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Una diosa. Capítulo 33

Una diosa. Capítulo 33

Esta es la historia de Gabriela, una diosa de 25 años que tiene muchas ganas de contarnos su vida repleta de hombres, amigos, engaños y muchas anécdotas sexuales. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…


Capítulo 33: Guerra civil
Después de ese miércoles agitado en el baño, Tomás entendió de que si quería estar conmigo no iba a poder estar con la putita de Maipi y por suerte eligió bien. Cada vez que estaba conmigo y ella se acercaba intentaba ignorarla o ser lo más cortante posible. Yo me regocijaba en mi victoria, sonriéndole con una sonrisa totalmente falsa y saludándola como si fuese mi mejor amiga. En su cara se veía el odio y la envidia que tenía de que Tomás estuviese conmigo y no con ella. Una de sus amigas Ana Laura se encargó de hacerme saber que me odiaba semanas más tarde diciéndomelo en el medio del pasillo en frente de Silvina e Ingrid que no pararon de reírse en su cara hasta que se fue.
Sin embargo Tomás no estaba del todo contento con la situación. Obviamente disfrutaba muchísimo del sexo que tenía conmigo, pero no le gustaba que yo tratase a Maipi como la trataba. Así que después de hablarlo con las chicas, decidí que lo mejor iba a ser que la ignorara por completo. Así fue que unas semanas más tarde él me agradeció por no ser tan mala con ella. Pero a mí no me importara, después de todo la que estaba en su cama y a punto de recibir todo su amor era yo.

Mayo llegó y el año se venía con toda. El trabajo empezaba a complicarse y Patricio era un jefe muy demandante por más que era comprensivo conmigo. Juan Manuel y Martín, otro chico que trabajaba en el edificio, eran los que más me hablaban y me ayudaban con mis tareas, después de todo hacía pocos meses que trabajaba. La diferencia era que Martín lo hacía de buena onda, Juan Manuel tenía una doble intención muy obvia que empezaba a molestarme.
Con las chicas de la secundaria nos veíamos cada vez menos, entre los estudios de cada una, el trabajo y los novios, ninguna tenía tiempo para dedicarle al grupo. Es por eso que cuando pasaron dos meses sin vernos dijimos que no iba para más y organizamos una salida con toda. Nos íbamos a juntar en la casa de Daiana, aprovechando que sus padres no estaban, y después de una buena previa íbamos a salir a bailar y a romper la noche las 7 solas, sin novios.

- Podemos festejar el cumple de Flavia.- Dijo Andrea en forma de chiste ya que para su cumpleaños no nos habíamos juntado.
La casa era un caos total, hacía 10 días que los padres de Dai estaban afuera y ella y su hermano se habían encargado de desordenar todo. “Vive haciendo jodas” decía ella sobre Hernán. Nos contaba como todas las noches iba alguien a comer, si no eran sus amigos era su novia Clara, la que ya había hecho cornuda conmigo. Esa noche estaba con unos amigos, aprovechando el sábado decidieron hacer una buena previa y después salir a bailar como nosotras. Pasó por el comedor por donde estábamos nosotros un par de veces pero parecía muy distante, después de todo habían pasado varios meses desde nuestra última vez y estaba convencida de que no quería repetirlo.
Pero hubo algo que me hizo dudar. En un momento de la noche entró a la cocina cuando estábamos con Pao hablando mientras Dai lavaba los platos y puedo jurar que vi como Paola se lo comió con la mirada y como él le devolvió un gesto parecido. Me hice la tonta y lo dejé pasar, pero a la noche me surgieron muchas dudas al respecto. ¿Me había cambiado Hernán por mi amiga?
No fue hasta el miércoles que Flavia me habló por privado que me saqué esa duda. “Mirá esto” me dice mientras yo estaba en el medio de la facultad y me mandó un mensaje. Acto seguido apareció un video de en el que se veía a Paola desnuda teniendo sexo con un chico que no se veía porque estaba filmando. “Mirala a Paola. No sabía que Ignacio era de los que se filmaban” le respondí riéndome. Pero enseguida ella me contestó algo que me dio vuelta el mundo. “Tarada, no escuchaste lo que dicen? No es Ignacio. Es Hernán!!!!!”.
Me levanté y salí apurada al pasillo. Me apoyé contra una de las paredes y mientras me iba cayendo al piso derramaba lágrimas como loca. No había nadie, “mejor” pensé mirando a ambos lados mientras me secaba las lágrimas. ¡Se había cogido a mi chico! Y encima se habían filmado. No podía creer el odio que tenía hacia Paola en ese momento. ¡Qué puta que era! Pero me levanté rápido y agarré mi celular mirando nuevamente el video. Ya sabía lo que iba a hacer.

El sábado 7 de Junio le hablé a Flavia para salir y ella más que contenta aceptó. Nos juntamos en casa y las dos solas nos vestimos listas para matar. Fuimos al boliche que yo había decidido y entramos directo a la pista. Mi primer objetivo fue buscarle un chico a ella. “Vos quedate tranquila que yo me busco alguien para divertirme ahora” le dije cuando me preguntó si le molestaba que se vaya con un morocho. Pero yo sabía a dónde tenía que ir, fui hasta la puerta del vip y después de hacerle un poco de pucherito a uno de los tarjeteros del lugar me dio una pulsera y pude pasar. Ahí lo encontré.
- ¡Gabi! ¿Qué haces por acá?- Me dijo Ignacio con una sonrisa.
Lo saludé contenta y me lo llevé a un sillón del fondo para hablar con él. Pidió una botella de champagne y empezamos a tomar bien rápido. Cuando se terminó, la segunda botella vino en camino. “¡Mierda que tomás mucho!” me dijo cuando nos vaciamos esa. Pero antes de que fuera a pedir una tercera lo vi lo suficientemente entonado y me senté encima de él. “¡Epa!” dijo mientras intentaba levantarme pero yo me quedé donde estaba. El champagne empezaba a pegarme y no controlaba mi fuerza. Busqué en mi cartera mi celular y cuando lo encontré me puse a revisar los videos.
- Mirá lo que me llegó el otro día.- Le dije haciéndomela tonta y poniendo el video.
Él al principio no entendió y empezó a reírse, pero cuando vio la cara de su novia en la chica que estaba recibiendo la pija de otro chico, se puso totalmente serio. No supe cómo podía llegar a reaccionar, así que me preparé para levantarme, pero su jugada fue lo que yo esperaba. Corrió el celular de su vista y me miró fijo a los ojos entendiendo de una vez porque me había sentado encima de él. Apoyó una de sus manos sobre mi cintura y al ver que yo la aceptaba acercó su boca hasta la mía.
Comenzamos a besarnos de manera bien desesperada, a nuestro beso lo unía la bronca que sentíamos porque Paola y Hernán hayan estado juntos. Sus manos empezaron a moverse rápido y cuando me di cuenta tenía una entre mis muslos a punto de tocarme la concha. “Vamonos a un lugar más privado” le dije y él se levantó y de la mano me llevó por todo el boliche hasta la salida. Llegamos hasta su auto que estaba a media cuadra y me empujó contra la puerta y se pegó a mi cuerpo volviendo a partirme la boca de un beso. Sus manos en su cintura indicaban que quería probar mi cuerpo.
- ¿Y no tenés problema en estar conmigo a pesar de que seas amiga de Paola?- Me preguntó bajando sus labios por mi cuello.
- El chico del video es el hermano de Daiana, del cual yo estoy enamorada hace años.- Le respondí abrazándolo bien fuerte.- Y ella lo sabe.
Nos subimos directamente al asiento de atrás del auto y él se tiró encima mío acomodándose entre mis piernas. Su remera terminó en el piso y la mía la acompañó segundos más tarde. Bajó hasta mis tetas y después de desabrocharme el corpiño las chupó de manera desesperado. “Me encantan tus tetas” me dijo mientras me las lamía como loco y después me confesó que siempre me las miraba, cosa que me puso como loca. Siguió bajando hasta mi cintura y me desabrochó el short y me lo sacó con apuro. Yo me senté como pude y le desabroché el cierre de su pantalón y se lo bajé, pero fue él el que se lo terminó de sacar. Su bóxer y mi bombacha no tardaron en terminar en la pila de ropa que había en el piso del auto.
Ignacio cargaba con un buen pedazo, de unos 16 centímetros y bien gordo, como a mi me gustan. Comencé a pajearlo hasta ponerlo bien duro y me agaché para comenzar a chupársela. Pero la pose era muy incómoda, así que él se terminó sentando contra un costado del auto y yo me acomodé en cuatro arriba de los asientos y volví a agacharme para darle una buena mamada. Su mano enseguida se extendió por mi espalda hasta llegar a mi cola y segundos más tarde sentí como un dedo se metía en mi concha.
La calentura que teníamos era tan grande que no me aguanté las ganas de montarlo y acomodando mis piernas a cada lado de su cuerpo, me senté sobre su pija y haciendo que entrara toda completa en mi conchita, comencé a cabalgarlo con ganas. Ignacio apoyó sus manos sobre mi culo y lo apretó bien fuerte acompañando mis movimientos. Me excitaba tanto ver al novio de mi amiga ahí a centímetros de mi cara que no pude contener empezar a gemir como loca. Él estiró su cara hasta mi cuelo y empezó a lamérmelo, haciendo que me calentara más y más. Mi cuerpo ardía del calor.
Como pude me levanté y me di media vuelta colocándome de espalda a él. Abrí mi cola y bajé hasta volver a tener su pija bien adentro de mi cuerpo. Pegué mi espalda contra su pecho y enseguida sentí como sus manos me envolvían y se apoyaban sobre mis tetas para apretarlas bien fuerte. Volví a mover mi cintura bien rápido, haciendo que su verga bailara sobre mi. Mis gemidos nuevamente aparecieron al sentir una calentura inmensa. “¡Ay sí!” gritaba como loca y él apretaba más fuerte mis tetas. Me volvía loca su pija adentro de mi cuerpo.
Y mi orgasmo no tardó en llegar, haciendo pegar un grito de placer pleno cuando su pija me generó un escalofríos que hizo que me temblaran hasta las piernas. Enseguida me levanté y me agaché entre los asientos y comencé a pajearlo bien rápido. Podía ver su cara de placer, sus ojos se clavaban en los míos, sabía que quería su leche. Su cara empezó a cambiar a medida que me acercaba al punto clave y noté su expresión al ver que la lechita empezaba a salir y caía sobre mi mano y su cuerpo.
Cuando estuvo listo me levanté y me limpié el semen de la mano en el asiento, me vestí y le dije que me llevara hasta mi casa. Una media hora más tarde estuvimos en la puerta del edificio y él me confesó que no sabía que iba a hacer. Con una sonrisa vengativa en la cara le dije que podía cortar con ella y darle vía libre a que haga lo que quiera, o podía seguir de novio, ponerse celoso y vigilarla un poco más. Cosa que ella debía hacer con él. Le di un beso, le toqué el bulto y me bajé contenta y satisfecha.

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1 comentarios - Una diosa. Capítulo 33

suaveplatense +1
Una mujer despechada es mas peligrosa q el ejercito de los eeuu
HistoriasDe
Viste?? Gracias por pasar