DECIMOTERCERA PARTE: Un riesgo, un capricho, una obsesión; Susana.
Era un hecho que desde ese día tenía claro que deseaba estar entre las piernas de Susana. Estaba dispuesto a arriesgarlo todo con tal de pasar un rato de concupiscencia con ella. Pero no tenía idea de cómo acercármele.
Duré días, quizás semanas pensando la forma de acercarme a ella. Incluso, desde ese día en que la conocí, empecé a ir más a la oficina de Majo. Me di cuenta que no era Susana la única que me provocaba en ese lugar; casi todas me atraían, de hecho deseaba trabajar allí. Pero realmente la que se me había metido en la cabeza era Susana.
Majo trabaja allí desde hace un par de años y como en todo trabajo ha cosechado buenas amistades y muchas enemistades. Con mucho tacto y disimulo quise averiguar a Majo la información de algunas de las modelos; obviamente, enfocándome a obtener información de Susana. Majo no sabía mucho de ella; precisamente Susana era una de las modelos que profesaba odio hacia mi novia. Lo único que sabía era que Susana es española y que la detestaba con todo su ser.
Lo tenía realmente difícil si quería conocerla. Pensé en hacerme empleado de esa empresa, en cualquier tipo de cargo, para tener algún contacto con ella. Pero eran planes que se caían por si solos teniendo en cuenta que ya me conocían allí y además que, para acercarme a las modelos, tendría que pasar por la oficina comercial, quedando en evidencia con Majo. Era una idea absolutamente inviable.
Empecé a decirle a Majo que me gustaría acompañarla a todos los eventos que organizaran. Majo se sorprendió porque sabía el tedio que me producía estar en ese tipo de eventos, pero lo aceptó sin reproche alguno. Ella estaba encantada de que yo pudiese acompañarla en esas largas y arduas horas de trabajo en las que debía lidiar con la fauna de egos que había en esa empresa.
Al primer evento que la acompañé fue al lanzamiento de una nueva marca de perfumes. En esa ocasión solo fueron dos modelos; Violeta y Jennifer. Esta última, es una rubia infernal a pesar de que la mayoría de su cuerpo es un milagro de la cirugía. Pero tener una oportunidad con ella sí que es imposible. No hay ser humano al que no mire por encima; para ella todos los mortales son unos pobres diablos.
Para mi desgracia, tuve que soportar dos horas en dicho lugar sabiendo que Susana no iba a aparecer. Y eso se fue convirtiendo en la rutina de casi todos los fines de semana. Acompañaba a Majo a un evento en el que Susana no estaba, o en el que si estaba pero que era tan difícil acercármele que prefería no hacerlo.
Siempre que la veía llegaba con una calentura tremenda al departamento y la que pagaba era Majo. Digo pagaba porque había ocasiones en que ella llegaba agotada y a pesar de ello, accedía a satisfacer mis deseos carnales. En otras ocasiones solo se dejaba llevar; esas eran las mejores ya que los dos dejábamos todo en la cama o en donde fuese que lo hiciéramos.
Me iba aburriendo de nunca acertar con el evento justo y pensé en dejar de acompañarla y dedicar los días de descanso para lo que se debe, ver fútbol. Al final me atreví y se lo dije a Majo, le expliqué lo inútil que resultaba a veces en dichos eventos y mi preferencia por aprovechar los días de descanso. No pareció gustarle mucho la idea pero, en esa ocasión, lo aceptó con un alto grado de beneplácito; cosa que no dejó de sorprenderme.
Pero un viernes en la noche salimos a cenar, porque Majo y yo hacíamos planes diferentes a coger, para que lo tengan claro. Y en medio de la charla me comentó la urgencia que tenía de que la acompañara al día siguiente a un evento. Me explicaba que estaban cortos de personal y que no había encontrado a nadie, a última hora, para hacer los reemplazos. Me insistió tanto y me hizo esos ojitos que sabe hacer para ablandarme el corazón, no pude decirle que no. Aún no sé si fue una buena decisión.
A la mañana siguiente. Subimos al coche y nos dirigimos al recinto en donde organizan una de las ferias empresariales más importantes del país. Supuse que se haría la promoción o lanzamiento de algún producto y necesitaban de las modelos para garantizarse un éxito. No sé me ocurría algo diferente, por lo menos en ese lugar.
Parqueamos el auto y nos dirigimos rápidamente al pabellón (edificio) siete del lugar. Majo se reunió con un hombre que estaba allí; un sujeto de unos 50 años, muy elegante y formal. Majo me entregó su celular y me dijo “Toma, quedas encargado de ir juntando a las chicas. Todas tienen que llegar aquí, pero supongo, no saben cómo hacerlo. Así que si te llaman y te piden que las recojas, sales y vas por ellas”. Luego me dijo “Tengo que ir a cerrar unos acuerdos con el señor Puch, vamos a estar en el café que queda cerca de la plaza principal. Cualquier cosa que necesites me marcas al número de él”.
Por un rato quedé solo en el stand que nos habían asignado en el pabellón. Luego empezaron a llegar las modelos, algunas por su cuenta y otras llamando para que les recogieran en la entrada del lugar. Susana fue la última en llegar. Me llamó y me dijo que le recogiera en la entrada. De camino a la entrada del complejo ferial pensaba la forma de concretar algo con Susana, pero lo tenía complicado. Al final cuando la encontré, lo único que se me ocurrió fue decirle que pasaríamos primero por el vestier que nos habían asignado para que ellas se cambiaran, pero mi mentira se fue al carajo inmediatamente.
-¿Pero qué vestuario? ¿Qué nos vamos a cambiar si anunciamos publicidad en una tanga?... yo ya la traigo puesta – Dijo Susana en un tono casi burlesco
-Eh no sé, te digo porque fue la instrucción que me dieron
-¡Qué patético! Di la verdad… me tienes unas ganas que te cagas. Lo que quieres es follarme
-¿Pero cómo se te…
-No digas más – Interrumpió la atorrante modelo – Te digo la verdad, tú no me atraes, pero yo con tal de joderle la vida a Majo estoy dispuesta a cualquier cosa.
-¿Entonces tengo chances?
-¿Pero tú eres tonto?... Te estoy diciendo que sí
Caminamos hacia el fondo del complejo ferial; hacia donde están los pabellones 24 y 25, en donde casi no hay actividad en ninguna de las ferias que se realizan en este lugar. Mi idea era hacerlo allí, pero si había gente en el lugar no quedaba otra opción que encerrarnos en un baño.
Quise hacer conversación a Susana mientras atravesábamos el complejo ferial, pero ella fue cortante en casi todo momento, a tal punto que llegó un momento en que dijo “Espero que no hables tanto cuando follas, se me va a hacer aburridísimo si es así…”.
No me importaba el hecho de no parecerle atractivo a Susana, tampoco su antipatía; lo único que tenía en mente en ese momento era que por fin iba a coger con ella.
El pabellón 25 estaba cerrado y el 24 tenía una exposición de cámaras y equipos para hacer video. Entramos en el baño de ese edificio con total normalidad. La gente estaba tan concentrada en la exposición que no se dio cuenta de que entramos juntos al baño. Cerramos la puerta e inmediatamente Susana se bajó los pantaloncitos, esos cortitos que me habían permitido deslumbrarme con sus piernas. Inclinó su torso totalmente hacia adelante y tomó una de sus piernas con las dos manos; la parte de su cuerpo que permanecía a mayor altura era su culo, esas inmensas y provocativas nalgas. Se quedó mirándome y luego dijo “¿a ver? Córreme la tanga y date prisa que voy a llegar tarde”.
Por un instante permanecí inmóvil y en silencio. Luego le pregunté si no quería que primero le comiera un poco la concha. “No te hagas ilusiones macho. Vas a tener que follarme muy bien para que algún día te deje bajar al pilón”.
Viendo que ella se negaba, no insistí más y rápidamente bajé mi pantalón. Para ese momento ya estaba durísimo, completamente extasiado con lo que había visto.
Me acerqué a ella, me puse un condón, corrí su tanga y sin más, la penetré profundamente. Su vagina era exquisita, un placer sensorial; una obra de arte hecha a la medida. Sin vacilaciones empecé a sacudirla con insistencia, la agarraba fuertemente de las caderas mientras estrellaba mi cuerpo contra el suyo sin piedad alguna. Cuando la tomé de las piernas, fue la primera vez que la vi abrir la boca en lo que llevábamos de relación, “Me llegas a hacer caer y te vas a la mierda. Agárrame de las caderas”.
Susana no emitía sonidos mientras cogíamos, lo que si hacía era marcar gestos muy expresivos y provocativos en su rostro; arrugaba un poco la nariz y abría su boca casi por completo, apretaba sus dientes y arrugaba su nariz, dejaba caer un poco sus párpados mientras abría la boca del todo; en fin, un buen repertorio de gestos que creo resulta inútil describir.
En un momento Susana me dijo muy agitada, “espera, espera, detente”. Paré de inmediato y permaneciendo aún dentro de ella me dijo “mira lo que sé hacer, quédate quieto un momento…”
Un par de segundos después empezó a sacudir sus nalgas rápidamente y a un ritmo constante sobre mí. Era maravilloso, tenía técnica para hacer este movimiento; suspiré mirando hacia el techo y permanecí allí quieto por un par de minutos mientras Susana hacía ese infernal movimiento. Luego vino lo inevitable. El momento de placer indescriptible, ese que ha motivado a la humanidad a perpetuar la especie.
-Pensé que no ibas a acabar, tienes bastante energía – Me decía Susana, mientras yo ponía mi mano derecha a la altura de mi corazón.
-Susana, déjame que tome aire y echamos otro – Le respondí teniendo mi respiración muy agitada
-¿Te has vuelto loco?.. Yo ya hice lo que quería y ahora tengo que ir a trabajar.
-No me podés dejar con estas ganas, tenemos que repetir. Si no es hoy, será el día que me digas
-Qué no tío, que ya he conseguido lo que quería. Te follo, Majo se entera y se jode ¿qué es lo que no te queda claro?
-¿Se lo vas a contar a Majo?
-Quizás no a ella directamente, pero claro que se va a enterar, sino ¿cómo pretendes que le pueda amargar la vida?
-Susana no podés hacerme esto. No me das una segunda oportunidad y aparte se lo querés contar a Majo. Fíjate que también me estás jodiendo a mí, estás jodiendo nuestra relación
-Tú no me importas, apenas te conozco. Tú felicidad y en especial la de Majo va en contra de la mía. Obtuviste lo que querías y ahora a tomar por culo
Se subió rápidamente los cortitos tapando la publicidad de Akvinta que decoraba su culo. Sin soltar palabra se marchó. Yo seguía allí inmóvil, sin saber cómo interpretar lo ocurrido hasta allí. Lo había hecho con Susana y había sido épico, un recuerdo de esos que va a permanecer de por vida, de esos que te marcan. Mi relación con Majo pendía de un hilo si se llegaba a enterar, que, hasta el momento, era lo más factible. Debía evitarlo a toda costa, el problema era saber cómo. Me preguntaba si realmente había valido la pena todo esto; si después de haber sufrido tanto por recuperarla me encontraba a un pasito de perderla. Mi consciencia era mi principal flagelo.
El día tuvo cosas buenas, inolvidables de hecho, otras no tanto y otras malas. Celebraba haber estado por fin con Susana, de hecho era una de esas mujeres que cambian el panorama, o por lo menos así lo percibía yo. Había durado seis meses siendo completamente fiel a Majo, tanto en cuerpo como en mente, a tal punto que ni me había atrevido a observar chicas en la calle porque sentía que eso era traicionarle. Y Susana lo había cambiado todo, había despertado en mí esos instintos salvajes que había reprimido por tanto tiempo.
Muy malo era el tormento que sentía por el daño que le hacía a Majo, y peor aún sentir que había un gran riesgo de perderla. Realmente me preocupaba. El otro motivo por el que me arrepentí de ir ese día fue porque no pude ver en vivo el hatrick del ‘tecla’ a los putos del riachuelo.
Este relato es 99% real. Los nombres de los personajes y algunas situaciones fueron modificadas para proteger la identidad de las personas.
Los que quieran imágenes de la protagonista de este relato me avisan
DECIMOCUARTA PARTE: Conociendo a la familia
Desde esa noche sentía una gran angustia al estar en compañía de Majo. Me sentía mezquino, miserable por lo que le había hecho. Pero debía disimularlo y la mejor forma de hacerlo era convenciéndome de que yo no había hecho nada. Vivir en esa mentira para hacer auténtica mi reacción cuando todo se revelara...
Twitter: @felodel2016
Era un hecho que desde ese día tenía claro que deseaba estar entre las piernas de Susana. Estaba dispuesto a arriesgarlo todo con tal de pasar un rato de concupiscencia con ella. Pero no tenía idea de cómo acercármele.
Duré días, quizás semanas pensando la forma de acercarme a ella. Incluso, desde ese día en que la conocí, empecé a ir más a la oficina de Majo. Me di cuenta que no era Susana la única que me provocaba en ese lugar; casi todas me atraían, de hecho deseaba trabajar allí. Pero realmente la que se me había metido en la cabeza era Susana.
Majo trabaja allí desde hace un par de años y como en todo trabajo ha cosechado buenas amistades y muchas enemistades. Con mucho tacto y disimulo quise averiguar a Majo la información de algunas de las modelos; obviamente, enfocándome a obtener información de Susana. Majo no sabía mucho de ella; precisamente Susana era una de las modelos que profesaba odio hacia mi novia. Lo único que sabía era que Susana es española y que la detestaba con todo su ser.
Lo tenía realmente difícil si quería conocerla. Pensé en hacerme empleado de esa empresa, en cualquier tipo de cargo, para tener algún contacto con ella. Pero eran planes que se caían por si solos teniendo en cuenta que ya me conocían allí y además que, para acercarme a las modelos, tendría que pasar por la oficina comercial, quedando en evidencia con Majo. Era una idea absolutamente inviable.
Empecé a decirle a Majo que me gustaría acompañarla a todos los eventos que organizaran. Majo se sorprendió porque sabía el tedio que me producía estar en ese tipo de eventos, pero lo aceptó sin reproche alguno. Ella estaba encantada de que yo pudiese acompañarla en esas largas y arduas horas de trabajo en las que debía lidiar con la fauna de egos que había en esa empresa.
Al primer evento que la acompañé fue al lanzamiento de una nueva marca de perfumes. En esa ocasión solo fueron dos modelos; Violeta y Jennifer. Esta última, es una rubia infernal a pesar de que la mayoría de su cuerpo es un milagro de la cirugía. Pero tener una oportunidad con ella sí que es imposible. No hay ser humano al que no mire por encima; para ella todos los mortales son unos pobres diablos.
Para mi desgracia, tuve que soportar dos horas en dicho lugar sabiendo que Susana no iba a aparecer. Y eso se fue convirtiendo en la rutina de casi todos los fines de semana. Acompañaba a Majo a un evento en el que Susana no estaba, o en el que si estaba pero que era tan difícil acercármele que prefería no hacerlo.
Siempre que la veía llegaba con una calentura tremenda al departamento y la que pagaba era Majo. Digo pagaba porque había ocasiones en que ella llegaba agotada y a pesar de ello, accedía a satisfacer mis deseos carnales. En otras ocasiones solo se dejaba llevar; esas eran las mejores ya que los dos dejábamos todo en la cama o en donde fuese que lo hiciéramos.
Me iba aburriendo de nunca acertar con el evento justo y pensé en dejar de acompañarla y dedicar los días de descanso para lo que se debe, ver fútbol. Al final me atreví y se lo dije a Majo, le expliqué lo inútil que resultaba a veces en dichos eventos y mi preferencia por aprovechar los días de descanso. No pareció gustarle mucho la idea pero, en esa ocasión, lo aceptó con un alto grado de beneplácito; cosa que no dejó de sorprenderme.
Pero un viernes en la noche salimos a cenar, porque Majo y yo hacíamos planes diferentes a coger, para que lo tengan claro. Y en medio de la charla me comentó la urgencia que tenía de que la acompañara al día siguiente a un evento. Me explicaba que estaban cortos de personal y que no había encontrado a nadie, a última hora, para hacer los reemplazos. Me insistió tanto y me hizo esos ojitos que sabe hacer para ablandarme el corazón, no pude decirle que no. Aún no sé si fue una buena decisión.
A la mañana siguiente. Subimos al coche y nos dirigimos al recinto en donde organizan una de las ferias empresariales más importantes del país. Supuse que se haría la promoción o lanzamiento de algún producto y necesitaban de las modelos para garantizarse un éxito. No sé me ocurría algo diferente, por lo menos en ese lugar.
Parqueamos el auto y nos dirigimos rápidamente al pabellón (edificio) siete del lugar. Majo se reunió con un hombre que estaba allí; un sujeto de unos 50 años, muy elegante y formal. Majo me entregó su celular y me dijo “Toma, quedas encargado de ir juntando a las chicas. Todas tienen que llegar aquí, pero supongo, no saben cómo hacerlo. Así que si te llaman y te piden que las recojas, sales y vas por ellas”. Luego me dijo “Tengo que ir a cerrar unos acuerdos con el señor Puch, vamos a estar en el café que queda cerca de la plaza principal. Cualquier cosa que necesites me marcas al número de él”.
Por un rato quedé solo en el stand que nos habían asignado en el pabellón. Luego empezaron a llegar las modelos, algunas por su cuenta y otras llamando para que les recogieran en la entrada del lugar. Susana fue la última en llegar. Me llamó y me dijo que le recogiera en la entrada. De camino a la entrada del complejo ferial pensaba la forma de concretar algo con Susana, pero lo tenía complicado. Al final cuando la encontré, lo único que se me ocurrió fue decirle que pasaríamos primero por el vestier que nos habían asignado para que ellas se cambiaran, pero mi mentira se fue al carajo inmediatamente.
-¿Pero qué vestuario? ¿Qué nos vamos a cambiar si anunciamos publicidad en una tanga?... yo ya la traigo puesta – Dijo Susana en un tono casi burlesco
-Eh no sé, te digo porque fue la instrucción que me dieron
-¡Qué patético! Di la verdad… me tienes unas ganas que te cagas. Lo que quieres es follarme
-¿Pero cómo se te…
-No digas más – Interrumpió la atorrante modelo – Te digo la verdad, tú no me atraes, pero yo con tal de joderle la vida a Majo estoy dispuesta a cualquier cosa.
-¿Entonces tengo chances?
-¿Pero tú eres tonto?... Te estoy diciendo que sí
Caminamos hacia el fondo del complejo ferial; hacia donde están los pabellones 24 y 25, en donde casi no hay actividad en ninguna de las ferias que se realizan en este lugar. Mi idea era hacerlo allí, pero si había gente en el lugar no quedaba otra opción que encerrarnos en un baño.
Quise hacer conversación a Susana mientras atravesábamos el complejo ferial, pero ella fue cortante en casi todo momento, a tal punto que llegó un momento en que dijo “Espero que no hables tanto cuando follas, se me va a hacer aburridísimo si es así…”.
No me importaba el hecho de no parecerle atractivo a Susana, tampoco su antipatía; lo único que tenía en mente en ese momento era que por fin iba a coger con ella.
El pabellón 25 estaba cerrado y el 24 tenía una exposición de cámaras y equipos para hacer video. Entramos en el baño de ese edificio con total normalidad. La gente estaba tan concentrada en la exposición que no se dio cuenta de que entramos juntos al baño. Cerramos la puerta e inmediatamente Susana se bajó los pantaloncitos, esos cortitos que me habían permitido deslumbrarme con sus piernas. Inclinó su torso totalmente hacia adelante y tomó una de sus piernas con las dos manos; la parte de su cuerpo que permanecía a mayor altura era su culo, esas inmensas y provocativas nalgas. Se quedó mirándome y luego dijo “¿a ver? Córreme la tanga y date prisa que voy a llegar tarde”.
Por un instante permanecí inmóvil y en silencio. Luego le pregunté si no quería que primero le comiera un poco la concha. “No te hagas ilusiones macho. Vas a tener que follarme muy bien para que algún día te deje bajar al pilón”.
Viendo que ella se negaba, no insistí más y rápidamente bajé mi pantalón. Para ese momento ya estaba durísimo, completamente extasiado con lo que había visto.
Me acerqué a ella, me puse un condón, corrí su tanga y sin más, la penetré profundamente. Su vagina era exquisita, un placer sensorial; una obra de arte hecha a la medida. Sin vacilaciones empecé a sacudirla con insistencia, la agarraba fuertemente de las caderas mientras estrellaba mi cuerpo contra el suyo sin piedad alguna. Cuando la tomé de las piernas, fue la primera vez que la vi abrir la boca en lo que llevábamos de relación, “Me llegas a hacer caer y te vas a la mierda. Agárrame de las caderas”.
Susana no emitía sonidos mientras cogíamos, lo que si hacía era marcar gestos muy expresivos y provocativos en su rostro; arrugaba un poco la nariz y abría su boca casi por completo, apretaba sus dientes y arrugaba su nariz, dejaba caer un poco sus párpados mientras abría la boca del todo; en fin, un buen repertorio de gestos que creo resulta inútil describir.
En un momento Susana me dijo muy agitada, “espera, espera, detente”. Paré de inmediato y permaneciendo aún dentro de ella me dijo “mira lo que sé hacer, quédate quieto un momento…”
Un par de segundos después empezó a sacudir sus nalgas rápidamente y a un ritmo constante sobre mí. Era maravilloso, tenía técnica para hacer este movimiento; suspiré mirando hacia el techo y permanecí allí quieto por un par de minutos mientras Susana hacía ese infernal movimiento. Luego vino lo inevitable. El momento de placer indescriptible, ese que ha motivado a la humanidad a perpetuar la especie.
-Pensé que no ibas a acabar, tienes bastante energía – Me decía Susana, mientras yo ponía mi mano derecha a la altura de mi corazón.
-Susana, déjame que tome aire y echamos otro – Le respondí teniendo mi respiración muy agitada
-¿Te has vuelto loco?.. Yo ya hice lo que quería y ahora tengo que ir a trabajar.
-No me podés dejar con estas ganas, tenemos que repetir. Si no es hoy, será el día que me digas
-Qué no tío, que ya he conseguido lo que quería. Te follo, Majo se entera y se jode ¿qué es lo que no te queda claro?
-¿Se lo vas a contar a Majo?
-Quizás no a ella directamente, pero claro que se va a enterar, sino ¿cómo pretendes que le pueda amargar la vida?
-Susana no podés hacerme esto. No me das una segunda oportunidad y aparte se lo querés contar a Majo. Fíjate que también me estás jodiendo a mí, estás jodiendo nuestra relación
-Tú no me importas, apenas te conozco. Tú felicidad y en especial la de Majo va en contra de la mía. Obtuviste lo que querías y ahora a tomar por culo
Se subió rápidamente los cortitos tapando la publicidad de Akvinta que decoraba su culo. Sin soltar palabra se marchó. Yo seguía allí inmóvil, sin saber cómo interpretar lo ocurrido hasta allí. Lo había hecho con Susana y había sido épico, un recuerdo de esos que va a permanecer de por vida, de esos que te marcan. Mi relación con Majo pendía de un hilo si se llegaba a enterar, que, hasta el momento, era lo más factible. Debía evitarlo a toda costa, el problema era saber cómo. Me preguntaba si realmente había valido la pena todo esto; si después de haber sufrido tanto por recuperarla me encontraba a un pasito de perderla. Mi consciencia era mi principal flagelo.
El día tuvo cosas buenas, inolvidables de hecho, otras no tanto y otras malas. Celebraba haber estado por fin con Susana, de hecho era una de esas mujeres que cambian el panorama, o por lo menos así lo percibía yo. Había durado seis meses siendo completamente fiel a Majo, tanto en cuerpo como en mente, a tal punto que ni me había atrevido a observar chicas en la calle porque sentía que eso era traicionarle. Y Susana lo había cambiado todo, había despertado en mí esos instintos salvajes que había reprimido por tanto tiempo.
Muy malo era el tormento que sentía por el daño que le hacía a Majo, y peor aún sentir que había un gran riesgo de perderla. Realmente me preocupaba. El otro motivo por el que me arrepentí de ir ese día fue porque no pude ver en vivo el hatrick del ‘tecla’ a los putos del riachuelo.
Este relato es 99% real. Los nombres de los personajes y algunas situaciones fueron modificadas para proteger la identidad de las personas.
Los que quieran imágenes de la protagonista de este relato me avisan
DECIMOCUARTA PARTE: Conociendo a la familia
Desde esa noche sentía una gran angustia al estar en compañía de Majo. Me sentía mezquino, miserable por lo que le había hecho. Pero debía disimularlo y la mejor forma de hacerlo era convenciéndome de que yo no había hecho nada. Vivir en esa mentira para hacer auténtica mi reacción cuando todo se revelara...
Twitter: @felodel2016
2 comentarios - Cogí con mi novia, su madre y sus hermanas (Capítulo 13)