Esta es la historia de Emanuel, un ganador de 24 años que tiene anécdotas muy interesante para contar, llenas de chicas y amigas y por supuesto con muchas historias sexuales. Esta historia es ficción, sin embargo eso no quiere decir que se basa en algunos hechos reales…
Capítulo 5: Natalia
El 2010 se venía planteando como un año inusual. Con los chicos de la secundaria nos veíamos poco y nada ahora que todos éramos universitarios. Leandro y Cristian se habían inclinado ambos por Ingeniería Industrial, por lo que de vez en cuando se veían. Facundo en cambio había empezado Ingeniería en Sistemas. Juan Pablo en cambio estaba metido en Filosofía. De las chicas había bastante variedad: Camila, que seguía de novia con Patricia estaba estudiando Psicología; Clara se había mandado con el Profesorado de Inglés; Celeste cursaba Administración de Empresas, pero en una facultad privada por lo que yo no la veía nunca; Marisol había arrancado con medicina y Giselle con odontología. Pero lo más llamativo de todo es que Juan Pablo y Giselle, que habían estado juntos un par de veces desde que terminamos la secundaria, empezaron a salir de manera más seria y parecía que iban por buen camino.
- Me encanta.- Nos dijo él un viernes que nos juntamos a tomar una cerveza.- Está muy buena, es hermosa, me hace reír mucho y me encanta como coge.
En cuanto a la facultad las cosas se pusieron algo complejas. Además de que cada día teníamos que estudiar más y de vez en cuando aparecían algunos exámenes, Luz se había enojado mucho conmigo por no haber ido a su cumpleaños. Como si fuera poco Esteban me confirmó que ella estuvo con David (un chico de la facultad un año más grande que nosotros) y al cabo de las dos semanas se terminaron poniendo de novios. Diego obviamente defendía mi postura una vez que le conté lo que había pasado con Tatiana, pero esteban y Clara opinaban que yo había estado mal y que había desperdiciado mi oportunidad de estar con ella.
- Ya fue loco.- Les decía Diego.- El pibe se quedó cogiendo con otra y ella esa noche terminó estando con David. Quedó claro que ninguno de los dos se moría por estar con el otro.
Pero Diego estaba equivocado. Yo no solo tenía ganas de estar con Luz, sino que me moría de celos cada vez que la veía con David. Pero no decía nada y hacía de cuenta como que no me importaba. La reacción de Tatiana no había sido la esperada, ya que yo me imaginaba en base a lo que me habían contado que me iba a buscar después del sexo, pero no. De hecho al fin de semana siguiente fui yo el que le propuso vernos más que nada para tener sexo, pero ella me dijo que no. Así que me quedé sin la posibilidad de estar con Luz y sin poder coger con Tatiana. Pero tenía un as bajo la manga…
Una noche que salimos con Javier y los chicos del club en el verano yo estuve con Natalia, una morochita, peticita con un culito muy lindo, a la cual le di mi número para halar y ver de hacer algo. Obviamente lo que yo quería era coger. Pero me costó más de lo que me imaginaba. Recién en Marzo, después de algunas salidas al parque y a tomar un helado, conseguí que viniera una tarde a casa y cogimos. Pero no fue muy bueno que digamos. Yo venía cogiéndome a Lorelei y otras putas de “La casa del cielo” por lo que no tuvimos mucha conexión. Sin embargo ella siguió interesada. Y después del percance de Tatiana y de que Luz se pusiera de novia, no me quedaba otra que sacarme la leche con ella.
Mayo arrancó con el cumpleaños de Diego y al enterarme que Luz iba a ir con David hice lo peor que podía haber hecho, invité a Natalia para que fuera conmigo. Ella obviamente se emocionó y me dijo que sí. Esa noche se la presenté a los chicos y ellos sin poder creer lo que había pasado me preguntaron si de verdad quería estar con ella. Puede que hayan sido los celos de que otro estuviera besando a Luz, o el hecho de que habíamos tomado demasiado Fernet, pero esa noche vi en Natalia una chica mucho más linda, sensible, tierna, divertida, de lo que la venía viendo.
Fisicamente Nati era petisa, bien flaquita, con nada de tetas y un culito muy lindo. Tenía pelo marrón lacio y ojos negros, así como una boquita divina y bien carnosa. De personalidad era muy simpática, con una sonrisa siempre en la cara, bastante sensible y tierna, pero trataba de verle el lado positivo a las cosas. Había terminado la secundaria el año anterior y estaba estudiando Quinesiología.
Así que empezamos a salir. De vez en cuando nos veíamos a la tarde para tomar algo, o salíamos a la noche a comer. Más de una tarde nos juntábamos en mi casa o en la suya y después de alguna charla simple terminábamos en la cama. El sexo se había vuelto mucho más atractivo y empezábamos a congeniar. La cosa iba bien hasta que conocí a Florencia, una de sus amigas.
Fue el 4 de Junio de 2010 a la noche, era viernes y decidimos salir a bailar los dos solos. Ella sabía que sus amigas iban a ir a un boliche no muy lejos de mi casa y decidimos ir ahí también. Al principió entramos y fuimos a la barra y después de comprar unos tragos nos pusimos a bailar. Ella enseguida encontró a Flor y se pusieron a hablar. Flor, una rubia, alta con un culo increíble, estaba bastante en pedo. Le dijo a donde estaban las otras chicas y Nati enseguida fue a buscarlas, dejándome solo con Florencia.
- Así que vos sos el que se coge a mi amiga.- Me dijo riéndose. Yo le respondí un “sí” incomodo.- Está bien.- Agregó abrazándome con un solo brazo.- ¿Cuándo se van a poner de novios? Ella está re emocionada con vos, pero está algo triste porque dice que no le preguntás si quiere ser tu novia…
La conversación, por suerte, se cortó enseguida ya que volvió Natalia con dos amigas más Paulina y Soledad y después de hablar un rato con las 3 se fueron para dejarnos solos. Pero las palabras de Flor se habían quedado en mi cabeza. Nati estaba esperando que yo le dijera de ser novios, ella quería algo más que salir y divertirse conmigo. Y después de todo tenía lógica, salíamos juntos, nos veíamos todo el tiempo, inclusive esa noche ella se iba a dormir a mi casa! Sin embargo yo tenía mis dudas.
La noche siguió como si nada hasta que a las 4 de la mañana Paulina nos vino a buscar diciendo que Flor estaba vomitando en el baño y que no sabían cómo sacarla. Con ayuda de un patovica, la llevamos afuera y le dimos algo de agua. Pero ella estaba completamente en pedo, así que en un acto algo heroico la acompañamos hasta la casa y después fuimos a lo de Soledad, que Paulina y ella se quedaban ahí. Recién después nos fuimos a casa, pero ya eran cerca de las 5:30 de la mañana.
- No son así siempre.- Me dijo Nati dándome un beso cuando entrabamos a casa.- Hay veces que son peores.- Agregó riéndose.
Nos pusimos a hablar un rato de sus amigas mientras nos cambiábamos y me contó que Flor era la mas alcohólica de las 4, pero que Paulina era la más sexopata de todas, que le encantaba coger con cualquiera y que siempre les contaba lo que hacía. La conversación me puso algo imaginativo ya que Paulina estaba muy buena. Era flaca, morocha de pelo ondulado, con ojos claros, unas lindas tetas medianas y un culito hermoso. Tenía una nariz chiquita y una boquita divina, que le hacían una carita perfecta. Imaginármela cogiendo con flacos desconocidos y haciendo cualquier cosa que ellos le pidieran me generó cosquillas en la pija.
Nos acostamos en la cama y sin dar muchas vueltas Nati se puso encima mío y nos empezamos a besar. La cosa no tardó en ponerse hot. Fui bajando mis manos desde su cuello hasta su culo pasando por toda su espalda de manera muy sensual. Ella me seguía besando y de a poco se fue yendo al cuello y al pecho, todo esto de manera muy sexy, besos largos y mojados. Con mucha sensualidad fue bajando por todo mi cuerpo hasta llegar a las piernas. Se dedicó a besarme en los muslos y de a poco se iba acercando a mi verga que ya estaba muy dura. Despacito me sacó el bóxer y lo tiró al piso. Mi pija completamente dura fue un imán para su boca.
Natalia me la empezó a chupar por primera vez desde que estábamos juntos. Lo hacía muy despacio. Subía y bajaba su boca por todo el tronco, le daba besos y le pasaba la lengua de arriba a abajo. Ella me miraba fijo a los ojos y le calentaba mucho verla haciéndome un pete. Me la agarró con la mano y me empezó a pajear mientras volvía a besarme las piernas, pero esta vez bien al lado de la pija.
Me levanté como pude y le acosté boca arriba contra el borde de la cama. Me arrodillé delante de ella le abrí las piernas y le empecé a chupar la concha. Ella enseguida se relajó y empezó a largar esos suspiros y gemidos que a mí me volvían tan loco. Con la mano le abría la conchita y con la lengua le lamía el clítoris en todas direcciones, haciendo que ella se revolcara de placer. “Ay sí” gemía entre dientes cada vez que le pasaba la lengua por toda la concha. Le fui metiendo un dedo despacito mientras la besaba. Después otro. De a poquito me la fui cogiendo con los dedos y ella ya no podía contener un silencioso “Ay” cada vez que mi mano entraba a fondo.
Me acomodé sobre el borde de la cama, la agarré de la cintura y la tiré bien contra el borde y le metí la pija adentro sin dar muchas vueltas. Ella largó un grito de placer que se lo tuve que callar con la mano para que mis viejos no escucharan nada. Despacito me fui moviendo hacia adelante y hacia atrás, haciendo que mi pija saliera y entrara de su concha cada vez más rápido. Ella se retorcía de la excitación, se mordía los labios para evitar los gritos y gemidos y se apretaba las tetas con las manos. Sus piernas me envolvían para que no me pudiera alejar. La sensualidad iba desapareciendo para darle lugar a la calentura y el salvajismo.
Después de un rato me empujó con las piernas y mientras se levantaba me hizo acostar boca arriba en la cama. Buscó un forro en el placar y me lo tiró y mientras me lo ponía ella se iba tocando todo el cuerpo. Una vez listo, se sentó encima de mi mirándome. Se agachó para que nuestros cuerpos quedaran pegados y me dio un beso. Puse mis manos en su espalda y de a poquito las fui bajando hasta su culo. Ella se fue moviendo hacia adelante y hacia atrás y cuando remontó el ritmo se levantó empujándose con las dos manos sobre mi pecho. Nuevamente tuvo que hacer un esfuerzo para no gritar del placer. Mi verga bailaba sobre su concha. Ella me miraba fijo con la boca abierta, poniendo cara de putita satisfecha.
Cuando sentí que ya no podía más, la agarré del culo bien fuerte y la levanté sin sacarle mi verga de adentró. Haciendo algunos movimientos complicados nos di vuelta y ella quedó abajo otra vez. Le levanté las piernas hasta ponerlas en mis hombros y sin pensar en nada me la empecé a coger lo mas fuerte que podía. Ella se tuvo que poner la mano en la boca para no gritar y cuando acabé dándole un golpe seco en los muslos pegó un soplido indicando que ella también había llegado al climax.
Nos acostamos en cucharita, ella nos tapó con la sábana y yo puse mis manos sobre sus tetas una vez se acostó. Le di un beso en la mejilla al que ella respondió con una sonrisa y pegando más su cuerpo al mío. Sin pensarlo se me dibujó una sonrisa en la cama, la situación me ponía feliz. No pude contener la pregunta:
- ¿Querés ser mi novia?
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