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Vicios profundos - cuarta parte

CUARTA PARTE – Exploración en masa



Después de unos meses, Facu era igual de popular que en el colegio anterior y se había hecho muchos amigos. Alguna que otra vez invitaba a uno o dos a casa. Yo obviamente iba registrándolos sutilmente, especialmente a uno al que le decían Rulo y que me parecía muy lindo (alto, pelirrojo y de buen lomo). Nunca ninguno me había invitado a salir y sólo me habían hablado circunstancialmente, yo no sabía si era porque me veían vieja (yo era dos años mayor), porque no les gustaba, o porque no se animaban por ser la hermana de su amigo.

Eventualmente Facu le pidió permiso a papá para invitar cada tanto a varios amigos a jugar al futbol en la cancha de al lado de nuestra casa, a lo que papá accedió - estaba bastante permisivo después habernos hecho mudar de ciudad. Sólo puso como condiciones que entren por la puerta de proveedores (al lado nuestro), que jueguen después de las 19hs y que después de jugar se vayan, en lugar de quedarse en el club o venir a casa.

Como conté en la segunda parte de estos relatos, nuestra casa estaba al lado de una cancha de fútbol en un lugar alejado del club, que nunca se usaba. De hecho, nuestra casa era un edificio no muy grande de un piso, que de un lado tenía los vestuarios y del otro nuestra casa, que pareciera alguna vez haber sido una oficina u otra dependencia administrativa. La cancha estaba frente a los vestuarios y había que dar la vuelta para llegar a la puerta de nuestra casa. Al edificio se llegaba por un caminito, junto a la cancha.

La primera vez que jugaron yo llegaba a casa de una clase tarde de la Facultad. Se los veía desde el caminito, bastante antes de llegar al área. Eran 10, un equipo con la camiseta de Boca y el otro con una camiseta blanca. Todos con pantaloncitos de fútbol y medias hasta las rodillas. Creo que conocía a casi todos. Rulo estaba en uno de los arcos. Esa tarde yo tenía un jean oscuro que me quedaba muy bien y una musculosa manteca clara porque aunque ya era otoño todavía no hacía nada de frio.

Cuando por fin caminé por el costado de la cancha, levanté la mano para saludar al grupo. Los pendejos me comían con la mirada. No había uno solo que no estuviera mirándome las lolas, como seguramente después todos me miraron la cola (tal vez Facu no porque era la hermana?). Los que no tenían la pelota o estaban en esa parte de la cancha, me saludaron con la mano o gritando “hola”. Seguí mi camino caminando despacio y moviendo la cola en forma casual. No había nadie en casa. Llegué a mi cuarto un poco caliente y riéndome con la idea de que había provocado a un equipo entero de fútbol. Me quité el jean, la musculosa y el corpiño para ponerme la remera larga de entrecasa, que usaba como uniforme de estudio. Pero antes me miré en el espejo. Me gustaba mi cuerpo en bombacha (negra) y en tetas. Pensé en lo que darían los chicos que estaban jugando al fútbol a unos metros por verme así. Pero bueno, basta de tanta calentura, que tenía mucho que estudiar.

Después de aproximadamente una hora de estudio, escucho voces, claramente masculinas. Me pareció raro porque nunca había escuchado voces mientras estudiaba y no podía ser una TV porque no había nadie en casa. Venían de la pared que estaba a mi derecha, a sólo unos cms de mi porque mi escritorio estaba en un rincón del cuarto, entre esa pared y otra que daba al cuarto de Maca. Sólo podían ser los amigos de Facu, pero en teoría ellos no podían entra a casa. Las voces eran cada vez más fuertes y yo, curiosa, apoyé la oreja contra la pared, sin levantarme de la silla. Varias voces distintas:

- No jugás a nada boludo! (nota para lectores no argentinos, por algún motivo en Argentina cada tres palabras que decimos, una es boludo/a - es una forma “cariñosa” de llamarnos unos a otros)

- Y si vos te la morfaste todo el partido, a qué querés que juguemos los demás?

- Ahh no, encima que me pongo el equipo al hombro, hay quejas!!

- Bueno loco, basta de peleas! Al final la idea del torneíto es divertirse…

Si bien las voces se escuchaban bien apoyando mi oreja contra la pared, sentía que venían principalmente de arriba mío. Levanto la mirada y veo una especie de rejilla pequeña que había alta en la pared, arriba de mi escritorio. Ya la había visto antes tanto en mi cuarto como en los demás ambientes que daban a esa pared, la cocina y los cuartos de mis hermanos, pero no me había llamado la atención, pensé que era algo de la calefacción u otra cosa similar. Sin embargo, ahora algo era distinto: en lugar de estar negra, se notaba una luz entre los barrotes. Tenía demasiada curiosidad como para no investigar. Me subí al escritorio y puse en puntitas de pie, llegando justo a la rejilla.

No lo podía creer. Del otro lado de la rejilla estaba el vestuario de hombres, que hasta el momento nunca se había usado desde que vivíamos ahí. En la pared enfrente a la rejilla estaban la puerta y varias duchas, a la izquierda una hilera de casilleros, a la derecha los lavamanos. Y en el centro tres filas de bancos largos de madera. Imaginé que los inodoros estaban contra mi pared y que no podían verse desde mi ángulo.

Asombrada veo a siete chicos en la zona de los bancos. Tres estaban en slip y cuatro desnudos. Esto era demasiado excitante y no me daban los ojos para mirar toda la escena!

Dos de los que estaban en slip estaban parados enfrente mío. Eran flacos, con poco pelo, piernas fuertes y se les notaban dos bultos bien apretados y salidos. El otro estaba de espaldas, caminando hacia las duchas, donde al llegar se saca el slip, dejando ver un lindo culito. Mmmm el tema empezaba a gustarme.

Los desnudos estaban tres parados frente a mi y uno sentado de espaldas. Uno de los parados tenía el pelo largo tipo hippie y el pecho y pubis peludos, la pija le salía corta de esta mata de pelos, que le tapaba las bolas por completo. Otro era flaco y musculoso, con pectorales de gimnasio y muy poco pelo, su pija era larga y estaba circuncidado, por lo que pude ver su cabeza rosadita, colgando a la altura de dos bolas bien grandes y bastante separadas del cuerpo. El último no tenía un cuerpo tan marcado como el anterior, pero no estaba nada mal y tenía una pija bien gruesa y pubis prolijito. Al que está sentado se le cae algo, que rueda hasta debajo de uno de los bancos. Tenía una espalda ancha y buen culo (este era el grupo de los culo lindos!) Se levanta, da unos pasos y se agacha a recoger lo que se le había caído. Dos bolas bien grandes aparecen en escena, colgando debajo de su culito, lo que me dio mucha gracia. Este era el sueño de cualquier viciosa! Me divertía comparar las pijas y bolas de estos chicos, que conocía y había visto varias veces en casa, vestiditos y nerviosos con mi presencia.

Nota filosófica: me pareció increíble como los hombres tienen esta capacidad de estar desnudos innecesariamente unos frente a otros. No es más fácil vestirse -o al menos ponerse el calzoncillo- y después seguir con su vida? Esto todavía hoy me asombra. Entiendo que los hombres disfruten mostrarnos sus atributos a las mujeres -como mis lectores masculinos tantas veces me lo recuerdan- pero me cuesta explicarme porqué les gusta tener largas conversaciones entre ellos mientras están sin ropa. Una especial mención para los que se sientan desnudos en lugares públicos, apoyando las bolas sin drama. Fin de nota filosófica.

De la zona de los inodoros aparecen Facu y Rulo, los dos en slip y con unos culitos divinos. Facu se da vuelta, se saca el slip de un tirón y se sienta en uno de los bancos. Hacía varios meses que no lo veía desnudo y la vez que lo vi la tenía super parada mientras la pajeaba en toda su gloria. Me dio ternura verla de nuevo, en posición de descanso. La tenía gruesa y linda, con la cabeza guardadita. Rulo se pone a hablar con uno de los chicos, girando hacia mi lado. Tenía un lomazo bárbaro. Fui bajando la mirada por su pecho con pelos claritos y abrí los ojos como platos cuando encuentro un tre-men-do bulto en su slip. En vez de notarse un bulto homogéneo, como en los demás, se notaba claramente su pija bien grande que avanzaba desde el medio hacia el lado izquierdo de la cintura. Rulo parecía calzar muy bien!

Obviamente todo esto estaba calentándome mucho. Mientras seguía en puntitas de pie, con la remera levantada por la posición y dejando a la vista mi cola, sentía como mi cuerpo iba tomando temperatura.

Sin dejar de hablar en su conversación, Rulo se saca el slip poniendo los pulgares dentro del elástico, a cada lado. Tenía el pubis rojizo. El slip iba bajando y su pija no se acababa más, parecía una trompa. Hasta que finalmente veo aparecer su glande, bien grande y redondo. Era una anaconda, la madre de todas las pijas! Los que estaban alrededor pararon sus conversaciones y lo miraron.

- Ehhhh boludo, esa es una manguera!

- Rulo, esa poronga es de un burro!

- Asesino, si te cogés una mina la partís al medio.

- Tapá eso degenerado!

Rulo: Y bue! Esto viene de familia, somos todos muy pijones. A mi hermano los amigos le dicen “catrasca” porque siempre hace cagadas con la pija. Una vez en una fiesta, haciendo el helicóptero rompió un vaso.

Risas generales.

Facu: Qué es el helicóptero boludo??

Rulo se agarra la pija desde la base y empieza a hacerla girar a toda velocidad. Todos empiezan a matarse de risa, señalándolo.

Esto era demasiado. Me llevo la mano izquierda adentro de la bombacha (iba a tener que improvisar con la izquierda, porque quería agarrarme de la pared con la derecha para no caerme). Estaba muy mojada. El primer contacto de mis dedos con mi clítoris fue eléctrico. Empecé a pajearme despacio mientras seguía viendo a todos estos machos desnudos, con la pija al aire. En especial a Rulo. Me fascinaba ver como gesticulaban y se movían, causando que sus pijas se muevan a los costados o suban y bajen. A los pocos minutos Facu, que ya se había puesto un short y una remera, dice va a buscar agua para todos. Ni bien sale del vestuario:

- Che, viste lo fuerte que está la hermana de Facu?

- Siiiiii boludo! Que buena que está la putita esa!

- Casi me fracturo viéndole el culo cuando iba para su casa. Se la meto hasta los huevos!

- Y esas tetas?? Como se las comería!

Rulo: Yo le pondría esta (se la agarra) entre las tetas para que me la chupe mientras me hace una turca.

- jajaja boludo le arrancarías la cabeza!!! jajajajja

- Te imaginás la conchita que tendrá esa mina? Uuuuuuuuffffff, debe ser una locura.

Tener a todos estos pendejos en pija hablando de mi culo, tetas y concha era demasiado. Aceleré el ritmo de mi mano y ahí mismo, parada en puntitas de pie sobre el escritorio, con la cola afuera y las tetas duras apoyadas contra la pared, acabé en un orgasmo divino. Se me aflojaron las piernas y tuve que hacer fuerza y agarrarme de la rejilla como pude para no caerme. Cuando finalmente me bajo, quedo frente al espejo. Mi remera seguía subida hasta el obligo, los pezones marcados como piedra contra la tela y se notaba claramente la mancha de humedad en mi bombacha. Estaba transpirada y con olor a vicio, a concha, a hembra. Me llevó un rato componerme y vestirme para salir del cuarto e ir a darme una ducha. Mientras el agua caía sobre mi cuerpo desnudo revivía las imágenes que había visto, esperando que el próximo partido sea lo antes posible.

Esa noche en la comida mamá cuenta que la semana siguiente -que tenía varios feriados- Maca iba a invitar a una amiga de San Isidro para que pase unos días con ella. Me pareció una buena idea porque Maca seguía muy bajoneada por la mudanza. El sábado a la mañana me desperté temprano para salir a correr -calzas azules, musculocita deportiva, sin corpiño. En la puerta de casa me encuentro a mamá, Maca y su amiga, que llegaban con un par de valijas de la estación. Me quise morir, la amiga de Maca era la misma que la había traído borracha aquella noche (ver primera parte). Nunca supe bien qué o cuánto ella había visto, pero me imaginé que ya me iba a enterar…

7 comentarios - Vicios profundos - cuarta parte

arerbacsa +1
uffff muy buenoooo, como siempre
jonhnynude +1
Me gusto!!! y me fascina tu foto de perfil... mamita!
alejomv88 +1
Bravo!!!!!!!!!! sigue así.........
juanmanuel97 +1
Excelente relato, cuándo viene la próxima entrega? Ojalá que pronto!
Otra pregunta, qué sucedió con la tercera parte?