El sol mañanero que entra por la ventana me daba los buenos días antes de lo previsto, son las siete de la mañana y ya estoy despierta, cuando mi horario normal para arrancar son las nueve.
Saco las sabanas de encima mio y los rayos primaverales van subiendo lentamente la temperatura de mi cuerpo, completamente desnudo e indefenso. El silencio tranquilizador de la casa, la claridad natural que traspasaba las cortinas y mi piel abrigándose de forma natural hacían de esta una escena maravillosa.
Pero faltan para que el reloj marque el horario para comenzar mi día y debo ganar tiempo. La respuesta no la dudo y no se hace tardar: Mis dedos ya están trabajando.
Normalmente me estimulaba acariciándome la vulva y frotándome el clítoris, pero ahora mis dedos entran directamente en mi conchita y entran y salen compulsivamente.
Son varios los minutos ininterrumpidos en la que mi indice y medio hacen un trabajo en equipo haciéndome gemir en silencio, y cuando llega el momento en que hacerse marcha atrás es imposible y el único objetivo es recibir el orgasmo con los brazos abiertos... un leve sonido 'acaricia' mis oídos: Se oyen gemidos y no son míos.
Me detengo y escucho con atención, el placer venia de la habitación continua a la mía, la habitación de mis padres. Abro silenciosamente mi puerta y sigilosamente me acerco a la de ellos, acerco mi oreja y escucho con claridad la respiración de mi madre, recuerdo que mi padre ya debe estar en su trabajo y por esto se lo único que puede estar haciendo mi madre. Así que vuelvo a mi dormitorio, y pegada a la pared con el objetivo de seguir escuchándola, sigo su ejemplo y la acompaño en su placer.
El simple hecho de imaginarla tirada en su cama, con su cuerpo voluptuoso y su piel suave como la de un bebe, sus cabellos rubios cayendo por sus hombros y tapando la mitad de sus hermosas tetas manoseadas y acariciadas por su mano izquierda me hacen acabar en dos oportunidades antes que se detenga y oír sus pasos dirigirse al final del pasillo.
Escucho la ducha, señal de que pasara un largo rato en el baño.
Yo no lo pienso, lo hago: En silencio voy hasta su pieza y ahí lo veo, en el centro de su colchón, un consolador enorme, largo, grueso y negro que parece que me mira y dice: "Meteme dentro tuyo, hasta el fondo. Prometo que te haré ver las estrellas en pleno día".
Con nerviosismo y mis pulsaciones a mil, camino hasta el, lo tomo con ambas manos y lo huelo. No hay dudas de que esa mujer es mi madre, ese aroma a hembra caliente es igual al mio, y vencida por la tentación, mis dos manos lo llevan directamente a mi boca, mi lengua recorre desde su base hasta la cabeza y entra. Me despido dándole un besito en su cabezita tentadora y vuelvo a mi cama. El desayuno me va a saber a poco después de haber almorzado semejante verga de plástico.
Yo seguía siendo la dueña de la felicidad, el mundo era mio.
La noche llega y delante de ella pasaron tres encuentros en el sillón con el espejo de frente, aunque los protagonistas volvieron a ser mis dedos, convencí a mi imaginación de que era, no una verga venosa que dispara semen encima de mi abdomen y mis cara que pide incansablemente mas pija, sino un consolador que descansaba plácidamente en algún lugar de la pieza de mi madre. El despertador de mi celular marca a las seis en un volumen mínimo y yo me acuesto esperando la hora. Mi teoría es que mi mami elige ese horario aprovechando que yo estoy 'dormida'.
La alarma suena y confirmo mi teoría. Ella vuelva a hacerlo, pasan dos días mas y no se detiene. La mañana es su hora de placer. Solo quiero que sea jueves y volver a tener la casa sola por la noche, es que quiero que mi futuro mejor amigo me conozca por dentro.
Llego ese el día esperado y mis ganas de conocer algo mas harcorde están a quince horas de cumplirse. Le doy una mirada al pasillo, donde mas retumbaban sus gemidos y veo que de su pieza sale luz, señal de que su puerta esta entreabierta. Me acerco y con miedo le hecho un ojo, y ahí esta: Sentada contra el respaldo de su cama, con la pelvis hacia adelante y sus dos manos tomando a nuestro amigito, comprimiendolo fuerte hacia dentro de ella, su parpados están cerrados y se dirigen hacia el techo, sus dientes muerden su labio inferior y solo seden la presión cuando abre su boca dejando escapar un suspiro de placer. Su respiración, tan honda y profunda como el destino del afortunado de plástico, va al compas de los movimientos de este.
Mi mami. Tan conservadora, tan correcta, tan seria, tan golosa.
Fueron cinco días eternos en la que soñaba con que me penetraba esa cosa inmóvil, cinco días en la que la ansiedad no bajaba, sino que subía a punto de reventar. Y al fin llego el momento. Cuanto mas se acercaba la hora, mas lento pasaba el tiempo y mas ansiosa me ponía.
Estoy sola y desesperadamente busco en su habitación el ansiado objeto, por fin lo encuentro. Lo miro y me mira. Mi agua chorrea de mi cuatro labios, mis corazón se acelera y mi clítoris se abre. Por fin esta adentro.
Mi mano tiembla como la primera vez que me toque, el consolador esta metido por la mitad y el dolor no se aguanta, lo compensa el mismo placer, lo saco y esta manchado en sangre. No me importa, vuelve adentro y experimento cuantas posiciones pueda: Me acuesto boca arriba, boca abajo, me siento, me pongo en cuatro, me paro.
Me estaba desvirgando un ser inanimado.
La suavidad de los primeros minutos es abandonada por movimientos frenéticos y violentos, y el dolor olvidado. Ya solo hay placer.
Después de varias horas tengo el primer orgasmo, y por primera vez en mi vida, quedo satisfecha a la primera, nocaut y conteo, no me puedo levantar de la cama y mi amigito cumplió su promesa: Me hizo ver las estrellas.
Sigo temblando, con las piernas abiertas y mirando shockeada fijamente el techo. Si muero ahora sera con una felicidad plena.
Me giro para ver a mi juguetito, darle las buenas noches y dar por terminada la partida, pero el me 'mira' y juro que logro escuchar un susurro que dice "Anal"
Buenas noches para nada, comprendí que la noche recién empezaba
Continuara...
Saco las sabanas de encima mio y los rayos primaverales van subiendo lentamente la temperatura de mi cuerpo, completamente desnudo e indefenso. El silencio tranquilizador de la casa, la claridad natural que traspasaba las cortinas y mi piel abrigándose de forma natural hacían de esta una escena maravillosa.
Pero faltan para que el reloj marque el horario para comenzar mi día y debo ganar tiempo. La respuesta no la dudo y no se hace tardar: Mis dedos ya están trabajando.
Normalmente me estimulaba acariciándome la vulva y frotándome el clítoris, pero ahora mis dedos entran directamente en mi conchita y entran y salen compulsivamente.
Son varios los minutos ininterrumpidos en la que mi indice y medio hacen un trabajo en equipo haciéndome gemir en silencio, y cuando llega el momento en que hacerse marcha atrás es imposible y el único objetivo es recibir el orgasmo con los brazos abiertos... un leve sonido 'acaricia' mis oídos: Se oyen gemidos y no son míos.
Me detengo y escucho con atención, el placer venia de la habitación continua a la mía, la habitación de mis padres. Abro silenciosamente mi puerta y sigilosamente me acerco a la de ellos, acerco mi oreja y escucho con claridad la respiración de mi madre, recuerdo que mi padre ya debe estar en su trabajo y por esto se lo único que puede estar haciendo mi madre. Así que vuelvo a mi dormitorio, y pegada a la pared con el objetivo de seguir escuchándola, sigo su ejemplo y la acompaño en su placer.
El simple hecho de imaginarla tirada en su cama, con su cuerpo voluptuoso y su piel suave como la de un bebe, sus cabellos rubios cayendo por sus hombros y tapando la mitad de sus hermosas tetas manoseadas y acariciadas por su mano izquierda me hacen acabar en dos oportunidades antes que se detenga y oír sus pasos dirigirse al final del pasillo.
Escucho la ducha, señal de que pasara un largo rato en el baño.
Yo no lo pienso, lo hago: En silencio voy hasta su pieza y ahí lo veo, en el centro de su colchón, un consolador enorme, largo, grueso y negro que parece que me mira y dice: "Meteme dentro tuyo, hasta el fondo. Prometo que te haré ver las estrellas en pleno día".
Con nerviosismo y mis pulsaciones a mil, camino hasta el, lo tomo con ambas manos y lo huelo. No hay dudas de que esa mujer es mi madre, ese aroma a hembra caliente es igual al mio, y vencida por la tentación, mis dos manos lo llevan directamente a mi boca, mi lengua recorre desde su base hasta la cabeza y entra. Me despido dándole un besito en su cabezita tentadora y vuelvo a mi cama. El desayuno me va a saber a poco después de haber almorzado semejante verga de plástico.
Yo seguía siendo la dueña de la felicidad, el mundo era mio.
La noche llega y delante de ella pasaron tres encuentros en el sillón con el espejo de frente, aunque los protagonistas volvieron a ser mis dedos, convencí a mi imaginación de que era, no una verga venosa que dispara semen encima de mi abdomen y mis cara que pide incansablemente mas pija, sino un consolador que descansaba plácidamente en algún lugar de la pieza de mi madre. El despertador de mi celular marca a las seis en un volumen mínimo y yo me acuesto esperando la hora. Mi teoría es que mi mami elige ese horario aprovechando que yo estoy 'dormida'.
La alarma suena y confirmo mi teoría. Ella vuelva a hacerlo, pasan dos días mas y no se detiene. La mañana es su hora de placer. Solo quiero que sea jueves y volver a tener la casa sola por la noche, es que quiero que mi futuro mejor amigo me conozca por dentro.
Llego ese el día esperado y mis ganas de conocer algo mas harcorde están a quince horas de cumplirse. Le doy una mirada al pasillo, donde mas retumbaban sus gemidos y veo que de su pieza sale luz, señal de que su puerta esta entreabierta. Me acerco y con miedo le hecho un ojo, y ahí esta: Sentada contra el respaldo de su cama, con la pelvis hacia adelante y sus dos manos tomando a nuestro amigito, comprimiendolo fuerte hacia dentro de ella, su parpados están cerrados y se dirigen hacia el techo, sus dientes muerden su labio inferior y solo seden la presión cuando abre su boca dejando escapar un suspiro de placer. Su respiración, tan honda y profunda como el destino del afortunado de plástico, va al compas de los movimientos de este.
Mi mami. Tan conservadora, tan correcta, tan seria, tan golosa.
Fueron cinco días eternos en la que soñaba con que me penetraba esa cosa inmóvil, cinco días en la que la ansiedad no bajaba, sino que subía a punto de reventar. Y al fin llego el momento. Cuanto mas se acercaba la hora, mas lento pasaba el tiempo y mas ansiosa me ponía.
Estoy sola y desesperadamente busco en su habitación el ansiado objeto, por fin lo encuentro. Lo miro y me mira. Mi agua chorrea de mi cuatro labios, mis corazón se acelera y mi clítoris se abre. Por fin esta adentro.
Mi mano tiembla como la primera vez que me toque, el consolador esta metido por la mitad y el dolor no se aguanta, lo compensa el mismo placer, lo saco y esta manchado en sangre. No me importa, vuelve adentro y experimento cuantas posiciones pueda: Me acuesto boca arriba, boca abajo, me siento, me pongo en cuatro, me paro.
Me estaba desvirgando un ser inanimado.
La suavidad de los primeros minutos es abandonada por movimientos frenéticos y violentos, y el dolor olvidado. Ya solo hay placer.
Después de varias horas tengo el primer orgasmo, y por primera vez en mi vida, quedo satisfecha a la primera, nocaut y conteo, no me puedo levantar de la cama y mi amigito cumplió su promesa: Me hizo ver las estrellas.
Sigo temblando, con las piernas abiertas y mirando shockeada fijamente el techo. Si muero ahora sera con una felicidad plena.
Me giro para ver a mi juguetito, darle las buenas noches y dar por terminada la partida, pero el me 'mira' y juro que logro escuchar un susurro que dice "Anal"
Buenas noches para nada, comprendí que la noche recién empezaba
Continuara...
3 comentarios - Impulso - Parte III