Alberto, tras tener sexo duro con sus hijas gemelas, se propone a complacerlas sexualmente para que le revelen el porqué de su morbosidad. Dando pie así a una trama de venganza familiar 😃
He aquí algunas imágenes ilustrativas 😉
Siempre había sido de los que creen que pueden tener total control de su vida siendo adultos, tenía el trabajo que quería, la esposa que quiso, pero, a veces, debía aceptar las cosas como se le presentaban, sin tener el poder de cambiarlas. Alberto luego de su desventuras, o aventuras según el grado de enfermedad de cada uno, aceptó el hecho de que sus hijas eran ninfómanas, o retorcidas, o precoces o ambas cosas. Tenían una atracción malsana hacia él desde hace años, y estaba decidido a averiguar el origen, sea cual sea.
Pasaron varias horas desde que dejó a Ana, su esposa, en el aeropuerto y aún más desde que abandonó la sesión psicoanalítica de Verónica, quizás para siempre, ya que su adicción a las gemelas no tenía cura ni barreras, si eran gemelas, no se salvaba nadie, ni sus hijas.
Y se repetía la misma historia, una de las pequeñas, Emma, le preguntaba si su madre había despegado, y ante la afirmación, le envió otra foto cachonda. Estaba en cuatro, en ropa interior, sobre su cama matrimonial tirándole un beso. Estaban violentando el nidito de amor donde fueron creadas.
- No puedo creer que salieran así de lindas de mis huevos… y de putas, alguien le debió llenar la cabeza de toda esa mierda del incesto…- Dijo furioso, apretando tanto su teléfono que la pantalla titiló.
Recordaba a sus hijas de pequeñitas y eran un amor, obedientes, inteligentes, vivaces llenas de un espíritu inocente que algo, o alguien les había arrebatado. Desde que le pidieron su opinión sobre el tamaño de sus pechos, las perdió para siempre, y de ahí en más, todo fue progresivo. La lujuria de ellas, la poca resistencia de él confabularon para que el incesto ocurriera.
Algo hermoso en ellas murió, y algo perverso en él nació. Al recibir ese bombardeo de fotos eróticas en lugares y horarios inadecuados, la desesperación y sus demonios le ganaron, y para frenarlas tuvo su primer encuentro sexual fuerte, oral y violento (y algo peor) y dicho sea de paso, para sumar otro par de gemelas a su historial.
El no era ningún santo, ya se sabía por muchas cosas, pero si todos han de tener un botón que los lleva a hace cualquier locura, el de él eran las gemelas.
Ahora que estaba metido en el juego, se decidió a hacer lo que sea para encontrar el culpable, así que esa noche, estaba todo preparado para ser el papi bueno y darles lo que querían.
Pasó por un local que no revelaré y compró algo que no pude decirse aún por cuestiones útiles a la historia, solo se puede especificar que era una caja rectangular mediana. Luego su siguiente parada fue su dulce hogar.
- ¡Hola pa!- Bajaron corriendo por la escalera frente a la puerta a abrazarlo. Vestidas idénticas como siempre, camisas blancas con minifaldas escocesas y medias grises hasta la rodilla.
- Hola, que lindo recibimiento.- Esquivando sus picos para que le den en la mejilla, como debía ser.- ¿No pueden comportarse dos segundos?
- ¿Cómo te fue en el trabajo? Hoy viste que nos portamos bien y no…
- Shhhh- Lo calló el hombre-Ya sabes Male, me gusta que hagan silencio sobre eso en el día, tengamos una cena tranquila. Después hablamos…
Male y Emma lo miraron sonrientes, y en sus ojos azules vio cáscaras vacías llenas de morbo que ya no tenían a sus hijas adentro.
Tras acomodar su portafolio y ver que era muy tarde para cocinar, decido recalentar en el microondas un poco de todo.
- Nenas a comer- Llamó desde abajo, y al instante aparecieron. Al menos se habían vuelto muy obedientes en eso. Comieron tranquilos platicando sobre lo que padre e hijas debían platicar. Le contaron que ambas querían hacerse un tatuaje a lo cual su padre se negó, que levantaron la nota en matemática y que otra vez Gonzales, un compañero de la escuela con problemas de colón, se había hecho caca en clases de educación física.
- Male, no son horas de contar eso nena.
- Me dio risa y después bronca pa, pobre Gonzales, porqué el pelotudo de Sergio dijo “¡Está listo el chocolate chicas!” y se le rieron más- Y ahí Emma le tiró con un pedazo de tomate para que se callara la boca… eso era una cena normal para Alberto, y la disfrutó a máximo. Riendo con devoción a sus peleas inocentes.
Cuando terminaron de comer la ensalada de tomates, huevos fritos y fideos recalentados, Alberto le pidió a Emma que buscaran esa cajita con la que había entrado y estaba en la heladera.
- ¡Huu crema batida y frutillas!- Y las dos empezaron a atacarlas.
- Paren nenas, pensaba ver una película o jugar algo mientras las comemos ¿Qué les parece?
- ¡Buenísimo papi!- Quizás una de sus últimas palabras de hijas, o tal vez fueron las primeras como amantes.
- Esperen que me baño, ustedes elijan la película y todo, ya veg…- Ambas lo retuvieron y lo llevaron al sillón del living sin dejarlo bañarse.- Estoy traspirado, manejé un montón nenas, vamos.
- Queremos verla ahora, no queremos esperar pa.- Rogó Emma.- Comiendo de las frutillas con crema mientras Male ponía un dvd sacado de una caja negra, con la cola en punta totalmente apuntando a él. Tenía una bombacha minúscula de color rosa con pequeñas tiras de encaje, muy inocentes a pesar de marcarle la empanadita. Antes de regresar, bajaba la luz (Tenia esas perilla circulares que la regulan).
- ¿Qué tendrá esa caja misteriosa, no?
- Algo que te va a re gustar…- Le dijo Emma a oído, dejándole crema en él, y antes de que se quejara, le pasó la lengua con mucha sensualidad.
- ¡Mira que peli te elegí papa!- Exclamó Male cuando empezó, y resultó que era una de las gemelas Mary Kate y Ashley Olsen, no lo podía creer.
- Les juro que a los veinte, con mis ahorros y a escondidas, me compré “Nuestros labios están sellados” con ellas, nomás para matarme a pajas en mi dormitorio, pero esta salió después… era un pibe raro les admito.
Emma no dejaba de calentarlo comiendo frutillas, ensuciándose la boquita y a cada tanto, le convidaba a su padre, desatento con la película y sí a sus hijas, como debía ser.
- ¿Querés papi?- Y al asentir, le embarró una frutilla de la crema y se la alcanzó, pero a propósito, le erró a la boca y le ensució los labios.- Te voy a tener que limpiar…- Y le pasó la lengua como
una gatita.
- Te quedó un poco.- Notó Male, y le paso la lengua muy delicada por los labios de su padre, y él sin poder contenerse, le propinó un besito muy dulce en esa boca joven, casi de parejita nueva, ella más lujuriosa incursionó dentro de su boca masajeando los restos de fresa que seguía masticando, y succionando para robarse un pedacito.
- Te debo muchos cariñitos hijita, me siento un poco culpable por lo que…
- Ahora te doy yo…- Interrumpió Emma.- Huy, se me cayó… que torpe jijiji
Obviamente, la fresa reposaba muy oronda entre sus tetas, encremaditas.
- Bueno, no te preocupes, entre gatos nos limpiamos.
La lengua del padre primero limpió el platillo afrodisíaco, dejando el fruto rojo para el final, respirando el olor de su piel, el delicioso perfume de su ropa, engulló la frutilla usando la lengua como pala mientras ella hacía el clásico “mmmmm”
La nena impaciente, imitó a su gemela y le puso la frutilla a su alcance, pero cuando tiró el tarascón, la esquivó, y se la comió entera ella.
- Que gorda que sos Male, era para papá esa.
- Ahoga se la doyg…- Dijo con la boca llena y sucia de crema, abriéndole la boca, en efecto, cumplió, y se la dio envuelta con su saliva, medo masticada, una sopa de frutilla y su exquisita baba.
Ser padre era realmente difícil e ese momento. Eran muy celosas, un beso para una, y al rato, debía complacer a la otra, frente a la película que los iluminaba mansamente desde el plasma.
Emma subió la apuesta metiendo su mano en su calzoncillo, para masajear el pene.
- ¿En serio no queres que me pegue una duchita rápida mi amor?- Tras estar sentado en la oficina, en el aeropuerto, y el auto, debía admitir que su esposa lo habría enviado al agua al primer contacto de ese pene seboso y esas bolas aceitosas. Pero no Emma.
- Me gusta así, están transpiradas porque trabajas para nosotras- Y tras pasar bien su mano por entre las piernas y el escroto, donde más se acumula el sudor, se llevó la mano a la nariz, aspiró, y paso su lengua por toda la palma. Si eso no era amor por la chota, entonces no sabría qué.
Male sin quedarse atrás, le bajo el pantalón un poco, y su ropa interior, inclinándose sobre el pene flácido, le pegó una tremenda aspirada, como si fueran líneas de cocaína.
- Está flácida ¿No te excitamos papi?- Emma tenía razón, estaba toda fofa pero flácida.
- Un hombre experimentado sabe controlarse, hoy van a tener que ponerme a punto de cero.
Sin perder tiempo, con una mano cada una, le empezaron a masturbar y pensó, que nunca estuvo mejor dicho el término “tirar la goma” dado el estad gomoso del pene. Malena empezó a darle besitos al prepucio, aún cubriendo el glande, hasta que dé a poquito se fue descubriendo, para ser atacado a besos de un lado y del otro. Emma aportó con varios salivazos.
- Muy bien, así me gusta… así… mmmm dale Male, hasta el fondo mi amor…- Totalmente libre, con la casa para ellos, no tenía frenos para expresar todo su amor.- Vos Emma chúpale las bolitas a papa, dale. Mmmm así, muy rico.
- ¿Agí te guta pagi? – Preguntó con un testículo entero siendo masajeado con su lengua dentro de la boca.
- Por supuesto mi amor, lo haces muy bien, ahora vos Male empeza a mamarla, ya está a punto.
Su gemela menor (por poco) se la puso entera, dado que estaba dura solo en un 75%, así que le entró toda sin dificultades. Igualmente, el padre le recogió el pelo para ayudarla con el carpinterito, lenta y sistemáticamente le fue hundiendo la verga en su cavidad bucal.
- No le hagas como me hiciste el otro día papi, dejala que ella sabe.
- Ya se Emma, no le voy a hacer bruto, es para que el pelito no se le interponga, nada más.-
Aunque tanto cariño entre las gemelas provocó una extraña excitación.- ¿Te gusta el sabor de la pija Male?- Acercándola a sus labios pecadores.
- Si, mucho, pero de tú pija papa.- Y se besaron nuevamente, mientras Emma le robaba el lugar para no descontinuar la tan necesaria mamada, sin siquiera dudara en llevarse a la boca ese miembro cubierto por un forro de baba de su hermana.
Así estuvieron un tiempo prolongado, con Emma haciéndole el felatio y Male arriba, contra su cuerpo, besando los labios que le hablaron desde el primer día.
- Ahora papito te va a complacer como se debe.- Sacándose el pantalón y ropa interior.- Quiero que se pongan de pie, quiero verles bien las nalgitas.
Obedientes como nunca, se posaron frente a él, y una levanto la pollerita de la otra, para revelar esos traseritos tan apetecibles y jóvenes.
- ¿Quién tiene mejor culo papi?- Preguntó Male en tono inocente.
En busca de diferencias, encontró pocas, la nalgas de Emma eran más grandes y blanquecinas, pero al tacto no se sentían tan firmes como las de Male, que eran más tipo manzanita, sin embargo, las estrujó y beso a las dos, dejando huellas de sus labios en cada nalga, y gravando en su nariz a fuego, el olor de esas carnes jóvenes y prohibidas cada vez que introducía su nariz entre las zanjas. Alberto les levantaba las prendas íntimas para bambolear esas nalgas y golpetearse el rostro con ellas, que como un inflador, le engrosaban la pija hasta dolerle el glande.
- Me reservo el veredicto para el final. – Era de tiempo de resolver su deuda, dando por terminado tanto juego erótico. Levantó a Malena de las nalgas sin despegarse de sus labios, y la acomodó sobre la mesa del comedor, corriendo con violencia los cacharros.- Seguime Emma, después de ella te toca a vos. La tengo que tratar bien después de lo del otro día.
- Le vas a paspar la boca de tanto chupón pa.
- A ella le gusta, sinó no me metería la lengua hasta la garganta.
Acto seguido, teniéndola a su merced, Alberto se pus entre sus piernas y toco sus pechos por sobre la camisa, desabrochándola con lentitud. Iban por el buen camino, se notaba la herencia de su esposa en ese busto portentoso.
Las manos grandes pero hábiles de papa le retiraron el corpiño sin sacarle la camisa, y palpo esos senos calientes y blandos con devoción.
Fue a amor a primera vista con esos pezones rosados e hinchados, empezó a masajearlos como su amante y los besó con la misma intensidad que había besado los labios de su hija, mientras Emma, empezaba a levantarle la pollera a su gemela, para que la polla repose sobre la ropa interior mientras se daba un festín con las tetas.
- Me gustaría darte leche papi ¿La beberías?
- Cada gota, todos los días.- Dijo extasiado de placer, dejando hilo de baba conectados a un pecho, cuando lengüeteó el otro mientras Emma, se acercaba a la boca de su hermana para darle besos de lengua.
Deseoso de complacer a su hija, posó su atención en la vagina, retirándole la bombacha sin ver su ranura, para por fin, una vez libre de la prenda, abrirla de piernas para admirarla en toda su gloria.
Como un virgen mayor, pasó sus dedos por cada resquicio de esa vagina, como si fuera la primera, inspecciono con lentitud el clítoris respingón, los labios mayores, el orificio orinal, la cavidad vaginal… luego empapó sus dedos con su boca para sentir el sabor de la vagina, y la lubricó con sus dedos.
Emma, impaciente e inquieta por no recibir atención, se bajó las panties para subirse a la mesa y enseñarle sus genitales.
- ¿Notas alguna diferencia papi?
- Si Emma, como no. – Malena estaba totalmente depilada, pero su hermana, se había dejado un pequeño “bigotito” amarillo sobre la vulva.- Pero no tenías que desnudarte tan pronto, papi tiene días para complacerlas, nunca te apresures mi amor.
- Perdón papa…- Y comenzó a colarse un dedo con una mirada muy atenta, incapaz de controlarse.- Quiero ver a esa pija dentro de Male, rápido, así me la metes a mí.
El hombre entonces llevó a cabo la penetración, con entusiasmo, al notar que tenía experiencia, sin esfuerzo, se dejó embriagar con la sensación de esa vagina húmeda y ardiente. Sus manos inquietas, se posaron una en una teta de Male, y la otra, coló dos de sus dedos gruesos para la vagina de Emma.
- ¿Te gusta mi concha papi?- Preguntó haciéndose la inocente como siempre Emma que a pesar de tener dos dedos de su padre adentro, no sacaba los suyos demostrando mucha flexibilidad.
- Me pregunto quién les robo la virginidad a estas vaginas tan lindas…
- Primero cojenos bien, después te decimos- Dijo Emma.
- No seas impaciente- Le recriminó Male, que a pesar de estar en pasiva lograba mover su cadera haciendo rechinar la mesa para ayudar al pene.
Temiendo por la resistencia de la mesa, el hombre se inclinó sobre su hija para que sienta el peso del cuerpo de su padre y penetrarla con más fuerza.
- Mmmm sí, dale, dale, dale, siiiii- Empezó a gozar la penetrada, mientras que su hermana no se quedaba atrás, dado que Alberto sentía su coño cada vez más húmedo y caliente.
Los minutos pasaron y cada vez se le hacía más difícil no eyacular dentro de esa abertura tan placentera, cuando sintió a su hijita venirse como una loquita, dejándole el miembro aceitado, supo que había una manera de complacerlas a la vez.
- ¿Cuántas veces te corriste Male?
- Dos veces, quiero que vos también te corras.
- Yo una solita.- Anunció Emma, algo celosa.
- Papa sabe cómo hacer que se corran parejo, vengan conmigo.
- Levantó a Male a upa, como si su bebota se hubiera quedad dormida, y la llevó a la mesada de losa, donde Ana o él preparaban la comida, luego le indicó a Emma que se subiera.
Se las iba a coger por toda la casa, el sofá frente a la tv (aún pasando es película de fondo) la mesa familiar, la mesada, donde fuera. Con prontitud, puso su pija bien ubicada sobre la rajita de Male, y le indicó a su hermana que se sentara sobre ella.
- Quiero que la aprensen con sus conchitas, como si cada una fuera un pan, y con mi salchicha fuéramos a hacer un pancho.
- Mmm que rico, espero que haya mayonesa.
- Mucha Emma, primero lo ubicamos, después le ponemos el aderezo.- Su hija obediente entendió la pose a la perfección, se montó sobre su hermana, como si fueran lesbianas a punto de friccionarse, apresaron su pene y el hombre comenzó a entrar y salir de entre las empanaditas de las gemelas, sintiendo el peso casi sin amortiguar de una sobre su miembro.
Cada vez se hacía más fácil, dado lo lubricadas que estaban. Pensó que si eso calificaba como paja, era la mejor del mundo, ya que sin penetrarlas, con el roce de ambas vaginas (sintiendo los bellos púbicos de Emma en la punta con cada empellón) podía llegar a la eyaculación muy fácilmente. Quizás era un hombre enfermo en busca de la verdad y regresar a un vida normal, pero cuando descendía al pecado, lo hacía completamente.
Y otro tema era la hermoso visión de esas colitas expuestas, esos orificios nudosos de sus nenas, como mirándolo expectantes por recibir amor. Sus dedos fueron sin proponérselo al ano grisáceo de Emma, y allí coloco su dedo más gordo.
- ¿Te gusta cómo se siente mi culito?
- Mucho nena, quiero que le apretes bien el dedo a papi, hace fuerza.
- Mmmm ¿Así te gusta?- Sintiendo toda la fuerza de la raba ajustándose sobre el nacimiento de su pulgar, luego saco el dedo lentamente (sin dejar el roce contra esas vulvas ni por un segundo) y se lo llevó a la boca, provocando reacciones dispares en ellas. Emma rió nerviosa, mientras que Male se corrió ensalzándole el falo mientras volvía a colarle un dedo, aunque esta vez, el anular, el dedo donde tenía la argolla de compromiso.
Si ese anillo hablara, si le contara a su esposa que le vio el recto de una hija por dentro y luego directamente la boca de Alberto.
- Ana nunca me dejo hacer eso ¿A vos te molesta Emma?
- Soy toda tuya papi, haceme lo que quieras.- Y con esas palabras dulces rebotando en su mente, y su pene abrazado a esas bocas invertidas tan lubricadas, se corrió varios disparos sobre el vientre y la camisa de Male, que abrió la boca por si le llegaba una gotita.
La posición se desarmó. Por un lado Malena se giró para llevarse el pene a su boca mientras Emma como una sedienta, sorbía los tres disparos de leche que le corrían por la pancita, obviamente sin desperdiciar.
- Ya te la dejé limpita papi, aunque se está cayendo un poquito.- Dijo degustando los restos de semen que le quedaba adentro y en el escroto. Algunos tiros se habían desperdiciado en la fricción, mezclándose con el flujo por todo su tronco.
Sin perder tiempo, empezó a penetrar la vagina velluda de Emma, la mayor, para quedar a mano, mientras sus manos se deleitaban con otro buen par de tetas familiares. Se hacía fácil cuando ya estaban lubricadas, y en ese caso, los estímulos fueron más que suficientes para volver locas las terminaciones nerviosas de su glande y hacerlo correr por segunda vez, en un lapso corto de tiempo, como cuando era muy joven.
Pudo ver al retirar el pene como la lechita salía de allí, sin dejar de asombrarse de lo surrealista de la situación: Se había corrido dentro de su hija, y ella había recibido gustosa la semiente que la engendró a ella y su hermana.
- No te preocupes Male, que ustedes me la levantan de nuevo. Ponete mi amor como si fueras a hacer pipi en el suelo, con la cola para afuera.
- ¿Así? – preguntó Male, aunque ya sabía que estaba perfecta. Levantándole la faldita ante la mirada atenta de su gemela, empezó a besar con énfasis el pequeño culo, llegando cada vez más profundo en ese ano prohibido por la ley y la moral.- Mmmm papi, no pensé que me fueras a devolver el favor.
- Un hombre siempre debe ser bueno y chuparle el culo a su nena…- Dijo, hundiéndose nuevamente en esas carnes, atacando desde los lados, desde abajo, y arriba ese ano empapado de saliva, cada vez más violentado. Sentía las puertitas vencerse con más facilidad, ayudado por sus manos fuertes que estiraban la abertura cada vez más.
- Que rico culo.- Dijo introduciendo la lengua en su totalidad, tras estirarlo y sentir su pene alzarse de nuevo rosando la losa fría de la mesada.
- Yo quiero sentir lo mismo ¿No me lo haces a mi también?
- No tenías ni que pedirlo, lo iba a hacer de todos modos.- Pasando de una cola a otra, sin escalas. Perdiendo boca y nariz entre esas nalgas tan blanquitas. Lo bueno de él es que se consideraba un hombre con imaginación, y no repetía la manera de dar beso, a ese otro culo lo trató con chupones sonoros, y hundiendo su nariz muy profundamente.
- Estas muy relajada ¿Te colas deditos muy seguido amor?- Metiéndole los dedos como si fuera proctólogo, ella apenas se estremecía cuando le masajeaba las cavidades internas.
- ¿Deditos solamente?- Le respondió Emma traviesa.
- Entonces me imagino que no vas a tener problemas en que te haga la cola ¿No?
- Lo que papi pida, papi tiene.
Viendo que tenía el aprobado, la acomodó de costado sobre la mesada, y le clavó la morcilla por segunda vez, pero en diferente orificio. Sintió a las paredes rectales abrirse paso lentamente mientras llegaba más profundo.
- Llegué muy hondo, no lo puedo creer.
- ¿Mami te deja metérsela tan adentro?
No siempre… - Dijo con los huevos medio reventados contra su nalgas de tan adentro que la tenía- La alumna supero a la maestra sin dudas- Sacándola casi toda y metiéndola rápidamente para provocar un gemido monumental, casi un aullido.
- Veni Male ayuda a papa, quiero que le aprietes bien las nalgas, como si quisieras ahogar el pito de papi.
Ella le hizo caso y apretó mucho el culo, mientras el hombre fue deslizando muy lentamente su pene en el recto, sintiendo a Male estrujando desde afuera.
- Mmmm aaah así se siente más, es como si mi culito fuera más chico…
- Es un viejo truco que uno aprende- Dijo haciéndose el experto, volviendo a repetir la secuencia de la introducción. Le encantaba sentir todo el recorrido de esa caverna asfixiada siendo rascada por el glande sólido.
- ¿Con quién aprendiste tantos trucos papi? – Preguntó Male besándolo en el proceso.
Él les explico brevemente su aventura con dos prostitutas gemelas españolas, sin perder la concentración ante tan excelso sexo anal.
- ¿Somos mejores que ellas papi?- Preguntó como siempre tan competitiva.
- Les falta un poco…- Jadeando como loco por la culeada- Hay una acción que si se animan a hacerla, les ganan y se llevan la medalla de oro.
- ¿Qué es papi?- Preguntó Male imaginándolo.
- Ya vas a ver…- Le anticipó, mientras seguía inflando a fuerza de huevos ese culo adolorido. Los quejidos de Emma se hacía cada vez más prolongados, y empezaba sentir el achaque de un miembro viril tan adentro de su tracto digestivo.
- Me empieza a arder papa ¿Te falta mucho?
- Ya termino hijita, este culito respondón tenía que tener su merecido…
Siguiendo por lo menos ocho minutos más, decidió dar por finalizada la etapa anal cuando vio que su hijita se secaba lágrimas en silencio, mientras que el interior hacía lo posible por expulsar ese pene.
- A ver Male, vení ¿Querés saber que tenés que hacer para ser mejor que ellas? Comértela directo del horno, calentita.
- ¿Eso solo? Más vale que tengas lista la medalla- Abriendo la boca expectante, el hombre la saco y la apoyo con delicadeza sobre la lengua de Male, como si la estuviera poniendo a dormir, y ella fue cerrando la boquita sonriente, y la apreso entre sus labios y lengua para degustarla. Sus ojos y cejas se fruncieron ante el sabor, hasta que se acostumbro a ese pene hirviendo.
- Muy bien, así hijita, sentí esa pija sucia, muy bien…- Tomándola de los cabellos rubios y del cuello, se acabó como un actor porno de manera tumultuosa dentro de su boca, mezclándolo todo en su interior. Por la comisura de la boca se le escapo chorros de saliva y semen que no pudo tragar.
Mientras tanto Emma veía todo y se masajeaba la vagina acabando por última vez, con el ano dilatado y rojo como una herida de bala por la acción de su padre recibiendo las gotitas de flujo que llegaban como analgésico.
- Vengan las dos, denle un besito a papa…- Ambas se pararon, y entre los tres se besaron compartiendo todos los sabores recolectados, en un tri-beso realmente prolongado y húmedo qe hasta dejaron gotitas de saliva en el suelo.
- Subamos a darnos un baño, y en la camita, me cuentan todo.
El baño casi fue una nueva escena sexual. Apretaditos los tres, desnudos y risueños, el hombre tuvo el pene semierecto en cada momento de la ducha, dado que ellas no le dejaban usar las esponjas.
- Es más linda enjabonarnos las manos y pasarlas jabonosas por el cuerpo, así.- Le comentó Emma enseñándole, pasando su mano por el pene de su padre, que la penetró hacía pocos minutos tanto en su vagina como ano.
- Nosotras a veces nos bañamos así.
- Sí, es un buen método.- Aceptó el hombre, pasando una mano jabonosa por el trasero de Emma- Además así podes llegar a lugares donde la esponja no llega- Y sin poder contenerse, le coló dos dedos enjabonados, untando el jabón por toda la cavidad anal.
- Mmm papi límpiame bien.
Quería que soltaran la lengua, arrodillándose en el agua, empezó a chuparle la vagina a Malena, que se la refregaba por todo el rostro, desde la frente a la pera, como si tuviera una brocha y quisiera pintarle la cara. Sus dedos cambiaron de orificio y masturbaron a Emma por minutos, hasta que sintió más líquido aceitoso en su lengua y dedos. Esas nenas eran insaciables.
Tras gastar más agua de lo normal, en el largo baño, se secaron mutuamente, y se fueron a la cama de dos plazas de las gemelas, donde el hombre se acostó en el medio, y exigió, el origen de esa obsesión por protagonizar una escena incestuosa.
- Hay dos culpables papa…- Lo fue preparando Male. Estaban vestidas como hijas normales, con pijamas rosado Emma y celeste Male, una de las pocas prendas diferenciadas que usaban.
- A uno ya no le podes hacer nada, al otro, el que nos pervirtió de maneras inenarrables.- (Podían hablar como adultas cuando se lo proponían)- lo conoces muy bien.
- Dejen los misterios por favor, ya hice todo lo que me dijeron, ahora díganme porqué quisieron hacer esto, quién o qué fue lo que las pervirtió así.
- ¿Lo querés sin filtro, sin que te preparemos? ¿Cómo sabemos que no vas a salir corriendo a matar a los culpables?
- Les doy mi palabra hijas.- Levantando la mano como haciendo un juramento en un juicio.- No voy a actuar impulsivamente.
- Fueron el abuelo Tito y tú hermano mayor, el tío Luis.
Al instante estaban sobre él para impedir que llegara al auto en bóxer y remera. Emma se aferraba de sus pies y ropa interior mientras que Male retenía la puerta de la habitación a los gritos.
- ¡Lo prometiste! ¡Espera que te contemos todo, te podemos ayudar a vengarte!
Más calmado tras las palabras de Malena, se percató de que sería muy fácil que ellas lo llamaran, lo hicieran venir, y tras seducirlo descubrirlo infraganti… era demasiado fácil, había otra clase de golpe que podía dar.
- ¿En que estas pensando papa?
- En mi sobrina, la hija mimada de Luis: Vicky. Él siempre me echó en cara lo inteligente que es, lo
educada que es, incluso cuando se emborrachaba en navidad, decía que su Vicky no era burra como ustedes dos…
Le parecía verlo en ese instante:
- Tenés que dejar de mimarlas y comprarles cosas Alberto- Dijo Luis hace años llevando la copa de sidra otra vez a sus labios- Si les cortas los vicios te hacen caso. Mira a Vicky.- Señalándola con la copa, ella estaba sentada apartada de todos los chicos como una monja, mirando con envidia como las gemelas jugaban con pirotecnia como lo harían personas de su edad normales.
- No seas así Luis, son nenas, hay que dejarlas que jueguen, además tan mal no les va.
- Yo te digo que sos muy permisivo, poneles los puntos, escucha como gritan.- Le criticó el muy forro sobre sus hijitas.- ¡Cállense la boca un rato! ¡Vos Claudio no seas pelotudo y dejá las estrellitas, estás grande! El boludo después se queja de que no levanta nada, y está jugando con estrellitas.
La sangre de Albert hirvió con ese recuerdo de su hermano, siempre reacio, puritano, regio, y encima las violaba en secreto el muy…
- No puedo creer lo que me cuentan nenas, lo quisiera ahorcar ahora mismo.
Las siguientes horas fueron casi tan pervertidas como el acto incestuoso en sí, porque le describieron con lujos de detalle, cada episodio perverso vivido. Aunque no podía hacer nada contra Tito, porque el viejo verde había muerto, escuchar sobre sus actos le revolvió las tripas, y peores fueron los acontecidos por Luis, su propio hermano.
Luis había seguido los caminos de su padre, tenía un puesto importante en la marina y se embarcaba seguido. Era rectilíneo, alto como un gorila, tosco y educaba con rigor a su hijo Claudio y Victoria castigándolos si no conseguían las mejores notas, a esta última, para que no se la toque nadie, la mandó casi toda su vida a un colegio pupilo de religiosas.
La venganza se servía fría. Alberto debía de hacer trabajo de hormiga antes de que su esposa llegara del viaje de negocios con su jefe en Colombia. En su cabeza, mientras las nenas dormían a su lado empezó a trazar un plan, que continuó hasta en el trabajo.
Para cuando regresó, ya sabía exactamente qué hacer, y contaba con la ayuda de sus hijas para vengarse. Debía apresurarse, las horas se acercaban al momento en que su esposa regresaría. Para disimular recibía mensajes de ella todo el tiempo, la extrañaba, en realidad, extrañaba una vida de padre normal, donde el sexo solo lo recibía de su esposa, y no sabía que su padre y hermano pervirtieron a sus hijas volviéndolas prácticamente, ninfómanas. Pero eso se lo cobraría… ya tenía todo planeado.
- Hola papa- Les saludaron al unísono, con beso en la mejilla. Estaban cumpliendo su parte de ser hijas normales, al menos hasta la noche.
- Ya cumplimos. Llamamos al tío y aceptó.- Explicó Emma.
- La dejó venir a dormir a Vicky todo el finde largo de reyes, dice que le viene bien tener amigas- Terminó Male mientras tomaba su abrigo.
- Ese hijo de puta, siempre la reprimió, la trató como a una monja, ahora dice que quiere que tenga amigos. Caradura, debe querer que se tome el palo para no gastar.
- No le digas hijo de puta pa, es tu hermano.- Se percató Male.
- Ya se, bueno, ustedes sabes que hacer, la tratan bien he, nada de acosarla, de intimidarla…
- No nos digas nada pa, sabemos cómo pasarla al lado oscuro, no te preocupes.- Expreso Emma dándole un pico.
A las pocas horas llegó en taxi Victoria, su sobrina, una jovencita de la edad de las gemelas menuda, rubia, siempre vestida como una santurrona, con una sonrisa encantadora. Con moños y listones que la hacía parecer una versión de Disney de una adolescente normal.
Alberto la recibió como una princesa, diciendo que extraña su presencia desde hace tanto tiempo, y que esperaba que la pase bien con las gemelas.
- Es verdad tío, no vemos en algunos cumpleaños nomás.
- Estoy a disposición de ustedes, tengo varios días libres, ustedes de vacaciones de pascua, así que podemos ir a donde quieran, ver lo que quieran, hacer lo que quieran. Quiero que se diviertan. ¿Me prometes que te vas a divertir Vicky?
- Sí, tío, me voy a divertir, y yo también te extrañe. – Abrazándolo con mucha timidez, era como una polluela que no salía del cascarón, se le iba a hacer muy difícil llevar a cabo una venganza con semejante santurrona.
Por suerte, las gemelas estuvieron muy compenetradas en divertirla, hacerla sentir incluida, querida, y una invitada mimada. Vieron películas de fantasía hasta muy tarde, con Alberto rondando la casa en cada momento, presente como una entidad omnisciente, dedicándole miradas simpáticas a su sobrina. Alberto ya quería abalanzarse sobre su cuerpito puro, pero eso sería terrible, su plan era mejor que eso.
Las horas pasaban, él deambulaba y se acostó a ver televisión en su habitación, escuchando las charlas y cuchicheos de las tres mujeres jóvenes en la habitación contigua. Consentirla era el paso uno, el segundo, consistía en pervertirla lenta y progresivamente, con comentarios, juegos, charlas, y para ello, la intimidad de la habitación de las gemelas era ideal, lo que no se imaginó, es que Vicky entraría en su habitación y cerraría la puerta a las dos de la mañana.
- ¿Qué pasa Vicky?- Dijo, lamentando estar durmiendo solo en slip, de haber sabido estaría mejor vestido para no impresionarla. En su estrategia no había lugar para la chabacanería.
- No pudo dormir, ellas son muy… vivaces.- Le explico sentándose en la cama.- ¿No podrías hacerme una cama en el living o el suelo? No sé, ellas me hablan de cosas y me hacen sentir cosas que nunca sentí.
Alberto se acerco con mucha cautela y tacto, con espíritu paternal.
- Es perfectamente normal que las chicas hagan esas cosas, hablar de temas de señoritas, dormir tarde, ver ciertas cosas… lo que pasa, es que mi hermano, ese padre tuyo, siempre te reprimió Vicky.
- Él no me dejaría quedarme hasta tarde, hablar de lo que hablé, jugar a lo que jugué.
- Luis te educó como a una santa, y es cuando ves a chicas de tu edad que pansas que estás mal, pero déjame decirte, no es así, solamente tenes que soltarte un poco.
- No me sale tío, ellas son re atrevidas, yo me siento estúpida, escucho lo mismo que mi papa, solamente sé de libros, de religión, no sé ni quien es Serena Gómez.
- No te mortifiques- Poniendo una mano discretamente sobre su hombro.- No es grave no saber de esas cosas, tenés que reírte de vos misma tomarlo con humor, esa es la manera más inteligente de lidiar las cosas, no huyendo.- Ella curiosamente, se acercaba.
- Sos muy inteligente tío, del tipo sabio, no de esos pedantes que acumulan datos, vos sabes la posta.
- Es que pequeña, a mi edad, te das cuenta de que la vida es muy corta para amargarse ante situaciones tan mínimas. Siempre saca provecho de cada situación, aprendiendo lo que quieras aprender.
- Ese es el punto, siento que ya es tarde para que aprenda ciertas cosas…
- No ¿Qué decís Vicky? Nunca es tarde para nada.- Acariciando su mejilla, quizás se estaba excediendo, no quería asustarla, pero el hecho de que entrara a su habitación sola, despertaba toda su perversión.- Yo te diría que te sueltes, que te liberes, que nadie le va a decir nada a Luis.
- Bueno, voy a volver a dormir. Gracias por la charla tío.
- Dales una oportunidad a las gemelas, no son malas- Queriendo de verdad creer sus palabras- Vas a ver qué vas a querer volver.- Besando su mejilla, decidido a ir de a poco, dado que ella se iba aquedar varios días y confiaba en su plan.
No era una estrategia complicada. Las gemelas le llenaban la cabeza de ideas, de sensaciones, de experiencias que confundían su mente al igual que Luis las había confundido a ellas, hasta que en la segunda noche, Vicky volvió a sentarse al pie de su cama, y esta vez, estaba bien vestido, como si durmiera arreglado.
- ¿Qué pasa ahora? ¿Te hicieron algo?- No le dio importancia a la hora.
- No, está todo bien tío, pero hay cosas que no me cierran. – Mirándolo con ojos marrones muy sinceros – Mi papá hace cosas raras, y creo que no me quiere.
- Contame- Dijo contemplativo.
- A mi hermano Claudio ya lo llevó de… de… a acosarse con mujeres de la noche varias veces, mi hermano me cuenta esas cosas como si nada y lo envidio, pero a mí, en cambio, no me deja tener amigos varones, tener internet, me controla las redes, mirando todo antes que yo, me trata como a un maniquí y me pierdo de todo.
- Hay Vicky, yo a mi hermano lo quiero, pero igual reconozco que es un tarado. Por su culpa te estás perdiendo la juventud nena.- Explicó en un tono realmente preocupado, al parecer Luis era más incompetente de lo que pensaba.- Pero decime, si queres claro ¿Qué es lo que más te preocupa?
- Bueno, que Male y Emma saben mucho de chicos, y yo nada, nunca puedo aportar charla, y me incitan a que le pida favores a mi hermano para que no pase vergüenza, pero eso es incesto y a ellas no les importa. No sé porqué me lo dicen, me asustan.
A Alberto le pareció extraño ese giro, pero supo manejarlo como hombre experimentado.
- Ellas son muy libres, siempre les dije que mientras no le hagan año a nadie, ni le caguen la vida a otros o ellas, todo está permitido… incluso en el amor.
- ¿Vos las defendes? ¿Te parece ben que me aconsejen pedirle a Claudio que me la muestre?- Dijo extrañada, con un tono muy inocente.
- En realidad, ellas están mal, si Claudio le dice algo tu padre la que se arma, es muy arriesgado, pero el incesto ¿Qué te puedo decir? – Sin poder evitar dibujar una sonrisa- Mientras no sea violación, hay que analizar cada caso, cada quien tiene sus motivos, y creeme, que quien tiene esos ratones no los eligió. Así que no lo veas tan raro.
- Hablas como si supieras algo de eso tío.
- Es la experiencia, no descartes nada que te pueda hacer bien. Pensalo, pero ellas se equivocan. Claudio es una pésima elección.
Después de esa charla el tiempo corría lento. Alberto atendió asuntos de su trabajo desde la comodidad del hogar, y habló con Ana por skype, aparentando normalidad, dijo que no había ido al trabajo por indigestión, mientras las chicas y la invitada salían a todas partes. La verdad, eran unas destructoras de tarjetas de crédito, pero no le importaba. Para cuando llegaron a la tarde noche:
- Hola llegamos. – Expresó Emma al entrar.
- Mirá lo que encontramos tirado por ahí- Male siempre decía eso cuando se “encontraban” algo e una tienda del shopping.
Sin embargo, no era una de las gemelas la que estrenaba ropa, sino Victoria.
- Te queda muy… bien.
- ¿Bien nomás tío? Unos flacos en la calle me dijeron cosas, no lo podía creer.- Estaba muy diferente a como había llegado, con un short de jean con muchos cierres innecesarios, una remerita con ombligo afuera y de rayas gruesas a juego con la remera, su peinado también había cambiado, se lo había ondulado. Estaba hecha una diosa, y a pesar de ser delgada y más menuda que las gemelas, la soltura de esas prendas le conferían mucha sensualidad.
- Estás muy hermosa Vicky, esos chicos tienen buen gusto si te dijeron cosas, espero que no hayan sido grosero.
- Gracias tío, yo dije que no quería nada para mí, pero insistieron en que lo pagaban ellas.
- No importa si lo tengo que pagar yo, en los cumpleaños Ana siempre te regaló libros aburridos, tomalo como mi regalo atrasad de cumpleaños.
- Bueno nos vamos a la pieza, nos queremos probar cosas…- Y Male arrastró por las escaleras a Vicky, y las tres se perdieron dejándolo con la certeza, de que esa noche pasarían cosas.
Se equivocó, antes de la hora de la comida, mientras preparaba pizza, se deleitó con un desfile de modas protagonizado por sus gemelas y elegante sobrina que se probaba ropas que a las gemelas le quedaba chicas y otras prendas que se había comprado. Le encantaba que jugaran de esa forma, riendo, bromeando, a pesar de tener más de 18, tenían una vitalidad y jovialidad insólitas.
- ¿Y este? ¿Qué le parece jurado?
- Muy bueno…- Volteando levemente, y al notar que era un conjunto de baño, el mismo que usó Emma en el episodio de la pileta, volteó completamente para contemplarla. Era de una pieza, estaba ajustadísimo, muy pegado en todo el cuerpo y en especial, en la entrepierna. Se notaba su rayita muy marcada, como si fuera body panting.
- ¿Muy bueno nomás?
- Te queda precioso- Sin poder evitar sonreír como un baboso.- A Emma no le entra, decile que te lo regalé.
- Ellas me quieren dar toda esta ropa, pero Luis no me va a dejar tenerlas. Es muy atrevida para él.
- Yo voy a hablar con él- Acercándose, casi perdiendo el control de su cuerpo- Vos tenés que hacer vida normal, y si se te complica, mi casa va a estar abierta siempre, mis hijas te van a llevar por el buen camino.- Pasando su mano por el vientre chato de Vicky, acariciándolo levemente, ella se dejaba, y hasta parecía presentir a su mundo cambiar de nuevo. Recordaba aquella inspección genital y se estaba excitando- Estuviste desconectada demasiado tiempo.
- ¿Pasa algo tío?
Hasta que llegaron las gemelas.
- ¿Le queda bien no?- Expresó Emma- A mi no me entra por las tetas, pero como ella no tiene.
- Algo tengo.
- ¡No seas forra!- Le recriminó Male.- Ella está bien ¿le podemos regalar la ropa que no usamos?
- Lo que ella quiera, todo lo que quiera, es nuestra invitada.- Volviendo a la cocina, ya que las pizzas se estaban quemando en el horno.
En la comida todo fue risas y charlas de adolescentes, quien decía que los jóvenes de hoy en día son más aniñados que los de ayer, tenía razón. Hablaban de bandas juveniles, muchachos, películas de Hollywood, cuando él, con esa edad, ya tenía trabajo y ese le absorbía todo el tiempo, muy distinto a las gemelas.
- Tiene suerte, yo cuando tenía sus edades no podía ni ver a los tres chiflados, laburaba como negro.
- Bueno Alberto, pero eso te llevó a ser el hombre exitoso que sos. Ahora aunque somos más ociosos es culpa de la tecnología…- Y esa declaración de Vicky armo un nuevo debate sobre si la tecnología era útil o no.
Cuando la cena terminó, y pensaba en que quedaba poco tiempo parta volver a la rutina (el trabajo, la llegada de Ana, las gemelas al colegio y Victoria a su casa) su sobrina vino a ayudarlo a secar. Las gemelas se estaban secando.
- Estuve pensando mucho en lo que hablamos ¿Te molesta que te hable de esto tío?- Llegó vestida con ropa de dormir que Emma ya no usaba, una musculosa muy holgada que podría cubrirla dos veces y un pantalón de gimnasia recortado de tiempos inmemoriales.
- No me molesta para nada. Contame lo que vos quieras contar, te voy a ayudar.
- Desde que llegue y ellas me hablaron de cosas… no puedo más con la curiosidad, quiero a un hombre, pero no sé si está bien.- Sus ojos marrones lo miraron fijo, se la notaba nerviosa. En pocos días había cambiado mucho, jamás se la imaginó hablando de algo así.
- Eso está perfecto, es lo normal, no te sientas extraña.
- Es que no me refiero a un desconocido, voy a pedirle a mi hermano Claudio que me enseñe una o dos cosas…- Lo dijo con poca convicción, y el hombre supo que era fácil de refutar.
- Hacer eso en tu casa es demasiado riesgoso. Te conviene casi estar con un desconocido cualquiera que con él ¿En serio no tenés amigos? Las chicas te pueden presentar a alguien.
- ¿Qué otras opciones tengo tío? Más rápidas.
- Hay una opción. Sin dudas no es lo mejor, pero que te va abrir la mente, te la va a abrir sin dudas.- Tomándola de la mano- Obviando las leyes y la moral, si de verdad queres conocer cosas, te ofrezco mi tacto y experiencia siempre y cuando quede en nuestra privacidad.
Cautelosa, miró al hombre como probándolo. Quizás ella se sentía probada, evaluada, y al final, asintió levemente, y una parte enferma dentro del hombre saltó de alegría. El embudo en el que cayó Vicky por fin desembocaba en lo que el hombre había planeado. Ella era adulta, podría haberse marchado abrumada, haberse aburrido, o ni siquiera prestarse para tales conversaciones, echando por tierra sus planes, pero allí estaba, concretando un pacto de silencio e incesto.
- Antes que nada, tranquila, yo te voy a esperar cuando quieras entrar a mi pieza, el resto dejámelo a mí.
- Esto es tan raro…
- Tu vida es rara corazón, te criaron como a una de la familia Ingals, ahora te voy a dar un toque de horno, el justo, el que vos quieras, para que encares todo de otra manera- Besando su mejilla, ella ni siquiera se estremeció.- Si te animas abrí la puerta, sino, lo voy a entender.- Y la dejó sola tras guardar el último plato, para bañarse y esperar a que se animara.
¿Y cómo no se iba a animar? La curiosidad, desesperación, presión y demás efectos causaron que a eso de las dos, entrara en la habitación. Protegida por el anonimato, con el oído endulzado por los relatos de las gemelas, Vicky cerró con la llave que su tío dejó en la cerradura. Alberto la esperaba acostado leyendo. Dejó las gafas de leer y el libro, para recibirle junto a él
- Vení, tranquila.- Estaba vestida con la misma ropa de noche.
- ¿No escuchan nada desde acá?- Desconfió al sentarse a su lado.
- Eso no importa, pusiste llave, despreocúpate del mundo exterior.
- Quiero ir despacio…
- No te preocupes, vos tenes el control. Cuando quieras que frene, freno, y cuando quieras que acelere, acelero…- Acto seguido, acercó su cabeza a la de ella y le besó el cuello repetidamente.
Noto la piel de la joven ponerse de gallina, y es que además de qe el cuello es una zona sensible, también era la primera vez que le hacían cosas así.
Los besos fueron progresando, hasta que beso su rostro, y de ahí, la recorrió hasta llegar a sus labios indefensos. Sus manos lo tocaron, pero no para detenerlo, sino para tomarlo del rostro y apretarlo contra el suyo. Estaba en una falta de cariño terrible. Era muy inexperta en el arte de besar.
- Tenes que intentar abrazar mis labios, a veces el de arriba, a veces el de abajo con los tuyos, linda.
En el segundo intento ella lo hizo mejor, y de a poco, se dejó llevar por el sabor y candor del beso prohibido.
- ¿Te parece bien si nos ponemos más cómodos?- Le preguntó con una mano acariciando su cabello y la otra en la pierna.
- Bueno, si es natural.- Aceptó, sacándole la parte de arriba del pijama a Alberto. Él tomó su mano y la puso contra su pecho masculino para que sintiera la virilidad de un torso por primera vez. Ella se animó a más y tras tocarle las tetillas las besó levemente.
Sin tomarle mucho tiempo, el hombre la incorporó para retirarle la remera y el pantalón de jogging, tenía un conjunto de ropa interior blanca casi trasparente, seguramente comprada el día anterior en el shopping. Era de verdad muy delgada y blanca, una preciosura a la vista, figuraría en las categorías “skynny” de las páginas porno. El besó su cuerpo con devoción sin encontrarse con ninguna resistencia, es más se acercó a sus pechos poniéndole la piel de gallina, más ninguna objeción.
- Los pelitos de tu barba… me ponen la piel loca.- Dijo con ojos cerrados.
- Es una de las tantas sensaciones que ocurren cuando se encuentran dos cuerpos preciosa.- Volviendo a concretar sus labios.- ¿Estás lista para exhibir lo que Dios de dio?
- Cuando llegue acá me propuse dejar de lado a Dios y todo es… digamos que estoy dispuesta a mostrarte mis genes.
- Que también son los míos.- Y su mano habilidosa, destapó su busto de señorita, un busto discreto, en desarrollo que pedía a gritos amor, y sus manos masculinas se lo dieron, acariciando sus pezones en punta y llevándoselos a los labios para darles mamaditas esporádicas y silenciosas.
- Esto es demasiado bueno… no lo puedo creerrrr… seguí Alberto, seguí chupándome… - Y eso era solo el inicio, el acto de apertura. Sí así disfrutaba una chupada de tetas, lo demás la volvería loca. Tenía pezones marrones y grandes que contrastaban con su piel blanquecina, muy hermosa. Después de la chupar su derecho cambió al otro como para no discriminar.
Pasados unos minutos, Alberto le indicó con delicadeza que era hora de que ella explorara, y con dificultad y ayuda, desvistió al hombre para desplegar el pene, el primer pene que veía en vivo en su vida.
- Es grande, muy grande tío…- Apreció sin amilanarse ante la vista del pene y sus huevos.
- Hablar del tamaño y eso no es importante linda, mejor es demostrarle afecto en el acto, sin hacer comparaciones o apreciaciones…- Explicó como un maestro, y le posiciono las manos para que lo sintiera semi-erecto y lo masturbara con lentitud.
- ¿Voy bien?
- Si, por supuesto, aunque no necesitas preguntar, vos mirale la cara y lo deducís. – De a poco su falo perdía gomosidad y se endurecía en las manos de Vicky, que de a poco, acercaba sus labios como eran natura, para degustarlo.
De repente, un líquido fuerte, y blanquecino broto como agüita y ella pensó que era semen.
- No linda, es pre-semen, a veces sale un poquito, no tengas miedo.- Le explico mientras olía el liquido de fuerte olor entre sus dedos. Esa visión lo excito más aún.
- Más fuerte, cuando se endurece recórrelo bien de arriba abajo con ambas manos… muy bien, así…
Vicky se animó a probar del glande como si fuera un nuevo sabor de helado, y de a poco, se animaba más, recorriendo el tronco con la lengua, y la piel del prepucio sucia de pre-semen que descansaba bajo en la base del glande. Acto siguiente, se metió la cabeza en la boca y la masajeó contra su lengua.
- Eso está muy bien, y a un hombre también le gusta esto…- Alberto tomo su cabeza con todo sus cabellos rubios ondulados, y la puso de perfil para frotar su cabeza contra el interior de su mejilla.- La piel dentro de la boca es casi como la vagina, por eso nos gusta. Así estuvo un rato, hasta que le recomendó tragarla para que supiera lo que se siente y se probara a sí misma.
- No me va a entrar toda.
- Hasta donde puedas, te conviene intentar para que sepas.
Ella obediente empezó a engullirla lo más que pudo. Vio su miembro viril perderse en esa boquita mientras lo miraba con esos ojazos que lo excitaban en demasía, cosa que le felicitó, ya que a todos los hombres les encantaba una mirada cariñosa en la mamada. Extasiado, empezando a sentir el mismo placer prohibido que sintió con sus hijas, tomó su cabeza para balancearla a su favor mientras que con otra mano le apretaba las tetas para sentir toda su suavidad. Su suavidad era increíble como la sensibilidad de sus pezones, que ante el más mínimo roce, se endurecían.
- Tranquila, lo voy a hacer despacito, sin acabar, confía en mí.
Cabeceando como un pájaro carpintero, fue aumentando la velocidad y la profundidad hasta que ella le indicio que parara tocándole la pierna. Retirando el pene baboso, le indicó lo bien que lo hizo y él la felicito.
- Ahora el siguiente paso es que te devuelva el favor, en el sexo cada favor se devuelve.
- Como quieras tío, si no queres…
- Aca importa lo que vos quieras, y creeme que me vas a pedir que no pare hasta mañana…
Primero se la subió a upa para besarla de una manera más intensa, mientras tocaba levemente la empanadita pequeña y mojadita que esa bombacha blanca no ocultaba muy bien. Sentía la boca de ella estremecerse con cada roce del clítoris sobre su ropa, y supo que la tenía preparada dado que la manca de humedad se espesaba contra sus dedos.
La dejo entonces en el medio de la cama, y fue retirándole la bombacha blanca. Lo que vio lo dejó sin palabras, estaba totalmente depilada.- No me esperaba tal cuidado, tanta pulcritud.
- Emma me ayudo, las dos en realidad…
- Hicieron un buen trabajo, pero no le des tanta importancia, a los hombres nos gustan todas las vaginas.- Acercando su nariz a la ranurita para aspirar el olor virginal de su concha. Ella abrió un poquito las piernas y el hombre la acomodó más pronunciada, llevando sus piernas a los lados para formar una “V” y poder hundir allí su boca experimentada. La degustó que dio gusto, embriagándola en placer, lamió su clítoris con fervor para incrementar sus gemidos.
- No pudo más… esto es mucho… la cabeza me da vueltas.- La lengua del hombre había encontrado el minúsculo orifico por donde vertía orina y lo atacaba con fervor- Alberto ahí no, estoy sucia por ahí.
- No hay nada de tu cuerpo que brote que yo pueda considerar suciedad. Solo disfruta.- Lamiendo el himen hasta sentir que se torcía como una membrana blanda. Su lengua probó su resistencia y lo noto muy bien adherido a las paredes vaginales, no parecía haber usado la penetración de ningún tipo en sus actos onanistas.- Mmmm Vicky, hasta mi lengua te puede desvirgar, la tenés muy blandita, sos una crema.
Tras más de quince minuto de degustación de mariscos, el hombre le preguntó si quería ser penetrada, el siguiente paso lógico en el acto sexual, y el más osado también.
- Quiero que veas hasta donde te va a entrar- Y acomodó su pene contra su vagina, para que compare más o menos la distancia a la que llegaría en su interior.
- Me va a doler mucho tío.
- Lo sé, pero te puede doler con alguien como yo o con cualquier otro que no sabes cómo te va a…
- Está bien- Asintió con énfasis, sin dudas la lengua en su vagina no era suficiente, el siguiente paso era el más deseado.- Métemela despacito.
- Claro que si preciosa, te va a doler lo mínimo al principio, pero una vez estirada, lo gozas…- Y presentó su glande con la vagina de su sobrina, era una imagen altamente erótica y morbosa, una nena tan flaca y blanca ante un arma letal de ese calibre. Al entrar en contacto raspo con su cabeza toda la vulva para remojarla en los jugos y orines que le brotaron, y así, la ubicó e s zona más austral para empezar a introducirla muy lentamente, ante una Vicky que casi tenía los ojos en blanco.
Alberto era un hombre al que al parecer, la vida le deparaba sorpresas, dado que no solo degustó a sus hijitas gemelas, también a su sobrina, pero esta, a pesar de su castidad, lo disfrutó desde el primer instante. Gemidos profundos y agudos le emanaba de la garganta abierta como si no hubiera nada más que ella y ese pene que la llenaba, que le colmaba el chocho expandiendo la cavidad que nunca fue expandida.
A pesar de que brotaba sangre y esta llegaba hasta el ano de ella, no profirió queja alguna, solo gemidos de un placer muy profundo. A medida que aumentaba la intensidad, sin llegar a ser abusivo, sus ojos se ponía en blanco y sus brazos tomaron a sus piernas para expandirse más y permitir una mejor penetración.
Un sonido de llave le indicó que tenían compañía, las gemelas aparecieron desde atrás casi en completo silencio, y admiraron la escena dantesca. Su padre con el tronco ensangrentado entrando y saliendo a un ritmo razonable de ese agujero debutante. Emma sacó su filmadora, y en total silencio, tomó brevemente la evidencia que requería para la venganza. Victoria seguía en éxtasis, con los ojos en blanco y la boca babosa, solo esos gemidos indicaban que tenía uso de razón y no estaba comatosa.
Así como llegaron, se fueron, captaron unos quince segundos de la escena, con énfasis en la virginidad perdida, y se marcharon en silencio para dejarlos terminar, o acabar era una mejor palabra.
- Mierda, esto es tan bueno, no puedo creer… que me lo perdía… por esto todo vale la pena.
- ¿Viste nena? En un ratito termino…- notó algo que lo estremeció, cuando metía su pene hasta el fondo, su vientre se levantaba levemente, al parecer su aparato reproductor era tan pequeño que los empellones se notaban como pataditas de bebe desde adentro, y al poner su mano, pudo sentir a su picha golpetear como una prisionera desde allí.
- No puedo creerlo, tenés una vaginita preciosa, y lo estás disfrutando a pesar de que es como meter una berenjena por un anillo de bodas.
- No pares, no pares… por favor mmmmmggghaaa- Profirió toda posesa por la pija.
- Es que no quiero herirte más, mejor… acábate ahora- Y ella, obediente, empezó a chillar a medida que sentía el flujo brotarle a chorros y él se acabo como un caballo dentro de esa vagina repleta de sustancias, embarrándose a sí mismo, a ella y a las sabanas también. Sin pensarlo demasiado, se sentó sobre su minúscula sobrinita y empezó a meterle el pene en la boca, para que todos los restos de semen, flujo y sangre que quedaran recayeran en su garanta. Como de costumbre, Alberto acostumbrado al sexo fuerte, se le escapaba que a veces debía ir más ligero.
Ella sin embargo se bancó el capricho del hombre, y se la mamo hasta que eyaculó por segunda vez en pocos minutos, al igual que había ocurrid con sus hijas, y recién ahí se fue para un costad para dejarla mirando el techo, con leche saliendo de la comisura de sus labios y sus piernitas temblando.
- Perdón por eso último, pierdo un poco la cabeza.
- Estuvo bien, el semen no es tan feo.- Sorbiendo muy de a poco los restos que le recorría la mejilla. Le había salido espeso y blanco en su vagina pero aguachento y trasparente en su boca.
- Es que comí muchas frutas como frutilla, ayudan al sabor y consistencia.- Su sobrina se volteo y se le colgó sobre el cuerpo para besarlo de una manera muy apasionada.
- Yo no sé cómo voy a hacer para volver al mundo real…
Cuando estaba a punto de tirarle todo el complejo moral y legal del asunto, las gemelas entraron echas un griterío y se abalanzaron sobre la cama. Vicky quedó paralizada del espanto, ni siquiera se tapo el cuerpo desnudo.
- ¡Bienvenida! Alto debut, estuvo buenísimo ¿O no?- Exclamó Male, abrazándola y agitándole los cabellos. A pesar del sexo, su pelo seguía peinadito a estilo princesita Disney.
- Por lo que se escuchó, fue el mejor debut que una puede tener, muy bien Vicky, te pasaste, al final alta putita resultaste.- Le tiró jocosa Emma, sin resultar ofensiva.
- Nenas, no la abrumen. Ellas tienen la llave de mi pieza de hace rato, perdóname, no te preocupes, nos guardan el secreto.
Vicky no hablaba, estaña paralizada, como si todas las ideas y sensaciones le hubieran provocado un cortocircuito en su cerebro. Miró a su izquierda, miró a la derecha y por fin dijo.
- Si no me invitan para ir de vacaciones con ustedes- Apuntándolos con el dedo- los denuncio.
Tanto Alberto como sus hijas rieron con estruendo. Y Emma sentenció: “Bienvenida al incesto prima“
Gracias por leer! Espero que les haya gustado!! 😉 he aquí algunas fotos ilustrativas:
Las gemelas:
Vicky la nueva 😉
He aquí algunas imágenes ilustrativas 😉
Siempre había sido de los que creen que pueden tener total control de su vida siendo adultos, tenía el trabajo que quería, la esposa que quiso, pero, a veces, debía aceptar las cosas como se le presentaban, sin tener el poder de cambiarlas. Alberto luego de su desventuras, o aventuras según el grado de enfermedad de cada uno, aceptó el hecho de que sus hijas eran ninfómanas, o retorcidas, o precoces o ambas cosas. Tenían una atracción malsana hacia él desde hace años, y estaba decidido a averiguar el origen, sea cual sea.
Pasaron varias horas desde que dejó a Ana, su esposa, en el aeropuerto y aún más desde que abandonó la sesión psicoanalítica de Verónica, quizás para siempre, ya que su adicción a las gemelas no tenía cura ni barreras, si eran gemelas, no se salvaba nadie, ni sus hijas.
Y se repetía la misma historia, una de las pequeñas, Emma, le preguntaba si su madre había despegado, y ante la afirmación, le envió otra foto cachonda. Estaba en cuatro, en ropa interior, sobre su cama matrimonial tirándole un beso. Estaban violentando el nidito de amor donde fueron creadas.
- No puedo creer que salieran así de lindas de mis huevos… y de putas, alguien le debió llenar la cabeza de toda esa mierda del incesto…- Dijo furioso, apretando tanto su teléfono que la pantalla titiló.
Recordaba a sus hijas de pequeñitas y eran un amor, obedientes, inteligentes, vivaces llenas de un espíritu inocente que algo, o alguien les había arrebatado. Desde que le pidieron su opinión sobre el tamaño de sus pechos, las perdió para siempre, y de ahí en más, todo fue progresivo. La lujuria de ellas, la poca resistencia de él confabularon para que el incesto ocurriera.
Algo hermoso en ellas murió, y algo perverso en él nació. Al recibir ese bombardeo de fotos eróticas en lugares y horarios inadecuados, la desesperación y sus demonios le ganaron, y para frenarlas tuvo su primer encuentro sexual fuerte, oral y violento (y algo peor) y dicho sea de paso, para sumar otro par de gemelas a su historial.
El no era ningún santo, ya se sabía por muchas cosas, pero si todos han de tener un botón que los lleva a hace cualquier locura, el de él eran las gemelas.
Ahora que estaba metido en el juego, se decidió a hacer lo que sea para encontrar el culpable, así que esa noche, estaba todo preparado para ser el papi bueno y darles lo que querían.
Pasó por un local que no revelaré y compró algo que no pude decirse aún por cuestiones útiles a la historia, solo se puede especificar que era una caja rectangular mediana. Luego su siguiente parada fue su dulce hogar.
- ¡Hola pa!- Bajaron corriendo por la escalera frente a la puerta a abrazarlo. Vestidas idénticas como siempre, camisas blancas con minifaldas escocesas y medias grises hasta la rodilla.
- Hola, que lindo recibimiento.- Esquivando sus picos para que le den en la mejilla, como debía ser.- ¿No pueden comportarse dos segundos?
- ¿Cómo te fue en el trabajo? Hoy viste que nos portamos bien y no…
- Shhhh- Lo calló el hombre-Ya sabes Male, me gusta que hagan silencio sobre eso en el día, tengamos una cena tranquila. Después hablamos…
Male y Emma lo miraron sonrientes, y en sus ojos azules vio cáscaras vacías llenas de morbo que ya no tenían a sus hijas adentro.
Tras acomodar su portafolio y ver que era muy tarde para cocinar, decido recalentar en el microondas un poco de todo.
- Nenas a comer- Llamó desde abajo, y al instante aparecieron. Al menos se habían vuelto muy obedientes en eso. Comieron tranquilos platicando sobre lo que padre e hijas debían platicar. Le contaron que ambas querían hacerse un tatuaje a lo cual su padre se negó, que levantaron la nota en matemática y que otra vez Gonzales, un compañero de la escuela con problemas de colón, se había hecho caca en clases de educación física.
- Male, no son horas de contar eso nena.
- Me dio risa y después bronca pa, pobre Gonzales, porqué el pelotudo de Sergio dijo “¡Está listo el chocolate chicas!” y se le rieron más- Y ahí Emma le tiró con un pedazo de tomate para que se callara la boca… eso era una cena normal para Alberto, y la disfrutó a máximo. Riendo con devoción a sus peleas inocentes.
Cuando terminaron de comer la ensalada de tomates, huevos fritos y fideos recalentados, Alberto le pidió a Emma que buscaran esa cajita con la que había entrado y estaba en la heladera.
- ¡Huu crema batida y frutillas!- Y las dos empezaron a atacarlas.
- Paren nenas, pensaba ver una película o jugar algo mientras las comemos ¿Qué les parece?
- ¡Buenísimo papi!- Quizás una de sus últimas palabras de hijas, o tal vez fueron las primeras como amantes.
- Esperen que me baño, ustedes elijan la película y todo, ya veg…- Ambas lo retuvieron y lo llevaron al sillón del living sin dejarlo bañarse.- Estoy traspirado, manejé un montón nenas, vamos.
- Queremos verla ahora, no queremos esperar pa.- Rogó Emma.- Comiendo de las frutillas con crema mientras Male ponía un dvd sacado de una caja negra, con la cola en punta totalmente apuntando a él. Tenía una bombacha minúscula de color rosa con pequeñas tiras de encaje, muy inocentes a pesar de marcarle la empanadita. Antes de regresar, bajaba la luz (Tenia esas perilla circulares que la regulan).
- ¿Qué tendrá esa caja misteriosa, no?
- Algo que te va a re gustar…- Le dijo Emma a oído, dejándole crema en él, y antes de que se quejara, le pasó la lengua con mucha sensualidad.
- ¡Mira que peli te elegí papa!- Exclamó Male cuando empezó, y resultó que era una de las gemelas Mary Kate y Ashley Olsen, no lo podía creer.
- Les juro que a los veinte, con mis ahorros y a escondidas, me compré “Nuestros labios están sellados” con ellas, nomás para matarme a pajas en mi dormitorio, pero esta salió después… era un pibe raro les admito.
Emma no dejaba de calentarlo comiendo frutillas, ensuciándose la boquita y a cada tanto, le convidaba a su padre, desatento con la película y sí a sus hijas, como debía ser.
- ¿Querés papi?- Y al asentir, le embarró una frutilla de la crema y se la alcanzó, pero a propósito, le erró a la boca y le ensució los labios.- Te voy a tener que limpiar…- Y le pasó la lengua como
una gatita.
- Te quedó un poco.- Notó Male, y le paso la lengua muy delicada por los labios de su padre, y él sin poder contenerse, le propinó un besito muy dulce en esa boca joven, casi de parejita nueva, ella más lujuriosa incursionó dentro de su boca masajeando los restos de fresa que seguía masticando, y succionando para robarse un pedacito.
- Te debo muchos cariñitos hijita, me siento un poco culpable por lo que…
- Ahora te doy yo…- Interrumpió Emma.- Huy, se me cayó… que torpe jijiji
Obviamente, la fresa reposaba muy oronda entre sus tetas, encremaditas.
- Bueno, no te preocupes, entre gatos nos limpiamos.
La lengua del padre primero limpió el platillo afrodisíaco, dejando el fruto rojo para el final, respirando el olor de su piel, el delicioso perfume de su ropa, engulló la frutilla usando la lengua como pala mientras ella hacía el clásico “mmmmm”
La nena impaciente, imitó a su gemela y le puso la frutilla a su alcance, pero cuando tiró el tarascón, la esquivó, y se la comió entera ella.
- Que gorda que sos Male, era para papá esa.
- Ahoga se la doyg…- Dijo con la boca llena y sucia de crema, abriéndole la boca, en efecto, cumplió, y se la dio envuelta con su saliva, medo masticada, una sopa de frutilla y su exquisita baba.
Ser padre era realmente difícil e ese momento. Eran muy celosas, un beso para una, y al rato, debía complacer a la otra, frente a la película que los iluminaba mansamente desde el plasma.
Emma subió la apuesta metiendo su mano en su calzoncillo, para masajear el pene.
- ¿En serio no queres que me pegue una duchita rápida mi amor?- Tras estar sentado en la oficina, en el aeropuerto, y el auto, debía admitir que su esposa lo habría enviado al agua al primer contacto de ese pene seboso y esas bolas aceitosas. Pero no Emma.
- Me gusta así, están transpiradas porque trabajas para nosotras- Y tras pasar bien su mano por entre las piernas y el escroto, donde más se acumula el sudor, se llevó la mano a la nariz, aspiró, y paso su lengua por toda la palma. Si eso no era amor por la chota, entonces no sabría qué.
Male sin quedarse atrás, le bajo el pantalón un poco, y su ropa interior, inclinándose sobre el pene flácido, le pegó una tremenda aspirada, como si fueran líneas de cocaína.
- Está flácida ¿No te excitamos papi?- Emma tenía razón, estaba toda fofa pero flácida.
- Un hombre experimentado sabe controlarse, hoy van a tener que ponerme a punto de cero.
Sin perder tiempo, con una mano cada una, le empezaron a masturbar y pensó, que nunca estuvo mejor dicho el término “tirar la goma” dado el estad gomoso del pene. Malena empezó a darle besitos al prepucio, aún cubriendo el glande, hasta que dé a poquito se fue descubriendo, para ser atacado a besos de un lado y del otro. Emma aportó con varios salivazos.
- Muy bien, así me gusta… así… mmmm dale Male, hasta el fondo mi amor…- Totalmente libre, con la casa para ellos, no tenía frenos para expresar todo su amor.- Vos Emma chúpale las bolitas a papa, dale. Mmmm así, muy rico.
- ¿Agí te guta pagi? – Preguntó con un testículo entero siendo masajeado con su lengua dentro de la boca.
- Por supuesto mi amor, lo haces muy bien, ahora vos Male empeza a mamarla, ya está a punto.
Su gemela menor (por poco) se la puso entera, dado que estaba dura solo en un 75%, así que le entró toda sin dificultades. Igualmente, el padre le recogió el pelo para ayudarla con el carpinterito, lenta y sistemáticamente le fue hundiendo la verga en su cavidad bucal.
- No le hagas como me hiciste el otro día papi, dejala que ella sabe.
- Ya se Emma, no le voy a hacer bruto, es para que el pelito no se le interponga, nada más.-
Aunque tanto cariño entre las gemelas provocó una extraña excitación.- ¿Te gusta el sabor de la pija Male?- Acercándola a sus labios pecadores.
- Si, mucho, pero de tú pija papa.- Y se besaron nuevamente, mientras Emma le robaba el lugar para no descontinuar la tan necesaria mamada, sin siquiera dudara en llevarse a la boca ese miembro cubierto por un forro de baba de su hermana.
Así estuvieron un tiempo prolongado, con Emma haciéndole el felatio y Male arriba, contra su cuerpo, besando los labios que le hablaron desde el primer día.
- Ahora papito te va a complacer como se debe.- Sacándose el pantalón y ropa interior.- Quiero que se pongan de pie, quiero verles bien las nalgitas.
Obedientes como nunca, se posaron frente a él, y una levanto la pollerita de la otra, para revelar esos traseritos tan apetecibles y jóvenes.
- ¿Quién tiene mejor culo papi?- Preguntó Male en tono inocente.
En busca de diferencias, encontró pocas, la nalgas de Emma eran más grandes y blanquecinas, pero al tacto no se sentían tan firmes como las de Male, que eran más tipo manzanita, sin embargo, las estrujó y beso a las dos, dejando huellas de sus labios en cada nalga, y gravando en su nariz a fuego, el olor de esas carnes jóvenes y prohibidas cada vez que introducía su nariz entre las zanjas. Alberto les levantaba las prendas íntimas para bambolear esas nalgas y golpetearse el rostro con ellas, que como un inflador, le engrosaban la pija hasta dolerle el glande.
- Me reservo el veredicto para el final. – Era de tiempo de resolver su deuda, dando por terminado tanto juego erótico. Levantó a Malena de las nalgas sin despegarse de sus labios, y la acomodó sobre la mesa del comedor, corriendo con violencia los cacharros.- Seguime Emma, después de ella te toca a vos. La tengo que tratar bien después de lo del otro día.
- Le vas a paspar la boca de tanto chupón pa.
- A ella le gusta, sinó no me metería la lengua hasta la garganta.
Acto seguido, teniéndola a su merced, Alberto se pus entre sus piernas y toco sus pechos por sobre la camisa, desabrochándola con lentitud. Iban por el buen camino, se notaba la herencia de su esposa en ese busto portentoso.
Las manos grandes pero hábiles de papa le retiraron el corpiño sin sacarle la camisa, y palpo esos senos calientes y blandos con devoción.
Fue a amor a primera vista con esos pezones rosados e hinchados, empezó a masajearlos como su amante y los besó con la misma intensidad que había besado los labios de su hija, mientras Emma, empezaba a levantarle la pollera a su gemela, para que la polla repose sobre la ropa interior mientras se daba un festín con las tetas.
- Me gustaría darte leche papi ¿La beberías?
- Cada gota, todos los días.- Dijo extasiado de placer, dejando hilo de baba conectados a un pecho, cuando lengüeteó el otro mientras Emma, se acercaba a la boca de su hermana para darle besos de lengua.
Deseoso de complacer a su hija, posó su atención en la vagina, retirándole la bombacha sin ver su ranura, para por fin, una vez libre de la prenda, abrirla de piernas para admirarla en toda su gloria.
Como un virgen mayor, pasó sus dedos por cada resquicio de esa vagina, como si fuera la primera, inspecciono con lentitud el clítoris respingón, los labios mayores, el orificio orinal, la cavidad vaginal… luego empapó sus dedos con su boca para sentir el sabor de la vagina, y la lubricó con sus dedos.
Emma, impaciente e inquieta por no recibir atención, se bajó las panties para subirse a la mesa y enseñarle sus genitales.
- ¿Notas alguna diferencia papi?
- Si Emma, como no. – Malena estaba totalmente depilada, pero su hermana, se había dejado un pequeño “bigotito” amarillo sobre la vulva.- Pero no tenías que desnudarte tan pronto, papi tiene días para complacerlas, nunca te apresures mi amor.
- Perdón papa…- Y comenzó a colarse un dedo con una mirada muy atenta, incapaz de controlarse.- Quiero ver a esa pija dentro de Male, rápido, así me la metes a mí.
El hombre entonces llevó a cabo la penetración, con entusiasmo, al notar que tenía experiencia, sin esfuerzo, se dejó embriagar con la sensación de esa vagina húmeda y ardiente. Sus manos inquietas, se posaron una en una teta de Male, y la otra, coló dos de sus dedos gruesos para la vagina de Emma.
- ¿Te gusta mi concha papi?- Preguntó haciéndose la inocente como siempre Emma que a pesar de tener dos dedos de su padre adentro, no sacaba los suyos demostrando mucha flexibilidad.
- Me pregunto quién les robo la virginidad a estas vaginas tan lindas…
- Primero cojenos bien, después te decimos- Dijo Emma.
- No seas impaciente- Le recriminó Male, que a pesar de estar en pasiva lograba mover su cadera haciendo rechinar la mesa para ayudar al pene.
Temiendo por la resistencia de la mesa, el hombre se inclinó sobre su hija para que sienta el peso del cuerpo de su padre y penetrarla con más fuerza.
- Mmmm sí, dale, dale, dale, siiiii- Empezó a gozar la penetrada, mientras que su hermana no se quedaba atrás, dado que Alberto sentía su coño cada vez más húmedo y caliente.
Los minutos pasaron y cada vez se le hacía más difícil no eyacular dentro de esa abertura tan placentera, cuando sintió a su hijita venirse como una loquita, dejándole el miembro aceitado, supo que había una manera de complacerlas a la vez.
- ¿Cuántas veces te corriste Male?
- Dos veces, quiero que vos también te corras.
- Yo una solita.- Anunció Emma, algo celosa.
- Papa sabe cómo hacer que se corran parejo, vengan conmigo.
- Levantó a Male a upa, como si su bebota se hubiera quedad dormida, y la llevó a la mesada de losa, donde Ana o él preparaban la comida, luego le indicó a Emma que se subiera.
Se las iba a coger por toda la casa, el sofá frente a la tv (aún pasando es película de fondo) la mesa familiar, la mesada, donde fuera. Con prontitud, puso su pija bien ubicada sobre la rajita de Male, y le indicó a su hermana que se sentara sobre ella.
- Quiero que la aprensen con sus conchitas, como si cada una fuera un pan, y con mi salchicha fuéramos a hacer un pancho.
- Mmm que rico, espero que haya mayonesa.
- Mucha Emma, primero lo ubicamos, después le ponemos el aderezo.- Su hija obediente entendió la pose a la perfección, se montó sobre su hermana, como si fueran lesbianas a punto de friccionarse, apresaron su pene y el hombre comenzó a entrar y salir de entre las empanaditas de las gemelas, sintiendo el peso casi sin amortiguar de una sobre su miembro.
Cada vez se hacía más fácil, dado lo lubricadas que estaban. Pensó que si eso calificaba como paja, era la mejor del mundo, ya que sin penetrarlas, con el roce de ambas vaginas (sintiendo los bellos púbicos de Emma en la punta con cada empellón) podía llegar a la eyaculación muy fácilmente. Quizás era un hombre enfermo en busca de la verdad y regresar a un vida normal, pero cuando descendía al pecado, lo hacía completamente.
Y otro tema era la hermoso visión de esas colitas expuestas, esos orificios nudosos de sus nenas, como mirándolo expectantes por recibir amor. Sus dedos fueron sin proponérselo al ano grisáceo de Emma, y allí coloco su dedo más gordo.
- ¿Te gusta cómo se siente mi culito?
- Mucho nena, quiero que le apretes bien el dedo a papi, hace fuerza.
- Mmmm ¿Así te gusta?- Sintiendo toda la fuerza de la raba ajustándose sobre el nacimiento de su pulgar, luego saco el dedo lentamente (sin dejar el roce contra esas vulvas ni por un segundo) y se lo llevó a la boca, provocando reacciones dispares en ellas. Emma rió nerviosa, mientras que Male se corrió ensalzándole el falo mientras volvía a colarle un dedo, aunque esta vez, el anular, el dedo donde tenía la argolla de compromiso.
Si ese anillo hablara, si le contara a su esposa que le vio el recto de una hija por dentro y luego directamente la boca de Alberto.
- Ana nunca me dejo hacer eso ¿A vos te molesta Emma?
- Soy toda tuya papi, haceme lo que quieras.- Y con esas palabras dulces rebotando en su mente, y su pene abrazado a esas bocas invertidas tan lubricadas, se corrió varios disparos sobre el vientre y la camisa de Male, que abrió la boca por si le llegaba una gotita.
La posición se desarmó. Por un lado Malena se giró para llevarse el pene a su boca mientras Emma como una sedienta, sorbía los tres disparos de leche que le corrían por la pancita, obviamente sin desperdiciar.
- Ya te la dejé limpita papi, aunque se está cayendo un poquito.- Dijo degustando los restos de semen que le quedaba adentro y en el escroto. Algunos tiros se habían desperdiciado en la fricción, mezclándose con el flujo por todo su tronco.
Sin perder tiempo, empezó a penetrar la vagina velluda de Emma, la mayor, para quedar a mano, mientras sus manos se deleitaban con otro buen par de tetas familiares. Se hacía fácil cuando ya estaban lubricadas, y en ese caso, los estímulos fueron más que suficientes para volver locas las terminaciones nerviosas de su glande y hacerlo correr por segunda vez, en un lapso corto de tiempo, como cuando era muy joven.
Pudo ver al retirar el pene como la lechita salía de allí, sin dejar de asombrarse de lo surrealista de la situación: Se había corrido dentro de su hija, y ella había recibido gustosa la semiente que la engendró a ella y su hermana.
- No te preocupes Male, que ustedes me la levantan de nuevo. Ponete mi amor como si fueras a hacer pipi en el suelo, con la cola para afuera.
- ¿Así? – preguntó Male, aunque ya sabía que estaba perfecta. Levantándole la faldita ante la mirada atenta de su gemela, empezó a besar con énfasis el pequeño culo, llegando cada vez más profundo en ese ano prohibido por la ley y la moral.- Mmmm papi, no pensé que me fueras a devolver el favor.
- Un hombre siempre debe ser bueno y chuparle el culo a su nena…- Dijo, hundiéndose nuevamente en esas carnes, atacando desde los lados, desde abajo, y arriba ese ano empapado de saliva, cada vez más violentado. Sentía las puertitas vencerse con más facilidad, ayudado por sus manos fuertes que estiraban la abertura cada vez más.
- Que rico culo.- Dijo introduciendo la lengua en su totalidad, tras estirarlo y sentir su pene alzarse de nuevo rosando la losa fría de la mesada.
- Yo quiero sentir lo mismo ¿No me lo haces a mi también?
- No tenías ni que pedirlo, lo iba a hacer de todos modos.- Pasando de una cola a otra, sin escalas. Perdiendo boca y nariz entre esas nalgas tan blanquitas. Lo bueno de él es que se consideraba un hombre con imaginación, y no repetía la manera de dar beso, a ese otro culo lo trató con chupones sonoros, y hundiendo su nariz muy profundamente.
- Estas muy relajada ¿Te colas deditos muy seguido amor?- Metiéndole los dedos como si fuera proctólogo, ella apenas se estremecía cuando le masajeaba las cavidades internas.
- ¿Deditos solamente?- Le respondió Emma traviesa.
- Entonces me imagino que no vas a tener problemas en que te haga la cola ¿No?
- Lo que papi pida, papi tiene.
Viendo que tenía el aprobado, la acomodó de costado sobre la mesada, y le clavó la morcilla por segunda vez, pero en diferente orificio. Sintió a las paredes rectales abrirse paso lentamente mientras llegaba más profundo.
- Llegué muy hondo, no lo puedo creer.
- ¿Mami te deja metérsela tan adentro?
No siempre… - Dijo con los huevos medio reventados contra su nalgas de tan adentro que la tenía- La alumna supero a la maestra sin dudas- Sacándola casi toda y metiéndola rápidamente para provocar un gemido monumental, casi un aullido.
- Veni Male ayuda a papa, quiero que le aprietes bien las nalgas, como si quisieras ahogar el pito de papi.
Ella le hizo caso y apretó mucho el culo, mientras el hombre fue deslizando muy lentamente su pene en el recto, sintiendo a Male estrujando desde afuera.
- Mmmm aaah así se siente más, es como si mi culito fuera más chico…
- Es un viejo truco que uno aprende- Dijo haciéndose el experto, volviendo a repetir la secuencia de la introducción. Le encantaba sentir todo el recorrido de esa caverna asfixiada siendo rascada por el glande sólido.
- ¿Con quién aprendiste tantos trucos papi? – Preguntó Male besándolo en el proceso.
Él les explico brevemente su aventura con dos prostitutas gemelas españolas, sin perder la concentración ante tan excelso sexo anal.
- ¿Somos mejores que ellas papi?- Preguntó como siempre tan competitiva.
- Les falta un poco…- Jadeando como loco por la culeada- Hay una acción que si se animan a hacerla, les ganan y se llevan la medalla de oro.
- ¿Qué es papi?- Preguntó Male imaginándolo.
- Ya vas a ver…- Le anticipó, mientras seguía inflando a fuerza de huevos ese culo adolorido. Los quejidos de Emma se hacía cada vez más prolongados, y empezaba sentir el achaque de un miembro viril tan adentro de su tracto digestivo.
- Me empieza a arder papa ¿Te falta mucho?
- Ya termino hijita, este culito respondón tenía que tener su merecido…
Siguiendo por lo menos ocho minutos más, decidió dar por finalizada la etapa anal cuando vio que su hijita se secaba lágrimas en silencio, mientras que el interior hacía lo posible por expulsar ese pene.
- A ver Male, vení ¿Querés saber que tenés que hacer para ser mejor que ellas? Comértela directo del horno, calentita.
- ¿Eso solo? Más vale que tengas lista la medalla- Abriendo la boca expectante, el hombre la saco y la apoyo con delicadeza sobre la lengua de Male, como si la estuviera poniendo a dormir, y ella fue cerrando la boquita sonriente, y la apreso entre sus labios y lengua para degustarla. Sus ojos y cejas se fruncieron ante el sabor, hasta que se acostumbro a ese pene hirviendo.
- Muy bien, así hijita, sentí esa pija sucia, muy bien…- Tomándola de los cabellos rubios y del cuello, se acabó como un actor porno de manera tumultuosa dentro de su boca, mezclándolo todo en su interior. Por la comisura de la boca se le escapo chorros de saliva y semen que no pudo tragar.
Mientras tanto Emma veía todo y se masajeaba la vagina acabando por última vez, con el ano dilatado y rojo como una herida de bala por la acción de su padre recibiendo las gotitas de flujo que llegaban como analgésico.
- Vengan las dos, denle un besito a papa…- Ambas se pararon, y entre los tres se besaron compartiendo todos los sabores recolectados, en un tri-beso realmente prolongado y húmedo qe hasta dejaron gotitas de saliva en el suelo.
- Subamos a darnos un baño, y en la camita, me cuentan todo.
El baño casi fue una nueva escena sexual. Apretaditos los tres, desnudos y risueños, el hombre tuvo el pene semierecto en cada momento de la ducha, dado que ellas no le dejaban usar las esponjas.
- Es más linda enjabonarnos las manos y pasarlas jabonosas por el cuerpo, así.- Le comentó Emma enseñándole, pasando su mano por el pene de su padre, que la penetró hacía pocos minutos tanto en su vagina como ano.
- Nosotras a veces nos bañamos así.
- Sí, es un buen método.- Aceptó el hombre, pasando una mano jabonosa por el trasero de Emma- Además así podes llegar a lugares donde la esponja no llega- Y sin poder contenerse, le coló dos dedos enjabonados, untando el jabón por toda la cavidad anal.
- Mmm papi límpiame bien.
Quería que soltaran la lengua, arrodillándose en el agua, empezó a chuparle la vagina a Malena, que se la refregaba por todo el rostro, desde la frente a la pera, como si tuviera una brocha y quisiera pintarle la cara. Sus dedos cambiaron de orificio y masturbaron a Emma por minutos, hasta que sintió más líquido aceitoso en su lengua y dedos. Esas nenas eran insaciables.
Tras gastar más agua de lo normal, en el largo baño, se secaron mutuamente, y se fueron a la cama de dos plazas de las gemelas, donde el hombre se acostó en el medio, y exigió, el origen de esa obsesión por protagonizar una escena incestuosa.
- Hay dos culpables papa…- Lo fue preparando Male. Estaban vestidas como hijas normales, con pijamas rosado Emma y celeste Male, una de las pocas prendas diferenciadas que usaban.
- A uno ya no le podes hacer nada, al otro, el que nos pervirtió de maneras inenarrables.- (Podían hablar como adultas cuando se lo proponían)- lo conoces muy bien.
- Dejen los misterios por favor, ya hice todo lo que me dijeron, ahora díganme porqué quisieron hacer esto, quién o qué fue lo que las pervirtió así.
- ¿Lo querés sin filtro, sin que te preparemos? ¿Cómo sabemos que no vas a salir corriendo a matar a los culpables?
- Les doy mi palabra hijas.- Levantando la mano como haciendo un juramento en un juicio.- No voy a actuar impulsivamente.
- Fueron el abuelo Tito y tú hermano mayor, el tío Luis.
Al instante estaban sobre él para impedir que llegara al auto en bóxer y remera. Emma se aferraba de sus pies y ropa interior mientras que Male retenía la puerta de la habitación a los gritos.
- ¡Lo prometiste! ¡Espera que te contemos todo, te podemos ayudar a vengarte!
Más calmado tras las palabras de Malena, se percató de que sería muy fácil que ellas lo llamaran, lo hicieran venir, y tras seducirlo descubrirlo infraganti… era demasiado fácil, había otra clase de golpe que podía dar.
- ¿En que estas pensando papa?
- En mi sobrina, la hija mimada de Luis: Vicky. Él siempre me echó en cara lo inteligente que es, lo
educada que es, incluso cuando se emborrachaba en navidad, decía que su Vicky no era burra como ustedes dos…
Le parecía verlo en ese instante:
- Tenés que dejar de mimarlas y comprarles cosas Alberto- Dijo Luis hace años llevando la copa de sidra otra vez a sus labios- Si les cortas los vicios te hacen caso. Mira a Vicky.- Señalándola con la copa, ella estaba sentada apartada de todos los chicos como una monja, mirando con envidia como las gemelas jugaban con pirotecnia como lo harían personas de su edad normales.
- No seas así Luis, son nenas, hay que dejarlas que jueguen, además tan mal no les va.
- Yo te digo que sos muy permisivo, poneles los puntos, escucha como gritan.- Le criticó el muy forro sobre sus hijitas.- ¡Cállense la boca un rato! ¡Vos Claudio no seas pelotudo y dejá las estrellitas, estás grande! El boludo después se queja de que no levanta nada, y está jugando con estrellitas.
La sangre de Albert hirvió con ese recuerdo de su hermano, siempre reacio, puritano, regio, y encima las violaba en secreto el muy…
- No puedo creer lo que me cuentan nenas, lo quisiera ahorcar ahora mismo.
Las siguientes horas fueron casi tan pervertidas como el acto incestuoso en sí, porque le describieron con lujos de detalle, cada episodio perverso vivido. Aunque no podía hacer nada contra Tito, porque el viejo verde había muerto, escuchar sobre sus actos le revolvió las tripas, y peores fueron los acontecidos por Luis, su propio hermano.
Luis había seguido los caminos de su padre, tenía un puesto importante en la marina y se embarcaba seguido. Era rectilíneo, alto como un gorila, tosco y educaba con rigor a su hijo Claudio y Victoria castigándolos si no conseguían las mejores notas, a esta última, para que no se la toque nadie, la mandó casi toda su vida a un colegio pupilo de religiosas.
La venganza se servía fría. Alberto debía de hacer trabajo de hormiga antes de que su esposa llegara del viaje de negocios con su jefe en Colombia. En su cabeza, mientras las nenas dormían a su lado empezó a trazar un plan, que continuó hasta en el trabajo.
Para cuando regresó, ya sabía exactamente qué hacer, y contaba con la ayuda de sus hijas para vengarse. Debía apresurarse, las horas se acercaban al momento en que su esposa regresaría. Para disimular recibía mensajes de ella todo el tiempo, la extrañaba, en realidad, extrañaba una vida de padre normal, donde el sexo solo lo recibía de su esposa, y no sabía que su padre y hermano pervirtieron a sus hijas volviéndolas prácticamente, ninfómanas. Pero eso se lo cobraría… ya tenía todo planeado.
- Hola papa- Les saludaron al unísono, con beso en la mejilla. Estaban cumpliendo su parte de ser hijas normales, al menos hasta la noche.
- Ya cumplimos. Llamamos al tío y aceptó.- Explicó Emma.
- La dejó venir a dormir a Vicky todo el finde largo de reyes, dice que le viene bien tener amigas- Terminó Male mientras tomaba su abrigo.
- Ese hijo de puta, siempre la reprimió, la trató como a una monja, ahora dice que quiere que tenga amigos. Caradura, debe querer que se tome el palo para no gastar.
- No le digas hijo de puta pa, es tu hermano.- Se percató Male.
- Ya se, bueno, ustedes sabes que hacer, la tratan bien he, nada de acosarla, de intimidarla…
- No nos digas nada pa, sabemos cómo pasarla al lado oscuro, no te preocupes.- Expreso Emma dándole un pico.
A las pocas horas llegó en taxi Victoria, su sobrina, una jovencita de la edad de las gemelas menuda, rubia, siempre vestida como una santurrona, con una sonrisa encantadora. Con moños y listones que la hacía parecer una versión de Disney de una adolescente normal.
Alberto la recibió como una princesa, diciendo que extraña su presencia desde hace tanto tiempo, y que esperaba que la pase bien con las gemelas.
- Es verdad tío, no vemos en algunos cumpleaños nomás.
- Estoy a disposición de ustedes, tengo varios días libres, ustedes de vacaciones de pascua, así que podemos ir a donde quieran, ver lo que quieran, hacer lo que quieran. Quiero que se diviertan. ¿Me prometes que te vas a divertir Vicky?
- Sí, tío, me voy a divertir, y yo también te extrañe. – Abrazándolo con mucha timidez, era como una polluela que no salía del cascarón, se le iba a hacer muy difícil llevar a cabo una venganza con semejante santurrona.
Por suerte, las gemelas estuvieron muy compenetradas en divertirla, hacerla sentir incluida, querida, y una invitada mimada. Vieron películas de fantasía hasta muy tarde, con Alberto rondando la casa en cada momento, presente como una entidad omnisciente, dedicándole miradas simpáticas a su sobrina. Alberto ya quería abalanzarse sobre su cuerpito puro, pero eso sería terrible, su plan era mejor que eso.
Las horas pasaban, él deambulaba y se acostó a ver televisión en su habitación, escuchando las charlas y cuchicheos de las tres mujeres jóvenes en la habitación contigua. Consentirla era el paso uno, el segundo, consistía en pervertirla lenta y progresivamente, con comentarios, juegos, charlas, y para ello, la intimidad de la habitación de las gemelas era ideal, lo que no se imaginó, es que Vicky entraría en su habitación y cerraría la puerta a las dos de la mañana.
- ¿Qué pasa Vicky?- Dijo, lamentando estar durmiendo solo en slip, de haber sabido estaría mejor vestido para no impresionarla. En su estrategia no había lugar para la chabacanería.
- No pudo dormir, ellas son muy… vivaces.- Le explico sentándose en la cama.- ¿No podrías hacerme una cama en el living o el suelo? No sé, ellas me hablan de cosas y me hacen sentir cosas que nunca sentí.
Alberto se acerco con mucha cautela y tacto, con espíritu paternal.
- Es perfectamente normal que las chicas hagan esas cosas, hablar de temas de señoritas, dormir tarde, ver ciertas cosas… lo que pasa, es que mi hermano, ese padre tuyo, siempre te reprimió Vicky.
- Él no me dejaría quedarme hasta tarde, hablar de lo que hablé, jugar a lo que jugué.
- Luis te educó como a una santa, y es cuando ves a chicas de tu edad que pansas que estás mal, pero déjame decirte, no es así, solamente tenes que soltarte un poco.
- No me sale tío, ellas son re atrevidas, yo me siento estúpida, escucho lo mismo que mi papa, solamente sé de libros, de religión, no sé ni quien es Serena Gómez.
- No te mortifiques- Poniendo una mano discretamente sobre su hombro.- No es grave no saber de esas cosas, tenés que reírte de vos misma tomarlo con humor, esa es la manera más inteligente de lidiar las cosas, no huyendo.- Ella curiosamente, se acercaba.
- Sos muy inteligente tío, del tipo sabio, no de esos pedantes que acumulan datos, vos sabes la posta.
- Es que pequeña, a mi edad, te das cuenta de que la vida es muy corta para amargarse ante situaciones tan mínimas. Siempre saca provecho de cada situación, aprendiendo lo que quieras aprender.
- Ese es el punto, siento que ya es tarde para que aprenda ciertas cosas…
- No ¿Qué decís Vicky? Nunca es tarde para nada.- Acariciando su mejilla, quizás se estaba excediendo, no quería asustarla, pero el hecho de que entrara a su habitación sola, despertaba toda su perversión.- Yo te diría que te sueltes, que te liberes, que nadie le va a decir nada a Luis.
- Bueno, voy a volver a dormir. Gracias por la charla tío.
- Dales una oportunidad a las gemelas, no son malas- Queriendo de verdad creer sus palabras- Vas a ver qué vas a querer volver.- Besando su mejilla, decidido a ir de a poco, dado que ella se iba aquedar varios días y confiaba en su plan.
No era una estrategia complicada. Las gemelas le llenaban la cabeza de ideas, de sensaciones, de experiencias que confundían su mente al igual que Luis las había confundido a ellas, hasta que en la segunda noche, Vicky volvió a sentarse al pie de su cama, y esta vez, estaba bien vestido, como si durmiera arreglado.
- ¿Qué pasa ahora? ¿Te hicieron algo?- No le dio importancia a la hora.
- No, está todo bien tío, pero hay cosas que no me cierran. – Mirándolo con ojos marrones muy sinceros – Mi papá hace cosas raras, y creo que no me quiere.
- Contame- Dijo contemplativo.
- A mi hermano Claudio ya lo llevó de… de… a acosarse con mujeres de la noche varias veces, mi hermano me cuenta esas cosas como si nada y lo envidio, pero a mí, en cambio, no me deja tener amigos varones, tener internet, me controla las redes, mirando todo antes que yo, me trata como a un maniquí y me pierdo de todo.
- Hay Vicky, yo a mi hermano lo quiero, pero igual reconozco que es un tarado. Por su culpa te estás perdiendo la juventud nena.- Explicó en un tono realmente preocupado, al parecer Luis era más incompetente de lo que pensaba.- Pero decime, si queres claro ¿Qué es lo que más te preocupa?
- Bueno, que Male y Emma saben mucho de chicos, y yo nada, nunca puedo aportar charla, y me incitan a que le pida favores a mi hermano para que no pase vergüenza, pero eso es incesto y a ellas no les importa. No sé porqué me lo dicen, me asustan.
A Alberto le pareció extraño ese giro, pero supo manejarlo como hombre experimentado.
- Ellas son muy libres, siempre les dije que mientras no le hagan año a nadie, ni le caguen la vida a otros o ellas, todo está permitido… incluso en el amor.
- ¿Vos las defendes? ¿Te parece ben que me aconsejen pedirle a Claudio que me la muestre?- Dijo extrañada, con un tono muy inocente.
- En realidad, ellas están mal, si Claudio le dice algo tu padre la que se arma, es muy arriesgado, pero el incesto ¿Qué te puedo decir? – Sin poder evitar dibujar una sonrisa- Mientras no sea violación, hay que analizar cada caso, cada quien tiene sus motivos, y creeme, que quien tiene esos ratones no los eligió. Así que no lo veas tan raro.
- Hablas como si supieras algo de eso tío.
- Es la experiencia, no descartes nada que te pueda hacer bien. Pensalo, pero ellas se equivocan. Claudio es una pésima elección.
Después de esa charla el tiempo corría lento. Alberto atendió asuntos de su trabajo desde la comodidad del hogar, y habló con Ana por skype, aparentando normalidad, dijo que no había ido al trabajo por indigestión, mientras las chicas y la invitada salían a todas partes. La verdad, eran unas destructoras de tarjetas de crédito, pero no le importaba. Para cuando llegaron a la tarde noche:
- Hola llegamos. – Expresó Emma al entrar.
- Mirá lo que encontramos tirado por ahí- Male siempre decía eso cuando se “encontraban” algo e una tienda del shopping.
Sin embargo, no era una de las gemelas la que estrenaba ropa, sino Victoria.
- Te queda muy… bien.
- ¿Bien nomás tío? Unos flacos en la calle me dijeron cosas, no lo podía creer.- Estaba muy diferente a como había llegado, con un short de jean con muchos cierres innecesarios, una remerita con ombligo afuera y de rayas gruesas a juego con la remera, su peinado también había cambiado, se lo había ondulado. Estaba hecha una diosa, y a pesar de ser delgada y más menuda que las gemelas, la soltura de esas prendas le conferían mucha sensualidad.
- Estás muy hermosa Vicky, esos chicos tienen buen gusto si te dijeron cosas, espero que no hayan sido grosero.
- Gracias tío, yo dije que no quería nada para mí, pero insistieron en que lo pagaban ellas.
- No importa si lo tengo que pagar yo, en los cumpleaños Ana siempre te regaló libros aburridos, tomalo como mi regalo atrasad de cumpleaños.
- Bueno nos vamos a la pieza, nos queremos probar cosas…- Y Male arrastró por las escaleras a Vicky, y las tres se perdieron dejándolo con la certeza, de que esa noche pasarían cosas.
Se equivocó, antes de la hora de la comida, mientras preparaba pizza, se deleitó con un desfile de modas protagonizado por sus gemelas y elegante sobrina que se probaba ropas que a las gemelas le quedaba chicas y otras prendas que se había comprado. Le encantaba que jugaran de esa forma, riendo, bromeando, a pesar de tener más de 18, tenían una vitalidad y jovialidad insólitas.
- ¿Y este? ¿Qué le parece jurado?
- Muy bueno…- Volteando levemente, y al notar que era un conjunto de baño, el mismo que usó Emma en el episodio de la pileta, volteó completamente para contemplarla. Era de una pieza, estaba ajustadísimo, muy pegado en todo el cuerpo y en especial, en la entrepierna. Se notaba su rayita muy marcada, como si fuera body panting.
- ¿Muy bueno nomás?
- Te queda precioso- Sin poder evitar sonreír como un baboso.- A Emma no le entra, decile que te lo regalé.
- Ellas me quieren dar toda esta ropa, pero Luis no me va a dejar tenerlas. Es muy atrevida para él.
- Yo voy a hablar con él- Acercándose, casi perdiendo el control de su cuerpo- Vos tenés que hacer vida normal, y si se te complica, mi casa va a estar abierta siempre, mis hijas te van a llevar por el buen camino.- Pasando su mano por el vientre chato de Vicky, acariciándolo levemente, ella se dejaba, y hasta parecía presentir a su mundo cambiar de nuevo. Recordaba aquella inspección genital y se estaba excitando- Estuviste desconectada demasiado tiempo.
- ¿Pasa algo tío?
Hasta que llegaron las gemelas.
- ¿Le queda bien no?- Expresó Emma- A mi no me entra por las tetas, pero como ella no tiene.
- Algo tengo.
- ¡No seas forra!- Le recriminó Male.- Ella está bien ¿le podemos regalar la ropa que no usamos?
- Lo que ella quiera, todo lo que quiera, es nuestra invitada.- Volviendo a la cocina, ya que las pizzas se estaban quemando en el horno.
En la comida todo fue risas y charlas de adolescentes, quien decía que los jóvenes de hoy en día son más aniñados que los de ayer, tenía razón. Hablaban de bandas juveniles, muchachos, películas de Hollywood, cuando él, con esa edad, ya tenía trabajo y ese le absorbía todo el tiempo, muy distinto a las gemelas.
- Tiene suerte, yo cuando tenía sus edades no podía ni ver a los tres chiflados, laburaba como negro.
- Bueno Alberto, pero eso te llevó a ser el hombre exitoso que sos. Ahora aunque somos más ociosos es culpa de la tecnología…- Y esa declaración de Vicky armo un nuevo debate sobre si la tecnología era útil o no.
Cuando la cena terminó, y pensaba en que quedaba poco tiempo parta volver a la rutina (el trabajo, la llegada de Ana, las gemelas al colegio y Victoria a su casa) su sobrina vino a ayudarlo a secar. Las gemelas se estaban secando.
- Estuve pensando mucho en lo que hablamos ¿Te molesta que te hable de esto tío?- Llegó vestida con ropa de dormir que Emma ya no usaba, una musculosa muy holgada que podría cubrirla dos veces y un pantalón de gimnasia recortado de tiempos inmemoriales.
- No me molesta para nada. Contame lo que vos quieras contar, te voy a ayudar.
- Desde que llegue y ellas me hablaron de cosas… no puedo más con la curiosidad, quiero a un hombre, pero no sé si está bien.- Sus ojos marrones lo miraron fijo, se la notaba nerviosa. En pocos días había cambiado mucho, jamás se la imaginó hablando de algo así.
- Eso está perfecto, es lo normal, no te sientas extraña.
- Es que no me refiero a un desconocido, voy a pedirle a mi hermano Claudio que me enseñe una o dos cosas…- Lo dijo con poca convicción, y el hombre supo que era fácil de refutar.
- Hacer eso en tu casa es demasiado riesgoso. Te conviene casi estar con un desconocido cualquiera que con él ¿En serio no tenés amigos? Las chicas te pueden presentar a alguien.
- ¿Qué otras opciones tengo tío? Más rápidas.
- Hay una opción. Sin dudas no es lo mejor, pero que te va abrir la mente, te la va a abrir sin dudas.- Tomándola de la mano- Obviando las leyes y la moral, si de verdad queres conocer cosas, te ofrezco mi tacto y experiencia siempre y cuando quede en nuestra privacidad.
Cautelosa, miró al hombre como probándolo. Quizás ella se sentía probada, evaluada, y al final, asintió levemente, y una parte enferma dentro del hombre saltó de alegría. El embudo en el que cayó Vicky por fin desembocaba en lo que el hombre había planeado. Ella era adulta, podría haberse marchado abrumada, haberse aburrido, o ni siquiera prestarse para tales conversaciones, echando por tierra sus planes, pero allí estaba, concretando un pacto de silencio e incesto.
- Antes que nada, tranquila, yo te voy a esperar cuando quieras entrar a mi pieza, el resto dejámelo a mí.
- Esto es tan raro…
- Tu vida es rara corazón, te criaron como a una de la familia Ingals, ahora te voy a dar un toque de horno, el justo, el que vos quieras, para que encares todo de otra manera- Besando su mejilla, ella ni siquiera se estremeció.- Si te animas abrí la puerta, sino, lo voy a entender.- Y la dejó sola tras guardar el último plato, para bañarse y esperar a que se animara.
¿Y cómo no se iba a animar? La curiosidad, desesperación, presión y demás efectos causaron que a eso de las dos, entrara en la habitación. Protegida por el anonimato, con el oído endulzado por los relatos de las gemelas, Vicky cerró con la llave que su tío dejó en la cerradura. Alberto la esperaba acostado leyendo. Dejó las gafas de leer y el libro, para recibirle junto a él
- Vení, tranquila.- Estaba vestida con la misma ropa de noche.
- ¿No escuchan nada desde acá?- Desconfió al sentarse a su lado.
- Eso no importa, pusiste llave, despreocúpate del mundo exterior.
- Quiero ir despacio…
- No te preocupes, vos tenes el control. Cuando quieras que frene, freno, y cuando quieras que acelere, acelero…- Acto seguido, acercó su cabeza a la de ella y le besó el cuello repetidamente.
Noto la piel de la joven ponerse de gallina, y es que además de qe el cuello es una zona sensible, también era la primera vez que le hacían cosas así.
Los besos fueron progresando, hasta que beso su rostro, y de ahí, la recorrió hasta llegar a sus labios indefensos. Sus manos lo tocaron, pero no para detenerlo, sino para tomarlo del rostro y apretarlo contra el suyo. Estaba en una falta de cariño terrible. Era muy inexperta en el arte de besar.
- Tenes que intentar abrazar mis labios, a veces el de arriba, a veces el de abajo con los tuyos, linda.
En el segundo intento ella lo hizo mejor, y de a poco, se dejó llevar por el sabor y candor del beso prohibido.
- ¿Te parece bien si nos ponemos más cómodos?- Le preguntó con una mano acariciando su cabello y la otra en la pierna.
- Bueno, si es natural.- Aceptó, sacándole la parte de arriba del pijama a Alberto. Él tomó su mano y la puso contra su pecho masculino para que sintiera la virilidad de un torso por primera vez. Ella se animó a más y tras tocarle las tetillas las besó levemente.
Sin tomarle mucho tiempo, el hombre la incorporó para retirarle la remera y el pantalón de jogging, tenía un conjunto de ropa interior blanca casi trasparente, seguramente comprada el día anterior en el shopping. Era de verdad muy delgada y blanca, una preciosura a la vista, figuraría en las categorías “skynny” de las páginas porno. El besó su cuerpo con devoción sin encontrarse con ninguna resistencia, es más se acercó a sus pechos poniéndole la piel de gallina, más ninguna objeción.
- Los pelitos de tu barba… me ponen la piel loca.- Dijo con ojos cerrados.
- Es una de las tantas sensaciones que ocurren cuando se encuentran dos cuerpos preciosa.- Volviendo a concretar sus labios.- ¿Estás lista para exhibir lo que Dios de dio?
- Cuando llegue acá me propuse dejar de lado a Dios y todo es… digamos que estoy dispuesta a mostrarte mis genes.
- Que también son los míos.- Y su mano habilidosa, destapó su busto de señorita, un busto discreto, en desarrollo que pedía a gritos amor, y sus manos masculinas se lo dieron, acariciando sus pezones en punta y llevándoselos a los labios para darles mamaditas esporádicas y silenciosas.
- Esto es demasiado bueno… no lo puedo creerrrr… seguí Alberto, seguí chupándome… - Y eso era solo el inicio, el acto de apertura. Sí así disfrutaba una chupada de tetas, lo demás la volvería loca. Tenía pezones marrones y grandes que contrastaban con su piel blanquecina, muy hermosa. Después de la chupar su derecho cambió al otro como para no discriminar.
Pasados unos minutos, Alberto le indicó con delicadeza que era hora de que ella explorara, y con dificultad y ayuda, desvistió al hombre para desplegar el pene, el primer pene que veía en vivo en su vida.
- Es grande, muy grande tío…- Apreció sin amilanarse ante la vista del pene y sus huevos.
- Hablar del tamaño y eso no es importante linda, mejor es demostrarle afecto en el acto, sin hacer comparaciones o apreciaciones…- Explicó como un maestro, y le posiciono las manos para que lo sintiera semi-erecto y lo masturbara con lentitud.
- ¿Voy bien?
- Si, por supuesto, aunque no necesitas preguntar, vos mirale la cara y lo deducís. – De a poco su falo perdía gomosidad y se endurecía en las manos de Vicky, que de a poco, acercaba sus labios como eran natura, para degustarlo.
De repente, un líquido fuerte, y blanquecino broto como agüita y ella pensó que era semen.
- No linda, es pre-semen, a veces sale un poquito, no tengas miedo.- Le explico mientras olía el liquido de fuerte olor entre sus dedos. Esa visión lo excito más aún.
- Más fuerte, cuando se endurece recórrelo bien de arriba abajo con ambas manos… muy bien, así…
Vicky se animó a probar del glande como si fuera un nuevo sabor de helado, y de a poco, se animaba más, recorriendo el tronco con la lengua, y la piel del prepucio sucia de pre-semen que descansaba bajo en la base del glande. Acto siguiente, se metió la cabeza en la boca y la masajeó contra su lengua.
- Eso está muy bien, y a un hombre también le gusta esto…- Alberto tomo su cabeza con todo sus cabellos rubios ondulados, y la puso de perfil para frotar su cabeza contra el interior de su mejilla.- La piel dentro de la boca es casi como la vagina, por eso nos gusta. Así estuvo un rato, hasta que le recomendó tragarla para que supiera lo que se siente y se probara a sí misma.
- No me va a entrar toda.
- Hasta donde puedas, te conviene intentar para que sepas.
Ella obediente empezó a engullirla lo más que pudo. Vio su miembro viril perderse en esa boquita mientras lo miraba con esos ojazos que lo excitaban en demasía, cosa que le felicitó, ya que a todos los hombres les encantaba una mirada cariñosa en la mamada. Extasiado, empezando a sentir el mismo placer prohibido que sintió con sus hijas, tomó su cabeza para balancearla a su favor mientras que con otra mano le apretaba las tetas para sentir toda su suavidad. Su suavidad era increíble como la sensibilidad de sus pezones, que ante el más mínimo roce, se endurecían.
- Tranquila, lo voy a hacer despacito, sin acabar, confía en mí.
Cabeceando como un pájaro carpintero, fue aumentando la velocidad y la profundidad hasta que ella le indicio que parara tocándole la pierna. Retirando el pene baboso, le indicó lo bien que lo hizo y él la felicito.
- Ahora el siguiente paso es que te devuelva el favor, en el sexo cada favor se devuelve.
- Como quieras tío, si no queres…
- Aca importa lo que vos quieras, y creeme que me vas a pedir que no pare hasta mañana…
Primero se la subió a upa para besarla de una manera más intensa, mientras tocaba levemente la empanadita pequeña y mojadita que esa bombacha blanca no ocultaba muy bien. Sentía la boca de ella estremecerse con cada roce del clítoris sobre su ropa, y supo que la tenía preparada dado que la manca de humedad se espesaba contra sus dedos.
La dejo entonces en el medio de la cama, y fue retirándole la bombacha blanca. Lo que vio lo dejó sin palabras, estaba totalmente depilada.- No me esperaba tal cuidado, tanta pulcritud.
- Emma me ayudo, las dos en realidad…
- Hicieron un buen trabajo, pero no le des tanta importancia, a los hombres nos gustan todas las vaginas.- Acercando su nariz a la ranurita para aspirar el olor virginal de su concha. Ella abrió un poquito las piernas y el hombre la acomodó más pronunciada, llevando sus piernas a los lados para formar una “V” y poder hundir allí su boca experimentada. La degustó que dio gusto, embriagándola en placer, lamió su clítoris con fervor para incrementar sus gemidos.
- No pudo más… esto es mucho… la cabeza me da vueltas.- La lengua del hombre había encontrado el minúsculo orifico por donde vertía orina y lo atacaba con fervor- Alberto ahí no, estoy sucia por ahí.
- No hay nada de tu cuerpo que brote que yo pueda considerar suciedad. Solo disfruta.- Lamiendo el himen hasta sentir que se torcía como una membrana blanda. Su lengua probó su resistencia y lo noto muy bien adherido a las paredes vaginales, no parecía haber usado la penetración de ningún tipo en sus actos onanistas.- Mmmm Vicky, hasta mi lengua te puede desvirgar, la tenés muy blandita, sos una crema.
Tras más de quince minuto de degustación de mariscos, el hombre le preguntó si quería ser penetrada, el siguiente paso lógico en el acto sexual, y el más osado también.
- Quiero que veas hasta donde te va a entrar- Y acomodó su pene contra su vagina, para que compare más o menos la distancia a la que llegaría en su interior.
- Me va a doler mucho tío.
- Lo sé, pero te puede doler con alguien como yo o con cualquier otro que no sabes cómo te va a…
- Está bien- Asintió con énfasis, sin dudas la lengua en su vagina no era suficiente, el siguiente paso era el más deseado.- Métemela despacito.
- Claro que si preciosa, te va a doler lo mínimo al principio, pero una vez estirada, lo gozas…- Y presentó su glande con la vagina de su sobrina, era una imagen altamente erótica y morbosa, una nena tan flaca y blanca ante un arma letal de ese calibre. Al entrar en contacto raspo con su cabeza toda la vulva para remojarla en los jugos y orines que le brotaron, y así, la ubicó e s zona más austral para empezar a introducirla muy lentamente, ante una Vicky que casi tenía los ojos en blanco.
Alberto era un hombre al que al parecer, la vida le deparaba sorpresas, dado que no solo degustó a sus hijitas gemelas, también a su sobrina, pero esta, a pesar de su castidad, lo disfrutó desde el primer instante. Gemidos profundos y agudos le emanaba de la garganta abierta como si no hubiera nada más que ella y ese pene que la llenaba, que le colmaba el chocho expandiendo la cavidad que nunca fue expandida.
A pesar de que brotaba sangre y esta llegaba hasta el ano de ella, no profirió queja alguna, solo gemidos de un placer muy profundo. A medida que aumentaba la intensidad, sin llegar a ser abusivo, sus ojos se ponía en blanco y sus brazos tomaron a sus piernas para expandirse más y permitir una mejor penetración.
Un sonido de llave le indicó que tenían compañía, las gemelas aparecieron desde atrás casi en completo silencio, y admiraron la escena dantesca. Su padre con el tronco ensangrentado entrando y saliendo a un ritmo razonable de ese agujero debutante. Emma sacó su filmadora, y en total silencio, tomó brevemente la evidencia que requería para la venganza. Victoria seguía en éxtasis, con los ojos en blanco y la boca babosa, solo esos gemidos indicaban que tenía uso de razón y no estaba comatosa.
Así como llegaron, se fueron, captaron unos quince segundos de la escena, con énfasis en la virginidad perdida, y se marcharon en silencio para dejarlos terminar, o acabar era una mejor palabra.
- Mierda, esto es tan bueno, no puedo creer… que me lo perdía… por esto todo vale la pena.
- ¿Viste nena? En un ratito termino…- notó algo que lo estremeció, cuando metía su pene hasta el fondo, su vientre se levantaba levemente, al parecer su aparato reproductor era tan pequeño que los empellones se notaban como pataditas de bebe desde adentro, y al poner su mano, pudo sentir a su picha golpetear como una prisionera desde allí.
- No puedo creerlo, tenés una vaginita preciosa, y lo estás disfrutando a pesar de que es como meter una berenjena por un anillo de bodas.
- No pares, no pares… por favor mmmmmggghaaa- Profirió toda posesa por la pija.
- Es que no quiero herirte más, mejor… acábate ahora- Y ella, obediente, empezó a chillar a medida que sentía el flujo brotarle a chorros y él se acabo como un caballo dentro de esa vagina repleta de sustancias, embarrándose a sí mismo, a ella y a las sabanas también. Sin pensarlo demasiado, se sentó sobre su minúscula sobrinita y empezó a meterle el pene en la boca, para que todos los restos de semen, flujo y sangre que quedaran recayeran en su garanta. Como de costumbre, Alberto acostumbrado al sexo fuerte, se le escapaba que a veces debía ir más ligero.
Ella sin embargo se bancó el capricho del hombre, y se la mamo hasta que eyaculó por segunda vez en pocos minutos, al igual que había ocurrid con sus hijas, y recién ahí se fue para un costad para dejarla mirando el techo, con leche saliendo de la comisura de sus labios y sus piernitas temblando.
- Perdón por eso último, pierdo un poco la cabeza.
- Estuvo bien, el semen no es tan feo.- Sorbiendo muy de a poco los restos que le recorría la mejilla. Le había salido espeso y blanco en su vagina pero aguachento y trasparente en su boca.
- Es que comí muchas frutas como frutilla, ayudan al sabor y consistencia.- Su sobrina se volteo y se le colgó sobre el cuerpo para besarlo de una manera muy apasionada.
- Yo no sé cómo voy a hacer para volver al mundo real…
Cuando estaba a punto de tirarle todo el complejo moral y legal del asunto, las gemelas entraron echas un griterío y se abalanzaron sobre la cama. Vicky quedó paralizada del espanto, ni siquiera se tapo el cuerpo desnudo.
- ¡Bienvenida! Alto debut, estuvo buenísimo ¿O no?- Exclamó Male, abrazándola y agitándole los cabellos. A pesar del sexo, su pelo seguía peinadito a estilo princesita Disney.
- Por lo que se escuchó, fue el mejor debut que una puede tener, muy bien Vicky, te pasaste, al final alta putita resultaste.- Le tiró jocosa Emma, sin resultar ofensiva.
- Nenas, no la abrumen. Ellas tienen la llave de mi pieza de hace rato, perdóname, no te preocupes, nos guardan el secreto.
Vicky no hablaba, estaña paralizada, como si todas las ideas y sensaciones le hubieran provocado un cortocircuito en su cerebro. Miró a su izquierda, miró a la derecha y por fin dijo.
- Si no me invitan para ir de vacaciones con ustedes- Apuntándolos con el dedo- los denuncio.
Tanto Alberto como sus hijas rieron con estruendo. Y Emma sentenció: “Bienvenida al incesto prima“
Gracias por leer! Espero que les haya gustado!! 😉 he aquí algunas fotos ilustrativas:
Las gemelas:
Vicky la nueva 😉
4 comentarios - Las gemelas de papa II