Claudia es una perra vengativa 109
A la mañana siguiente nos levantamos temprano, nos metimos juntos en la ducha, frente a frente, mi pija bien dura en su entrepierna, dando brincos, nuestras lenguas entrelazadas, mordiéndonos, jugueteando, enjabonándonos uno a otro, dos enamorados.
-tenés que empezar a pensar en la letra que te vas a tatuar… -ella me apretó la pija.
-Si ese hijo de puta… quiero que se sepa… que cuando me veas la cola sepas de quien soy… aunque me estes cogiendo…
Nos dimos lengua un largo rato y con un par de toques de ella mi pija empezó a escupir leche.
-Lo siento amor… no pude aguantar más…
-no importa… mientras no pierdas interés… porque ahora es más riesgoso…
Nos secamos juntos, mi pija estaba bastante abultada, no se ponía dura del todo pero estaba caliente todavía, después estaba el día, salir a la calle, cada uno su rutina, olvidados uno del otro por algunos momentos, hasta volver a encontrarse, para comenzar de nuevo nuestra hermosa rutina. Yo tenía una estúpida sonrisa instalada en mi cara todo el tiempo, no sabría decir porque.
Paso el tiempo, Javier se hizo habitué a nuestra casa, eligió la jota que Claudia se tatuó, era muy chica discreta, lo suficiente para que cumpliera lo que los tres queríamos. Muchas noches se quedaba a dormir con nosotros, Claudia me hacía chuparle el tatuaje, cuando el no venía, que recordara de quien era ese culazo.
Una noche después de cenar, fuimos al salón, los tres tirados en la alfombra, todavía no estaba tatuada, Javier la quería en cuatro como una perra. Le daba bien duro por su concha mientras con el dedo gordo de su mano derecha jugaba en su culo.
-Este culito lo vamos a tatuar… eh puta…
-si mi rey… escribile lo que quieras… es tuyo…
-me encanta que seas mi puta… este sábado vamos a ir a bailar… te voy a coger en el boliche… por el culo…
-lo que vos quieras…
-tenemos que buscar la forma que tu marido pueda mirar… el también tiene que festejar…
-yo me encargo… quédate tranquilo…
-como me voy a quedar tranquilo como moves el culo puta… eh… andás calentando vergas por ahí… cualquiera te la entierra…
-no te juro que no… soy tu puta nada más…
Se la sacó de la concha y se la enterró en el culo
-Callate culo roto… sos muy puta… cualquier pija dura te coge…
-no digas asi…
-no te quiero oir… cállate y goza puta…
Y así fue el la estuvo taladrando un largo rato y Claudia gozaba como la más puta del barrio, que creo que lo era realmente.
Un martes que no trabajábamos fuimos a un tatuador que conocía Javier. Le hizo poner la calza sin nada debajo, Claudia no dijo ni preguntó nada. Cuando llegamos le explico lo que queríamos y Javier le bajo la calza entre sus muslos. Le dijo al tatuador.
-si me gusta como le queda te comes este culazo…
El chabón hizo un trabajo muy lento, detenido, gozando su trabajo, su pija abultaba en el pantalón. Cuando termino le preguntó que le parecía.
-traete un forro y goza este culo… sentí como le gusta la pija… -claudia no decía nada ni se movía, el chabón reapareció con su pija afuera cubierta por un forro, escupio en el culo de Claudia y se la fue metiendo de a poco.
-que culazo te cargas mamita…
Claudia no contestaba, no hablaba, no decía nada solo gemía con la cogida del chabón. Cuando el estaba por llegar la saco, se sacó el forro y le descargo todo sobre los glúteos juntando los cachetes y apretando su pija con ellos. Bufaba que daba gusto, le dijo a Javier que el trabajo estaba pago, que nos podíamos ir. Javier insistió e igual le pago, le explico el muchacho los cuidados y salimos. El se despidió en la puerta porque tenía guardia, le dio unos profundos besos a Claudia y le dijo, te amo putita.
-yo también –dijo ella. Yo le guiñe un ojo y le dije gracias, volvimos a casa caminando, fuimos al mercado compramos, cocinamos juntos y esa noche hicimos el amor muy juntos, muy dulcemente, besándonos acariciándonos, ella como siempre montada sobre mi en la pose que más le gusta. No se cuanto tiempo pasó, los dos lo sentimos eterno, no hablamos, simplemente lo hicimos, comunicándonos como hacia mucho no lo hacíamos, los dos extrañábamos a Javier.
A la mañana siguiente Claudia me dijo que Javier podía ser una buena pareja para lucía, yo la mire sonriente y ella también me miro sonriente, en realidad a ella le gustaría ser más joven, tener más tiempo para disfrutar de él, quizás darle un hijo o varios, no lo sé, pero cada día nos entendíamos más, cada dia nos sentíamos más, nos volvimos a bañar juntos, se hizo una rutina en nuestra vida, los dos estábamos felices, Javier era parte de nuestra vida, no una marca en un tatuaje.
A la mañana siguiente nos levantamos temprano, nos metimos juntos en la ducha, frente a frente, mi pija bien dura en su entrepierna, dando brincos, nuestras lenguas entrelazadas, mordiéndonos, jugueteando, enjabonándonos uno a otro, dos enamorados.
-tenés que empezar a pensar en la letra que te vas a tatuar… -ella me apretó la pija.
-Si ese hijo de puta… quiero que se sepa… que cuando me veas la cola sepas de quien soy… aunque me estes cogiendo…
Nos dimos lengua un largo rato y con un par de toques de ella mi pija empezó a escupir leche.
-Lo siento amor… no pude aguantar más…
-no importa… mientras no pierdas interés… porque ahora es más riesgoso…
Nos secamos juntos, mi pija estaba bastante abultada, no se ponía dura del todo pero estaba caliente todavía, después estaba el día, salir a la calle, cada uno su rutina, olvidados uno del otro por algunos momentos, hasta volver a encontrarse, para comenzar de nuevo nuestra hermosa rutina. Yo tenía una estúpida sonrisa instalada en mi cara todo el tiempo, no sabría decir porque.
Paso el tiempo, Javier se hizo habitué a nuestra casa, eligió la jota que Claudia se tatuó, era muy chica discreta, lo suficiente para que cumpliera lo que los tres queríamos. Muchas noches se quedaba a dormir con nosotros, Claudia me hacía chuparle el tatuaje, cuando el no venía, que recordara de quien era ese culazo.
Una noche después de cenar, fuimos al salón, los tres tirados en la alfombra, todavía no estaba tatuada, Javier la quería en cuatro como una perra. Le daba bien duro por su concha mientras con el dedo gordo de su mano derecha jugaba en su culo.
-Este culito lo vamos a tatuar… eh puta…
-si mi rey… escribile lo que quieras… es tuyo…
-me encanta que seas mi puta… este sábado vamos a ir a bailar… te voy a coger en el boliche… por el culo…
-lo que vos quieras…
-tenemos que buscar la forma que tu marido pueda mirar… el también tiene que festejar…
-yo me encargo… quédate tranquilo…
-como me voy a quedar tranquilo como moves el culo puta… eh… andás calentando vergas por ahí… cualquiera te la entierra…
-no te juro que no… soy tu puta nada más…
Se la sacó de la concha y se la enterró en el culo
-Callate culo roto… sos muy puta… cualquier pija dura te coge…
-no digas asi…
-no te quiero oir… cállate y goza puta…
Y así fue el la estuvo taladrando un largo rato y Claudia gozaba como la más puta del barrio, que creo que lo era realmente.
Un martes que no trabajábamos fuimos a un tatuador que conocía Javier. Le hizo poner la calza sin nada debajo, Claudia no dijo ni preguntó nada. Cuando llegamos le explico lo que queríamos y Javier le bajo la calza entre sus muslos. Le dijo al tatuador.
-si me gusta como le queda te comes este culazo…
El chabón hizo un trabajo muy lento, detenido, gozando su trabajo, su pija abultaba en el pantalón. Cuando termino le preguntó que le parecía.
-traete un forro y goza este culo… sentí como le gusta la pija… -claudia no decía nada ni se movía, el chabón reapareció con su pija afuera cubierta por un forro, escupio en el culo de Claudia y se la fue metiendo de a poco.
-que culazo te cargas mamita…
Claudia no contestaba, no hablaba, no decía nada solo gemía con la cogida del chabón. Cuando el estaba por llegar la saco, se sacó el forro y le descargo todo sobre los glúteos juntando los cachetes y apretando su pija con ellos. Bufaba que daba gusto, le dijo a Javier que el trabajo estaba pago, que nos podíamos ir. Javier insistió e igual le pago, le explico el muchacho los cuidados y salimos. El se despidió en la puerta porque tenía guardia, le dio unos profundos besos a Claudia y le dijo, te amo putita.
-yo también –dijo ella. Yo le guiñe un ojo y le dije gracias, volvimos a casa caminando, fuimos al mercado compramos, cocinamos juntos y esa noche hicimos el amor muy juntos, muy dulcemente, besándonos acariciándonos, ella como siempre montada sobre mi en la pose que más le gusta. No se cuanto tiempo pasó, los dos lo sentimos eterno, no hablamos, simplemente lo hicimos, comunicándonos como hacia mucho no lo hacíamos, los dos extrañábamos a Javier.
A la mañana siguiente Claudia me dijo que Javier podía ser una buena pareja para lucía, yo la mire sonriente y ella también me miro sonriente, en realidad a ella le gustaría ser más joven, tener más tiempo para disfrutar de él, quizás darle un hijo o varios, no lo sé, pero cada día nos entendíamos más, cada dia nos sentíamos más, nos volvimos a bañar juntos, se hizo una rutina en nuestra vida, los dos estábamos felices, Javier era parte de nuestra vida, no una marca en un tatuaje.
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