Hola. Me llamo Daniela tengo 24 años, él Ezequiel de 29 y sí, somos cuñados, concuñados mejor dicho.
Espero no aburrirlos con el relato pero una de las razones por las que estamos en P! es justamente poder gritar a los cuatros vientos nuestros secretos más secretos.
¿Alguna recuerda la noche en que el novio la llevó a cenar por primera vez con su familia? Cena familiar, críticas de la madre, ironías del padre, tu novio que no te defiende, palos de los hermanos, hasta de los abuelos!?
Bueno, ya hace dos años de esa maldita noche y recuerdo que el único que me brindó su apoyo y me dio una cálida bienvenida fue Ezequiel, el novio de la hermana de mi novio, mi concuñado.
El es un tipo más bien introvertido y yo algo vergonzosa, así que nunca forzamos ni buscamos nada, ni siquiera nos imaginamos que algo podría llegar a pasar entre nosotros. Sólo fuimos entablando una muy buena relación, primero de cuñados, después de amistad. Las cosas se fueron dando con mucha espontaneidad y confianza.
Ya para el año de estar saliendo con mi novio, prácticamente estábamos todos viviendo en la casa de mis suegros, todos bajo el mismo techo;
una noche tipo tres de la mañana, pasando sin querer queriendo por la habitación que Ezequiel compartía con mi cuñada, perdida entre la obscuridad, el silencio y el sueño los escuché, me acerqué hasta la puerta entreabierta y los vi, retrocedí un paso pero volví en seguida sobre el mismo y los observé, dándose una cogidita que se veía tan pero tan placentera que no pude ni quise moverme.
No se si fué la manera en que mi cuñada cabalgaba sobre él, o como él la bombeaba fuertemente generando con cada impacto de pelvis, un derrame de flujos en mi entrepierna, o simplemente la curiosidad quien me sedujo por completo. Pero me sedujeron, me excitaron, me invitaron indirectamente a compartir un orgasmo con ellos; fue como estar cogiendo con ellos. Con cada jadeo de mi cuñada, un jadeo mío. Con cada chirlo o tirón de pelo, un suspiro.
La manera en que ella se llevaba sus manos sobre la boca conteniéndose de gemir, el aumento de velocidad en su cintura, la carita de puta que iba poniendo, algo en ella me anunciaba su orgasmo... y llegó... y junto al de ella, el mío... debo haber estado parada detrás de esa puerta unos quince minutos, fueron los minutos mas morbosos y perversos que me llevaron a experimentar el orgasmo mental mas placentero.
Obvia e inevitablemente que a partir de ese momento cambió mi manera de verlo y tratarlo. Mis conversaciones hacia él pasaron a ser más inquisitivas, mi manera de moverme frente a él paso a ser mucho más persuasiva. Aproveché cada situación para acercarme y estar a solas con él por más tiempo. Me levantaba a medianoche para correr la misma suerte de aquella noche. Pero siempre que estaba por dar el "paso", una barrera moral me lo impedía
Yo, la verdad, no me percaté de conversaciones inquisitivas ni de movimientos persuasivos ni de nada! Sí me dí cuenta que una noche nos estaba espiando mientras garchaba con mi novia, me hice el re boludo y no dije nada porque la barrera moral también me impedía avanzar o decir algo.
Sí comencé a interpretar mejor sus indirectas, a prestarle más atención a su manera de hacerse la putita frente a mí, a escucharla de noche gemir fuerte a propósito mientras cogía con mi cuñado, que se yo, pensé que todo formaba parte de un juego morboso consentido hasta ahí, al menos hasta que alguno se animara a dar un paso más.
Y el paso lo termine dando yo una vuelta que nos quedamos tarde mirando la tele, recostados en el sofá, muy lenta y disimuladamente comencé a acariciarle el brazo, una sonrisa suya me llevo a acariciarle la pierna, dió un suspiro profundo que me invitó a elevar mi mano hasta su entrepierna, y el cerrar de sus ojos fue la muestra de entrega total que mi cuñada me dió para comenzar a pajearla. Debe jugar mucho lo psicologico tal vez, pero nunca en mi vida colé mis dedos en una concha tan babosa y tan hirviendo como la de mi cuñadita.
Sabía que dejar pasar la ocasión iba a ser enfriar las cosas, así que en ese mismo momento pusimos fecha, lugar y excusas.
Acordamos reunirnos una semana después en un bar y luego decidiríamos que hacer pero, para sorpresa mía, él sabía muy bien que hacer, donde donde ir, como ir.
Después de unas copas y risas cómplices partimos hacia ese lugar en el que tanto queríamos y necesitábamos estar. Una vez allí, alejados de nuestras obligaciones no existía nada que impidiera llevar a cabo nuestro deseo, aún me estremezco al recordar esa noche, como comenzamos.
Él tomo mi mano derecha, la beso, me miro y sonrió... fue suficiente para que me arrojara a sus brazos nuestros cuerpos comenzaron a arrimarse y sentia ese calor inundando mi cuerpo comenzó a desnudarme de forma lenta, podía percibir cuanto habíamos deseado ese momento.
Una vez desnudos y excitados nos recostamos en el piso y comenzo a besar todo mi cuerpo, comenzando por mis pies hasta culminar en mi boca, estaba sumamente mojada y deseosa de que al fin me cogiera... y cuando lo hizo, supe que no iba a ser la última vez.
Esa noche sabíamos que cruzábamos una barrera, y no iba a haber manera de volver hacia atrás sin perder en el intento; sino que, muy por el contrario, ibamos a tener que seguir para adelante y efectivamente, ganarlo todo!
Esperamos no haberlos aburrido con nuestra historia, es solo el comienzo de una relación que nos abrió la mente y nos está llevando a disfrutar del sexo de una manera que hasta el momento no habíamos disfrutado, ustedes entenderán.
Obviamente vendrán más anécdotas, fotos, y hasta videos si quieren. Pareciera ser una Comunidad bastante copada.
Saludos
Espero no aburrirlos con el relato pero una de las razones por las que estamos en P! es justamente poder gritar a los cuatros vientos nuestros secretos más secretos.
¿Alguna recuerda la noche en que el novio la llevó a cenar por primera vez con su familia? Cena familiar, críticas de la madre, ironías del padre, tu novio que no te defiende, palos de los hermanos, hasta de los abuelos!?
Bueno, ya hace dos años de esa maldita noche y recuerdo que el único que me brindó su apoyo y me dio una cálida bienvenida fue Ezequiel, el novio de la hermana de mi novio, mi concuñado.
El es un tipo más bien introvertido y yo algo vergonzosa, así que nunca forzamos ni buscamos nada, ni siquiera nos imaginamos que algo podría llegar a pasar entre nosotros. Sólo fuimos entablando una muy buena relación, primero de cuñados, después de amistad. Las cosas se fueron dando con mucha espontaneidad y confianza.
Ya para el año de estar saliendo con mi novio, prácticamente estábamos todos viviendo en la casa de mis suegros, todos bajo el mismo techo;
una noche tipo tres de la mañana, pasando sin querer queriendo por la habitación que Ezequiel compartía con mi cuñada, perdida entre la obscuridad, el silencio y el sueño los escuché, me acerqué hasta la puerta entreabierta y los vi, retrocedí un paso pero volví en seguida sobre el mismo y los observé, dándose una cogidita que se veía tan pero tan placentera que no pude ni quise moverme.
No se si fué la manera en que mi cuñada cabalgaba sobre él, o como él la bombeaba fuertemente generando con cada impacto de pelvis, un derrame de flujos en mi entrepierna, o simplemente la curiosidad quien me sedujo por completo. Pero me sedujeron, me excitaron, me invitaron indirectamente a compartir un orgasmo con ellos; fue como estar cogiendo con ellos. Con cada jadeo de mi cuñada, un jadeo mío. Con cada chirlo o tirón de pelo, un suspiro.
La manera en que ella se llevaba sus manos sobre la boca conteniéndose de gemir, el aumento de velocidad en su cintura, la carita de puta que iba poniendo, algo en ella me anunciaba su orgasmo... y llegó... y junto al de ella, el mío... debo haber estado parada detrás de esa puerta unos quince minutos, fueron los minutos mas morbosos y perversos que me llevaron a experimentar el orgasmo mental mas placentero.
Obvia e inevitablemente que a partir de ese momento cambió mi manera de verlo y tratarlo. Mis conversaciones hacia él pasaron a ser más inquisitivas, mi manera de moverme frente a él paso a ser mucho más persuasiva. Aproveché cada situación para acercarme y estar a solas con él por más tiempo. Me levantaba a medianoche para correr la misma suerte de aquella noche. Pero siempre que estaba por dar el "paso", una barrera moral me lo impedía
Yo, la verdad, no me percaté de conversaciones inquisitivas ni de movimientos persuasivos ni de nada! Sí me dí cuenta que una noche nos estaba espiando mientras garchaba con mi novia, me hice el re boludo y no dije nada porque la barrera moral también me impedía avanzar o decir algo.
Sí comencé a interpretar mejor sus indirectas, a prestarle más atención a su manera de hacerse la putita frente a mí, a escucharla de noche gemir fuerte a propósito mientras cogía con mi cuñado, que se yo, pensé que todo formaba parte de un juego morboso consentido hasta ahí, al menos hasta que alguno se animara a dar un paso más.
Y el paso lo termine dando yo una vuelta que nos quedamos tarde mirando la tele, recostados en el sofá, muy lenta y disimuladamente comencé a acariciarle el brazo, una sonrisa suya me llevo a acariciarle la pierna, dió un suspiro profundo que me invitó a elevar mi mano hasta su entrepierna, y el cerrar de sus ojos fue la muestra de entrega total que mi cuñada me dió para comenzar a pajearla. Debe jugar mucho lo psicologico tal vez, pero nunca en mi vida colé mis dedos en una concha tan babosa y tan hirviendo como la de mi cuñadita.
Sabía que dejar pasar la ocasión iba a ser enfriar las cosas, así que en ese mismo momento pusimos fecha, lugar y excusas.
Acordamos reunirnos una semana después en un bar y luego decidiríamos que hacer pero, para sorpresa mía, él sabía muy bien que hacer, donde donde ir, como ir.
Después de unas copas y risas cómplices partimos hacia ese lugar en el que tanto queríamos y necesitábamos estar. Una vez allí, alejados de nuestras obligaciones no existía nada que impidiera llevar a cabo nuestro deseo, aún me estremezco al recordar esa noche, como comenzamos.
Él tomo mi mano derecha, la beso, me miro y sonrió... fue suficiente para que me arrojara a sus brazos nuestros cuerpos comenzaron a arrimarse y sentia ese calor inundando mi cuerpo comenzó a desnudarme de forma lenta, podía percibir cuanto habíamos deseado ese momento.
Una vez desnudos y excitados nos recostamos en el piso y comenzo a besar todo mi cuerpo, comenzando por mis pies hasta culminar en mi boca, estaba sumamente mojada y deseosa de que al fin me cogiera... y cuando lo hizo, supe que no iba a ser la última vez.
Esa noche sabíamos que cruzábamos una barrera, y no iba a haber manera de volver hacia atrás sin perder en el intento; sino que, muy por el contrario, ibamos a tener que seguir para adelante y efectivamente, ganarlo todo!
Esperamos no haberlos aburrido con nuestra historia, es solo el comienzo de una relación que nos abrió la mente y nos está llevando a disfrutar del sexo de una manera que hasta el momento no habíamos disfrutado, ustedes entenderán.
Obviamente vendrán más anécdotas, fotos, y hasta videos si quieren. Pareciera ser una Comunidad bastante copada.
Saludos
30 comentarios - Cuñados con Derecho
Saludos
PD te vez muy bien. dejo puntos y los sigo