Pequeño Relato. Espero lo disfruten...
Sentís que las sábanas te acarician recorriendo tu cuerpo, abandonándolo, dejando al descubierto. Con los ojos aun cerrados tus piernas son atrapadas por dos manos que la recorren desde los pies hasta los muslos, no querés abrir tus ojos, solo te dejas hacer, una sonrisa cómplice y lujuriosa se te dibuja en el rostro. Las manos te siguen acariciando, separando tus piernas, las cuales moves lentamente, abriéndolas más, como recibiendo al intruso. Dejas de sentir las manos en tu piel, para sentir una boca que comienza a devorarte desde la punta de los dedos, lentamente, como si el tiempo no importara. Toma tu pie y lame uno a uno tus dedos, empeine, costado del pie, tobillos y continua subiendo por tu pierna, lamiendo, besando, subiendo. Sus manos acarician tus muslos, su boca continua su camino ascendente ya llegando a tus rodillas, pasándolas y comienza a besar el comienzo de tus muslos, suave lento, tus ojos aun cerrados se dejan hacer, cada beso que avanza anhelando con escalar hasta el placer hace a tu cuerpo estremecer, lentos movimientos de tus caderas indican que las caricias te agradan, tus manos se despegan de las sábanas para dirigirse a tu cara, acariciarte, tocar tus labios e introducir un dedo en tu boca, que lo atrapa suavemente con tus labios que lo aprisionan. Al sur de tu cuerpo los besos y mordidas continúan, recorriendo la parte interna de tus muslos, subiendo y subiendo, lento, lujurioso. Cada beso, cada lamida eriza tu piel, tu cuerpo, tu sexo. Los besos no se detienen, nada impide su avance. Apoyas tus pies sobre las sábanas, abriéndote mas, dándole permiso a el intruso a seguir hasta el final. Los besos ya recorren los costados de tu ropa interior, en ese lugar tan sensible, la lengua inquieta recorre por sobre tu tanga a lo largo de su extensión, ejerciendo presión sobre tus labios y clítoris. Un suspiro se escapa de tu boca y te mordes el dedo que allí continúa. Los besos y lamidas no se detienen, por sobre tu ropa interior. La boca se despega y una mano toma su lugar, dedos inquietos ahora te recorren, tus labios se marcan sobre la tela diminuta, labios hinchados y sedientos de placer, la presión ejercida logra que la tela se introduzca entre los pliegues de tu sexo, las caricias continúan y una de tus manos toma la prenda tirando de ella, como deseando que te penetre, esto hace que mas tela se introduzca. Con los ojos cerrados en tu cara se dibuja el placer, la leve luz que entra en tu habitación resalta tus gestos. Los labios vuelven al ataque lamiendo los labios que escapan de la ropa interior, ese contacto provoca que tu cuerpo se contornee suavemente. Tu mano separa tu tanga de tu sexo, dejándola a su merced, invitando a devorarla, labios gruesos y brillantes, la humedad es total, estas mojada, excitada y deseosa. La boca no se hace esperar, la lengua en toda su extensión recorre tus labios, desde su comienzo hasta el clítoris, duro, desafiante, tu gusto es exquisito, es sabor a lujuria, sexo y deseo. La lengua inquieta no deja de recorrerte, hurgando cada pliegue, saboreando tu clítoris, introduciendo en tu sexo como si fuera un pequeño pene, los besos no se detienen, las lamidas tampoco, labios y clítoris succionados, mordidos. Tu clítoris atrapado entre sus dientes, dándole pequeñas mordidas de placer, excitándote. La dedicación es total, tu respiración se agita, denotando que el camino es el correcto, besos, lamidas, caricias, no se detienen en tu sexo que cada vez se moja más y más. Tus manos presionan su cabeza, como marcando que de ahí no salga, que sr introduzca mas y que no me detenga. Sus caricias aumentan de velocidad, tus caderas se agitan, sentís llegar el placer, esa inminente explosión, te entregas entera, estas en la cima del placer, sintiendo desde tus entrañas como llega el clímax, su boca no se aparta y continua, tu espalda se arquea y un grito de placer se escapa de tu boca, tu cuerpo tieso se desploma sobre las sábanas y sentis como emanan tus jugos recorriendo tu entrepierna, una sonrisa en tu rostro.... Abris los ojos, tus manos aún se mueven lentamente sobre tu sexo, mojados, húmedos... Notas que estas sola, que no está allí, que solamente te visito en sueños para llevarte al placer... Sonríes, te acomodas tu tanguita y te dispones nuevamente para continuar la noche en los brazos de Morfeo....
Sentís que las sábanas te acarician recorriendo tu cuerpo, abandonándolo, dejando al descubierto. Con los ojos aun cerrados tus piernas son atrapadas por dos manos que la recorren desde los pies hasta los muslos, no querés abrir tus ojos, solo te dejas hacer, una sonrisa cómplice y lujuriosa se te dibuja en el rostro. Las manos te siguen acariciando, separando tus piernas, las cuales moves lentamente, abriéndolas más, como recibiendo al intruso. Dejas de sentir las manos en tu piel, para sentir una boca que comienza a devorarte desde la punta de los dedos, lentamente, como si el tiempo no importara. Toma tu pie y lame uno a uno tus dedos, empeine, costado del pie, tobillos y continua subiendo por tu pierna, lamiendo, besando, subiendo. Sus manos acarician tus muslos, su boca continua su camino ascendente ya llegando a tus rodillas, pasándolas y comienza a besar el comienzo de tus muslos, suave lento, tus ojos aun cerrados se dejan hacer, cada beso que avanza anhelando con escalar hasta el placer hace a tu cuerpo estremecer, lentos movimientos de tus caderas indican que las caricias te agradan, tus manos se despegan de las sábanas para dirigirse a tu cara, acariciarte, tocar tus labios e introducir un dedo en tu boca, que lo atrapa suavemente con tus labios que lo aprisionan. Al sur de tu cuerpo los besos y mordidas continúan, recorriendo la parte interna de tus muslos, subiendo y subiendo, lento, lujurioso. Cada beso, cada lamida eriza tu piel, tu cuerpo, tu sexo. Los besos no se detienen, nada impide su avance. Apoyas tus pies sobre las sábanas, abriéndote mas, dándole permiso a el intruso a seguir hasta el final. Los besos ya recorren los costados de tu ropa interior, en ese lugar tan sensible, la lengua inquieta recorre por sobre tu tanga a lo largo de su extensión, ejerciendo presión sobre tus labios y clítoris. Un suspiro se escapa de tu boca y te mordes el dedo que allí continúa. Los besos y lamidas no se detienen, por sobre tu ropa interior. La boca se despega y una mano toma su lugar, dedos inquietos ahora te recorren, tus labios se marcan sobre la tela diminuta, labios hinchados y sedientos de placer, la presión ejercida logra que la tela se introduzca entre los pliegues de tu sexo, las caricias continúan y una de tus manos toma la prenda tirando de ella, como deseando que te penetre, esto hace que mas tela se introduzca. Con los ojos cerrados en tu cara se dibuja el placer, la leve luz que entra en tu habitación resalta tus gestos. Los labios vuelven al ataque lamiendo los labios que escapan de la ropa interior, ese contacto provoca que tu cuerpo se contornee suavemente. Tu mano separa tu tanga de tu sexo, dejándola a su merced, invitando a devorarla, labios gruesos y brillantes, la humedad es total, estas mojada, excitada y deseosa. La boca no se hace esperar, la lengua en toda su extensión recorre tus labios, desde su comienzo hasta el clítoris, duro, desafiante, tu gusto es exquisito, es sabor a lujuria, sexo y deseo. La lengua inquieta no deja de recorrerte, hurgando cada pliegue, saboreando tu clítoris, introduciendo en tu sexo como si fuera un pequeño pene, los besos no se detienen, las lamidas tampoco, labios y clítoris succionados, mordidos. Tu clítoris atrapado entre sus dientes, dándole pequeñas mordidas de placer, excitándote. La dedicación es total, tu respiración se agita, denotando que el camino es el correcto, besos, lamidas, caricias, no se detienen en tu sexo que cada vez se moja más y más. Tus manos presionan su cabeza, como marcando que de ahí no salga, que sr introduzca mas y que no me detenga. Sus caricias aumentan de velocidad, tus caderas se agitan, sentís llegar el placer, esa inminente explosión, te entregas entera, estas en la cima del placer, sintiendo desde tus entrañas como llega el clímax, su boca no se aparta y continua, tu espalda se arquea y un grito de placer se escapa de tu boca, tu cuerpo tieso se desploma sobre las sábanas y sentis como emanan tus jugos recorriendo tu entrepierna, una sonrisa en tu rostro.... Abris los ojos, tus manos aún se mueven lentamente sobre tu sexo, mojados, húmedos... Notas que estas sola, que no está allí, que solamente te visito en sueños para llevarte al placer... Sonríes, te acomodas tu tanguita y te dispones nuevamente para continuar la noche en los brazos de Morfeo....
2 comentarios - Entre sueños...