Parte IV (acá tercera parte)
Agustín se había dormido en el sofá del living de la casa. Tenía puesta una remera y un bóxer. Sintió que algo tocaba su mejilla, se despertó sobresaltado. Miró al costado y vio a Carla, desnuda, con el arnés y el consolador puestos, diciéndole: Te pensaste que esto terminaba acá? Dale, chupa un rato, lubricalo bien, va a ser mejor para vos. Agustín estaba perdido, entre dormido y confundido, empezó a chupar la pija de plástico.
Carla volvió a tomarlo de la nuca, y le hizo hacer una garganta profunda que lo hizo lagrimear. Le volvió a gritar: dale putito, te dije que lo lubriques bien! Agustín siguió chupando, por dentro pensaba para que quería que este lubricado, interiormente lo sabía, pero su mente negaba que fuera a ser sodomizado. Carla seguía denigrándolo, al tiempo que se tocaba las tetas, se pellizcaba los pezones. Cuando notó que la pija de Agustín estaba parada, le dijo: bien putito, ya te calentas, parece que con chupar no te alcanza! Ponete en cuatro.
Agustín dejó de chupar y le dijo: No, estas yendo muy lejos. E intentó una defensa de su virginidad anal. Carla le dijo: tranquilo papito, no es que te gusta que te chupen el culo, déjame a mi. Agustín accedió y se apoyó en el respaldo del sofá, con su culo empinado, pero desconfiando. Una vez en la posición Carla fue contundente: Abrite el culo, al final se te va a dar tu deseo, en está casa se va a romper un ojete. Agustín atinó a una nueva reacción, pero una frase volvió todo a la sumisión: Es eso o el video se publica.
De rodillas en el sofá, con su pecho en el respaldo y sus manos abriendo las nalgas, Agustín estaba en una posición que no pensó en su vida. Para colmo, sentía como su pija no le respondía, completamente excitada, largando líquidos preseminales. Sintió como Carla escupía su culo, y ponía la punta de la pija plástica en su ano. Es hora de iniciarte, es hora de hacerte mi putito, dijo ella firme, pero sensual. Y en ese momento, la virginidad anal de Agustín llegaba a su fin. Carla sostenía la cintura a su marido estaba sobrexcitada viendo como su pija entraba y salía de ese culo. Su concha estaba mojada por demás, sentía como sus jugos se escurrían por el costado de su pierna.
Ella estaba a punto de llevar un dedo a su vagina cuando, de pronto, una situación llamó su atención: vio la mano de su marido bajar hacia la pija. Tomó algo de distancia y pudo observar como Agustín se hacía la paja mientras recibía la pija plástica en el culo. La situación le hizo explotar la cabeza y decidió terminar de humillar a su marido: Te estas pajeando putito, mira como te gustaba que te rompan el culo! A los gritos, desaforada Carla describía la acción de su marido que no pudo aguantar y dejó escapar su semen. Un chorro fuerte, largo, casi interminable, estalló contra el sofá, mientras la cabeza de la pija latía y su culo era taladrado por su mujer. La situación excitó mucho más a ella que quitó rápidamente la pija plástica del culo y ordenó: Chupame la concha putito, dale. A lo que él respondió comiendo la vagina que ya estaba a punto de explotar en jugos con el orgasmo.
Carla acabó en la boca de su marido. Y lo empujó contra el sofá, él cayó sentado en su propio semen y ella no perdió oportunidad para decirle: ahí tenes la lechita en el culo, ya tenes el culo roto y lleno de leche, como le gusta a los putitos como vos. Ella se paró y se fue caminando al cuarto. Agustín quedo sentado, pensando en esa excitante humillación, en que había descubierto una nueva forma de placer hasta el momento no experimentada. Pero también con bronca, viendo como el culo esplendido de su mujer se alejaba subiendo las escaleras, sano, invicto, sin nunca recibir siquiera un dedo y él estaba sentado con el ano que empezaba a dolerle.
Al otro día, casi al mediodía, Carla reclamó a su marido el desayuno acostada en la cama, mientras él subía las escaleras, los chicos llegaban a la casa. Ella se levantó como si nada y, no sin antes tirar un par de indirectas sobre la noche, se puso a hacer cosas de su casa. Quedaba en claro que su venganza iba a continuar.
Continuará…
Ultima Parte
Agustín se había dormido en el sofá del living de la casa. Tenía puesta una remera y un bóxer. Sintió que algo tocaba su mejilla, se despertó sobresaltado. Miró al costado y vio a Carla, desnuda, con el arnés y el consolador puestos, diciéndole: Te pensaste que esto terminaba acá? Dale, chupa un rato, lubricalo bien, va a ser mejor para vos. Agustín estaba perdido, entre dormido y confundido, empezó a chupar la pija de plástico.
Carla volvió a tomarlo de la nuca, y le hizo hacer una garganta profunda que lo hizo lagrimear. Le volvió a gritar: dale putito, te dije que lo lubriques bien! Agustín siguió chupando, por dentro pensaba para que quería que este lubricado, interiormente lo sabía, pero su mente negaba que fuera a ser sodomizado. Carla seguía denigrándolo, al tiempo que se tocaba las tetas, se pellizcaba los pezones. Cuando notó que la pija de Agustín estaba parada, le dijo: bien putito, ya te calentas, parece que con chupar no te alcanza! Ponete en cuatro.
Agustín dejó de chupar y le dijo: No, estas yendo muy lejos. E intentó una defensa de su virginidad anal. Carla le dijo: tranquilo papito, no es que te gusta que te chupen el culo, déjame a mi. Agustín accedió y se apoyó en el respaldo del sofá, con su culo empinado, pero desconfiando. Una vez en la posición Carla fue contundente: Abrite el culo, al final se te va a dar tu deseo, en está casa se va a romper un ojete. Agustín atinó a una nueva reacción, pero una frase volvió todo a la sumisión: Es eso o el video se publica.
De rodillas en el sofá, con su pecho en el respaldo y sus manos abriendo las nalgas, Agustín estaba en una posición que no pensó en su vida. Para colmo, sentía como su pija no le respondía, completamente excitada, largando líquidos preseminales. Sintió como Carla escupía su culo, y ponía la punta de la pija plástica en su ano. Es hora de iniciarte, es hora de hacerte mi putito, dijo ella firme, pero sensual. Y en ese momento, la virginidad anal de Agustín llegaba a su fin. Carla sostenía la cintura a su marido estaba sobrexcitada viendo como su pija entraba y salía de ese culo. Su concha estaba mojada por demás, sentía como sus jugos se escurrían por el costado de su pierna.
Ella estaba a punto de llevar un dedo a su vagina cuando, de pronto, una situación llamó su atención: vio la mano de su marido bajar hacia la pija. Tomó algo de distancia y pudo observar como Agustín se hacía la paja mientras recibía la pija plástica en el culo. La situación le hizo explotar la cabeza y decidió terminar de humillar a su marido: Te estas pajeando putito, mira como te gustaba que te rompan el culo! A los gritos, desaforada Carla describía la acción de su marido que no pudo aguantar y dejó escapar su semen. Un chorro fuerte, largo, casi interminable, estalló contra el sofá, mientras la cabeza de la pija latía y su culo era taladrado por su mujer. La situación excitó mucho más a ella que quitó rápidamente la pija plástica del culo y ordenó: Chupame la concha putito, dale. A lo que él respondió comiendo la vagina que ya estaba a punto de explotar en jugos con el orgasmo.
Carla acabó en la boca de su marido. Y lo empujó contra el sofá, él cayó sentado en su propio semen y ella no perdió oportunidad para decirle: ahí tenes la lechita en el culo, ya tenes el culo roto y lleno de leche, como le gusta a los putitos como vos. Ella se paró y se fue caminando al cuarto. Agustín quedo sentado, pensando en esa excitante humillación, en que había descubierto una nueva forma de placer hasta el momento no experimentada. Pero también con bronca, viendo como el culo esplendido de su mujer se alejaba subiendo las escaleras, sano, invicto, sin nunca recibir siquiera un dedo y él estaba sentado con el ano que empezaba a dolerle.
Al otro día, casi al mediodía, Carla reclamó a su marido el desayuno acostada en la cama, mientras él subía las escaleras, los chicos llegaban a la casa. Ella se levantó como si nada y, no sin antes tirar un par de indirectas sobre la noche, se puso a hacer cosas de su casa. Quedaba en claro que su venganza iba a continuar.
Continuará…
Ultima Parte
4 comentarios - La Venganza de Carla - Parte IV