Permitidme que me salte la cronología de mi vida sexual que estaba llevando hasta ahora, pero no puedo esperar más tiempo en contarlo.
Este sábado pasado, me levanté sin nada concreto que hacer, eso me jode, porqué depende como, puedo pasarme todo el día y al final no hacer nada, después de la ducha abrí el armario para ver que ponerme, y recordé que uno de los trajes que tengo estaba bastante mal, así que pensé ya tienes algo que hacer, ir de compras, miré por la ventana y vi la piscina, el agua en calma, y cogí el bañador, y bajé (desde que mi padre murió hace 5 años, vivo en la casa, aunque tengo un piso en la ciudad), nadé durante un buen rato, hasta que me entró hambre, y salí a desayunar, nuevamente una ducha, y me vestí, miré la hora, eran las 11, no era muy tarde, pensé que podría pasar el día fuera, entre buscando el traje ideal que me gustara, y comería en la ciudad.
Llegué a la ciudad, y me fui hasta el centro, aparqué el coche, y decidí pasearme por allí, ya que hay bastantes comercios, pero después de un par de horas, no había encontrado nada que me gustase, miré el reloj, eran casi las 2, me fui a comer, me metí en el primer restaurant que encontré. comí tranquilamente, y al salir me dirigí al coche, pensando donde más podía buscar, así que recordé un centro comercial muy grande que hay en las afueras de la ciudad, y me dije si allí no encuentras pues mira, por lo menos habrás salido de casa.
Me dirigí al centro comercial, cuando llegué había una cola de coches para entrar en el parking que me cague en todo, pero bueno, vi que avanzaba bastante rápido así que me adentré en el parking, lo que pensaba estaba lleno hasta los topes, me costó encontrar un lugar, y al final lo dejé aparcado en una plaza que quedaba escondida tras una pared, probablemente por eso estaba vacía, costaba de ver desde lejos, subí por las escaleras mecánicas y llegué a la superficie, había gente, pero yo fui a lo mío, miré varias tiendas, y nada, subí a la planta superior, y seguí buscando, entré en una tienda especializada en trajes, por suerte no había mucha gente, así que podía mirar sin problema la ropa, habían tres dependientes, un chico, una chica, ambos jóvenes, y una mujer madura, los chicos estaban atendiendo a unos clientes, y la mujer llevaba unas cajas de corbata para colocar, el chico se acercó a mi preguntándome si necesitaba ayuda, le expliqué lo que buscaba, un traje para el día a día, me miró y empezó a buscar, me mostró un par, y escogí, mientras la mujer iba observando la situación, el otro cliente a quien atendía el chico le llamó, y la mujer entonces se acercó y le dijo: «no te preocupes, ya me encargo yo del caballero, ve con el cliente que tenías», se giro hacia mi, y con una perfecta sonrisa me dijo: «el azul le quedará mejor, se lo quiere probar?» la miré a los ojos, unos ojos rasgados, color miel, el cabello recogido con un moño encima de la cabeza, cabello castaño, era preciosa, me hizo que la acompañara a los probadores, y me invitó a entrar en uno, el del fondo, era el único que no estaba ocupado, pase dentro y ella corrió la cortina tras de mi, me bajé los pantalones, y me puse el del traje, me quedaba bien, un poco largo, pero eso tenía solución, oí su voz desde el otro lado de la cortina preguntando que tal me quedaba, «Bien» le contesté, y ella descorrió la cortina sin previo aviso, pensé menos mal que los llevo puestos, me miró y hizo un gesto de aprobación, «Póngase la chaqueta para ver como queda todo» la cogió y me ayudo a ponérmela, sus manos repasaron mis omoplatos, tiro de ella hacia abajo, yo estaba de cara al espejo viéndome con el traje puesto y ella asomaba por detrás con una sonrisa me dijo: «le queda perfecto, solo habrá que hacerle los bajos al pantalón» con un movimiento de sus manos me indicó que me diera la vuelta, cosa que hice, me miró, y asentó con la cabeza a la vez que me decía: «Bien, queda perfecto, cuando un hombre es proporcionado los trajes quedan de maravilla» pasó sus manos por mi pecho y bajo hasta el extremo del traje, y mirándome dijo: «los que tienen barriga o los que son tan grande de arriba y luego tienen unas piernecillas ridículas de tanto ejercicio son un show, hay que tirar de agujas que no veas, menudo trabajo», ya no me hablaba de usted, sino que me tuteaba, así que me tome la licencia de hacer lo mismo le sonreí y le dije: «debes ver de todo, en estos vestidores», «No lo sabes bien» y se echo a reír, me di cuenta entonces, que tenía unos pechos generosos, calculé en ese momento que fácilmente superaban la talla 100, iban dentro de una camiseta blanca, que a su vez iba debajo de una chaqueta azul, el conjunto se complementaba con unos pantalones ajustados color beis, y unos zapatos marrones, yo mido 1,80 y ella estaba a mi altura, así que restando el tacón del zapato, supongo que mediría un poco más de 1,70, descorrió la cortina, se giro para salir, y me indicó que no me moviera, que iba a por las agujas y volvía.
La vi alejarse, estaba buena la mujer, tenía un culo respingón apetecible, y veía su cuello desnudo, cosa que me gusta, yo me di la vuelta y me fui mirando en el espejo, miraba como me quedaba la chaqueta, el pantalón, y en eso ella regresó, entró en el cambiador, y corrió tras de si la cortina, se agachó ante mi, con esa pulsera que se ponen llenas de agujas, y cogió la pernera de mi pantalón para doblarlo hasta la medida adecuada y empezar a poner agujas, yo miraba, y veía sus pechos, perfectos, y su regatear, no pude por más que imaginar muchas cosas haciendo entre esos dos pechos, ella levantó la cabeza y me pilló mirándola, me miró, se sonrió, y simplemente tiró de la otra pierna para indicarme que me moviera para marcarla, de vez en cuando me miraba y se sonreía, mi polla empezaba a ponerse contenta, lo notaba, pero no podía hacer nada, mi mente no la controlaba; cuando terminó de poner agujas, tiró de los para ver si quedaban bien, y paso sus manos por mis piernas desde mis muslos hasta mis tobillos, ella seguí agachada frente a mi, mi polla quedaba a la altura de sus ojos, era imposible que no hubiese visto como mi polla se estaba endureciendo, yo empece a mirar a la cortina, y de repente ella postró su mano en mi polla, la miré «esto te lo provoco yo?» me preguntó mientras acariciaba por encima del pantalón, «sí, y lo siento» le contesté, me desabrochó los pantalones, y estos cayeron sin problema hasta los tobillos, quedé ante elan bóxers, y mi polla dura delante de ella, acercó su cara, y le dio un beso por encima de los bóxers, se levantó, me besó suavemente en los labios, y me dijo: « salgo en dos horas, dame tus pantalones y la chaqueta que voy a prepararlo todo» se lo di, y ella salió del cambiador, me puse mis pantalones, me calcé de nuevo, y salí, ella estaba en la caja, me acerqué y me pidió los datos para avisarme cuando estuviera listo el pantalón, la chica estaba cobrando a un cliente, mientras ella tomaba nota de mi nombre, mi teléfono, y me indicaba que unos 3 días ya los tendrían pero si estaban antes me avisarían, la chica terminó de cobrar, y salió de la caja para atender a otros clientes, nos quedamos los dos solos, saqué la cartera para pagarle, al devolverme el cambio con el tíquet, me dijo: «en un par de horas termino de trabajar, si te apetece espérame fuera, pero no en la puerta, no quiero malos rollos con estos (señalando con la cabeza a sus compañeros)» «Perfecto, estaré en la escalera del parking» le contesté, y nos despedimos.
Salí de la tienda, miré el reloj, y me metí en una tienda de tecnología, compré algunos cables, y cosas que me apetecieron, y mientras pensé en lo sucedido, pagué y me dirigí al coche, guardé las cosas en el maletero, y me senté en el asiento del copiloto, abrí la guantera y comprobé que la llave del piso la tenía allí, no estaba dispuesto a llevarla a casa, si todo salía mal, tendría que volver a traerla a la ciudad, pensé que la mejor opción era ir a mi piso en la ciudad, si ella se echaba atrás, o la cosa no iba como esperaba, siempre podría acompañarla a la puerta e invitarla a irse, sin más, eso haría, a no ser que ella tuviera otra idea en mente, miré el reloj faltaba poco más de media hora, así que salí del coche, con las llaves del piso en mi bolsillo, subí hasta la planta donde había restaurantes y bares, y me tomé un refresco, desde donde estaba podía ver la planta donde estaba la tienda, empece a ver como salían algunos clientes, al cabo de unos minutos salieron los dos dependientes jóvenes, así que me levanté de donde estaba sentado, y bajé, me quedé donde le dije que estaría, al lado de la escalera que bajaba hasta el parking, ella salió y cerró la tienda, miro a su alrededor, me vio, se dirigió hasta donde yo estaba, se paró ante mi, y me dijo: «vamos hasta tu coche, pero no juntos», empecé a andar ella iba detrás de mi, en ese momento pensé en las películas de espías, en James Bond, y pensé que papel jugaba yo en esa historia, era James, o tal vez el villano, lo que tenía claro es que ella daba el perfil de chica Bond, en este caso, madura Bond. Bajamos hasta la última planta cada vez había menos personas en las escaleras mecánicas, me giré un par de veces para ver si ella seguía allí, y sí, ella estaba allí, me miraba y sonreía, llegamos a la planta donde estaba mi coche, y anduvimos hasta él, escuchaba como sus zapatos pisaban el suelo mezclado con la música ambiente que había, al llegar al coche lo abrí, y ella se metió rápidamente, yo entré, la miré y le dije: «Si no quieres, no pasa nada», «No, no es eso, arranca y vámonos», le di a la llave de contacto, y me dirigí a la salida, veía como respiraba entrecortado, estaba nerviosa, en ese momento me di cuenta, esta mujer está casada, seguro, pero opté por no decirle nada, salimos del recinto, en el coche reinaba un silencio tenso, yo no pensaba romperlo, era ella la que estaba tensa, al parar en un semáforo, y ya alejados del centro comercial, me miró y me dijo: «Mira, estoy casada, nunca antes he hecho esto, ni siquiera se que hago contigo en este coche, solo te pido que me trates bien, no soy una puta, no quiero que pienses eso de mi, si quieres podemos ir a un hotel, pero prefiero que no, y tampoco tengo edad para hacerlo en el coche (se echo a reír, una risa nerviosa, y continuó) ni siquiera se si estas casado, y debes pensar que estoy loca». El semáforo cambio de color, y el de atrás se puso nervioso con el claxon, así que aparqué al lado, y le dije: «Vamos por partes, no pienso que seas una puta, no sabía que estabas casada, y no quiero que hagas nada que no te apetezca, si quieres podemos ir a mi piso, aun así si una vez allí cambias de opinión no pasa nada, de acuerdo?» Su respiración se había relajado, acaricié su mejilla, me miró, y me dio el visto bueno con un movimiento de cabeza, continué conduciendo, y ella empezó a contarme cosas de su vida.
Estaba casada, desde hacía 26 años, se casó con 20, y tenía un hijo de 23, este fin de semana el padre y el hijo se habían ido a la montaña, les gustaba escalar, y pasear por la montaña, ella se había quedado trabajando, ella era más de playa, en su vida solo había estado con dos hombres su marido, y su primer novio, nunca ningún otro hombre la había tocado, aunque ella en alguna ocasión había deseado alguno, me comentó que la última vez que su marido le hizo el amor, fue en fin de año, ella aprovechó que él estaba un poco alegre por los excesos de la fiesta para tener sexo con él, pero que normalmente no le hacía caso, ella pensaba que solo podía haber dos motivos para que eso pasara, o que tenía otra, o que ya no estaba enamorado de ella, cualquiera de las dos opciones prefería no averiguarlo. Yo apenas hablaba, solo escuchaba, y ella siguió charlando: «cuando te he mirado desde arriba y te he visto mirándome el escote he sentido un cosquilleo en el vientre y entonces he visto que estabas un poco excitado» dijo señalando a mi entrepiena, «eso me ha animado a levantarme y me he visto impulsada a besarte, lo he hecho sin pensar, cuando he salido del vestidor, mi corazón se me salía del pecho, nunca antes lo había hecho, y eso que unos cuantos he pillado mirando con cara de deseo y lascivia, pero contigo ha sido distinto» la miré y puse mi mano sobre su pierna, la acaricié, noté como sus músculos se tensaban, y puso su mano sobre la mía, la acercó a su sexo, y abrió levemente sus piernas, pasé mi mano por su sexo, por encima de sus pantalones, ella cerró los ojos y suspiró levemente, aparté mi mano de su cuerpo, y me concentré en la conducción, al poco llegamos a mi piso, entré en el parking del edificio, aparqué, salí del coche y me acerqué a su puerta para abrirle, ella seguía sentada, supongo que por nervios, le abrí la puerta y le tendí la mano, ella miró sonrió y me tomo de la mano, y salió del coche, allí de pie uno delante del otro, no pude aguantar más y puse mi mano en su nuca, acerqué mis labios a los suyos y la besé, suavemente, ella abrió su boca, y yo introduje mi lengua en su boca, lanzó un gemido, y su mano me agarró por mi cintura y me apretó a su cuerpo, sus pechos presionaron mi cuerpo, y mi mano acarició su culo, era redondo, semiduro, así estuvimos un rato, nos dejamos de besar, nos miramos a los ojos, no hacía falta decir nada, me acerqué al maletero, y recogí las bolsas de mis compras, nos dirigimos al ascensor, entramos en él, y pulsé el botón hasta mi planta, ella se acercó a mi, y volvió a besarme, esta vez más intensamente, su lengua entró en mi boca sin pedir permiso, con la única mano que tenía libre la agarré por la cintura y la acerqué a mi, nuestros cuerpos estaban pegados, se abrió la puerta del ascensor, y fuimos hasta la puerta de mi piso, abrí y la invité a entrar, encendí la luz, y le pedí que me diera su chaqueta, cosa que hizo, la camiseta era de tirantes, en ese momento pude contemplar el tamaño de sus pechos, eran perfectos, tenía un poco de barriguita, pero muy poco, teniendo en cuenta la edad.
Le ofrecí algo para beber, alcohol no tengo, pero algún refresco sí, aceptó una naranjada, y nos sentamos en el sofá bebiendo, y siguió contándome cosas de su vida y preguntando acerca de mi vida, se acabó la bebida, yo también, ella empezaba a estar nuevamente nerviosa, entendí que la bebida había sido una excusa para retrasar el momento que ella esperaba pero que le daba miedo. Le cogí su vaso y el mío, me levanté y me fui a la cocina, oí como se levantaba y empezaba a andar, pensé que se dirigiría a la puerta para salir corriendo, dejé los vasos en el fregadero y salí de la cocina, ella estaba de pie en el pasillo, mirándome, se acercó hacía mi, puso sus manos en mi cara y me besó apasionadamente como si no hubiese mañana, la abracé mientras no dejábamos de besarnos, sus manos buscaron el cinturón de mi pantalón y lo desabrocharon, desabrochó el pantalón y empezó a acariciar por encima de mi bóxer mi polla, que empezaba a empalmarse, mis manos bajaron de su espalda hasta su culo, apreté sus nalgas y ella apretó fuertemente mi polla, se separó de mis labios, y se arrodilló, empezó a besarme la polla por encima de los bóxers, con las dos manos bajó mi bóxer y liberó mi polla, empezó a besarla, la agarró con una de sus manos, mientras la otra acariciaba mi vientre y empezó un francés delicioso, succionaba el glande, lamía el tronco, me besaba en los huevos y volvía a empezar, yo le tenía cogida la cabeza, y movía mi cuerpo adelante y atrás suavemente para follarle bien la boca, me liberé como pude de los pantalones y el calzoncillos que tenía en mis tobillos, y la alcé por los hombros, le comí la boca con pasión, me giré alargué la mano hacia atrás y ella la unió a la suya, nos dirigimos a la habitación, allí la puse frente a la cama, volví a besarla, y le desabroché los pantalones, estaban bien encajados en esas curvas que tenía ella dejó de besarme, puso mis manos en mis brazos y me dijo: «siéntate» obedecí, en ese punto la única prenda que tenía puesta era una camisa se puso delante de mi, se bajó los pantalones, y se quitó la camiseta, quedó en ropa interior, conjunto de tanga y sujetadores blancos con el borde negro, mi polla empezó a ponerse dura solo verla, ella se acercó, se arrodillo, y volvió a comermela, pero allí no aguanté y le desabroché el sujetador, acaricié esos pechos preciosos, ella me miró, nos besamos, y agarré sus tetas, y puse mi polla entre ellas, empezó a mover las tetas, para hacerme una cubana. era delicioso.
Mis manos intentaban alcanzar su culo pero no llegaba, era imposible, ella siguió un buen rato con mi polla entre sus tetas, se levantó, y se sentó encima de mi, de espaldas a mi y empezó a frotar mi polla contra su culo, no hablaba, solo gemía levemente, se sentó encima de mi, y yo aproveché para sobarle las tetas desde atrás, en un momento la tumbé en la cama, y empecé a comerle las tetas, mientras mis manos acariciaban su vientre, bajé hasta su ombligo lo lamí, me puse de pie, allí estaba ella tumbada en la cama, mirándome con cara de deseo, le toqué las rodillas para que separará las piernas, y lo entendió a la primera, abrió sus piernas y yo me acerqué hasta su tanga, que aparté a un lado, y decidí dedicarme a su clítoris, lo lamí, lo chupé, jugué con él tanto como quise, ella empezó a moverse, sería más exacto que ella empezó a follarme la lengua con su clítoris, me cogía de la cabeza y me empujaba hacia ella, empezó a gemir más, su tesoro empezaba a emanar su jugo maravilloso, noté como sus piernas apretaban contra mi cabeza, sus manos también, y yo estaba amorrado, sin poder hacer nada mas que seguir lamiendo, llego al orgasmo, soltó las piernas, la miré, su respiración era acelerada, ella me miró, veía sus ojos mirarme entre sus tetas, entre jadeos me dijo: «follame, hazlo ya» me levanté me acerqué a la mesilla de noche y cogí un condón, me lo puse ella se giro hacia mi, me acerqué, cogí sus piernas y las levanté, las apoye sobre mis hombros, y la penetré despacio, su sexo estaba caliente, palpitando, entre, notaba todas las paredes de su interior, ella me miró, me agarró por mi culo, y me obligó a entrarla toda de golpe, obedecí, y empece a imprimirle ritmo, le besaba en los labios, ella entrelazaba sus piernas por detrás de mi, paré, y le propuse de ponerse a4, a lo que ella accedió, allí estaba ese precioso culo, y el coñito todo húmedo, me dirigí hacia su coño, y empece a penetrarlo, como me gusta esta posición, la agarré por la cintura y continué bombeando, le acaricié la espalda mientras seguía follando, y le agarré del cabello fuerte y tiré hacia mi, giro la cabeza y gimió, empezó ella a imprimir el ritmo, su culo chocaba contra mi cuerpo, yo palmeaba su culo, separaba sus nalgas, ella gemía cada vez más, y solo atinaba a decir: «sí, sí, sigue, no pares, sigue», nos corrimos a la vez, caímos muertos en la cama, uno al lado del otro, nuestras respiraciones poco poco se fueron relajando, nuestros cuerpos habían explotado.
Nos miramos, uno al lado del otro, desnudos, nos besamos, me pidió permiso para darse una ducha, le indiqué donde estaba el baño, y al salir de la habitación, se giró y me dijo: «de repente tengo un hambre que me comería un elefante», salí de la cama, me puse directamente los tejanos y me fui hasta la cocina, miré en la nevera, solo tenía alguna pieza de fruta, desde que no vivía aquí y solo lo usaba de vez en cuando, y la mayoría de veces era con fines sexuales casi no tenía nada, me acerqué al baño, golpee la puerta y le comenté que no tenía nada, pero que si tenía mucha hambre había una tienda en la esquina abierta hasta tarde y podría bajar a buscar algo, desde dentro oí su voz que me decía que le apetecía una pizza, joder con la niña pensé yo ahora una pizza, bueno, le pregunte de que ingredientes, y llamé para que nos trajeran una, el chico tardó unos 30 minutos, mientras ella ya había salido de la ducha, y yo también había aprovechado para ducharme, ella llevaba puesta solamente mi camisa, se había soltado el pelo, y yo andaba con los tejanos puestos sin nada mas, así abrí la puerta cuando llamó el chico con la pizza y la coca-cola, ella estaba sentada en el sofá del comedor, entré con la pizza la puse sobre la mesa, abrí la caja, y fui a buscar unos vasos para la bebida, al volver ella estaba sentada alrededor de la mesa, me acerqué y le di un poquito, ella sonrió, nos comimos la pizza entre los dos, ella con uno de sus pies apoyado en mi pierna y yo acariciandola, riendo, y contandonos cosas, especialmente ella a mi.
Me cansé de que hablase tanto, y me acerqué a ella, acaricié toda su pierna hasta su sexo, el cual acaricié con la yema de mis dedos, y le comí la boca, le arranqué la camisa, y le comí las tetas allí mismo, ella entrelazó las piernas de nuevo detrás de mi, yo me levanté y la llevé hasta el sofá, comiendonos la boca, la dejé caer en él, y seguí comiendo de nuevo su sexo, mientras me quitaba los tejanos, no se porqué pero estaba muy caliente en ese momento, solo quería ponerla a 4, y volver a follarla, y se lo dije, ella se puso de rodillas en el sofá con todo su culo hacia mi, le comí el culo, el coño, estaba ardiendo, mojadisimo. «Mierda, los condones», le dije, ella me miró con la cara roja y me dijo: «da igual, así mismo, metemela», «No, espera, ahora vuelvo» corrí hasta la habitación, cogí un par de la mesita de noche, y volví al comedor, por el camino me puse uno, al regresar ella seguía igual a4, en el sofá, pero se estaba tocando su clítoris, me miró y me dijo: «no he podido evitarlo», «no pasa nada» le contesté, acerqué mi polla a su coño, y entró con total suavidad, empece a bombear, de allí, pasamos a ella encima de mi, y yo besando la boca, lamiendo sus pechos, metiendo un dedo por su culo, ella ya me había dicho que el dedo sí, pero nada más, así estuvimos un buen rato hasta que llegamos de nuevo al orgasmo, cayó sobre mi, todo su cuerpo, nos besamos, y noté como mi polla se hacía pequeña y salía de su interior.
Al cabo de un rato, me preguntó si podía pasar allí la noche, acepté, y nos fuimos a la cama, volvimos a tener sexo, pero esta vez más tranquilamente, como dos enamorados, y nos quedamos dormidos, no recuerdo ni siquiera haberme quitado el condón, pero por la mañana lo encontré en el suelo de la habitación, al girarme, la cama estaba vacía a excepción de yo, y una nota en la mesa del comedor que ponía: «Cariño, lo he pasado genial, gracias, me he ido pronto, no he querido despertarte porqué dormías muy profundamente, gracias de nuevo. C.»
No se ni como se llama ni tengo su teléfono, probablemente cuando vuelva a buscar mis pantalones arreglados ella no esté, o tal vez sí, pero sea como sea tendré que disimular, y ella también. No me importaría volver a estar con ella, pero en esta situación ella lleva ventaja, sabe como me llamo y cual es mi número de teléfono. La respuesta de lo que ocurra lo tiene el futuro.
Este sábado pasado, me levanté sin nada concreto que hacer, eso me jode, porqué depende como, puedo pasarme todo el día y al final no hacer nada, después de la ducha abrí el armario para ver que ponerme, y recordé que uno de los trajes que tengo estaba bastante mal, así que pensé ya tienes algo que hacer, ir de compras, miré por la ventana y vi la piscina, el agua en calma, y cogí el bañador, y bajé (desde que mi padre murió hace 5 años, vivo en la casa, aunque tengo un piso en la ciudad), nadé durante un buen rato, hasta que me entró hambre, y salí a desayunar, nuevamente una ducha, y me vestí, miré la hora, eran las 11, no era muy tarde, pensé que podría pasar el día fuera, entre buscando el traje ideal que me gustara, y comería en la ciudad.
Llegué a la ciudad, y me fui hasta el centro, aparqué el coche, y decidí pasearme por allí, ya que hay bastantes comercios, pero después de un par de horas, no había encontrado nada que me gustase, miré el reloj, eran casi las 2, me fui a comer, me metí en el primer restaurant que encontré. comí tranquilamente, y al salir me dirigí al coche, pensando donde más podía buscar, así que recordé un centro comercial muy grande que hay en las afueras de la ciudad, y me dije si allí no encuentras pues mira, por lo menos habrás salido de casa.
Me dirigí al centro comercial, cuando llegué había una cola de coches para entrar en el parking que me cague en todo, pero bueno, vi que avanzaba bastante rápido así que me adentré en el parking, lo que pensaba estaba lleno hasta los topes, me costó encontrar un lugar, y al final lo dejé aparcado en una plaza que quedaba escondida tras una pared, probablemente por eso estaba vacía, costaba de ver desde lejos, subí por las escaleras mecánicas y llegué a la superficie, había gente, pero yo fui a lo mío, miré varias tiendas, y nada, subí a la planta superior, y seguí buscando, entré en una tienda especializada en trajes, por suerte no había mucha gente, así que podía mirar sin problema la ropa, habían tres dependientes, un chico, una chica, ambos jóvenes, y una mujer madura, los chicos estaban atendiendo a unos clientes, y la mujer llevaba unas cajas de corbata para colocar, el chico se acercó a mi preguntándome si necesitaba ayuda, le expliqué lo que buscaba, un traje para el día a día, me miró y empezó a buscar, me mostró un par, y escogí, mientras la mujer iba observando la situación, el otro cliente a quien atendía el chico le llamó, y la mujer entonces se acercó y le dijo: «no te preocupes, ya me encargo yo del caballero, ve con el cliente que tenías», se giro hacia mi, y con una perfecta sonrisa me dijo: «el azul le quedará mejor, se lo quiere probar?» la miré a los ojos, unos ojos rasgados, color miel, el cabello recogido con un moño encima de la cabeza, cabello castaño, era preciosa, me hizo que la acompañara a los probadores, y me invitó a entrar en uno, el del fondo, era el único que no estaba ocupado, pase dentro y ella corrió la cortina tras de mi, me bajé los pantalones, y me puse el del traje, me quedaba bien, un poco largo, pero eso tenía solución, oí su voz desde el otro lado de la cortina preguntando que tal me quedaba, «Bien» le contesté, y ella descorrió la cortina sin previo aviso, pensé menos mal que los llevo puestos, me miró y hizo un gesto de aprobación, «Póngase la chaqueta para ver como queda todo» la cogió y me ayudo a ponérmela, sus manos repasaron mis omoplatos, tiro de ella hacia abajo, yo estaba de cara al espejo viéndome con el traje puesto y ella asomaba por detrás con una sonrisa me dijo: «le queda perfecto, solo habrá que hacerle los bajos al pantalón» con un movimiento de sus manos me indicó que me diera la vuelta, cosa que hice, me miró, y asentó con la cabeza a la vez que me decía: «Bien, queda perfecto, cuando un hombre es proporcionado los trajes quedan de maravilla» pasó sus manos por mi pecho y bajo hasta el extremo del traje, y mirándome dijo: «los que tienen barriga o los que son tan grande de arriba y luego tienen unas piernecillas ridículas de tanto ejercicio son un show, hay que tirar de agujas que no veas, menudo trabajo», ya no me hablaba de usted, sino que me tuteaba, así que me tome la licencia de hacer lo mismo le sonreí y le dije: «debes ver de todo, en estos vestidores», «No lo sabes bien» y se echo a reír, me di cuenta entonces, que tenía unos pechos generosos, calculé en ese momento que fácilmente superaban la talla 100, iban dentro de una camiseta blanca, que a su vez iba debajo de una chaqueta azul, el conjunto se complementaba con unos pantalones ajustados color beis, y unos zapatos marrones, yo mido 1,80 y ella estaba a mi altura, así que restando el tacón del zapato, supongo que mediría un poco más de 1,70, descorrió la cortina, se giro para salir, y me indicó que no me moviera, que iba a por las agujas y volvía.
La vi alejarse, estaba buena la mujer, tenía un culo respingón apetecible, y veía su cuello desnudo, cosa que me gusta, yo me di la vuelta y me fui mirando en el espejo, miraba como me quedaba la chaqueta, el pantalón, y en eso ella regresó, entró en el cambiador, y corrió tras de si la cortina, se agachó ante mi, con esa pulsera que se ponen llenas de agujas, y cogió la pernera de mi pantalón para doblarlo hasta la medida adecuada y empezar a poner agujas, yo miraba, y veía sus pechos, perfectos, y su regatear, no pude por más que imaginar muchas cosas haciendo entre esos dos pechos, ella levantó la cabeza y me pilló mirándola, me miró, se sonrió, y simplemente tiró de la otra pierna para indicarme que me moviera para marcarla, de vez en cuando me miraba y se sonreía, mi polla empezaba a ponerse contenta, lo notaba, pero no podía hacer nada, mi mente no la controlaba; cuando terminó de poner agujas, tiró de los para ver si quedaban bien, y paso sus manos por mis piernas desde mis muslos hasta mis tobillos, ella seguí agachada frente a mi, mi polla quedaba a la altura de sus ojos, era imposible que no hubiese visto como mi polla se estaba endureciendo, yo empece a mirar a la cortina, y de repente ella postró su mano en mi polla, la miré «esto te lo provoco yo?» me preguntó mientras acariciaba por encima del pantalón, «sí, y lo siento» le contesté, me desabrochó los pantalones, y estos cayeron sin problema hasta los tobillos, quedé ante elan bóxers, y mi polla dura delante de ella, acercó su cara, y le dio un beso por encima de los bóxers, se levantó, me besó suavemente en los labios, y me dijo: « salgo en dos horas, dame tus pantalones y la chaqueta que voy a prepararlo todo» se lo di, y ella salió del cambiador, me puse mis pantalones, me calcé de nuevo, y salí, ella estaba en la caja, me acerqué y me pidió los datos para avisarme cuando estuviera listo el pantalón, la chica estaba cobrando a un cliente, mientras ella tomaba nota de mi nombre, mi teléfono, y me indicaba que unos 3 días ya los tendrían pero si estaban antes me avisarían, la chica terminó de cobrar, y salió de la caja para atender a otros clientes, nos quedamos los dos solos, saqué la cartera para pagarle, al devolverme el cambio con el tíquet, me dijo: «en un par de horas termino de trabajar, si te apetece espérame fuera, pero no en la puerta, no quiero malos rollos con estos (señalando con la cabeza a sus compañeros)» «Perfecto, estaré en la escalera del parking» le contesté, y nos despedimos.
Salí de la tienda, miré el reloj, y me metí en una tienda de tecnología, compré algunos cables, y cosas que me apetecieron, y mientras pensé en lo sucedido, pagué y me dirigí al coche, guardé las cosas en el maletero, y me senté en el asiento del copiloto, abrí la guantera y comprobé que la llave del piso la tenía allí, no estaba dispuesto a llevarla a casa, si todo salía mal, tendría que volver a traerla a la ciudad, pensé que la mejor opción era ir a mi piso en la ciudad, si ella se echaba atrás, o la cosa no iba como esperaba, siempre podría acompañarla a la puerta e invitarla a irse, sin más, eso haría, a no ser que ella tuviera otra idea en mente, miré el reloj faltaba poco más de media hora, así que salí del coche, con las llaves del piso en mi bolsillo, subí hasta la planta donde había restaurantes y bares, y me tomé un refresco, desde donde estaba podía ver la planta donde estaba la tienda, empece a ver como salían algunos clientes, al cabo de unos minutos salieron los dos dependientes jóvenes, así que me levanté de donde estaba sentado, y bajé, me quedé donde le dije que estaría, al lado de la escalera que bajaba hasta el parking, ella salió y cerró la tienda, miro a su alrededor, me vio, se dirigió hasta donde yo estaba, se paró ante mi, y me dijo: «vamos hasta tu coche, pero no juntos», empecé a andar ella iba detrás de mi, en ese momento pensé en las películas de espías, en James Bond, y pensé que papel jugaba yo en esa historia, era James, o tal vez el villano, lo que tenía claro es que ella daba el perfil de chica Bond, en este caso, madura Bond. Bajamos hasta la última planta cada vez había menos personas en las escaleras mecánicas, me giré un par de veces para ver si ella seguía allí, y sí, ella estaba allí, me miraba y sonreía, llegamos a la planta donde estaba mi coche, y anduvimos hasta él, escuchaba como sus zapatos pisaban el suelo mezclado con la música ambiente que había, al llegar al coche lo abrí, y ella se metió rápidamente, yo entré, la miré y le dije: «Si no quieres, no pasa nada», «No, no es eso, arranca y vámonos», le di a la llave de contacto, y me dirigí a la salida, veía como respiraba entrecortado, estaba nerviosa, en ese momento me di cuenta, esta mujer está casada, seguro, pero opté por no decirle nada, salimos del recinto, en el coche reinaba un silencio tenso, yo no pensaba romperlo, era ella la que estaba tensa, al parar en un semáforo, y ya alejados del centro comercial, me miró y me dijo: «Mira, estoy casada, nunca antes he hecho esto, ni siquiera se que hago contigo en este coche, solo te pido que me trates bien, no soy una puta, no quiero que pienses eso de mi, si quieres podemos ir a un hotel, pero prefiero que no, y tampoco tengo edad para hacerlo en el coche (se echo a reír, una risa nerviosa, y continuó) ni siquiera se si estas casado, y debes pensar que estoy loca». El semáforo cambio de color, y el de atrás se puso nervioso con el claxon, así que aparqué al lado, y le dije: «Vamos por partes, no pienso que seas una puta, no sabía que estabas casada, y no quiero que hagas nada que no te apetezca, si quieres podemos ir a mi piso, aun así si una vez allí cambias de opinión no pasa nada, de acuerdo?» Su respiración se había relajado, acaricié su mejilla, me miró, y me dio el visto bueno con un movimiento de cabeza, continué conduciendo, y ella empezó a contarme cosas de su vida.
Estaba casada, desde hacía 26 años, se casó con 20, y tenía un hijo de 23, este fin de semana el padre y el hijo se habían ido a la montaña, les gustaba escalar, y pasear por la montaña, ella se había quedado trabajando, ella era más de playa, en su vida solo había estado con dos hombres su marido, y su primer novio, nunca ningún otro hombre la había tocado, aunque ella en alguna ocasión había deseado alguno, me comentó que la última vez que su marido le hizo el amor, fue en fin de año, ella aprovechó que él estaba un poco alegre por los excesos de la fiesta para tener sexo con él, pero que normalmente no le hacía caso, ella pensaba que solo podía haber dos motivos para que eso pasara, o que tenía otra, o que ya no estaba enamorado de ella, cualquiera de las dos opciones prefería no averiguarlo. Yo apenas hablaba, solo escuchaba, y ella siguió charlando: «cuando te he mirado desde arriba y te he visto mirándome el escote he sentido un cosquilleo en el vientre y entonces he visto que estabas un poco excitado» dijo señalando a mi entrepiena, «eso me ha animado a levantarme y me he visto impulsada a besarte, lo he hecho sin pensar, cuando he salido del vestidor, mi corazón se me salía del pecho, nunca antes lo había hecho, y eso que unos cuantos he pillado mirando con cara de deseo y lascivia, pero contigo ha sido distinto» la miré y puse mi mano sobre su pierna, la acaricié, noté como sus músculos se tensaban, y puso su mano sobre la mía, la acercó a su sexo, y abrió levemente sus piernas, pasé mi mano por su sexo, por encima de sus pantalones, ella cerró los ojos y suspiró levemente, aparté mi mano de su cuerpo, y me concentré en la conducción, al poco llegamos a mi piso, entré en el parking del edificio, aparqué, salí del coche y me acerqué a su puerta para abrirle, ella seguía sentada, supongo que por nervios, le abrí la puerta y le tendí la mano, ella miró sonrió y me tomo de la mano, y salió del coche, allí de pie uno delante del otro, no pude aguantar más y puse mi mano en su nuca, acerqué mis labios a los suyos y la besé, suavemente, ella abrió su boca, y yo introduje mi lengua en su boca, lanzó un gemido, y su mano me agarró por mi cintura y me apretó a su cuerpo, sus pechos presionaron mi cuerpo, y mi mano acarició su culo, era redondo, semiduro, así estuvimos un rato, nos dejamos de besar, nos miramos a los ojos, no hacía falta decir nada, me acerqué al maletero, y recogí las bolsas de mis compras, nos dirigimos al ascensor, entramos en él, y pulsé el botón hasta mi planta, ella se acercó a mi, y volvió a besarme, esta vez más intensamente, su lengua entró en mi boca sin pedir permiso, con la única mano que tenía libre la agarré por la cintura y la acerqué a mi, nuestros cuerpos estaban pegados, se abrió la puerta del ascensor, y fuimos hasta la puerta de mi piso, abrí y la invité a entrar, encendí la luz, y le pedí que me diera su chaqueta, cosa que hizo, la camiseta era de tirantes, en ese momento pude contemplar el tamaño de sus pechos, eran perfectos, tenía un poco de barriguita, pero muy poco, teniendo en cuenta la edad.
Le ofrecí algo para beber, alcohol no tengo, pero algún refresco sí, aceptó una naranjada, y nos sentamos en el sofá bebiendo, y siguió contándome cosas de su vida y preguntando acerca de mi vida, se acabó la bebida, yo también, ella empezaba a estar nuevamente nerviosa, entendí que la bebida había sido una excusa para retrasar el momento que ella esperaba pero que le daba miedo. Le cogí su vaso y el mío, me levanté y me fui a la cocina, oí como se levantaba y empezaba a andar, pensé que se dirigiría a la puerta para salir corriendo, dejé los vasos en el fregadero y salí de la cocina, ella estaba de pie en el pasillo, mirándome, se acercó hacía mi, puso sus manos en mi cara y me besó apasionadamente como si no hubiese mañana, la abracé mientras no dejábamos de besarnos, sus manos buscaron el cinturón de mi pantalón y lo desabrocharon, desabrochó el pantalón y empezó a acariciar por encima de mi bóxer mi polla, que empezaba a empalmarse, mis manos bajaron de su espalda hasta su culo, apreté sus nalgas y ella apretó fuertemente mi polla, se separó de mis labios, y se arrodilló, empezó a besarme la polla por encima de los bóxers, con las dos manos bajó mi bóxer y liberó mi polla, empezó a besarla, la agarró con una de sus manos, mientras la otra acariciaba mi vientre y empezó un francés delicioso, succionaba el glande, lamía el tronco, me besaba en los huevos y volvía a empezar, yo le tenía cogida la cabeza, y movía mi cuerpo adelante y atrás suavemente para follarle bien la boca, me liberé como pude de los pantalones y el calzoncillos que tenía en mis tobillos, y la alcé por los hombros, le comí la boca con pasión, me giré alargué la mano hacia atrás y ella la unió a la suya, nos dirigimos a la habitación, allí la puse frente a la cama, volví a besarla, y le desabroché los pantalones, estaban bien encajados en esas curvas que tenía ella dejó de besarme, puso mis manos en mis brazos y me dijo: «siéntate» obedecí, en ese punto la única prenda que tenía puesta era una camisa se puso delante de mi, se bajó los pantalones, y se quitó la camiseta, quedó en ropa interior, conjunto de tanga y sujetadores blancos con el borde negro, mi polla empezó a ponerse dura solo verla, ella se acercó, se arrodillo, y volvió a comermela, pero allí no aguanté y le desabroché el sujetador, acaricié esos pechos preciosos, ella me miró, nos besamos, y agarré sus tetas, y puse mi polla entre ellas, empezó a mover las tetas, para hacerme una cubana. era delicioso.
Mis manos intentaban alcanzar su culo pero no llegaba, era imposible, ella siguió un buen rato con mi polla entre sus tetas, se levantó, y se sentó encima de mi, de espaldas a mi y empezó a frotar mi polla contra su culo, no hablaba, solo gemía levemente, se sentó encima de mi, y yo aproveché para sobarle las tetas desde atrás, en un momento la tumbé en la cama, y empecé a comerle las tetas, mientras mis manos acariciaban su vientre, bajé hasta su ombligo lo lamí, me puse de pie, allí estaba ella tumbada en la cama, mirándome con cara de deseo, le toqué las rodillas para que separará las piernas, y lo entendió a la primera, abrió sus piernas y yo me acerqué hasta su tanga, que aparté a un lado, y decidí dedicarme a su clítoris, lo lamí, lo chupé, jugué con él tanto como quise, ella empezó a moverse, sería más exacto que ella empezó a follarme la lengua con su clítoris, me cogía de la cabeza y me empujaba hacia ella, empezó a gemir más, su tesoro empezaba a emanar su jugo maravilloso, noté como sus piernas apretaban contra mi cabeza, sus manos también, y yo estaba amorrado, sin poder hacer nada mas que seguir lamiendo, llego al orgasmo, soltó las piernas, la miré, su respiración era acelerada, ella me miró, veía sus ojos mirarme entre sus tetas, entre jadeos me dijo: «follame, hazlo ya» me levanté me acerqué a la mesilla de noche y cogí un condón, me lo puse ella se giro hacia mi, me acerqué, cogí sus piernas y las levanté, las apoye sobre mis hombros, y la penetré despacio, su sexo estaba caliente, palpitando, entre, notaba todas las paredes de su interior, ella me miró, me agarró por mi culo, y me obligó a entrarla toda de golpe, obedecí, y empece a imprimirle ritmo, le besaba en los labios, ella entrelazaba sus piernas por detrás de mi, paré, y le propuse de ponerse a4, a lo que ella accedió, allí estaba ese precioso culo, y el coñito todo húmedo, me dirigí hacia su coño, y empece a penetrarlo, como me gusta esta posición, la agarré por la cintura y continué bombeando, le acaricié la espalda mientras seguía follando, y le agarré del cabello fuerte y tiré hacia mi, giro la cabeza y gimió, empezó ella a imprimir el ritmo, su culo chocaba contra mi cuerpo, yo palmeaba su culo, separaba sus nalgas, ella gemía cada vez más, y solo atinaba a decir: «sí, sí, sigue, no pares, sigue», nos corrimos a la vez, caímos muertos en la cama, uno al lado del otro, nuestras respiraciones poco poco se fueron relajando, nuestros cuerpos habían explotado.
Nos miramos, uno al lado del otro, desnudos, nos besamos, me pidió permiso para darse una ducha, le indiqué donde estaba el baño, y al salir de la habitación, se giró y me dijo: «de repente tengo un hambre que me comería un elefante», salí de la cama, me puse directamente los tejanos y me fui hasta la cocina, miré en la nevera, solo tenía alguna pieza de fruta, desde que no vivía aquí y solo lo usaba de vez en cuando, y la mayoría de veces era con fines sexuales casi no tenía nada, me acerqué al baño, golpee la puerta y le comenté que no tenía nada, pero que si tenía mucha hambre había una tienda en la esquina abierta hasta tarde y podría bajar a buscar algo, desde dentro oí su voz que me decía que le apetecía una pizza, joder con la niña pensé yo ahora una pizza, bueno, le pregunte de que ingredientes, y llamé para que nos trajeran una, el chico tardó unos 30 minutos, mientras ella ya había salido de la ducha, y yo también había aprovechado para ducharme, ella llevaba puesta solamente mi camisa, se había soltado el pelo, y yo andaba con los tejanos puestos sin nada mas, así abrí la puerta cuando llamó el chico con la pizza y la coca-cola, ella estaba sentada en el sofá del comedor, entré con la pizza la puse sobre la mesa, abrí la caja, y fui a buscar unos vasos para la bebida, al volver ella estaba sentada alrededor de la mesa, me acerqué y le di un poquito, ella sonrió, nos comimos la pizza entre los dos, ella con uno de sus pies apoyado en mi pierna y yo acariciandola, riendo, y contandonos cosas, especialmente ella a mi.
Me cansé de que hablase tanto, y me acerqué a ella, acaricié toda su pierna hasta su sexo, el cual acaricié con la yema de mis dedos, y le comí la boca, le arranqué la camisa, y le comí las tetas allí mismo, ella entrelazó las piernas de nuevo detrás de mi, yo me levanté y la llevé hasta el sofá, comiendonos la boca, la dejé caer en él, y seguí comiendo de nuevo su sexo, mientras me quitaba los tejanos, no se porqué pero estaba muy caliente en ese momento, solo quería ponerla a 4, y volver a follarla, y se lo dije, ella se puso de rodillas en el sofá con todo su culo hacia mi, le comí el culo, el coño, estaba ardiendo, mojadisimo. «Mierda, los condones», le dije, ella me miró con la cara roja y me dijo: «da igual, así mismo, metemela», «No, espera, ahora vuelvo» corrí hasta la habitación, cogí un par de la mesita de noche, y volví al comedor, por el camino me puse uno, al regresar ella seguía igual a4, en el sofá, pero se estaba tocando su clítoris, me miró y me dijo: «no he podido evitarlo», «no pasa nada» le contesté, acerqué mi polla a su coño, y entró con total suavidad, empece a bombear, de allí, pasamos a ella encima de mi, y yo besando la boca, lamiendo sus pechos, metiendo un dedo por su culo, ella ya me había dicho que el dedo sí, pero nada más, así estuvimos un buen rato hasta que llegamos de nuevo al orgasmo, cayó sobre mi, todo su cuerpo, nos besamos, y noté como mi polla se hacía pequeña y salía de su interior.
Al cabo de un rato, me preguntó si podía pasar allí la noche, acepté, y nos fuimos a la cama, volvimos a tener sexo, pero esta vez más tranquilamente, como dos enamorados, y nos quedamos dormidos, no recuerdo ni siquiera haberme quitado el condón, pero por la mañana lo encontré en el suelo de la habitación, al girarme, la cama estaba vacía a excepción de yo, y una nota en la mesa del comedor que ponía: «Cariño, lo he pasado genial, gracias, me he ido pronto, no he querido despertarte porqué dormías muy profundamente, gracias de nuevo. C.»
No se ni como se llama ni tengo su teléfono, probablemente cuando vuelva a buscar mis pantalones arreglados ella no esté, o tal vez sí, pero sea como sea tendré que disimular, y ella también. No me importaría volver a estar con ella, pero en esta situación ella lleva ventaja, sabe como me llamo y cual es mi número de teléfono. La respuesta de lo que ocurra lo tiene el futuro.
5 comentarios - La dependienta