salida con mi tia

Antes que nada, quiero agradecerles a todos los que vieron mi primer post, a aquellos que aportaron sus comentarios y puntos. Parte de esto es realidad y parte fantasía, esto sucedió hace una semana en la casa de mi tía, todos los personajes son mayores de edad.
Algo que me olvide de poner antes fue que mi tía tiene 46 años, bien llevados; yo por mi parte 23 años, sin más que aclarar vamos con esta parte.

Aqui les dejo la primera parte por si no la vieron
http://www.poringa.net/posts/relatos/2856209/Tarde-con-mi-tia.html


Luego de esa primera experiencia con ella el día transcurrió normal hasta la noche, hora en la que volvió mi tío con mis padres. Mientras esperábamos que llegaran preparamos la cena y seguimos con un par de besos tranqui.

Durante la cena, ella se sentó al frente y no perdía oportunidad de pasarme el pie sobre la pija, siempre sin demostrar algún gesto, pasando totalmente desapercibida la situación vivida a la tarde y la que transcurría en esa mesa. Después de la cena, mi tío propuso ir a un bar que solían hacer happy hours y esas cosas, así que cada uno se fue a vestir para ir al bar tipo 23 horas, para poder conseguir una buena mesa. A la hora prevista nos reunimos todos, ella venía con un vestido azul que apenas le cubría la cola, y se notaba que llevaba una pequeña tanga; yo por mi parte sencillo, jean y una camisa negra.

Para ir al bar decidimos ir en dos vehículos, en la camioneta de mis tíos y en el auto de mi familia, para no ir todos apretados. Una vez que llegamos decidimos elegir una mesa en un rincón con luz tenue, un poco lejos de un pequeño escenario que había pero se podía ver igual. Con el paso de la noche, tipo 2 de la mañana, mi tío se fue pasando de copas, durmiéndose en el bar, al igual que mi madre que estaba demasiada risueña, por lo tanto mi padre al percatarse de la situación se ofreció a llevarlos, sin recibir quejas de ninguno de los dos, ofreciéndonos quedar a mi tía y a mí en el bar mientras seguía el pequeño show de música que daban en el escenario.

A eso de las 3 cuando termino la banda que tocaba decidimos volver, ya que mi tía se estaba poniendo cariñosa, fruto del alcohol. Me hizo manejar a mí ya que no había tomado mucho yo; al pasar dos calles ella empezó a acariciarme la pierna, para ese entonces ya estaba al palo. Me desabroche el pantalón para permitir que me la chupe tranquila; mientras me la chupaba aproveche para frotarle esa conchita gorda que ya estaba hecha sopa, le pasaba los dedos por los labios, por el clítoris grande que tiene, le metía los dedos, los olía, los chupaba y no quise dejar pasar la oportunidad esta vez de hacerle círculos con los dedos alrededor de ese huequito marroncito, ese huequito cerrado, nunca usado, cuya visión y olor me traen los recuerdos más morbosos.

Al hacer un par de calles más descubrí que había un supermercado y que el estacionamiento del mismo no tenía luces prendidas, ni guardias que lo controlen, por lo que entramos con la camioneta. Al ver mi tía que frenamos y no era su casa se puso más loquita y me empezó a petear aun con más ganas hasta que sin avisarle le llene de leche esa boca de petera que tiene, la cual sin problemas saboreo y trago, un poco cansada por el pete decidió tomar unos tragos de agua que tenía en la camioneta, para luego seguir con los besos.

*Tía: Vamos al asiento de atrás así estamos más cómodos, quiero que me chupes la cola pendejo.

Al ir para atrás le levanto el vestido, le saque la tanga blanca que tenía, ya transparente de lo mojada que estaba, y empecé a cumplir su pedido, comienzo por una lenta chupada de concha para luego intercalar con ese hueco estrecho que tenía sin estrenar, tanta calentura me generaba el olor y sabor de esa concha y culo que empecé a chupárselos sin piedad, hasta que acabó en un orgasmo estruendoso y jugoso, llenándome la cara con su flujo vaginal.

*Yo: Tía vení y cabalgame como vos sabes putita
*Tía: Si bombón, lléname la concha de pija, abrime al medio pendejo
*Yo: Mmm, si tía, que estrecha que tenes la concha, me encanta como aprieta
*Tía: Ohh si, que rico como me abre esa poronga cabezona, hace tanto que no estaba tan excitada con un hombre y con la concha llena de pija

Mientras me cabalgaba empecé a acariciar de vuelta ese huequito marroncito, tratando de que se empiece a dilatar; cuando al fin cedió y pude meter un dedo:
*Tía: Por ahí no bebe, nunca me lo hicieron por ahí
*Yo: Relajate amor, lo vas a disfrutar mucho, no me quiero ir sin hacerte la cola, no te imaginas las veces que soñé este momento
*Tía: Con una condición, te voy a dejar que me hagas la cola si la tratas con cuidado y al primer dolor paramos – mirándome seria
*Yo: Obvio corazón, ahora ponete en cuatro sobre el asiento así es más fácil.

Allí empecé la ardua tarea de dilatar ese hueco tan rico, después de haberle metido un dedo de nuevo, seguí frotándole la concha y jugando con su cola, tratando de meter el segundo dedo. Sus gemidos invadían la camioneta pidiendo más, hasta que entro el segundo y luego un tercero, lo que indicaba que ya estaba lista para intentar por la cola.
*Yo: Relajate tía, así disfrutamos los dos
*Tía: Dale pendejo, pero anda con cuidado, acordate que es mi primera vez por ahí.
*Yo: Chupamela putita un poco así está más lubricada
*Tía: Mmm, si, que rica que está, tiene mis juguitos también

Empecé a intentar pasar la cabeza primero, para ello le llene la cola de saliva, y comencé
despacio para que no le duela tanto, después de unos minutos de estar empujando tranquilo pudo entrar, y de a poquito ella se la iba clavando, manteniéndose en cuatro y manejando el ritmo, para que no le doliera. Luego de un rato, que se me hizo eterno, me encontraba mi cintura unida a su cola, la tenía toda metida en la cola, esperamos para que se acostumbrara y empezamos la faena.

*Tía: Despacio bebe, no estoy acostumbrada
*Yo: Que culo más rico, me estas volviendo loco – mientras intentaba acelerar las embestidas y empezaba ella con los primeros gemidos de placer y dolor
*Tía: Auu, que rico, me duele pero seguí
*Yo: Mmm como me aprieta la pija esa cola – pasándole los dedos por la conchita
*Tía: Dale pendejo rómpeme bien el orto, ¿no es lo que querías? Mmm, Ohh
*Yo: Obvio putita, ¿te gusta que te rompa el culo? – mientras le pegaba chirlos en el culo
*Tía: Siiii, me encanta que me hagas bien el orto, si hubiera sabido que esto era tan rico te lo hubiera dado a la tarde
*Yo: ¿Sos mi putita vos?
*Tía: Obvio bebe, soy tu putita, tu putita culito roto
*Yo: ¿Me vas a dar esa cola cada vez que te la pida?
*Tía: Seguro pendejo, esta cola es tuya nomas, el único que la va a hacer sos vos

El ambiente estaba inundado de nuestros olores, se escuchaban los chirlos que le pegaba en su cola y se retorcía aún más cuando le metía los dedos en la concha apretada que tiene.
*Tía: Pendejo no pares porque te mato – retorciéndose como una anguila
*Tía: Dale, dale seguí, no pares ahhhh siiii – acabando un terrible orgasmo, yo ya mostraba signos de algo que se aproximaba

Le saque la pija de la cola, aproveche para aguantar un poquito más y chuparle la conchita la que chorreaba por las piernas de tan mojada que estaba, para luego volver a meterla por la cola.
*Yo: Me vas a hacer acabar tía, no aguanto más
*Tía: Siiii, lléname la cola de leche, dale pendejo – mientras le tiraba tres o cuatro chorros de leche en ese huequito marroncito, el cual quedo re abierto.
*Tía: Pendejo, que lindo que me hiciste la cola, mientras se limpiaba la cola con una gamuza
*Yo: No veo las horas de volver de vuelta a tu casa para que repitamos esto
*Tía: Acordate que esta cola siempre va a ser tuya nomas, me la vas a llenar de leche todas las veces que vos quieras

Después que nos limpiamos y cambiamos un poco el aire de adentro de la camioneta volvimos, la deje a ella en su casa y me volví caminando hasta donde parábamos nosotros ya que quedaba cerca de su casa.

Al otro día, más bien, horas después, desayunamos las dos familias, charlamos de la noche anterior en el bar, mientras con mi tía cruzábamos miradas, miradas que decía todo, luego del desayuno acomodamos nuestras cosas para después del almuerzo volver a nuestra ciudad.

Ni bien terminamos de almorzar comenzaron las despedidas, y antes de emprender la vuelta ella me apartó de la familia con la excusa de que tenía un regalito para mí, cuando me llevó a la habitación nos fundimos en un beso, me mordía el lóbulo de la oreja mientras yo le apretaba las tetas por debajo de la blusa
*Tía: Bueno pendejo, volvamos no me quiero calentar más, ya te tenes que volver, pero acordate que siempre va a estar tu putita esperándote acá



Espero que les guste, como dije antes toda crítica será bien recibida y si quieren que siga escribiendo díganme, tengo varias historias más. Saludos