigo acabando como una yegua, empapando el sofá con mi flujo.
-¡Cogeme..., dale..., reventame, hijo de puta!- le grito desesperada, moviéndome con él, acoplándome a sus movimientos.
Nos cogemos con furia, con rabia, con un ímpetu destructivo que nos incita a golpearnos hasta hacernos daño. Voy a terminar con las piernas magulladas, pero no me importa, quiero arrancarme de adentro ese deseo que me corroe las entrañas desde el momento en que lo sentí apoyándome en el colectivo .
Quiero vacíarme, expulsar hasta el último polvo que tengo adentro.
-¡Ahhhhhhhhh..., ahhhhhhhhhhh...!- ruge Pablo al vacíarse en mí.
Y al darme esa última clavada, para dejármela pulsando adentro, me hace acabar a mí también. Nuestros orgasmos estallan al unísono, fusionándose en una sola descarga, violenta, impusiva. Si no fuera por el preservativo, creo que me hubiera salido leche hasta por las orejas.
Exhausto, Pablo se derrumba a mi lado. Yo también me siento rendida, sin fuerzas.
-Creo que me va a venir bien otra copa de vino- le digo secándome la transpiración de la frente.
-Ok, pero el próximo brindis lo hacemos en la cama- me propone.
Agarra las copas, la botella y juntos, desnudos como estamos, vamos a su habitación. Entramos y mientras él sirve una nueva ronda, me acuesto en su cama todavía deshecha desde la mañana. Otro brindis y de nuevo reiniciamos la batalla. Es tanta la calentura que tenemos encima, que los dos polvos que ya nos echamos nos resultan insuficientes.
Besos, caricias, abrazos, chupadas...
-¡Que buena cola tenés...!- me elogia, dándome unas cuantas nalgadas.
-Te gustaría hacérmela- no es una pregunta, es un deseo.
-Nada me complacería mas que romper ésta colita- me asegura acariciándomela.
-Bueno, como rompérmela...- me sonrío.
No se puede romper lo que ya está roto, jaja.
Me pongo en cuatro y me ofrendo toda abierta y mojada. No sé porque pero quiero que me rompa todo, que no me deje ningún agujero por penetrar. Hay algo primitivo y perverso en ese sujeto que me empuja a entregarme de esa forma, sin límite.
Me separa las nalgas y me lame toda la raya del culo. Con la lengua me puntea el agujero y me escupe adentro, usando sus dedos para lubricar mi interior. Siento como me la pone y me estremezco toda cuando comienza a empujar, lenta aunque firmemente. Debido a la presión se me dilatan los esfínteres y el culo se me abre formando una "O" mayúscula. A medida que me va entrando, la siento mucho mas gruesa. Me duele al principio, pero cuando la tengo toda adentro, el dolor cede ante el placer..., el placer de sentirme muy bien culeada.
Me agarra de la cintura y empieza el bombeo, firme, profundo, implacable. Cierro los ojos y me entrego por completo a ese disfrute, tan intenso y generoso.
-¡Puta..., que culo roto mas rico tenés..., uffffff..., te entra toda...!- me dice sin dejar de mandármela hasta los huevos.
La siento en toda su extensión, taponándome los intestinos. Parece que se agrandara en mi interior, alcanzando lugares nunca antes explorados, pero es el gusto que siento, el placer que me prodiga al culearme.
Somos dos desconocidos, pero creo que de alguna manera estábamos predestinados a encontrarnos, a vivir este momento, a cogernos sabiendo apenas nuestros nombres. Desde la primera vez que nuestras miradas se cruzaron, supe que me cogería a ese tipo. Y ahí estaba, recibiéndolo en mi culo, incapaz de decirle basta pese a que mi cuerpo ya pedía una tregua.
Lo siento explotar dentro de mí, vibrar y estremecerse, desfogarse con gritos y exclamaciones cargadas de morbo y lujuria.
Cuando me la saca, mi culo se niega a cerrarse, manteniéndose abierto y anhelante. Tengo un culito goloso, lo sé, y la verga de Pablo parece estar hecha a mi medida.
-Me gustaría volver a verte- le digo luego de ese últimpo polvo, bebiendo otra copa de vino, los dos desnudos, en su cama toda revuelta.
No me había dado cuenta antes pero quizás Pablo sea la solución para alejarme de Diego y reencauzar mi vida hacia lo que era antes de aquel fatídico momento cuando, sin medir las consecuencias, deje que mi mejor amigo me guíara hacia el abismo. Y ahí estaba quién podía rescatarme. Quién podía evitar la destrucción de mi matrimonio y por ende de mi vida toda. Parece una contradicción, que una infidelidad (¡otra más!) sea mi salvación, pero en ese momento sentía que Pablo era la persona adecuada para alejarme definitivamente de Diego.
-Podés venir cuando quieras, te vamos a estar esperando- me dice agarrándose la poronga y sacudiéndosela.
-Te tomo la palabra- le digo sonriéndole y bebiendo un último trago de tan rico Malbec.
Ya es hora de volver a casa. Me levanto, salgo del cuarto y voy juntando mi ropa a medida que la encuentro desparramada por todo el departamento. Lo único que no logro encontrar es mi bombacha. Gajes del oficio, pienso. Así que salgo a la calle con la concha expuesta a las corrientes de aire.
Cuando estoy en la parada del colectivo, en Solís, la misma en la que me baje, recibo una llamada de Diego. Y aunque el corazón se me acelera al leer su nombre en la pantalla del celular, decido ignorarlo. Debía ponerle punto final a esa historia, y Pablo era un buen principio.

25 comentarios - Pablo...

sagashion
Que buena que sos relatando. Se nota tu nivel sapiencia e ingenio, a la par de tu nivel de "cariñosa" 😛. Que pases un bonito dia y bue tu marido ya ni vicera puede usar no se si decirle que se joda o que. Beso donde mas te guste 😘 😘
borracho_tuerto
Que frases más calentonas amiga...jajaja


"Luego me acaricia la hendidura, delineando con sus dedos cada pliegue..."

"...levantándose la pija y ofreciéndome ese banquete testicular que le cuelga debajo."

"Sigo acabando como una yegua, empapando el sofá con mi flujo."

"Me separa las nalgas y me lame toda la raya del culo. Con la lengua me puntea el agujero y me escupe adentro..."
[/i]

Y estas frases son para el bronce Mary...

"¿Como te llamás?- me pregunta mientras libera la descarga, teniéndome todavía ahí, empotrada contra la puerta.
-Mariela...- le respondo entre agitados suspiros.
-Mariela..., yo soy Pablo- tengo su pija atravesada en mi interior y recién nos presentamos.
-Encantada de conocerte, Pablo- le digo riéndome."

"Así que salgo a la calle con la concha expuesta a las corrientes de aire."
[/i]

Estas frases me trajo muy buenos recuerdos...

"Yo me siento, y él, parado a mi lado, comienza a frotarse la bragueta del pantalón contra mi hombro."

"Somos dos desconocidos, pero creo que de alguna manera estábamos predestinados a encontrarnos..."
[/i]

Me alegro amiga que Pablo te "ayude" a solucionar tu problema con Diego, y así muy buenla presión que tienes a nivel familiar, tienes que "operarte" de Diego YA!!
Para variar querida excelente relato, que a mi me mantiene con los nervios de punta y otras cosas también...jajaja
FELICITACIONES Mary, gran trabajo...Besos!!💋 +10


Pablo...
Kevinnesty
Wau que hermoso y suculento relato. me exito, perdón! Me encantó quize decir 😋😋😋 saludos
alejomv88
Excelente. Y qué paso con tu compañera de trabajo y el Cholo?......ese tambien es una buena escapatoria para el problemita en el que estas.......
guilleec
hablemos del bondi y los horarios... jaja
besos diosa!
nano652
Que buen relato y paja me hice
Stotter
Que increíbles relatos, habrás notado que me he agregado como 10 a Favoritos, leí tantos que ya ni sé como encontré tu perfil. ESTOS SON RELATOS, un aplauso y mis 10 puntos que si pudiera, te dejaría 500, para vos. Te felicito, que mujer, que adicción, que calentura, que talento!!!
Elpndjomacho
que buen relato!!! @maritainfiel en este caso fue un placer leerte...y disfrutar el relato, aunque le podias haber agregado "mas morbo" es un relato donde se disfruta el sexo.....se nota que lo pasaste genial!!! y eso se trasunta en el relato, gracias por compartir!! como digo siempre ..... te dejo +10 y sale reco ...como debe ser...
aladelta_2013
Obvio q es un 10!!! Y Diego se merece una despedida...
juste
Q paso con Claudia y el cholo?? Decime q para despedirla la enfiesto con los amigotes y q vos estabas tambien
metalchono
No sé si será la mejor solución. Técnicamente, todavía tienes una "ventana disponible" los lunes y como bien dices, cualquier imprevisto puede suspender el juego y devolver a tu marido más temprano. La otra opción sería ir a ver a tus padres, pero allá está "El Cholo" y la única alternativa que se me ocurriría sería pedirle ayuda a "La negra", pero no creo que sea tu estilo. En fin, me dejas en ascuas otra vez.
voyeur18
que putisisma sos mariela ... me hinchas la pelota con tus relatos
jorvac164
Terrible yegua,si me permitís !!!!!!! y terriblemente puta!!!!!!!!Van 10 y a fav,Saludos desde Puerto Madryn
pigmank9
Puntos y paja listo todo por vos cachorra
lobooo16
me jodes subo x Congreso a esa hs
gerardoriker
lo que daria por conocerte en persona bb
SeRgIuSaNdRo
Excelente forma de relatar, me dejaste al palo. Te felicito por ser tan desinhibida e ir por lo que queres, ojala reencauses tu vida. Saludos
celta05
Que se puede decir.......... no te conozco, no se como sos y eso es lo de menos. Tu actitud es lo que cuenta. Si todas las mujeres fuesen así no habria guerras ni miseria ni nada malo. Solo sexo y buena vida. Gloria a Mariela !!!!!
perroandante
muy buen relato malo para leerlo en la oficina me dejaste al palo