A Marita le costó un buen rato recuperarse. Por fin había sentido lo que era coger como ella quería. Le dolía todo el cuerpo, y eso que solo había sido un rato. Imaginó lo que sería tenerlo toda la noche encima. Iba a quedar para la internación, pero realmente no veía la hora de que eso pasara.
A las 4 de la tarde llegó su esposo. Hacía un buen rato que había escuchado la camioneta de Ramiro irse al campo y sabía que Julia estaba sola.
Conversaron un rato y como al acaso, se sobresaltó.
- Ay querido, me olvidé. La vecina me pidió que te preguntara si podés ayudarla a mover unos muebles.
- ¿ Cuando?
- Cuando quieras
- No tengo problemas.
- Pues hagamos una cosa. Ve Ahora que yo tengo que ir a ver alguna ropa que necesito, y demoraré un par de horas. En lugar de quedarte aquí solo y aburrido, podrás hacer de buen samaritano, dijo con inocencia. Ya salgo, nos vemos, dijo, tomando su cartera y saliendo de la casa.
Ronaldo se quedó sentado en el comedor. La verdad que no tenía muchas ganas de ir a mover muebles, pero no iba a quedar mal con la vecina. Se levantó y se fue.
Julia, cuando su esposo se fue, se cambió, poniéndose un vestido rosa liviano con un buen escote que mostraba el nacimiento de sus tetas, y que traslucía a contraluz. Cuando escuchó el timbre, fue a abrir la puerta.
- Hola Ronaldo, gracias por venir, dijo, besándolo en la mejilla muy suavemente.
- Hola Julia, Marita dijo que necesitabas que te ayudara.
- Por cierto, pero túteame por favor. Yo, si no te molesta te llamaré Ronnie, vale? Dijo sonriendo cautivadoramente.
- Como quieras Julia, no hay problema.
- ¿Quieres tomar algo?
- No, te agradezco. Ya tomé algo en casa cuando llegué del trabajo hace un rato.
- Uyyy, disculpa las molestias. Me imagino que estás cansado. Si quieres lo dejamos para otro día. La verdad que sería bueno que estés con toda la energía para hacer lo que hace falta, dijo sonriendo.
- No hay problema. No estoy cansado.
- Pues me parece que cuando terminemos vas a estar agotado. Pero ven, le dijo tomándolo de la mano y llevándolo hacia el dormitorio.
Ronaldo sintió esa mano cálida que tomaba la suya y en el pasillo, pudo ver todo el espléndido cuerpo de Julia, cimbreante, joven, llevándolo al dormitorio. Su imaginación hizo el resto.
- Tienes que mover algunas cosas, pero no tengo todavía decidido como acomodar todo, así que espero que me ayudes a decidirlo.
- Como está Marita? Preguntó cuando ingresaron al dormitorio. Una cama enorme ocupaba la mitad de la habitación.
- Bien, de hecho salió a hacer unas compras aprovechando que yo no estaría en casa.
- ¿ Volverá pronto? Preguntó inocente.
- Cuando va a ver vidrieras demora. De hecho me dijo que no menos de dos horas.
- Ahh, bueno, entonces tendremos tiempo de terminar como corresponde.
- A ver….. dijo Julia mirando alrededor, pero siéntate Ronnie, le dijo señalándole la cama.
- Este, no, prefiero quedarme de pie, dijo dudando.
Julia lo empujó hasta conseguir que se sentara en la cama.
- Por favor, no hagas cumplidos que tenemos que decidir lo que vamos a hacer, y como tenemos para un rato es mejor que te pongas cómodo dijo, volviendo a empujarlo hasta conseguir que quedara recostado en la cama, apoyado en las almohadas.
Julia se ubicó con la ventana detrás de ella y mientras hablaba se movía y conseguía que el macho la viera a trasluz, que viera su silueta felina moverse de un lado hacia el otro. De hecho Ronaldo no escuchaba lo que Julia decía. Sus ojos seguían a la mujer, y lentamente su verga comenzó a latir ante lo erótico de la escena y el lugar donde estaban.
Julia, de reojo, veía con satisfacción que el macho no era indiferente a sus acciones. Era evidente que su sexo estaba reaccionando de manera involuntaria, al margen de lo que tuviera ganas de hacer su dueño. Ahora se trataba de que la cabeza de arriba se dejara manejar por la de abajo. Ya se relamía de pensar en tener a ese hombre satisfaciéndola.
Con su mano acomodaba su cabello rubio hacia el costado, mientras se movía y planteaba las diversas formas en que podían acomodarse los muebles.
- ¿ Tú que opinas? dijo por fin, parándose de frente a Ronaldo y separando sus piernas para que su silueta se marcara bien.
- Ehhh, disculpa, la verdad es que no te estaba escuchando. No te enojes.
Julia rió con ganas, tirando la cabeza hacia atrás.
- No me digas que estás tan preocupado, pero cuéntame en que pensabas y tal vez pueda ayudarte.
Ronaldo, siempre tan modosito, era incapaz de inventar una historia, así que se limitó a decir la verdad.
- Mira, no quiero que te enojes, ni lo comentes, pero la verdad que estar aquí en tu cama, contigo frente a mí, luciendo tu hermoso cuerpo, me ha impedido concentrarme en lo que decías. Vamos a empezar de nuevo, si? Dijo tratando de suavizar las cosas.
- No entiendo. ¿ En que te puede afectar esto? Preguntó Julia poniendo cara de inocente.
- Julia, no bromees. Eres una hermosa mujer, y estamos en tu dormitorio. Inclusive yo estoy acostado en tu cama. ¿ Entiendes?
Julia se recostó en la cama al lado de Ronaldo, y apoyando su cabeza en su mano derecha, lo miró.
- Ahora estoy acostada al lado tuyo, y eso no significa nada, no es así?
Ronaldo trató de levantarse, pero Julia lo impidió.
- No te vayas. Me vas a explicar en detalle en que pensabas, dijo
- Eres muy inocente Julia.
- Para nada, Ronnie, te diré, dijo acercando su boca al oído del macho que estaba totalmente extasiado y le habló en voz baja y sensual
- Imaginaste que yo te traía al dormitorio para hacer el amor, y una vez acostado me mirabas y soñabas en las cosas que me harías si eso ocurriera, no es cierto? Mientras decía esto su dedo recorría el pecho del macho, como marcando un surco de fuego en su piel.
- De ninguna manera, dijo Ronaldo retirando la mano de Julia de su cuerpo, eres amiga de mi esposa, ¿ como crees que puedo pensar eso?
Julia giró encima del cuerpo del macho y lo besó en los labios suavemente. Despacio empezó a notar una respuesta de Ronaldo, y ella abrió sus labios para que la lengua del macho la recorriera.
Sintió como los brazos de él la rodeaban lentamente y como, despacio, su boca era conquistada dulcemente. Se siguieron besando un largo rato. Julia no estaba acostumbrada. Habitualmente, a esta altura del encuentro ya se la estaban cogiendo a todo gas. Ahora en cambio, el macho que estaba debajo de ella tenía tiempo para besar su boca, recorrer su cuello, sus orejas y volver a sus labios.
Julia acomodó cada una de sus rodillas al costado del cuerpo de su pareja, y se separó quedando sentada sobre el vientre de Ronaldo.
Se miraron. Lentamente ella tomó su vestido y lo sacó por su cabeza, arrojándolo lejos. Sus dos pechos suculentos aparecieron frente a los ojos desorbitados de Ronaldo. Nunca había tenido unas tetas así. Timidamente sus manos las buscaron y las acariciaron con suavidad, jugaron con sus pezones, sus pulgares pasaron sobre ellos, y por fin, atrajo a la hembra hacia abajo y fue su boca la encargada de recibir con alegría esos pechos maravillosos. Julia lo dejaba hacer encantada.
Luego de un rato, Ronaldo la hizo descabalgar girando su cuerpo, para quedar ambos de costado frente a frente, y ahora fueron las manos del macho las que comenzaron a acariciarla por todo el cuerpo, mientras su boca seguía jugueteando con ella. Luego comenzó a bajar por su cuerpo con su lengua y lentamente llegó a su sexo, para comenzar a saborearlo lentamente. Julia estaba en el séptimo cielo. Nunca le habían hecho esto. Su marido no tenía tiempo para estas delicadezas. Cuando sintió la lengua entrar en su vagina, acabó como una diosa.
Ronaldo se separó un momento para desnudarse y luego volvió a ubicarse sobre la hembra.
Lentamente subió por su cuerpo hasta colocar sus rodillas a ambos lados de la cabeza de Julia y ofrecerle su pedazo. Julia lo tomó con ambas manos y notó que era mas largo que el de su marido. Seguramente este miembro la iba a llenar a tope. Comenzó a pasarle la lengua, no sabiendo muy bien como actuar. Por supuesto que había conversado con sus amigas sobre la fellatio, y las había visto en las películas porno, pero nunca jamás lo había hecho. Este era el momento. Se lanzó a tragarse el pedazo hasta casi ahogarse. Una arcada le hizo aflojar el ímpetu y repitió su maniobra, esta vez con mas suavidad. De a poco la fue absorbiendo.
Estuvo así un buen rato, hasta que , el macho hizo que lo soltara. Se sentó en el borde de la cama con sus pies apoyados en el suelo, e hizo que Julia se sentara sobre él. Despacio ella fue descendiendo sobre él, sintiendo como de a poco era empalada por la verga del macho. Arrodillada sobre la cama, rodeando a Ronaldo comenzó a subir y bajar para sentir el roce dentro de su cuerpo. La cabeza de la verga llegaba hasta su matriz.
Le llevó solo unos minutos llegar nuevamente al clímax y volver a acabar, y en ese momento, Ronaldo giró dejándola con la espalda apoyada en la cama y sus piernas en el aire, mientras el firmemente apoyado en sus piernas la mantenía clavada.
- Me gustaría seguir toda la noche, y hacerte mil cosas, pero no tenemos tiempo. Mi mujer va a volver, dijo Ronaldo con pena mientras la bombeaba.
- Ya lo sé. Quiero tu leche, ahora, bien adentro, le dijo ella mirándolo a los ojos. Sin dejar de mirarse el macho se vació por completo, gimiendo con cada chorro que salía de su cuerpo, para terminar cayendo sobre ella, totalmente agotado.
Julia estaba encantada. Se sentía una mujer deseada y satisfecha.
Despacio, Ronaldo se levantó y se vistió sin decir nada.
- Me encantaría repetirlo con mas tiempo, dijo Julia aún acostada.
- No va a ser fácil sin que nuestras parejas se enteren. Creo que no tendremos otra oportunidad.
- Si consigo la oportunidad, ¿ Cuento contigo? Preguntó Julia ansiosa.
- No tengas dudas. Realmente dije la verdad. Hay un montón de cosas que quiero hacerte, dijo acercándose y besándola en los labios, pero ahora tengo que irme. Al final no hicimos nada con los muebles, pero pongámonos de acuerdo con lo que hicimos.
- Estuvimos moviendo los muebles del dormitorio. Tu esposa no sabe como estaban así que no hay problemas, le dijo, y ahora te acompaño a la puerta.
Se besaron antes de abrir, y luego se saludaron en la vereda como buenos vecinos.
Ronaldo volvió a su casa y Marita no estaba. Rápidamente fue a ducharse para sacarse cualquier olor extraño, y luego se vistió y se quedó mirando televisión.
- ¿ Ya volviste? Preguntó Marita cuando entró a la casa.
- Si, hace un rato.
- Veo que Julia te hizo transpirar mucho porque tuviste que ducharte, dijo Marita, riéndose por dentro.
Ronaldo se puso colorado.
- Si, eran muebles pesados.
- ¿Qué muebles movieron?
- Los del dormitorio.
.- hmmm, si hubiera sabido que eran esos hubiera ido contigo. No te tengo confianza en un dormitorio con una mujer hermosa, dijo Marita disfrutando de la situación.
- No es para tanto. Sabes que para mi hay una sola mujer, dijo Ronaldo serio.
- Lo se mi amor. Por eso te dejé ir. Te tengo plena confianza. Bueno, y ahora voy a preparar la cena, dijo metiéndose en la cocina.
Desde allí llamó a Julia, asegurándose que su esposo no escuchara.
- Hola Julia, como está?
- Bien, Marita, y Ud.?
-Perfectamente, pero me gustaría que fuera sincera conmigo como yo lo voy a ser con Ud.
- Estoy de acuerdo, dijo Julia
- Debo reconocer que no pude suavizar a su marido, y si Ud. consiguió embrutecer al mío, tengo que reconocer que ha ganado la apuesta.
- Bueno, la sinceridad merece su premio. En Verdad Marita, su marido ha sido muy suave y atento y no se dejó llevar por mi ímpetu
- Entonces tenemos un problema. Ninguna ha ganado.
- Creo que en realidad las dos hemos perdido, y nos merecemos el castigo.
- Eso quiere decir…
- Que como castigo para mi, Ud. podrá disfrutar de mi marido siempre que quiera, y como castigo para Ud. yo me podré beneficiar al suyo cuando tenga la oportunidad, si no le parece mal.
- Julia, me parece razonable, así aprenderemos a no hacer apuestas tontas. Saludos y seguimos en contacto.
- Adios Marita, que siga bien.
La noche caía en un barrio común y corriente. Como el tuyo…. O como el mío.
A las 4 de la tarde llegó su esposo. Hacía un buen rato que había escuchado la camioneta de Ramiro irse al campo y sabía que Julia estaba sola.
Conversaron un rato y como al acaso, se sobresaltó.
- Ay querido, me olvidé. La vecina me pidió que te preguntara si podés ayudarla a mover unos muebles.
- ¿ Cuando?
- Cuando quieras
- No tengo problemas.
- Pues hagamos una cosa. Ve Ahora que yo tengo que ir a ver alguna ropa que necesito, y demoraré un par de horas. En lugar de quedarte aquí solo y aburrido, podrás hacer de buen samaritano, dijo con inocencia. Ya salgo, nos vemos, dijo, tomando su cartera y saliendo de la casa.
Ronaldo se quedó sentado en el comedor. La verdad que no tenía muchas ganas de ir a mover muebles, pero no iba a quedar mal con la vecina. Se levantó y se fue.
Julia, cuando su esposo se fue, se cambió, poniéndose un vestido rosa liviano con un buen escote que mostraba el nacimiento de sus tetas, y que traslucía a contraluz. Cuando escuchó el timbre, fue a abrir la puerta.
- Hola Ronaldo, gracias por venir, dijo, besándolo en la mejilla muy suavemente.
- Hola Julia, Marita dijo que necesitabas que te ayudara.
- Por cierto, pero túteame por favor. Yo, si no te molesta te llamaré Ronnie, vale? Dijo sonriendo cautivadoramente.
- Como quieras Julia, no hay problema.
- ¿Quieres tomar algo?
- No, te agradezco. Ya tomé algo en casa cuando llegué del trabajo hace un rato.
- Uyyy, disculpa las molestias. Me imagino que estás cansado. Si quieres lo dejamos para otro día. La verdad que sería bueno que estés con toda la energía para hacer lo que hace falta, dijo sonriendo.
- No hay problema. No estoy cansado.
- Pues me parece que cuando terminemos vas a estar agotado. Pero ven, le dijo tomándolo de la mano y llevándolo hacia el dormitorio.
Ronaldo sintió esa mano cálida que tomaba la suya y en el pasillo, pudo ver todo el espléndido cuerpo de Julia, cimbreante, joven, llevándolo al dormitorio. Su imaginación hizo el resto.
- Tienes que mover algunas cosas, pero no tengo todavía decidido como acomodar todo, así que espero que me ayudes a decidirlo.
- Como está Marita? Preguntó cuando ingresaron al dormitorio. Una cama enorme ocupaba la mitad de la habitación.
- Bien, de hecho salió a hacer unas compras aprovechando que yo no estaría en casa.
- ¿ Volverá pronto? Preguntó inocente.
- Cuando va a ver vidrieras demora. De hecho me dijo que no menos de dos horas.
- Ahh, bueno, entonces tendremos tiempo de terminar como corresponde.
- A ver….. dijo Julia mirando alrededor, pero siéntate Ronnie, le dijo señalándole la cama.
- Este, no, prefiero quedarme de pie, dijo dudando.
Julia lo empujó hasta conseguir que se sentara en la cama.
- Por favor, no hagas cumplidos que tenemos que decidir lo que vamos a hacer, y como tenemos para un rato es mejor que te pongas cómodo dijo, volviendo a empujarlo hasta conseguir que quedara recostado en la cama, apoyado en las almohadas.
Julia se ubicó con la ventana detrás de ella y mientras hablaba se movía y conseguía que el macho la viera a trasluz, que viera su silueta felina moverse de un lado hacia el otro. De hecho Ronaldo no escuchaba lo que Julia decía. Sus ojos seguían a la mujer, y lentamente su verga comenzó a latir ante lo erótico de la escena y el lugar donde estaban.
Julia, de reojo, veía con satisfacción que el macho no era indiferente a sus acciones. Era evidente que su sexo estaba reaccionando de manera involuntaria, al margen de lo que tuviera ganas de hacer su dueño. Ahora se trataba de que la cabeza de arriba se dejara manejar por la de abajo. Ya se relamía de pensar en tener a ese hombre satisfaciéndola.
Con su mano acomodaba su cabello rubio hacia el costado, mientras se movía y planteaba las diversas formas en que podían acomodarse los muebles.
- ¿ Tú que opinas? dijo por fin, parándose de frente a Ronaldo y separando sus piernas para que su silueta se marcara bien.
- Ehhh, disculpa, la verdad es que no te estaba escuchando. No te enojes.
Julia rió con ganas, tirando la cabeza hacia atrás.
- No me digas que estás tan preocupado, pero cuéntame en que pensabas y tal vez pueda ayudarte.
Ronaldo, siempre tan modosito, era incapaz de inventar una historia, así que se limitó a decir la verdad.
- Mira, no quiero que te enojes, ni lo comentes, pero la verdad que estar aquí en tu cama, contigo frente a mí, luciendo tu hermoso cuerpo, me ha impedido concentrarme en lo que decías. Vamos a empezar de nuevo, si? Dijo tratando de suavizar las cosas.
- No entiendo. ¿ En que te puede afectar esto? Preguntó Julia poniendo cara de inocente.
- Julia, no bromees. Eres una hermosa mujer, y estamos en tu dormitorio. Inclusive yo estoy acostado en tu cama. ¿ Entiendes?
Julia se recostó en la cama al lado de Ronaldo, y apoyando su cabeza en su mano derecha, lo miró.
- Ahora estoy acostada al lado tuyo, y eso no significa nada, no es así?
Ronaldo trató de levantarse, pero Julia lo impidió.
- No te vayas. Me vas a explicar en detalle en que pensabas, dijo
- Eres muy inocente Julia.
- Para nada, Ronnie, te diré, dijo acercando su boca al oído del macho que estaba totalmente extasiado y le habló en voz baja y sensual
- Imaginaste que yo te traía al dormitorio para hacer el amor, y una vez acostado me mirabas y soñabas en las cosas que me harías si eso ocurriera, no es cierto? Mientras decía esto su dedo recorría el pecho del macho, como marcando un surco de fuego en su piel.
- De ninguna manera, dijo Ronaldo retirando la mano de Julia de su cuerpo, eres amiga de mi esposa, ¿ como crees que puedo pensar eso?
Julia giró encima del cuerpo del macho y lo besó en los labios suavemente. Despacio empezó a notar una respuesta de Ronaldo, y ella abrió sus labios para que la lengua del macho la recorriera.
Sintió como los brazos de él la rodeaban lentamente y como, despacio, su boca era conquistada dulcemente. Se siguieron besando un largo rato. Julia no estaba acostumbrada. Habitualmente, a esta altura del encuentro ya se la estaban cogiendo a todo gas. Ahora en cambio, el macho que estaba debajo de ella tenía tiempo para besar su boca, recorrer su cuello, sus orejas y volver a sus labios.
Julia acomodó cada una de sus rodillas al costado del cuerpo de su pareja, y se separó quedando sentada sobre el vientre de Ronaldo.
Se miraron. Lentamente ella tomó su vestido y lo sacó por su cabeza, arrojándolo lejos. Sus dos pechos suculentos aparecieron frente a los ojos desorbitados de Ronaldo. Nunca había tenido unas tetas así. Timidamente sus manos las buscaron y las acariciaron con suavidad, jugaron con sus pezones, sus pulgares pasaron sobre ellos, y por fin, atrajo a la hembra hacia abajo y fue su boca la encargada de recibir con alegría esos pechos maravillosos. Julia lo dejaba hacer encantada.
Luego de un rato, Ronaldo la hizo descabalgar girando su cuerpo, para quedar ambos de costado frente a frente, y ahora fueron las manos del macho las que comenzaron a acariciarla por todo el cuerpo, mientras su boca seguía jugueteando con ella. Luego comenzó a bajar por su cuerpo con su lengua y lentamente llegó a su sexo, para comenzar a saborearlo lentamente. Julia estaba en el séptimo cielo. Nunca le habían hecho esto. Su marido no tenía tiempo para estas delicadezas. Cuando sintió la lengua entrar en su vagina, acabó como una diosa.
Ronaldo se separó un momento para desnudarse y luego volvió a ubicarse sobre la hembra.
Lentamente subió por su cuerpo hasta colocar sus rodillas a ambos lados de la cabeza de Julia y ofrecerle su pedazo. Julia lo tomó con ambas manos y notó que era mas largo que el de su marido. Seguramente este miembro la iba a llenar a tope. Comenzó a pasarle la lengua, no sabiendo muy bien como actuar. Por supuesto que había conversado con sus amigas sobre la fellatio, y las había visto en las películas porno, pero nunca jamás lo había hecho. Este era el momento. Se lanzó a tragarse el pedazo hasta casi ahogarse. Una arcada le hizo aflojar el ímpetu y repitió su maniobra, esta vez con mas suavidad. De a poco la fue absorbiendo.
Estuvo así un buen rato, hasta que , el macho hizo que lo soltara. Se sentó en el borde de la cama con sus pies apoyados en el suelo, e hizo que Julia se sentara sobre él. Despacio ella fue descendiendo sobre él, sintiendo como de a poco era empalada por la verga del macho. Arrodillada sobre la cama, rodeando a Ronaldo comenzó a subir y bajar para sentir el roce dentro de su cuerpo. La cabeza de la verga llegaba hasta su matriz.
Le llevó solo unos minutos llegar nuevamente al clímax y volver a acabar, y en ese momento, Ronaldo giró dejándola con la espalda apoyada en la cama y sus piernas en el aire, mientras el firmemente apoyado en sus piernas la mantenía clavada.
- Me gustaría seguir toda la noche, y hacerte mil cosas, pero no tenemos tiempo. Mi mujer va a volver, dijo Ronaldo con pena mientras la bombeaba.
- Ya lo sé. Quiero tu leche, ahora, bien adentro, le dijo ella mirándolo a los ojos. Sin dejar de mirarse el macho se vació por completo, gimiendo con cada chorro que salía de su cuerpo, para terminar cayendo sobre ella, totalmente agotado.
Julia estaba encantada. Se sentía una mujer deseada y satisfecha.
Despacio, Ronaldo se levantó y se vistió sin decir nada.
- Me encantaría repetirlo con mas tiempo, dijo Julia aún acostada.
- No va a ser fácil sin que nuestras parejas se enteren. Creo que no tendremos otra oportunidad.
- Si consigo la oportunidad, ¿ Cuento contigo? Preguntó Julia ansiosa.
- No tengas dudas. Realmente dije la verdad. Hay un montón de cosas que quiero hacerte, dijo acercándose y besándola en los labios, pero ahora tengo que irme. Al final no hicimos nada con los muebles, pero pongámonos de acuerdo con lo que hicimos.
- Estuvimos moviendo los muebles del dormitorio. Tu esposa no sabe como estaban así que no hay problemas, le dijo, y ahora te acompaño a la puerta.
Se besaron antes de abrir, y luego se saludaron en la vereda como buenos vecinos.
Ronaldo volvió a su casa y Marita no estaba. Rápidamente fue a ducharse para sacarse cualquier olor extraño, y luego se vistió y se quedó mirando televisión.
- ¿ Ya volviste? Preguntó Marita cuando entró a la casa.
- Si, hace un rato.
- Veo que Julia te hizo transpirar mucho porque tuviste que ducharte, dijo Marita, riéndose por dentro.
Ronaldo se puso colorado.
- Si, eran muebles pesados.
- ¿Qué muebles movieron?
- Los del dormitorio.
.- hmmm, si hubiera sabido que eran esos hubiera ido contigo. No te tengo confianza en un dormitorio con una mujer hermosa, dijo Marita disfrutando de la situación.
- No es para tanto. Sabes que para mi hay una sola mujer, dijo Ronaldo serio.
- Lo se mi amor. Por eso te dejé ir. Te tengo plena confianza. Bueno, y ahora voy a preparar la cena, dijo metiéndose en la cocina.
Desde allí llamó a Julia, asegurándose que su esposo no escuchara.
- Hola Julia, como está?
- Bien, Marita, y Ud.?
-Perfectamente, pero me gustaría que fuera sincera conmigo como yo lo voy a ser con Ud.
- Estoy de acuerdo, dijo Julia
- Debo reconocer que no pude suavizar a su marido, y si Ud. consiguió embrutecer al mío, tengo que reconocer que ha ganado la apuesta.
- Bueno, la sinceridad merece su premio. En Verdad Marita, su marido ha sido muy suave y atento y no se dejó llevar por mi ímpetu
- Entonces tenemos un problema. Ninguna ha ganado.
- Creo que en realidad las dos hemos perdido, y nos merecemos el castigo.
- Eso quiere decir…
- Que como castigo para mi, Ud. podrá disfrutar de mi marido siempre que quiera, y como castigo para Ud. yo me podré beneficiar al suyo cuando tenga la oportunidad, si no le parece mal.
- Julia, me parece razonable, así aprenderemos a no hacer apuestas tontas. Saludos y seguimos en contacto.
- Adios Marita, que siga bien.
La noche caía en un barrio común y corriente. Como el tuyo…. O como el mío.
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