Nos despertamos con la alarma del celular de Vane. "Chicas, a levantarse que son 9.30 hs", nos dijo casi gritando.
Abrí mis ojos como pude, me dolia mucho la cabeza y tenia tanto sueño que hubiese dormido en ese momento tres días seguidos. Pero el desayuno se servía hasta las 10 hs y no daba para perdérnoslo.
La noche anterior habiamos tenido una zarpada fiesta de bienvenida en el hostel y aún sentía que no me habia recuperado. "No dormimos nada", pensé mientras intentaba despejarme.
Al rato nos empezamos a vestir Maru, Laly, Vane y yo. Dai seguia durmiendo y no reaccionaba.
Enseguida me puse algo así nomás y nos fuimos a las apuradas al salón para desayunar. Allí habia pocas personas, como la mayoria de los que estábamos en el hostel habían estado la noche anterior en la fiesta, muy pocos se habian levantado a desayunar.
Cuando volvimos a la pieza yo aproveché para darme una duchita mientras las chicas acomodaban un poco la pieza que era un desastre. Para salir a caminar me puse una remerita cortita color amarillo (de esas que te quedan por encima del ombligo, especial para mostrar el piercing y calentar un poco), minishort blanco que me explotaba la cola y ojotas. Eran las 11.30 hs y hacía mucho calor!
Salimos del hostel al mediodia rumbo a la Plaza de la Revolución. Seguimos luego por el Capitolio, la Catedral, el Museo de la Revolución y el Malecón. Todos estos lugares lleno de historia a mí realmente me encantaban, sobre todo porque me gusta mucho la historia latinoamericana.
Volvimos al hostel unas cuántas horas después, alrededor de las 20 hs. Ni bien llegamos a la pieza (un poco cansadas de caminar tanto) los italianos nos vienen a visitar a nuestra pieza. Se quedaron un rato en la pieza hablando con nosotras y les contamos los lugares que habíamos visitado. Tras eso nos invitaron a salir a la noche.
Enseguida dijimos que sí, aunque Dai se habia quejado que estaba cansada esa noche y no tenia muchas pilas. Maru tampoco parecia demasiado entusiasmada en salir, pero enseguida la convencimos.
Vane aprovechó la ocasión para invitar también a los cubanos de la habitación 13. Encontró sólo a dos de ellos (los dos negros y uno de ellos, Juan Carlos, era el que se había agarrado la noche anterior), el resto de sus amigos habian salido.
La vida nocturna en La Habana es bastante animada y la oferta es interminable. Los cubanos saben cómo divertirse y cada calle se convierte en un auténtico concierto en directo, como grupos en vivo que tocaban covers de los Van Van y Buena Vista Social Club.
Tras recorrer algunos lugares, entramos a un lugar muy conocido donde la mayoria de la gente que asiste son turistas. Éramos en total nueve personas: nosotras cinco, los dos italianos y los dos cubanos de la habitación 13.
Enseguida pedimos una ronda de mojitos para todos, brindando por nuestra primera salida nocturna en Cuba.
Cuando los temas de salsa comenzaron a sonar, Juan Carlos tomó de la mano a Vanesa y la llevó a la pista. Enseguida Antonio (su amigo) me miró y juntos nos fuimos también a la pista. Los italianos y el resto de las chicas se quedaron en la mesa tomando.
Aprovechando las figuras de salsa, Antonio me rozaba y tocaba con delicadeza mi cuerpo, desde las manos, hasta la cintura y la cola. Yo movia mientras tanto sensualmente mi cadera, levantando la cola y sacando pecho, y fue asi cómo tras un par de temas, y sin decirme nada, apoyó sus dos enormes manos negras en mi cola.
Cuando sentí sus manos allí, levanté los brazos y los puse por detrás de su cabeza, acercando su cara a la mia. Mientras sus manos ahora empezaban a subir y bajar tocándome toda la cola de arriba hacia abajo (y antes la mirada de todos los demás), comenzó entonces a apretármela.
Unos segundos más tarde nos estábamos comiendo la boca.
Ahora sus manos estaban en mi cintura, tocándome todo el abdomen al desnudo (por mi remerita cortita) y sin dejar de comerme la boca. Miré hacia un costado, Vane ya no estaba en la pista sino un poco más alejada apretando a pleno con su macho.
De nuevo las manos volvieron a mi cola, al parecer estaba como loco por tocármela y a mí eso me excitaba mucho, sobre todo porque habia gente en la pista y nos miraban todo el tiempo. No era la única pareja apretando por supuesto.
Al rato Vane volvió de nuevo a la pista con su cubano. La tensión sexual subia más y más en cada tema hasta el punto de empezar a desesperarme, empezó de repente ese momento en que no podés más y querés sexo ya! Quería que me la pongan ya!
Miré para la mesa donde estábamos y mis amigas (Dai, Maru y Laly) no estaban ahí. Tampoco los italianos.
- Che y las chicas? Le pregunté.
- Ni idea, se habrán vuelto al hostel. Estarán de joda con los italianos. Me dijo riéndose.
- Mmm no las veia con mucha onda hoy. Le respondí.
- Nos vamos? Me quiero quiero coger mal otra vez, no sabés la verga enorme que tiene. Me dice Vane que seguia al lado de Juan Carlos. Lo peor de todo es que los dos habian escuchado todo y ya sabian que ibamos a garchar.
- Jaja vamos. Le respondi tomando de la mano a Antonio.
El hostel estaba bastante en silencio cuando regresamos. Pasamos la habitación 5 (la nuestra) y Vane abrió la puerta para ver qué onda. Todo estaba oscuro y en silencio. Estaban Dai, Laly y Maru durmiendo. "Que aburridas son", me dijo cerrando la puerta.
Seguimos un poquito más y los cubanos abrieron su puerta: era la habitación 13. Antonio prendió la luz y vimos a uno de sus amigos que estaba durmiendo.
Enseguida apoyó mis manos en la cintura y comenzó a besarme. Tras un par de besos me agarró la remerita y me la sacó bien lentamente, disfrutando cada momento. Luego apoyó sus dos manazas en mis pechos, una mano en cada teta aún con el corpiño puesto.
Yo enseguida le saqué las manos y me saqué el corpiño, acelerando un poco la cosa, estaba realmente desesperada. Quedé con las lolas al aire justo en frente a él, que las miraba como si nunca hubiera visto un par de tetas operadas.
Con sus dos manos, me agarró una teta y empezó a apretarla mientras con la lengua me pasaba una y otra vez por el pezón ya todo duro. Yo comencé a morderme los labios completamente exictada, comenzando a gemir levemente mientras le alagarraba la cabeza con mis manos.
Luego con una mano en cada teta, me las empezó a amasar, apretar, chupar y morder. Vane estaba al lado mio casi en bolas del todo bajándole el boxer al cubano. El tamaño de verga que salió de esos calzoncillos me impactó, y eso que no era el primer negro que me comia.
Mientras mi amiga empezaba a agarrarle la verga con sus manos, Antonio se agachaba para bajarme los pantalones.
Enseguida me puso boca arriba en la cama ya totalmente desnuda y me abrió las piernas. Apoyó luego su lengua en mi concha y comenzó un movimiento de abajo hacia arriba. Si antes volaba de la calentura, en ese momento quise estar muerta.
Mientras tanto Vane seguia chupándosela a Juan Carlos como si no hubiese cogido en una semana. MI amiga se metia la pija en la boca como si nada, nunca entendí cómo no se atragantaba.
Una y otra vez hacia lo mismo sin hacer si quiera un poco de arcadas. "Que acostumbrada que está", pensé un momento.
Yo seguia disfrutando de lo mio y no paraba de gemir ni un instante. Antonio aún no me la habia puesto pero me estaba pegando una chupada de concha como pocas veces me habian dado. Su lengua ancha me abarcaba toda mi conchita que no paraba de pedir a gritos que le metan una pija.
Enseguida mis gemidos aumentaron cuando Antonio comenzó a meterme un dedo en la concha. Su grueso dedo habia entrado hasta el fondo y lo sacaba y metia rapidito mientras no paraba de succionarme el clítoris. Yo gemia y gemia como una puta, sin importarme que su amigo dormia, sólo queria coger y disfrutar.
Enseguida metió dos dedos, pero eran grandes en relación a mi cuerpo que parecia que me habian metido una pija. Tras un par de metidas y sacadas, y sin dejar de chuparla como un animal, el cubano me hizo acabar como una perra.
Grité más de lo normal por ser mi primer orgasmo de la noche, es que no sólo explotaba de calentura desde el baile de salsa en el bar, sino que la manera en que chupaba la concha Antonio era una locura.
"Ya acabaste??", me dijo Vane riéndose mientras se estaba subiendo arriba de Juan Carlos para empezar a montarlo.
Yo no pude contestar, mi corazón latia a mil por horas, estaba toda roja y respiraba con dificultad. Habia sido un orgasmo tan intenso!
Tras unos cuantos segundos pude recuperarme y me incorporé en la cama. Mi cara quedó a sólo unos pocos centímetros del pene de mi cubano. Enseguida Antonio me agarró de la colita del pelo y me empujó la cabeza para que me la comiera.
Empecé a toser cuanto la pija me hizo tope en la garganta. No fue muy delicado en ese sentido, evidentemente estaba con la calentura a pleno.
Saqué su pija para respirar escupiendo un poco de saliva por la atragantada que me habia pegado, pero enseguida me hizo fuerza para comerla de nuevo sin poder recuperar el aliento.
Nuevamente me atraganté y nuevamente tuve que sacarla para respirar. Tras un par de veces comencé a acostumbrarme a semejante tamaño de verga y pude empezar a tragarla con menos esfuerzo.
Mientras se la chupaba, le escupia la pija y lo iba pajeando a dos manos sin parar. Mis manos chiquitas eran perfectas para poder agarrársela con las dos manos.
Vane mientras tanto estaba saltando en la cama pegándole terrible garchada a su negro. Era increible lo que estaba gritando. "Hoy nos echan a la mierda", pensé.
Ella se movia subiendo y levantado su cola, haciendo que la pija se entierre totalmente. Y habia que lograr meter semejante poronga hasta el fondo...
Tras chuparsela a Antonio hasta sacarme bien las ganas, sacó un forro y me puso boca arriba al lado de Vane. Tomándome las piernas a la altura de los tobillos, me las abrió y apoyó su enorme pija negra en mi concha. "Esto va a doler", pensé. Hacia mucho que no me comia una tan grande.
Empezó a empujar lentamente mientras yo comencé a gritar más y más. A la pija le costaba entrar demasiado. Le pedí por favor que vaya despacio, pero creo que ni me escuchó, en ese momento veia como a Vane se la estaban garchando en cuatro.
Enseguida apoyó sus manos en la cama a la altura de mi cabeza, para poder hacer más fuerza, y enterró sin piedad su pija en mi concha. El grito que pegué no tiene nombre. Me habia puesto toda roja nuevamente porque realmente, me habia dolido.
Con su pija metida hasta el tope comenzó a sacarla casi del todo para ponerla de nuevo. Lentamente en cada ponida y sacada mi conchita se iba agrandando y acostumbrando a la anchura del pene.
Empecé entonces a disfrutar y mis gritos pasaron a gemidos de intenso placer. Comencé a apretarme fuerte las tetas mientras mi cubano me miraba fijo penetrándome a ritmo constante.
Tras tenerme un rato así, el cubano me agarró las tetas y me comenzó a apretarlas mientras su pija seguia entrando y saliendo. La cama se movia y hacia tanto ruido que pensé que en cualquier momento se partia al medio.
Mientras a mi amiga la mantenian cogiéndola en cuatro en frente mío, aprovechó y bajó su cabeza para acercarla a la mia. Comenzamos entonces a besarnos como podiamos.
Nuestros cuerpos se movian mucho por la tremenda garchada que nos estaban dando y era dfícil poder besarnos bien.
Antonio luego me puso las patitas de costado, luego las patitas al hombro y de nuevo a 180º. Mis gemidos y gritos de placer no paraban un segundo y cuando quise acordar, empecé a darme cuenta que estaba por acabar nuevamente.
En ese momento miré hacia atrás y vi que el otro amigo de ellos (el que estaba durmiendo) se encontraba sentado en su cama con la pija afuera totalmente parada. El cubano se hacia la paja mientras nos miraba cómo nos garchaban.
Lo miré fijo por un instante y luego miré cómo su pija (de tamaño normal, nada que ver a la que tenian los negros) subia y bajaba con sus movimientos.
Comencé entonces a acabar y mientras gritaba como una puta mantuve mi mirada fija en él durante todo el tiempo que duró el orgasmo. Mis piernitas temblaron mucho y tuve que doblarlas un poco para descansar. Mi corazón de nuevo explotaba en latidos.
Antonio, que ya me habia hecho acabar dos veces, me agarró del pelo y me hizo poner en cuatro. Me manejaba de acá para allá obligándome a ponerme de la manera que él quería y eso me hacia volar de calentura.
Traté de decirle que me esperara un poco, que me dejara recuperarme, pero sin ninguna piedad comenzó a penetrarme otra vez.
Juan Carlos estaba ahora arriba de Vane, en la típica posición de misionero. La cosa no duró mucho más, su macho se levantó y sacándose el forro le pidió que se la chupara.
Vane comenzó entonces a comerle la pija, pajeándolo y gritándole que le diera la leche. "Dámela, dámela, dámela toda!", le gritaba desesperada. El cubano estaba como loco y ahora la tenia agarrada del pelo y él solito se pajeaba para darle toda la leche.
Mientras Antonio me seguia dando y dando y dando en cuatro sin pausa, pude ver en primer plano cómo mi amiga abria la boca y dejaba entrar todos los chorros de leche que salian de la pija de su macho.
Mi macho me habia puesto ahora arriba de la mesita de luz y con la gambas también abiertas y mi cabeza y espalda apoyadas en la pared, me metía la pija hasta el fondo.
"Loco, acabame de una vez, me estás matando!", le dije mirándolo a los ojos. Pero él me ignoraba del todo. Seguia poniéndola y sacándola. Yo empecé a darme cuenta que, o me acababa, o iba a caminar renga un día entero. Realmente me estaba haciendo de goma.
De un momento para otro, Antonio saca su pija, se quita el forro y comienza a pajearse. "Al fin", pensé yo mientras intenté agacharme para chupársela y tragarme todo, pero él no me dejó.
Apoyó una de sus mano en mis tetas y con la otra le daba a la paja, apuntando la punta de su pene directo a mi cara que estaba a sólo unos pocos centímetros.
Tras unos segundos más un chorro de leche espesa salió de su pija y fue directo a mi frente y pelo. Le siguieron unos tres o cuatro chorros más todos hacia mi cara y un último más, ya con poquita leche, a mi boca.
Juan Carlos y Vanesa estaba ahi al lado mio mirándonos cómo sucedia todo, riéndose de cómo me habian dejado la cara y el pelo todos enchastrados de leche.
Yo, como habia estado totalmente en la mia y disfrutando del sexo, ni cuenta me habia dado que su otro amigo, el que habia estado en la cama pajeándose, estaba parado en la pieza mirándome, con la pija al mango y un forro puesto.
CONTINUARÁ...
Abrí mis ojos como pude, me dolia mucho la cabeza y tenia tanto sueño que hubiese dormido en ese momento tres días seguidos. Pero el desayuno se servía hasta las 10 hs y no daba para perdérnoslo.
La noche anterior habiamos tenido una zarpada fiesta de bienvenida en el hostel y aún sentía que no me habia recuperado. "No dormimos nada", pensé mientras intentaba despejarme.
Al rato nos empezamos a vestir Maru, Laly, Vane y yo. Dai seguia durmiendo y no reaccionaba.
Enseguida me puse algo así nomás y nos fuimos a las apuradas al salón para desayunar. Allí habia pocas personas, como la mayoria de los que estábamos en el hostel habían estado la noche anterior en la fiesta, muy pocos se habian levantado a desayunar.
Cuando volvimos a la pieza yo aproveché para darme una duchita mientras las chicas acomodaban un poco la pieza que era un desastre. Para salir a caminar me puse una remerita cortita color amarillo (de esas que te quedan por encima del ombligo, especial para mostrar el piercing y calentar un poco), minishort blanco que me explotaba la cola y ojotas. Eran las 11.30 hs y hacía mucho calor!
Salimos del hostel al mediodia rumbo a la Plaza de la Revolución. Seguimos luego por el Capitolio, la Catedral, el Museo de la Revolución y el Malecón. Todos estos lugares lleno de historia a mí realmente me encantaban, sobre todo porque me gusta mucho la historia latinoamericana.
Volvimos al hostel unas cuántas horas después, alrededor de las 20 hs. Ni bien llegamos a la pieza (un poco cansadas de caminar tanto) los italianos nos vienen a visitar a nuestra pieza. Se quedaron un rato en la pieza hablando con nosotras y les contamos los lugares que habíamos visitado. Tras eso nos invitaron a salir a la noche.
Enseguida dijimos que sí, aunque Dai se habia quejado que estaba cansada esa noche y no tenia muchas pilas. Maru tampoco parecia demasiado entusiasmada en salir, pero enseguida la convencimos.
Vane aprovechó la ocasión para invitar también a los cubanos de la habitación 13. Encontró sólo a dos de ellos (los dos negros y uno de ellos, Juan Carlos, era el que se había agarrado la noche anterior), el resto de sus amigos habian salido.
La vida nocturna en La Habana es bastante animada y la oferta es interminable. Los cubanos saben cómo divertirse y cada calle se convierte en un auténtico concierto en directo, como grupos en vivo que tocaban covers de los Van Van y Buena Vista Social Club.
Tras recorrer algunos lugares, entramos a un lugar muy conocido donde la mayoria de la gente que asiste son turistas. Éramos en total nueve personas: nosotras cinco, los dos italianos y los dos cubanos de la habitación 13.
Enseguida pedimos una ronda de mojitos para todos, brindando por nuestra primera salida nocturna en Cuba.
Cuando los temas de salsa comenzaron a sonar, Juan Carlos tomó de la mano a Vanesa y la llevó a la pista. Enseguida Antonio (su amigo) me miró y juntos nos fuimos también a la pista. Los italianos y el resto de las chicas se quedaron en la mesa tomando.
Aprovechando las figuras de salsa, Antonio me rozaba y tocaba con delicadeza mi cuerpo, desde las manos, hasta la cintura y la cola. Yo movia mientras tanto sensualmente mi cadera, levantando la cola y sacando pecho, y fue asi cómo tras un par de temas, y sin decirme nada, apoyó sus dos enormes manos negras en mi cola.
Cuando sentí sus manos allí, levanté los brazos y los puse por detrás de su cabeza, acercando su cara a la mia. Mientras sus manos ahora empezaban a subir y bajar tocándome toda la cola de arriba hacia abajo (y antes la mirada de todos los demás), comenzó entonces a apretármela.
Unos segundos más tarde nos estábamos comiendo la boca.
Ahora sus manos estaban en mi cintura, tocándome todo el abdomen al desnudo (por mi remerita cortita) y sin dejar de comerme la boca. Miré hacia un costado, Vane ya no estaba en la pista sino un poco más alejada apretando a pleno con su macho.
De nuevo las manos volvieron a mi cola, al parecer estaba como loco por tocármela y a mí eso me excitaba mucho, sobre todo porque habia gente en la pista y nos miraban todo el tiempo. No era la única pareja apretando por supuesto.
Al rato Vane volvió de nuevo a la pista con su cubano. La tensión sexual subia más y más en cada tema hasta el punto de empezar a desesperarme, empezó de repente ese momento en que no podés más y querés sexo ya! Quería que me la pongan ya!
Miré para la mesa donde estábamos y mis amigas (Dai, Maru y Laly) no estaban ahí. Tampoco los italianos.
- Che y las chicas? Le pregunté.
- Ni idea, se habrán vuelto al hostel. Estarán de joda con los italianos. Me dijo riéndose.
- Mmm no las veia con mucha onda hoy. Le respondí.
- Nos vamos? Me quiero quiero coger mal otra vez, no sabés la verga enorme que tiene. Me dice Vane que seguia al lado de Juan Carlos. Lo peor de todo es que los dos habian escuchado todo y ya sabian que ibamos a garchar.
- Jaja vamos. Le respondi tomando de la mano a Antonio.
El hostel estaba bastante en silencio cuando regresamos. Pasamos la habitación 5 (la nuestra) y Vane abrió la puerta para ver qué onda. Todo estaba oscuro y en silencio. Estaban Dai, Laly y Maru durmiendo. "Que aburridas son", me dijo cerrando la puerta.
Seguimos un poquito más y los cubanos abrieron su puerta: era la habitación 13. Antonio prendió la luz y vimos a uno de sus amigos que estaba durmiendo.
Enseguida apoyó mis manos en la cintura y comenzó a besarme. Tras un par de besos me agarró la remerita y me la sacó bien lentamente, disfrutando cada momento. Luego apoyó sus dos manazas en mis pechos, una mano en cada teta aún con el corpiño puesto.
Yo enseguida le saqué las manos y me saqué el corpiño, acelerando un poco la cosa, estaba realmente desesperada. Quedé con las lolas al aire justo en frente a él, que las miraba como si nunca hubiera visto un par de tetas operadas.
Con sus dos manos, me agarró una teta y empezó a apretarla mientras con la lengua me pasaba una y otra vez por el pezón ya todo duro. Yo comencé a morderme los labios completamente exictada, comenzando a gemir levemente mientras le alagarraba la cabeza con mis manos.
Luego con una mano en cada teta, me las empezó a amasar, apretar, chupar y morder. Vane estaba al lado mio casi en bolas del todo bajándole el boxer al cubano. El tamaño de verga que salió de esos calzoncillos me impactó, y eso que no era el primer negro que me comia.
Mientras mi amiga empezaba a agarrarle la verga con sus manos, Antonio se agachaba para bajarme los pantalones.
Enseguida me puso boca arriba en la cama ya totalmente desnuda y me abrió las piernas. Apoyó luego su lengua en mi concha y comenzó un movimiento de abajo hacia arriba. Si antes volaba de la calentura, en ese momento quise estar muerta.
Mientras tanto Vane seguia chupándosela a Juan Carlos como si no hubiese cogido en una semana. MI amiga se metia la pija en la boca como si nada, nunca entendí cómo no se atragantaba.
Una y otra vez hacia lo mismo sin hacer si quiera un poco de arcadas. "Que acostumbrada que está", pensé un momento.
Yo seguia disfrutando de lo mio y no paraba de gemir ni un instante. Antonio aún no me la habia puesto pero me estaba pegando una chupada de concha como pocas veces me habian dado. Su lengua ancha me abarcaba toda mi conchita que no paraba de pedir a gritos que le metan una pija.
Enseguida mis gemidos aumentaron cuando Antonio comenzó a meterme un dedo en la concha. Su grueso dedo habia entrado hasta el fondo y lo sacaba y metia rapidito mientras no paraba de succionarme el clítoris. Yo gemia y gemia como una puta, sin importarme que su amigo dormia, sólo queria coger y disfrutar.
Enseguida metió dos dedos, pero eran grandes en relación a mi cuerpo que parecia que me habian metido una pija. Tras un par de metidas y sacadas, y sin dejar de chuparla como un animal, el cubano me hizo acabar como una perra.
Grité más de lo normal por ser mi primer orgasmo de la noche, es que no sólo explotaba de calentura desde el baile de salsa en el bar, sino que la manera en que chupaba la concha Antonio era una locura.
"Ya acabaste??", me dijo Vane riéndose mientras se estaba subiendo arriba de Juan Carlos para empezar a montarlo.
Yo no pude contestar, mi corazón latia a mil por horas, estaba toda roja y respiraba con dificultad. Habia sido un orgasmo tan intenso!
Tras unos cuantos segundos pude recuperarme y me incorporé en la cama. Mi cara quedó a sólo unos pocos centímetros del pene de mi cubano. Enseguida Antonio me agarró de la colita del pelo y me empujó la cabeza para que me la comiera.
Empecé a toser cuanto la pija me hizo tope en la garganta. No fue muy delicado en ese sentido, evidentemente estaba con la calentura a pleno.
Saqué su pija para respirar escupiendo un poco de saliva por la atragantada que me habia pegado, pero enseguida me hizo fuerza para comerla de nuevo sin poder recuperar el aliento.
Nuevamente me atraganté y nuevamente tuve que sacarla para respirar. Tras un par de veces comencé a acostumbrarme a semejante tamaño de verga y pude empezar a tragarla con menos esfuerzo.
Mientras se la chupaba, le escupia la pija y lo iba pajeando a dos manos sin parar. Mis manos chiquitas eran perfectas para poder agarrársela con las dos manos.
Vane mientras tanto estaba saltando en la cama pegándole terrible garchada a su negro. Era increible lo que estaba gritando. "Hoy nos echan a la mierda", pensé.
Ella se movia subiendo y levantado su cola, haciendo que la pija se entierre totalmente. Y habia que lograr meter semejante poronga hasta el fondo...
Tras chuparsela a Antonio hasta sacarme bien las ganas, sacó un forro y me puso boca arriba al lado de Vane. Tomándome las piernas a la altura de los tobillos, me las abrió y apoyó su enorme pija negra en mi concha. "Esto va a doler", pensé. Hacia mucho que no me comia una tan grande.
Empezó a empujar lentamente mientras yo comencé a gritar más y más. A la pija le costaba entrar demasiado. Le pedí por favor que vaya despacio, pero creo que ni me escuchó, en ese momento veia como a Vane se la estaban garchando en cuatro.
Enseguida apoyó sus manos en la cama a la altura de mi cabeza, para poder hacer más fuerza, y enterró sin piedad su pija en mi concha. El grito que pegué no tiene nombre. Me habia puesto toda roja nuevamente porque realmente, me habia dolido.
Con su pija metida hasta el tope comenzó a sacarla casi del todo para ponerla de nuevo. Lentamente en cada ponida y sacada mi conchita se iba agrandando y acostumbrando a la anchura del pene.
Empecé entonces a disfrutar y mis gritos pasaron a gemidos de intenso placer. Comencé a apretarme fuerte las tetas mientras mi cubano me miraba fijo penetrándome a ritmo constante.
Tras tenerme un rato así, el cubano me agarró las tetas y me comenzó a apretarlas mientras su pija seguia entrando y saliendo. La cama se movia y hacia tanto ruido que pensé que en cualquier momento se partia al medio.
Mientras a mi amiga la mantenian cogiéndola en cuatro en frente mío, aprovechó y bajó su cabeza para acercarla a la mia. Comenzamos entonces a besarnos como podiamos.
Nuestros cuerpos se movian mucho por la tremenda garchada que nos estaban dando y era dfícil poder besarnos bien.
Antonio luego me puso las patitas de costado, luego las patitas al hombro y de nuevo a 180º. Mis gemidos y gritos de placer no paraban un segundo y cuando quise acordar, empecé a darme cuenta que estaba por acabar nuevamente.
En ese momento miré hacia atrás y vi que el otro amigo de ellos (el que estaba durmiendo) se encontraba sentado en su cama con la pija afuera totalmente parada. El cubano se hacia la paja mientras nos miraba cómo nos garchaban.
Lo miré fijo por un instante y luego miré cómo su pija (de tamaño normal, nada que ver a la que tenian los negros) subia y bajaba con sus movimientos.
Comencé entonces a acabar y mientras gritaba como una puta mantuve mi mirada fija en él durante todo el tiempo que duró el orgasmo. Mis piernitas temblaron mucho y tuve que doblarlas un poco para descansar. Mi corazón de nuevo explotaba en latidos.
Antonio, que ya me habia hecho acabar dos veces, me agarró del pelo y me hizo poner en cuatro. Me manejaba de acá para allá obligándome a ponerme de la manera que él quería y eso me hacia volar de calentura.
Traté de decirle que me esperara un poco, que me dejara recuperarme, pero sin ninguna piedad comenzó a penetrarme otra vez.
Juan Carlos estaba ahora arriba de Vane, en la típica posición de misionero. La cosa no duró mucho más, su macho se levantó y sacándose el forro le pidió que se la chupara.
Vane comenzó entonces a comerle la pija, pajeándolo y gritándole que le diera la leche. "Dámela, dámela, dámela toda!", le gritaba desesperada. El cubano estaba como loco y ahora la tenia agarrada del pelo y él solito se pajeaba para darle toda la leche.
Mientras Antonio me seguia dando y dando y dando en cuatro sin pausa, pude ver en primer plano cómo mi amiga abria la boca y dejaba entrar todos los chorros de leche que salian de la pija de su macho.
Mi macho me habia puesto ahora arriba de la mesita de luz y con la gambas también abiertas y mi cabeza y espalda apoyadas en la pared, me metía la pija hasta el fondo.
"Loco, acabame de una vez, me estás matando!", le dije mirándolo a los ojos. Pero él me ignoraba del todo. Seguia poniéndola y sacándola. Yo empecé a darme cuenta que, o me acababa, o iba a caminar renga un día entero. Realmente me estaba haciendo de goma.
De un momento para otro, Antonio saca su pija, se quita el forro y comienza a pajearse. "Al fin", pensé yo mientras intenté agacharme para chupársela y tragarme todo, pero él no me dejó.
Apoyó una de sus mano en mis tetas y con la otra le daba a la paja, apuntando la punta de su pene directo a mi cara que estaba a sólo unos pocos centímetros.
Tras unos segundos más un chorro de leche espesa salió de su pija y fue directo a mi frente y pelo. Le siguieron unos tres o cuatro chorros más todos hacia mi cara y un último más, ya con poquita leche, a mi boca.
Juan Carlos y Vanesa estaba ahi al lado mio mirándonos cómo sucedia todo, riéndose de cómo me habian dejado la cara y el pelo todos enchastrados de leche.
Yo, como habia estado totalmente en la mia y disfrutando del sexo, ni cuenta me habia dado que su otro amigo, el que habia estado en la cama pajeándose, estaba parado en la pieza mirándome, con la pija al mango y un forro puesto.
CONTINUARÁ...
32 comentarios - Recuerdos de Cuba: Habitación 13 (#58)
Hermoso Delfi! que putita mas linda
Ahora me dejaste re caliente, me voy a tener que ocupar de mi
Besos
tal parece ser que Cuba no te decepciono, espero el siguiente
besos
Me cague de risa con esto:
"Vane mientras tanto estaba saltando en la cama pegándole terrible garchada a su negro. Era increible lo que estaba gritando. "Hoy nos echan a la mierda", pensé. "
xD
El humor y el sexo van de la mano! 😉
Buen relato, se ganó los 9 puntos