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Carpa, camping y secretos morbosos (parte 4)

Los hechos aquí descriptos sucedieron en la realidad, los nombres de los protagonistas han sido cambiados http://www.poringa.net/posts/relatos/2856402/Carpa-camping-y-secretos-morbosos-parte-3.html link al relato anterior.

Mi pelvis rebotaba contra las carnosas nalgas de Daniela, aceleraba el ritmo, daba un golpe seco, me quedaba en lo más profundo de su ser y volvía a cogerla como si no hubiera mañana. Su pantalón corto había desaparecido, quizás estuviera colgado de alguna rama, o hubiera ido a parar al pequeño canal de riego que dividía los baños de la zona de acampe. Sus gemido, ahogados por la toalla, que había decido morder para no tentarse a gritar, me desquiciaban. Deseaba oírla, escucharla jadear, gritar, maldecir y alabar al mismo tiempo mis potentes embestidas. Le di otro golpe seco, profundo, duro; llevé mis manos a sus tetas, acaricié con un dedo sus pezones duros. Ella aprovechó el momento para erguirse y reclamar un beso, mientras indicaba con sus propias manos como acariciar mejor sus pechos.

- Una más y me vengo – Susurró entre mordidas y juegos con la lengua.

- La quiero en mi boca – Le respondí

Con una mano la empujé hacia delante, a su posición anterior. El desnivel de terreno le daba a su cadera la altura perfecta, podía penetrarla sin esfuerzo, y lamerla con igual facilidad. Al ponerme en cuclillas el aroma de su entrepierna me dejó sin aliento. Pasé mi lengua por sus húmedos labios, sin ejercer mucha presión, luego me abrí paso hasta la entrada de su vagina, subí, bajé, me tentó su ano pero no quería distraerme. Separó un poco más las piernas, bajó el torso y giró las piernas hacia dentro, dejando su coño con la apertura perfecta para saciar mi sed. Bebí, con delicadeza, con intensidad, apenas tocándola, luego con fruición. Detuve mi lengua unos segundos en su clítoris, sus piernas temblaban, gemía con impaciencia. Daniela no conocía mi deleite por el sexo oral, el morbo que siento cuando dilato la llegada del clímax, esa sensación de poder en la punta de la lengua. Quizás como acto reflejo, a modo de provocación, implorando para que finalizara la tortura, llevó una mano a su nalga separándola más, entregando toda su humedad. Quise jugar, pensé en dejarla así unos minutos, a la espera, pero mi sed fue más fuerte y desaté sobre su clítoris toda la velocidad, la furia, de mi lengua. Su vagina se contrajo, una, dos, tres veces, un aroma salado inundó mi nariz, saltaban gotitas desde su interior. Sus piernas temblaban, un gemido largo y profundo brotó por su garganta. El orgasmo estalló en mi boca, la sensación de mi lengua lamiendo cada gota alargó los espasmos, el delicioso temblar de su cuerpo.

Se incorporó y descansó su peso contra mi cuerpo. Mi verga asomaba entre sus piernas, ella acariciaba la punta con un dedo, cariñosamente, su boca buscó la mía y mis manos subieron a sus pezones. Su espalda, pegada a mi pecho, transmitía todo el calor de su cuerpo, el sudor que pegaba su musculosa a la piel de ambos. Desde nuestro refugio, entre árboles y sombras, teníamos visión directa a las carpas, a nuestras carpas. Sergio y Brenda se habían despertado hacía pocos minutos, justo antes de que hiciera acabar a Daniela. Sergio iba y venía desde su carpa a la mía, se detenía dos minutos a hablar con su hermana y miraba en todas direcciones. Brenda aprovechaba mi ausencia para revisar mi celular.

- Nos estarán buscando – Comentó Daniela con un tono de picardía

- Un poco tarde – Le respondí sin apartar la mirada de mi carpa

- Sergio me pone los cuernos – Aquella revelación me paralizó

- ¿Hablas en serio?-

- Si, y la hermana lo tapa -

- ¿Estas segura? – No salía de mi asombro, Sergio siempre me pareció un tipo fiel

- Si, lo vi, y tu novia tiene miedo que le estés haciendo lo mismo…- Daniela llevo sus manos a mi cabello

- O sea que todo ese acoso…-Las palabras peleaban por salir -…que ironico-

- ¿Qué es irónico?

- Jamás la traicioné hasta ahora…-

- Que halago-

- Siempre te tuve ganas Dani, pero Brenda me tenía contento, satisfecho, hasta que empezó con esa estupidez de controlarme a cada minuto, ahí me cansó – Quería decirlo, gritarlo, por fin canalizaba la frustración

- Shhh…- me besó – desquítate tranquilo…-

Daniela llevó sus manos a mi verga, la acarició y comenzó a moverse, a frotarla con toda su humedad.

- Y pensar que ella siempre dijo que la tenías chiquita – Rio y se inclinó hacia delante

Apoyé el glande en los labios de su vagina, abiertos, cálidos, mojados. Brenda seguía invadiendo mi privacidad, hurgando en mis contactos, en mis fotos, en los mensajes de mi celular. Anotaba números en su móvil, movía los dedos rápido, quizás temiendo yo la sorprendiera, quizás embelesada en su fechoría. Tomé a Daniela de la cintura y la penetra lento, hasta el fondo, hice presión con mi cadera y ahí la sostuve. Ella gimió, acomodó su cabello y se giró a verme. Tenía ese gesto pervertido, cuando toda la lujuria sale desde el fondo de su alma.

- Sergio nunca me tuvo así…- Confesó entre gemidos -…dame duro, dale…-

- Brenda no me va a tener así de nuevo – Afirmé

Follé con tanta fuerza que el golpeteo de mi pelvis en su trasero debió escucharse en todo el camping. Ella no escatimó en el tono y la variedad de sus gemidos. Brenda parecía demasiado ocupada con mi móvil para darse cuenta, quizás no llegara el sonido hasta ella, a pesar de que en un par de ocasiones se detuvo, mirando hacia las sombras que rodeaban la zona de acampe.

Sentía los músculos de su vagina dilatarse, contraerse, su cuerpo temblaba. Hacia lo posible por sostenerse en esa posición, pero mis embestidas la sacudían. Me sentía furioso, excitado, malvado, un enfermo que solo encontraba cura entre las piernas de una mujer. Deje salir toda mi frustración sobre el cuerpo de Daniela, ella lo gozaba, miraba hacia las carpas, se relamía, gemía, me miraba y sonreía. Le faltaba el aire, respiraba profundo y soltaba otro gemido. Eyaculé. Fue explosivo, dejé todo mi semen en su interior, sin embargo no me detuve. Mi cuerpo exigía satisfacción, reclamaba éxtasis en cantidades suficientes como para no poder caminar al otro día. Algo parecido a un orgasmo estalló en la base de mi columna, se extendió por mi pelvis, obligándome a contraer músculos y a frenar unos segundos. No estaba satisfecho, necesitaba más. Volví a rebotar en las nalgas de Daniela, ella irguió su torso, arqueó la espalda y sujetándose de mis antebrazos, se giró lo más que pudo. Su mirada se perdió en la mía, la mueca de lujuria era imperiosa, necesitaba más, mucho más. El mundo desapareció, el sonido rítmico del choque entre mi cuerpo y el suyo lo inundó todo, sus gemidos nublaron mis sentidos, el contraer y dilatar de su coño, las gotas que caían por mis testículos, el aroma de su cuerpo, toda ella me poseyó. El último empellón me dejó agotado, aferrado a su cuerpo, a su boca. Me vine otra vez en lo profundo de su coño, las sacudidas duraron una eternidad.

Inmóviles, agotados, empapados en sudor y orgasmos, el mundo que nos rodeaba recobró su color, su pesadez. Nos despegamos como pudimos, recupere mi toalla de una rama a mis espaldas. El camping estaba en silencio. O nadie nos escuchó, o a todo el mundo le importó un carajo que cogiéramos como bestias. Brenda y Sergio, sin embargo, no daban señales de haber escuchado el concierto.

- Espera…- Aun tenía la musculosa por arriba de sus enormes tetas, en su rostro se dibujaba una sonrisa pícara y preocupada – No encuentro mi pantalón…-

3 comentarios - Carpa, camping y secretos morbosos (parte 4)

kramalo
muy bueno..!! pero....!! como buen argento...poné concha, argoya...algo bien nuestro...no pongas coño, que no somos del otro lado del charco...ja! (O....?, no será choreado el post, nooooo..?)..jaja!! saludos...
GaryelMiron
Jajaja no man, es mi estilo, nada mas y nada menos que mi estilo
jerry2510
muy bueno y comparto acá es concha... NO COÑO
GaryelMiron
Como le dije al amigo del comentario que "compartis", es mi estilo, como veras...