You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Cojiendo con amigos

Era para la época de fín de año. Se cumplían 25 años de terminada la secundaria. el colegio organizaba una reunión de ex alumnos y me invitaron. Muchas ganas no tenía, así que fuí medio a regañadientes.
Era un viernes. temprano. Fui.
Las canas, las peladas, los kilos. Todo me hacía ver el paso del tiempo en mí mismo reflejado en los demás. Mucho no socialicé en los primeros momentos. Me sentía sin ganas de hablar, el evento me parecía un poco decadente.
Estaba amagando con irme cuando me saluda Federico. No habíamos sido compañeros de curso, pero nos habíamos hecho amigos en los años inmediatamente posteriores y compartido salidas.
- Leo, cuantos años! Estas igual hijo de puta!
- Para mi les decís lo mismo a todos, tonto...- Le respondí dándole un abrazo sincero.
Federico es más bajo que yo y estaba un poco entrado en kilos. A eso sumado su nariz ganchuda, le daba un aspecto general como al Pingüino de Tim Barton. Por lo demás, me alegró mucho ver una cara conocida y de quien guardaba muy buenos recuerdos.
- Esto es un embole- me dijo.- Por qué no vamos a tomar un café por ahí y nos ponemos al día?
- Dale, que me estoy aburriendo como una almeja.
Fuimos hasta la esquina y nos sentamos en un bar. En vez del café referimos una cerveza y una picada.
Le conté de mi relación con Luciana, que en el laburo me iba bastante bien y que no teníamos hijos por elección. Nos sentíamos más libres de esa manera.
El me contó que tenía tres hijos de su primer matrimonio. Que se había separado hacía tres años para empezar con su actual mujer, Sabrina, con quien tenía una nena de un año y medio. Se quejó de que no dormía pero se lo veía contento. Me dijo que le había ido realmente muy bien en su trabajo anterior, pero que lo había dejado para estar más tranquilo en el actual.
- Sabrina te cambió la vida parece. - le dije
- Si, me volvió loco de un principio y me dió vuelta como una media.
Sacó su celular y me mostró una foto de ella. Sonreía radiante. Se la veía de la cintura para arriba en malla, al lado de una pileta. Una mujer bastante rellenita pero atractiva, con unas tetas importantes. Me calentaron. Cargaba en su brazo izquierdo con una beba hermosa.
- Son muy lindas las dos.- y le devolví el celular. - la pileta es en tu casa?-
- Si, no es tan grande como parece en la foto. Hacemos unos asados en el quincho... Tienen que venir una noche...-
Le acepté la invitación. Seguimos charlando y recordando anécdotas, lugares y chicas de viejos tiempos de estudiantes. Pasaron un par de horas de muy divertida charla, acompañada por unas tres cervezas mas. Un poco mareado, Federico miró el reloj y dijo que se tenía que ir porque lo esperaba Sabrina. Volvió a recordarme la invitación a comer, nos intercambiamos teléfonos y nos saludamos con un abrazo.
Cuando llegué Luciana ya dormía. Estaba acostada y sin tapar, con una tanga blanca y una remera en la parte de arriba. Dormía de costado de manera que le veía el culo en toda su plenitud. Me desvestí mirándoselo. Desnudo, la abracé por detrás arrimándole la pija al culo. Ella se despertó sonriendo por el contacto que sentía.
- Que tal la renunion? Se ve que tus compañeritas te dejaron caliente...
- Un brodrio, por suerte me salvó Federico y fuimos tomar unas cervezas. - Le dije mientras le besaba el cuello. Ella tiraba la cabeza hacia atrás dejándose hacer.
- Seguro no te encontraste con ninguna ex?-
- Alguna había, pero ninguna está tan buena como vos.-
- Mmmmm, se te puso dura. Así, pasamela por el culo.- Dijo moviéndose para que le pija se le meta entre los cachetes.
Yo le corrí la tanga y la acomodé para que la cabeza vaya acariciando el ano de a poco.
- Eso, así, agarrame las tetas.- dijo y se levantó la remera. Sus pezones estaban duros. Las agarré con fuerza y las empecé a masajear. Ella movía el culo en círculos. Sentía como se me iba poniendo la pija cada vez más dura.
De repente se incorporó, se sacó la remera y me puso boca arriba. Corriéndose la tanga se metió la pija en la concha y me agarró de ambas manos. Me cabalgó con furia. Me acercaba las tetas a la boca para que las chupara.
- Te voy a cojer yo hoy. Te voy a exprimir esa pija hasta la última gota. Vas a ver.- Me decía mientras me cojía y jadeaba. Mantenía mis manos inmovilizadas agarrándomelas a la altura de la cabeza. Sentía sus flujos correr por mi pija. Acabamos juntos.
Ella se puso al lado mío y se recostó contra mi pecho. Antes de dormir me dijo:
- Antes me toqué pensando en que te levantabas a alguna ex. Me agarré una calentura terrible.-
- Me hubieras dicho e intentaba algo.- le respondí.
Nos besamos entre risas y nos quedamos dormidos.
A los dos días llegó el primer mensaje de Federico.
"El finde dejamos a la nena con la abuela. vengan a comer un asadazo"
Siguió un par de veces más así. Como no teníamos mucho qué hacer el sábado aceptamos. Luciana dudaba. Pensaba que Sabrina la iba a taladrar con sus historias sobre la caca de la nena y no quería saber nada. Le insistí un poco porque tenía ganas de ver a Federico, pero entendía a situación. Llegamos al acuerdo de que si se ponía muy denso, ella simulaba un malestar y nos rajábamos al toque a echarnos un polvo por ahí.
"acuérdense q hay pile. traigan maya." fué el mensaje del viernes a la noche. Nos reímos un rato pensando que en vez de maya ibamos a llevar un inca.
- Bien pijudo para la mamita.- agregaba Luciana, no sin un aire de desdén.
Así que el sabado a las 7 de la tarde estábamos en casa y discutíamos qué malla llevaría Luciana a lo de Federico. Terminamos decidiendo que ella sea como quisiera, así que se clavó una roja furioso, de parte de arriba en triángulos y abajo cola less bien metida en el culo, de esas que se atan a los costados de las caderas. Se puso encima una solera bastante corta y suelta que yo no pude resistirme a levantar para cojerla en el baño, de parados, ella apoyándose contra el lavabo y yo detrás dándole duro. Nos mirábamos fijamente a través del espejo. Acabamos y nos volvimos a vestir para salir. Un rapidito para descargar tensiones.
Nos tocaba llevar el postre y el vino. Elegimos dos botellas de nuestra reserva y encargamos un tiramisú. La historia prostibularia del postre nos gustaba y no dejábamos de llevarlo donde sea.
Hacía mucho calor.
Llegamos y nos salió a abrir Federico. Estaba en cuero y descalzo. Tenía el short mojado, evidentemente acababa de salir de la pileta. Traía un vaso de fernet en la mano. Saludó calurosamente a Luciana, me dió un abrazo fuerte a mi y nos guió hacia el interior. La casa era grande y en el fondo estaba la susodicha pileta en medio de un enorme jardín. Nos sorprendía que en esa zona de la ciudad quedaran aún terrenos tan grandes. Era como una especie de oasis en medio de la gran ciudad.
Sabrina estaba recostada en una reposera. Es bastante bajita y rellena. Pelo largo y sonrisa compradora. Tenía puesta una malla strapless arriba que dejaba entrever las tetas enormes y debajo una tanga más pequeña aún de la que había elegido Luciana, casi hilo dental metido en el culo. Nos saludó calurosamente a ambos. Me calentaron sus senos. Luciana se dió cuenta y me hizo una sonrisa de aprobación.
Nos invitaron a meternos en el agua. Aceptamos. Nos dieron un vaso a cada uno.
- Que suerte dejar de hablar un rato de cosas de bebé.- dijo Sabrina. - Me encanta, pero tengo ganas de volver a sentirme mujer un rato y no tanto madre, a veces necesito estar un poco libre y disfrutar.-
Luciana me guiñó un ojo. Sabía que no había riesgo de malestar repentino.
La nochecita fue transcurriendo con alegría. Al lado de la parrilla nos contábamos viejas anecdotas y nuevas aventuras. Como se conocieron ellos. Cómo nosotros. Sabrina resultó una gran anfitriona y Federico el mismo personaje que recordaba. Tomamos mucho.
Para los postres ya nos reíamos de cualquier cosa y con el tiramisu empezamos a subir el tono de la conversación. La historia prostibularia llevó a contar intimidades. Que donde fue el lugar más extraños donde lo hicimos. Que si el sexo anal si o no. Sabrina dijo que sí, por supuesto. Que si nos gustaría espiar que si atar a la cama, que los juguetes. De a poco entre el alcohol, la conversación y las tetas de Sabrina que se bamboleaban frente a mi del otro lado de la mesa, se me puso la pija dura. Luciana se dió cuenta y apoyó la mano sobre ella debajo del mantel. Me la acariciaba sobre el pantalón mientras seguía hablando.
- Y les gustaría hacer alguna vez swinger?- preguntó Sabrina.
- Ya lo hicimos.- Respondió inocente Luciana y se quedó callada al instante pensando que había metido la pata.
Sabrina y Federico se miraron sin entender demasiado. Primero pensaron que era una broma, pero después cayeron que era verdad. Yo no decía nada. Espera la reaccion de ellos.
Y fue Sabrina la que descomprimió.
- No me digas! En serio? Intercambiaron? Es re-degenerado eso.- Dijo pero se reía y casi que se pone a aplaudir.
- Cuentenme! Quiero saber todo!- Seguía medio excitada por el alcohol y la novedad.
Preguntó primero en dónde conocíamos a la gente. Como era. Si tuvimos alguna vez alguna mala experiencia. Se notaba que le calentaba. Federico, a su vez no decía nada y escuchaba como pasmado. Siguió con las personas. Si hubo mujeres y hombres. Sobre la homosexualidad o bisexualidad. Sobre si nos daba vergüenza.
- Y cojen con cualquiera? Les da lo mismo cualquier persona?
- No, obvio que no, tampoco somos enfermos. Esto es igual que con las parejas únicas. Si tenés onda le das para adelante, pero si no, no pasa nada.- Respondí yo, queriendo poner un poco de paños fríos.
- Y a mi me cojerían?- Dijo Sabrina sin pudor y medio sacándo para afuera las tetas.
- Decí vos. - me dijo Luciana tirándome el fardo.
- La verdad es que, con todo respecto Federico y siempre en el plano objetivo y sin ofender.-
- Dale, respondele.- dijo Federico con una sonrisa.
- Si, absolutamente.- Dije diciéndo la pura verdad, que era que deseaba chupar esas tetas desde el primer momento en que entré a esa casa.
Sabrina se sonrojó a más no poder y quedó sin palabras.
- Es que los dos son muy lindos.- Agrego Luciana, que para ese momento me tenía agarrado de la pija que salía por un costado del short.
- Y vos estás que rajás la tierra Lu.- Dijo Federico.
- Esta conversación me está dando calor. Vamos a la pileta? Tomamos un champagne ahí? - Invitó Sabrina.
- Dale.- dijo Luciana y se levantó. En el trayecto hizo una de esas cosas que me encantan de su personalidad. Se fue sacando la parte de arriba de la malla y se zambulló sin pensarlo en tetas.
- Vengan que está buenísima- nos invitó levantando los brazos y mostrándolas a propósito.
Yo me acerqué al borde y me senté ahí con las piernas adentro del agua. Federico dijo que enseguida volvía, que iba a buscar el champagne.
Sabrina quedó parada al pié de la escalera de la pileta, medio dura, sin saber bien qué hacer.
- Metete Sabri, y sacate el soutien, dale que está hermosa.-
Medio dudando, se dió vuelta y se sacó por la cabeza la parte de arriba de la malla. Tapàndose las tetas con los brazos cruzados fué bajando las escalinatas. Tenía cara de estar haciendo una travesura y disfrutándola. Para cuando el agua le llegó a la cintura liberó ese hermoso par y las vimos en todo su esplendor. Era grandes, un poco caídas y con pezones redondos y rosados. Estaban un poco duros por la excitación y el agua.
- Me da un poco de vergüenza.- dijo
- Dale, que no pasa nada. Aparte con esa delantera, mirame a mí con mi par de pasas de uvas caídas. - Exageró Luciana para que se suelte.
- Vos las tenés bárbaras. A mi se me cayeron bastante con la lactancia. -
- Pero no, estás muy bien. O no Leo?.- Me preguntó Luciana.
- La verdad que son preciosas.- Dije.
Luciana me tiró adentro del agua agarrándome de los pies. Una vez adentro empezó a intentar sacarme el short de baño.
- Ya que estamos quedémonos todos en bolas. Dale Leo, liberate de la tela.-
- Si!- dijo Sabrina y vi como revoleaba su tanga por sobre su cabeza y caía en el borde de la pileta. - Con Fede siempre nos metemos en bolas. Es alucinante de noche, ver las estrellas y sentir el agua acariciándote.-
Luciana hizo lo mismo y también tiro mi short al borde. Federico apareció y quedó pasmado viéndonos reir como adolescentes desnudos y calientes. Con una botella de champagne en una mano y unas copas en la otra, hizo lo único que quedaba por hacer en ese momento. Dejó todo en el piso, se sacó la malla y nos mostró en toda su humana dimensión su diminuta pija depilada. Se tiró de bomba entre nosotros y los cuatro nos abrazamos en ronda y bailamos algo parecido a una cumbia de moda.
Sentía las tetas de Sabrina bamboleándose a mi lado. La apreté contra mí, ella se dejó hacer y la besé. Se me prendió como garrapata a la pierna debajo del agua. Su mano buscó inmediatamente mi pija que ya estaba agarrada por Luciana. Juntas empezaron a pajearme subacuaticamente y a besarme el cuello. Federico se acomodó detrás de ellas y empezo a manosearles el culo a ambas, como sopesándolos. Veía su cara de caliente viendo qué culo tocar mejor y primero.
Los abracé a los tres y nos besamos. Las lenguas se juntaron en una sola calentura donde no importaba quien era quien. Eramos cuatro gozando.
- Salgamos, sequémonos y cojamos.- Dijo Sabrina en estricto orden de prioridades.
- Ustedes tienen forros? Nosotros no trajimos.- Dijo Luciana.
- No, usamos pastillas, hace años que no compro un forro.- dijo Federico.
- Dale, rápido vamos a un kiosco urgente.- le dije e inmediatamente salí de la pileta y me puse el short. Federico hizo lo mismo. Así como estábamos, borrachos, descalzos y sin remera salimos a la calle con un billete de cien pesos en la mano hasta el kiosco de la esquina que por una de esas casualidades de la vida estaba abierto a esa hora.
- Tengo una calentura que no se me baja la pija Leo.- dijo él mostrándome la protuberancia que se le formaba debajo del short.
- Y como hacemos?
- Que?
- Cojemos todos? Nosotros miramos? como es?
Lo agarre del cuello y le dije:
- Como mejor te pinte Fede...
- Y entre nosotros?
- Como mejor nos pinte Fede!
Llegamos al kiosco, compramos unas cajas de forros de esos que viene con gel y nos volvimos. El estaba callado, parecìa querer decirme algo. Antes de abrir la puerta se animò.
- Tengo fantasìas con chupar una pija alguna vez.-
- Vamos a ver como se da todo, Fede. Yo no tengo ningùn problema con nada.- le respondì.
Al entrar en el living, Federico se paró y me agarró del brazo. Se agachó y comienzó a chuparme la pija. Lo hizode manera torpe, evidentemente era la primera vez que lo hacía, pero con una calentura tal que me puso al palo. Se la querìa meter entera y no podìa. Despuès lo agarrè de la cabeza y lo empecè a bombear un poco. Su respiraciòn nota que que se calentaba.
- Te pinto chuparme la pija!- la dije levantándolo.
- Vamos a ver que hacen las chicas. No nos cortemos solos, que lo mejor es estar todos juntos.- le dije. y nos metimos en la casa.
- Llegamos!. -gritó Federico al aire.
- En el cuarto...- se escucho la voz de Luciana desde la planta alta.
Subimos bastante acelerados. Al entrar al cuarto vimos a Sabrina acostada boca arriba en la cama matrimonial, desnuda completamente, con las piernas abiertas y siendo chupada por Luciana. Sus tetas caían a los costados, enormes. Tenía las manos detrás de la nuca.
- Alguien con pija que coja a ésta mujer, que no puede más de calentura!- dijo Luciana levantándose.
- Vení Fede, ponémela papi, dale! - dijo Sabrina agarrándose los pezones.
Federico se sacó el short y se arrojó sobre su mujer. Ya dije que su pija era bastante pequeña y depilada. Depilada también estaba la concha de Sabrina. El se la metió y empezó a bombear muy rápido sobre ella que gemía casi gritando y agarrándolo de los hombros. Con Luciana nos sentamos en el borde de la cama viéndolos. Ella apoyò su espalda en mi pecho y yo le empecè a acariciar el clìtoris desde atràs. Despacio. Más que nada disfrutamos de verlos cojer. Son evidentemente una pareja establecida. Llevan un ritmo que es evidentemente conocido para ambos. Ella lo miraba a los ojos. El de vez en cuando nos miraba a nosotros verlos. Luciana empezò a mojar su concha de la calentura. Se movìa despacio. En un momento le agarra la mano a Sabrina y la aprieta fuerte. Ella la mira con cara muy caliente. Cierra los ojos.
Veo sus tetas moviéndose de arriba abajo con el bombeo y me pongo al palo. No quiero interrumpir a Federico, pero lo único que me interesa en ese momento es metérsela a Sabrina y chuparle las tetas.
Federico acaba ruidosamente dentro de ella. Se corre y me invita.
- Dale Leo, seguí vos, ella todavía no acabó.
- Dale Leo, dame pija- Agregó Sabrina.
Me puse un forro y la penetré sin esperar más. Su concha estaba ultra húmeda. Sentí como me la apretaba al entrar. Ví finalmente sus tetas entre mis manos y empecé a cogerla fuerte. Ella jadeaba y gemía fuerte. Todavía tenía la mano de Luciana agarrada. Cerró los ojos y acabó en un orgasmo largo y fuerte. Sentí latir su concha alrededor de mi pija.
- Seguí, no pares. - me dijo.
Y seguí, por supuesto. Vi a Federico acostado a nuestro lado. Se agarraba la poronga que ya estaba lista otra vez. Luciana empezó a chuparla. Veía la pequeña verga lampiña entrar y salir de la boca de mi mujer. Lo hacía con destreza agarrándole los huevos. Federico gozaba como loco. Yo también gozaba de cojer con Sabrina que pedía más y más. Debajo mío movía las caderas muy caliente nuevamente. Después de un par de minutos volvió a acabar. Esta vez un poco más tranquila.
Con las tetotas de Sabrina entre las manos y viendo a Luciana chupar a mi amigo acabé dentro de ella casi pegado.
Salí de adentro suyo, me saqué el forro y me limpié la pija con unos rollos de cocina que seguramente Luciana trajo al efecto.
Sabrina se había dado vuelta, y acostada boca abajo miraba con extrañeza como su marido era chupado. Vi su culo y el de mi mujer que también está boca abajo y se me paró la pija nuevamente. Preferí a Luciana y se lo empecé a chupar. Ella abrió un poco las piernas para que mi lengua llegué mejor a destino, que era justamente meterse en su orto con gusto. Me gusta sentirle el ano. Empecé primero pasándole la lengua suavemente. Disfrutando los pliegues y recovecos del agujero. Después ejerciendo presión poco a poco hacia adentro. Sintiendo como se iba abriendo el camino. Ella iba relajandolo poco a poco para facilitar la tarea. Mientras hacía ésto sentía los gemidos de Federico que parecía no poder creer lo que le pasaba. Cuando miré vi que Sabrina también se había sumado y le chupaba los huevos y la zona debajo de ellos, antes del ano. Luciana lo agarró de las piernas y las levantó y le dijo a Sabrina:
- Chupale el culo.
Ella dudó un instante. Se ve que nunca lo había hecho. Después se decidió y se zambulló en el ojete. Veía su cabeza moverse a los lados violentamente. Federico deliraba con la nueva experiencia. Luciana se le sentó en la cara y le hizo chupar la concha mientras le seguía sosteniendo las piernas levantadas y abiertas.
Después de unos minutos dejó caer las piernas y se dispuso a cojerlo. Agarró un forro y se lo puso. Abrió un sobrecito de gel y derramándolo sobre la pija me dijo:
- Voy a aprovechar ésta hermosa pija medium para metérmela en el culo. - dicho lo cual se la fue ensartando de a poco. Al poco tiempo ya lo estaba cabalgando fuerte.
- Viste que es especial para el culo?- dijo Sabrina.
- Está buenísima- respondió Luciana gozando.
Veìa entrar la pija en el orto y a ella moviendose sobre el. Sabrina miraba extasiada. Le agarré la cintura por detràs para que se pusiese en cuatro.
- Puedo? le dje.
Dudó un momento y asintió con la cabeza no muy convencida. Me puse el forro y emecé a acariciarle la concha con la mano. Estaba muy húmeda. Acerqué la pija y la fui metiendo de a poco. Ella no decía nada. Empecé a cojerla pero al poco tiempo se zafó. Me miró con una sonrisa triste y me dijo.
- Disculpame, pero prefiero cojer con Fede.-
- Todo bien, no te hagas problemas.-
- Aunque si me querés chupar las tetas me encantaría.-
Obvio que acepté. Ella se acostó boca arriba con la cabeza muy cerca de la de Federico. Lo empezó a besar en la boca. Yo le chupaba las tetas con gusto mientras la masturbaba al mismo tiempo con mi mano derecha. Los veía besarse. Luciana me agarró del brazo haciéndome alejar de las tetas de Sabrina para dejarlos solos. Así como estaban acostados uno al lado del otro siguieron besándose. Federico pasó la mano sobre ella y empezó a tocarla. Ella a su vez le agarró la pija y juntos empezaron a gozar sin nosotros.
Al lado de la cama tenían un sillón pequeño. Ahí me sente y Luciana sobre mi dándome la espalda, metiéndose la pija en la concha. Me cojió en esa posición viéndo gozar a nuestros anfitriones que estaban tan metidos en su asunto que creo se olvidaron de nuestra presencia. Mi mujer se dió vuelta y me cojió hasta acabar juntos.
Cuando nos volvimos a ver qué hacían, seguían igual. Agarrados de las entrepiernas y besándose con los ojos cerrados, así que salimos de la habitación, bajamos al patio como para refrescarnos un poco en la pileta. El champagne todavía estaba en el mismo lugar en que lo había dejado Federico. Lo abrimos y nos metimos al agua con sendas copas. La noche estaba terminando. Se empezaban a ver las primeras luces del amanecer. Brindamos. Nos quedamos callados un rato disfrutando del amanecer y los pájaros.
Al rato bajaron. Venìan de la mano. Se sentaron al borde de la pileta.
- Que bueno chicos! - djo Sabrina. - Me encantò. Nos hacía falta el sexo. Gracias.-
Les agradecimos nosotros por dejarnos entrar en su vida.
Volvimos en un taxi con el sol ya muy alto. Ese día dormimos hasta bien entrada la tarde.

7 comentarios - Cojiendo con amigos

viciosomdq +1
Muy buen relato amigo!!! Tensión de principio a fin...
Mañana los puntos...
mca1900 +1
Excelente relato!
Pervberto
Gran narración de cómo el sexo grupal refuerza la amistad.
mdqpablo
que buen relato , un encuentro increible van pts