Parte II (Aquí Parte I)
Al otro día Caro se levantó y fue a la oficina entre nerviosa, tímida, con cierto temor a quedar expuesta por Franco. Cuando entró el joven le sonrió con una mueca de malicia. Romi, en tanto, estaba en su escritorio como perdida, pensando en nada, con cara de preocupada. Caro se dispuso a trabajar, pero su cabeza pensaba en la foto, el video, desde su oficina observaba a Romi. Decidió llamarla a ella y otra compañera con alguna excusa laboral.
Cuando quedó sola en la oficina con Romi le preguntó si le pasaba algo, la mujer explotó en un llanto. Nerviosa, trataba de contarle y tartamudeaba. Caro la contuvo, le dijo que se calme y le ofreció salir de la oficina, e ir a tomar un café a un bar ahí cerca. Ambas salieron sin dar muchas explicaciones, cosa que no notó nadie en la oficina excepto Nacho.
En el café Romi empezó con su historia: lo del affter estaba pensado de antes, yo venía mal con mi marido y él se mostraba alegre, jocoso. Empezó mandándome mensajes con chistes, después con fotos porno y a lo último me mandaba fotos de su verga. El día del affter ya sabíamos que algo iba a pasar, pero cuando me besó perdí todo el sentido, me invadió la calentura, me tocaba el culo y me perdía. Las palabras de Romi golpeaban la libido de Caro, sus pezones empezaron a endurecer de apoco. Seguía yo cometí el error de contarle mis puntos débiles, cuando mordió mi oreja y me acarició los pezones ya no respondía, me pidió por favor ir a un telo, yo ya estaba entregada, Caro intentaba prestar atención, pero su cuerpo no le respondía, se mordía los labios mientras escuchaba.
Romi seguía su relato ya en el telo nos besamos y me sentó en la cama, sacó la pija… vos la vieras, descomunal Caro, y se la empecé a lamer, me agarro de la nuca y me gritó: chupala toda puta, me hizo tragar la pija de una, hasta el fondo. Eso me hizo estallar de placer, Caro, me moje toda mientras me atragantaba con la pija. Caro miraba compenetrada el relato, sin darse cuenta mordisqueaba su dedo índice, lo chupaba disimuladamente. Romi siguió sacó el celu y me sacó una foto, me prometió que era para él, me dijo que yo tenía muchas fotos de su pija y así estábamos a mano. Después me desnudó, me tiró en la cama y me chupó la concha. No sabes Caro, la lengua me hizo explotar de placer, acabé al toque. A esta altura, Caro ya estaba completamente mojada, su concha chorreaba, sus pezones ya estaban durísimos.
Romi continuó cuando apenas me reponía, me puso en cuatro y me cogió de una manera brutal. Sentía la pija adentró caliente, firme, entrando en mi concha. Me hablaba obscenamente, me decía barbaridades, me da vergüenza repetirlas Caro. Cuando estaba por alcanzar el climax, hizo algo que no esperaba, me metió el pulgar en el culo, eso fue la frutilla del postre… vos sabes que yo casi no lo hago por ahí, pero en ese momento te juro que no me contuve, explote. Es más, casi le pido que me lo haga por ahí. Para este entonces, Caro dudaba si sus jugos ya habían alcanzado su calza. Se sentía empapada, no sabía cómo contenerse, tenía calor, calor literal, como si hubiese estado todo la tarde al sol.
Romi remató la historia cuando estaba por acabar la sacó y me tiró la leche en la espalda. Se acostó, agarró el control remoto de la tele, y me ignoró por completo. Yo fui al baño, intenté algún dialogo, pero ni bola el sorete. Me dijo que me calle, que las putas no molestan tanto como yo. Un sorete, Caro. Me acerque a besarlo, pero me miró y me dijo: ya fue, no me interesa, era esto. Y hoy me ignoró completamente. Caro trató de mantener la compostura y que no se notara su excitación. La miró, la contuvo, trató de aconsejarla de que olvidara el tema, que fue una calentura del momento. Romi parecía encausarse. Volvieron a la oficina, Caro pasó por el baño, tal como lo sospechaba su concha había mojado toda su ropa interior, el protector diario no había dado a basto con su calentura. Pensó en pajearse en ese momento para contener la calentura, incluso había empezado a acariciar su vulva cuando golpearon la puerta del baño.
Lo que restó del día, desde su oficina, Caro miraba a Franco. El pibe parecía en su mundo, haciendo cosas de trabajo, hablando con sus compañeros. Cuando volvía a su casa Caro recibió otro mensaje: te gustaron las fotos?, era Franco. Volvió a excitarse, y no sabía si contestarle o no. Otro mensaje decía: si no me contestas es porque te gustaron. Caro hizo caso omiso, y comió, se bañó, se tiró a ver tele en la cama y se quedó profundamente dormida.
Pero el mundo onírico tenía una sorpresa para Caro. Su inconsciente creó una nueva situación entre Romí y Franco, veía como se besaban en su propia casa. Como ella se la chupaba y él le sacaba fotos, como le tocaba las tetas. Lo veía a Franco entre las piernas de Romi, pero como si fuesen sus propias piernas. Era la confusión típica de un sueño. Sentía la lengua de Franco en su clítoris, confundía la lengua entre sus piernas, sus tetas, su boca. Pero la veía a Romi disfrutando. Veía su teléfono recibiendo fotos, videos. En un momento, Romi era penetrada en cuatro por Franco y ella experimento toda la penetración, como la pija gruesa, venosa, dura, ingresaba en su concha estrecha y húmeda. La sensación la hizo explotar en un orgasmo que la despertó.
Transpirando, gimiendo, agitada, con su concha empapada al punto de mojar su pijama. Caro se despertó extasiada, no recordaba haber vivido eso anteriormente. Su corazón latía. Su respiración no se calmaba. Sus pezones parecían explotar de su dureza. El orgasmo en el sueño no había logrado frenar su calentura. Bajó sin pensarlo su mano, y rememorando las imágenes del sueño volvió a tocarse hasta acabar. No necesitó mucho, sus dedos se deslizaron de manera rápida dentro de su concha, hasta masajear de manera violenta su punto G. Volvió a gemir, a temblar, a sentir un escalofrío desde su concha hasta su nuca. Volvió a quedarse dormida, relajada, satisfecha.
Continuará….
Parte III
Al otro día Caro se levantó y fue a la oficina entre nerviosa, tímida, con cierto temor a quedar expuesta por Franco. Cuando entró el joven le sonrió con una mueca de malicia. Romi, en tanto, estaba en su escritorio como perdida, pensando en nada, con cara de preocupada. Caro se dispuso a trabajar, pero su cabeza pensaba en la foto, el video, desde su oficina observaba a Romi. Decidió llamarla a ella y otra compañera con alguna excusa laboral.
Cuando quedó sola en la oficina con Romi le preguntó si le pasaba algo, la mujer explotó en un llanto. Nerviosa, trataba de contarle y tartamudeaba. Caro la contuvo, le dijo que se calme y le ofreció salir de la oficina, e ir a tomar un café a un bar ahí cerca. Ambas salieron sin dar muchas explicaciones, cosa que no notó nadie en la oficina excepto Nacho.
En el café Romi empezó con su historia: lo del affter estaba pensado de antes, yo venía mal con mi marido y él se mostraba alegre, jocoso. Empezó mandándome mensajes con chistes, después con fotos porno y a lo último me mandaba fotos de su verga. El día del affter ya sabíamos que algo iba a pasar, pero cuando me besó perdí todo el sentido, me invadió la calentura, me tocaba el culo y me perdía. Las palabras de Romi golpeaban la libido de Caro, sus pezones empezaron a endurecer de apoco. Seguía yo cometí el error de contarle mis puntos débiles, cuando mordió mi oreja y me acarició los pezones ya no respondía, me pidió por favor ir a un telo, yo ya estaba entregada, Caro intentaba prestar atención, pero su cuerpo no le respondía, se mordía los labios mientras escuchaba.
Romi seguía su relato ya en el telo nos besamos y me sentó en la cama, sacó la pija… vos la vieras, descomunal Caro, y se la empecé a lamer, me agarro de la nuca y me gritó: chupala toda puta, me hizo tragar la pija de una, hasta el fondo. Eso me hizo estallar de placer, Caro, me moje toda mientras me atragantaba con la pija. Caro miraba compenetrada el relato, sin darse cuenta mordisqueaba su dedo índice, lo chupaba disimuladamente. Romi siguió sacó el celu y me sacó una foto, me prometió que era para él, me dijo que yo tenía muchas fotos de su pija y así estábamos a mano. Después me desnudó, me tiró en la cama y me chupó la concha. No sabes Caro, la lengua me hizo explotar de placer, acabé al toque. A esta altura, Caro ya estaba completamente mojada, su concha chorreaba, sus pezones ya estaban durísimos.
Romi continuó cuando apenas me reponía, me puso en cuatro y me cogió de una manera brutal. Sentía la pija adentró caliente, firme, entrando en mi concha. Me hablaba obscenamente, me decía barbaridades, me da vergüenza repetirlas Caro. Cuando estaba por alcanzar el climax, hizo algo que no esperaba, me metió el pulgar en el culo, eso fue la frutilla del postre… vos sabes que yo casi no lo hago por ahí, pero en ese momento te juro que no me contuve, explote. Es más, casi le pido que me lo haga por ahí. Para este entonces, Caro dudaba si sus jugos ya habían alcanzado su calza. Se sentía empapada, no sabía cómo contenerse, tenía calor, calor literal, como si hubiese estado todo la tarde al sol.
Romi remató la historia cuando estaba por acabar la sacó y me tiró la leche en la espalda. Se acostó, agarró el control remoto de la tele, y me ignoró por completo. Yo fui al baño, intenté algún dialogo, pero ni bola el sorete. Me dijo que me calle, que las putas no molestan tanto como yo. Un sorete, Caro. Me acerque a besarlo, pero me miró y me dijo: ya fue, no me interesa, era esto. Y hoy me ignoró completamente. Caro trató de mantener la compostura y que no se notara su excitación. La miró, la contuvo, trató de aconsejarla de que olvidara el tema, que fue una calentura del momento. Romi parecía encausarse. Volvieron a la oficina, Caro pasó por el baño, tal como lo sospechaba su concha había mojado toda su ropa interior, el protector diario no había dado a basto con su calentura. Pensó en pajearse en ese momento para contener la calentura, incluso había empezado a acariciar su vulva cuando golpearon la puerta del baño.
Lo que restó del día, desde su oficina, Caro miraba a Franco. El pibe parecía en su mundo, haciendo cosas de trabajo, hablando con sus compañeros. Cuando volvía a su casa Caro recibió otro mensaje: te gustaron las fotos?, era Franco. Volvió a excitarse, y no sabía si contestarle o no. Otro mensaje decía: si no me contestas es porque te gustaron. Caro hizo caso omiso, y comió, se bañó, se tiró a ver tele en la cama y se quedó profundamente dormida.
Pero el mundo onírico tenía una sorpresa para Caro. Su inconsciente creó una nueva situación entre Romí y Franco, veía como se besaban en su propia casa. Como ella se la chupaba y él le sacaba fotos, como le tocaba las tetas. Lo veía a Franco entre las piernas de Romi, pero como si fuesen sus propias piernas. Era la confusión típica de un sueño. Sentía la lengua de Franco en su clítoris, confundía la lengua entre sus piernas, sus tetas, su boca. Pero la veía a Romi disfrutando. Veía su teléfono recibiendo fotos, videos. En un momento, Romi era penetrada en cuatro por Franco y ella experimento toda la penetración, como la pija gruesa, venosa, dura, ingresaba en su concha estrecha y húmeda. La sensación la hizo explotar en un orgasmo que la despertó.
Transpirando, gimiendo, agitada, con su concha empapada al punto de mojar su pijama. Caro se despertó extasiada, no recordaba haber vivido eso anteriormente. Su corazón latía. Su respiración no se calmaba. Sus pezones parecían explotar de su dureza. El orgasmo en el sueño no había logrado frenar su calentura. Bajó sin pensarlo su mano, y rememorando las imágenes del sueño volvió a tocarse hasta acabar. No necesitó mucho, sus dedos se deslizaron de manera rápida dentro de su concha, hasta masajear de manera violenta su punto G. Volvió a gemir, a temblar, a sentir un escalofrío desde su concha hasta su nuca. Volvió a quedarse dormida, relajada, satisfecha.
Continuará….
Parte III
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