Esta es la historia de Emanuel, un ganador de 24 años que tiene anécdotas muy interesantes para contar, llenas de chicas y amigas y por supuesto con muchas historias sexuales. Esta historia es ficción, sin embargo eso no quiere decir que no se basa en algunos hechos reales…
Capítulo 27: …Una mañana
Abrí los ojos. La cama se movía y no entendía muy bien qué pasaba. Intento moverme hacia un costado pero algo me lo impide, de repente siento un peso sobre la cintura. Enseguida placer. Vuelvo a abrir los ojos y veo a una morochita, flaquita, con unas hermosas tetas. Estaba sentada sobre mi cuerpo. Cintia me sonríe y enseguida me doy cuenta que estaba sentada sobre mi pija, cabalgándome. El sol entraba por la ventana. Le devuelvo la sonrisa al darme cuenta de lo que estaba pasando.
- Buen día.- Me dice ella.
- ¿Te querés quedar a dormir?- Me preguntó Cintia mientras yo estaba acostado encima de ella con las manos sobre sus tetas y la verga adentro de su conchita.
- Dale.- Le respondí con simpleza.
- ¿Querés que nos peguemos una duchita antes de dormir?- Volvió a preguntar.
- Dale, vamos.- Le dijo parándome despacito.
Me saqué el forro y lo tiré en un tachito de basura que tenía mientras ella se levantaba de la cama y se iba directo al baño. Prende la ducha y se mete adentro y me llama con un “¿Venís?” muy sensual. Segundos más tarde me estoy metiendo a la ducha con ella.
Empezó por pasarme jabón por el pecho con las manos, lo hacía de manera muy sensual y con una sonrisa en la boca. Con la otra mano me iba tocando el resto del cuerpo, la cintura, las abdominales, los hombros, los brazos. Después se enjabonó las tetas y se pegó a mi cuerpo y me refregó las gomas por todo el cuerpo. Se agachó y se arrodilló en frente mío y envolvió mi verga entre sus tetas y empezó a hacerme una turca.
Lo hacía lento, sensual. Con las manos se apretaba las lolas que tenían en el medio a mi pija y se movía hacia arriba y hacia abajo bien lento. Sus ojos se clavaban en los míos y su sonrisa de placer era preciosa. El agua le caía sobre la espalda y sobre la colita que resaltaba un poco atrás de ella. Sus tetas cada vez se movían más rápido, pero siempre con sensualidad y con tranquilidad. El placer que sentía era hermoso. Cintia sabía como hacer una buena noche de sexo.
Se paró después de un rato de masturbarme con las gomas y volvimos a los besos y al toqueteo. Le apreté bien fuerte la cola y ella hiso lo mismos, tomándome por sorpresa. La miré y le sonreí y ella me devolvió la sonrisa. ¡Qué mina hermosa! Puse una mano sobre su nuca y la besé con ganas y ella me devolvió el beso.
Después se dio vuelta y fue apoyándome la colita en la verga que la tenía completamente dura. Sus manos, estiradas para atrás, me tocaban la cintura y la pancita. Yo puse mis manos en su cintura y dejé que se moviera de manera bien sensual. Cintia sabía cómo calentar el ambiente en cuestión de segundos y sin decir una sola palabra.
- Cogeme papi.- Me dijo dando vuelta la cara y mirándome fijo a los ojos.
En su expresión se veía las ganas de pija que tenía. Se notaba lo caliente que estaba y que se movía por que le metiera la verga hasta el fondo. Agachó un poquito su cuerpo y su culito quedó bien paradito. Le metí unos deditos en la concha pero no hacía falta, estaba totalmente mojada. Le metí la pija y puse nuevamente mis manos en su cintura para empezar a cogérmela bien lento y sensual.
El agua le caía por la espalda hasta la cola. Mis manos humedas la sujetaban bien fuerte por la cintura y ella apoyaba las suyas contra la pared. Mi verga le entraba y le salía de la concha casi en su totalidad y Cintia gemía cada vez que lo hacía. “Sí” suspiraba con cada movimiento que yo daba. De a poquito iba aumentando la velocidad. El agua seguía cayendo. Su colita amortiguaba cada golpe que daba. “Sí” gemía ella. El placer era puro.
- No me acabés adentro.- Me dijo Cintia entre suspiros y gemidos.
Salimos de la ducha después de que le llenara la cola y la espalda de leche. Ella se limpió y después de enjabonarnos un rato más fuimos a la cama. Nos acostamos y empezamos a hablar enseguida. Me preguntó que hacía de mi vida aparte del trabajo. Estuvimos charlando un rato largo, debían de ser las 4 ó 5 de la mañana. Ella me miraba fijo con una sonrisa.
- ¿Estuviste mucho tiempo de novia?- Le pregunté.
- Me puse de novia en Mayo del 2011.- Me contestó.- Y cuando estábamos por cumplir dos años me enteré que se estaba revolcando con una amiga mía. Ex-amiga.- Aclaró rápido.- ¿Vos estuviste de novio alguna vez?
- Sí. En Junio del 2010, creo que fue.- Le conté recordando mi noviazgo con Natalia.- Apenas arrancaba la facultad…
- ¿A fue con una compañera tuya de la facultad?- Me preguntó cortándome.
- No no. La conocí en el verano de ese año en un boliche y hablamos bastante y un día salimos a tomar algo.- Le seguí contando.- Nos pusimos de novios y estuvimos bien durante mucho tiempo. Pero éramos pendejos. Terminamos cortando por una boludes.
- ¿Te arrepentís?- Me preguntó
- No.- Le dije.- La pasé bien. Buen sexo. Ya fue, cosa del pasado. ¿Vos?
- La verdad es que me arrepiento de haberme puesto de novia con ese idiota.- Me dijo con sinceridad.- Súper lindo, cuerpo bien trabajado, va a heredad la empresa del padre, un sueño ¿no? Yo me acababa de mudar acá y arrancaba a trabajar con mi viejo, necesitaba alguna contención. Como dijiste vos… Ya fue.
- Eso te quería preguntar. ¿Vos tenés 21 años y vivís sola, siendo que tus viejos viven acá?- Le pregunté cambiando de tema.
- Mis viejos se separaron hace 5 años.- Me contó ella.- Mi viejo tiene mucha plata y no le gustaba que viva con mi vieja, entonces me regaló este departamento y él me paga los gastos centrales. Yo lo único que tengo que pagar es la comida y algunas otras cosas.- Agregó con una sonrisa.
Así seguimos hablando por un buen rato. Cintia era muy simpática y directa, por lo que no tuvo problema en hablar de nada. Después de un tiempo se quedó dormida y yo me quedé unos segundos mirándola fijo. ¿Qué iba a pasar ahora? Me preguntaba mientras veía como ella dormía. Me acosté mirando al techo y me quedé pensando un poco en como esa noche iba a cambiar las cosas en mi vida…
Abrí los ojos. La cama se movía y no entendía muy bien qué pasaba. Intento moverme hacia un costado pero algo me lo impide, de repente siento un peso sobre la cintura. Enseguida placer. Vuelvo a abrir los ojos y veo a una morochita, flaquita, con unas hermosas tetas. Estaba sentada sobre mi cuerpo. Cintia me sonríe y enseguida me doy cuenta que estaba sentada sobre mi pija, cabalgándome. El sol entraba por la ventana. Le devuelvo la sonrisa al darme cuenta de lo que estaba pasando.
- Buen día.- Me dice ella.
Cintia había arrancado mientras yo estaba dormido. Cabalgaba sobre mi verga bien dura mientras apoyaba sus manos con fuerza sobre mi pecho. Se mordía el labio, dándome a entender que le gustaba lo que sentía. El morbo que me daba esa situación me excitó muchísimo y directamente apoyé mis manos sobre sus gomas y ella apoyó las suyas sobre las mías. Cintia se movía hacia adelante y hacia atrás y mi verga bailaba adentro de su conchita.
- Buen día.- Le devuelvo el saludo.
Empiezo a levantar mi pecho y de a poquito termino sentado. Ella me envolvió con sus piernas y sus brazos y me dio un beso bien apasionado. Yo le devolví el abrazo y el beso, apoyando mi mano sobre su nuca y la otra sobre su espalda. Cintia siguió moviéndose de forma muy sensual como solía hacerlo y yo despacito fui bajando mis manos hasta su culito. La agarré con fuerza y ella enseguida cambió sus movimientos. Con la ayuda de mis manos iba levantando la cintura y después volvía a bajarla, haciendo que mi pija entrara y saliera de su concha casi por completo.
Después de coger así, ella se levantó y le dije que se pusiera en cuatro sobre la cama. Yo me paré en el borde y la traje desde la cintura hacia mi cuerpo y se la volví a meter. Ella pegó un grito de satisfacción cuando lo hice y después de apoyar mis manos sobre su cintura, me la fui cogiendo bien rápido.
- ¡Ay sí! ¡Dale papi cógeme!- Decía con ganas.
Me volvía muy loco como me pedía que me la cogiera. Su culito rebotaba cada vez que mi cintura le pegaba de lleno. Le enterraba la verga por completo y después se la sacaba y se la volvía a meter. Su conchita se abría sin ningún problema cada vez que mi pija entraba de lleno.
- ¡Mmm que lindo!- Decía Cintia con placer.
Le pegué un chirlo en la cola y a ella pareció gustarle. Al cabo de unos segundos otro y ella emitió un gritito que satisfacción. Le daba cada vez duro y ella gemía cada vez más. Sus gritos llenaban toda la habitación. “¡Sí! ¡Sí! ¡Más!” Me pedía como loca mientras mi pija entraba y salía de su conchita bien rápido. Con las manos le apretaba bien fuerte el culo.
Cuando siento que estoy por acabar se la sacó y rápido me empiezo a pajear sobre su colita. Un chorro de leche sale disparado directo hacia su espalda y le siguen otros que van a parar a su cola. Ella se acuesta en la cama boca arriba y respirando agitada vuelve a decirme:
- ¡Que buena cogida por favor!
Yo me acosté al lado de ella y nos quedamos un rato ahí hasta relajarnos de un mañanero agitado. Ella después se fue a bañar y volvió al cabo de unos minutos proponiéndome desayunar algo. Tomamos algo y cuando me di cuenta eran cerca de las 12 del medio día por lo que le dije que me iba. Mientras iba manejando pensaba en la gran noche que había tenido. Cintia era una amante excelente, muy calentona y con mucha actitud de puta. Obviamente quería volver a estar con ella. A partir de ese día, mi trabajo tomó otro rumbo.
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