Hace tiempo que frecuentaba la misma panaderia. Uno de mis extraños placeres era ir a compar pan. Siempre me ha gustado entrar a las panaderias y ver la variedad de formas, colores, aromas, texturas, sabores, olores, étc. Además que las panaderias me transmiten la extraña sensación de ser lugares ajenos al mundo, uno entra y es como entrar a una cámara resguardada del resto del mundo. Son lugares por lo general calmos y apacibles. No sé, es mi impresión.
A la panaderia que asistia con mayor frecuencia entro a trabajar una chica nueva. Una chica joven, yo diria que de unos 23 años. Delgada, de aproximadamente 1.62 m de estatura. Con una cintura marcada, casi siempre usaba blusas ajustadas que marcaban su abdomen, se veia plano. Tenia un par de tetas digamos pequeñas y un trasero también pequeño. Pero la chica a mi me parecia linda. Tenia un "no sé que", ya saben a todos nos ha pasado.
Luego de que varios dias me haya atendido, comencé a notar que era coqueta conmigo. Me miraba mientras elegia mis piezas de pan. Me miraba como me gusta que me miren. Con disimulo, con delicadeza, pero siempre atenta, con una mirada que pasa de lo profesional y es evidente, pero tampoco es ampliamente obvia. Algunas veces la "descubrí" mirándome, y desviaba la mirada o fingia estar haciendo su trabajo y nada más. ¿Por qué cuando descubrimos a alguién mirarnos no retira la mirada antes; por qué siempre hay un espacio de al menos un segundo qué se queda sostenida la mirada como trabada y después la retiran rápidamente para fingir un simple desliz? No sé, siempre me ha intrigado eso, pero me gusta. Me gusta cuando no se puede disimular el interés. Pronto descubrí que ella además de la mirada tenia otras formas de no poder disimular el interés.
Además de este asunto de las miradas, noté que me coqueteaba porque se portaba lindo conmigo. Era obvio que queria ser agradable por algo más que el simple hecho de serlo.
Pero habia en ella algo que me atraia sobremanera. Su voz. ¡Si su voz!. Yo nunca he sido muy fijado en esas cosas, pero ella tenia una voz muy linda, muy tranquila, calma y cuando me hablaba sentia como si me susurrara cosas dulces al oido pero era perfectamente audible. Tenia un timbre muy especial, a la fecha a casi dos años de distancia puedo decir que nunca he encontrado otra voz como la de ella y que seguramente su voz esta entre las más lindas que he escuchado jamás. Insisto me transmitia cierta calma, tranquilidad y confianza. Algunas veces me hacia plática más allá de lo meramente profesional, pero no tanto como que fuera obvio que iba más allá.
No sé si con esto puedan darse una idea de como era ella y de por qué no tardó en parecerme especial. Y esque cada cosa en ella la ponia en esa extraña entrelinea, "entre más allá pero no tanto". Después de un tiempo entendí que no iba más allá porque esperaba que yo diera un paso, que yo le demostrara interés, que yo la empujará un poco. Eso me hablaba de una mujer que quizás habia sufrido en temas de amor y que si aunque no estuviera cerrada al amor y las relaciones, tampoco se entregaba si no estaba segura. Apostaba a lo seguro.
Un buen dia pude ver más allá.
Era un día de esos que -casi- todo el día se vive entre el atentado de una posible tormenta. Nublado, aire ligero, calor en el ambiente y la gente a las prisas en lo que yo llamo "el sindrome de las hormigas". Por la tarde esa sensación de lluvia inminente se acrecentó, se extendió y fue más y más obvio. De esas veces que sabes que tarde que pronto lloverá.
Cuando yo hacia mi caminata vespertina, ya puesto para irme a casa no sin antes hacer mi rondin en la panaderia; comenzó a chispear y cada vez más denso y más túpido. Caminé, empecé a trotar por fin corrí y ni bien llegué a la puerta de la panaderia, abrí y entré.
Para mi sorpresa la panaderia estaba sola. Y al mirar en retrospectiva lo comprendo, pues toda la tarde con amenaza de lluvia, las calles estuvieron más bien solas y la panderia no escapó a ese hechizo.
-Hola - me dijo ella al verme entrar.
-Buenas tardes, hola- le contesté yo agitado por el sprint que me habia visto obligado a realizar.
-Por fin llueve, ¿no? - me dijo mienras se quitaba la chaqueta y la ponia en el respaldo de la silla que estaba detrás del mostrador y la caja. El mostrador era más bien un refrigerador donde estaban los pastelillos y algunos antojos de postre.
-Si, por fín.
-Ya hacia falta, aqui estuvo haciendo un calor... que ¡Dios! - me dijo ella y en cuanto lo mencionó me dí cuenta que era cierto, se sentia un calor tremendo en la panaderia. Más de lo habitual.
-Parece un calor más que de ¡Dios!-imitando su inflexión de voz- del ¡Diablo!. Al decirle esto nos miramos ambos -algo conectó- y reimos.
Yo agarré la charola para tomar el pan y las tenazas. Comencé a recorrer el lugar, a hacer el rondin entre los estantes mirando e imaginando los sabores. Afuera comenzó a llover realmente a cántaros. Por el pequeño espacio que habia entre la puerta y el suelo comenzó a colarse el agua. Asi que la chica puso un trapeador para que no se escurriera tanto hacia adentro.
Cuando hube seleccionado las tres piezas de pan fui a que me las cobrara como habitualmente es. Ella de pie tras el mostrador comenzó a poner las piezas de pan en el mostrador. Yo caí en la cuenta de que se veia hermosa:
Con la blusa blanca de tirantes, con un escote que dejaba ver ligeramente como se chocaban sus senos al hacerse la presión natural de ambos brazos en movimiento, su pantalón de licra negro que en una pierna tenía una mancha blanca, que seguramente serian restos de algún pan que se habia tallado por érror en ella, pero esa mancha hacia que sus piernas se vieran más delineadas, era como si la mancha rompiera la monotonía del negro. Y fue al levantar la mirada que me di cuenta de que ella no llevaba sostén, pues sus pesones se veian muy erectos. Se notaba la forma puntiagúda dibujándose a través de la blusa, se veian duritos bastante apetecibles, esa es otra de las cosas que hacen que una mujer no pueda fingir su interés. Me quedé ensimismado con esa imagen. Era de un erotismo surreal.
De repente sentí como sonreia y desvié rápidamente mi mirada hacia ella - me habia agarrado in fraganti- no supé bien que hacer y sólo sonrei estúpidamente. Ella me miraba y se movió ligeramente en un bailoteo natural, inocente pero sumamente sensual sus pequeñas tetas rebotaron ligeramente -sin ser obvio que fuera algo hecho buscando ese propósito- y yo no pude contenerme por instinto mis ojos volvieron a caer hasta sus pesones, fue todo tan rápido pero a la vez tan lento.
-Son veinti dos pesos- me dijo ella, de nuevo quebrando el incómodo silencio que se habia hecho entre nosotros. Pero su voz fue como el arpegio perfecto de un arpa en algún concierto celestial.
Yo comencé a buscar las monedas en mi bolsillo, no podia encontrarlas. Entonces note por encima del mostrador como ella se estiró para verme, o eso sentí. Yo volteé a verla y ella se mordía ligeramente el labio inferior con los dientes, sin contener una sonrisa coqueta y sensual, en su mirada no sé; habia un brillo. Algo diferente. De súbito sentí que algo se movió en mi pecho y bajó al estómago, los vellos de mis testiculos se erizaron y comencé a tener una erección, me encontré las monedas y se las dí en la mano. Senti en un roce la suavidad de sus manos. Me estremecí por dentro.
Ella buscaba el cambio con toda naturalidad y yo no podia desviar la mirada de sus ojos. Me parecia sumamente hermosa. Mientras estaba agachada sobre la caja me hechó una mirada y me sonrio. Ahora yo disimulé y desvié la mirada después de ese segundo delator.
-Mmm no te ajusto el cambio. chico- me dijo-.
-Eh, no hay problema... asi esta bien. Le dije mientras tomaba el bolso de pan.
-¿Vas a salir con el chubasco?
-Eh pues...
-Si quieres esperate, no pasa nada- me lo dijo y mientras lo hacia se subia los pantalones sosteniendo el resorte de la parte trasera con ambas manos, hechando sus senos hacia al frente, dejándo al descubierto por completo la dureza de sus pesones.
-Eh si, si...
-Aunque hace un calor del ¡DIablo! como me dijiste tú. Pero podremos soportarlo, ¿no?- me lo dijo sonriendo, elevando las cejas y ampliando sus ojos a a la vez que se mordia el labio inferior de nuevo. Yo sólo pensé ¡Vaya suerte! y no podia despegar la mirada de ella, de su figura. Pronto comenzaria a rodar hacia una escena sensual en mi mente...
Nos miramos en silencio unos tres segundos, afuera llovia adentro también... o no sé que diantres pasaba. Senti que nos acercabamos, el uno al otro. Más que físicamente fue como si acercaramos las almas, no sé que veia ella en mí ni yo lo que veia en ella.
-¿Te gustan? Me dijo ella en un susurro con esa delicadeza de voz. de momento no entendí a que se referia, me habia sacado del ensueño con la pregunta pero luego supe que ella se referia a sus senos, porque me habia descubierto mirándolos constantemente.
-Eh... pues.
-¿Te gustan?- Me dijo hechándolos hacia afuera marcando sus pesones.
-Eh si... sin duda. Le dije. No sabia que más decir.
-Aunque hace calor... estan asi - me dijo ella mientras bajaba la mirada a sus pesones con un gesto divertido.
-Pues vaya suerte - le dije yo. Que ya tenia una erección plena de sólo estar así con ella.
Ella se tento ligeramente y con mucha suavidad el pezón izquierdo con la un dedo, oprimiéndolo como si quisiera hundirlo.
-No me gusta que se vean asi -dijo- por eso tengo el jersey pero con este calor...
-Pero esta bien, no pasa nada.
-No me gusta... no me gusta que los vea cualquiera asi, es incómodo.
-Mmm pues no sé -le dije yo desviando la mirada- disculpa si te incomodé... le dije sonrojándome y peparándome para salir huyendo de tan penosa situación.
-Pero lo bueno que ahora no estamos más que tu y yo. Solos. Me dijo mientras agarraba su seno derecho y lo sobaba lentamente.
-Eh... pero, no te incómodo.
.No.
Se tocó el otro pezón como lo hizo antes, me miraba juguetona.
-¿Quieres tocarlo? Me dijo, invitandome con toda su expresión; tocálo. Yo acerqué timidamente mi mano por encima del mostrador. Ella se río. -Tonto, asi no; vente acá atrás.
Yo dejé mi pan en el mostrador y fui hacia ella. Ella puso sus dos manos en la cintura, saco los pechos y se mordió el labio y me dijo en un susurro aterciopelado: tócalos, acaricialos...
Yo puse suavemente mi dedo índice en el pesón derecho, luego con la palma de mi otra mano acaricié suavemente el otro seno. Eran firmes, pequeños pero firmes, Se sentia la dureza plena de sus pesones, parecia que quisieran reventarse. Ella bajó el tirante derecho y para mi sorpresa se sacó el pecho. Me dejo mirar el pesón y todo el seno hermosamente. Yo al mirarlos así, me relamí los labios y me mordiqueé el labio mientras me acerque lentamente y tomé con mis dedos indice y pulgar ese pesón y lo presioné suavemente y luego lo giré como si fuera la perilla de un radio, la miré a los ojos ella me veia intensamente y sonreia, se le veia gozosa. Acerque mi boca al pesón, y lo palpé con mi lengua ella solo suspiró aspirando el aire -sshhh- yo volteé a verla y tenia un gesto de placer en todo su rostro, lamí el pesón desde abajo hacia arriba con toda mi lengua, dejándolo húmedo, pude sentir la dureza del pesón y un sabor salado -por sudor y el calor- además de un ligero regusto a la tela de la blusa. La miré extasiado.
Alguién empujó la puerta de la calle pero se trabó con el trapeador que estorbaba. Ella se hecho hacia atrás rápidamente mientras metia el pecho y se subia el tirante todo en una secuencia de movimientos rápidos, yo hice lo propio y me salí del mostrador también rápido pero sigiloso.
Era su patrón con una charola de pan. Afuera habia la tormenta habia amainado dando paso a una llovizna, y ni cuenta nos habiamos dado; estabamos tan sumergidos en nuestra propia tormenta que no supimos.
-Estaba esperando en la camioneta, pero no podia bajar... hasta que se quitó.
Yo no dije nada, y solo me despedí de ella cotesmente. Ella que tenia a su patrón casi de lado pero no nos veia, me hizó un guiño y me lanzó un beso.
A los pocos dias dejo la panaderia y no la he vuelto a ver. Desde entonces yo no he dejado de ir con la esperanza de verla de nuevo.. aunque cada dia que pasa siento que ella se aleja más y más, tanto así que ya hasta dudo de que esto haya pasado en realidad.
J.R. 2016
A la panaderia que asistia con mayor frecuencia entro a trabajar una chica nueva. Una chica joven, yo diria que de unos 23 años. Delgada, de aproximadamente 1.62 m de estatura. Con una cintura marcada, casi siempre usaba blusas ajustadas que marcaban su abdomen, se veia plano. Tenia un par de tetas digamos pequeñas y un trasero también pequeño. Pero la chica a mi me parecia linda. Tenia un "no sé que", ya saben a todos nos ha pasado.
Luego de que varios dias me haya atendido, comencé a notar que era coqueta conmigo. Me miraba mientras elegia mis piezas de pan. Me miraba como me gusta que me miren. Con disimulo, con delicadeza, pero siempre atenta, con una mirada que pasa de lo profesional y es evidente, pero tampoco es ampliamente obvia. Algunas veces la "descubrí" mirándome, y desviaba la mirada o fingia estar haciendo su trabajo y nada más. ¿Por qué cuando descubrimos a alguién mirarnos no retira la mirada antes; por qué siempre hay un espacio de al menos un segundo qué se queda sostenida la mirada como trabada y después la retiran rápidamente para fingir un simple desliz? No sé, siempre me ha intrigado eso, pero me gusta. Me gusta cuando no se puede disimular el interés. Pronto descubrí que ella además de la mirada tenia otras formas de no poder disimular el interés.
Además de este asunto de las miradas, noté que me coqueteaba porque se portaba lindo conmigo. Era obvio que queria ser agradable por algo más que el simple hecho de serlo.
Pero habia en ella algo que me atraia sobremanera. Su voz. ¡Si su voz!. Yo nunca he sido muy fijado en esas cosas, pero ella tenia una voz muy linda, muy tranquila, calma y cuando me hablaba sentia como si me susurrara cosas dulces al oido pero era perfectamente audible. Tenia un timbre muy especial, a la fecha a casi dos años de distancia puedo decir que nunca he encontrado otra voz como la de ella y que seguramente su voz esta entre las más lindas que he escuchado jamás. Insisto me transmitia cierta calma, tranquilidad y confianza. Algunas veces me hacia plática más allá de lo meramente profesional, pero no tanto como que fuera obvio que iba más allá.
No sé si con esto puedan darse una idea de como era ella y de por qué no tardó en parecerme especial. Y esque cada cosa en ella la ponia en esa extraña entrelinea, "entre más allá pero no tanto". Después de un tiempo entendí que no iba más allá porque esperaba que yo diera un paso, que yo le demostrara interés, que yo la empujará un poco. Eso me hablaba de una mujer que quizás habia sufrido en temas de amor y que si aunque no estuviera cerrada al amor y las relaciones, tampoco se entregaba si no estaba segura. Apostaba a lo seguro.
Un buen dia pude ver más allá.
Era un día de esos que -casi- todo el día se vive entre el atentado de una posible tormenta. Nublado, aire ligero, calor en el ambiente y la gente a las prisas en lo que yo llamo "el sindrome de las hormigas". Por la tarde esa sensación de lluvia inminente se acrecentó, se extendió y fue más y más obvio. De esas veces que sabes que tarde que pronto lloverá.
Cuando yo hacia mi caminata vespertina, ya puesto para irme a casa no sin antes hacer mi rondin en la panaderia; comenzó a chispear y cada vez más denso y más túpido. Caminé, empecé a trotar por fin corrí y ni bien llegué a la puerta de la panaderia, abrí y entré.
Para mi sorpresa la panaderia estaba sola. Y al mirar en retrospectiva lo comprendo, pues toda la tarde con amenaza de lluvia, las calles estuvieron más bien solas y la panderia no escapó a ese hechizo.
-Hola - me dijo ella al verme entrar.
-Buenas tardes, hola- le contesté yo agitado por el sprint que me habia visto obligado a realizar.
-Por fin llueve, ¿no? - me dijo mienras se quitaba la chaqueta y la ponia en el respaldo de la silla que estaba detrás del mostrador y la caja. El mostrador era más bien un refrigerador donde estaban los pastelillos y algunos antojos de postre.
-Si, por fín.
-Ya hacia falta, aqui estuvo haciendo un calor... que ¡Dios! - me dijo ella y en cuanto lo mencionó me dí cuenta que era cierto, se sentia un calor tremendo en la panaderia. Más de lo habitual.
-Parece un calor más que de ¡Dios!-imitando su inflexión de voz- del ¡Diablo!. Al decirle esto nos miramos ambos -algo conectó- y reimos.
Yo agarré la charola para tomar el pan y las tenazas. Comencé a recorrer el lugar, a hacer el rondin entre los estantes mirando e imaginando los sabores. Afuera comenzó a llover realmente a cántaros. Por el pequeño espacio que habia entre la puerta y el suelo comenzó a colarse el agua. Asi que la chica puso un trapeador para que no se escurriera tanto hacia adentro.
Cuando hube seleccionado las tres piezas de pan fui a que me las cobrara como habitualmente es. Ella de pie tras el mostrador comenzó a poner las piezas de pan en el mostrador. Yo caí en la cuenta de que se veia hermosa:
Con la blusa blanca de tirantes, con un escote que dejaba ver ligeramente como se chocaban sus senos al hacerse la presión natural de ambos brazos en movimiento, su pantalón de licra negro que en una pierna tenía una mancha blanca, que seguramente serian restos de algún pan que se habia tallado por érror en ella, pero esa mancha hacia que sus piernas se vieran más delineadas, era como si la mancha rompiera la monotonía del negro. Y fue al levantar la mirada que me di cuenta de que ella no llevaba sostén, pues sus pesones se veian muy erectos. Se notaba la forma puntiagúda dibujándose a través de la blusa, se veian duritos bastante apetecibles, esa es otra de las cosas que hacen que una mujer no pueda fingir su interés. Me quedé ensimismado con esa imagen. Era de un erotismo surreal.
De repente sentí como sonreia y desvié rápidamente mi mirada hacia ella - me habia agarrado in fraganti- no supé bien que hacer y sólo sonrei estúpidamente. Ella me miraba y se movió ligeramente en un bailoteo natural, inocente pero sumamente sensual sus pequeñas tetas rebotaron ligeramente -sin ser obvio que fuera algo hecho buscando ese propósito- y yo no pude contenerme por instinto mis ojos volvieron a caer hasta sus pesones, fue todo tan rápido pero a la vez tan lento.
-Son veinti dos pesos- me dijo ella, de nuevo quebrando el incómodo silencio que se habia hecho entre nosotros. Pero su voz fue como el arpegio perfecto de un arpa en algún concierto celestial.
Yo comencé a buscar las monedas en mi bolsillo, no podia encontrarlas. Entonces note por encima del mostrador como ella se estiró para verme, o eso sentí. Yo volteé a verla y ella se mordía ligeramente el labio inferior con los dientes, sin contener una sonrisa coqueta y sensual, en su mirada no sé; habia un brillo. Algo diferente. De súbito sentí que algo se movió en mi pecho y bajó al estómago, los vellos de mis testiculos se erizaron y comencé a tener una erección, me encontré las monedas y se las dí en la mano. Senti en un roce la suavidad de sus manos. Me estremecí por dentro.
Ella buscaba el cambio con toda naturalidad y yo no podia desviar la mirada de sus ojos. Me parecia sumamente hermosa. Mientras estaba agachada sobre la caja me hechó una mirada y me sonrio. Ahora yo disimulé y desvié la mirada después de ese segundo delator.
-Mmm no te ajusto el cambio. chico- me dijo-.
-Eh, no hay problema... asi esta bien. Le dije mientras tomaba el bolso de pan.
-¿Vas a salir con el chubasco?
-Eh pues...
-Si quieres esperate, no pasa nada- me lo dijo y mientras lo hacia se subia los pantalones sosteniendo el resorte de la parte trasera con ambas manos, hechando sus senos hacia al frente, dejándo al descubierto por completo la dureza de sus pesones.
-Eh si, si...
-Aunque hace un calor del ¡DIablo! como me dijiste tú. Pero podremos soportarlo, ¿no?- me lo dijo sonriendo, elevando las cejas y ampliando sus ojos a a la vez que se mordia el labio inferior de nuevo. Yo sólo pensé ¡Vaya suerte! y no podia despegar la mirada de ella, de su figura. Pronto comenzaria a rodar hacia una escena sensual en mi mente...
Nos miramos en silencio unos tres segundos, afuera llovia adentro también... o no sé que diantres pasaba. Senti que nos acercabamos, el uno al otro. Más que físicamente fue como si acercaramos las almas, no sé que veia ella en mí ni yo lo que veia en ella.
-¿Te gustan? Me dijo ella en un susurro con esa delicadeza de voz. de momento no entendí a que se referia, me habia sacado del ensueño con la pregunta pero luego supe que ella se referia a sus senos, porque me habia descubierto mirándolos constantemente.
-Eh... pues.
-¿Te gustan?- Me dijo hechándolos hacia afuera marcando sus pesones.
-Eh si... sin duda. Le dije. No sabia que más decir.
-Aunque hace calor... estan asi - me dijo ella mientras bajaba la mirada a sus pesones con un gesto divertido.
-Pues vaya suerte - le dije yo. Que ya tenia una erección plena de sólo estar así con ella.
Ella se tento ligeramente y con mucha suavidad el pezón izquierdo con la un dedo, oprimiéndolo como si quisiera hundirlo.
-No me gusta que se vean asi -dijo- por eso tengo el jersey pero con este calor...
-Pero esta bien, no pasa nada.
-No me gusta... no me gusta que los vea cualquiera asi, es incómodo.
-Mmm pues no sé -le dije yo desviando la mirada- disculpa si te incomodé... le dije sonrojándome y peparándome para salir huyendo de tan penosa situación.
-Pero lo bueno que ahora no estamos más que tu y yo. Solos. Me dijo mientras agarraba su seno derecho y lo sobaba lentamente.
-Eh... pero, no te incómodo.
.No.
Se tocó el otro pezón como lo hizo antes, me miraba juguetona.
-¿Quieres tocarlo? Me dijo, invitandome con toda su expresión; tocálo. Yo acerqué timidamente mi mano por encima del mostrador. Ella se río. -Tonto, asi no; vente acá atrás.
Yo dejé mi pan en el mostrador y fui hacia ella. Ella puso sus dos manos en la cintura, saco los pechos y se mordió el labio y me dijo en un susurro aterciopelado: tócalos, acaricialos...
Yo puse suavemente mi dedo índice en el pesón derecho, luego con la palma de mi otra mano acaricié suavemente el otro seno. Eran firmes, pequeños pero firmes, Se sentia la dureza plena de sus pesones, parecia que quisieran reventarse. Ella bajó el tirante derecho y para mi sorpresa se sacó el pecho. Me dejo mirar el pesón y todo el seno hermosamente. Yo al mirarlos así, me relamí los labios y me mordiqueé el labio mientras me acerque lentamente y tomé con mis dedos indice y pulgar ese pesón y lo presioné suavemente y luego lo giré como si fuera la perilla de un radio, la miré a los ojos ella me veia intensamente y sonreia, se le veia gozosa. Acerque mi boca al pesón, y lo palpé con mi lengua ella solo suspiró aspirando el aire -sshhh- yo volteé a verla y tenia un gesto de placer en todo su rostro, lamí el pesón desde abajo hacia arriba con toda mi lengua, dejándolo húmedo, pude sentir la dureza del pesón y un sabor salado -por sudor y el calor- además de un ligero regusto a la tela de la blusa. La miré extasiado.
Alguién empujó la puerta de la calle pero se trabó con el trapeador que estorbaba. Ella se hecho hacia atrás rápidamente mientras metia el pecho y se subia el tirante todo en una secuencia de movimientos rápidos, yo hice lo propio y me salí del mostrador también rápido pero sigiloso.
Era su patrón con una charola de pan. Afuera habia la tormenta habia amainado dando paso a una llovizna, y ni cuenta nos habiamos dado; estabamos tan sumergidos en nuestra propia tormenta que no supimos.
-Estaba esperando en la camioneta, pero no podia bajar... hasta que se quitó.
Yo no dije nada, y solo me despedí de ella cotesmente. Ella que tenia a su patrón casi de lado pero no nos veia, me hizó un guiño y me lanzó un beso.
A los pocos dias dejo la panaderia y no la he vuelto a ver. Desde entonces yo no he dejado de ir con la esperanza de verla de nuevo.. aunque cada dia que pasa siento que ella se aleja más y más, tanto así que ya hasta dudo de que esto haya pasado en realidad.
J.R. 2016
4 comentarios - Pezón y pan
Saludos
Como siempre tus relatos son muy buenos llenos de erotismo y sensualidad.
Saludos