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La señora de limpieza

Ésta historia es totalmente verídica, y para mayor hincapié ocurrió tan sólo hace unos días. Desde que murió mi abuelo, mi abuela fué cayendo en un lento declive de alzheimer. Al principio podía seguir viviendo sola en el pueblo, pero conforme pasaban los años se hizo necesario el vigilarla cada vez más hasta que, hace cosa de un año, tuvimos que traerla a Madrid, a nuestra casa, para cuidar de ella. Dado que ni mis padres, ni yo, ni mi hermano estamos todo el día en casa, tuvimos que contratar a una asistenta para que, además de limpiar nuestra casa, también cuidara de mi abuela hasta el mediodía. Yo, con mis veinte años de edad, imaginaba que vendría una señora de 40 años, con hijos ya, a cuidar de mi abuela. Cual no sería mi sorpresa cuando mi madre me dijo que saliera a conocer a la nueva criada. Al llegar al comedor se me paró el corazón, puesto que sentada en el sofá había una chica brasileña, de en torno a los 25 años, morena, de pelo largo, y unos preciosos ojos verdes. Sus curvas ya de por sí me empinaron hasta el aliento cuando la chica se levantó y se acercó a darme dos besos. Se llamaba Nadine. Al principio todo fue bien, ella había cuidado de dos hermanos desde que era pequeña y tenía experiencia en tratar con dulzura a la gente con incapacidades físicas, como mi abuela. Yo, como tengo Universidad por las tardes, pasaba toda la mañana en casa, estudiando, con Nadine. Ella se encargaba no sólo de cuidar a mi abuela, sino también de llevar a cabo diversas tareas domésticas para, después de comer, irse a un piso que compartía con dos amigas, también de Brasil. Todo empezó por pura casualidad, pues andaba yo un día en internet, aburrido, cuando me puse a mirar ésta misma página. Al leer varios relatos eróticos, me fuí calentando, mientras mi polla saltaba alegre en mis vaqueros, queriendo un trato preferencial. Sin aguantarlo más, me fuí al cuarto de baño dispuesto a masturbarme, me senté en la taza del váter y, bajándome los pantalones y los bóxer, agarre mi miembro de respetable tamaño (en torno a 22 cms) y comencé a cascármela al principio lentamente, subiendo de ritmo conforme pasaban los minutos. Pero había algo que había olvidado, y era echar el cerrojo de la puerta. Lo descubrí cuando estando ya en la gloria, faltándome poco para correrme, la puerta del baño se abrió dando pasó a Nadine, con una fregona en la mano, mirándome anonadada. Sus preciosos ojos verdes fueron de mi cara de placer hasta posarse en mi aparato, cuando me puse coloradísimo y ella cerró de golpe la puerta pidiendo excusas desde el otro lado de la madera. Cuando tras unos minutos salí y hablé con ella, se mostró muy avergonzada, diciéndome que no sabía que había alguien en el baño cuando iba a limpiar el suelo. Yo la tranquilicé diciéndole que no pasaba nada, pero no nos atrevíamos a mirarnos a los ojos, puesto que estábamos tremendamente cortados. Así, lo dejamos correr, y yo ya pensaba que la historia habría acabado ahí, pero cual no fué mi sorpresa ante los acontecimientos que sucedieron hace una semana. Estaba yo durmiendo, serían en torno a las nueve de la mañana, cuando en sueños notaba un gran placer, pues recuerdo perfectamente que soñaba que Nadine me estaba trabajando la polla con la boca. Un sueño erótico que... de repente se hizo realidad. Al abrir los ojos me encontré boca arriba y algo que se movía bajo las sábanas, notando un gran placer entre mis piernas. Retiré las mantas y hallé a mi criada, Nadine, con los ojos cerrados y muy entretenida en chuparme la polla. - ¿Pero qué haces, Nadine?- fué lo unico que me salío de los labios. Ella pegó un bote sacándose mi nabo de la boca y me miró con temor en sus ojitos. - Lo... lo siento, Fran- ella me tuteaba- Yo....yo sé que he echo algo muy malo y... por favor, no le digas a tu mamá ¿si? -Pero me la estabas chupando...- argumenté. -S...si, eso hacía...- respondió. La situación me parecía de lo más inverosímil- Pero... no me pude contener. Llevo semanas pensando en tu vergota... porque jamás había visto un chico que la tuviera tran grande como tú... y hace dos meses que lo dejé con mi novio y... mi necesidad era grande. Cuando entré a despertarte y te vi durmiendo... destapado... con tu pija dura, yo... no se me ocurrió otra cosa que... ¡por favor, discúlpame! Me quede mirando su sonrojo, mientras casi lágrimas brotaban de sus ojos, avergonzada como estaba de su comportamiento. En otra circunstancia, ante al situación, se lo hubiera dicho a mis padres, pero estaba tan cachondo por el sueño y el trato que ella me había dado que no se me ocurrió decir otra cosa que: - ¿Porqué lo sientes? Estás buenísima, desde que te ví he querido que pasara algo así entre nosotros, y ahora me parece estar soñando. Si quieres chupármela, adelante, yo no te detendré. Y dicho ésto, me quité los pantalones de mi pijama y abrí las piernas, mostrándole mi polla ensalivada, ofreciéndosela ahora voluntariamente. Ella pegó una especie de chillidito de alegría y, tras secarse las lágrimas de sus mejillas morenas, se agachó de nuevo entre mis piernas y comenzó a pasar la lengua a lo largo del tronco de mi nabo, durito y lleno de venas, mojándomelo aún mas. Con suavidad, casi con un gran cariño, aferró la piel con su mano y tiró suavemente hacia abajo, surgiendo mi glande rosadito y gordo, cubierto de líquido preseminal. Ella subió la lengua y comenzó a bordeármelo con la punta, como una auténtica profesional, metiéndolo luego entre sus labios mientras succionaba el líquido que yo ya destilaba. Su mano me pajeaba sensualmente, mientras tras retirarse el pelo con la otra, comenzó a acariciar mis testículos peludos con los dedos, aumentando así mi excitación. En un momento dado, como si fuera una niña golosa, engulló mi polla, metiéndosela entera en la boca, y comenzó a pajearme con sus labios mientras apoyaba sus manos en mis dos muslos, como si estuviera haciendo flexiones. Cada vez bajaba un poco más en el recorrido, hasta que finalmente se la tragó hasta la base y note como mi capullo golpeaba contra su húmeda garganta, lo que provocó que la pobre Nadine tuviera un acceso de tos (al haberse casi atragantado) y sacara mi verga de su boca, tosiendo. - Ten cuidado, no seas ansiosa- dije riendo mientras esperaba a que se le pasara. - Lo..cof cof...siento. es que me encanta... sentirla dentro de...cof cof...mi- logró decir. - Bueno... pues ahora me parece que tengo ganas de desayunar- dije con picardía mientras, sin esperar respuesta por su parte, la tomé de los hombros y la volteé, quedando ahora yo sobre ella. Nuestros labios se fundieron en un pasional beso mientras mis manos se deshacían lentamente de lo que em quedaba de ropa, antes de quitarle a ella su blusa. cuando al fin logré desabrochar su sostén de encaje negro, me quedé a cuadros. Ya había supuesto que tendría un buen par de tetas, pero es que ¡ante mí estaban las dos tetas mas perfectas que he visto en mi vida! De un tono morenito, como todo su cuerpo, redonditas y bien paradas, algo grandes (cosa que adoro, calculo que llevaría una talla cien o por ahí) y con dos pezones algo duritos ya de un delicioso tono rosado, tirando a marrón. - ¿Algún....problema?- preguntó ella al verme impactado por semejantes melones. - Ninguno, ninguno.... Dios, es que son perfectas- respondí al fin, a falta de alguna palabra mejor. Y, sin más, agaché mi rostro entre ambas, hundiendo mi lengua en su canalillo, pasándola de arriba a abajo un par de veces. Mis manos no paraban quietas, ahora acariciándolas suavemente, ahora apretándoselas con cierto salvajismo debido a mi excitación. Ella comenzaba a gemir y varios grititos de placer escaparon de sus labios cuando succioné un pezón como un bebé hambriento en busca de su primer alimento. Yo chupaba y chupaba, arañando levemente el trocito de carne con el filo de mis dientes, haciendo que su excitación fuera en aumento y se le endureciera como piedra. Ella deseaba que la comiera, y como yo tenía un hambre atroz de su cuerpo, le quité los pantalones mientras besaba su ombligo. Al quedarse en tanguita negro, ví y pude oler su humedad, así que me deshice de la última puerta hacia su femineidad. Me encontré con una preciosa rajita toda rasuradita, no había rastro de vello púbico y una dulce suavidad se hizo presa de mis labios cuando con ellos acaricié la zona, por fuera. Su coñito emanaba dulces efluvios y humedad, mientras ella no paraba de gemir. - Comélo ya, comélo ya, no seas malito... anda...que estoy ardiente...- decía una y otra vez, retorciéndose como una culebra. Finalmente hice eco de sus deseos y con ayuda de los dedos abrí tan preciosa flor, dándome una bocanada de efluvio caliente en el rostro, hundí mi lengua en su coñito, probando sus líquidos, los cuales tenían un deje saladito, justo como a mí me gusta. Ante sus gemidos de placer, comencé a pasar mi lengua por su rajita, de abajo arriba y de arriba abajo, notando como su cuerpo se crispaba bajo mí y arqueaba la espalda, acariciando con sus manos mi cabeza un rato y aferrándose a las sábanas otro tanto. -Así, así, que bien me comes ¿te gusta el desayuno? Mmmmm, come, come cariño- gemía con una tono lascivo. Finalmente llevé mi lengua hasta su clítoris y comencé a bordearlo con la punta, notando los temblores de placer que recorrían su cuerpo una y otra vez. Luego lo lamí con toda la extensión de la lengua y llegué incluso a apretarlo con mis labios cuando noté como su botón hubo engordado lo suficiente para ello. Finalmente acabé usando mis dedos para masturbarla y mi lengua humedecía toda su rajita, desde el clítoris hasta el borde inferior, moviéndola cual serpiente. Así, apretando mi cara contra ella con sus manos, dejó escapar un intenso grito de placer mientras notaba como llegaba al orgasmo, destilando dulces líquidos por todo su coñito. - Ahhhhh, así mi vida, tu sí que sabes complacer a una hembra...mmmmm- dijo jadeando, mientras yo subía por ella. Mi polla golpeó contra su vientre, como llamando la atención, deseosa de hundirse en sus entrañas, pero yo no tenía preservativos, una gran putada. - ¿A qué esperas? Metémela ya...- dijo ella haciendo movimientos, intentando hundirse mi polla. - No tengo condones, Nadine, lo siento... - Éso no es problema, yo tomo la píldora- respondió ella con una flamante sonrisa. Y, con ésas palabras, hice acopio de fuerzas y enganché mi verga con la mano, apuntándosela hacia su coñito. Sus labios vaginales se abrieron como si de una boquita se trataran, y mi verga se deslizo de un sólo empujón dentro de ella, cuasando que ambos nos uniéramos en un jadeo de placer. - Oh Dios, es enrome... me vas a partir en dos...- jadeó ella- Hundemela, no aguardes más, cógeme duro, mi amor... Comencé a bombear dentro de ella lentamente, haciendo que ella notara cada centímetro de mi polla dentro de ella, notando su cálido coñito abrazándome. Nadine levantó sus piernas y me bordeó la cintura, uniendo sus tobillos tras mi espalda para impedir que su "rabo del placer" saliera de ella. Me di cuenta de que con ello hacía movimiento coitales, hundiéndose mi polla lo más profundo que podía, sonando un ruido de humedad cuando mis huevos chocaban contra su piel en las embestidas. - Así, ohhhh, así, cógeme duro, cabrón- decía ya ella, perdido su vocabulario con la excitación. Comencé a moverme mas y mas deprisa, embistiéndola sin piedad cuando ella me arañó la espalda con las uñas, clavándomelas. Ése cierto grado de dolor me enardeció aún más y salía al máximo de ella para hundirle mi rabo hasta el fondo, taladrando sus entrañas sin piedad una y otra vez, haciéndola gritar. - Ahhh, si, asi mi vida, asiiii - Mmmmm, siii, te gusta mi polla ¿eh? ¿Quieres mas?- la incitaba yo jadeando, notando como mi pelo se pegaba a mi frente por el sudor. La cama ya temblaba violentamente, golpeando el parqué del suelo, debido a prácticamente que yo saltaba sobre ella follándomela con inmenso placer, pues era la primera vez que yo lo hacía sin condón. Sentía como si mi nabo se estuviera abrasando, debido a la calentura de ambos, pensé que mi verga era una barra de pan y su coñito era el horno que tenía que recibirla. Hundí mi rostro en su cuello y mordí su carne, llegando incluso a notar el sabor de la sangre en la boca, al hacerle una pequeña heridita con los dientes que nos excitó todavía más cuando ella clavó sus uñas mas profundamente en mi espalda, trazándome ocho surcos. Al cabo de una hora bombeando, ella había orgasmado ya un par de veces y yo, no pudiendo aguantar más, exploté dentro de ella, hundiéndole mi polla hasta el fondo, llenándola con mi leche mientras caía rendido sobre ella. Ambos permanecimos así, yo acostado sobre ella, sudorosos y jadeantes, pero aú nos quedaron fuerzas para abrazarnos y besarnos tiernamente, como dos enamorados. Tras ésto nos dimos una ducha (en la que ella puso especial interés en enjabonarme mi verga como dándole las gracias por el placer que le había causado) y nos volvimos a vestir, dándonos muchísimos besos durante todo el día. Desde ésa mañana, Nadine y yo somos pareja, y yo la ayudo por las mañanas a limpiar la casa, para que así nos quede tiempo para hacer cosas juntos, como ver una peli en el sofá, y también seguir follando. Llevamos ya una semana saliendo y soy el chico más feliz del mundo, puesto que mi novia aparte de cariñosa es una diosa del sexo, ya que en tan poco tiempo me ha hecho probar varias cosas más que han desengañado la imagen de tímida que tenía yo de ella, pero éso se lo contaré en ota ocasión, así como las cosas nuevas que vayamso haciendo. espero que les haya gustado el relato y si queiren algo (probar sensac

1 comentarios - La señora de limpieza

JUNIORP26 +1
Excelente relato y excelente mina