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El inicio del Cazador 01

La tranquilidad del estacionamiento fue rota por el taconeo de zapatillas que se acercaban hacia una camioneta blanca, se trataban de una mujer en sus 40’s tempranos quien era acompañada de una joven que apenas alcanzaría la mayoría de edad, ambas se encontraban envueltas en una pequeña discusión.

A pesar de tratarse de madre e hija parecían más como si se tratara de dos hermanas, a sus años la mujer mayor se encontraba en forma y bien conservada. Producto de una dieta sana y mucho ejercicio, cosa que le facilitaba la vida acomodada que llevaba.

“Mamá en serio no tienes idea lo pesada que fue la semana, ¡Ándale!, ¿sí?, ya me he quedado en casa de Isabel en otras ocasiones y sabes que ahí estarán sus papás, nos portaremos bien”.

“No señorita te he dicho que no, sabes que vendrá el hermano de tu padre con su familia a cenar con nosotros y tú debes estar presente”. Termino Bárbara por decirle a su hija aunque se notaba que esta no tenía una buena relación con el hermano de su marido, por lo que siempre trataba de dejar bien claro siempre el rol de él, el hermano de su esposo y no su cuñado.

“Mamá pero sabes que yo a esa familia no la trago, no me gusta la forma en que David y Daniel me miran”. Se quejó Viri con su madre.

“No seas tonta ellos son tus primos, de qué forma te pueden mirar”. Contesto Bárbara sin mucho convencimiento.

“Sabes de qué forma Mamá, no soy tonta y si me doy cuenta, el que sean mis primos no les exenta de nada que sean unos pervertidos”. Agrego de forma molesta.

“Viri, no digas eso”.

“Mamá pero bien sabes cómo son si hasta he visto cómo te hacen sentir incomoda a ti con sus miradas lascivas”. Viri había acertado en algo y Bárbara tenía que reconocer que su hija tenía razón, en especial el mayor de sus sobrinos David, ya en varias ocasiones había conseguido incluso hasta tocarla, pero ella trato de justificarlo pensando que solo era una etapa pasajera debido a la adolescencia.

“Esta conversación se ha acabado señorita estarás presente te guste o no y sigue sacándome de quicio para que termines castigada”. Termino de decir Bárbara en lo que comenzaba a dejar las bolsas que llevaban dentro de la camioneta.

“¡Ay Mamá!” Frunció el ceño Viri, sabiendo que esta ocasión había ganado su madre.

“¡Oh no!, lo olvide, la ropa de tu Papá hay que recogerla, para no tardarnos más, quieres hacerme el favor de ir por ella, aquí está la nota”. Dijo Bárbara entregándole el papel en la mano a Viri. “No tardes aquí te espero”. Dijo mientras se subía a la camioneta.

Sin oportunidad de poder protestar la adolescente dio vuelta y se encamino hacia la entrada del centro comercial.

Bárbara ya un poco preocupada volteo a ver nuevamente su reloj de mano, habían pasado 30 minutos desde que Viri se había ido, esto la comenzó a alarmar, nuevamente por tercera ocasión tomo su teléfono celular y volvió a marcar, igual que las dos ocasiones anteriores no hubo respuesta.

Preocupada por lo que pudiera haber ocurrido bajo de la camioneta y se encamino hacia la entrada del centro comercial con la intención de buscar a su hija.

Caminaba por todo el centro, ya completamente muerta de preocupación, no había llegado a la tienda donde tenía que recoger la ropa y ya había pasado casi una hora desde la última vez que la había visto. Fue cuando su teléfono sonó anunciándole que había recibido un mensaje de texto, al revisarlo vio que se trataba de su hija, este decía “Estoy en el café que solemos ir, búscame ahí”.

Al llegar al café comenzó a buscarla en el lugar pero no la veía, no fue sino hasta que vio a un hombre hacerle una seña para que se acercara, ella no recordaba haberle visto, era un hombre no muy alto, ni bien parecido, con sobrepeso y con calvicie avanzada, vistiendo un traje negro.

Frente a él se encontraba una mujer joven que por la posición que Bárbara tenía esta le daba la espalda, decidió caminar hacia él quizá el tuviera información acerca de su hija.

Como Bárbara iba caminando pudo ver mejor a la chica con la que el hombre se encontraba, esta vestía de una forma poco usual, de hecho la vestimenta era vulgar, parecía más un atuendo de una bailarina exótica que de una mujer decente. La muchacha vestía un traje de colegiala con una cortísima falda de manta escocesa y una pequeña blusa blanca amarrada debajo de su pecho, haciendo juego con un par de calcetas blancas acompañadas de zapatillas de plataforma emulando zapatos escolares. La chica llevaba solo un par de coletas, Bárbara quedo impactada al darse cuenta que la chica con la que el hombre se encontraba se trataba de su hija Viridiana.

“¿Qué pasa aquí?, ¿por qué estas vestida así?” Grito Bárbara dirigiéndose a su hija, la ropa que portaba distaba mucho de ser los mayones grises y la blusa blanca de tirantes que llevaba. Claramente podían verse los pezones así como el contorno de sus grandes senos a través de la delgada tela de la blusa.

“Tranquila señora aquí su amable hija solo nos está alegrando el día, aquí no hay nada por lo que usted debe preocuparse”. Comento el hombre mientras Viri soltó una risita estúpida. ”Por favor siéntese” Sin entender por qué Bárbara se sintió un poco más aliviada y se sentó entre su hija y el hombre.

“¿Viri que te vas a tomar?”

“¡¡¡Mmmmhhh!!!, quisiera un poco de leche pero...” dijo Viri con una voz infantil.

“¿Pero qué Viri?”

Viri se rio estúpidamente de nuevo.

“Quisiera leche especial…mmmhhh!! Como la que probé en el vestidor donde sacamos este uniforme”.

“¡Ah! ¿Quieres esa leche especial?”

Viri afirmo con la cabeza mientras se mordía la punta de la uña de su dedo índice y miraba al tipo con una mirada de súplica.

“No creo que sea posible recaudar la cantidad de leche que me supongo quieres, pero quizá puedas obtener un poco del chico que se encuentra aquí derecho” señalo hacia un rincón donde se encontraba una pareja “Por la forma que te ha estado observando no creo que ponga objeción y por su chica no te apures, solo tienes que ir y preguntar”.

“¡Siiiiiiiiii!”. Grito emocionada Viri, mientras dibujaba una gran sonrisa en su angelical rostro.

“Ve entonces”. La incito el hombre.

Bárbara vio como Viri se levantó de su asiento y se acercó lentamente como se lo permitieran las zapatillas con tan alto tacón que llevaba a la mesa donde estaba la pareja, exagerando un poco el movimiento de sus caderas al caminar.

A Bárbara le pareció observar un líquido extraño que resbalaba entre los muslos de su hija, como si el hombre se hubiera percatado le dijo “Creo que ya has visto el semen que le escurre a tu pequeña, no la culpo después de recibir la abundante carga de diez hombres en ese coñito suyo, además que esa empapada tanga de hilo que lleva no ayuda mucho a contenerlo, ¡vaya forma de perder la virginidad de tu nena de 18!” mientras escuchaba Bárbara vio como su hija comenzó a platicar con la pareja y estos soltaron una carcajada Viri se acercó al chico y comenzó a besarlo mientras con una mano comenzó a acariciar su paquete por encima de los pantalones “En un vestidor, dentro de una sexshop por diez hombres. Cuatro casados de 25, 29, 32 y 54 años, este último con dos hijas una adolescente y la otra ya no tanto, un divorciado de 46 con una hija de la edad de la tuya y dos solteros, de 35 y 20 años respectivamente” Bárbara no perdía detalle de como su pequeña extrajo la verga del chico y se la llevo a la boca, la pareja de él al principio quiso protestar pero ahogo su queja y sin motivo aparente comenzó a sacarse la blusa para empezar a acariciar sus tetas a la vez que veía como su novio recibía una mamada por parte de una desconocida. “Todos ellos recogidos de no menos de 20 metros a la redonda de tu hija, todos con la mirada clavada en el mismo objetivo, el suculento cuerpo de Viri. Todos ellos fantaseando con el mismo pensamiento, ¿sabes cual era?... Creo que lo sabes muy bien… Su verga dentro de uno de los orificios de la puta que tienes como hija, el coño, su boca, su ano” El extraño se percato del sobresalto de Bárbara al escuchar lo último “¿Te sorprende que alguien se imagine a tu niñita en cuatro patas, gimiendo de placer como loca, suplicando por que le den verga sin piedad, mientras le destrozan el culo? Aunque lo dudes el hombre de 54 lo imagino, creo alguna fantasía reprimida con sus hijas, de hecho dentro del vestidor si no lo hubiese detenido quizá tu hija tendría floreado ese hoyito también, en realidad ese esta reservado para que yo sea el primero, después de mi vendrán los demás”. Bárbara no sabía por qué pero no podía moverse, quería pararse e impedir lo que le hacían a su Nena, quería dejar de escuchar a aquel tipo pero no pudo. “Hice que tu nena memorizara el teléfono de ese hombre, una vez que yo la convierta en una puta anal le llamará, no me gustaría que aquel desafortunado con su mojigata esposa e hijas calienta vergas no cumpliera esa fantasía. Es increíble pero como los hombres crecen sus perversiones también lo hacen. Pero como culparlos si tenemos bomboncitos como el tuyo que se atreven a colocarse ese tipo de ropa, sin creer que esto les puede acarrear alguna consecuencia, por eso yo le llamaría justicia divina, para esos hombres que yo pasara justo en ese momento por ahí y me diera cuenta de la situación”

El desconocido volteo a ver como Viri llevaba la mamada al chico, hasta la mesa de estos se escuchaban con claridad como la hija de Bárbara sorbía sobre el pene del chico “Es fácil ver como las adolescentes de hoy se enganchan con el sabor del esperma una vez lo prueban”. Bárbara se horrorizo con el comentario del tipo y continuaba sin inmutarse.

“¿Y tú que te tomaras?” Pregunto el hombre a Bárbara.

Bárbara sin poder proferir una palabra miro al desconocido con cierta angustia.

Con una seña el desconocido llamo al camarero.

“Un expreso, por favor y la señora tráigale solo un americano”.

El mesero tomo la orden y se retiró, para él y todos los que se encontraban en aquel lugar, no ocurría nada extraño a su alrededor.

Bárbara se encontraba hipnotizada como su hija manejaba maestralmente la felación del chico mientras que su pareja de él ya se encontraba masturbándose abiertamente.

“Ven aquí”. El hombre levanto a Bárbara de su lugar y la coloco frente a él.

Levantándole el vestido este pudo ver sus bragas

“Pero que hay aquí una par de bragas de abuelita que se encuentran mojadas. Quítatelas”. Bárbara obedeció.

“Ahora voltea y ve lo que hace tu hija, creo que eso te está poniendo caliente. Porque no aprovechamos esto”.

El ver tal escena le asusto pero no por el hecho de que viera a su hija menor de rodillas con la verga de aquel joven desconocido dentro sus lindos labios, sino porque la estaba calentando.

Bárbara se daba cuenta que su hija como ella parecían como una marioneta a órdenes de este desconocido por alguna razón que ella desconocía no podía no hacer lo que este pedía ni siquiera por su pensamiento pasaba la idea de contrariarlo.

Al poco tiempo Bárbara sin saber por qué ni como, se encontraba cabalgando la verga de aquel hombre, semidesnuda, viendo como su hija se terminaba de embarrar la leche sobre sus tetas que el chico había arrojado una vez que llego, mientras ella sentía que estaba próxima a alcanzar el tercer orgasmo con este extraño que le tomaba los pechos con todo descaro mientras ella subía y bajaba como posesa, estaba tan ensimismada con el hecho que no noto que su teléfono celular no paraba de sonar.

***



“¡Maldita sea!“ Pensó Samuel, cuando creía que había terminado de llenar unos formularios se dio cuenta que solo llevaba la mitad de estos. Papeles y más papeles que llenar pensaba en esta era de la tecnología como era posible.

Sus pensamientos fueron rotos cuando el teléfono sobre su escritorio comenzó a sonar.

“¡Si diga!” dijo al tomar el auricular.

“Hola Papá”.

“Hola Moni, ¿cómo va todo?” dijo Samuel con alegría le era complicado no mostrarla y más cuando a su hija ya solo la veía durante los fines de semana, por cuestiones de estudio tuvo que irse a vivir a la universidad donde estudiaba la cual se encontraba en una ciudad distinta, a un par de horas en carretera de donde ahora vivían.

“Bien aquí que ya he terminado con las clases”.

“¿Ya vienes para acá?”.

“No, sigo en la Universidad le estuve marcando a Mamá pero no contesta me pidió que le regalara una llamada antes de ir a casa al parecer quería que pasara por algo para la cena pero ya no me dijo que, ¿tú sabrás lo que quería?”

“No en realidad ni idea de lo que tu madre quiera, pero ya vente si no la carretera se pondrá peligrosa ya comienza a oscurecer, mientras contactare a tu madre para ver que se le ofrece”.

Samuel colgó la llamada intrigado, donde estaría su mujer realmente era raro que no contestara su Smartphone, espero unos minutos y levanto el teléfono y marco.

Esta vez ella contesto y se disculpó por no haber contestado el teléfono cuando su hija marco, comento que el teléfono móvil lo había olvidado en el auto, Samuel se percató que ella se encontraba agitada mientras el preguntaba y no prestaba la atención necesaria a lo que él preguntaba.

Samuel se despidió y colgó la llamada creyendo que estaba viendo de más, por lo que regreso a concentrarse en lo que hacía.

***

“Si cariño… te… te esperamos.. ummhh... Vente con cuidado, si estoy bien… graciaaas. ¡byeeeee!”

En la parte trasera de la camioneta blanca Bárbara colgó su celular y volteo a ver a través de su hombro al hombre que acababa de conocer, este se encontraba penetrándola como la perra que ella se sentía.

“¡Vamos! dame verga, dame más verga, fornícate a esta putita con el chochito hirviendo”. Comenzó a exigir.

“Jajajaja, realmente eres una puta. Si tan solo te viera el estúpido de tu esposo y la mojigata de tu otra hija, siendo empalada mientras hablabas con ellos”.

“Me vale un bledo lo que piensen, solo rómpeme el chocho, Macho. Dámelaaa, dámela durooo Papiiiiii”. Sin miramientos el desconocido no dejaba de clavarle con tremendo salvajismo la verga.

La camioneta se detuvo en un domicilio en los suburbios de la ciudad- “Hemos llegado mi señor, aquí vivimos”.- se escuchó decir a Viri desde el lugar de piloto del auto.

“Está bien esto podemos continuarlo en otro lugar”.

“¡Nooo, por favoorrr!”- suplico Bárbara.

Muy a su pesar Bárbara sintió como dejaba un vació en su vagina la verga que salía de esta. Se incorporó al tiempo que sentía como comenzó a escurrir el fluido entre sus muslos, tuvo que apretar sus muslos y esforzarse a cerrar sus músculos vaginales para evitar que los fluidos adentro contenidos no salieran, pues la orden era de no tirar ni una gota de las dos corridas que había tenido aquel hombre dentro de ella, nunca se hubiese imaginado que llegaría a albergar semen de otro hombre que no fuera su marido dentro de su vagina y mucho menos que algún hombre pudiera tener la fortaleza que el que las había corrompido, la única referencia que tenía era su marido.

Se acomodó las pequeñas pantaletas que llevaba y que habían hecho a un lado para facilitar la penetración, así como se aliso la cortísima falda y se subió la parte de arriba de su disfraz cubriendo su generosas tetas. Su disfraz que en realidad no había mucho pues era demasiado atrevido este era de una sirvienta francesa de color negro y el cual le había costado solo una mamada al dependiente del sexshop, Bárbara nunca se hubiera imaginado que el jugar con una verga en la boca fuera tan divertido y excitante al mismo tiempo.

Al bajar de la camioneta ya la esperaba el desconocido que tomaba con el brazo izquierdo a Viri con el disfraz de colegiala por la cadera pasándolo por la parte superior de sus glúteos y con su brazo derecho abierto haciendo la invitación a Bárbara a hacer lo mismo que su hija, esta se acercó y sintió como el hombre paso su mano por sus glúteos antes de llegar a posicionar su mano sobre su cadera. –Hola Barb- escucho a Gloria la vecina de al lado que saludaba justo cuando se dirigían a la entrada de la vivienda, eso la había tomado desprevenida nunca había pensado en toparse con los vecinos en esas condiciones. Volteo y respondió el saludo sin dejar de caminar- Hola Gloria-, ya se imaginaba lo que comenzarían a decir de ella en el vecindario a partir de ese hecho. –¿ Y Samuel está contigo?- volvió a preguntar Gloria- No solo Viri y un amigo- podía notar la sonrisa de júbilo y burla de su vecina, la realidad es que nunca habían tenido una buena amistad –Si me disculpas, tengo que atender a mi invitado-. Respondió de forma molesta.

Una vez dentro de la vivienda tanto ella como Viri se lanzaron sobre el desconocido pero este de inmediato las alejo.- Esperen no coman ansias que para follar tenemos todo el tiempo que se puedan imaginar. Tú – Señalo a Bárbara- ve a preparar algo ligero para comer y me traes una cerveza fría mientras voy con tu hija a contratar algún canal Porno para pasarla-.

* * * * *

Bárbara no podía soportar la imperiosa necesidad de llegar al orgasmo, nunca se hubiera imaginado estar en una situación como aquella, tendida en la cama que compartía con su marido, en aquel ridículo atuendo, con las piernas abiertas mientras se masturbaba, con una peli porno presentándose en el televisor de la recamara y viendo a su hija a un lado recostada sobre la cama, con las piernas estiradas y separadas lo más que pudo, casi conseguía formar un ángulo de 180 grados entre ellas gracias a las clases de ballet que llego a practicar, el hombre gordo se encontraba frente a su hija desnudo y con su pene frotaba los labios de la vagina de su nena, a momentos solo colocaba la punta de su verga en la entrada de su coño y solo introducía un poco y la volvía a sacar para comenzar nuevamente el jugueteo, estaba prolongando el momento de la penetración intentaba incrementar la excitación de Viri que para esas horas su vagina escurría a cantaros, producto de lo ocurrido en el día y la tremenda estimulación que su madre le había brindado minutos antes al extraer toda la leche que todavía guardaba su almejita, Bárbara no podía creer las obscenidades que su pequeña profería cuando ella se encontraba entre sus piernas extrayendo con ayuda de los dedos toda esa leche contenida en la recién estrenada vagina, nunca la había escuchado hablar de esa manera.

“Meta su gran vergota en mi inexperto coñito, por favor hágame una verdadera hembra, conviértame en la puta devora vergas que debo ser”. Viri casi lloraba en suplicas hacia el desconocido.

“¡Oh Mamá no puedo soportarlo!, dile que me coja, que me coja como un pedazo de puta caliente, que me la meta y use mi vagina para masturbarse. ¡Oh por favor deme la mejor follada de mi vida! Úseme para complacer sus más sucios deseos, pero MÉTAMELAAAAAAAAAAAAAA”.

Sin más que hacer el hombre de un solo golpe introdujo de golpe su verga dentro de aquel túnel, abriéndose paso en aquel estrecho hoyito.

Por otro lado Viri al sentir como se abría su vagina tomo con fuerza la mano de su madre que se encontraba al lado de ella y la miro a los ojos donde pudo ver esa expresión de lasciva y orgullo. Después de todo, la carrera de puta de su hija comenzaba.

Viri en poco tiempo se encontraba gimiendo entre gritos y suplicas al extraño para que se la fornicaran como a una perra a la vez que era embestida una y otra vez por aquel pene desconocido, mientras que su madre alternaba una chupada en cada una de sus tetas.

Bárbara por más que frotaba furiosamente su vagina por encima de las sexys y empapadas pantaletas que llevaba puestas no conseguía llegar al tan ansioso orgasmo. La vista de aquel espectáculo donde su hija era la principal protagonista la excitaba sobremanera pero no podía llegar.

“Ten perra recibe una de muchas cargas de leche que recibirás en tu cuevita en toda tu puta vida”. Dijo el hombre a la vez que empezó a convulsionarse por la tremenda llegada que estaba teniendo.

Viri por su parte ahogo un gemido dejando su boca abierta y abrió los ojos como si se le fueran a salir de las orbitas y en seguida coloco estos en blanco, estaba teniendo su primer orgasmo producido por una verga. Bárbara sintió envidia de esa pequeña putita, ella pudo llegar a su orgasmo y tenía la verga dentro de ella.

*****

Mónica estacionaba su auto enfrente de la casa de sus padres, lentamente descendió de este tomando de la parte de atrás una maleta donde traía sus cosas para quedarse un fin de semana, así mismo también recogió lo que ahí se encontraba. Coloco la maletilla sobre el suelo “Diablos esto pesa” pensó al sacar las cosas del maletero, no recordaba haber traído de la universidad los vestidos que tomo, entonces comenzó a caminar hasta llegar a la entrada, se detuvo para buscar las llaves en el bolso con toda la complejidad que implicaba por todas las cosas que traía encima. Estaba segura que por ahí debían de encontrarse.

“¿Dónde están?, ¿Dónde están? Sé que las tenía por aquí… aquí están”.

Metió la llave y giro el picaporte, al abrir la puerta se quedó pasmada con la escena que encontró.

En la sala se encontraba su madre Bárbara y su hermana Viri una al lado de la otra, hincadas sobre el asiento del sofá y recargadas en el respaldo de este, levantando el culo lo más que podían, lo que brindaba un excelente acceso a un hombre desnudo que se encontraba detrás de ellas, masturbándolas por encima de sus minúsculas pantaletas con un pepino a cada una de ellas, mientras se encontraban ataviadas con ridículos trajes extraídos de alguna fantasía de algún pervertido. Mónica no podía creer que esas mujeres que agitaban fuertemente las caderas con una enorme desesperación, como perras en celo tratando con esto poder recibir mejor estimulación por parte de aquel falo que sostenía la mano de aquel extraño y que se deslizaba encima de sus chorreantes chochos se trataran de las mujeres que ella amaba.

Tanto su madre como su hermana parecieron no notar su acceso a la casa pues mantenían su concierto de gemidos que solo fue apagado por un beso lésbico que se dieron al encontrarse sus miradas, manteniendo el constante movimiento de sus caderas.

“¡Hola! tú debes ser Mónica”. todavía parada y con la boca abierta en la puerta de la casa Mónica seguía sin asimilar lo que veía. “Es un gusto conocer a la mayor de tus hijas Barbie y se ve igual de apetitosa que ustedes” comento el extraño dirigiéndose a Bárbara.

Bárbara por su parte rompió el beso en el que se encontraba sumergida con Viri y dirigió la mirada hacia la puerta al ver a su hija parada al lado de esta se incorporó rápidamente del sofá y se acercó a ella, Mónica vio cómo su madre se levantó sin darse algo de tiempo para acomodar la parte superior de su disfraz por lo que aprecio cómo se bamboleaban las desnudas tetas de su progenitora al andar hacia ella, tomándola de la mano Bárbara la metió dentro de la casa y procedió a cerrar la puerta.

“¿Trajiste lo que te encargue?” Sin reaccionar Mónica siguió viendo como su hermana se convulsionaba al alcanzar un orgasmo. “Mónica, te estoy hablando ¿Trajiste lo que te pedí?”

“Si, aquí esta”. Dijo Mónica a la vez que le entregaba las cosas que traía en la mano a su madre.

Bárbara tomo estas, selecciono una de las bolsas, coloco los vestidos en el brazo del sillón y aventó lo demás al lado de este, la bolsa que selecciono la vacío sobre la mesilla de la sala, sobre esta cayeron varios paquetes.

Viri brinco del sofá para revisar junto con su madre el contenido que de la bolsa salió. Mónica pudo ver que los paquetes parecían algo extraños estos se trataban de… Por Dios.- pensó Mónica- son vibradores. Pudo ver entre las cosas que estaban en la mesa tubos de lubricante, varios vibradores, un enorme pene de plástico con unas correas, un impresionante pene de dos cabezas y unos mini vibradores, en realidad no sabía que se trataban de dilatadores anales.

¿Cómo había traído eso ella y no se había dado cuenta?

“Te preguntaras porque no recuerdas haber comprado estos juguetes. Eso es gracias a que te pedí que lo olvidaras, sería complicado tratar de explicarte como llegue a tener esta habilidad y creo que en este momento a ninguno de nosotros nos importa”. Le dijo el extraño a Mónica.

El hombre tomo una de las bolsas que se habían dejado al lado del sillón y se la dio a Mónica. “Toma ponte esto y regresas”.

Mónica tomo la bolsa que el hombre le dio, sin dejar de ver como su hermana y su madre abrían con desesperación los paquetes de donde extrajeron su vibrador, una vez que lo liberaron se sentaron sobre el sillón y con las piernas totalmente abiertas lo colocaron la punta encima de su clítoris y comenzaron a darle uso. Incrédula de lo que pasaba a su alrededor decidió echar un vistazo dentro de la bolsa que le habían dado y saco la ropa que dentro de esta se encontraba se trataba de una parodia de un uniforme de porrista.

“Tu madre me conto que eras la líder de porristas en el bachillerato, por lo que me imagine que quizá extrañarías tu uniforme”. Termino de decir el tipo riéndose burlonamente.

Mónica sin prisa se dirigió al cuarto de baño para colocarse el atuendo.

Una vez cuando regreso después de unos minutos de haberse colocado el atuendo, tímidamente camino hacia la sala para encontrarse a su madre y hermanas desnudas en medio de la sala sobre el suelo a cuatro patas y conectadas entre ellas por el pene de doble cabeza. Estas se encontraban sumergidas en un concierto de gemidos y gritos de placer que calentarían a cualquier cura.

Ambas se movían rápidamente una contra la otra, con tal bestialidad y frenesí que se alcanzaba a escuchar claramente el chocar de sus muslos. Se podía ver como el enorme falo de 40 cm desaparecía completamente. Mónica se encontraba completamente atrapada por la escena que se desarrollaba que no se percató que el extraño la tomo por atrás y comenzó a acariciar sus senos por arriba de su diminuto top.

“No”. Dijo tratando de poner un poco de resistencia a la vez que con las manos detuvo el ataque de aquel hombre.

“Vamos Mónica todos sabemos lo puta que siempre has sido y que te metiste al equipo de porristas para conseguir todas las vergas que querías”.

Inmediatamente Mónica cambio su actitud y las palabras del hombre cobraron sentido por lo que dejo de oponerse y permitió que este comenzara a manosearla. ”Y tú ¿qué tan grande la puedes llegar a tener?”. Pregunto Mónica a la vez que llevo una de sus pequeñas manos y comenzó a acariciarle al hombre su flácido pene. “has de saber que solo permito que me perforen las vergas grandes y jugosas” Lejos de verse ahora tímida se le podía ver el deseo de cogerse a este desconocido.

Sintió como las manos de este hombre comenzaban a recorrer sus tetas por debajo del top y su pequeño coñito que comenzaba a mojarse. Escucho como las putas de la sala se corrían y observo como sacaban el enorme falo entre sus vaginas, vio cómo su hermana tomo sus sexys pantaletas y con estas comenzó a limpiar los jugos que quedaron sobre este, tarea un poco complicada de realizar ya que estaban tan empapadas que solo lograba embarrar más los fluidos, por lo que opto por limpiarlo con la lengua.

“Vamos a hacer esto más entretenido”. Dijo el extraño.

Sin saber cómo Mónica podía verse apoyando sus codos sobre la mesa del comedor con solo su pequeña falda de porrista en su cintura sintiendo como sus enormes tetas se bamboleaban al ritmo de las embestidas de aquel enorme falo del extraño que la penetraba con tal fuerza que sentía que se le saldrían los ojos de las orbitas.

Enfrente, a unos centímetros de ella, podía ver a Bárbara en la misma situación que ella, pero ella estaba siendo sodomizada por su hermana menor Viri auxiliándose del Strap-on que habían adquirido.

Solo escuchaba como la insultaba aquel hombre con cosas como eres una perra sin valor, mueve ese rico culito de puta que tienes y cosas por el estilo que lejos de ofenderla la prendían más y hacían que se mojara de una forma impresionante, de la misma forma Viri hacía lo mismo con su madre.

Mónica sintió como comenzó rápidamente a construir un orgasmo que le arrancaría un enorme placer y un grito que término ahogando en el lodoso beso que su madre le dio. En seguida pudo sentir como esa enorme verga clavada en su chocho comenzó a inundarlo con abundante esperma.

Su éxtasis fue interrumpido por el sonido del timbre anunciando que alguien llamaba a la puerta.



Continuará...

1 comentarios - El inicio del Cazador 01

IngPicon
bonito relato no lo conocia gracias por compartir preciosa damita