Esta es la historia de Gabriela, una diosa de 25 años que tiene muchas ganas de contarnos su vida repleta de hombres, amigos, engaños y muchas anécdotas sexuales. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…
Capítulo 36: 24 añitos (Parte I)
A pesar de que mis intenciones con Gastón estaban claras, no iba a ser tan fácil como yo pensaba. Me invitó a tomar algo dos semanas más tarde y fuimos a un bar a tomar un café y charlar un rato, pero él seguía manteniendo distancia a pesar de que yo me había mostrado más abierta a hablar con él. Le conté de mi cambio de carrera, de mi noviazgo y de mis peleas y de algunas idas y vueltas de mi vida, siempre evitando mencionar que me encantaba coger. En cambio él seguía enfocándose en darme datos simples y cortos y a veces tenía que presionarlo para sacarle información. A pesar de eso arreglamos para vernos una segunda vez ya en Octubre y la primera semana del mes me invitó a desayunar antes de ir a la facultad. Cada día que pasaba me parecía más lindo.
- ¡Boluda, ojo ahí!- Me dijo Silvina cuando le conté después de que me preguntara por tercera vez a quien le mandaba tantos mensajes durante la clase.
Gastón se mostraba mucho más suelto cuando hablábamos por whatsapp, hacía chistes y bromeaba con “el reencuentro del milenio” haciendo referencia a que habían pasado años sin vernos. A pesar de que me moría de ganas de que me lleve a su departamento (o en su defecto a un telo), él seguía jugando muy lento y como no avanzaba la cosa yo seguía cayendo en la cama de Tomás, que a pesar de que todas las noches que nos veíamos me provocaba un gran orgasmo, yo seguía queriendo sacarme las ganas con Gastón. ¿Cuánto más iba a tener que esperar?
Con Octubre llegaron los preparativos para mi cumpleaños y pensé que era el momento ideal para invitar a Gastón y ver de probar suerte viéndonos de noche. Pero Tomás también iba a estar ahí y eso complicaba las cosas. Ingrid que los cumplía el 15 me propuso de festejarlo las dos juntas y se le ocurrió la idea de contratar una casa de fin de semana para pasar la noche aprovechando que el frío ya estaba desapareciendo.
- ¡Va a estar re copado!- Nos dijo Natalia emocionada que nos había declarado que tenía intenciones de recuperar a Francisco que con el correr del tiempo habían dejado su relación en la nada.
Con Ingrid comenzamos a movernos y conseguimos una casa para el sábado 18 en las afueras de Rosario, con un living bastante amplio, un parque inmenso y una pileta por si alguno quería meterse. Después fuimos comenzando con la lista de invitados y los chicos del grupo fueron los primeros en confirmar. Por mi parte le dije a las chicas de la secundaria y todas aceptaron y algunas dijeron que iban a ir con sus novios. Cintia y Julián, mis hermanos también estaban invitados y ambos decidieron ir con sus respectivas parejas. El viernes anterior a la fiesta cuando hablé con Ingrid llegamos al acuerdo de que teníamos unos 80 invitados entre las dos.
- Definitivamente tenás razón Nati. Va a estar re copado- Le dijo ella emocionada.
Ese sábado nos fuimos después del medio día con Tomás, Emiliano, Matías, Francisco, Natalia y Silvina a la casa a preparar las cosas. Compramos la bebida, algo para comer, y Mati se encargó de armar el equipo de música y preparar una lista de casi 10 horas de música que a las 7 de la tarde ya empezó a sonar. Compramos unas pizas y empezamos a tomar unas cervezas esperando que llegaran los invitados.
- ¿Y en que pieza vamos a estar nosotros?- Me preguntó Tomás tomándome por la cintura cuando yo salí al patio a hablar por celular con mi hermano para decirle como llegar.
- Jaja que tarado que sos.- Le respondí riéndome.- En cualquiera, hay una que tiene una cama matrimonial y baño. Si querés podemos estar en esa.
- Me encantó.- Me dijo él sonriendo y me dio un beso hermoso.
Pero esa noche iba a ser mucho más larga de lo que yo me esperaba. La gente empezó a llegar, la música subió de volumen y los tragos empezaron a correr y aunque yo no lo supiera había más de una persona en ese casa que quería acostarse conmigo. Y mucho menos sabía que iba a poder cumplirle la fantasía a más de una de esas personas.
Las chicas de la secundaria llegaron todas juntas en varios autos. Florencia vino sola y la acompañaba una Flavia que al parecer ya estaba bastante entonada. Andrea también llegó sola ya que Juanca tenía otro evento. En el otro auto llegaron Ailín y Daiana que venían con Santiago y Gerardo. Por último llegó Paola con Ignacio, cosa que me sorprendió ya que no me había avisado que iba a ir con él. Al verlo recordé su cara aquella noche que estuvimos juntos en su auto y los mensajes que me había mandado días después para seguir viéndonos. ¿Seguiría con ganas de estar conmigo?
La fiesta se fue dando y algunos amigos de ambas seguían viniendo. Unos ex compañeros de la escuela de Ingrid llegaron cantando y haciéndose notar (uno más feo que el otro). Mi hermana con su novio y Lucía, su mejor amiga. Unas compañeras de Ingrid de inglés y… ¡Él!
¿Qué hacía ahí? Yo no lo había invitado. ¿Por qué tenía que aparecer esa noche? ¿Y por qué tenía que entrar en ese momento que yo estaba armándome algo para tomar con Tomás? Era mi debilidad y verlo pasar la puerta me pudo más que nunca. Pero yo no fui la única que se percató de que había llegado. Paola también lo miró fijo por unos segundos e Ignacio puso una cara de odio total al ver que él entraba. Daiana, por su parte puso cara de sorpresa, después de todo ella no sabía que su hermano iba a ir.
- ¡Hernán! No sabía que venías a mi fiesta.- Lo saludé haciéndome la diva.
- ¿Tu fiesta?- Me preguntó distraído y mirando alrededor.- Vengo con él, que es el cumpleaños de una amiga y después vamos a otra joda.- Me dijo señalando a su amigo.
- ¿Vos sos amigo de Ingrid?- Le pregunté al chico pero enseguida volví a Hernán.- Bueno, también es mi cumpleaños, va dentro de 20 minutos.- Aclaré mirando el celular.
- ¡Tenés razón!- Dijo él y se percató en su hermana y el grupo de chicas, sobre todo en Paola.- Claro, ahí está Dai y las chicas.- Dijo haciéndose el distraído una vez más.- Bueno, voy a saludar y vuelvo.
¿Por qué tenía que estar ahí? ¿Por qué tenía que haber ido justo la noche de mi cumpleaños? Ahora quería estar con él. Tenía puesta una camisita bien ajustada al cuerpo y un pantalón que me marcaba de manera bien excitante la cola. Y quería tenerlo, era mi cumpleaños y quería que estuviese conmigo esa noche. Pero la forma en la que saludó a Paola y como se quedó hablando con ella unos segundos me generó una bronca inmensa. Miré a Ignacio que lo miraba con cara de odio puro. Ya sabía lo que iba a hacer. Paola podía acostarse con Hernán, pero no iba a salir así nomás de esa situación. Iba a tener que pagar el precio por haberme sacado a mi chico.
- Ya sé que te acostaste con él.- Le digo tratando de ahorrar tiempo.- Y la verdad es que al principio me molestó. Pero quería decirte que ya fue.
- ¿Qué?- Me preguntó Paola mirando alrededor y comprobando que Ignacio estaba lejos.
- En serio Pao, ya fue.- Le insisto.- No voy a estar enojada con vos toda mi vida porque te acostaste con él sabiendo que a mi me gustaba.
- ¡Ay Gabi! Te pido mil disculpas, fue algo de una sola noche, te juro que no pensé que todo el mundo se iba a enterar de eso. Hasta Ignacio se enteró.
Pero al ver que él se acercaba nos alejamos y ella cambió su cara de preocupación por una de alegría en cuestión de segundos. “¿Todo bien?” preguntó él abrazándola y mirando de reojo a donde estaba Hernán y su amigo. “Sí, sí” le contesté yo y me fui caminando despacio hacia donde estaban ellos. Pero antes de poder llegar, una Flavia totalmente borracha me intercepta en el camino y me agarra del brazo para alejarme un poco de la gente. Me llevó hasta un árbol medio alejado y empezó a reírse sin poder parar. “¿Qué?” le pregunté yo pero ella seguía tentada. “Flavia, ¿qué pasa?” le volví a preguntar y ella se paró en frente mío y me miró fijo.
- Gabi, te tengo que confesar algo, pero no podés decirle a nadie.- Me imaginé cualquier cosa, menos lo que estaba a punto de decirme.- Soy lesbiana.
Mi cara de sorpresa combinada con su cara de risa debió ser una imagen muy rara, pero ella volvió a tentarse y se agachó al no poder contener una carcajada inmensa. Enseguida me empecé a reír, después de todo yo también venía tomando hacía rato. “¿En serio?” le pregunté agachándome para quedar cerca de su cara y ella se levantó y se puso seria de nuevo.
- En serio.- Me dijo tratando de borrar la sonrisa de su cara, pero no podía.- Pensé que te habías dado cuenta, después de la otra noche con Tomás. Es más pensé que…
- ¿Qué cosa?- Le pregunté al ver que se quedaba callada.
Pero Hernán apareció de la nada y me preguntó si podía hablar conmigo unos segundos. Aproveché el momento para alejarme de ella y entramos a la casa y fuimos directo a la mesa a armarnos un trago. Me preguntó que había hablado con Paola y le terminé diciendo que sabía todo de ella y de él a lo cual me rogó que no le dijera a nadie. Pero yo le confirmé que las chicas ya sabían y que Ignacio también. Paola llegó en el momento justo y me agarró del brazo y sin decirme nada me llevó hasta la pieza vacía. Hernán nos siguió de cerca y cuando entramos vi que estaba su amigo adentro de la pieza.
- Hola.- Me volvió a saludar.- Me llamo Andrés. ¿Vos sos Gabi no? Feliz cumpleaños- No lo había notado, era un chico bastante lindo, un poco gordito, pero con una carita preciosa y dentro de poco iba a ver algo de él que me iba a gustar mucho más.
- ¿Qué onda?- Les pregunté al ver que Paola cerraba con llave la puerta.
- Gabi, Herán y yo estuvimos hablando y en verdad te queríamos pedir disculpas.- Empezó diciendo Paola.- Lo nuestro fue de una sola noche y estábamos los dos re en pedo y después de eso yo me sentí re mal y te juro que no volvimos a estar nunca más.
Pero él fue mucho más directo, se acercó hacia mi y se paró en frente mío. Apoyó una de sus manos en mi cintura y la otra sobre mi cuello y después de un “Es tu cumpleaños, tenés que pasarla bien” me dio un beso que me agarró completamente por sorpresa. ¿Y por qué no me alejé? Y es Hernán, siempre fue mi debilidad. Después de unos segundos se alejó y veo que Paola y Andrés estaban acostados en la cama mirando cómo nos besábamos. Él volvió a acercarse a mi, pero esta vez me alejé y le pregunté que pasaba. “Gabi…” me dijo él y volvió a acercarse para tomarme nuevamente por la cintura, pero esta vez no podía alejarme más porque atrás tenía la puerta.
Una vez más me besó y sin dudarlo acepté su beso. ¿Iba a proponerme algo en frente de Paola y su amigo? ¿Iba a calentarme ahí y después dejarme encendida? Me siguió besando y sus manos comenzaron a bajar por mi cintura hasta mi jean. Una de ellas se fue hacia mi cola y sentí como la apretaba con fuerza. La otra llegó hasta mi panza y comenzó a levantarme la remera. Su boca bajó hasta mi cuello y pude ver que atrás de él, en la cama, Paola y Andrés se estaban besando como nosotros. La imagen me sorprendió más cuando vi que ella le sacaba la remera y comenzaba a besarle el pecho bajando a toda velocidad.
Alejé un poco a Hernán y lo miré con cara rara, pero su mirada de tranquilidad y de aprobación me dio a entender que si eso iba a pasar, tenía que ser en esas condiciones, Andrés y Paola iban a ser parte del juego. Él me siguió levantando la remera hasta sacármela e instantes más tarde me soltó el corpiño y lo tiró al piso, se agachó un poco y comenzó a chuparme las tetas. En la cama, el culo de paola tapaba la imagen, pero su cabeza subiendo y bajando indicaba que le estaba chupando la pija al mejor amigo de Hernán, mientras él se entretenía con mis gomas.
Me agarró de la mano y me llevó hasta la punta de la cama y me sentó contra el borde mientras él se quedó parado en frente mío. Se sacó la remera y su pecho super trabajado me hizo olvidar de todo y sin contenerme empecé a lamérselo como si fuese un helado. Él siguió sacándose la ropa y se desabrochó el pantalón y se bajó el bóxer dejando al descubierto su pija bien gorda, totalmente dura. Sin dudarlo la tomé con mi mano y me la metí en la boca para empezar a saborearla. La fui chupando con ganas hasta que sentí que la cama se movía. Giré la cabeza pensando que iba a ver a Paola y a Andrés cogiendo, pero en realidad ella se había acomodado contra el respaldar y él se había parado al lado de su amigo, dejando su pija a unos centímetros de mi cuerpo.
Lo miré fijo a los ojos y su mirada de deseo me encantó. Tomé su pija de unos 18 centímetros con mi otra mano y al comprobar que era bien cabezona me invadieron unas ganas inmensas de chuparla. Así que iba de una a otra, chupándolas como loca. Cuando no tenía una en la boca, la agitaba con la mano y le hacía una paja hasta que le llegara el turno de pasar por mi lengua. Ellos dos me miraban con mucho deseo y miraban de reojo a Paola que observaba la situación desde la cama.
Andrés me levantó y me bajó el pantalón y el jean mientras Hernán aprovechaba para hacer que mi amiga me la chupara un rato. Me acostó sobre la cama boca arriba y se arrodilló contra el borde para abrirme de piernas y comenzar a chupármela sin dar muchas vueltas. Así estaba yo, acostada con las piernas en el aire y uno de los mejores amigos de mi amante con su boca a la altura de mi conchita dándome mucho placer oral, mientras al lado nuestro él estaba parado y ella en cuatro sobre la cama saboreando su pija. Y me dejé llevar por el calor de la situación y le agarré las tetas a Paola y comencé a masajeárselas y la mirada de Hernán se clavó en mi.
La calentura no dio más y Pao se dio vuelta y el hermano de nuestra amiga comenzó a cogérsela bien fuerte con las manos en la cintura. Andrés siguió sus pasos y se levantó para ensartarme su pija bien cabezona y empezar a cogerme bien fuerte. Lo hacía bien duro y me generaba mucho placer. Ver a mi amiga cogiendo al lado mío con mi amante me ponía muy celosa, pero a su vez me calentaba más y más. Ella se estiró hacia un costado y me besó en la boca cosa que generó un “¡Uhhh!” y un “¡Que lindo!” de los dos chicos. Había que calentarlos.
Después Hernán pasó a cogerme a mí y esa era la parte que me gustaba. Me acostó sobre la cama y se montó encima de mí mientras Paola cabalgaba a su amigo al lado nuestro. Ella aprovechó que él estaba boca abajo para darle unos buenos chirlos en la cola y esos celos combinados con calentura volvieron a invadidme. “No lo toques, ¡es mío!” pensé y se me ocurrió algo para que él solo se concentrara en mi.
- Quiero lechita.- Le dije al oído con voz sensual y su mirada me dijo todo.- De los dos.- Agregué mirando a Andrés que había escuchado.
Enseguida se pararon y yo me arrodillé en el piso. Ambos comenzaron a pajearse frente a mi cara mientras Paola miraba desde la cama. Hernan y Andrés acabaron casi al mismo tiempo llenándome la boca y el pecho de semen bien calentito y cuando terminaron no pude evitar darle una mirada casi malvada a mi amiga que seguía acostada y bien caliente. Pero Andrés parecía tener más y volvió a ponerla en cuatro y sin dar muchas vueltas se la volvió a coger con sus manos sobre su cola. Yo miré a Hernán y al ver que él relojeaba a mi amiga con deseo le guiñé el ojo y enseguida se acostó frente a ella para que le chupara la pija.
Viendo esa escena sabía que ahora le tocaba a ella así que decidí tomar mi ropa a irme al baño a cambiarme. Pero antes se me ocurrió una pequeña venganza para mi amiga. Di vuelta la llave para dejar la puerta destrabada y después entré al baño y dejé semi abierto para ver lo que pasaba afuera. Paola seguía gozando como nunca. Tomé mi celular y busqué entre los contacto.
- ¿Hola? ¿Ignacio? Andá a la pieza del fondo de la casa, te tengo una sorpresa…
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2 comentarios - Una diosa. Capítulo 36
Gracias por pasar!