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Una diosa. Capítulo 27

Una diosa. Capítulo 27

Esta es la historia de Gabriela, una diosa de 25 años que tiene muchas ganas de contarnos su vida repleta de hombres, amigos, engaños y muchas anécdotas sexuales. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…


Capítulo 27: 23 añitos
Cuando abrí los ojos ese domingo 20 tuve que mirar dos veces alrededor para comprobar bien donde estaba y me di cuenta que era la pieza de mis viejos. Me senté sobre el colchón y comprobé que la cabeza se me partía al medio. Agarré mi celular y me di cuenta que eran las 2 de la tarde y que tenía más de 100 mensajes. Algunos de Flavia, otros de Daiana, también de Natalia que me preguntaban dónde estaba, si estaba bien o si había llegado a mi casa. Solté el celular sin responderle a ninguna y me quedé atónita mirando al frente y ahí vi lo primero que me llamó la atención y me hizo recordar la noche anterior. Un preservativo estaba tirado en el piso a centímetros de la cama y un metro más atrás había otro, pero ambos estaban casi sin usar. Intenté levantarme pero cuando apoyé la mano sobre el colchón noté algo pegajoso y seco. Miré con asco y comprobé enseguida lo que era.
- ¿Tomás?- Pregunté en voz alta pero nadie contestó.
Tomás había estado ahí anoche, me acordaba de eso. Pero no habíamos estado solos, ya que me acuerdo bien que en el auto íbamos con Emiliano y con Francisco. ¿Pero qué había pasado? Algunas imágenes paganas pasaban por mi cabeza. ¿Yo besándome con Emiliano? ¿Cómo era eso posible si en el boliche había estado con Nicolás? ¿Y Tomás en la pieza? ¿Por qué había dos preservativos sin usar tirados en el piso? Nada tenía mucho sentido. ¿Qué había hecho la noche de mi cumpleaños número 23?
Me serví un vaso de agua y vi que mi campera estaba sobre la silla del comedor y al lado una nota la cual tomé y leí enseguida: “Gabi, nosotros nos fuimos. Cualquier cosa que mañana te sientas mal avísame y te vengo a cuidar. La pasamos muy bien anoche. Un beso. Tomi”. ¿La pasamos muy bien anoche? Tomás fue el último en irse, eso era confirmado. Me senté en una silla y cerré los ojos y comencé a recordar. Al principio me costó mucho, pero una vez que entré en la noche todo fue muy claro.

Era sábado 19 de Octubre y yo cumplía 23 años. A la mañana me levante y mis viejos me saludaron y me dieron mi regalo, eso estaba claro como el agua. Comimos los 3 con mi hermano y después ellos se fueron a Buenos Aires porque a la noche tenían el casamiento del mejor amigo de la infancia de mi mamá. ¿Y Julián? ¡Cierto! Mi hermano y Luciana su novia se fueron a la tarde al pueblo de ella para pasar el fin de semana. Por eso no había nadie en casa, mis viejos volvían a la tardecita y aprovechaban para pasarlo a buscar a él. ¡Tenía que ordenar! Fui directo a la pieza y mientras sacaba las sábanas sucias de semen del colchón seguí recordando.
Andrea y Florencia fueron las primeras en llegar y después Ailín. Entre las 4 fuimos al super a comprar unas pre-pizas y mucho alcohol. Cuando llegamos preparamos todo y comenzamos a cambiarnos. Cerca de las 9 llegaron Santiago, el novio de Ailu y Juanca, el chico de Andrea, junto con Daiana, Flavia, Paola e Ignacio, el novio de esta última. Un rato más tarde vinieron las 3 chicas de la facu al igual que Tomás, Emiliano y Francisco. “¡Ahí está! Nos quedamos tomando en casa y de lo borracha que estaba me ayudaron a acostarme” pensé enseguida. Pero no, porque a pesar de que ya estaba borracha, recordaba haber ido al boliche y sobre todo recordaba haberme subido al auto de Emi y… ¿Me había cruzado en el boliche a Nicolás?
A las 2 de la mañana habíamos decidido salir a bailar. Nos subimos en varios autos y fuimos a uno de los boliches de la costa. “Y yo fui con Emiliano” me dije a mi misma, pero no. En ese caso me acuerdo de haber ido con Paola en el auto de Ignacio y atrás conmigo iban Daiana Ailín y Santiago. “Entonces fue a la vuelta” me volví a decir a mi misma mientras sacaba un nuevo par de sábanas para poner sobre la cama de mis viejos.
- Bien ahora viene la parte más difícil… Acordarme que pasó en el boliche.

Apenas entramos fuimos directo a la barra, solíamos hacer eso con las chicas, pero esta vez éramos más del doble. Las chicas me invitaron un trago. “¿Pero no fueron las de la facu?” me pregunté en la mente, “También” me respondí enseguida. Dos tragos, uno más de parte de los chicos. Y entre el calor y las canciones que cantábamos como locas fuimos bailando con el correr de las horas. Pero hay momentos que no concuerdan, por ejemplo cuando me lo crucé a Nicolás o cuando me lo comí a Emiliano. “Bien, primero pensá en lo que si te acordás” me dije. Y los recuerdos siguieron viniendo…
Le propuse a Florencia hacer nuevamente un trío con ella y con Guillermo eso me acuerdo, pero ella me dijo que querían dejar a las otras personas de lado y yo riendo me fui a proponerle lo mismo a Ailín que entre risas y caras de preocupación me dijo que no. Eso fue al poco tiempo de que llegamos. “¡Natalia se comió a Francisco!” recordé de repente. Eso era seguro y que Ingrid intentó estar con Tomás pero él le dijo que no. “Y cuando Emiliano me encaró a mi le dije que sí” me acordé de repente, pero no tenía mucho sentido, porque cuando estuve con Emiliano me acuerdo haber visto una imagen familiar y no cerraba en ese contexto.
La fiesta siguió y yo seguí tomando, entre tragos regalados por las chicas, sus novios y los compañeros de la facu tomamos más y más. También me acuerdo que me chamuyé a uno de los de la barra y este me regaló un vaso de fernet casi puro que me voló la cabeza. “Le pedí un tema al DJ” pensé y la imagen de Paola y yo entrando a la cabina se me vino a la mente. Y…
- ¡Hernan!- Dije de repente y ahí lo recordé todo.
Hernan, el hermano de Daiana, el chico con el que estuve obsesionada durante años apareció la noche anterior. Yo había intentado estar con él, pero me dijo que no podía, que estaba de novio y que no quería serle infiel. ¿Por qué me acordaba entonces haber estado con él? ¡Claro! Es que un rato más tarde me lo crucé cerca de la puerta del baño y me le tiré encima y con tal de alejarme un poco aceptó darme un beso como regalo de cumpleaños. Pero todo quedó ahí…

La noche siguió y cuando Dai se enteró de que yo me lo encaré a su hermano se enojó conmigo, lo cual era algo lógico. Pero Paola y Ailín me defendieron. “Dejala que está en pedo” le dijeron y Gerardo, el novio de Dai se la llevó. “¡Claro! Hernan llegó con Gerardo y unos amigos” seguí recordando. Pero cada vez era más confuso y el calor del lugar combinado con los tragos hizo que me fuera más difícil ver con claridad lo que había pasado. Y ahí llegó el siguiente recuerdo.
“Les pedí a los chicos de salir a tomar aire, o ellos me lo propusieron a mi” me dije nuevamente a mi misma mientras ponía las sábanas en el lavarropas y volvía a la pieza a levantar los preservativos del piso. Y Tomás y Emiliano me sacaron a la calle para que pudiera tomar algo de aire. Silvia llegó unos minutos más tarde con una botella de agua y después Francisco e Ingrid salieron para sumarse a la compañía. “¿Querés que te llevemos a tu casa Gabi?” me preguntó una de las chicas y entre mareos, frío y calor le dije que sí con la cabeza.
- Nosotros la llevamos.- Le dijo Tomás y me puso su campera.
Nos subimos al auto y recuerdo bien que Natalia y Francisco se saludaron con un beso. Tomás al volante, Francisco a su lado y Emiliano atrás conmigo fuimos bien despacio para que yo no me sintiera mal. “Pero si yo no me sentía mal” traté de recordar y enseguida se me reagruparon las ideas. No fui yo la que salió del boliche porque no podía respirar y no era yo la que iba atrás tapada con la campera y a punto de vomitar, era Ingrid. Yo iba al lado suyo, tratando de subirle el volumen a la música, completamente desaforada. Cuando la dejamos a ella en la casa, mi intención era volver al boliche, pero Tomás dijo que mejor me acompañaban a casa. Y ahí…
- ¡Nicolás!- Dije en un sobre salto.
Ahí me acordé porque la imagen de él pasaba por mi cabeza. Cuando llegamos a casa le propuse a los chicos de subir a tomar algo y Emiliano que no había parado de acariciarme en el auto convenció a los otros chicos de subir. Y fue en el palier que vengan las justicias divinas a castigarme y me lo crucé a Nicolás y del pedo que tenía intenté comérmelo en frente de los chicos. Pero Emiliano que fue más rápido que todos, me abrazó y me comió la boca de un beso frente a la puerta del ascensor. La cara de Nicolás lo dijo todo y lo primero que pensé fue “Tengo que bajar a aclarar las cosas” pero no me animaba y aparte quería seguir recordando lo que había pasado, porque estaba a punto de llegar la parte más importante.
Entramos al depto y sacando unos hielos del freezer preparamos unos tragos con las botellas que habían quedado. Pero Emi empezaba a zarparse y teniendo en cuenta mi estado, el hecho de que era mi cumpleaños y sumándole que tenía la casa sola, sus manos toquetonas empezaban a gustarme. “Que borracha que estas Gabi” me dijo al cabo de un rato cuando quedamos frente a frente y sus manos se apoyaron en mi cintura. Volví a besarlo, pero esta vez de manera más fogosa. Los chicos al lado se cagaban de la risa y Francisco gritó algo sobre que nos vayamos a la pieza, cosa que me dio una idea más que interesante.
- ¿Vamos?- Le pregunté a Emiliano y él enseguida emprendió viaje.
Pero no íbamos a ir solos, cuando pasé por al lado de Tomás le pasé mi mano por el pecho y le dije que viniera él también. Tomi se quedó unos segundos inmóvil y después miró a su amigo y al ver que este hacia una señal de aceptación se levantó y los tres nos fuimos hacia la pieza. Tomás le dijo a Francisco que viniera él también pero este decidió quedarse en el comedor.
Los 3 entramos a la pieza de mis viejos y sin dar muchos rodeos me puse entre ambos mirando a Emiliano y comenzamos a besarnos. Tomás por detrás recorría mi cuerpo con sus manos mientras Emiliano y yo nos sumergíamos en un beso bien fogoso. Me sacaron la remera y Emi bajó hasta mi pecho y después de sacarme el corpiño comenzó a chuparme las tetas. Yo giré la cabeza y mis labios se encontraron con los de Tomás que de a poco me iba tocando la cola y las piernas.
Cuando Emiliano se volvió a levantar para encontrase con mi boca decidí bajar yo. Sin rodeos me arrodillé entre los dos y me puse de costado. “Abran” le dije a los chicos mientras terminaba de sacarme el corpiño y ellos se desabrocharon el cierre y se bajaron el pantalón. Tomi además se sacó la remera y dejó al descubierto su hermoso cuerpo bien trabajado. Metí la mano primero dentro del bóxer de Emi y saqué su pija de unos 14 centímetros y me la metí en la boca con ganas.
- ¡Qué lindo!- Dijo el unos segundos más tarde cuando comencé a mamársela.- ¡Mirá como la chupa la hija de puta!- Agregó y se sacó la remera.
Pero Tomás se había bajado el bóxer también y ahora su pija, mucho más grande y más gorda estaba a centímetros de mi cara. Así que giré la cabeza y mientras seguía sosteniendo con la mano la pija de Emiliano, comencé a chupar la de su amigo. Ellos seguían hablando y diciendo cosas mientras yo iba de pija en pija, chupándolas con ganas y mientras le daba placer con mis labios a una, le hacía una paja a la otra. Las dos bien al palo, las dos muy tentadoras.
- ¡Vení Pancho! ¡No sabés lo que te perdés!- Le dijo Emi a Francisco que seguía en el comedor.
- Yo me ocupo.- Le dije y me levanté.- Voy a buscarlo, ustedes espérenme listos para cogerme.
Me fui caminando por el pasillo y aproveché para sacarme el pantalón y la tanguita que tenía puesta y cuando llegué al comedor veo que Fran estaba sentado en el mismo lugar con el celular en la mano. Me miró atónito y se quedó inmóvil, dándome lugar a hacer lo que yo quería. Me paré en frente suyo y me arrodillé delante de él que sin poner trabas abrió sus piernas. Le desabroché el pantalón y se lo bajé junto con el bóxer hasta los tobillos dejando al descubierto su pija que estaba bien blandita. La tomé con mi mano y mientras lo miraba comencé a pajearlo.
- ¿No querés venir conmigo y con los chicos?- Le pregunté poniendo voz de puta.- Tengo ganas de que me den los 3 juntitos.
No hizo falta decir más nada. Francisco se levantó y volvimos juntos a la pieza. Cuando entré los otros dos estaban desnudos y con el forro puesto, pero yo quería leche, mucha leche. “Sáquense eso” les dije a ambo mientras me subía a la cama y después agregué “Hoy quiero que me den toda la lechita”. Enseguida entendí el porqué de los preservativos en el piso.
Me acosté boca arriba contra el borde y Tomás se arrodilló en frente mío mientras Emiliano y Francisco se acostaron uno de cada lado. Entre los dos comenzaron a tocarme y a besarme todo el cuerpo, mientras Tomi iba jugando con su lengua sobre mi conchita. “Que lindas tetas” dijo Emi mientras me las tocaba y lamía como loco. Estiré mis manos y llegué a sus pijas que las tomé con las manos y comencé a pajearlos como podía. Pero la lengua de Tomás comenzaba a dar resultados y el placer no tardó en llegar. Su lengua iba como loca sobre mis labios y las cosquillas combinadas con el placer hacían que me moviera para todos lados. Emi fue subiendo su cuerpo hasta dejar su cintura a centímetros de mi cara y me metí su pija en la boca mientras Fran seguía tocándome las tetas.
Con la boca ocupada y disfrutando de las manos sobre mi pecho, no me di cuenta que Tomás se había levantado y sentí de golpe como me penetraban sus 18 centímetros bien gruesos y me daban una oleada de placer instantáneo. “¡Ay sí!” grité y después volví a meterme la verga de Emiliano en la boca. De a poco comenzó a cogerme cada vez más rápido y se me hacía muy difícil no gritar y gemir. Era un placer increíble que entraba y salía de mi cuerpo.
Al cabo de unos minutos le vino el turno a Emi, que se bajó de la cama parándose contra el borde y me penetró de lleno causándome nuevamente un grito. Francisco se arrodilló adelante mío y casi de prepo me metió su pija en la boca. Emiliano era más violento, se había aferrado fuerte a mis piernas y me cogía más duro, pero me encantaba. Todo lo que me hicieran esa noche me volvía loca.
Después de vino el turno a Fran, que me pidió que me diera vuelta y yo me puse en cuatro contra el borde de la cama. Adelante volvía a tener a Emiliano, que mientras su amigo me cogía la conchita, el hacía lo mismo con mi boca ya que tenía sus manos apoyadas sobre mi nuca y no me permitían moverme. Tomás estaba parado al lado de Francisco y me abría bien la cola y jugaba con mi culito.
Mientras mi boca seguía ocupada con la verga de Emiliano, entre los otros dos me iban cogiendo. Entra uno y salía el otro, me daban por unos minutos y después cambiaban. Me tocaban, me acariciaban y me pegaban unos chirlos que me hacían gritar como loca.
Después Emiliano se sentó contra el respaldar de la cama y yo me senté encima suyo. Los otros dos chicos se subieron a la cama y se pararon cada uno al lado mío y mientras saltaba para cogerme a Emi les iba tocando la pija y me las metía en la boca como podía. “Se nota que te encanta la poronga” me dijo Emiliano que tenía sus manos sobre mi cola y miraba como yo se las mamaba a sus amigos.
Para el gran final decidí cumplirles el sueño. Me acosté boca arriba en el centro de la cama y los tres se arrodillaron alrededor mío y comenzaron a pajearse. El primero en acabar fue Emi, que al estar bien cerca de mí lo hizo sobre mi boca y mi cuello. Una vez listo se alejó y le dio lugar a Tomás, pero Francisco terminó primero, llenándome las tetas de lechita calentita. Por último le llegó el turno al bombón del grupo, que al mirarlo fijo a sus ojos celestes me morí de amor y decidí darle el honor de llenarme la boca de semen y me tragué todo todito.
El resto fue historia. Me quedé acostada en la cama mientras ellos se vestían y con el tiempo me fui quedando dormido. ¿Qué iba a hacer? ¿Cómo iba a seguir después de esa noche? Tenía que arreglar varias cosas. Pero mi celular sonó y vi un mensaje que me hizo olvidar de todo eso. Era de Tomi y decía: “A pesar de todo, me gustó mucho como la pasamos anoche. Cuando quieras repetimos, pero esta vez los dos solos ;)”.

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1 comentarios - Una diosa. Capítulo 27

suaveplatense +1
Q buen festejo de cumpleaños jajja
HistoriasDe
El mejor de todos! Gracias por pasar