El caso de Leila es muy peculear, Leila es una jovencita muy correcta y afín a sus padres, a su madre, bah, para nada la sorprendió a su mamá que de un tiempo a esa parte su hija fuera a tomarse duchas, dormidas y demás a casa de su vecino, ya que allí vivía su mejor amiga desde la infancia.
Ah, si la madre hubiera sabido que en casa de su vecino ya no vivía más la amiguita de su hija, sino un fornido muchacho de 36 años que cada noche que Leila lo iba a visitar, se la re culeaba y atragantaba a vergazos, incluso con amigos, llegaron a haber 21 reventando a la nena, todos los cuales la dejaban destruída y con la piel, el pelo, la garganta, el ojete y el estómago lleno de semen, deliciosa leche que sabía tragar o le quedaba pegadita en sus partes o recto. De modo tal que su hija no dormía en casa de su amiguita, sino que era bien abusada y rellenada por el ojete, y era feliz.
La boluda de la madre, tan ocupada con su trabajo y sus novios y demás mierdas de madre soltera, nunca se dió cuenta, a pesar de que su hija volvía ojerosa y reventadita de casa de su "amiguita", y a pesar de que más de una vez había dejado en el inodoro entre la dura mierda adolescente, cargas de leche de la que le habían metido por el ojete y no había bien cagado para tragar, "cindor" le decía ella: "quiero cindorrr, papi".
En fin... todo cambió aquel día que Laura, madre de Leila, fue a casa de la "amiguita" de su hija a ver si ella se había olvidado ahí alguna ropa interior que no dejaba de perderse. (Lo cierto es que esa ropa interior había sido destruída al desnudar brutalmente los muchachones a su nena, para culeársela con prontitud...).
La madre preguntó si estaba Lulita, la recibió Federico y extrañado, le dijo a la señora que no, que no vivían más en esa casa los Ortíz, se río de la señora y cerró la puerta.
Esa misma noche Leila le iba a pedir permiso para ir a dormir a casa de Lulita... lo que iba a pasar a continuación iba a ser recordado por todos en esas casas, sobre todo por Federico y sus amigos que disfrutarían de dos putazas, madre e hija...
Continuará...
Ah, si la madre hubiera sabido que en casa de su vecino ya no vivía más la amiguita de su hija, sino un fornido muchacho de 36 años que cada noche que Leila lo iba a visitar, se la re culeaba y atragantaba a vergazos, incluso con amigos, llegaron a haber 21 reventando a la nena, todos los cuales la dejaban destruída y con la piel, el pelo, la garganta, el ojete y el estómago lleno de semen, deliciosa leche que sabía tragar o le quedaba pegadita en sus partes o recto. De modo tal que su hija no dormía en casa de su amiguita, sino que era bien abusada y rellenada por el ojete, y era feliz.
La boluda de la madre, tan ocupada con su trabajo y sus novios y demás mierdas de madre soltera, nunca se dió cuenta, a pesar de que su hija volvía ojerosa y reventadita de casa de su "amiguita", y a pesar de que más de una vez había dejado en el inodoro entre la dura mierda adolescente, cargas de leche de la que le habían metido por el ojete y no había bien cagado para tragar, "cindor" le decía ella: "quiero cindorrr, papi".
En fin... todo cambió aquel día que Laura, madre de Leila, fue a casa de la "amiguita" de su hija a ver si ella se había olvidado ahí alguna ropa interior que no dejaba de perderse. (Lo cierto es que esa ropa interior había sido destruída al desnudar brutalmente los muchachones a su nena, para culeársela con prontitud...).
La madre preguntó si estaba Lulita, la recibió Federico y extrañado, le dijo a la señora que no, que no vivían más en esa casa los Ortíz, se río de la señora y cerró la puerta.
Esa misma noche Leila le iba a pedir permiso para ir a dormir a casa de Lulita... lo que iba a pasar a continuación iba a ser recordado por todos en esas casas, sobre todo por Federico y sus amigos que disfrutarían de dos putazas, madre e hija...
Continuará...
3 comentarios - Leila va siempre a "dormir" a casa de la amiguita.