Este es un relato que lei hace mucho tiempo.... no lo encontre mas hasta hoy, tiene varias partes.
Bueno los dejo con el "PEQUEÑO"
Todos los personajes en este relato son mayores de edad
Durante una visita a la hacienda de sus abuelos Sebastián encuentra la solución a todos sus problemas.
Lo que parece ser una salida familiar aprovechando el fin de semana largo se convierte en un festival de peleas.
Sebastián simplemente no soporta a sus hermanos mayores, Oscar y Víctor que no lo dejan en paz.
Carolina que es la mayor, trata de mediar en el asunto pero incluso ella le hace algunas burlas, así que la relación entre hermanos es difícil en el mejor de los casos.
A Sebastián le enfurece que lo llamen pequeñín, y en realidad lo es. Es algo bajo en estatura comparado con sus hermanos y algunos compañeros de curso, algo gordito también, sin embargo no le dicen pequeñín por ello, se lo dicen por otra razón, mucho más humillante. Sebastián tiene un severo complejo de inferioridad y un severo problema de auto confianza, la causa, su miembro es chico, bastante chico para alguien de su edad.
Desde que se volvió consiente de su "problema" ha intentado de todo para solucionarlo, cremas, masajes, tónicos, maquinas extrañas solo por mencionar algo. Lo peor fue que sus hermanos se enteraron de ello cuando se metieron a su pieza a buscar un juego, desde entonces no lo han dejado en paz, y si eso no fuese suficiente sus hermanos están en el mismo colegio y se han encargado de dejarlo en la más absoluta vergüenza frente a los demás, se aprovechan que ellos le llevan tres años de ventaja y están en 4º medio. Su hermana mayor Carolina, en un principio lo apoyo, pero todo termino el día que hizo un comentario frente a sus amigas y estas se burlaron de Sebastián, desde entonces en contadas ocasiones le dirige la palabra, y eso solo porque lo obligan.
Aprovechando un feriado largo Sebastián y su familia fueron a visitar a sus abuelos que poseen una pequeña hacienda, antes disfrutaba ir a ese lugar, ahora con todos sus problemas y con sus hermanos cerca simplemente lo aborrece. "Vamos niño no te eches a morir" le dice la empleada de la casa que trata de animarlo con deliciosos postres, es una excelente cocinera, pero a Sebastián no lo anima nadie y se la pasa solo, totalmente alejado de los demás. A duras penas tolera los almuerzos que es en la única ocasión en que la familia esta junta, incluso así se hace complicado, el día anterior luego de un chiste por parte de Oscar, Sebastián le arrojo un vaso y por poco lo golpea, de hecho Sebastián dijo que prefería dormir en el establo antes que compartir una habitación con sus hermanos, así que le dieron una pieza para él. Hoy en la tarde se hará un asado, estarán todos pero Sebastián ya dijo que no ira, no quiere estar con nadie. Viene de regreso a la casa cuando ve a una señora de edad que camina difícilmente con unos paquetes que se ven bastante pesados, Sebastián se le acerca y le ofrece ayuda para llevarlos hasta su hogar. "Gracias jovencito", la anciana le dice donde vive. Ambos caminan por un polvoriento sendero hasta una casa que más parece una cabaña, Sebastián recuerda haber visto este lugar, entonces se le viene a la memoria las historias que le han contado, que dicen que ella es una loca, bruja y cosas así, "son mentiras nada más" le responde la anciana con una sonrisa. Su casa es pequeña y está llena de objetos raros, hay un fuerte olor a incienso. "¿Y no estas con tu familia?" le pregunta la anciana que le ofrece un vaso de jugo, "no gracias, a mis hermanos no los quiero cerca" responde con cierta molestia, "¿Y porque, se supone que los hermanos se apoyan entre sí?", a Sebastián esto le hace gracia y le relata parte de la historia de tormentos que ha sufrido, aunque sin decir la razón. La anciana se muestra extrañada y le pregunta a Sebastián, luego de un tira y afloja con bastante vergüenza le da a entender el porqué, ella lo descifra de inmediato y ve la
tremenda preocupación que eso le causa. "Le agradezco el jugo, pero ya debo irme" dice Sebastián que se pone de pie, "espera un momento", Sebastián se voltea y la anciana revisa un mueble, está lleno de pequeñas botellas con líquidos de distintos colores. De entre todas saca una, más pequeña y de color azul brillante y se la entrega Sebastián, "esa dosis es considerable para un adulto, en tu caso solo tres gotas y debes diluirlas en un vaso lleno con agua o jugo para amortiguar el sabor que es bastante fuerte, bébela antes de dormirte y en la mañana notaras la diferencia", Sebastián no entiende nada, "¿pero qué es esto?", "algo que te ayudara a resolver tu problema", él la mira sin creerle, "en serio, es una poción difícil de preparar y muy valiosa, pero veo que la necesitas así que es tuya en recompensa por tu amabilidad", Sebastián esta incrédulo y se despide de ella, pensativo regresa a la casa.
Mientras su familia disfruta de un asado y unas copas él está encerrado en su habitación, mira la botella y no sabe que creer. La destapa y la olfatea, su olor es terrible y la cubre de nuevo. Duda si intentarlo o no, ha probado tantas cosas que ya no sabe qué hacer, pero finalmente se decide, "por qué no, a estas alturas no tengo nada que perder", baja a la cocina y regresa con un vaso con jugo de naranja, ya es de noche así que se dormirá pronto. Destapa la botella y cuenta las gotas con sumo cuidado, "una, dos, tres…", el golpe en la puerta lo asusta y la botella se resbala de sus manos y cae dentro del vaso, "¡Sebastián, quieres comer algo antes de irme a dormir!" le pregunta Isabel, la empleada, "¡no, muchas gracias!" le responde. Rápidamente saca la botella pero su contenido se derramo por competo en el jugo. Sebastián se rasca la cabeza y piensa si lo bebe o no recordando la advertencia que le hicieron, "¡o qué más da!" y se lo bebe todo de una vez. A pesar del jugo de naranja el sabor es extremadamente fuerte y tose bastante, siente que su garganta le arde y por poco vomita, pero al cabo de un rato ya se siente mejor y el mal sabor desaparece. Se queda despierto un momento y se sienta en la cama mirándose su diminuto miembro a la espera que algo suceda, pero nada. Sebastián entonces se siente cansado, muy
cansado y sus parpados se vuelven extremadamente pesados y cae dormido de una vez.
"¡Sebastián, Sebastián despierta estas ahí!", los golpes de en la puerta lo hacen despertar, su cabeza parece que va a explotar como si se tratara de la peor de las resacas. "¡Ya, ya desperté!" grita de vuelta, "¡está bien jovencito, pero ya es tarde ve a desayunar a la cocina!" le dice Isabel.
Sebastián se frota los ojos y trata de despertar por completo, poco a poco vuelve en sí, recuerda lo de ayer y lo que bebió anoche, de inmediato se pone de pie y se baja sus pantalones, ni siquiera se alcanzó a poner pijama. "¡¡¡¡¡¡¡¡¡Siiiiiiiiiiii!!!!!!!!!!!!", su grito se escucha por toda la casa, él esta eufórico, con una sonrisa que le llega de oreja a oreja, sale corriendo y se mete al baño donde se mira frente al espejo, los resultados son espectaculares, ni en sueños se imaginó algo así. Si antes se sentía casi castrado ahora se siente como un semental de primera, aun si su miembro ahora esta flácido su tamaño es considerable, muy grande, mucho más grueso que antes, en realidad esta irreconocible. "¡Esto es fantástico!", dice extasiado.
Mientras se viste se siente un hombre nuevo y totalmente realizado, pero está más hambriento que nunca y con su enorme sonrisa llega a la cocina donde Isabel lo nota de buen humor, "vaya amaneciste feliz, ¿Qué te paso te ganaste la lotería?" le pregunta la señora en broma, "¡no exactamente pero es algo muy similar!" responde de forma enigmática. Isabel esta asombrada, Sebastián se manda media docena de huevos, tres tazas de café y casi un kilo de pan, "parece que no te han alimentado nunca" le dice asombrada, pero a pesar de semejante desayuno Sebastián se siente bien y lleno de confianza sale al patio, donde las burlas y bromas de sus hermanos ni siquiera lo hacen ruborizarse, simplemente eso de "pequeñín" ya no es para él, aunque mantiene silencio acerca de su nuevo "tamaño", no tiene intenciones en dejar que lo fastidien de nuevo.
Su buen humor se hace evidente, todos lo comentan y no cae en las provocaciones de los demás, por primera vez en un buen tiempo el almuerzo es tranquilo y sin insultos de un lugar a otro. Por la tarde se va a bañar al estero y regresa temprano a la casa para darse una ducha. En la cocina hace bastante calor aunque hay una aroma irresistible, busca a Isabel para pedirle un par de toallas, hasta que la encuentra detrás de la mesa agachada buscando algo bajo un mueble. Sebastián la mira un instante, el trasero de Isabel se dibuja a la perfección bajo su delantal y sus muslos se asoman de manera insinuante, de pronto ella se incorpora y lo mira, "que bien que apareciste, ayúdame aquí", Sebastián reacciona y se acerca, Isabel le explica que se le cayeron unas llaves ahí debajo. Ella se inclina un poco y Sebastián aprecia sus pechos a través del escote de su delantal. Pero se hace el desentendido y con algo de esfuerzo recupera las llaves, "gracias te pasaste" le dice ella que se sienta en una mesa y usa un diario como abanico. Isabel le comenta que está preparando un costillar de cordero y tiene el horno a plena potencia, por eso tanto calor. Isabel se pasa las manos en su rostro y se abre un poco su delantal mientras se refresca echándose aire.
Sebastián se da cuenta que ella usa solo su delantal y ropa interior, mirando sus piernas llega hasta sus calzones que se ven claramente, a pesar de ser una mujer madura de 45 años, Isabel tiene un encanto que Sebastián nunca había apreciado antes. Isabel le habla, pero él no la escucha, solo la mira, sus ojos cafés, su cabello castaño ondulado y ese gran culo que posee, Isabel es realmente atractiva. Sebastián siente algo en sus pantalones, pero no le pone atención, él solo se fija en las piernas de Isabel y en lo que se esconde bajo ese delantal. De pronto Sebastián se da cuenta que ella guarda silencio y que lo está mirando, pero no a sus ojos. Sebastián reacciona y mira hacia abajo, para su total desconcierto su miembro está totalmente erecto y su erección es enorme, muy evidente, de hecho su verga parece que se va a salir por los pantalones cortos, luego Isabel lo mira a los ojos y él nota algo extraño en su mirada, sin saber que hacer Sebastián recoge sus cosas y se va rápidamente al baño. Ya bajo la ducha Sebastián aprecia su miembro erecto, él mismo esta desconcertado, parece un verdadero tronco, dura y gruesa. Aprovechando el momento de calma Sebastián decide ponerse a trabajar y se hace una paja pensando en Isabel, se lo frota con sus manos y la siente como reacciona ante el masaje que le da, nunca había se había sentido tan bien haciéndose una paja. "Veo que necesitas ayuda", Sebastián escucha una voz femenina a su lado y una mano le toma su verga, asustado reacciona y se pega a la pared, Isabel está ahí y lo mira a él y a su miembro, "¿Cómo entraste, esta con llave?", Isabel le enseña una llave maestra. "Por lo visto estas feliz de verme" dice ella que se saborea sus labios, "¿y dime, sabes usar semejante herramienta?", Sebastián mueve la cabeza de lado a lado, "¿si quieres te podrían enseñar?" agrega ella con una voz muy insinuante. Ante la atónita mirada de Sebastián Isabel se empieza a desnudar, deja sus zapatillas aun lado y se desabrocha lentamente su delantal, uno a uno botón a botón y luego lo deja caer al piso quedándose solo con su ropa interior. Su sostén es de color blanco con encajes, ella se lo desabrocha y lo tira hacia un lado, sus senos no son grandes pero si firmes, son preciosos. Luego ella se da media vuelta y se inclina mientras se saca su calzón, ella le muestra el culo a Sebastián, sus firmes nalgas y sus tersos muslos. Sebastián no sabe qué hacer, pero su miembro está más tieso que nunca. Isabel se mete a la ducha y se hinca frente a él, con sus suaves y expertas manos atrapa su verga y le hace un masaje, las pajas que Sebastián se hace no son nada comparadas con esto, Isabel sabe muy bien lo que hace. "Impresionante, nunca antes había visto algo así" le dice ella que sigue sobándole su miembro, Sebastián solo suspira se siente en las nubes, apenas le sale la voz cuando Isabel le pregunta si le gusta lo que ella hace. "Probemos" dice, y Sebastián siente algo cálido envolviendo su verga mira hacia abajo y la ve desaparecer en la boca de Isabel, ella se la está mamando. Cuantas veces Sebastián soñó con una mujer haciéndole una mamada es difícil saberlo, pero ahora él se derrite. Isabel se la chupa y la acaricia con sus labios, mientras la tiene en su boca se la frota y juega con sus testículos, lame su enorme y roja cabeza y la mete en su boca de nuevo para seguir chupándola, "nada mal jovencito, nada mal" dice ella para luego volver a su trabajo. "Veamos que más sabes hacer",
Continuara……………………….
Sii les gusto ... sigo publicando las andanzas del "PEQUEÑIN"
Bueno los dejo con el "PEQUEÑO"
Todos los personajes en este relato son mayores de edad
Durante una visita a la hacienda de sus abuelos Sebastián encuentra la solución a todos sus problemas.
Lo que parece ser una salida familiar aprovechando el fin de semana largo se convierte en un festival de peleas.
Sebastián simplemente no soporta a sus hermanos mayores, Oscar y Víctor que no lo dejan en paz.
Carolina que es la mayor, trata de mediar en el asunto pero incluso ella le hace algunas burlas, así que la relación entre hermanos es difícil en el mejor de los casos.
A Sebastián le enfurece que lo llamen pequeñín, y en realidad lo es. Es algo bajo en estatura comparado con sus hermanos y algunos compañeros de curso, algo gordito también, sin embargo no le dicen pequeñín por ello, se lo dicen por otra razón, mucho más humillante. Sebastián tiene un severo complejo de inferioridad y un severo problema de auto confianza, la causa, su miembro es chico, bastante chico para alguien de su edad.
Desde que se volvió consiente de su "problema" ha intentado de todo para solucionarlo, cremas, masajes, tónicos, maquinas extrañas solo por mencionar algo. Lo peor fue que sus hermanos se enteraron de ello cuando se metieron a su pieza a buscar un juego, desde entonces no lo han dejado en paz, y si eso no fuese suficiente sus hermanos están en el mismo colegio y se han encargado de dejarlo en la más absoluta vergüenza frente a los demás, se aprovechan que ellos le llevan tres años de ventaja y están en 4º medio. Su hermana mayor Carolina, en un principio lo apoyo, pero todo termino el día que hizo un comentario frente a sus amigas y estas se burlaron de Sebastián, desde entonces en contadas ocasiones le dirige la palabra, y eso solo porque lo obligan.
Aprovechando un feriado largo Sebastián y su familia fueron a visitar a sus abuelos que poseen una pequeña hacienda, antes disfrutaba ir a ese lugar, ahora con todos sus problemas y con sus hermanos cerca simplemente lo aborrece. "Vamos niño no te eches a morir" le dice la empleada de la casa que trata de animarlo con deliciosos postres, es una excelente cocinera, pero a Sebastián no lo anima nadie y se la pasa solo, totalmente alejado de los demás. A duras penas tolera los almuerzos que es en la única ocasión en que la familia esta junta, incluso así se hace complicado, el día anterior luego de un chiste por parte de Oscar, Sebastián le arrojo un vaso y por poco lo golpea, de hecho Sebastián dijo que prefería dormir en el establo antes que compartir una habitación con sus hermanos, así que le dieron una pieza para él. Hoy en la tarde se hará un asado, estarán todos pero Sebastián ya dijo que no ira, no quiere estar con nadie. Viene de regreso a la casa cuando ve a una señora de edad que camina difícilmente con unos paquetes que se ven bastante pesados, Sebastián se le acerca y le ofrece ayuda para llevarlos hasta su hogar. "Gracias jovencito", la anciana le dice donde vive. Ambos caminan por un polvoriento sendero hasta una casa que más parece una cabaña, Sebastián recuerda haber visto este lugar, entonces se le viene a la memoria las historias que le han contado, que dicen que ella es una loca, bruja y cosas así, "son mentiras nada más" le responde la anciana con una sonrisa. Su casa es pequeña y está llena de objetos raros, hay un fuerte olor a incienso. "¿Y no estas con tu familia?" le pregunta la anciana que le ofrece un vaso de jugo, "no gracias, a mis hermanos no los quiero cerca" responde con cierta molestia, "¿Y porque, se supone que los hermanos se apoyan entre sí?", a Sebastián esto le hace gracia y le relata parte de la historia de tormentos que ha sufrido, aunque sin decir la razón. La anciana se muestra extrañada y le pregunta a Sebastián, luego de un tira y afloja con bastante vergüenza le da a entender el porqué, ella lo descifra de inmediato y ve la
tremenda preocupación que eso le causa. "Le agradezco el jugo, pero ya debo irme" dice Sebastián que se pone de pie, "espera un momento", Sebastián se voltea y la anciana revisa un mueble, está lleno de pequeñas botellas con líquidos de distintos colores. De entre todas saca una, más pequeña y de color azul brillante y se la entrega Sebastián, "esa dosis es considerable para un adulto, en tu caso solo tres gotas y debes diluirlas en un vaso lleno con agua o jugo para amortiguar el sabor que es bastante fuerte, bébela antes de dormirte y en la mañana notaras la diferencia", Sebastián no entiende nada, "¿pero qué es esto?", "algo que te ayudara a resolver tu problema", él la mira sin creerle, "en serio, es una poción difícil de preparar y muy valiosa, pero veo que la necesitas así que es tuya en recompensa por tu amabilidad", Sebastián esta incrédulo y se despide de ella, pensativo regresa a la casa.
Mientras su familia disfruta de un asado y unas copas él está encerrado en su habitación, mira la botella y no sabe que creer. La destapa y la olfatea, su olor es terrible y la cubre de nuevo. Duda si intentarlo o no, ha probado tantas cosas que ya no sabe qué hacer, pero finalmente se decide, "por qué no, a estas alturas no tengo nada que perder", baja a la cocina y regresa con un vaso con jugo de naranja, ya es de noche así que se dormirá pronto. Destapa la botella y cuenta las gotas con sumo cuidado, "una, dos, tres…", el golpe en la puerta lo asusta y la botella se resbala de sus manos y cae dentro del vaso, "¡Sebastián, quieres comer algo antes de irme a dormir!" le pregunta Isabel, la empleada, "¡no, muchas gracias!" le responde. Rápidamente saca la botella pero su contenido se derramo por competo en el jugo. Sebastián se rasca la cabeza y piensa si lo bebe o no recordando la advertencia que le hicieron, "¡o qué más da!" y se lo bebe todo de una vez. A pesar del jugo de naranja el sabor es extremadamente fuerte y tose bastante, siente que su garganta le arde y por poco vomita, pero al cabo de un rato ya se siente mejor y el mal sabor desaparece. Se queda despierto un momento y se sienta en la cama mirándose su diminuto miembro a la espera que algo suceda, pero nada. Sebastián entonces se siente cansado, muy
cansado y sus parpados se vuelven extremadamente pesados y cae dormido de una vez.
"¡Sebastián, Sebastián despierta estas ahí!", los golpes de en la puerta lo hacen despertar, su cabeza parece que va a explotar como si se tratara de la peor de las resacas. "¡Ya, ya desperté!" grita de vuelta, "¡está bien jovencito, pero ya es tarde ve a desayunar a la cocina!" le dice Isabel.
Sebastián se frota los ojos y trata de despertar por completo, poco a poco vuelve en sí, recuerda lo de ayer y lo que bebió anoche, de inmediato se pone de pie y se baja sus pantalones, ni siquiera se alcanzó a poner pijama. "¡¡¡¡¡¡¡¡¡Siiiiiiiiiiii!!!!!!!!!!!!", su grito se escucha por toda la casa, él esta eufórico, con una sonrisa que le llega de oreja a oreja, sale corriendo y se mete al baño donde se mira frente al espejo, los resultados son espectaculares, ni en sueños se imaginó algo así. Si antes se sentía casi castrado ahora se siente como un semental de primera, aun si su miembro ahora esta flácido su tamaño es considerable, muy grande, mucho más grueso que antes, en realidad esta irreconocible. "¡Esto es fantástico!", dice extasiado.
Mientras se viste se siente un hombre nuevo y totalmente realizado, pero está más hambriento que nunca y con su enorme sonrisa llega a la cocina donde Isabel lo nota de buen humor, "vaya amaneciste feliz, ¿Qué te paso te ganaste la lotería?" le pregunta la señora en broma, "¡no exactamente pero es algo muy similar!" responde de forma enigmática. Isabel esta asombrada, Sebastián se manda media docena de huevos, tres tazas de café y casi un kilo de pan, "parece que no te han alimentado nunca" le dice asombrada, pero a pesar de semejante desayuno Sebastián se siente bien y lleno de confianza sale al patio, donde las burlas y bromas de sus hermanos ni siquiera lo hacen ruborizarse, simplemente eso de "pequeñín" ya no es para él, aunque mantiene silencio acerca de su nuevo "tamaño", no tiene intenciones en dejar que lo fastidien de nuevo.
Su buen humor se hace evidente, todos lo comentan y no cae en las provocaciones de los demás, por primera vez en un buen tiempo el almuerzo es tranquilo y sin insultos de un lugar a otro. Por la tarde se va a bañar al estero y regresa temprano a la casa para darse una ducha. En la cocina hace bastante calor aunque hay una aroma irresistible, busca a Isabel para pedirle un par de toallas, hasta que la encuentra detrás de la mesa agachada buscando algo bajo un mueble. Sebastián la mira un instante, el trasero de Isabel se dibuja a la perfección bajo su delantal y sus muslos se asoman de manera insinuante, de pronto ella se incorpora y lo mira, "que bien que apareciste, ayúdame aquí", Sebastián reacciona y se acerca, Isabel le explica que se le cayeron unas llaves ahí debajo. Ella se inclina un poco y Sebastián aprecia sus pechos a través del escote de su delantal. Pero se hace el desentendido y con algo de esfuerzo recupera las llaves, "gracias te pasaste" le dice ella que se sienta en una mesa y usa un diario como abanico. Isabel le comenta que está preparando un costillar de cordero y tiene el horno a plena potencia, por eso tanto calor. Isabel se pasa las manos en su rostro y se abre un poco su delantal mientras se refresca echándose aire.
Sebastián se da cuenta que ella usa solo su delantal y ropa interior, mirando sus piernas llega hasta sus calzones que se ven claramente, a pesar de ser una mujer madura de 45 años, Isabel tiene un encanto que Sebastián nunca había apreciado antes. Isabel le habla, pero él no la escucha, solo la mira, sus ojos cafés, su cabello castaño ondulado y ese gran culo que posee, Isabel es realmente atractiva. Sebastián siente algo en sus pantalones, pero no le pone atención, él solo se fija en las piernas de Isabel y en lo que se esconde bajo ese delantal. De pronto Sebastián se da cuenta que ella guarda silencio y que lo está mirando, pero no a sus ojos. Sebastián reacciona y mira hacia abajo, para su total desconcierto su miembro está totalmente erecto y su erección es enorme, muy evidente, de hecho su verga parece que se va a salir por los pantalones cortos, luego Isabel lo mira a los ojos y él nota algo extraño en su mirada, sin saber que hacer Sebastián recoge sus cosas y se va rápidamente al baño. Ya bajo la ducha Sebastián aprecia su miembro erecto, él mismo esta desconcertado, parece un verdadero tronco, dura y gruesa. Aprovechando el momento de calma Sebastián decide ponerse a trabajar y se hace una paja pensando en Isabel, se lo frota con sus manos y la siente como reacciona ante el masaje que le da, nunca había se había sentido tan bien haciéndose una paja. "Veo que necesitas ayuda", Sebastián escucha una voz femenina a su lado y una mano le toma su verga, asustado reacciona y se pega a la pared, Isabel está ahí y lo mira a él y a su miembro, "¿Cómo entraste, esta con llave?", Isabel le enseña una llave maestra. "Por lo visto estas feliz de verme" dice ella que se saborea sus labios, "¿y dime, sabes usar semejante herramienta?", Sebastián mueve la cabeza de lado a lado, "¿si quieres te podrían enseñar?" agrega ella con una voz muy insinuante. Ante la atónita mirada de Sebastián Isabel se empieza a desnudar, deja sus zapatillas aun lado y se desabrocha lentamente su delantal, uno a uno botón a botón y luego lo deja caer al piso quedándose solo con su ropa interior. Su sostén es de color blanco con encajes, ella se lo desabrocha y lo tira hacia un lado, sus senos no son grandes pero si firmes, son preciosos. Luego ella se da media vuelta y se inclina mientras se saca su calzón, ella le muestra el culo a Sebastián, sus firmes nalgas y sus tersos muslos. Sebastián no sabe qué hacer, pero su miembro está más tieso que nunca. Isabel se mete a la ducha y se hinca frente a él, con sus suaves y expertas manos atrapa su verga y le hace un masaje, las pajas que Sebastián se hace no son nada comparadas con esto, Isabel sabe muy bien lo que hace. "Impresionante, nunca antes había visto algo así" le dice ella que sigue sobándole su miembro, Sebastián solo suspira se siente en las nubes, apenas le sale la voz cuando Isabel le pregunta si le gusta lo que ella hace. "Probemos" dice, y Sebastián siente algo cálido envolviendo su verga mira hacia abajo y la ve desaparecer en la boca de Isabel, ella se la está mamando. Cuantas veces Sebastián soñó con una mujer haciéndole una mamada es difícil saberlo, pero ahora él se derrite. Isabel se la chupa y la acaricia con sus labios, mientras la tiene en su boca se la frota y juega con sus testículos, lame su enorme y roja cabeza y la mete en su boca de nuevo para seguir chupándola, "nada mal jovencito, nada mal" dice ella para luego volver a su trabajo. "Veamos que más sabes hacer",
Continuara……………………….
Sii les gusto ... sigo publicando las andanzas del "PEQUEÑIN"
3 comentarios - El Pequeñín...... sera ?