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Sorpresón con madura III.

Como decía en el relato anterior, me fui a casa a descansar y reponerme. Me fui a mi habitación, diciéndole antes a mi madre, que hoy me había pasado con el ejercicio, que iba a oír música y a descansar un poco. Así lo hice y una vez tumbado en mí cama oyendo música, no me podía quitar a Sofí de la cabeza, me daba cuenta de que había algo más que caerme bien, me gustaba, la deseaba. Pero también tenía claro que no quería enrollarme en serio con nadie.

Para quitarme esos pensamientos de la cabeza, me puse a pensar en lo sucedido por la mañana, intuía o me daba cuenta, de que Maite no había sacado todo su “potencial”, parecía que le faltaba dar un paso más. Y estaba lo decidida que le dijo al marido las cosas en la última llamada. No sabía si David llamaría o no, tenía dudas, aunque a ella no le vi ninguna.

Reconozco que me gustaba y excitaba, como se dejaban hacer la parejita, lo único que no sabía hasta donde se podía llegar, pero no creo que ellos tampoco lo supieran. Empecé a elucubrar lo que se podía hacer, se me ocurrían muchas cosas, algunas para mí en ese momento muy fuertes, pero todo era cuestión de probar, lo único que podía pasar que pusieran el freno. El NO ya estaba. Por lo que decidí que si llamaba, daría el primer “tirón” de cuerda. En esos pensamientos estaba, cuando sin darme cuenta me quede dormido.

De pronto oigo una voz y alguien que me zarandea un poco… Carlos David esta al teléfono, me dijo mi madre. Yo abrí sobresaltado los ojos, porque fui consciente de haberme quedado dormido. Dije a mi madre, “luego le llamo yo”, contestando mi madre, que además me tenía que levantar que la comida estaba en la mesa ya.

Me levante cogí el teléfono y David me dijo que pasara por su casa a la misma hora que la otra vez, me sonó como a una orden. Le dije que me era imposible, que había quedado, evidentemente era mentira, no se lo quería poner fácil y tensaría la cuerda, para saber cómo respiraba.

En ese momento la voz de el cambio, ya no era tajante, ya no ordenaba.

-Venga no seas así, que a Maite le gustara mucho verte.

-Ya, pero es que he quedado.

-Venga por favor. Seguro que lo puedes cambiar.

-Sí, eso sería fácil, una llamada y quedas para otro día.

Con voz más suave…

-Pues si es tan fácil, hazlo. ¿O es que hay algo que no te gusto? ¿O hemos dicho algo?

-Espera un momento, (mire donde estaba mi madre para que no me oyera) es que me gustaría las cosas de otra manera, no simplemente llegar y ya está. Espero que me entiendas.

-No te entiendo muy bien, pero dime lo que quieres, yo estoy abierto a todo y seguro que Maite no pondrá pegas. ¿Qué es lo que quieres?

-Me gustaría que saliéramos a tomar algo por ahí, ver lo que va sucediendo y luego el final en vuestra casa.

Se hizo un silencio, no sabía si se había cortado la llamada, tuve que llamarle dos veces por su nombre, hasta que dijo…

-No sé, es que es complicado, una cosa es aquí, que nadie nos ve y otra bien distinta…

Le interrumpí, diciéndole que no se preocupara que lo entendía, que no pasaba nada, que nadie tiene que estar obligado a hacer lo que no quiera. Yo sabía que iba a decir Si, en ese mismo momento o más tarde.

Como mi madre salió de la cocina, me puse a hablar de baloncesto, que un torneo para las fiestas de verano lo mismo estaba bien… que habría que buscar gente… que eso sí que fueran poquitos partidos…

-De acuerdo como tú quieras Carlos. Después de cenar, ¿Dónde quedamos?

-Le dije que en el disco-pub Pacific, que está muy bien ya que la música no era estridente y te permitía, además de bailar, charlar…

-¿A qué hora?

-A las once y media si os parece bien.

-Sin problemas, allí estaremos.

-David no cuelgues que se me olvidaba una cosa.

-Dime.

-Que Maite no lleve nada debajo, nada de nada.

-Bueno, es que ya no depende de mí, es que…

-David, nada de nada. ¿De acuerdo? (le dije con voz dominante)

-Vale, lo que tú digas.

Fue colgar el teléfono y me dio un subidón tremendo. Tuve que controlarme para no tener una erección en ese momento. Yo tenía ya bastante claras las cosas e igual que a mí me empezaba a gustar estaba convencido que David se quedó excitado, ahora solo quedaba ver como respondía Maite. Pero pocas dudas tenía yo.

Por la noche cene suave, me arregle y me dispuse a salir. Cuando mi madre me pregunto si había quedado con Sofí, la dije que no. Lo que provoco un “discurso de madre” sobre lo maja y estudiosa que era la muchacha. Que sus padres eran buena gente… etc. La di un beso y riéndome me marche.

Llegue al pub, la barra es grandísima en forma de media luna, me fui a uno de los extremos de la barra, que suele haber poca gente siempre y hay menos iluminación, bueno más tenue. David era maniático con la puntualidad, así que no deberían de tardar mucho en hacer su entrada.

Pero pasaba el tiempo y no sé por los nervios, no llegaban. Pensé que lo mismo se lo habían pensado y no vendrían. Pero estaba con esos pensamientos, cuando los veo entrar, ella viene con una minifalda negra de cuero, una camiseta también negra con un dibujo de unas letras plateadas, se nota que no lleva sujetador y unos tacones inmensos que hacen resaltar las piernas que tienen, que lleva pantys, eso ya no me hizo tanta gracia. Porque no encontraba sentido a que los llevara con el calor que hacía. Me ven y se acercan, ella me da dos besos que los noto muy lascivos. Y él me da la mano con timidez, inaudito en él, que siempre saluda con mucha seguridad y con un fuerte apretón con la mano.



Piden la bebida y David dice porque no sentarnos mejor en donde están las mesitas. Yo digo que ahora cuando nos tomemos una, lo vemos. Se sientan en los dos taburetes que hay, quedándose Maite en el del medio. David empieza con el rollo de ese pub, de como era antes con el anterior dueño, yo aunque este mal decirlo, la verdad que no le prestaba mucha atención.



Estaba mirándolo, pero estaba a otras cosas, como jugar con un dedo suavemente por la rodilla, principio del muslo de Maite. Ella se medió giro, para quedarse más de frente a mí. El seguía y seguía hablando. Se oye una voz, que anuncia que va a empezar una actuación musical en vivo, nos giramos todos para ver quiénes son, quedando David el primero, Maite la segunda y yo detrás de los dos. Es un grupo joven los que actúan, no lo hacen mal. Maite ahora se apoya sobre la espalda de su marido poniendo las manos y la barbilla sobre el hombro de él, dejando el culito en pompa. Demasiada tentación para resistirse.



No me lo pienso mucho, empiezo con mucho disimulo a meter una mano por detrás a Maite, entre sus piernas, lo hago con suavidad y despacio. Esperando la reacción de ella.



Me doy cuenta de que no eran pantys, son medias lo que lleva y la reacción de ella es abrir un poco más las piernas, llegando a su coñito y pudiendo comprobar que debajo no lleva nada.



Poco a poco la voy acariciando, noto como se va humedeciendo. Y con un dedo empiezo a acariciar su clítoris, que se endurece rápidamente, ella se contonea muy suavemente, apenas se nota, ahora cambio los dedos y le empiezo a meter dos dedos dentro de su coñito, ella se queda parada, para continuar su movimiento una vez que los nota ya bien dentro, ahora si se la nota un poco más, como mueve el culo.



David hasta el momento no se está enterando de nada. Pero Maite en un momento dado se la escapa un gemido, que trata de controlar, pero no lo puede evitar. El marido que tiene la boca de ella muy cerca de su oído, se gira y pregunta que la pasa y ella solo dice pssshhhhhhh… que no se oye la música si habla.



Termina la actuación por el momento, yo tengo los dedos empapados y Maite mojadisima. David vuelve a insistir lo de sentarse en una esquina en una mesa con sillas que están libres. Allí nos vamos. David dice que va al servicio, que fuéramos discretos, esto lo dice muy serio.



Nada más irse, cojo la mano de Maite y me la llevo a bailar. Al ratito veo como el vuelve a la mesa, no nos ve y yo veo como mira para todos los lados, hasta que nos ve en la pista “bailando”.



Maite esta frente a él, le buscaba con la mirada y con su sonrisa, al tiempo que yo desde atrás la rozaba con mi paquete su culo y le sobaba las tetas mirándole a él también. La metía mano a placer sin la mínima resistencia por parte de ella. Tenerla ahí a ella y ver a su marido, hacía que mi polla estuviera a reventar. Ahora acercaba mi boca a su oído y la decía que me gustaba que fuera tan puta, ella como única contestación fue apretar su culo contra mí.



Regresamos a la mesa, David estaba nervioso, nos sentamos quedando ella sentada entre los dos. Ahora estaba claro que quien dominaba la situación era yo y eso me calentaba más. Una vez sentados, yo hablaba con David y metía mi mano entre las piernas de Maite, ella tenía la cabeza apoyada en el respaldo, con los ojos entrecerrados y disfrutando de lo que le hacía.



En un momento dado, saque mi mano, estando mis dedos empinadísimos, ella abrió los ojos, iba a decir algo, cuando me oye decirle a su marido… Mira cómo está la zorrita de tu mujer, extendiendo mi mano hasta cerca de su boca, para que lo pudiera ver bien, sin esperármelo se los metió en la boca y los chupo.



Maite con voz cachonda, le dijo, por lo que veo hoy dejaras de ser cornudito para ser todo un cornudo. ¿Te das cuenta que un chico jovencito va a hacer con nosotros lo que quiera? ¿Estamos a tiempo de parar todo esto? En ese momento esperaba oír lo que tenía el que decir.



David la pregunto a ella que es lo que quería. No sé si porque ella intuía la contestación, o que conocía mejor a su marido que el mismo, solo dijo que haría lo que él quisiese, pero que si decidía continuar, ella no tendría marcha atrás, “que es como el comer y rascar, que es todo empezar”.



Él dijo que por el continuaban. Ella fue oír eso, me miro y nos dimos un beso morboso, caliente, muy húmedo. Los pezones los tenía que parecían querer romper la camiseta negra que llevaba. Se los pellizcaba cada vez con más intensidad. Ella roneando me musito que se lo mordiera. No me hice de rogar, levante la camiseta y me agache a comerme ese pezón que parecía que iba a estallar. Ella me acariciaba la cabeza mientras se lo lamia y se lo mordisqueaba.



David estaba como alterado, no hacía más que mirar alrededor, no se pudo aguantar y nos dijo que nos cortáramos un poco.



¡Ni se te ocurra! Decir no, a nada. Dijo ella.



El la miro y cambio totalmente Si, si mi amor, solo dime que hacer y lo hare, no te enfades.



Maite le dijo, bien así me gusta, déjame disfrutar y gozar. Y disfruta tú también de ver cómo me soban, como me follan, delante de tus narices. Uuuhhhmmmm ¡QUE PLACER!



Ya nada me sorprendía, estaba claro de que los dos habían dado el paso que querían dar y no se atrevían, todo lo anterior para ellos era muy light.



-Bueno… amor… ¿Quieres venir con nosotros? ¿O prefieres que Carlos y yo nos vayamos solos a casa o a un hotel? Pregunto Maite.



David con voz bajita, casi avergonzado dijo…



-Me gustaría estar yo también.



-Quien manda es Carlos, así que pídeselo a él.



El me miro y me lo pregunto, yo le dije que por mí no había ningún inconveniente, siempre y cuando hiciera sin rechistar lo que se le mandara. El movió la cabeza diciendo que sí.



Era más sumiso de lo que yo pensaba por la mañana. Puestas las bases él se fue a pagar, mientras nos besábamos apasionadamente, ella tocándome mi polla por encima del pantalón y yo a ella por todos los lado, en un momento que paramos nos encontramos de pies a David mirándonos, no había dicho nada.



Nos recompusimos y salíamos para coger el coche de ellos. Un amplio mercedes. Cuando abre las puertas, Maite se va a sentar delante y la digo que hace, ella se queda mirando y la indico que se meta detrás conmigo. Ella sonríe maliciosamente y se mete detrás. Una vez que estamos todos metidos, le digo a David que para su casa, pero que no corra y vaya por el sitio más largo que se le ocurra.



Nada más arrancar volví a meter la mano por debajo de la falda, ella abrió las piernas todo lo que pudo, se recostó y se dejaba hacer. Vi como David miraba por el retrovisor, me moví hacia delante y moví el retrovisor para que no pudiera ver nada. Ella gemía cada vez más.



Ella quiso tocarme y no la deje. ¿Qué haces? Todavía no toca, ella me miraba con cara de pena, eso me divertía.



-Explícale a tu marido como estas.



-David estoy encharcada, jamás había estado así, me voy a correr en cualquier momento.



Ella vuelve a intentar tocarme. La paro nuevamente y la digo que lo tiene que pedir su marido. Ella no se lo piensa, con voz desesperada…



-David tengo ganas de comerme el rabo de Carlos, dile que me deje.



Él no dice nada, sé que está preocupado porque vamos en el coche. Ella se enrabietada dice…



-David, déjate de sandeces, no me cabrees.



-Vale por mí, dijo David.



Ella ya estaba dispuesta y yo dije que eso no eran formas de pedir las cosas. Maite ni se lo pensó, le dio un palmotazo en el cuello.



-Carlos por favor, déjala que te coma la polla.



Ni bien escucho esto, se tiro como una autentica loba hambrienta sobre la cremallera del pantalón. Como la polla está totalmente erecta, no podía sacarla, de manera alocada me desabrocho el cinturón y el pantalón. Logro sacar la polla.



-¡OOOHHHHH… ESTO SI QUE ES UN BUEN RABO… ES FABULOOOOOSO! Exclamo mientras con sus manos me agarraba la polla y se la dirigía a la boca.



La mamaba con tanta excitación y nerviosismo, que la tuve que parar porque me hizo daño un par de veces.



-Si me vuelves a hacer daño, luego te “castigare”.



Se la metía de una manera que me parecía increíble. La tragaba como si no hubiera un mañana.



-David, menudo “punto” tenías en casa y tú sin saberlo. Es que no es una mamada, me está follando con esa boquita que tiene, es demasiado.



La notaba tan caliente, que la quite y la dije que luego más. No la hizo mucha gracia. Para compensarla continúe con la paja que le estaba haciendo antes, pero fue tocarla el clítoris y… estallo con un grito, que nos sorprendió a su marido y a mí.



Mire para saber por dónde íbamos y como ya estábamos cerca de casa, nos pusimos bien y entramos al ratito por el garaje. Nos metimos en el ascensor y lo primero que hicimos fue morrearnos. Pero el ascensor paro en la planta baja, había un matrimonio conocido, nos saludamos todos, como si yo fuera solo no acompañando a la parejita. Una vez dentro no me corte y sin que nadie se diera cuenta, metí mi mano por detrás de la falda de Maite. No dijo nada, se le dibujo una sonrisa en los labios.



Fue bajarse los vecinos y nos reímos los dos, David no sabía de qué.



Entramos en la casa y fuimos directos al salón. Yo me senté en un sillón individual, David en uno de los grandes y Maite se quedó de pie, pregunto que queríamos tomar, yo la dije que se acercara y lo hizo, quedándose de pie junto al sillón, metí mi mano por debajo de la falda y dije a David que pusiera en las copas, se levantó sin quitar ojo de lo que le hacía a su mujer, nos preguntó que íbamos a beber y se puso a prepararlo.



Maite de lo caliente que estaba, solo me decía que la dejara sentarse en mi polla, que no aguantaba más. Se puso un poquito “pesada”, sin pensármelo y todavía sigo pensando cómo se me pudo ocurrir, me levante me senté en una silla, la llame la tumbe sobre mis piernas y levantando la faldita, la di varios azotes, ella no protestaba solo gemía, la deje las nalgas bien rosaditas, en esa misma posición la acariciaba el culo, ella ronroneaba, luego metí mi mano entres sus piernas y estaba mojada por todos los sitios. Moje mi dedo pulgar metiéndolo en su coñito, salió empapado y se lo metí en el culito, entro perfectamente, ella solo dijo uuufffffffffffff…



David no se perdía nada. Se acercó con las copas y cuando dejo los vasos cerca de donde estábamos, pude advertir una erección importante en el. Lo que hice saber a su mujer, que lo miro y dijo… AAAYYYY CORNUDO, LO QUE NOS HEMOS ESTADO PERDIENDO TODO ESTE TIEMPO….



Yo cogí mi vaso y bebí un poco, senté sobre mis piernas a Maite y la dije que bebiera un poco. Ella me contesto que lo único que quería tomar ahora era mi lechecita.



-Anda Carlos dámela toda, toda tu leche, no me aguanto más, quiero que me llenes mi boca.



Nos levantamos y nos fuimos hacia su habitación, viniendo detrás como un corderito David. Una vez en la habitación les dije que se desnudaran, ellos lo hicieron y yo también. El más rápido fue David, se le veía empalmado total y me di cuenta de cómo miraba mi polla, Maite que se dio cuenta, riéndose dijo…



-Mira además de cornudo, “maricona”, le debió gustar el otro día cuando se la comió… jajajaja



Él se puso rojo como un tomate.



Nosotros nos tumbamos en la cama y el marido en el butacón. Maite no se esperó ni un segundo, se puso a mamarla con ansia. Yo estaba disfrutando mucho, pero vi al marido y quise dar un paso más.



-Qué piensas cuando ves a la puta de tu mujer, mamándomela así y dime la verdad.



El que se tocaba con disimulo dijo…



-Nunca conmigo había gozado tanto haciéndome una mamada como contigo. Jamás la vi tan caliente, tan desaforada por una polla y por qué se corran en su boca. Y no sé, pero me excita sobremanera verla así.



Ella al oír eso le dijo que se acercara para verlo mejor. El me pregunto ¿puedo?, lo que me dejo desconcertado, pero reaccionando rápido le dije que sí. Se tumbó al otro lado, veía como su mujer se metía y sacaba mi polla en su boca, el acariciaba su cabeza, ella le dio un beso metiéndole bien la lengua en la boca, diciéndole si le gustaba el sabor a polla. El solo asintió con la cabeza.



Ella y yo dijimos que no le oíamos, hasta que dijo que sí. Ella volvió a mamármela, después de un ratito dijo, la “maricona” parece querer dar una chupadita, me movió mi polla torciéndola un poco hacia donde estaba él y le dijo venga, él no se lo pensó, empezó a darle lametazos, ella le cogió la cabeza desde atrás y la empujo para que la metiera toda hasta la garganta, le dio una arcada grandísima.



Me quiete y los dos se quedaron mirándome. Aunque yo sabía la respuesta de lo que iba a preguntar, pregunte si tenían alguna cuerda, antifaz, juguetitos… ella sonriendo, me dijo que si, la dije que lo trajera todo. Se levantó y así lo hizo.



Le dije a David que se pusiera el antifaz, que era grande y no le permitiría ver nada. Luego con todo lo grande que era, le ate las manos juntas con una cuerda y una vez atado, con otra cuerda lo ate al cabecero de tal manera, que pudiera estar cómodo boca arriba, boca abajo o de costado. Eso sí, le dije que no quería oír ni una palabra si no era para contestar alguna pregunta. Ahora solo podría oír.



Maite estaba como obsesionada, solo quería que me corriera en su boca. Y ahora lamia y chupaba mi polla, haciendo más ruido, más salvaje.



Se paraba para decir…



-Dame tu leche, Carlos, lléname la garganta.



-Ahógame con tu leche.



Todo esto cada vez lo decía con una voz más profunda, como si estuviera otra vez a punto de correrse. Yo la verdad que estaba que no me aguantaba ya…



-¿Quieres leche?, pues… TOMA LECHE, TOOOOMA, CHÚPALA TOOODA, TRAGA ZORRA, AAAAHHHH, QUE PUTA QUE BIEN MAMA DAVID. Dije gritando.



Ella se lo tragaba todo, haciendo ruiditos, de estar pasándolo bien, yo mientras me corría la follaba con los dedos y no había acabado de correrme y ella se corrió otra vez.



David estaba como intranquilo, cachondo perdido, de su polla totalmente erecta, empezaba a salir gotitas de líquido pre seminal, le salía sin tocarse.



-Eres una autentica zorra, me dejaste seco.



Ella sonreía y por los labios se la veía parte de la corrida. Se fue hacia donde David y le beso, el al notar su boca, abrió la suya bien, recibiendo la lengua de ella con la corrida, se movía como pidiendo a Maite que le tocara, debía estar que reventaba.



Una vez que beso a su marido, se fue hacia el otro lado de la cama, donde estaba yo, se apoyó en mi pecho, mirándome. Con voz modosa…



-Mi boca ha probado muchas pollas, pero ninguna como esta.



-Ha sido la mejor corrida en mi boca. Ni las otras veces que te corriste, esta ha sido explosiva.



-Tu leche sabe distinta a las demás, me encanta.



-Prométeme que me darás mi ración muy a menudo.



Me limite a sonreír, estaba que no cabía en mí, pero la noche no había acabado.



Me moví de como estaba, para tener mejor posición, comencé a acariciarla, poco a poco, ella se animaba, aunque no hacía falta mucho. Ella se iba restregando contra mí, me acariciaba la polla, que tampoco la hacía falta mucho para que volviera a ponerse erecta.



– Cornudo, acércate a nosotros y ponte de rodillas y observa como acaricia y besa un hombre de verdad… Ahhhhhh, que no puedes jajajaja dijo ella.



Me agache y la empecé a comer el coño, estaba mejor que las otras veces, era tocar con la punta de la lengua, cualquier parte de su coñito y era derretirse, esta súper excitada. No pensaba esperar más, estaba más que preparada para follarla por cualquier sitio. La hice colocarse a cuatro patas, ella antes de colocarse cogió un consolador mediano y se colocó cerca de su marido, me miro con cara de pervertida total, estaba desconocida.



-Cornudo date la vuelta. Ponte boca abajo.



Le costó un poco, pero lo hizo. Yo imaginaba lo que iba a hacer. Empecé a metérsela poco a poco, pero al final se la metí de golpe, porque entraba como la seda. Maite no perdió el tiempo y dirigió el consolador hacia el ano de David. El al notarlo se resistía. Hasta que elle le dijo…



-¿Te acuerdas cuando me diste por culo la primera vez?



-Me decías tranquila amor, que si ayudas no duele, solo dolerá un poquito al principio…



-Me decías también, sobre todo no fuerces, relájate…



-¿Te acuerdas ahora?



-Pues ahora te voy a follar el culo un poquito y luego mi dueño Carlos te romperá el culo.



Yo me sorprendí de lo que decía Maite, pero la muy puta me ponía cachondo, la follaba con más fuerza y ella marcaba el mismo ritmo con su marido. De pronto le dejo medio consolador metido en el culo, ella entro como en trance, se apoyó con las manos en la cama y la cabeza encima de sus manos, me pedía que más fuerte y fui lo más fuerte que pude, lo que ocasiono una corrida brutal en Maite.



Ella se quedó quieta, con la respiración muy fuerte, me miro y me dijo…



-Joajana… si sigues así me vas a “matar”. Eres muy joven para mí.



-Se bueno y rómpele el culo, que sepa quién manda desde ahora.



Ella saco un condón, me lo coloco y se fue hacia su marido. Se acercó a su oído y oí como con voz suave le decía…



-Nuestro jovencito dueño, quiere romperte el culo, te lo va a desvirgar el, así que ponte a cuatro y no rechiste.



Él lo hizo, quedando su culo en pompa y con el consolador a punto de salirse del todo. Ella me miraba con unos ojos lascivos, mordiéndose el labio inferior.



Nunca me imaginé en esa situación y de imaginarlo nunca hubiera sido con David, eso seguro. Me puse detrás de él, empecé y costaba meterla, él se resistía. Hacia fuerzas. Maite al darse cuenta, dijo si no te relajas lo pasaras muy mal.



Ella se puso detrás de mí, me comía el cuello, las orejas. Estaba demasiado excitada. Empecé a empujar, ya iba entrando, el apretaba los labios, pero le debía de doler. Maite se acercó a él y le decía, menudo pollón se está comiendo tu culito. Yo no sabía si parar, pero ya estaba dentro toda la polla, empecé a follármelo, no sabía si le estaba gustando hasta que oigo a Maite decir…



-Si se ha corrido sin tocarse a la segunda metida… jajaja



Saque mi polla, me quite el condón y vi unos hilillos de sangre, no para preocuparse. Le dije que se fuera a poner agua fresquita.



Mientras yo seguía empalmado, la cogí a ella y nos empezamos a morrear, nos acariciábamos y ella melosa me decía que quería seguir follando, yo la decía que tranquila.



Llego David de nuevo, le dije que trajera agua fresquita, que tenía mucha sed. Nos trajo una botella y dos vasos. Bebimos agua y él estaba sentado en un lado de la cama, volvía a estar medio empalmado. Con voz firme le dije…



-Ahora sal de la habitación y cierra la puerta. Queremos follar tranquilamente Maite y yo. Tú sobras ahora.



Yo creo que tuvo unos segundos de duda, pero se levantó se fue y cerró la puerta.



Maite se puso contenta y estuvimos follando casi toda la noche. Me fui a asear y mientras lo hacía no me lo podía creer. Salí del baño la di un beso y me fui. David estaba en el salón, me preocupaba un poco ese momento. Me acompaño a la puerta, medio la mano fuerte y me dijo… GRACIAS.



Me esperaba cualquier cosa menos eso. Mientras subía a mi casa, solo pensaba, si la gente lo supiera… se me escapo una gran sonrisa, porque nos tendríamos que ir todos del barrio.

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