Un timbrecito me suena en el bolsillo del saco. El inconfundible ringtone de mensaje sacude el tenso silencio de la sala de reuniones. Desde el piso 20 se puede ver la ciudad en su infinita inmensidad. Los ruidos aquí no llegan y los grandes ventanales nos resguardan de los cambios climáticos. En ésta pecera elevada me encuentro sentado en una mesa de trabajo junto a tres compañeros de un lado y frente a nosotros cuatro extranjeros leen con cara y gesto inquisitivo las carpetas que hemos llevado. Las cosas parecen estar mal, pero su silencio nos aterra. Hemos trabajado en ésto los ultimos seis meses y casi que se nos va el laburo en una respuesta afirmativa.
El timbrecito vuelve a sonar insistente. Los extranjeros clavan su mirada atroz en mi. Pido disculpas y meto la mano en el bolsillo, buscando el teléfono para silenciarlo.No resisto la tentación de ver de que se trata disimuladamente. Es una foto de dos tetas conocidas apretujando una pija que no conozco. Bajo el volúmen del celular y lo guardo nuevamente. Es su teléfono el que ha mandado la foto.
Me perturbó el contenido. Qué pasa? Está con otro en éste mismo momento? Lo hace para calentarme o para lograr que me vuelva loco? Habrá descubierto lo de Anita?
La reunión se pone cada vez más densa y mi cabeza vuela en todas direcciones. Es mi turno de defender la propuesta. Me ametrallan a preguntas técnicas que en circunstancias normales podría responder con solvencia, pero ahora estoy bloqueado, transpiro. Siento que me falta el aire. Uno de los extraneros parece preocupado por mi estado de salud. Alego una indisposición gástrica y solicito cinco minutos para ir al baño. Salgo casi corriendo, agarrando el teléfono. Vuelvo a mirar la foto entrando al baño. Definitivamente son las suyas. Podría reconocer esos pezones pequeños y rosados en cualquier lugar del mundo. La pija es enorme y parece a punto de explotar y verter sobre las tetas su carga de semen. Veo la primer foto que llego y no vi antes. Es su boca comiéndose el mismo pedazo. Los labios pintados tienen un poco de rouge corrido, como si hiciera largo rato estuviesen en la faena. Siento que me baja la presion y transpiro. Marco su número, llamo. Me atiende pero no contesta. En vez de eso escucho una música romántica de fondo y en primer plano sus gemidos calientes. Está en llamas. Parece que la cojen descontroladamente. Una voz de hombre le dice:
- Te gusta que te escuchen putita? Te encanta que ese sienta que te rompo el orto no?
Los gemidos siguen y escucho su voz inconfundible que cada tanto dice:
- Si, matame, rompeme el culo, cojemelo como no me lo hace el puto. Dale, llename de leche papi!.
Cuelgo.
Tenga que sentarme en el inodoro para no caerme de espaldas.
La situación parece realmente inverosímil. Recuerdo sus gritos de dolor al intentar siquiera meterle la cabeza de la pija en el orto. No puede ser. Es ella?
Vuelvo a llamar. Vuelve a atender.
- Dale puta, decime lo que te gusta mi pija en el culo, hacele escuchar que parece que le gusta.- dice la voz de hombre.
Ella jadea y no dice nada. El ritmo que llevan es cada vez más intenso. Solo dice "Si" cada vez más caliente. Cuelgo.
La imagino en cuatro patas, siendo cojida por un hombre musculoso y de verga enorme. Ella con la cara apoyada en el colchón y aferrándose a las sábanas con los puños cerrados.
Siento que se me para la pija y la vista se me nubla.
Infiel ella? Imposible. Debe ser una de sus bromas que nadie entiende. Tiene un personalidad extraña y a veces hace cosas que parecen incoherentes. Pero ésto?
Me acuerdo del día que me dijo que el sexo era para ella una obligación conyugal mas...
Entra mi compañero Eduardo. Me llama. Me dice que si no entro en treinta segundos a la sala de reuniones y hago lo que tengo que hacer el negocio se cae y nos vamos al tacho.
Siento las sienes que me aprietan y la pija descontrolada. Le pido unos segundos y que enseguida voy.
Siento el teléfono vibrar en mi mano. Ha llegado otro mensaje. Abro una foto. Es el ojete de ella abierto como una flor. Ese culo que tanto se me negó, ahora es un cráter inmenso, divino. Y de su interior brota la lava blanca de la leche derramada dentro suyo, cayendo en un hilo por un costado.
No puedo aguantar y abro el cierre del pantalón y saco la pija. Me empiezo a pajear descontrolado mirando la foto y acabo casi al instante. Tres enormes chorros salen disparados directamente a los azulejos que están detrás del inodoro.
Miro alrededor y no hay nadie. Me limpio lo mejor que puedo. Intento recomponer el semblante. Algo muy turbio cruza mi mente en ese momento.
Algo nuevo y oscuro. Delicioso y torturador.
Me lavo la cara. Me miro en el espejo.
- Rompeles el culo.- me digo a mi mismo y salgo con estímulo al pasillo.
De vuelta en la sala de reuniones estoy muy locuaz. No solo respondo preguntas, sino que me adelanto a las posibles consideraciones que podrían tener. Me siento brillante y hasta me permito algunos chistes que van aflojando el clima y remontando la situación.
Uno hora más tarde estamos brindando en el bar de enfrente, contentos por el resultado. Eduardo me felicita y dice que sin mi intervención nada hubiese sido posible. Agradezco. Son las cuatro de la tarde. Siento el teléfono vibrar en mi bolsillo. Es una foto de ella. Sus pies, hermosos pies. Carnosos y de dedos pequeños, casi redondeados sostienen entre sí una pija del tamaño de un desodorante. La cabeza amenazante se cuela entre sus arcos y parece mirar a cámara.
Les pido disculpas a mis compañeros, pero tengo que ir al baño...
El timbrecito vuelve a sonar insistente. Los extranjeros clavan su mirada atroz en mi. Pido disculpas y meto la mano en el bolsillo, buscando el teléfono para silenciarlo.No resisto la tentación de ver de que se trata disimuladamente. Es una foto de dos tetas conocidas apretujando una pija que no conozco. Bajo el volúmen del celular y lo guardo nuevamente. Es su teléfono el que ha mandado la foto.
Me perturbó el contenido. Qué pasa? Está con otro en éste mismo momento? Lo hace para calentarme o para lograr que me vuelva loco? Habrá descubierto lo de Anita?
La reunión se pone cada vez más densa y mi cabeza vuela en todas direcciones. Es mi turno de defender la propuesta. Me ametrallan a preguntas técnicas que en circunstancias normales podría responder con solvencia, pero ahora estoy bloqueado, transpiro. Siento que me falta el aire. Uno de los extraneros parece preocupado por mi estado de salud. Alego una indisposición gástrica y solicito cinco minutos para ir al baño. Salgo casi corriendo, agarrando el teléfono. Vuelvo a mirar la foto entrando al baño. Definitivamente son las suyas. Podría reconocer esos pezones pequeños y rosados en cualquier lugar del mundo. La pija es enorme y parece a punto de explotar y verter sobre las tetas su carga de semen. Veo la primer foto que llego y no vi antes. Es su boca comiéndose el mismo pedazo. Los labios pintados tienen un poco de rouge corrido, como si hiciera largo rato estuviesen en la faena. Siento que me baja la presion y transpiro. Marco su número, llamo. Me atiende pero no contesta. En vez de eso escucho una música romántica de fondo y en primer plano sus gemidos calientes. Está en llamas. Parece que la cojen descontroladamente. Una voz de hombre le dice:
- Te gusta que te escuchen putita? Te encanta que ese sienta que te rompo el orto no?
Los gemidos siguen y escucho su voz inconfundible que cada tanto dice:
- Si, matame, rompeme el culo, cojemelo como no me lo hace el puto. Dale, llename de leche papi!.
Cuelgo.
Tenga que sentarme en el inodoro para no caerme de espaldas.
La situación parece realmente inverosímil. Recuerdo sus gritos de dolor al intentar siquiera meterle la cabeza de la pija en el orto. No puede ser. Es ella?
Vuelvo a llamar. Vuelve a atender.
- Dale puta, decime lo que te gusta mi pija en el culo, hacele escuchar que parece que le gusta.- dice la voz de hombre.
Ella jadea y no dice nada. El ritmo que llevan es cada vez más intenso. Solo dice "Si" cada vez más caliente. Cuelgo.
La imagino en cuatro patas, siendo cojida por un hombre musculoso y de verga enorme. Ella con la cara apoyada en el colchón y aferrándose a las sábanas con los puños cerrados.
Siento que se me para la pija y la vista se me nubla.
Infiel ella? Imposible. Debe ser una de sus bromas que nadie entiende. Tiene un personalidad extraña y a veces hace cosas que parecen incoherentes. Pero ésto?
Me acuerdo del día que me dijo que el sexo era para ella una obligación conyugal mas...
Entra mi compañero Eduardo. Me llama. Me dice que si no entro en treinta segundos a la sala de reuniones y hago lo que tengo que hacer el negocio se cae y nos vamos al tacho.
Siento las sienes que me aprietan y la pija descontrolada. Le pido unos segundos y que enseguida voy.
Siento el teléfono vibrar en mi mano. Ha llegado otro mensaje. Abro una foto. Es el ojete de ella abierto como una flor. Ese culo que tanto se me negó, ahora es un cráter inmenso, divino. Y de su interior brota la lava blanca de la leche derramada dentro suyo, cayendo en un hilo por un costado.
No puedo aguantar y abro el cierre del pantalón y saco la pija. Me empiezo a pajear descontrolado mirando la foto y acabo casi al instante. Tres enormes chorros salen disparados directamente a los azulejos que están detrás del inodoro.
Miro alrededor y no hay nadie. Me limpio lo mejor que puedo. Intento recomponer el semblante. Algo muy turbio cruza mi mente en ese momento.
Algo nuevo y oscuro. Delicioso y torturador.
Me lavo la cara. Me miro en el espejo.
- Rompeles el culo.- me digo a mi mismo y salgo con estímulo al pasillo.
De vuelta en la sala de reuniones estoy muy locuaz. No solo respondo preguntas, sino que me adelanto a las posibles consideraciones que podrían tener. Me siento brillante y hasta me permito algunos chistes que van aflojando el clima y remontando la situación.
Uno hora más tarde estamos brindando en el bar de enfrente, contentos por el resultado. Eduardo me felicita y dice que sin mi intervención nada hubiese sido posible. Agradezco. Son las cuatro de la tarde. Siento el teléfono vibrar en mi bolsillo. Es una foto de ella. Sus pies, hermosos pies. Carnosos y de dedos pequeños, casi redondeados sostienen entre sí una pija del tamaño de un desodorante. La cabeza amenazante se cuela entre sus arcos y parece mirar a cámara.
Les pido disculpas a mis compañeros, pero tengo que ir al baño...
10 comentarios - Reunión de trabajo
A mi me jode un montón cuando una tia no te da algo y a otro se lo da sin problemas, son unas rompepelotas