Esta es la historia de Gabriela, una diosa de 25 años que tiene muchas ganas de contarnos su vida repleta de hombres, amigos, engaños y muchas anécdotas sexuales. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…
Capítulo 11: Amigos con privilegios
La aventura con Florencia y con su novio Guillermo, quería probar muchísimas otras cosas a novel sexual. De a poco me iba liberando y me daba cuenta que el sexo no solo me encantaba, sino que me gustaba mucho probar distintas cosas y hacerlo con distintas personas. Haber metido una mujer en mi vida sexual había sido algo muy excitante, pero por el momento no estaba lista para repetirlo, es por eso que le agradecí a Flor cuando me preguntó si quería volver a hacerlo unos días después, pero le dije que prefería no interferir mucho en la vida sexual de ellos dos.
Al fin del semana siguiente después del cumpleaños de Guillermo, vino el cumpleaños de Eloy, de la facultad. Nos juntamos en un bar varios chicos que cursábamos y pasamos una noche bastante divertida. Con Guillermina, que a pesar de estar de novia con Ramiro seguía igual de liberal que siempre, nos tomamos más de 10 tragos cada una y cuando nos dimos cuenta estábamos bastante borrachas. Ella fue corriendo a los brazos de su novio y en el medio de la ronda se lo tranzó de una manera bastante zarpada que generó gritos y risas entre los demás. Pero yo estaba sola y ver esa imagen me calentó muchísimo y quería copiar el movimiento de mi amiga. Es por eso que miré alrededor y al primero que vi fue a Lautaro, el chico de las manos mágicas y a Germán, otro chico de la facu que de a poco empezaba a sumarse al grupo. Fui caminando decidida hasta ellos cuando de repente se me cruza Eloy en el camino y sin pensarlo le comí la boca de manera bien zarpada. Eso genero aún más gritos y exclamaciones de los otros, pero a mi no me importaba nada.
- Vamos ya a tu casa.- Le dije al oído.
Lo tomé de la mano y me lo llevé afuera del boliche sin mirar atrás. Cuando entramos a su departamento las cosas se volvieron algo confusas, el alcohol había generado un buen efecto en mi. Fuimos a su pieza y de manera violenta nos desvestimos, golpeando las paredes y tirando la ropa por toda la casa. Me acostó sobre la cama y me penetró bien fuerte, sin besos ni juego previo. Los dos estábamos totalmente calientes. Cogimos entre besos, gemidos y gritos hasta que sentí como su leche caía sobre mi pancita y rendida ante su cuerpo me fui quedando dormida sobre su cama. Pero esta no es la historia que quiero contar, es por eso que vamos a seguir adelante.
Después de eso Eloy cambió totalmente su relación conmigo, era mucho más amigable, me hablaba más seguido y obviamente insistía en que nos juntemos a estudiar o a tomar algo. Pero yo no quería generar problema entre él y Lautaro que era obvio que se había puesto celoso y se notaba en como se había alejado un poco de nosotros. Guillermina me decía que si yo quería estar con Eloy tenía que estarlo sin problema, pero a pesar de que yo le decía que nada que ver, cada vez lo miraba con distintos ojos y me gustaba mucho más lo que veía.
El segundo fin de semana de Mayo salimos las dos con Eloy, Ramiro y Germán y pasó lo mismo que ese fin de semana de festejo. Ninguna pudo aguantar su debilidad por los tragos y después de varias rondas por la barra yo me terminé en la cama de él y con su pija bien adentro de mi cuerpo. Esa noche recordé mucho más lo que había pasado, recordé su pija de unos 17 centímetros y bien gruesa en mi boca, recordé su lengua sobre mi concha dándome placer, recordé como mordía la sábana mientras él me daba duro y recordé como su leche caía por mi cola y mis piernas una vez que acabó por completo. Eloy se había convertido en mi amigo con derecho.
Mayo trajo aparejado el cumpleaños de Flavia primero y el de Florencia después. En el de Fla nos juntamos en un bar a tomar algo varias de las chicas, algunos amigos de ella y por su puesto Fermín, su novio. Éste se sentó al lado mío y estuvimos hablando toda la noche hasta que en un momento medio bizarro, entre chiste y chiste apoyó su mano sobre mi pierna y empezó a subirla hasta que se la saqué algo de prepo. En el cumpleaños de Flor paró lo mismo, pero de manera más obvia. Fuimos a un boliche a bailar un rato y Flavia llegó con él y después de un rato se acercó a mi y me invitó un trago y yo acepté. Cuando estábamos en la barra apoyó su mano sobre mi espalda y comenzó a bajarla hasta mi cintura. Se la saqué medio de prepo pero él insistió. Por suerte llegó Paola y él tuvo que disimular. Eh aquí un pequeño detalle que nunca les conté: Antes de que Fermín se ponga de novio con Flavia estuvo conmigo (nada más que un chape), pero como ella estaba re emocionada con él, yo decidí cortarle el rostro y ellos dos empezaron su relación. A pesar de eso, siempre tuvimos una muy buena relación.
La última semana del mes arrancó con un Lunes muy cargado en la facultad ya que nos dieron un trabajo en grupo para hacer bastante complicado, segundo año se venía con todo. En el grupo quedamos Guillermina, Ramiro, Eloy, Germán y yo (Lautaro esa materia la cursaba en otro turno por cuestiones de horario). Lo primero que hicimos fue dividirnos tareas y de manera poco disimulada, los chicos me dejaron a mi con Eloy para hacer el trabajo de investigación de ciertos números. Al día siguiente nos juntamos para adelantar algunas cosas y una cosa llevó a la otra y terminamos a los besos. Pudimos contenernos y seguimos con el trabajo, pero la calentura quedó.
El viernes a la tarde, después de un día de investigación, los 5 nos propusimos relajarnos un poco y empezamos a organizar un joda para el día siguiente. Así fue que el sábado hicimos una buena previa en la casa de Germán y después fuimos al boliche con bastante alcohol encima. Eloy no tardó en venir a encararme, aprovechando que los tortolitos estaban apretando y que Germán había desaparecido atrás de unas piernas con calzas, nosotros dos terminamos a los besos contra la pared. Fue en uno de esos momentos de locura generados por el alcohol que dije algo sin pensar.
- ¿Querés que vayamos a tu casa?- Le pregunté haciéndome la trolita. El asintió, pero yo no había terminado.- Tengo muchas ganas de que me des tu lechita. Y además tengo ganas de que me hagas la colita.- Su cara de sorpresa fue algo graciosa, pero enseguida se emocionó y salimos del lugar.
La idea me había rondado la cabeza desde que lo hablamos en el verano y se hiso mucho más presente en mi cabeza después de lo que nos contó Flavia. Nos subimos a un taxi y llegamos a su departamento casi desesperados. Subimos por el ascensor entre besos y apretones y cuando entramos a la pieza ya nos habíamos sacado la mitad de la ropa
Él me tiró en la cama y fue directo a mi pantalón. Me sacó el jean a las apuradas y me enseñó una sonrisa al ver mi tanguita. Se metió entre mis piernas y corriéndola hacia un costado comenzó a darme placer con su lengua. Lo hacía muy bien, movía su lengua rápido hacia los costados mientras que sus manos acariciaban mis muslos. Pero enseguida se fue hacia abajo. Levantó mis piernas hasta que mis rodillas llegaron hasta mi pecho y bajó su boca hasta mi culito. No puedo explicarles el placer que sentí esa noche con su lengua. Me encantaba como lo hacía, sentir su cuerpo mojándome ahí me volvía loca.
Pero había que avanzar y comenzó a jugar con sus dedos. Al principio acariciaba suavemente mi cola, mientras que su lengua seguía subiendo y bajando desde mi culito hasta mi conchita. Después empezó a meterlos suavemente. Primero uno, después uno en cada agujero y por último dos por atrás. Era una sensación muy rara, era la primera vez que algo entraba por ahí, sin embargo me gustaba y mucho más cuando me empezó a coger con la mano. Su boca se había alejado de mi y ahora era el turno de sus dedos, que dos entraban y salían de mi culito, mientras uno hacia lo mismo sobre mi concha. Estaba totalmente mojada.
Fue hasta la cajonera que tenía y buscó un forro y un lubricante. Antes de colocárselo decidí darle un poco de placer oral, tomando su pija con mi mano y metiéndomela en la boca con ganas. Le pasé la lengua un buen rato y después lo dejé seguir. Se colocó el preservativo y abrió el otro sobrecito. “Ponete en 4” me dijo y yo obedecí. Sentí como el gel caliente caía sobre mi cuerpo y una sensación divina empezó a penetrarme por atrás.
No les voy a mentir, tuvimos que parar un par de veces. Su pija por más de que no era enorme (17 centímetros), era bien gorda y eso dolía mucho. Pero una vez adentro, comencé a relajarme y a intentar disfrutar. Eloy volvió a tirar un chorrito de lubricante sobre mi cola y de a poco comenzó a cogerme. Despacito, suave, iba metiendo y sacando su pija de mi cola. El placer no tardó en llegar. Una vez que me acostumbré a tenerla adentro mío, me invadió una ola de satisfacción hermosa, combinada con un dolor agradable que me generaba un morbo increíble.
Me fue cogiendo de suave a rápido y cuando ya lo hacía de manera algo violenta el placer era inmenso. “¡Sí, sí, sí!” gritaba cada vez que me penetraba bien a fondo. No podía contener mis gritos, mis gemidos, estaba totalmente excitada y caliente. El orgasmo no tardó en llegar y me mojé toda la concha mientras él seguía dándome bien fuerte. “¡Sí Eloy, sí!” grité bien fuerte cuando acabé y él siguió hasta llenar el forro de su lechita.
- ¿Te gustó?- Me preguntó una vez que nos acostamos en la cama.
- ¡Ay me volvió muy loca!- Le respondí todavía agitada.- Como que no me podía contener. ¡Dios! Estoy muy caliente.
El se sacó el forro y se puso encima de mí y yo le abrí las piernas para que me penetrara, esta vez por la conchita. El placer fue casi inmediato y abrí la boca apra largar nuevamente un gemido que él tapó con un beso. Comenzó a moverse cada vez más rápido y me iba cogiendo más fuerte a cada segundo. Estábamos los dos totalmente excitados y con unas ganas terribles de coger. Esa noche íbamos a darle hasta bien entrada la mañana, pasando una de las mejores noches de mi vida.
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2 comentarios - Una diosa. Capítulo 11
Sigue asi! Espero con muchas ansias la parte 13!!!