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Un ganador. Capítulo 18

Un ganador. Capítulo 18

Esta es la historia de Emanuel, un ganador de 24 años que tiene anécdotas muy interesante para contar, llenas de chicas y amigas y por supuesto con muchas historias sexuales. Esta historia es ficción, sin embargo eso no quiere decir que no se basa en algunos hechos reales…


Capítulo 18: Juego de roles
   Había llegado el momento de tomar una decisión, pero para eso necesitaba conocer que era lo que pasaba por la cabeza de Luz. Después de unos días de simples mensajes y charlas por Facebook casi sin sentido, decidí que era momento de aclarar las cosas. Le pregunté que era ella lo que sentía y me confesó que me quería muchísimo y que le gustaba mucho estar conmigo, sobre todo coger. Pero que no quería ponerse en una relación seria y que tampoco quería que yo sea exclusivo de ella.
   - A ver, para resumir: Vos está con quien quieras, pero tratá de que yo no me entere. En el medio estamos juntos.- Me dijo dos semanas después de su cumpleaños.
Esa misma noche, nos matamos en su cama.

   Fue una decisión difícil para mi, ya que la cantidad de sexo que tuve en esos meses había sido más que placentera, pero tuve que ponerle fin a lo de Camila y Marisol y a pesar de que ambas protestaron, las dos terminaron entendiendo. Cami reconoció que eso no podía terminar bien y que lo mejor era terminarlo antes de hacer alguna boludez. Sol por su parte se largó a llorar diciéndome que se había sentido usada y que yo le había roto el corazón. Después de eso tuvimos unos meses difíciles hasta que por fin me reconoció que había exagerado.
   La relación con Luz había cambiado. Decidimos no decirle a nadie lo que había pasado en el depto, mintiéndoles que ella se había quedado dormida de lo borracha que estaba y que yo me había quedado para cuidarla. Obviamente los chicos dudaban. Pero los primeros días de Mayo cayó el cumpleaños de Diego y no pudimos evitar ponernos a tranzar en frente de todos y fue menos evidente cuando Esteban nos llevó en auto hasta la casa de ella y yo les dije que me bajaba ahí también. Nos causó tanta risa esa situación, que tuvimos nuevamente una charla en la que definimos que no podíamos mantener oculto el hecho de que estábamos saliendo y a pesar de que volví a preguntarle si quería algo serio, ella me dijo que por el momento no. Después de eso un buen polvo antes de dormir.

   Junio llegó y con él llegaron los exámenes. Debo confesar que a partir de ese mes me empecé a descuidar un poco. Mi pieza era un desorden descomunal, la ropa toda tirada y papeles y cuadernos de la facultad por todos lados. También tuve que dejar de ir al gimnasio, no encontraba un horario adecuado y era más los días que no iba que los días que sí. Esto no ayudó la cantidad de comida que consumía por día. A la mañana en la facultad alguien siempre llevaba mates y galletitas, al medio día solía ser algo del bar de la facultad (que no era casi nada diet), a la tarde siempre había estudio en la casa de alguno de los chicos y con el estudio facturas o más galletitas y a la noche por más que llegaba lleno, mi vieja siempre preparaba algo rico. También descuidé bastante mi relación con la gente de la secundaria y del club. Facundo y Leandro se ofendieron bastante, en especial cuando le dije a este último que no podía ir el sábado a la noche a su cumpleaños porque el domingo a la mañana rendía. Al final terminé yendo, pero a las 2 de la mañana me estaba volviendo a casa.
   Las únicas dos cosas que no descuidaba eran la facultad y mi relación con Luz. Siempre tenía tardes disponibles para el estudio y noches disponibles para el sexo. Obviamente ella sabía manejar la situación. Cuando estábamos en frente de los chicos éramos dos más del grupo, nada de besos, abrazos, ni comentarios fuera de lugar. Pero cuando estábamos solos, las cosas se nos iban de las manos. Mis viejos se dieron cuenta enseguida que estaba en algo con alguien, ya que cada vez pasaba menos noches en casa y me quedaba mucho tiempo a dormir en lo de Luz. A pesar de eso, parecía que la cosa iba solo por lo sexual y tratábamos de evitar toda demostración de amor que estaba de más.

   A Julio le siguieron algunos exámenes, pero ya mucho más relajados. El lunes 16 de Julio rendimos el último y para celebrar nos fuimos todos al parque a pasar la tarde a pesar del frío. Después de charlar un rato la conversación se terminó yendo a la mierda y una Carla que parecía desconocida para todos nosotros ya que solía ser muy reservada, nos terminó confesando que le encantaba el juego de roles a la hora de coger.
   - El de profesor y alumna lo hicimos en más de una ocasión, sin importar quién era quién.- Nos decía mientras Esteban miraba al piso riendo.- Después también hicimos el de prisionera y guardia, secretaria y jefe, papá o mamá Noel, enfermera y enfermo… De todo. ¡Daaaale! ¿Me van a decir que nunca hicieron nada de eso?
   - Yo una vez hice la de colegiala.- Confesó Paola riéndose.- Y una vez intentamos hacer la de dos desconocidos que de la nada se encuentran en un bar, pero no nos salió.- Agregó con una carcajada.
   - Una vez mi ex se vistió de mamá Noel.- Les conté yo a los chicos.- Y la del dominante que dice “hacé esto, hacé aquello” siempre aparece.
   - ¡Ahhh! La otra que hemos hecho varias veces y que a él siempre le gusta es la de puta.- Agrega Carla y Esteban asiente con la cabeza con una sonrisa en la cara.- Le cobro y todo.
   El tema siguió un rato y cuando le preguntaron a Luz si hacía algo de eso, ella dijo que no, que nunca había probado y a pesar de que las chicas insistieron un buen rato ella dijo que no. Cuando me volví esa noche a mi casa no pude evitar hablar con ella y preguntarle si era verdad que nunca había hecho nada de eso y ella me dijo que era verdad, que le daba vergüenza. “Alguno de estos días probamos” le escribo, “A mí siempre me llamó la atención y me gustaría intentar otras cosas”.

   Quedó ahí y no volvimos a tocarlo en toda la semana. Dado que estábamos en vacaciones y que para colmo habían tocado unos días horribles, solíamos reunirnos en la casa de alguno de los chicos para hablar y pasar el tiempo. Diego trajo a Bruno al grupo, un chico con el que él había hecho un trabajo para una materia que había recursado y a pesar de que nunca iba a cursar algo con nosotros, se iba a sumar al grupo sin ningún problema.

   El sábado 21 después de una tarde en casa gracias a la lluvia horrible Luz nos escribió a todos por whatsapp (sí sí, el whatsapp empezó a formar parte de nuestras historias a mediados de ese año cuando me compré un celular como la gente) para invitarnos a comer a su casa. Carla y Esteban enseguida dijeron que no podían porque era el cumpleaños de la abuela de él. Pao tampoco podía y Diego dijo que no, suponemos porque yo había sido el único que había dicho que sí. “Lo único no me puedo quedar a dormir” le escribí “Mañana a la mañana nos vamos para Buenos Aires al cumpleaños de mi abuela y me quedo una semana ahí”.
   Llegué a la casa y después de comer algo nos tiramos a ver una peli. En un momento aparece una escena medio erótica entre los dos protagonistas y ella le empieza a hacer el juego de la enfermera. El tema no tardó en salir y a Luz pareció darle vergüenza, pero cuando terminó la película y yo insistí ella se paró y fue a la pieza con un “Quedate acá” que me dejó intrigado. Apareció unos minutos después y no pude contener una cara de sorpresa.
   Tenía puestos unos zapatos de taco negros, unas medias can-can que le llegaban hasta los muslos, un short negro muy corto y una tanguita del mismo color que se sobre salía por arriba, un top oscuro bien escotado y se había puesto unos guantes grises que le llegaban hasta la mitad del brazo.
   - Escuchame una cosa nene.- Me dijo parándose en el marco de la puerta y apoyando una mano sobre la pared.- El oral está $ 50, sin preservativo $ 80. El completo $ 100 pesos y si querés la colita unos $ 100 extra. ¿Venís o no?- Agregó al ver que me había quedado paralizado con una sonrisa sorpresiva.
   Me paré y sin dar crédito a lo que veían mis ojos entré a su pieza. Ella pasó después de mi y cerró la puerta. “Sentate” me dijo señalando la silla. “¿Qué vas a querer?” me preguntó apoyando sus manos sobre los apoyabrazos de la silla e inclinándose adelante. “Todo” le respondí con una sonrisa. Enseguida se arrodilló adelante mío y me levantó la remera para chuparme la panza. Sin dar vueltas me bajó el pantalón y el bóxer y empezó a chuparme la pija.
   Lo hacía muy rápido, con una mano para sostenerla y se la metía y se la sacaba de la boca, pasándole la lengua por todos lados. Me calentó mucho verla con esa actitud de trola y que se haya soltado así. Se me puso la pija tan dura en cuestión de segundos que no pude evitar levantarla y tirarla en la cama. Pero cuando estaba a punto de cogérmela me frenó y me dijo.
   - ¿Qué haces nene? A las putas se nos coge con forro.- Agregó al ver mi cara de preocupación.
   Ya habíamos estado sin preservativo con Luz antes, ella tomaba pastillas, pero en ese momento estaba pensando en todo. Mientras me ponía el forro ella se ponía en cuatro y una vez listo me la empecé a garchar. Luz no tardó en empezar a gemir y a gritar mientras que con mis manos en su cintura, me la cogía bien fuerte. “¡Sí papi! ¡Sí!” decía con voz de trolita. “¡Qué bueno!” gritaba con ganas, lo cual era todo parte de la actuación, ya que ella era muy calladita a la hora del sexo. Su culito hermoso bien abierto en primer plano me llamaba a agritos. Me puse saliva en los dedos y se lo esparcí por la colita y despacito le fui metiendo un dedo. Ella no dijo nada. Seguí cogiéndomela por la conchita con la verga y por la colita con los dedos hasta que decidí probar por atrás.
   Tardó en entrar, se notaba que era una colita poco hecha, pero a Luz le gustaba. Una vez la tuvo adentro volví a tomarla de la cintura y me la fui cogiendo mientras que ella volvía con sus gritos y gemidos de placer. Estiré mis brazos y puse sus manos sobre sus tetas y despacito la fui levantando hasta que su espalda estuvo a pocos centímetros de pecho.
   - ¿Te gusta putita?- Le dije al oído.
   - ¡Me encanta!- Me dijo ella entre gemidos mientras yo le chupaba el cuello.
   Eso me volvió loco. La solté y la tomé nuevamente de la cintura y le empecé a coger el culo bien fuerte. Podía sentir como la leche iba saliendo a medida que mi pija le perforaba la colita. Luz gritaba de placer. Una vez que acabé me acosté en la cama y ella se dedicó a besarme el pecho y la pancita por un rato.
   Después de eso nos vestimos y volvimos un rato a los sillones. Cerca de la 1 de la mañana le dije que me tenía que ir porque al día siguiente salíamos temprano a Buenos Aires y ella me bajó a abrir la puerta.
   - ¡Ahhh! ¿Cuánto era?- Le pregunto después de darle un beso- 50 por el oral… ¡Ah no para! Fue sin forro así que 80. 100 por el sexo y 100 extra por la cola. ¿$ 280 entonces?- Ella se rió y me empujó para que me fuera.
   Pero yo abrí la billetera y saqué la plata (Tengan en cuenta que $ 280 en esa época era mucha guita) y se lo puse en el short mientras le daba un beso. Ella río pero no dijo nada. Me di media vuelta y me fui.


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