CUARTA Y ULTIMA PARTE:
El sexo anal me resulta por demás satisfactorio, mas aun con Damián. Que alguien que no es tu marido te la meta por el culo es para mí el epítome de la infidelidad. Si querés poner los cuernos bien puestos, hacete culear por otro tipo. Satisfacción garantizada, te lo asegura una infiel consumada como yo.
Pero aunque el culo se me deshace de placer, necesito sentirlo mas íntimamente, en una forma casi conyugal, diría.
Por eso me doy la vuelta y mirándolo a los ojos, deseosa y anhelante, le agarro la pija y la acomodo entre los labios de mi concha. Damián entiende lo que quiero, lo lee en mis ojos, en mis gestos, "cogeme" le suplico en silencio. Sin hacerse de rogar me la mete con esa dulzura y prestancia que tanto me cautiva.
Entrelazo mis piernas alrededor de su cintura, y me muevo con él, sintiendo su excelsa virilidad entrar y salir, golpear y contragolpear, empujar y reempujar. Es increíble como se funde con mi sexo, como se fusiona con mi carne, como se amolda a mis formas y dimensiones, cóncavo y convexo, plenamente unidos, el uno para el otro. Yo para él y él para mí.
Nos besamos, nos chupamos, nos mordemos, hasta nos lamemos las caras, embriagados por la lujuria mas salvaje y despiadada. El sudor de uno se mezcla con el del otro, nuestros gemidos y jadeos se unen, conformando una sola melodía, morbosa y estimulante.
-¡Ahhhhhh... Siiiiiii... Cogeme... Cogeme...!-
Me está cogiendo, sí, pero me gusta pedirlo, me gusta escucharme pidiéndoselo, y sobre todo, me gusta que me complazca.
Cada pijazo me retumba en las entrañas, retumba y explota, diluyéndose en mil y un sensaciones distintas. Así, aferrados con brazos y piernas, rodamos sobre la cama, quedando ahora yo arriba y él debajo, cogiéndonos sin tregua alguna, moviéndonos como si de ese movimiento dependiera el destino del mundo. Nos damos duro y parejo, golpeándonos con arrebatadora pasión, remeciéndonos hasta el alma a puro garche. Gruñimos, jadeamos, suspiramos, hasta lloramos de placer, entregándonos por completo, dándonos hasta el último aliento.
Lo siento pulsar dentro de mí, hinchándose y endureciéndose cada vez mas.
Aunque me cuido, me gustaría embarazarme de Damián, sería la frutilla del postre. Un hermanito para el Ro y otro hijo extra matrimonial que mi marido criaría como propio. Ya no solo sería su amante, la puta a la que se coge, sino también la madre de su hijo.
No es que este buscando quedar embarazada del pintor, solo que si se da, no es algo de lo que habría de preocuparme. Por el contrario, llevaría la panza con orgullo.
Pero ahí, en ese momento, deseaba otra cosa, algo que venía deseando desde que comencé a plantearme este reencuentro. Quiero que mi pintor, me pinte. Quiero convertirme en su obra maestra, en su musa, en su "Gioconda".
Me desmonto de encima suyo, me bajo de la cama y me echo de rodillas en el suelo.
-¡Pintame..., pintame de leche!- le pido, levantándome los pechos con las manos y sacando la lengua.
Damián se ríe ante mi ocurrencia, pero accede de inmediato. Se levanta y de pie ante mí, se la agarra con una mano y se pajea, la mirada atenta a mis pechos.
Me suelto una teta y le acaricio las bolas...
-¡Pintame con tu lechita..., pintame toda!- le insisto.
Eso es suficiente para hacerlo estallar. Gruñe, jadea, cierra los ojos, arruga la cara como si le doliera, y soltando una larga y profunda exhalación, empieza a largar leche en forma incontenible, empapándome con su densa efusividad. Me acaba en el pelo, en la cara, en la lengua, que permanece fuera de mi boca mientras arrecia la descarga, y también me acaba en los pechos, los cuales masajeo y embarro con tan deleitable sustancia.
-¡Uhhhhhhh...!- exclamo alegre y jubilosa, levantando los brazos en señal de triunfo.
Le agarro la pija y se la exprimo, ávida por sacarle hasta la última gota. Entonces me levanto y me miro en el espejo, el semen de Damián me chorrea por la cara y por las tetas, cálido y espeso. Hasta en el pelo se me notan algunos lechazos.
-Hizo usted un muy buen trabajo Señor pintor, tiene una brocha digna de elogio- le digo con una sonrisa de oreja a oreja, embriagada por esa alegría que solo un muy buen garche te puede dar.
-Me alegro que quede usted conforme, señora- repone, sobándose la pija con una mano, como queriendo aliviarla después de toda la fricción que tuvo que aguantar.
-Mas que conforme, creo que voy a pedirle mas trabajos de esta clase- le aseguro.
Me doy una ducha y cuando vuelvo, Damián ya está dando debida cuenta de la botella de Old Smuggler. Todavía tenemos un rato mas para estar juntos, así que lo pasamos bebiendo y charlando. Yo apenas me mojo los labios, pero él se baja vaso tras vaso.
Cuando llega la hora de la retirada, bajo con él y lo acompaño a tomar un taxi. Por suerte no está el portero, porque si lo ve salir a esa hora y con unas evidentes copas de mas encima, podría llegar a pensar cualquier cosa. Y no estaría errado, claro.
Después de despachar a Damián, vuelvo rauda al departamento y me pongo a limpiar todo vestigio de la presencia de mi amante. Saco las sábanas, las meto en el lavarropas y pongo unas nuevas. Limpio las manchas de semen que encuentro en el suelo, tiro la botella vacía de whisky y lavo los vasos. Finalmente abro las ventanas del dormitorio y prendo un incienso para disimular el olor a sexo. Y ya está, todo queda limpio y ordenado, aunque..., me acuerdo del baño. Al mear Damián dejó la tabla levantada y no tiró la cadena. Lo hago y vuelvo a ducharme, poniéndome luego el camisón.
Al rato llega mi suegra con el Ro. Siempre lo pasa a buscar por la guardería al mediodía, y se lo lleva hasta que con mi marido volvemos del trabajo. Ese día, además, para no llevarme ninguna sorpresa desagradable, me había asegurado de que lo llevara a lo de unos amiguitos. Y como es su costumbre, me tenía al tanto de todo lo que hacía mi hijo a través del WhatsApp. Cuando me puso, "ya vamos para casita", hacía rato ya que el hombre que me cogió, culeo y pintó de leche en mi propia cama de matrimonio, se había ido.
Seguro quieren saber como quedamos luego de este reencuentro que volvió a iluminar nuestras vidas. Obvio que seguiremos viéndonos, ya sea en mi casa o en un telo, pero no se preocupen, eso no significa que me aleje del Ogro y de otros hombres, si hay algo que me agrada de Damián es que no es celoso.
Bye.
19 comentarios - Remember 4 (pintada de leche...)
mi ideal para gozar haciendole la cola a una tramposa, para que vuelva a su marido, con la cola aún palpitando por su amante
me encanta tu mente, me calienta
te dejo 10 y te invito a leerme... besos preciosa
Buenisimo y lechoso final...FELICITACIONES QUERIDA!!
Y como siempre te lo pido, quedo ansioso a la espera de el próximo y excitante relato linda...Besos!! +10
besos misko
una Infiel genial... señora!!