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El punto de vista

El punto de vista suele ser una de las cosas que más me gusta en mis relaciones sexuales. La mujer siente, por lo general, y no puede responder las preguntas de un voyeur. El caso que recientemente he tenido una relación sexual intensa con una amiga donde se revelo una garganta profunda de primera magnitud. Debo aceptar que no soy un hiperdotado pero los 13 cm habituales con la pija bien al palo y de un grosor normalito hacen que me pregunte ¿Dónde miércoles lo pone cuando un dedo que es más chico le produciría arcadas? La respuesta simple es: “no sé”. Pero la pija desaparece en su garganta y realmente tengo un pene no un dedo como para sacar conclusiones dactilares. Pero mientras la boca de mi compañera se acomoda, de a tramos, para que le poronga desaparezca completamente en su boca. Un intento, dos intentos y tres intentos y ya no se ve más. Esa sensación de tenerla totalmente en la boca de la amante y bien retenido el glande por vaya a saber que parte de su garganta me hacen sentir bien. Acabar en esas condiciones me parece un acto ineludible. También pregunto: ¿Me estas invitando a acabar? La respuesta es no. Pero ¿queres sacarme la leche? Mi amante responde sí. Entonces digo ¿me quiere hacer acabar? Mi respuesta es sí. Pero al preguntar ella dice no. Yo solo siento.
Desde mi punto de vista me queda la lejana sensación de que solo sus ojos llenos de alegría y su boca llena de mi leche le han dado un placer indescriptible. Un poder (sutil y evanescente poder), que es haberme hecho acabar, sintiendo que su capacidad lo ha hecho posible.
Pero me quedare en las dudas, ya que solo soy un preguntador insoportable. Ella me dice que solo siente.
Gracias por sentir así.

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