Somos un matrimonio muy liberal en cuanto al sexo se refiere y nos va muy bien , porque tenemos muy claro que entre nosotros hay amor y con el resto es solo sexo; ya iré contando en próximos relatos las numerosas experiencias que hemos tenido , tanto juntos como cada uno por nuestra parte.
Tenemos una segunda residencia en el pirineo de Huesca y allí solemos ir a pasar algún que otro fin de semana, así como las vacaciones, semana Santa, etc.
Los hechos que voy a relatar hacen referencia al pasado verano, en el mes de Agosto, cuando ocurrió que mi mujer tuvo que volver a Barcelona debido a un problema que había surgido en el bufete de abogados donde trabajaba y que requerían de su presencia durante un par de días.
Para sorpresa de ambos, nuestros hijos decidieron ir con ella, alegando que así podrían ir con sus amigos por una ciudad que en esas fechas esta casi vacía y sobretodo Silvia, podría ir de tiendas, que era una de sus pasiones.
El martes por la mañana, mi familia salió temprano hacia Barcelona debido a una gran tormenta que había en ese momento, con lo que yo decidí quedarme en la cama placidamente y teniéndola toda para mi; yo suelo dormir en verano simplemente con el slip, ya que aunque por las noches refresca en el pirineo, soy bastante caluroso.
Cuando llevaba un rato durmiendo escuché que sonaba el timbre de la puerta y me levanté para abrir, sin percatarme de que lo hacia sólo con el slip.
Al abrir la puerta, aun medio adormilado, descubrí a Mar, la amiga de mi hija Silvia que estaba completamente empapada por la lluvia y que me miró con sus lindos ojos color miel con cara de sorpresa por mi indumentaria.
La hice pasar adentro, y mientras me preguntaba por Silvia aproveche para ir a la habitación y ponerme una bata encima.
Le expliqué que Silvia había marchado con su madre y con Roger a Barcelona y que estarían un par de días en la ciudad; ella me dijo que no sabía nada y yo le expliqué que lo habían decidido la noche anterior.
Mar permanecía de pie en el salón y bajo ella se iba formando un charco con el agua de la lluvia que la había empapado literalmente. Me dijo que sus padres, con los que mi mujer y yo habíamos tenido sexo, (esto lo explicaré otro día) habían marchado a Huesca a comer con unos amigos y no volverían hasta la noche.
Le dije que no se podía marchar de casa con la tormenta que estaba cayendo y me ofrecí a prepararle un chocolate caliente, para que entrara en calor; del mismo modo le dije que no podía estar con la ropa mojada, ya que iba a pillar una pulmonía y sus padres no me lo iban a perdonar.
Ella se rió y me dijo que era verdad que estaba completamente empapada y que hasta las bragas tenía mojadas, con lo que me hizo reír pensando que seria una ocurrencia.
Fui a la habitación de mi hija y como son más o menos de la misma estatura y complexión las dos, cogí de su armario una camiseta, unos shorts y unas zapatillas y me dirigí de nuevo al salón. Se los dí y le dije que fuera al baño a cambiarse y que dejará allí la ropa, que después pondría en la secadora.
Mar, fue al baño y me dijo desde allí si me importaba que se duchara a lo que le respondí que no; mientras yo en la cocina le preparaba el chocolate.
Al rato, llegó a la cocina con mejor aspecto, ya limpia y seca y con la camiseta y los shorts de mi hija, que como ya he dicho, físicamente se parecían.
Observe que no llevaba sujetador ya que bajo la camiseta se podían vislumbrar unos pechos perfectos, redondos y juveniles, con unos pezones en punta que hicieron que mi pene se agitara inquieto dentro de mi slip.
La deje en la cocina y me fui a buscar su ropa para secar; entre en el baño y recogí su camiseta, su sujetador blanco y los pantalones tejanos del suelo y al hacer esto último se cayeron de ellos un tanguita blanco.
Al recoger la prenda del suelo y tenerla en mis manos, no pude reprimir el pensamiento de recordar que tenia a una adolescente, que me recordaba a mi hija, en mi cocina y sin ropa interior y me llevé el tanguita a la nariz y pude oler su aroma y ver también que no tenia ningún pelito adherido, con lo que imagine que su lindo coñito debía de estar libre de pelos, como el de mi mujer.
Regresé a la cocina y como ella ya había acabado nos fuimos al salón donde nos sentamos en el sofá y le propuse ver una película para pasar el rato.
Ella aceptó y empezamos a ver una película que teníamos grabada y que nosotros no habíamos visto aún; como era una cinta regrabable ocurrió que tras más o menos un cuarto de hora, empezó a verse la película que estaba debajo, que resultó ser una peli porno grabada del canal de pago y cuando me disculpé e hice ademán de levantarme a cambiarla ella me dijo que no hacia falta, ya que ya era mayor y había visto junto a mi hija y sus amigas alguna que otra.
El pensamiento de que ella y mi hija estuvieran viendo porno hizo que mi polla se enderezase y empezará a dolerme por el slip; al cabo de un rato, ella me pidió si se podía estirar en el sofá, a lo que le dije que si, y para mi sorpresa apoyo su cabeza sobre mis piernas y se estiró.
Yo no perdía detalle de la película, al igual que ella, donde se veía a dos hombres con una mujer mientras se la follaban; noté que ella se movía lentamente, como agitándose y me fije en sus pezones, que estaban completamente duros y pugnaban por romper la tela de la camiseta.
Ella movió su cabeza y la apoyó directamente sobre mi polla, y al cabo de un segundo coloco su mano entre ellas, con lo que notaba perfectamente como vibraba de excitación; miré sus piernas y vi que tenía el botón del pantaloncito desabrochado y no dudé en estirar mi mano hasta ellos e introducirla por dentro del pantalón.
Como pensaba, ella tenía su coñito depilado y al deslizar mi mano resbalaba entre sus jugos, ya que estaba de nuevo chorreando, pero esta vez no de lluvia; al rozar su clítoris, ella lanzó un gemido de placer y con su mano libre deshizo el nudo de mi bata e introdujo sus manos por dentro buscando ávidamente mi polla.
Me incorporé del sofá y me saqué la bata y el slip mientras ella se quitaba los shorts y la camiseta; comencé a besarla y le introducía en su boca mi lengua juguetona, mientras ella con su mano me masajeaba los huevos. Yo aprovechaba para acariciar su culo con una mano, mientras con la otra la estimulaba en el clítoris.
La senté en el sofá y ella se abrió de piernas, me arrodillé y comencé a comerle su coñito que era un fluir de jugos saladitos, mientras ella me pedía que la follase.
Mis dedos recorrían sus pechos, pellizcando sus pezones que estaban durísimos, mientras mi lengua y mi boca se entretenían en succionar, besar y meterse dentro de su coño.
La hice estirar de nuevo y seguí comiéndome su coñito mientras ella se introducía mi polla en su boca y una de sus manos me acariciaba los huevos y la otra empecé a notar, como tras meterse un dedo en la boca, me lo iba introduciendo en mi culo, muy suavemente y dándome un placer extra a su mamada.
Después me coloque encima de ella y se la fui introduciendo lentamente, mientras con mi boca le chupaba los pezones; ella con sus piernas y manos intentaba que la penetración fuera más rápida. Cuando la hube penetrado totalmente empecé con el mete-saca mientras ella gemía de placer e impregnaba nuestros muslos con sus jugos; después de un rato y cuando ella se había corrido en un par de ocasiones le hice dar la vuelta sobre el sofá, la coloqué a cuatro patas y comencé a lamerle el culo e iba introduciéndole un dedo mojado en sus propios fluidos.
Ella tenia apoyada la cabeza en un cojín mientras con su mano derecha de acariciaba el clítoris; cuando consideré que lo tenia suficientemente dilatado, le coloqué la punta de mi polla en su ojete y empecé a introducirlo despacio; ella se mordía el labio de placer y dolor y me pedía que se la metiera hasta el fondo.
Estuvimos un buen rato en esa postura y mientras ella se iba masturbando yo le iba alternado las palmadas en su lindo culo con suaves pellizcos en sus pezones.
Cuando estaba a punto de correrme, le saque la polla del culo y la hice sentar en el sofá, ella empezó a pasarme su lengua por toda mi polla y mis huevos, a los que mordisqueaba suavemente y al final se la volvió a introducir en su boca, hasta que me corrí dentro de ella y ella golosa lamió toda la polla hasta que no quedo una gota de semen.
Me confesó que hacia mucho tiempo que deseaba que la follara, pero que hasta ahora no se había atrevido y que incluso lo había hablado con mi hija, la cual la había animado y que incluso mi hija le había propuesto un trio entre los tres o los cuatro contando a su madre.
Tenemos una segunda residencia en el pirineo de Huesca y allí solemos ir a pasar algún que otro fin de semana, así como las vacaciones, semana Santa, etc.
Los hechos que voy a relatar hacen referencia al pasado verano, en el mes de Agosto, cuando ocurrió que mi mujer tuvo que volver a Barcelona debido a un problema que había surgido en el bufete de abogados donde trabajaba y que requerían de su presencia durante un par de días.
Para sorpresa de ambos, nuestros hijos decidieron ir con ella, alegando que así podrían ir con sus amigos por una ciudad que en esas fechas esta casi vacía y sobretodo Silvia, podría ir de tiendas, que era una de sus pasiones.
El martes por la mañana, mi familia salió temprano hacia Barcelona debido a una gran tormenta que había en ese momento, con lo que yo decidí quedarme en la cama placidamente y teniéndola toda para mi; yo suelo dormir en verano simplemente con el slip, ya que aunque por las noches refresca en el pirineo, soy bastante caluroso.
Cuando llevaba un rato durmiendo escuché que sonaba el timbre de la puerta y me levanté para abrir, sin percatarme de que lo hacia sólo con el slip.
Al abrir la puerta, aun medio adormilado, descubrí a Mar, la amiga de mi hija Silvia que estaba completamente empapada por la lluvia y que me miró con sus lindos ojos color miel con cara de sorpresa por mi indumentaria.
La hice pasar adentro, y mientras me preguntaba por Silvia aproveche para ir a la habitación y ponerme una bata encima.
Le expliqué que Silvia había marchado con su madre y con Roger a Barcelona y que estarían un par de días en la ciudad; ella me dijo que no sabía nada y yo le expliqué que lo habían decidido la noche anterior.
Mar permanecía de pie en el salón y bajo ella se iba formando un charco con el agua de la lluvia que la había empapado literalmente. Me dijo que sus padres, con los que mi mujer y yo habíamos tenido sexo, (esto lo explicaré otro día) habían marchado a Huesca a comer con unos amigos y no volverían hasta la noche.
Le dije que no se podía marchar de casa con la tormenta que estaba cayendo y me ofrecí a prepararle un chocolate caliente, para que entrara en calor; del mismo modo le dije que no podía estar con la ropa mojada, ya que iba a pillar una pulmonía y sus padres no me lo iban a perdonar.
Ella se rió y me dijo que era verdad que estaba completamente empapada y que hasta las bragas tenía mojadas, con lo que me hizo reír pensando que seria una ocurrencia.
Fui a la habitación de mi hija y como son más o menos de la misma estatura y complexión las dos, cogí de su armario una camiseta, unos shorts y unas zapatillas y me dirigí de nuevo al salón. Se los dí y le dije que fuera al baño a cambiarse y que dejará allí la ropa, que después pondría en la secadora.
Mar, fue al baño y me dijo desde allí si me importaba que se duchara a lo que le respondí que no; mientras yo en la cocina le preparaba el chocolate.
Al rato, llegó a la cocina con mejor aspecto, ya limpia y seca y con la camiseta y los shorts de mi hija, que como ya he dicho, físicamente se parecían.
Observe que no llevaba sujetador ya que bajo la camiseta se podían vislumbrar unos pechos perfectos, redondos y juveniles, con unos pezones en punta que hicieron que mi pene se agitara inquieto dentro de mi slip.
La deje en la cocina y me fui a buscar su ropa para secar; entre en el baño y recogí su camiseta, su sujetador blanco y los pantalones tejanos del suelo y al hacer esto último se cayeron de ellos un tanguita blanco.
Al recoger la prenda del suelo y tenerla en mis manos, no pude reprimir el pensamiento de recordar que tenia a una adolescente, que me recordaba a mi hija, en mi cocina y sin ropa interior y me llevé el tanguita a la nariz y pude oler su aroma y ver también que no tenia ningún pelito adherido, con lo que imagine que su lindo coñito debía de estar libre de pelos, como el de mi mujer.
Regresé a la cocina y como ella ya había acabado nos fuimos al salón donde nos sentamos en el sofá y le propuse ver una película para pasar el rato.
Ella aceptó y empezamos a ver una película que teníamos grabada y que nosotros no habíamos visto aún; como era una cinta regrabable ocurrió que tras más o menos un cuarto de hora, empezó a verse la película que estaba debajo, que resultó ser una peli porno grabada del canal de pago y cuando me disculpé e hice ademán de levantarme a cambiarla ella me dijo que no hacia falta, ya que ya era mayor y había visto junto a mi hija y sus amigas alguna que otra.
El pensamiento de que ella y mi hija estuvieran viendo porno hizo que mi polla se enderezase y empezará a dolerme por el slip; al cabo de un rato, ella me pidió si se podía estirar en el sofá, a lo que le dije que si, y para mi sorpresa apoyo su cabeza sobre mis piernas y se estiró.
Yo no perdía detalle de la película, al igual que ella, donde se veía a dos hombres con una mujer mientras se la follaban; noté que ella se movía lentamente, como agitándose y me fije en sus pezones, que estaban completamente duros y pugnaban por romper la tela de la camiseta.
Ella movió su cabeza y la apoyó directamente sobre mi polla, y al cabo de un segundo coloco su mano entre ellas, con lo que notaba perfectamente como vibraba de excitación; miré sus piernas y vi que tenía el botón del pantaloncito desabrochado y no dudé en estirar mi mano hasta ellos e introducirla por dentro del pantalón.
Como pensaba, ella tenía su coñito depilado y al deslizar mi mano resbalaba entre sus jugos, ya que estaba de nuevo chorreando, pero esta vez no de lluvia; al rozar su clítoris, ella lanzó un gemido de placer y con su mano libre deshizo el nudo de mi bata e introdujo sus manos por dentro buscando ávidamente mi polla.
Me incorporé del sofá y me saqué la bata y el slip mientras ella se quitaba los shorts y la camiseta; comencé a besarla y le introducía en su boca mi lengua juguetona, mientras ella con su mano me masajeaba los huevos. Yo aprovechaba para acariciar su culo con una mano, mientras con la otra la estimulaba en el clítoris.
La senté en el sofá y ella se abrió de piernas, me arrodillé y comencé a comerle su coñito que era un fluir de jugos saladitos, mientras ella me pedía que la follase.
Mis dedos recorrían sus pechos, pellizcando sus pezones que estaban durísimos, mientras mi lengua y mi boca se entretenían en succionar, besar y meterse dentro de su coño.
La hice estirar de nuevo y seguí comiéndome su coñito mientras ella se introducía mi polla en su boca y una de sus manos me acariciaba los huevos y la otra empecé a notar, como tras meterse un dedo en la boca, me lo iba introduciendo en mi culo, muy suavemente y dándome un placer extra a su mamada.
Después me coloque encima de ella y se la fui introduciendo lentamente, mientras con mi boca le chupaba los pezones; ella con sus piernas y manos intentaba que la penetración fuera más rápida. Cuando la hube penetrado totalmente empecé con el mete-saca mientras ella gemía de placer e impregnaba nuestros muslos con sus jugos; después de un rato y cuando ella se había corrido en un par de ocasiones le hice dar la vuelta sobre el sofá, la coloqué a cuatro patas y comencé a lamerle el culo e iba introduciéndole un dedo mojado en sus propios fluidos.
Ella tenia apoyada la cabeza en un cojín mientras con su mano derecha de acariciaba el clítoris; cuando consideré que lo tenia suficientemente dilatado, le coloqué la punta de mi polla en su ojete y empecé a introducirlo despacio; ella se mordía el labio de placer y dolor y me pedía que se la metiera hasta el fondo.
Estuvimos un buen rato en esa postura y mientras ella se iba masturbando yo le iba alternado las palmadas en su lindo culo con suaves pellizcos en sus pezones.
Cuando estaba a punto de correrme, le saque la polla del culo y la hice sentar en el sofá, ella empezó a pasarme su lengua por toda mi polla y mis huevos, a los que mordisqueaba suavemente y al final se la volvió a introducir en su boca, hasta que me corrí dentro de ella y ella golosa lamió toda la polla hasta que no quedo una gota de semen.
Me confesó que hacia mucho tiempo que deseaba que la follara, pero que hasta ahora no se había atrevido y que incluso lo había hablado con mi hija, la cual la había animado y que incluso mi hija le había propuesto un trio entre los tres o los cuatro contando a su madre.
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