SEDUCCION A LA CARTA
Yo iba con regularidad a un restaurant que esta en el centro de la ciudad, pero en una call más bien algo escondida, siempre que tenía hambre y no quería ir a comer a casa me daba una vuelta por allá. Casi siempre había gente, en una o dos mesas, a veces más, pero algo era casi seguro; la mesa que yo usaba estaba desocupada.
Y esque me sentaba en una mesa algo arrinconada, para dos personas, y sí era hasta cierto punto más íntima. Pero como la mayoria de los comensales, suelen ir acompañados entonces las mesas que se ocupaban pronto eran las de cuatro personas y hasta las de ocho.
El día que sucedío la experiencía que a continuación les relato, fué diferente, pues la mesa en que yo me sentaba, comúnmente, estaba ocupada por dos señoras. Una de aproximadamente 60-65 años y otra más joven, pero madura de unos 38-42. A lo que pude intuir de momento, debian ser madre e hija.
Así que al entrar y ver "mi mesa" ocupada, pues tuve que elegir otra. Me senté en una que quedaba casi enfrente a esa, y podia mirar a ambas señoras a la vez casi de perfil. La mayor, parecía no darse cuenta siquiera de lo que pasaba a su alrededor, pues le acababan de servir su plato y estaba degustando. Mientras que la otra, se percató de mi llegada al restaurant, y cuando me dieron la carta, contesté jóvial que me sirvieran un platillo de los acostumbrados, hubo no sé que comentario entre la mesera y yo, que nos reimos ambos, y la señora volteó discretamente. La mesera se fué a pedir mi orden y yo sólo miré que la señora me miró. Sonreí cortésmente como diciendo "buenas tardes". Sin más.
A ella, le sirvieron su plato casi de inmediato, y yo me puse a acomodar mis cosas dentro de mi mochila, a guardar el célular, acomodar los libros que había sacado de la biblioteca, a desenredar y guardar los audifónos, étc. Es decir me preparaba para recibir mi comida, como más me gustaba, con el espacío vacío y limpio, sin distracciones además; para favorecer la buena digestión.
Como mi plato no era laborioso, llegó enseguida y pude comenzar a comer. Al poner mi tenedor en la guarnición, vi que ella me miraba y sonrío como diciéndome "provecho", así que yo, con el tenedor con la guarnición hice un pequeño gesto que indicaba "gracias y buen provecho también". Esos gestos discretos, que los asidúos a comer en restaurants, conocemos y a veces ejecutamos inconscientemente.
Mientras comía dos o tres bocados, pude sentir que su mirada seguía posándose en mí, ocasionalmente, pero de manera repetitiva y constante, con cierto ritmo y cadencía. Empecé a corresponder a esas miradas, ella mientras comía, platicaba con su madre, miraba de repente y sonreía como si la plática con su madre requiriera esas gesticulaciones, pero para mí era más que obvio que ella me sonreia a mi. Así pasamos los quince o veinte minutos en que comiamos. Su madre jamás se entero de nuestro diálogo con miradas.
Yo en una descuidada de ella, mientras hablaba con su madre, aproveché para mirarla, con más detenimiento, para admirar y ver como era, tratando de reconocer en ella algo que me ayudara a disernir; si me gustaba o no. Y si, me gustó.
Tenia unos pechos, normales, pero firmes. Se veian ajustados a la blusa, y redondeados, de manera muy fina. Llevaba una blusa color verde pastel. Bajé un poco más recorriendóla con la mirada y vi que tenia una cintura entallada, la blusa le definia la silueta de forma atractiva, que aunque estaba de perfil me permitía admirar lo pronunciado de su belleza corporal, después miré más abajo y vi que tenía unas piernas delgadas si, pero que se veian largas y firmes, tenía una pierna cruzada sobre la otra y aún encima del leggin negro se veia marcada la musculatura, que aunque era delgada, parecia tener las piernas bien torneadas. Continúe con mi aventura visual, y bajé a sus pantorrillas; Dios, lucian herosas, bien definidas y firmes, imaginé inconscientemente, lo que se sentiria tocar esas piernas e ir subiendo por ellas suavemente, imaginé su piel tersa y torneada adaptándose a mis manos, llenándome. Bajé un poco más mi mirada y ví sus pies, no llevaba calcetas ni calcetin alguno, solo tenía unos tenis de tela, pero se veia el tobillo y algunas venas de su pie, me cautivó el diseño sencillo de sus zapatillas deportivas, con flores, pero era un estilo que elegantemente combinaba con la dama en cuestión; me dí cuenta que era una mujer sencilla, pero con estilo.
Estaba ensimismado degustando esta imagen mientras comía que sin darme cuenta y de repente, cuando fuí subiendo la mirada para buscar de nuevo sus senos, ella me estaba mirando y se sonrío. Yo me ruboricé, sentí como me subía el calor al rostro y me dí pena de haber sido descubierto "tocándola con la mirada". Ella para mi sorpresa se sonrío de nuevo y paso la lengua por sus labios, mientras me miraba a los ojos. Yo allí, en ese preciso instante: sentí la erección que me sucedería. Los vellos púbicos de los testiculos empezaron a tensarse uno a uno, la piél que los recubre se me hacía chinita, el pene se engrosaba y comenzaba a ponerse firme. La miré mientras se relamia el labio con una mirada boba, quieta, captando todo y disimulando.
De nuevo agarrré más comida con mi tenedor, volteando a mi platillo y tratando de alejar esa imagen, para que la erección se diluyera, pues peor sería para mí, que ella o alguén me viese erecto; más me apenaria.
Al volver a levantar la vista, ella me miró de nuevo, pero esta ves se toco la pierna, levantándose un poco la blusa mientras se relamío un poco el labio. Yo ya en ese punto estaba muy excitado, y no podría disimular mi erección. Sólo que el mantel de la mesa impedía que alguién mirara y se diera cuenta. Ella mientra se tocaba la pierna discretamente, barrío su mirada desde mis ojos hacía abajo, cómo insinuando que queria mirar, mirar mi pelvis, mi bulto, mi zona intima. Estabamos jugando, sensualmente jugando en un restaurant. Una de mis fantasias se estaba cumpliendo, y además con una mujer madura y que estaba de buen cuerpo: sexy.
Su mamá le dijo unas palabras, que ella atendío, y se levantó para ir al baño. Nos quedamos allí, solos ella y yo. Bueno eso de solos, es sólo un decir, pues estaban los demás comensales y personal del restaurant. Pero había poca gente así que pudimos seguir jugando. Ella ya se había terminado sus alimentos, y yo estaba por terminar.
Volví a mirarla y ella se agacho un poco, como para sacar algo de su bolso, dejándome ver el escote.y asi agachada, me voltéo a ver. Y se mordisqueo el labio, de una manera sensual. Yo solo sonrei. Entonces ella miró hacia atrás para ver que no hubiese nadie mirando, y giró un poco su cuerpo quedándo casi frente mío. Mientras bajo su mano y se apretó el leggins, dejándome ver ahora la marca de su vagina, marcando esa linea súmamente sensual y sexual. Mientras hacia esto, arqueó una de sus cejas, como preguntándome ¿Te gusta? Y yo solo mordí mi labio inferior, mientras hice un breve gesto de asentimiento. Ella se agacho para sacar algo de su bolso, sin dejar de mirarme y sin cuidarse de no mosrtarme el escote, en esta ocasión pude ver mucho más, vi el brassiere, era blanco con un pequeño encaje en el borde superior, los senos llenándo firmemente la copa de su bra, el tirante en medio de ambos senos colgante entre ellos y sí, el hueco entre ambos senos. Era una imagen de lo más apetitosa, se me antojaban rápidamente para hacerme una rusa en ellos, así con todo y brassiere. Me comencé a imaginar, casí digo que pude sentir, como se sentiria mi pene, que ahora estaba bien erecto, en medio de esos dos senos y con el tirantillo central apretándomelo para que no se saliera de esos senos. Bajé mi mano y me acomodé disimuladamete el pene, ella sólo sonrio más mientras se reincorporaba lamiendose los labios y arrugando la nariz, en un gesto muy femenino y félino a la vez. De su bolso saco una pequeña libreta, en la que sin dejar de mirarme, apuntó algo. Pero luego la guardó pues venía su madre del baño ya.
Entonces cuando llegó su madre se sentó. Y le dijo algo a su hija, casual y trivial. La hija actuaba normal, mientras miraba de reojo y sonreia hacia conmigo. Yo no entendía la capacidad de compostura de esta mujer, debía de ser la madurez, pues yo allí ya estaba literal; deshecho por eyacular. Empecé a tranquilizarme, pensando que ya todo había acabado.
Ella se puso de pie, y se encamino al baño, pude ver que caminaba moviendo las caderas, y sí, la blusa le tapaba el trasero, pero aún así se veía la forma de este. Ella casi al llegar al baño, voltéo hacía mi y se levantó la blusa un poco para que yo pudiera mirar el culo completamente. Ella sonrio y con su mirada moviendo los ojos me dijo "ven". Yo me sentí agitadisimo. Volteé a todos lados y ví que nadie nos miraba. Espere un poco y después fuí al baño, el de hombre estaba justo enfrente de de las damas, separados por un pequeño pasillito. Al entrar en el baño de hombres escuché que alguien me llamaba; chsst, chsst. Y allí estaba ella.
Recargada sobre el lavabo con sus dos manos puestas detras para sostenerse, los pechos firmemente alzados y una sonrisa picara. Yo miré la escena complacido, era una hembra mucho más que interesante y sensual, era mi completa fantasía encarnada.
Al mirarla ella se mordío de nuevo el labio y me gesticulo con los labios "ven". Yo sin dudarlo, me asomé afuera vi que nadie había visto nada y entre al baño. Ella se acercó a mi, y cerro la puerta, pasando su brazo por un lado mío y acecándose así a mi con un doble propósito. Me miró a los ojos, pero esta vez ya frente a frente y separados por una escasa distancia, le miré los labios y ella se acercó más.
-Bésame...- me dijo. Y yo accedí, le dí un beso pequeño. Un piquito nada más. Pero ella al sentir ese beso tímido, me agarro de la cintura, me estrujó y me acercó a ella. Repitiéndome -besáme-. Yo le dí de nuevo un beso, pero ella abrió sus labios y yo los mios, comenzamos a besarnos con las lenguas y ella me apretó las nalgas. Yo sólo pude lanzar un gemido de sorpresa.
Ella se río.
Nos dimos otro beso apasionado y me detuve, le miré los pechos y comencé a subir mis manos levantándole la blusa. La levante lo suficiente para dejar los pechos al descubierto, pero no le quite la blusa, nunca se la quite. Ví su brassiere de un blanco pulcro y ella apretó sus senos, para darme una mejor perspectiva. Yo sólo gesticulé un breve e intenso -Mmm- y entre susurros le dije: -Que ricos-. Ella se saco un pecho del brassiere, sin destapar sel pesón ni la aureola. Luego lentamente quito la mano y ví su pesón rosacéo bien erecto. No pude más, el lenguaje de ese pecho y ese pesón decia: -chúpame- y lo hice, me acerque y lo chupe suavemente, sentí como entraba ese pesón erecto entre mis labios, lo dejé allí quieto y luego moví mi lengua en movimientos circulares, con el pesón dentro de mi boca. A ella parecío gustarle porque se arqueo y gimío suavemente, en un susurro. Mientras seguía chupandole el pesón, con una de mis manos agarre el otro pecho, el que quedaba enfundado en el brassiere, y lo masajeé sintiendo la texutra lisa del brassiere y un poco de ese encaje suave. Me separe del pecho, y me fuí al otro pecho lo mordí encima del bra y después lamí el reborde con encaje, a ella parecío gustarle también esto, porque se arquéo de nuevo y entonces me fuí hacia el pecho desnudo para volverle a dar un chupetón. Metí mi mano debajo, sobre el leggins y toqué su pelvis, buscando la rajita que me había mostrado en la mesa. Mientras lo hacía sentí que su mano agarraba mi pene, encima del jeans. Lo apreto primero suave, luego levanto la mano un poco e hizo más presión. Yo estaba excitadisimo.
-¿Ya mero te corres?- me dijo. Mirándome a los ojos, con una mirada clara. Le conteste que sí. Pues por muy macho que quiera ser uno, y decir que NO y que aún aguantará uno por horas, la verdad es que una situación así, le pone a uno al mil y la eyaculación no dilata. Y eso es bueno. Pues en el baño de un restaurant, con su madre fuera, el tiempo arpemía.
Entonces ella, me subío la camisa y desabrocho el cinto, yo le ayudé a desabrocharme por completo, también me desabotoné el jean y ella metío la mano dentro, lo cogío dentro de la truza y sólo me gimío -Mmm- mientas arrugaba la nariz en ese gesto felino que tanto me excitaba. Bajé la cremallera y ella se agachó, se puso de rodillas y así, con la truza puesta me chupo el glande, luego lo metio un poco entre sus labios y sentí que succionó: yo estaba por correrme, así que le avisé y ella me bajó la truza y para que me corriera me masturbó, nomás fueron unas cinco jaladas, y alli estaba yo arqueándome y eyaculando ella veía la explosión con un gesto de sensualidad y morbosidad impresionante, cuando terminé de eyacular, me dío una lambidita, me limpio el pene y sonrio. Se acomodó el pecho que tenia fuera del bra, lo puso en su lugar y se miró al espejo. Se bajo la blusa y se agarro los pechos dando dos o tres saltitos con la mano, para quedar bien acomodada. Yo solo le miraba, extasiado.
-Gracias- me dijo. Yo salgo primero, para que no sospechen y no dilates.
Ella se salío y yo me salí, cruce al baño de hombres y ví como se iba para la mesa, mientras pedian su cuenta. Yo en el baño de hombres me acomodé todo y salí. Ellas seguián alli, pero su madre ya recogía sus cosas. Yo pase a mi mesa, me senté para agarrar mis cosas y ví que ella me miraba con una sonrisa. Le correspondí.
Me levanté rápido para ir a pagar mi cuenta y al pasar junto a ella, me tendío la mano con un pequeño papelito, trozado sin delicadeza. Era su número de teléfono.
Otro día, le marqué y...Eso es otra historia.
J.R. 2015
Yo iba con regularidad a un restaurant que esta en el centro de la ciudad, pero en una call más bien algo escondida, siempre que tenía hambre y no quería ir a comer a casa me daba una vuelta por allá. Casi siempre había gente, en una o dos mesas, a veces más, pero algo era casi seguro; la mesa que yo usaba estaba desocupada.
Y esque me sentaba en una mesa algo arrinconada, para dos personas, y sí era hasta cierto punto más íntima. Pero como la mayoria de los comensales, suelen ir acompañados entonces las mesas que se ocupaban pronto eran las de cuatro personas y hasta las de ocho.
El día que sucedío la experiencía que a continuación les relato, fué diferente, pues la mesa en que yo me sentaba, comúnmente, estaba ocupada por dos señoras. Una de aproximadamente 60-65 años y otra más joven, pero madura de unos 38-42. A lo que pude intuir de momento, debian ser madre e hija.
Así que al entrar y ver "mi mesa" ocupada, pues tuve que elegir otra. Me senté en una que quedaba casi enfrente a esa, y podia mirar a ambas señoras a la vez casi de perfil. La mayor, parecía no darse cuenta siquiera de lo que pasaba a su alrededor, pues le acababan de servir su plato y estaba degustando. Mientras que la otra, se percató de mi llegada al restaurant, y cuando me dieron la carta, contesté jóvial que me sirvieran un platillo de los acostumbrados, hubo no sé que comentario entre la mesera y yo, que nos reimos ambos, y la señora volteó discretamente. La mesera se fué a pedir mi orden y yo sólo miré que la señora me miró. Sonreí cortésmente como diciendo "buenas tardes". Sin más.
A ella, le sirvieron su plato casi de inmediato, y yo me puse a acomodar mis cosas dentro de mi mochila, a guardar el célular, acomodar los libros que había sacado de la biblioteca, a desenredar y guardar los audifónos, étc. Es decir me preparaba para recibir mi comida, como más me gustaba, con el espacío vacío y limpio, sin distracciones además; para favorecer la buena digestión.
Como mi plato no era laborioso, llegó enseguida y pude comenzar a comer. Al poner mi tenedor en la guarnición, vi que ella me miraba y sonrío como diciéndome "provecho", así que yo, con el tenedor con la guarnición hice un pequeño gesto que indicaba "gracias y buen provecho también". Esos gestos discretos, que los asidúos a comer en restaurants, conocemos y a veces ejecutamos inconscientemente.
Mientras comía dos o tres bocados, pude sentir que su mirada seguía posándose en mí, ocasionalmente, pero de manera repetitiva y constante, con cierto ritmo y cadencía. Empecé a corresponder a esas miradas, ella mientras comía, platicaba con su madre, miraba de repente y sonreía como si la plática con su madre requiriera esas gesticulaciones, pero para mí era más que obvio que ella me sonreia a mi. Así pasamos los quince o veinte minutos en que comiamos. Su madre jamás se entero de nuestro diálogo con miradas.
Yo en una descuidada de ella, mientras hablaba con su madre, aproveché para mirarla, con más detenimiento, para admirar y ver como era, tratando de reconocer en ella algo que me ayudara a disernir; si me gustaba o no. Y si, me gustó.
Tenia unos pechos, normales, pero firmes. Se veian ajustados a la blusa, y redondeados, de manera muy fina. Llevaba una blusa color verde pastel. Bajé un poco más recorriendóla con la mirada y vi que tenia una cintura entallada, la blusa le definia la silueta de forma atractiva, que aunque estaba de perfil me permitía admirar lo pronunciado de su belleza corporal, después miré más abajo y vi que tenía unas piernas delgadas si, pero que se veian largas y firmes, tenía una pierna cruzada sobre la otra y aún encima del leggin negro se veia marcada la musculatura, que aunque era delgada, parecia tener las piernas bien torneadas. Continúe con mi aventura visual, y bajé a sus pantorrillas; Dios, lucian herosas, bien definidas y firmes, imaginé inconscientemente, lo que se sentiria tocar esas piernas e ir subiendo por ellas suavemente, imaginé su piel tersa y torneada adaptándose a mis manos, llenándome. Bajé un poco más mi mirada y ví sus pies, no llevaba calcetas ni calcetin alguno, solo tenía unos tenis de tela, pero se veia el tobillo y algunas venas de su pie, me cautivó el diseño sencillo de sus zapatillas deportivas, con flores, pero era un estilo que elegantemente combinaba con la dama en cuestión; me dí cuenta que era una mujer sencilla, pero con estilo.
Estaba ensimismado degustando esta imagen mientras comía que sin darme cuenta y de repente, cuando fuí subiendo la mirada para buscar de nuevo sus senos, ella me estaba mirando y se sonrío. Yo me ruboricé, sentí como me subía el calor al rostro y me dí pena de haber sido descubierto "tocándola con la mirada". Ella para mi sorpresa se sonrío de nuevo y paso la lengua por sus labios, mientras me miraba a los ojos. Yo allí, en ese preciso instante: sentí la erección que me sucedería. Los vellos púbicos de los testiculos empezaron a tensarse uno a uno, la piél que los recubre se me hacía chinita, el pene se engrosaba y comenzaba a ponerse firme. La miré mientras se relamia el labio con una mirada boba, quieta, captando todo y disimulando.
De nuevo agarrré más comida con mi tenedor, volteando a mi platillo y tratando de alejar esa imagen, para que la erección se diluyera, pues peor sería para mí, que ella o alguén me viese erecto; más me apenaria.
Al volver a levantar la vista, ella me miró de nuevo, pero esta ves se toco la pierna, levantándose un poco la blusa mientras se relamío un poco el labio. Yo ya en ese punto estaba muy excitado, y no podría disimular mi erección. Sólo que el mantel de la mesa impedía que alguién mirara y se diera cuenta. Ella mientra se tocaba la pierna discretamente, barrío su mirada desde mis ojos hacía abajo, cómo insinuando que queria mirar, mirar mi pelvis, mi bulto, mi zona intima. Estabamos jugando, sensualmente jugando en un restaurant. Una de mis fantasias se estaba cumpliendo, y además con una mujer madura y que estaba de buen cuerpo: sexy.
Su mamá le dijo unas palabras, que ella atendío, y se levantó para ir al baño. Nos quedamos allí, solos ella y yo. Bueno eso de solos, es sólo un decir, pues estaban los demás comensales y personal del restaurant. Pero había poca gente así que pudimos seguir jugando. Ella ya se había terminado sus alimentos, y yo estaba por terminar.
Volví a mirarla y ella se agacho un poco, como para sacar algo de su bolso, dejándome ver el escote.y asi agachada, me voltéo a ver. Y se mordisqueo el labio, de una manera sensual. Yo solo sonrei. Entonces ella miró hacia atrás para ver que no hubiese nadie mirando, y giró un poco su cuerpo quedándo casi frente mío. Mientras bajo su mano y se apretó el leggins, dejándome ver ahora la marca de su vagina, marcando esa linea súmamente sensual y sexual. Mientras hacia esto, arqueó una de sus cejas, como preguntándome ¿Te gusta? Y yo solo mordí mi labio inferior, mientras hice un breve gesto de asentimiento. Ella se agacho para sacar algo de su bolso, sin dejar de mirarme y sin cuidarse de no mosrtarme el escote, en esta ocasión pude ver mucho más, vi el brassiere, era blanco con un pequeño encaje en el borde superior, los senos llenándo firmemente la copa de su bra, el tirante en medio de ambos senos colgante entre ellos y sí, el hueco entre ambos senos. Era una imagen de lo más apetitosa, se me antojaban rápidamente para hacerme una rusa en ellos, así con todo y brassiere. Me comencé a imaginar, casí digo que pude sentir, como se sentiria mi pene, que ahora estaba bien erecto, en medio de esos dos senos y con el tirantillo central apretándomelo para que no se saliera de esos senos. Bajé mi mano y me acomodé disimuladamete el pene, ella sólo sonrio más mientras se reincorporaba lamiendose los labios y arrugando la nariz, en un gesto muy femenino y félino a la vez. De su bolso saco una pequeña libreta, en la que sin dejar de mirarme, apuntó algo. Pero luego la guardó pues venía su madre del baño ya.
Entonces cuando llegó su madre se sentó. Y le dijo algo a su hija, casual y trivial. La hija actuaba normal, mientras miraba de reojo y sonreia hacia conmigo. Yo no entendía la capacidad de compostura de esta mujer, debía de ser la madurez, pues yo allí ya estaba literal; deshecho por eyacular. Empecé a tranquilizarme, pensando que ya todo había acabado.
Ella se puso de pie, y se encamino al baño, pude ver que caminaba moviendo las caderas, y sí, la blusa le tapaba el trasero, pero aún así se veía la forma de este. Ella casi al llegar al baño, voltéo hacía mi y se levantó la blusa un poco para que yo pudiera mirar el culo completamente. Ella sonrio y con su mirada moviendo los ojos me dijo "ven". Yo me sentí agitadisimo. Volteé a todos lados y ví que nadie nos miraba. Espere un poco y después fuí al baño, el de hombre estaba justo enfrente de de las damas, separados por un pequeño pasillito. Al entrar en el baño de hombres escuché que alguien me llamaba; chsst, chsst. Y allí estaba ella.
Recargada sobre el lavabo con sus dos manos puestas detras para sostenerse, los pechos firmemente alzados y una sonrisa picara. Yo miré la escena complacido, era una hembra mucho más que interesante y sensual, era mi completa fantasía encarnada.
Al mirarla ella se mordío de nuevo el labio y me gesticulo con los labios "ven". Yo sin dudarlo, me asomé afuera vi que nadie había visto nada y entre al baño. Ella se acercó a mi, y cerro la puerta, pasando su brazo por un lado mío y acecándose así a mi con un doble propósito. Me miró a los ojos, pero esta vez ya frente a frente y separados por una escasa distancia, le miré los labios y ella se acercó más.
-Bésame...- me dijo. Y yo accedí, le dí un beso pequeño. Un piquito nada más. Pero ella al sentir ese beso tímido, me agarro de la cintura, me estrujó y me acercó a ella. Repitiéndome -besáme-. Yo le dí de nuevo un beso, pero ella abrió sus labios y yo los mios, comenzamos a besarnos con las lenguas y ella me apretó las nalgas. Yo sólo pude lanzar un gemido de sorpresa.
Ella se río.
Nos dimos otro beso apasionado y me detuve, le miré los pechos y comencé a subir mis manos levantándole la blusa. La levante lo suficiente para dejar los pechos al descubierto, pero no le quite la blusa, nunca se la quite. Ví su brassiere de un blanco pulcro y ella apretó sus senos, para darme una mejor perspectiva. Yo sólo gesticulé un breve e intenso -Mmm- y entre susurros le dije: -Que ricos-. Ella se saco un pecho del brassiere, sin destapar sel pesón ni la aureola. Luego lentamente quito la mano y ví su pesón rosacéo bien erecto. No pude más, el lenguaje de ese pecho y ese pesón decia: -chúpame- y lo hice, me acerque y lo chupe suavemente, sentí como entraba ese pesón erecto entre mis labios, lo dejé allí quieto y luego moví mi lengua en movimientos circulares, con el pesón dentro de mi boca. A ella parecío gustarle porque se arqueo y gimío suavemente, en un susurro. Mientras seguía chupandole el pesón, con una de mis manos agarre el otro pecho, el que quedaba enfundado en el brassiere, y lo masajeé sintiendo la texutra lisa del brassiere y un poco de ese encaje suave. Me separe del pecho, y me fuí al otro pecho lo mordí encima del bra y después lamí el reborde con encaje, a ella parecío gustarle también esto, porque se arquéo de nuevo y entonces me fuí hacia el pecho desnudo para volverle a dar un chupetón. Metí mi mano debajo, sobre el leggins y toqué su pelvis, buscando la rajita que me había mostrado en la mesa. Mientras lo hacía sentí que su mano agarraba mi pene, encima del jeans. Lo apreto primero suave, luego levanto la mano un poco e hizo más presión. Yo estaba excitadisimo.
-¿Ya mero te corres?- me dijo. Mirándome a los ojos, con una mirada clara. Le conteste que sí. Pues por muy macho que quiera ser uno, y decir que NO y que aún aguantará uno por horas, la verdad es que una situación así, le pone a uno al mil y la eyaculación no dilata. Y eso es bueno. Pues en el baño de un restaurant, con su madre fuera, el tiempo arpemía.
Entonces ella, me subío la camisa y desabrocho el cinto, yo le ayudé a desabrocharme por completo, también me desabotoné el jean y ella metío la mano dentro, lo cogío dentro de la truza y sólo me gimío -Mmm- mientas arrugaba la nariz en ese gesto felino que tanto me excitaba. Bajé la cremallera y ella se agachó, se puso de rodillas y así, con la truza puesta me chupo el glande, luego lo metio un poco entre sus labios y sentí que succionó: yo estaba por correrme, así que le avisé y ella me bajó la truza y para que me corriera me masturbó, nomás fueron unas cinco jaladas, y alli estaba yo arqueándome y eyaculando ella veía la explosión con un gesto de sensualidad y morbosidad impresionante, cuando terminé de eyacular, me dío una lambidita, me limpio el pene y sonrio. Se acomodó el pecho que tenia fuera del bra, lo puso en su lugar y se miró al espejo. Se bajo la blusa y se agarro los pechos dando dos o tres saltitos con la mano, para quedar bien acomodada. Yo solo le miraba, extasiado.
-Gracias- me dijo. Yo salgo primero, para que no sospechen y no dilates.
Ella se salío y yo me salí, cruce al baño de hombres y ví como se iba para la mesa, mientras pedian su cuenta. Yo en el baño de hombres me acomodé todo y salí. Ellas seguián alli, pero su madre ya recogía sus cosas. Yo pase a mi mesa, me senté para agarrar mis cosas y ví que ella me miraba con una sonrisa. Le correspondí.
Me levanté rápido para ir a pagar mi cuenta y al pasar junto a ella, me tendío la mano con un pequeño papelito, trozado sin delicadeza. Era su número de teléfono.
Otro día, le marqué y...Eso es otra historia.
J.R. 2015
3 comentarios - Seducción a la carta
P.D.:
En tu caso considero que tus relatos no se deberían etiquetar como tal, yo los veo como LITERATURA ERÓTICA.
Tienes un don que deberías explotar profesionalmente...