Había pasado un año desde que Sonia, la mujer de mi padre me hizo la primera mamada que reprimí tapándome de vergüenza cuando me corrí, (http://www.poringa.net/posts/relatos/2884840/Cuando-deje-de-ser-virgen.html) desde ese día habíamos follado tantas veces como mi padre estaba de viaje, el proceso era siempre el mismo, esperábamos que el llamase y nos diera el número de teléfono del hotel y la habitación, a partir de ahí ya fuese ella o yo le llamábamos por la noche con cualquier excusa, y a partir de ese momento todo era lujuria y pasión, yo disfrutaba de su cuerpo maduro, bien hecho, con tetas generosas y ella disfrutaba de mi juventud, de enseñarme cosas nuevas. En ocasiones aun cuando mi padre andaba por casa, nos robábamos algún beso apasionado, alguna caricia, incluso alguna mamada rápida, aunque muchas veces no me daba tiempo a correrme, y tenía que ir al baño a terminar.
Así pasaban los días, los meses, y sin darnos cuenta ya había pasado un año, en ese tiempo en muchas ocasiones mis amigos me habían preguntado si no tenia novia, y alguno de ellos me decían que ellos no podrían estar tanto tiempo sin tocar una chica, yo me reía, algunos incluso habían insinuado que tal vez no me gustaban las chicas, sino los chicos, pero enseguida decían que era broma, a mi me daba igual, yo sabía que lo pasaba mucho mejor que ellos; para que quería estar con una chica de 16-17 años, si estaba con una mujer de 35 con un cuerpo desarrollado y con su saber hacer. Ella casi no follaba con mi padre, y cuando lo hacía me decía que lo hacía sin mirarlo a él, y con los ojos cerrados imaginando que era yo quien se la metía, a veces la escuchaba gemir, y yo me pajeaba pensando que era yo quien le provocaba ese placer.
Se acercaba mi cumpleaños, en agosto, y mi padre nos invitó a comer fuera, me pareció bien, salimos a comer a un restaurant de la ciudad, estuvimos allí comiendo, y todo fue bien, después volvimos a casa, ese día no sucedió nada mas, excepto que terminé en casa de mi amigo, hablando de tonterías, y como no terminamos mirando una película, siempre de acción, siempre de tipos fuertes, musculados, terminó la película y aunque mi amigo insistió me fui a casa, me paré a comerme un helado, me apetecía, y regrese a casa, había pasado toda la tarde fuera, me recibió Sonia, con la parte de arriba del biquini puesto y un pareo que cubría sus piernas, le pregunté con mis manos en su cintura si mi padre estaba en casa, «Sí» me dijo ella, «no se ha movido ni un minuto de la tumbona, le di un beso con mi lengua jugando en su boca, y ella acarició mi polla por encima de mis pantalones, nos separamos y me acerqué a saludar a mi padre, cenamos, como si no pasara nada, y poco a poco nos fuimos yendo a dormir.
Por la mañana me despertó mi padre zarandeando «oye, vienes o no vienes?», «Pero que dices?» le pregunté yo, «de que me hablas, ir donde?», «al club a jugar a tenis», «no joder, no, ya sabes que no me gusta el tenis, es aburrido», abrí los ojos, y allí estaba de pie vestido como si fuese un jugador profesional, incluso con una cinta en la frente, le miré y no pude por menos que decirle «pero que te crees, McEnroe?» «Oye, más respeto, que soy tu padre», «No, en serio, estoy cansado y no me apetece», «De acuerdo hijo, pero no estés sin hacer nada, el holgazán no llega a nada», me senté en la cama, y le pregunté «Cuando volverás?», «Después de comer, Sonia ya lo sabe, jugaremos los de siempre y luego nos iremos a comer donde siempre, así que calculo que estaré de vuelta para la hora de comer», y guiñando un ojo, me dijo «Que yo también tengo derecho a pasarlo bien, no solo a trabajar» y salió de mi habitación riendo, con su pinta de McEnroe, pero con unos cuantos quilos de más.
Me volví a tumbar en la cama, estaba agotado, miré el reloj, y joder eran las 7 de la mañana, escuche como cerraba la puerta del coche, encendía el motor, subía la puerta del garaje, salía el coche se cerraba la puerta del garaje, y se alejaba, hasta desaparecer el sonido del motor, y volver a escuchar los jodidos pajaritos que me impedirían dormir, así que decidí darme una ducha, ya que el cabrón me había despertado, que podía hacer, salí del baño, me vestí, y me dirigí a las escaleras para bajar al piso de abajo, entonces me di cuenta que la habitación de mi padre tenía las persianas bajadas, eso quería decir que Sonia seguía en la cama, me acerqué a la puerta, la abrí un poco, y efectivamente allí estaba ella, tumbada en la cama, la sabana solo le cubría las piernas, dormía con una camiseta de tirantes, la luz que entró por la puerta solo la iluminaba a ella, dejando el resto de habitación a oscuras, me acerqué a ella, y le aparté el pelo de la cara, le besé en la mejilla, un beso inocente, mientras mi mano acariciaba su vientre, ella medio dormida, se giró hacia mí y sin abrir los ojos me preguntó «ya te vas a jugar Juan?» (Juan era mi padre) «No soy Juan, soy Martin» le dije, abrió los ojos, me miró, y le dije «Mi padre ya se ha ido» me acarició la cara y me dio un suave beso, se levantó de la cama, y me dijo, «Voy un momento al baño, ahora vuelvo» yo aproveché para subir un poco las persianas de la ventana, para que entrara algo de luz, me senté en el borde de la cama, y me dio por mirar los cajones de su mesilla de noche, allí entre las braguetas encontré un consolador, era de tamaño normal, no muy grande, no me di cuenta que ella estaba detrás de mi, y me sorprendió diciendo «es un consolador, antes de ti, era mi amante perfecto» «joder, no me des estos sustos» «Esa boca» nos miramos, nos reímos, ella se había lavado la cara, y ya estaba más despierta, se había recogido el cabello en una cola, nos besamos, poco a poco, despacio al principio, y más apasionadamente al final, me miró, y me dijo, «quieres ver que hacía con esto?», «Sí» le dije sin pensarlo dos veces, «siéntate en el sillón», ellos tenía un sillón en su habitación, de cara a la cama, obedecí, me senté, y ella se tumbó en la cama, se levantó la camiseta, en el baño se había quitado las braguetas, se acercó el consolador a la boca, y lo lamió como si fuera una polla, yo ya empezaba a estar cachondo, la acercó a su coño, y se lo fue metiendo despacio, entre gemidos, yo acariciaba mi polla por encima de mi pantalón, notaba como la tenía dura, escuchando a ella gemir, y viendo como se metía el consolador en su coño, me levanté y me acerqué a ella, aparté su mano del consolador, y seguí yo dándole placer, ella me miró, y me dijo «Tengo un regalo para ti, no podía dártelo delante de tu padre», me apartó con suavidad la mano del aparato, lo sacó de su coño, y ella se puso a4, mostrándome todo su culo, acercó su consolador hasta su culo, y lo pasó por él, despacio, suavemente, yo estaba allí de pie, me bajé los pantalones, los calzoncillos, y me saqué la camiseta, me acerqué con mi boca a su culo, y fue la primera vez, que me comí un culo, empece a lamerselo, ella gemía, sabía que le gustaba, la conocía, interpretaba bien sus reacciones, me atreví a intentar meter un dedo, y ella no me rechazó, con mi dedo en su culo, ella seguía gimiendo, y con el consolador acariciaba su clítoris, «prueba con dos dedos» me dijo entre gemidos, lo intenté y entraron, ella dejo ir un gemido más fuerte, pero seguí con mis dedos dentro, «espera» me dijo, y se apartó de mi, acercandose a su mesilla de noche, del mismo cajón de donde había sacado el consolador, sacó un pote de vaselina, y un par de condones, se sentó en el borde de la cama, y se acerco a mi polla, yo ya la tenía dura y tiesa, me la comió y me puso el condón, se volvió a poner a4, y se puso vaselina en el culo con su mano, mirándome por encima de su hombro, me dijo «este es mi regalo, quiero que me folles el culo», nunca lo había hecho, así que estaba nervioso, ella lo sabía, me acerqué y ella agarró mi polla con su mano y dirigió la operación, acercamos mi polla a su culo, y ella empezó a empujar hacía mi, yo la agarre por la cintura, y vi como mi polla entraba, despacio, joder, nunca había estado dentro de un culo, mi polla estaba apretada, notaba la presión de su culo, la deje hacer, que ella marcara el ritmo, no quería hacerle daño, pero al cabo de pocos minutos yo estaba tan excitado que la follaba con locura, agarrando las tetas con fuerza, y bombeando, solo oía sus gemidos, y como nuestros cuerpos chocaban con cada empuje, estaba a punto de correrme, y la avisé, ella no paró aceleró el ritmo, al final no pude más y me corrí, le agarré más fuerte las tetas, las solté, le agarré las nalgas del culo, como si quisiera arrancaremos, mientras notaba como mi leche llenaba el condón, caí rendido.
Me miró, y me dijo «diría que te gustó», «Por supuesto, nunca lo había hecho, no se me había pasado por la cabeza», se rio, me comió la boca apasionadamente, me quitó el condón, y se dedicó a limpiarme con su lengua, consiguió que volviera a estar dura, y me enfundó, se sentó encima de mi, y volvimos a follar esta vez ella encima de mi, hasta que ella se corrió, noté como su coño se calentaba, notaba más mojado todo mi sexo, mis huevos, se estaba corriendo, como tantas veces antes, el sudor empezaba a recorrer su espalda, y a caer entre sus tetas, las cuales yo me comía con pasión entre sus gritos. No pude aguantar mucho más y terminé corriendo yo también, ella cayo encima de mi, estaba agotada, parecía que hubiese corrido una maratón, le pregunté al oído si mi padre también la había follado por el culo, ella se incorporó y aguantandose con sus manos en mi pecho, me dijo «No, nunca le he dejado acercarse a mi culo, desde el primer día que te corriste conmigo, quise que tú me lo hicieras, solo lo había hecho alguna vez con este» señalando al consolador, y añadió «pero me gusta más contigo, que con esto»
Estuvimos charlando un rato, y luego nos levantamos de la cama, nos dimos una ducha, ordenamos las cosas un poco, y pasamos el día en la piscina, entre abrazos, besos, caricias, un día en el cual no comimos, preferimos follar más, yo pensaba en las palabras de mi padre «[…] no estés sin hacer nada, el holgazán no llega a nada» Aprobaría lo que había estado haciendo? La respuesta era clara, no, no porqué no quisiera que su hijo follase, sino que no querría que me follase a Sonia, y menos si él supiera que cuando él estaba follando ella pensaba en mi.
Así pasaban los días, los meses, y sin darnos cuenta ya había pasado un año, en ese tiempo en muchas ocasiones mis amigos me habían preguntado si no tenia novia, y alguno de ellos me decían que ellos no podrían estar tanto tiempo sin tocar una chica, yo me reía, algunos incluso habían insinuado que tal vez no me gustaban las chicas, sino los chicos, pero enseguida decían que era broma, a mi me daba igual, yo sabía que lo pasaba mucho mejor que ellos; para que quería estar con una chica de 16-17 años, si estaba con una mujer de 35 con un cuerpo desarrollado y con su saber hacer. Ella casi no follaba con mi padre, y cuando lo hacía me decía que lo hacía sin mirarlo a él, y con los ojos cerrados imaginando que era yo quien se la metía, a veces la escuchaba gemir, y yo me pajeaba pensando que era yo quien le provocaba ese placer.
Se acercaba mi cumpleaños, en agosto, y mi padre nos invitó a comer fuera, me pareció bien, salimos a comer a un restaurant de la ciudad, estuvimos allí comiendo, y todo fue bien, después volvimos a casa, ese día no sucedió nada mas, excepto que terminé en casa de mi amigo, hablando de tonterías, y como no terminamos mirando una película, siempre de acción, siempre de tipos fuertes, musculados, terminó la película y aunque mi amigo insistió me fui a casa, me paré a comerme un helado, me apetecía, y regrese a casa, había pasado toda la tarde fuera, me recibió Sonia, con la parte de arriba del biquini puesto y un pareo que cubría sus piernas, le pregunté con mis manos en su cintura si mi padre estaba en casa, «Sí» me dijo ella, «no se ha movido ni un minuto de la tumbona, le di un beso con mi lengua jugando en su boca, y ella acarició mi polla por encima de mis pantalones, nos separamos y me acerqué a saludar a mi padre, cenamos, como si no pasara nada, y poco a poco nos fuimos yendo a dormir.
Por la mañana me despertó mi padre zarandeando «oye, vienes o no vienes?», «Pero que dices?» le pregunté yo, «de que me hablas, ir donde?», «al club a jugar a tenis», «no joder, no, ya sabes que no me gusta el tenis, es aburrido», abrí los ojos, y allí estaba de pie vestido como si fuese un jugador profesional, incluso con una cinta en la frente, le miré y no pude por menos que decirle «pero que te crees, McEnroe?» «Oye, más respeto, que soy tu padre», «No, en serio, estoy cansado y no me apetece», «De acuerdo hijo, pero no estés sin hacer nada, el holgazán no llega a nada», me senté en la cama, y le pregunté «Cuando volverás?», «Después de comer, Sonia ya lo sabe, jugaremos los de siempre y luego nos iremos a comer donde siempre, así que calculo que estaré de vuelta para la hora de comer», y guiñando un ojo, me dijo «Que yo también tengo derecho a pasarlo bien, no solo a trabajar» y salió de mi habitación riendo, con su pinta de McEnroe, pero con unos cuantos quilos de más.
Me volví a tumbar en la cama, estaba agotado, miré el reloj, y joder eran las 7 de la mañana, escuche como cerraba la puerta del coche, encendía el motor, subía la puerta del garaje, salía el coche se cerraba la puerta del garaje, y se alejaba, hasta desaparecer el sonido del motor, y volver a escuchar los jodidos pajaritos que me impedirían dormir, así que decidí darme una ducha, ya que el cabrón me había despertado, que podía hacer, salí del baño, me vestí, y me dirigí a las escaleras para bajar al piso de abajo, entonces me di cuenta que la habitación de mi padre tenía las persianas bajadas, eso quería decir que Sonia seguía en la cama, me acerqué a la puerta, la abrí un poco, y efectivamente allí estaba ella, tumbada en la cama, la sabana solo le cubría las piernas, dormía con una camiseta de tirantes, la luz que entró por la puerta solo la iluminaba a ella, dejando el resto de habitación a oscuras, me acerqué a ella, y le aparté el pelo de la cara, le besé en la mejilla, un beso inocente, mientras mi mano acariciaba su vientre, ella medio dormida, se giró hacia mí y sin abrir los ojos me preguntó «ya te vas a jugar Juan?» (Juan era mi padre) «No soy Juan, soy Martin» le dije, abrió los ojos, me miró, y le dije «Mi padre ya se ha ido» me acarició la cara y me dio un suave beso, se levantó de la cama, y me dijo, «Voy un momento al baño, ahora vuelvo» yo aproveché para subir un poco las persianas de la ventana, para que entrara algo de luz, me senté en el borde de la cama, y me dio por mirar los cajones de su mesilla de noche, allí entre las braguetas encontré un consolador, era de tamaño normal, no muy grande, no me di cuenta que ella estaba detrás de mi, y me sorprendió diciendo «es un consolador, antes de ti, era mi amante perfecto» «joder, no me des estos sustos» «Esa boca» nos miramos, nos reímos, ella se había lavado la cara, y ya estaba más despierta, se había recogido el cabello en una cola, nos besamos, poco a poco, despacio al principio, y más apasionadamente al final, me miró, y me dijo, «quieres ver que hacía con esto?», «Sí» le dije sin pensarlo dos veces, «siéntate en el sillón», ellos tenía un sillón en su habitación, de cara a la cama, obedecí, me senté, y ella se tumbó en la cama, se levantó la camiseta, en el baño se había quitado las braguetas, se acercó el consolador a la boca, y lo lamió como si fuera una polla, yo ya empezaba a estar cachondo, la acercó a su coño, y se lo fue metiendo despacio, entre gemidos, yo acariciaba mi polla por encima de mi pantalón, notaba como la tenía dura, escuchando a ella gemir, y viendo como se metía el consolador en su coño, me levanté y me acerqué a ella, aparté su mano del consolador, y seguí yo dándole placer, ella me miró, y me dijo «Tengo un regalo para ti, no podía dártelo delante de tu padre», me apartó con suavidad la mano del aparato, lo sacó de su coño, y ella se puso a4, mostrándome todo su culo, acercó su consolador hasta su culo, y lo pasó por él, despacio, suavemente, yo estaba allí de pie, me bajé los pantalones, los calzoncillos, y me saqué la camiseta, me acerqué con mi boca a su culo, y fue la primera vez, que me comí un culo, empece a lamerselo, ella gemía, sabía que le gustaba, la conocía, interpretaba bien sus reacciones, me atreví a intentar meter un dedo, y ella no me rechazó, con mi dedo en su culo, ella seguía gimiendo, y con el consolador acariciaba su clítoris, «prueba con dos dedos» me dijo entre gemidos, lo intenté y entraron, ella dejo ir un gemido más fuerte, pero seguí con mis dedos dentro, «espera» me dijo, y se apartó de mi, acercandose a su mesilla de noche, del mismo cajón de donde había sacado el consolador, sacó un pote de vaselina, y un par de condones, se sentó en el borde de la cama, y se acerco a mi polla, yo ya la tenía dura y tiesa, me la comió y me puso el condón, se volvió a poner a4, y se puso vaselina en el culo con su mano, mirándome por encima de su hombro, me dijo «este es mi regalo, quiero que me folles el culo», nunca lo había hecho, así que estaba nervioso, ella lo sabía, me acerqué y ella agarró mi polla con su mano y dirigió la operación, acercamos mi polla a su culo, y ella empezó a empujar hacía mi, yo la agarre por la cintura, y vi como mi polla entraba, despacio, joder, nunca había estado dentro de un culo, mi polla estaba apretada, notaba la presión de su culo, la deje hacer, que ella marcara el ritmo, no quería hacerle daño, pero al cabo de pocos minutos yo estaba tan excitado que la follaba con locura, agarrando las tetas con fuerza, y bombeando, solo oía sus gemidos, y como nuestros cuerpos chocaban con cada empuje, estaba a punto de correrme, y la avisé, ella no paró aceleró el ritmo, al final no pude más y me corrí, le agarré más fuerte las tetas, las solté, le agarré las nalgas del culo, como si quisiera arrancaremos, mientras notaba como mi leche llenaba el condón, caí rendido.
Me miró, y me dijo «diría que te gustó», «Por supuesto, nunca lo había hecho, no se me había pasado por la cabeza», se rio, me comió la boca apasionadamente, me quitó el condón, y se dedicó a limpiarme con su lengua, consiguió que volviera a estar dura, y me enfundó, se sentó encima de mi, y volvimos a follar esta vez ella encima de mi, hasta que ella se corrió, noté como su coño se calentaba, notaba más mojado todo mi sexo, mis huevos, se estaba corriendo, como tantas veces antes, el sudor empezaba a recorrer su espalda, y a caer entre sus tetas, las cuales yo me comía con pasión entre sus gritos. No pude aguantar mucho más y terminé corriendo yo también, ella cayo encima de mi, estaba agotada, parecía que hubiese corrido una maratón, le pregunté al oído si mi padre también la había follado por el culo, ella se incorporó y aguantandose con sus manos en mi pecho, me dijo «No, nunca le he dejado acercarse a mi culo, desde el primer día que te corriste conmigo, quise que tú me lo hicieras, solo lo había hecho alguna vez con este» señalando al consolador, y añadió «pero me gusta más contigo, que con esto»
Estuvimos charlando un rato, y luego nos levantamos de la cama, nos dimos una ducha, ordenamos las cosas un poco, y pasamos el día en la piscina, entre abrazos, besos, caricias, un día en el cual no comimos, preferimos follar más, yo pensaba en las palabras de mi padre «[…] no estés sin hacer nada, el holgazán no llega a nada» Aprobaría lo que había estado haciendo? La respuesta era clara, no, no porqué no quisiera que su hijo follase, sino que no querría que me follase a Sonia, y menos si él supiera que cuando él estaba follando ella pensaba en mi.
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